martes, 28 de febrero de 2023

Aplicación de la eutanasia en enfermos con depresión, el rostro siniestro de una práctica inaceptable

 Al hilo de la noticia que conocimos en el año 2022 sobre la muerte por eutanasia de la joven belga Shanti DeConte, que sobrevivió a los atentados del aeropuerto de Bruselas y entró en una depresión, retomamos nuestra reflexión sobre uno de los rostros más siniestros de esta práctica inaceptable.

Como se sabe, la joven de 23 años recibió la eutanasia el 7 de mayo de 2022 y falleció acompañada por su familia. El hecho de que fuera tan joven y de que no padeciera ninguna enfermedad física generó una gran controversia.

Seis años antes, el 22 de marzo de 2016, ocurrió un suceso que la traumatizó hasta el extremo de terminar solicitando la eutanasia. Se encontraba en el aeropuerto de Bruselas a punto de partir de viaje junto a sus compañeros de colegio cuando sufrió un atentado. Unos terroristas detonaron dos bombas que acabaron con la vida de 16 personas y aunque ella no resultó herida quedó traumatizada para siempre.

No era la primera vez que sufría serios problemas psicológicos, ya que con anterioridad había estado ingresada en un centro psiquiátrico, pero el atentado acentuó su frágil salud mental.

Unas semanas después del atentado, Shanti fue internada en un hospital psiquiátrico de Amberes, en el que ya había sido ingresada con anterioridad, y donde en 2018 fue víctima de un intento de agresión sexual por parte de otro paciente. Esto agravó su enfermedad y le llevó a intentar suicidarse.

Según ella misma decía en las redes sociales tomaba hasta 11 antidepresivos cada día: “Con toda la medicación que estoy tomando, me siento como un fantasma que ya no siente nada. Quizás haya otras soluciones además de los medicamentos”.

En el año 2020 volvió a intentar suicidarse. Mientras que su estado empeoraba la medicación que tomaba era cada vez mayor.

Sus cinco mejores amigas, que también estaban en el aeropuerto cuando tuvo lugar el atentado y tuvieron problemas para sobreponerse a la tragedia, participaron en una “Semana terapéutica”. Este proyecto, organizado por Myriam Vermandel, ofrecía atención médica y terapéutica a las víctimas de los atentados de Bruselas.  Aunque sus amigas asistieron, Shanti DeCorte declinó la invitación y se puso en contacto con una asociación que defendía el “derecho a morir con dignidad”.

En abril de 2022 presentó una solicitud de eutanasia por “padecimientos psiquiátricos irrevocables”, que fue aprobada por dos psiquiatras. Y finalmente en mayo de ese mismo año recibió la eutanasia y falleció.

En Bélgica, la eutanasia es legal siempre que la solicitud sea voluntaria, considerada, repetida y por escrito. El paciente debe estar en una situación de sufrimiento mental y físico insuperable, resultado de una enfermedad incurable. En 2021 solo un 1.9% de las peticiones de eutanasia en Bélgica fueron de personas con problemas mentales.

Otros precedentes

Previamente, hemos incidido en el Observatorio de Bioética sobre la tendencia que se constata en los países en los que se legalizan las practicas eutanásicas hacia una mayor tolerancia a la hora de incluir como candidatos a la eutanasia a pacientes no afectados con enfermedades terminales ni incurables, como es el caso de las enfermedades mentales.

La aplicación de eutanasia a pacientes con depresión o aquejados de estrés postraumático, como este caso, pone de manifiesto, una vez más, el rostro siniestro de esta práctica: Lejos de asistir a pacientes psiquiátricos para tratar de revertir su enfermedad, o al menos paliarla, se opta por eliminar al enfermo en lugar de tratar de curarlo. Este tipo de prácticas ponen de manifiesto que la eutanasia no es en realidad un acto médico porque se basa en omitir la atención y el cuidado que el paciente que sufre, terminal o no, demanda.

La extensión de la eutanasia a niños incapaces para admitir un consentimiento informado supone un atentado contra la libertad y la dignidad de la persona injustificable en todo caso.

lunes, 27 de febrero de 2023

sábado, 25 de febrero de 2023

SESIÓN DE CINE

Herodes El Rey cruel
Los ultimos dias de pompeya - 1959

miércoles, 22 de febrero de 2023

genes y rasgos

 Desde el color de nuestros ojos hasta nuestras probabilidades de desarrollar cáncer, todos estamos moldeados por el legado genético de nuestros antepasados. Pero un nuevo estudio en ratones proporciona la evidencia más clara hasta el momento de que los rasgos adquiridos pueden transmitirse de una generación a la siguiente en mamíferos sin cambios en el ADN, desafiando siglos de dogma evolutivo y planteando nuevas preguntas sobre los factores que afectan nuestra salud.

El estudio, publicado en la revista Cell, ha sido desarrollado por un equipo de científicos del Instituto Salk de La Jolla, California. Sus hallazgos brindan más apoyo para el campo de rápido crecimiento de la epigenética transgeneracional: el estudio de los rasgos que pasan de una generación a la siguiente sin estar inscritos en nuestro genoma.

El estudio y sus implicaciones

Así, los científicos crearon ratones que eran obesos o tenían colesterol alto, no modificando el genoma de los animales, sino haciendo pequeñas modificaciones de las moléculas que se sitúan sobre los genes (esto es la epigenética), lo que provocaba que los genes se silenciaran. Es decir, se inactivaron dos genes relacionados con la obesidad y el colesterol alto sin modificar su secuencia genética, sino solo modificando sus marcas epigenéticas. Pero lo sorprendente no es esto, que ya es posible desde hace tiempo, sino que observaron que tanto estas modificaciones epigenéticas como sus efectos metabólicos se transmitieron durante al menos tres a seis generaciones, algo que los científicos supusieron alguna vez que era imposible.

No está claro si esa herencia también ocurre en las personas, a pesar de los primeros indicios que sugieren que es plausible. El estudio de los efectos intergeneracionales lleva inherentemente mucho tiempo, por lo que la mejor evidencia actual en mamíferos proviene de estudios con animales. Pero estos estudios plantean la posibilidad de que nuestra salud pueda estar moldeada en parte por lo que les sucedió a nuestros ancestros lejanos durante su vida (lo que comieron, bebieron y respiraron) y que podríamos tener un impacto similar en nuestros descendientes.

“Podría contribuir, por ejemplo, a la susceptibilidad hereditaria al cáncer, la obesidad y otros riesgos de enfermedades”, afirma Juan Carlos Izpisúa Belmonte, autor principal del estudio. «El conocimiento obtenido de nuestra investigación puede ser útil para aumentar las herramientas de diagnóstico de enfermedades, estimar el riesgo de enfermedades o prevenir enfermedades humanas hereditarias».

