martes, 25 de mayo de 2010

PLUS ULTRA

Imagina que estás frente a una gran escalera.
Junto a ti está esa persona tan importante para ti
y estáis cogidos fuertemente de la mano...
Como estáis en el mismo nivel, la cosa va de lujo.
Pero tú te mueves y subes un escalón,
mientras esa persona prefiere
mantenerse en el nivel inicial...
No hay problema, es fácil aún
estar cogidos de las mano.
Pero subes un escalón más
y esa persona se niega a hacerlo.
Ahí las manos ya empiezan a estirarse;
ya es una posición incómoda...
Subes un escalón más y la tensión aumenta.
Para nada es disfrutable la unión.
Seintes que esa persona frena tu avance.
Mas como quieres que esa persona suba,
como no quieres perderla...

Desafortunadamente para esa persona
no es el momento de subir de nivel,
y se mantiene en su posición inicial.
Pero tu subes un escalón más y ya ahí
sí... es muy difícil mantenerse unidos.
Esa situación te duele y luchas
contra tu deseo de que esa persona suba,
de no perderla, pero tú ya no puedes
ni quieres bajar de nivel...

En un nuevo movimiento hacia arriba,
viene lo inevitable y se sueltan las manos.
Si quieres puedes quedarte llorar y patalear
tratando de convencerla para que te siga...
Puedes incluso ir contra todo tu ser
y bajar tú de nivel con tal de no perderla.
Pero después de la ruptura en el lazo,
ya nada es igual. Así que...
por más doloroso y difícil que sea,
entiendes que no puedes con esa situación.
No queda más que seguir avanzando y esperar
que algún día volváis a estar en el mismo nivel.

Pero esta historia a veces no sucede así.
Muchas veces, la parte católica abdica,
cede, dimite del camino de crecimiento interior
y detiene ese avance, y pierde tantas cosas...
Muchas veces las cosas ocurren así. Por eso
hay que recordar que el crecimiento personal
es eso, personal, individual, no en grupo.
Y ESO que te impulsa a ser mejor persona
también te lleva al riesgo de diferenciarte
e incluso de pedirte que hagas renuncias...
Y eso duele... Claro que sí. Y a veces mucho.

Sin embargo, en esos nuevos niveles
vas encontrándote con otras personas
mucho más afines a ti, que siguen tu movimiento
y avanzan y siguen ascendiéndo cada vez más alto.
En esos niveles ya no hay dolor, ni apego, ni sufrimiento.
Simplemente hay amor, comprensión y respeto absoluto.

Me costó mucho soltarme... Tras la ruptura
seguía volviendo para atrás, esperando un milagro.
Y es verdad que el milagro sucedió. Pero
no de la manera en que yo hubiera supuesto.
Apareció bajo otro nombre, otra actividad...
Creí que había perdido una parte de mi vida
pero en realidad gané una nueva vida...
Perdí el tormento y ahora tengo el disfrute pleno.
Perdí lo malo y ahora tengo lo excelente
en donde me siento realizado y con futuro.
Perdí el disgusto y ahora tengo el gozo.
Perdí un amor que creí que me amaba...
ahora tengo, un Amor que ni siquiera podía soñar.


Para ir al TODO hay que dejarlo todo. Una cosa es
el oro fino y otra cosa son las baratijas...
Deja lo mediocre y lo barato. Prepárate para lo Bueno.
Canta y camina. Sigue avanzando y confía. ¡Plus ultra!

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