La epigenética transgeneracional y la controversia sobre la evolución

La epigenética transgeneracional es un campo joven basado en una idea antigua que una vez fue ampliamente aceptada, luego considerada ridícula y que ahora ha cobrado nueva vida: que los rasgos adquiridos se pueden transmitir a la siguiente generación. El defensor más conocido de esta hipótesis fue el naturalista francés del siglo XIX Jean-Baptiste Lamarck, quien reflexionó que las jirafas desarrollaron sus cuellos distintivos al esforzarse para alcanzar ramas altas, lo que provocó que cada generación creciera cuellos ligeramente más largos.

Esa idea pronto fue desacreditada. Gregor Mendel, un monje austríaco aficionado a cultivar guisantes, descubrió que rasgos como la altura, la forma de la vaina y el color de la flor dependían de «características invisibles» que las plantas heredaban y transmitían, y que estas características heredadas no cambiaban por el entorno. El eventual descubrimiento de ADN y genes reforzó esos hallazgos.

Memoria epigenética

Pero en 2005, un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Washington notó algo que no cuadraba. Un investigador postdoctoral descubrió que las ratas macho cuyas tatarabuelas habían sido inyectadas con metoxicloro y vinclozolina, pesticidas comunes, eran infértiles. Eso podría haberse explicado por un cambio genético en estos descendientes, pero no hubo signos de mutaciones en estos ratones. Los investigadores publicaron los hallazgos en la revista Science. Otros equipos han informado efectos similares del DDT, el combustible para aviones y una lista cada vez mayor de productos químicos, todo ello sin cambios en el ADN. En cambio, lo que han encontrado son los llamados cambios epigenéticos, modificaciones químicas que controlan qué genes se activan o desactivan.

En el estudio que aquí comentamos se adoptó un enfoque más controlado para examinar este patrón de herencia. Los investigadores plantaron cambios epigenéticos precisos cerca de dos genes asociados con la obesidad y el colesterol alto, Ankrd26 y Ldlr. Para ello, los científicos manipularon células madre embrionarias para desencadenar una modificación química conocida como metilación en las regiones del ADN que controlan la activación de ambos genes. La metilación silencia los genes. Si el ADN es el libro de la vida, las marcas de metilación son notas en los márgenes que le indican que se salte un párrafo. Y los investigadores encontraron que los ratones machos y hembras transmitieron estas marcas silenciadoras durante hasta seis generaciones. Estos cambios también tuvieron claros efectos metabólicos. Los animales con Ankrd26 silenciado eran constantemente obesos y tenían niveles más altos de leptina, una hormona supresora del apetito que aumenta durante la obesidad para contrarrestar el aumento de la grasa corporal. Y los ratones con Ldlr silenciada tenían colesterol alto.

Este es un paso muy significativo, para demostrar que hay algo de memoria epigenética y que las células son capaces de identificar aquellas regiones que fueron metiladas en el pasado y que pueden volver a metilarse más adelante”, explica Raquel Chamorro-Garcia, especialista en epigenética transgeneracional en la Universidad de California, Santa Cruz, que no participó en el estudio. Exactamente cómo resurgen las modificaciones, y por qué se debilitan después de varias generaciones, sigue siendo una pregunta que los investigadores no entienden completamente.

No obstante, todavía es pronto para reformular las teorías evolutivas actualmente aceptadas. “El problema es saber si este tipo de modificaciones «experimentales», por tanto dirigidas, ocurren en la naturaleza. Es decir, conocer la incidencia y frecuencia de aparición y su valor como mecanismo de modificación con efecto evolutivo, teniendo en cuenta que en cualquier caso no cambian los genes en sus secuencias de ADN, y las modificaciones epigenéticas son reversibles”, explica sobre el tema el Dr. Nicolás Jouve, catedrático emérito de genética de la Universidad de Alcalá de Henares. “Esto no debe servir para pensar en que el ambiente modifica el genoma y permite una interpretación lamarckiana de la evolución.  En ningún caso las mutaciones (en este caso epimutaciones) son preadaptativas. Si realmente hay una epigenética transgeneracional y las epimutaciones producen efectos en la expresión de los genes de los mamíferos luego habrán de pasar por el filtro de la selección natural, o su permanencia tras mecanismos de deriva genética. Si las alteraciones son buenas se seleccionarán a favor y se mantendrán, y si no lo son se perderán, y esto, no se demuestra en el trabajo de Belmonte, y por tanto ni invalida la acertada teoría de la selección natural de Darwin, ni avala la teoría de Lamarck sobre la acción del ambiente como modelador de los caracteres adquiridos”.

Implicaciones éticas

Estos descubrimientos en epigenética transgeneracional tienen implicaciones de interés ético en relación con la edición genética, es decir, la modificación del genoma con fines terapéuticos. Así, se consideraba que modular la expresión de los genes mediante la alteración de los patrones epigenéticos era más seguro que la modificación de la secuencia genética y en ningún caso se ha relacionado con la edición genética germinal, que es la forma más controvertida de edición genética por implicar la transmisión de los cambios genéticos a la descendencia, entre otras cosas. No obstante, los nuevos hallazgos nos llevan a replantearnos el concepto de modificación genética germinal y será necesario seguir los avances en el campo de la epigenética transgeneracional desde la bioética a la hora de evaluar las intervenciones terapéuticas que se planteen sobre el ser humano y que impliquen una modificación epigenética.

Fuente: https://www.statnews.com/2023/02/07/epigenetics-obesity-mouse-study/

Lucía Gómez Tatay. Observatorio de Bioética. Instituto Ciencias de la Vida . Universidad Católica de Valencia

martes, 21 de febrero de 2023

lunes, 20 de febrero de 2023

noticias bioética

 El Senado francés aprueba que el aborto es una libertad de la muje

El 1 de febrero de 2023, el Senado de la República de Francia aprobó una modificación de su Constitución por 166 votos a favor y 152 votos en contra.

La propuesta de modificación original de la Constitución Francesa que se llevaba a debate y votación consistía en añadir un nuevo artículo 66.2 ubicado en el Título VIII “De la Autoridad judicial” que pusiera “La ley garantiza la efectividad y el acceso en condiciones de igualdad al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”. Nuevo artículo en donde, por su tenor literal, se consagraba al aborto como un derecho.

Ante la propuesta original, por parte del cuestor del Senado, Phiippe Bas, se presentó una enmienda transaccional bajo una redacción diferente consistente en añadir un nuevo párrafo al artículo 34 ubicado en el Título V de la Constitución Francesa “De las relaciones entre el Parlamento y el Gobierno” indicando que: “La ley determina las condiciones en que se ejerce la libertad de la mujer para interrumpir su embarazo”.

Propuesta que, sorprendentemente, convenció a parte de su partido y a otros hasta conseguir la mayoría suficiente para su aprobación.

La diferencia existente entre la propuesta original y la enmienda finalmente aprobada es abismal, puesto que sustituye el término “derecho” por “libertad” con las consecuencias jurídicas que conlleva. Ambos términos coinciden en que se trata de una libertad para hacer, pero se diferencian en que un derecho implica la posibilidad de limitar las libertades de los demás pudiendo obligarles a hacer, dar o no hacer alguna cosa. En otras palabras, todo derecho conlleva un correlativo deber por parte de terceros.

¿Hasta donde limitar el esfuerzo terapéutico en niños?


Nos hacemos eco de un artículo recientemente publicado titulado “La muerte de los niños. Debates éticos en torno a la limitación del esfuerzo terapéutico”.

Los autores del trabajo insisten en que habría que limitar la aplicación de tratamientos agresivos que no mejoren su salud en pacientes con enfermedades terminales, y evitar prolongar en exceso la fase terminal de una enfermedad para no prolongar innecesariamente la agonía.

Apelan a la necesidad de aplicar convenientemente la “Limitación del Esfuerzo Terapéutico” (LET), consistente en retirar oportunamente tratamientos y medidas de soporte vital o no iniciarlos, en pacientes con enfermedades graves e incurables, si estas intervenciones no conducen a una mejoría en el proceso, para no provocar un sufrimiento innecesario y evitable.

En el caso de niños con enfermedades terminales, la decisión sobre aplicar o no tratamientos o limitar el esfuerzo terapéutico es, en primer lugar, de los padres o tutores. En ocasiones se producen situaciones difíciles, pues los padres no siempre aceptan las decisiones de los médicos, lo que imposibilita una toma de decisiones consensuada. Por ello, es necesario que existan protocolos sobre cómo actuar en estos casos.

Medidas de soporte vital

Otro concepto a tener en cuenta es el del manejo de las medidas de soporte vital, destinadas a mantener las funciones vitales de la persona.

En el trabajo que comentamos se proponen varios términos para referirse a retirar o no iniciar las medidas de soporte vital, como “limitación de soporte vital” o “adecuación terapéutica” en lugar de “limitación del esfuerzo terapéutico”, ya que el esfuerzo terapéutico nunca debe interrumpirse. En ocasiones se opta por el “intento terapéutico limitado en el tiempo” (ITLT), que es comenzar una terapia con la opción de retirarla posteriormente si se comprueba su futilidad.

En el caso de los tratamientos en fases muy avanzadas de niños gravemente enfermos, el afán por mantenerlos vivos puede dar lugar a la denominada “obstinación terapéutica”, entendida como la insistencia en aplicar medidas desproporcionadas, carentes de beneficios para el paciente y causantes de sufrimientos adicionales que podrían evitarse. Habría que aplicar tratamientos proporcionados a la situación del paciente y respetando siempre su dignidad como persona vulnerable.

Debe matizarse, según los autores, que el objetivo de la LET es aliviar el sufrimiento del paciente, no acelerar su muerte y se aplica en base a dos criterios: el mal pronóstico vital y la mala calidad de vida.

La toma de decisiones sanitarias con relación al final de la vida resulta más complicada ante menores cercanos a la agonía, por lo que los autores proponen que los Cuidados Paliativos Pediátricos no se centren en qué hacer cuando los niños se acercan a la muerte, sino en pensar qué necesitan mientras viven.

Proponen utilizar cuerpos de mujeres en muerte cerebral para la gestación subrogada

Un artículo recientemente publicado en en el portal de bioética Bioedge propone utilizar los cuerpos de mujeres en muerte cerebral para gestar hijos por maternidad subrogada. Los bebés serían para parejas sin hijos.

El trabajo se basa en el trabajo de Anna Smajdor, de la Universidad de Oslo, que en la revista Theoretical Medicine and Bioethics desarrolla el concepto de “donación gestacional de cuerpo entero” para pacientes con muerte cerebral. Smajdor argumentaba que “estas mujeres podrían ser buenos sustitutos gestacionales”, decía el texto de Epicrisis. “Es sorprendente que nadie haya discutido esto antes. ¿Qué pasa con todos esos cadáveres de mujeres con muerte cerebral que permanecen en camas de hospitales? ¿Por qué sus úteros deberían desperdiciarse?”, se preguntaba la autora del trabajo.

Importantes inconvenientes bioéticos 

Pretender utilizar a una mujer en muerte cerebral para una gestación, expone el rostro más siniestro de la gestación subrogada: la absoluta instrumentalización de la gestante y el desprecio a los derechos del niño gestado.

Como hemos comentado en informes del Observatorio de Bioética, esta práctica conlleva graves inconvenientes bioéticos que atañen tanto a la mujer gestante como al bebé y conviene conocerlos. (ver AQUÍ).





domingo, 19 de febrero de 2023

¿Qué es eso del género?

Solo se es persona masculina o persona femenina. Siempre fue así, cuando oíamos la palabra género, lo primero que venía a nuestra mente era la idea de un tipo de tela, de vida, etc. y, sobre todo, se utilizaba como una categoría gramatical que incluye: masculino, femenino, neutro, epiceno, común y ambiguo. Pero nunca se utilizó para referirse a los modos de sentir la sexualidad, ya que en nuestra cultura occidental se considera que hay solamente dos modos de ser persona: persona masculina (hombre) y persona femenina (mujer). El significado de las palabras depende del uso que se les dé en el lenguaje común. La finalidad de este escrito es dar a conocer cómo se ha ido desarrollando el uso incorrecto del término «género» (en adelante entre comillas) como categoría de la sexualidad.

El primer paso hacia el concepto de «género», en la acepción comentada, lo dio Simone de Beauvoir (existencialista), quien en una de sus obras, «El segundo sexo», propuso la idea de que ser mujer es un concepto socialmente construido, cultural, y lo resumió en la famosa frase: «La mujer no nace, llega una a serlo». Según esta forma de pensar, propio del existencialismo radical, el ser humano no es nada más que aquello que él hace de sí mismo.

En los años 60 dos autores formados en el psicoanálisis y en el marxismo occidental (no leninista), pertenecientes a la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm y Herbert Marcuse, se convirtieron en los verdaderos inspiradores de la juventud universitaria del mundo occidental y del mayo francés. Aunque el momento álgido de su pensamiento ha pasado, sus ideas sobre la liberación sexual y religiosa forman parte de la cosmovisión de grandes sectores de la sociedad actual. Fueron los que más influyeron para crear la idea de que la libertad consiste en actuar según el criterio propio sin normas externas –para ellos imposiciones–. Desde entonces, la libertad de elección («pro choice») se ha convertido en el fundamento de la ética posmoderna.

En los años 70 apareció en Estados Unidos un movimiento feminista de corte marxista que consideró que la gran injusticia que sufre la mujer es estar sometida a ser madre. Según esta teoría, la heterosexualidad (considerar que lo normal es ser hombre o mujer), es el pilar fundamental que perpetúa la institución familiar, y la familia es lo que mantiene al sistema capitalista. Por lo tanto, lo que hay que combatir es la heterosexualidad y la familia.

La primera persona que utilizó el término «género» para designar el sentimiento que se tiene de ser chico o chica, independientemente de la constitución cromosómica y biológica, fue el doctor Money. La oportunidad de demostrar su teoría, elaborada en los años 50 del siglo pasado, se le presentó cuando los padres de un niño que sufrió una amputación de pene por una infección, le consultaron para saber cómo tenían que actuar. Money, que era psiquiatra, les aconsejó que educaran al niño como una niña, ya que, según su teoría, el comportamiento sexual es algo cultural: si lo educaban como niña iría adquiriendo los sentimientos y las inclinaciones sexuales de niña. Este niño, tras sufrir una atención medicoquirúrgica y psicológica antinatural, terminó suicidándose. El relato se describe con detalle en el libro titulado «El libro negro de la nueva izquierda».
El movimiento feminista contribuyó a utilizar el término «género» para referirse a los diferentes tipos de inclinación sexual. Y como el tipo de sexualidad es algo adquirido por la educación y la cultura, según ellos, estas inclinaciones sexuales no tienen nada que ver con el sexo biológico, con el cuerpo de una persona. De tal manera que el término «género» adquiere con ese criterio una nueva acepción y le confiere la misma categoría ontológica (modos de ser persona) que el ser hombre o ser mujer. Hasta el momento se han descrito 82 tipos de «género»: gay (G), lesbiana (L), transexual (T), bisexual (B), Intersexual (I), etc., formando así el acrónimo LGTBI.


Judith Butler

El feminismo radical vino a través de Judith Butler, en los años 90, con la teoría «queer» (Q), que se basa en que cada uno puede ser lo que desee en el terreno de la sexualidad. El primer paso en este proceso, según esta autora, consiste en deconstruir filosóficamente las identidades sexuales –nada hay fijo– incluso la categoría mujer, de tal manera que el «género» se convierte en algo que fabricamos continuamente. Así se completa el acrónimo LGTBIQ+. En resumen, se trata de aplicar al feminismo el pensamiento posmoderno que aprendió de Derrida. Afortunadamente varias feministas de la primera generación como Victoria Camps, Lidia Falcón y Amelia Valcárcel han salido al paso para hacer frente a la ideología «queer» porque va en contra de la mujer.
Muchos desconocíamos que el impulso de la ideología de «género» se estaba realizado desde instituciones supranacionales como la ONU y la UE. La conferencia de Pekín (1995) mundializó la ideología de «género», obligando a los países a implantarla a cambio de las subvenciones que reciben. Un ejemplo: al recibir a Obama, el presidente de Kenia le solicitó públicamente que la ONU y EE.UU. dejaran de presionar a su país con la ideología de «género» como condición para poder recibir las ayudas correspondientes. Además, los grupos de presión del feminismo radical están financiados, según Amelia Valcárcel, por famosos multimillonarios a través de sus fundaciones. Información que puede comprobarse en el libro de Carlos Astiz titulado «Bill Gates reset».
Esta nueva ética mundial y la visión antropológica que se impulsan desde la ONU contrasta con la ética médica. Uno de los principios que rigen la medicina clínica es el respeto a la persona, al enfermo, porque su dignidad es intrínseca, no depende de su inclinación sexual (homosexual o heterosexual), su raza, o su religión. Este es el principio que garantiza el respeto y la convivencia pacifica en una sociedad democrática.
La ideología de género con su base existencialista, marxista y posmoderna, rompe la unicidad de la persona que defendían los filósofos de la segunda generación de la escuela de Ortega y Gasset que resumían en una frase: «yo no tengo cuerpo, soy corpóreo» (monismo antropológico). Y, por lo tanto, esta inseparabilidad del cuerpo en la identificación de una persona como individuo concreto conduce a estos filósofos a considerar que solamente hay dos modos ser persona: persona masculina y persona femenina.

Pero la ideología de «género», al no considerar el cuerpo como imprescindible en el modo de ser persona, solo considera importante el componente no biológico (dualismo antropológico): la inteligencia, los sentimientos, la voluntad…, que es lo que le hace sentir su sexualidad, y que por ser algo cultural (la persona es un ser cultural, se dice en la ley de educación española), le da derecho a elegir entre los 82 modos sexuales de ser persona, que llaman «género».

Por todo ello, me niego a utilizar, y aconsejo no utilizar, el término «género» como sinónimo de sexo o inclinación sexual, porque en dicho término se infiltra la ideología de «género» como caballo de Troya para manipular nuestras mentes. Porque la ideología de «género» lo que pretende es imponer por ley que nadie pueda oponerse a esa visión filosófica que justifica la autodeterminación de ser 82 tipos de personas, o más. Este es el argumento que está en la base de la ley Trans y de las leyes, mal llamadas de «género», que siguen vigentes en algunas comunidades autónomas. A pesar de todo lo dicho, y sabido, España sigue dormida. Según una encuesta reciente ocho de cada diez encuestados reconoce sin ambages que «prefiere seguir a la mayoría, aunque no esté de acuerdo, por temor a ser marginado».

Ángel Jiménez Lacave, Oncólogo

 

sábado, 18 de febrero de 2023

objeciones bioéticas al uso de CRISPR para reparar corazones infartados

Los experimentos del grupo de Olson son importantes desde el punto de vista básico, por cuanto demuestran la relación entre el daño producido por isquemia-reperfusión y la oxidación de la CaMKIIδ. Por otro lado, abren la puerta a posibles aplicaciones terapéuticas, ya que como dicen los autores, sería posible, tras un infarto, suministrar los componentes que consiguen la edición de la enzima a través del mismo catéter que se emplea habitualmente para la angiografía y revascularización de la arteria coronaria obstruida.


El pasado 13 de enero la prestigiosa revista Science, de la American Association for the Advancement of Science, publicó un artículo realizado por investigadores de las Universidades de Texas (U.S.A.) y Ratisbona (Alemania) y dirigido por el Prof. Eric Olson, en el que describían la utilización de la edición génica por el sistema CRISPR-Cas9 para disminuir los daños causados por el fenómeno denominado isquemia-reperfusión y concluían que potencialmente se podía considerar como una posibilidad terapéutica en enfermedades cardiacas.

Un infarto de miocardio se produce por el cese de flujo sanguíneo (isquemia) por oclusión de alguna de las arterias coronarias. Como consecuencia, disminuye o se anula el aporte de oxígeno a las células del miocardio, que pueden llegar a morir (necrosis) si la isquemia es prolongada. La rápida restauración del flujo sanguíneo (reperfusión) es imprescindible para minimizar la necrosis, pero en muchos casos, paradójicamente, la reperfusión tiene efectos nocivos y adelanta la necrosis; suele hablarse en estos casos de daño miocárdico por isquemia-reperfusión.

El CRISPR-Cas9 es un método de edición del material genético, es decir, de cambiar a voluntad la secuencia de nucleótidos en el DNA, desarrollado a partir de los descubrimientos del Profesor Francisco Juan Martínez Mojica, de la Universidad de Alicante. En la última década del siglo pasado descubrió un sistema de protección frente a virus que utilizan muchas bacterias, que denominó CRISPR, por las iniciales de la descripción del sistema en lengua inglesa. En esencia, el CRISPR implica el corte específico del DNA vírico que haya podido infectar la bacteria. Posteriormente, Doudna y Charpentier adaptaron el método CRISPR a la edición del DNA de organismos superiores, por lo que obtuvieron el premio Nobel de Química en 2020 y el método pasó a denominarse ordinariamente CRISPR-Cas9. Más recientemente el método se ha adaptado para sustituir únicamente un nucleótido del DNA. Este es el sistema que han empleado los investigadores de Texas y Ratisbona para modificar el DNA, de modo que cambien dos aminoácidos de la enzima denominada CaMKIIδ. Esta enzima es fundamental en la regulación del metabolismo cardiaco, pero cuando se activa excesivamente produce graves alteraciones en el corazón, que incluyen el daño por isquemia-reperfusión. La actividad de la enzima se dispara por la oxidación de dos residuos del aminoácido metionina, que son precisamente los dos que ha cambiado el equipo de Olson. La enzima así cambiada sigue desempeñando su función natural, pero se evita que su actividad aumente anormalmente, con el consiguiente beneficio para el corazón.

¿En qué consiste la aportación del grupo de Olson?

Quizá primero sea necesario responder a la pregunta: ¿cómo se han llevado a cabo los experimentos descritos en Science? Fundamentalmente, los investigadores han realizado dos tipos de experimentos tras conseguir la sustitución de las dos metioninas de CaMKIIδ mediante CRISPR-Cas9. En el primero, in vitro, consiguieron obtener cardiomiocitos humanos a partir de células pluripotentes inducidas (células iPSC), mediante un procedimiento basado en el que usó Shinya Yamanaka ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2012. En algunos cardiomiocitos iPSC se utilizó el proceso de edición para sustituir las metioninas de la CaMKIIδ y en otros se mantuvo la enzima nativa. Cuando los cardiomiocitos iPSC se sometían a una simulación de la isquemia-reperfusión, las células con enzima nativa mostraban un gran incremento en la actividad enzimática, mientras que no lo hacían las células con la enzima editada. Extrapolando estos resultados a una posible situación in vivo, se puede predecir que la sustitución de las dos metioninas en la enzima editada evita la hiperactivación de la enzima que provoca daños irreversibles en el miocardio. Para confirmar esta hipótesis, los autores del trabajo, en un segundo tipo de experimentos, utilizaron ratones a los que se indujo artificialmente una isquemia seguida de reperfusión. Tras ello, inyectaron en la zona dañada del corazón una serie de componentes que lograban la edición de la CaMKIIδ o bien una disolución de control, que dejaba la enzima en su estado nativo. En los primeros ratones en los que la enzima editada no se podía oxidar, al cabo de 3 semanas se recuperó la funcionalidad cardiaca al 90%, mientras que en los que no se había editado la enzima, la funcionalidad del corazón seguía reducida al 50%.

Los experimentos del grupo de Olson son importantes desde el punto de vista básico, por cuanto demuestran la relación entre el daño producido por isquemia-reperfusión y la oxidación de la CaMKIIδ. Por otro lado, abren la puerta a posibles aplicaciones terapéuticas, ya que como dicen los autores, sería posible, tras un infarto, suministrar los componentes que consiguen la edición de la enzima a través del mismo catéter que se emplea habitualmente para la angiografía y revascularización de la arteria coronaria obstruida.

Consideraciones bioéticas

El trabajo del grupo de Olson es esencialmente correcto desde un punto de vista ético. La obtención de cardiomiocitos iPSC humanos no tiene ninguna objeción ética, ya que las células iPS, inicialmente descritas por Yamanaka, aunque tienen las propiedades de pluripotencia de las células embrionarias, se obtienen a partir de células adultas, ordinariamente fibroblastos de la piel y, por tanto, no hay que sacrificar embriones como cuando se usan células madre embrionarias. Una única objeción sería el haber usado una línea celular comercial (HEK293) procedente de fetos humanos abortados para los experimentos previos de construcción de los ingredientes necesarios para la edición de la CaMKIIδ, cuando se podían haber utilizado otras líneas celulares.

En cuanto a la potencial aplicación terapéutica, hay que señalar que, si bien los resultados son prometedores, antes de pensar en su utilización clínica es preciso avanzar en muchas cuestiones que los autores reconocen. Por ejemplo, antes de iniciar posibles futuros ensayos clínicos con seres humanos, serán necesarios muchos estudios farmacológicos, comprobar inequívocamente la seguridad del vector empleado para la introducción de los componentes de edición en las células diana del miocardio, estudiar los efectos secundarios a largo plazo en los animales tratados y llevar a cabo ensayos preclínicos con animales mayores y más semejantes a los humanos.

Luis Franco. Miembro de número de la Real Academia de Ciencias de España y de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana. Miembro del Observatorio de Bioética. Instituto Ciencias de la Vida. Universidad Católica de Valencia

viernes, 17 de febrero de 2023

manifiesto ante el pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre el recurso a la ley del aborto

 El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y la Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida (CIVICA) han elaborado un manifiesto ante el pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre el recurso de inconstitucionalidad de la Ley del aborto.

A esta iniciativa se han sumado ya más de un centenar de personalidades. Todo aquel que quiera adherirse, puede hacerlo enviando su nombre completo y entidad o universidad a la que se está adscrito a través del siguiente correo: comunicacion@observatoriobioetica.org

Declaración sobre el anuncio del Tribunal Constitucional de rechazar el recurso de inconstitucionalidad de la “Ley orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”

Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia (UCV)

Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida (CIVICA)

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Antecedentes

El Tribunal Constitucional (TC), en la sentencia 53/1985 a raíz de un recurso interpuesto por el senador D. José María Ruiz Gallardón, comisionado por 54 Diputados de las Cortes Generales sobre la Ley española del aborto de 1985 señaló que “la vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental la vida humana garantizado en el art. 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional”. El art. 15 de la Constitución establece que “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”.

Tras 37 años de aquella sentencia, al poco de su renovación, el TC da marcha atrás, publicando el 9 de febrero de 2023 la Nota Informativa nº 9/2023. Al no obtener el apoyo del Colegio de Magistrados, su presidente, Cándido Conde-Pumpido Tourón ha solicitado a la vicepresidenta Inmaculada Montalbán que proceda a elaborar una nueva resolución que desestime el recurso de inconstitucionalidad.

Este nuevo posicionamiento del TC desprotege totalmente al nasciturus, al considerar que el no nacido no encarna un valor fundamental, el de la vida humana, y que, por tanto, no es titular del derecho a la vida, bien constitucionalmente protegido por el artículo 15 de la CE.

Se promueve así la definitiva consagración de la muerte del embrión o el feto como un derecho de la sociedad en general y de la mujer gestante en particular, incluidas las menores de edad que pueden abortar sin necesidad del permiso parental.

Han sido ya muchos años los que venimos reflexionando y preguntándonos cómo es posible que cuando la Ciencia ha demostrado de manera inapelable que la vida humana comienza en el momento de la fecundación, la civilización occidental se haya ensañado en destruir esa vida en su etapa inicial de desarrollo.

Es una contradicción insalvable desde la perspectiva del Derecho proteger la vida del hombre después del nacimiento y condenarla antes. ¿Cómo se ha llegado a semejante crueldad?

A pesar de su dificultad, lejos de nosotros, de cualquier persona consciente de la dignidad del ser humano, el desánimo o la renuncia a una de las más bellas empresas: la defensa del inocente en su etapa más vulnerable.

Por todo ello, declaramos el siguiente

 

Manifiesto:

  1. La evidencia científica confirma la existencia de una vida humana a partir del momento de la fecundación. Los avances en el conocimiento del desarrollo embrionario no permiten establecer ningún cambio en cuanto a la naturaleza de este ser humano. Como ya se afirmó en el conocido Manifiesto de Madrid de 2009, y recuerda una vez más con argumentos más sólidos: «el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano»; «el embrión (desde la fecundación hasta la octava semana) y el feto (a partir de la octava semana) son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano»; «la naturaleza biológica del embrión y del feto humano es independiente del modo en que se haya originado, bien sea proveniente de una reproducción natural o producto de reproducción asistida»; «un aborto no es sólo la “interrupción voluntaria del embarazo” sino un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana»; «el feto, en el claustro materno no forma parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo».
  2. Negar el derecho a la vida a un ser humano por ser inmaduro supone arrogarse la capacidad de otorgar o retirar la dignidad merecedora de derechos a los individuos más frágiles e indefensos, cuyos precedentes históricos han resultado devastadores en todo caso. Frente al «todos tienen derecho a la vida», el derecho a la vida ya no es para “todos”, sino solo para los nacidos. Se da paso así, a una desigualdad y/o discriminación entre vidas humanas que merecen o no ser protegidas.
  3. El fin del aborto es terminar con la vida del ser humano en sus etapas iniciales de desarrollo. Abortar es más que torturar o tratar a alguien de forma inhumana o degradante. Abortar es matar. Constituye un atentado contra la vida del nasciturus y la salud de su madre, como evidencian numerosos trabajos científicos. Por lo tanto, no puede afirmarse que el aborto contribuya a la salud en ningún caso de ninguno de los implicados, ni puede justificarse en nombre de la libertad de la mujer, que no puede disponer de la vida de su hijo.
  4. Considerar el aborto como un derecho de la mujer constituye una perversión: negar el derecho a la vida de algunos para afirmar el derecho de otros a extinguirla supone un grave atentado contra la dignidad humana.
  5. No facilitar a las mujeres que experimentan un embarazo no deseado toda la información relativa a la naturaleza del aborto y sus consecuencias, así como de las alternativas que le permitan continuar con la gestación, es atentar contra su autonomía y su capacidad de decisión libre.
  6. Debe recordarse que nosotros mismos, en un momento dado de nuestra existencia, no tuvimos voz; y algunos, dentro de un tiempo, nos volveremos a quedar sin ella, y para subsistir tendremos que asirnos a la compasión de quien quiera compadecerse de nuestra frágil situación. «La calidad de una civilización se mide por el respeto que le profesa al más débil de sus miembros». (Jérôme Lejeune)

Firmantes:

  1. Dr. Julio Tudela, Director del Observatorio de Bioética Universidad Católica de Valencia
  2. Dr. Nicolas Jouve de la Barreda, Catedrático Emérito de Genética Universidad de Alcalá
  3. Dr. José Manuel Pagán, Rector de la Universidad Católica de Valencia
  4. Dr. Ginés Marco Perles, Decano de Filosofía Universidad Católica de Valencia
  5. Dr. David Vicente Guillem-Tatay Pérez, Universidad Católica de Valencia
  6. Dra. Mª del Rosario Sáez Yuguero, Rectora de la Universidad Católica de Ávila
  7. Dra. Mónica López Barahona, Presidenta de la Fundación Jerome Lejeune España
  8. Dr. Alfredo Marcos Martínez, Catedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Valladolid
  9. Dra. Beatriz de Ancos Morales, Vicerrectora de Estudiantes y Acción Social Universidad Católica de Valencia
  10. Dr. Agustín Domingo Moratalla, Catedrático de Filosofía Moral y Política, Universidad de Valencia
  11. Dra. Asunción Gandía Balaguer, Ex Rectora de la Universidad Católica de Valencia
  12. Dr. Vicente Bellver Capella, Catedrático de Filosofía del del Derecho, Universidad de Valencia
  13. Dra. Gloria Tomás Garrido, Catedrática Honoraria de Bioética Universidad Católica de Murcia (UCAM)
  14. Dr. Antonio Núñez Ordóñez, Catedrático de la Universidad Politécnica de Las Palmas
  15. Dra. Elena Floristán Imizcoz, Vicerretora de Ordenación Estratégica e Internacional Universidad Católica de Valencia
  16. Dr. Luis Franco Vera, Catedrático emérito de Bioquímica y Biología Molecular, Universidad de Valencia.
  17. Dr. Juan Alfredo Obarrio Moreno, Catedrático de la Universidad de Valencia
  18. Dr. Aquilino Cayuela Cayuela, Catedrático de Filosofía Moral y Política, Universidad Abad Oliba CEU de Barcelona
  19. Joaquín Gutiérrez del Álamo y Gil, Catedrático Emérito de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Madrid
  20. Dr. José Pérez Adán, Catedrático de Sociología, Universidad de Valencia
  21. Dr. Enrique Bonete Perales, Catedrático Filosofía Moral Universidad Pontificia de Salamanca
  22. Dr. José María Vázquez García-Peñuela. Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado
  23. Dr. José Antonio Rodríguez Lallena, Catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad de Almería
  24. Dr. Álvaro Núñez Iglesias, Catedrático de Derecho Universidad de Almería
  25. Dr. Francisco Javier Díez Vegas, Catedrático de Inteligencia Artificial, UNED.
  26. Dr. Javier Ferrer Ortiz, Catedrático de Derecho eclesiástico del Estado, Universidad de Zaragoza.
  27. Ignacio Núñez de Castro, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular (Jubilado), Universidad  de Málaga

  28. Dra. Susana Cubillo Villanueva, Catedrática Universidad Politécnica de Madrid
  29. Dr. Pedro Serna Bermúdez, Catedrático Universidad de La Coruña
  30. Aniceto Masferrer, Catedrático de Historia del Derecho, Universitat de València.
  31. Gregorio Plaza González, Magistrado
  32. Jaime Mayor Oreja, Presidente de One of Us e Impulsor de Neos
  33. Dr. José Manuel Belmonte, Doctor en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo
  34. Dr. Antonio Iturmendi Mac-Lellan, Universidad Francisco de Vitoria
  35. Dra. Aida López Sánchez, Universidad Católica de Ávila
  36. Noemí Javaloyes Doménech, Presidenta de Fcapa Valencia
  37. Manuel Arjonilla Medina. Químico Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
  38. Dr. Jesús Cerrato Merino, Universidad Católica de Ávila
  39. Dr. Fernando Serrano Pelegrí, Universidad CEU Cardenal Herrera
  40. Dra. Sagrario Crespo Garrido, Universidad Francisco de Vitoria
  41. Dr. Miquel Àngel Serra Beltrán, Universitat Pompeu Fabra
  42. Dra. Sara Gallardo González, Universidad Católica de Ávila
  43. Dr. Javier Ignacio Chust, Vicedecano de Pedagogía Universidad Católica de Valencia
  44. Dr. Agustín Losada Pescador, Universidad Francisco de Vitoria
  45. Dra. Maria del Mar Martín García, Universidad de Almería
  46. Dr. José Enrique Bustos Pueche, Universidad de Alcalá
  47. Dr. Emilio García Sánchez, Universidad CEU Cardenal Herrera
  48. Dr. Rafael Fayos Febrer, Universidad CEU Cardenal Herrera
  49. Dr. Carlos Jiménez de Parga Bernal-Quirós, UNED
  50. Dr. Juan Manuel Burgos, Universidad Villanueva
  51. Pablo Siegrist, Director de la Fundación Jerome Lejeune España
  52. Dra. Nieves Gómez, Universidad Villanueva
  53. Dr. Carlos Barrios, Decano de la Facultad de Medicina Universidad Católica de Valencia
  54. Dr. Santiago Leyra Curiá, Universidad Villanueva
  55. Dra. María Teresa Murillo Llorente, Universidad Católica de Valencia
  56. Dra. Rosa María Arregui García, Directora del Centro de Apoyo a la Mujer Embarazada ADEVIDA
  57. Dr. Germán Cerdá Olmedo, Universidad Católica de Valencia
  58. Ana del Pino, coordinadora General Europea Federación One of Us
  59. Dra. Mª Carmen Sanfeliu Alonso, Universidad CEU Cardenal Herrera
  60. Pedro Negro López, Presidente de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio
  61. Gonzalo Babé Romero, Diputado en la Asamblea de Madrid (VOX)
  62. Maria San Gil Noain , impulsora de Neos
  63. Dr. Juan Carlos Valderrama Abenza, Universidad CEU Cardenal Herrera
  64. Dra. María Ester Legidos García, Universidad Católica de Valencia
  65. Dr. Enrique Burguete Miguel, Universidad Católica de Valencia
  66. Inés Guerra Navarro, Junta directiva Adevida
  67. Dr. Marcelino Pérez Bermejo, Universidad Católica de Valencia
  68. Dra. Angela Aparisi Miralles, Universidad de Navarra
  69. Dr. Jacobo Negueruela Avellà, Universidad CEU Cardenal Herrera
  70. Dra. María Lacalle Noriega, Vicerrectora de Profesorado y Ordenación Académica, Universidad Francisco de Vitoria
  71. Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del Colegio de Médicos de Madrid
  72. Dr. Luis Enrique Echarte Alonso, Universidad de Navarra
  73. Manuel Ignacio Ribes García, Observatorio de Bioética, Universidad Católica de Valencia
  74. Dr. Tasio Pérez Salido, Universidad Francisco de Vitoria
  75. Dra. Elena Postigo Solana, Universidad Francisco de Vitoria
  76. Dr. Rogelio Altisent Trota, presidente del Comité de Bioética de Aragón, Universidad de Zaragoza
  77. Dr. Jaime Vilaroig Martín, Universidad Cardenal Herrera CEU
  78. María Fátima García Gómez, Universidad de Ávila
  79. Dra. María de los Ángeles Díaz del Rey, Universidad Católica de Valencia
  80. Eva María Martín García, presidenta de la Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia (ANDOC)
  81. Marta González Román, Presidenta de la Asociación de Farmacéuticos Católicos
  82. Dr. José López Guzmán, Universidad de Navarra
  83. Dr. Javier María Lluna González, Universidad Católica de Valencia
  84. Dra. Encarnación Pérez Bret, enfermera de Clínica Laguna
  85. Dr. Jaime Millás Mur, Universidad de Piura (Perú)
  86. Dr. Francisco Javier Aznar Sala, Universidad Católica de Valencia
  87. Dr. Javier Ros Codoñer, Universidad Católica de Valencia
  88. Dra. Consolación Isart Hernández, Decana de Magisterio, Universidad Católica de Valencia
  89. Dra. Lucía Gómez Tatay, Universidad Católica de Valencia
  90. Dr. Manuel de Santiago Corchado, presidente honorario de la Asociación Española de Bioética y Ética médica (AEBI)
  91. Dr. René Zamora Marín, Director Instituto de Bioética Juan Pablo II de Cuba
  92. Dr. Eduardo Ortiz, Universidad Católica de Valencia
  93. Dr. José María Jaime Loren, Universidad CEU Cardenal Herrera
  94. Dr. Juan Diego Azcona, Clínica Universidad de Navarra
  95. Dr. Oscar Vergara Lacalle, Universidad de La Coruña
  96. Dra. Pilar María Estelles Peralta, Universidad Católica de Valencia
  97. Dr. José Miguel Hernández Andreu, Universidad Católica de Valencia
  98. Dra. Gloria Casanova Mayordomo, Universidad Católica de Valencia
  99. Dr. Jose Ignacio Centenera Jaraba, Universidad de Navarra
  100. Dr. Julio Herrero Pons, Universidad Católica de Valencia
  101. Dr. Jesús Ángel Prieto, Vicedecano de Medicina, Universidad Católica de Valencia
  102. Dr. Ignacio Ventura González, Universidad Católica de Valencia
  103. Dr. Jesús M. Hernández Cabrero MD PhD, Doctor en Medicina y Cirugía
  104. Dr. Joaquín Díaz Martinez, médico y cirujano. Licenciado en Medicina y Cirugía
  105. Dr. Francisco Trullén Galve, Universidad Católica de Ávila
  106. Dra. Blanca-Vega Bartolomé Castilla, médico La Rioja
  107. Dra. Ana Isabel Muñoz Alcón, Universidad Católica de Murcia
  108. Dr. Vicente Enciso de Yzaguirre, Universidad Católica de Murcia
  109. Dr. Ignacio Gómez Pérez, Universidad Católica de Valencia
  110. Dr. José Luis Cañas Fernández, Universidad Complutense de Madrid
  111. Dra. Carmen María Chivite Cebolla, Universidad Católica de Avila
  112. Dr. José María Barrio Maestre, Universidad Complutense de Madrid
  113. Dr. Jesús Prieto Veiga, Facultad de Medicina. Universidad de Salamanca
  114. Dr. Jaime Travesedo y Juliá, médico
  115. Dra. Mª Victoria Moreno García, Universidad Católica de Murcia
  116. Iñigo Irizar Arcelus, experto en Innovación de la Comisión Europea
  117. Julián Pascual Huerta, presidente de Buy&Hold Capital SGIIC
  118. Dr. Alfonso V. Carrascosa Santiago, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
  119. Dr. Juan Luis Sevilla Bujalance, Universidad de Córdoba
  120. Dr. Ramón Domínguez Balaguer, Facultad de Teología de Valencia. Ex director del Pontificio Instituto Juan Pablo II, extensión de la República Dominicana
  121. Dr. Guillermo Martínez de Tejada de Garaizábal, Universidad de Navarra
  122. Dra. Catherine Guadalupe Clothild Declercq, Universidad Católica de Avila
  123. Dr. José Martín Cabiedes, IESE
  124. Dr. José María Montiu de Nuix, Claustro de Doctores, Universidad de Barcelona
  125. Dra. Ana María Luzón Peña, médico, directora de las Clínicas de Nutrición Dra. Ana Luzón
  126. Dra. Carmen Slocker de Arce, médico especialista en Ginecología y Obstetricia
  127. Dr. Alejandro López Oliva, Universidad Católica de Valencia
  128. Dr. Santiago de la Cierva Álvarez de Sotomayor, IESE Business School
  129. Dr. David Sanz Bas, economista
  130. Dr. Ignacio García Juliá, Universidad Francisco de Vitoria
  131. Pablo Martínez Anguita, director del Máster de Bioética de la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid
  132. Vicente Morro López, portavoz de NEOS en Valencia y Delegado del Foro de la Familia en Valencia.
  133. Emilio Jesús Alegre del Rey, farmacéutico Hospital Universitario Puerto Real
  134. Valeriano Lavela Pérez, Secretario General del Pleno del Excmº Ayuntamiento de Córdoba
  135. Josep Miró i Ardevoll, Presidente de E-Cristians
  136. Ana Díaz Azarola, Secretaría Asociación Española de Farmacéuticos Católicos
  137. Miguel Leopoldo García Peña, Universidad Católica de Ávila

 

OTROS FIRMANTES  

 

Pablo Fernández López, IESE

Miguel Gómez Sanabria, Consultor en Nuevas Tecnologías

David Martínez Mora, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos

Víctor Rafael Jofre Bernardo, Psicólogo

Sergio Lipuzcoa Serón, Ingeniero Industrial, director en 414 Capital

Víctor Rafael Jofre Bernardo, psicólogo, director de Recursos Humanos retirado

Gonzalo Manchón Sánchez-Escribano

Manuel Igual Olalquiaga, director de Banca Corporativa

José Manuel Cervantes de los Reyes, economista

Gonzalo Pérez-Ricarte Beares, economista

Carlos Sainz de los Terreros, Ingeniero Industrial

Juan Lázaro González, abogado y economista

Jose Martin Uriarte Lopez, Jubilado

Araceli Díaz Ayuso, Auxiliar de Enfermería

Juan Ibáñez Capella, ingeniero industrial

Gonzalo Perez-Ricarte Beares (economista)

Miguel Soria Carreras, Capitán de Fragata retirado

Francisco Javier Fernández, Directivo de Banca

Alejandra Bernad, Economista

Montserrat Baz Ribó

Antonio Torrent

Dr. Guillermo Soriano-Tarín, Médico

Esperanza Marín Conde, ingeniera biomédica

Carlos Echevarría, Ingeniero

José Martín Cabiedes, IESE, consejero de EuropaPress

Vicente Villanueva Ochoa. Licenciado en Económicas, Derecho y Ciencias Actuariales. Dirección de Hospitales

Ramón Palmer Viciedo, Psiquiatra

María de los Ángeles Coll Alabau, Psicóloga Clínica

Juan Orbea Velasco, Licenciado en CC. Económicas y Empresariales

Reyes Anchisi Pradere, Colegio Highlands.

Cayetano López Fernández, abogado.

Raquel Cabrera Peiró

Fernando Larraín Bustamante, Instituto Familia y Vida – SOS Familia.

José Javier Sánchez Gómez, empresario

Fernando San Martín

Santiago Pacheco, periodista Cope Valencia

Pilar Ruipérez, Periodista

Manuel Rojo Herrero, ex docente

Miguel Angel Parra Rincón, Profesor titular jubilado. Dpto. de Agronomia. Universidad de Córdoba

Alejandro Escribano Negueruela, abogado

Ramón Moreno Pascual  

María Victoria Espinar Cid 

José Luis Alonso Ramos, ingeniero 

Pablo Escrig Meliá, ingeniero agrónomo 

Javier Schlatter Navarro, médico psiquiatra

Alicia García Alcázar, Investigadora titular de OPIS (jubilada)

José Andrés Cano Arribí, INEDE Business School

Dr Antonio Guedes Sánchez. Médico de Familia

Ignacio Peris Silla, economista

María del Carmen García

Luis Ignacio Soret Cantero, ingeniero de caminos, canales y puertos

Laia Teichman Alsina, abogada

María Sierra Aznar, médico Sistema de Salud Público

Ana María Sáiz Torres

José Luis Amat Martínez NIF 24137548S

José Luis Amat Martínez, Técnico Administrativo

José María Tovar Barge. Administrador de loterías y juegos del Estado

María José Giménez Álvarez-Quiñones. Maestra