miércoles, 31 de julio de 2013

S A N I G N A C I O

Homilía del P. Leonardo Castellani Hacer el panegírico de San Ignacio de Loyola es un gran honor para mí; y le quedo cordialmente agradecido por el honor al Sr. Cura Párroco, Dr. Agüero. La palabra «panegírico» ha ido tomando un sentido peyorativo; y eso con razón, cuando en vez de ser una simple exposición de la vida del Santo se convierten en piezas retóricas pomposas hinchadas y huecas que ponen al santo por las nubes pero lo quitan de la tierra. Pero las vidas de los Santos es la lectura más útil al cristiano después de la Sagrada Escritura: esa lectura convirtió a San Ignacio de Loyola. Una monja mejicana me escribió hace poco que no le gustan la vida de los Santos porque son aburridas o mentirosas; tiene razón con respecto a las biografías escritas por devotos ininteligentes. En su Vida de San Ignacio el escritor inglés Cristopher Hollis dice que los devotos suelen ser poco honrados; quiere decir que escriben vidas de Santos hombres que no tienen la inteligencia y la experiencia requeridas por ese género literario, el más difícil de todos. «Hay que ser un santo para escribir bien la vida de otro santo» dijo Tomás de Aquino, con alguna exageración. Pero hay numerosas vidas de Santos buenas: hace poco la Sra. Clara Luce Booth ha publicado un libro Santos de Ahora, entre quienes cuenta a San Ignacio: vidas breves escritas por los mejores escritores yanquis -de ahora. San Ignacio no ha tenido suerte en biografía: no he hallado ninguna que me satisfaga, y he leído muchas. Incluso hay no pocas equivocadas y aun calumniosas, como la del austríaco Fulop-Müller y la del suizo Bluck, que ha publicado Peuser entre nosotros. Casi todas conciben a Iñigo de Yañez y Loyola (no Iñigo López de Recalde que dicen algunos) como el «Gran Inquisidor»: un hombre terco, rígido, implacable, inhumano incluso; porque, por ejemplo, a un jesuita que dio por broma una palmada en el trasero a otro que estaba agachado, lo echó al instante de la Compañía; rasgo accidental que no define a San Ignacio, y pudo ser un error, por cierto; pero para mí, en el fondo es un rasgo de sentido común; como el rasgo de Onganía al cerrar Tía Vicenta. He aquí un soldado cojo y calvo, «soldado desgarrado y vano», de estatura casi enano, hijo de un terruño rudo, que jamás supo bien el castellano ni el vasco ni el latín ni el francés ni el italiano... se pone en el siglo XVI –dice el historiador protestante Lord Macaulay- «en el rango de los más grandes estadistas europeos» y el hombre que más ha influido en el mundo moderno –dentro de la Iglesia: A san Ignacio se podría aplicar lo que me dijo por broma un vasco no hace mucho: «Nosotros los vascos somos todos buenos; pero somos muy brutos. Ahora que cuando un vasco sale inteligente, como yo por ejemplo.. ¡arripoa!». San Ignacio fue un vasco genial. No les han faltado tampoco a los vascos genios especulativos. Ignacio no fue ni el gran inquisidor de la leyenda de Dostoiewski, ni el jefe taimado y tramposo de Carducci y Víctor Hugo, ni el «Perinde ac cadáver» (frase que no inventó él sino San Francisco de Asís) ni el sargento mayor encalabrinado de disciplina, ni el «profesor de energía» que dice el P. Laburu, ni el gran politicastro, ni el Quijote viviente de Unamuno. Eso es leyenda o caricatura. Más cerca de encender hogueras estuvo él de ser mandado a la hoguera; y salvó de la hoguera a muchos. El nombre que él se daba era el de «Peregrino», el de «Pecador» o el de «Pobre en virtud»; y quienes lo conocían lo llamaban «Padre». Veremos brevemente la conversión de San Ignacio, la fundación de la Compañía de Jesús y el estado de la Compañía hoy en día. I Dice Papini en su libro «Los Operarios de la Viña» que Ignacio de Loyola no es un santo popular: pocas veces los hombres de mando y de lucha y de orden son populares para el vulgo; son muy amados por los que están en contacto inmediato con ellos; y esto sucedió grandemente con San Ignacio. Por otra parte tuvo siempre enemigos y calumniadores –hasta nuestro días. Grandes amigos y grandes enemigos; porque simplemente, era grande. La conversión de San Ignacio se verificó en 1521 a los 30 años, en su lecho de convaleciente; en la misma fecha en que Lutero se sublevó contra la Iglesia de Roma. En el sitio de Pamplona por el ejército francés, una bala de cañón le trizó la pierna derecha, no el muslo sino la canilla; y apenas cayó él, el puñado de españoles que defendía la fortaleza se rindió. Los médicos le ensamblaron los huesos rotos mal que bien; mejor dicho mal; y después se vio que una punta de hueso se proyectaba como un tarugo debajo de la piel; impidiendo el uso de la bota alta y estrecha que usaban los oficiales. Iñigo de Loyola exigió que le arreglaran eso: dijeron había que reabrir la herida, serruchar el hueso y estirar la pierna con poleas: sin anestesia. Iñigo soportó la horrible operación sin un gemido, solamente suspirando «¡Ay Jesús!» de vez en cuando. Quedó sin embargo rengo: «martirio de vanidad» lo llamará más tarde. No era su primer acto hazañoso; y mucho menos el último: toda su vida hizo actos arrojados, indomables, atrevidos incluso; es decir, caballerescos. En su segunda larga convalecencia Iñigo leyó vidas de Santos; había pedido le trajeran novelas de caballería y le trajeron a falta dellas la «Vida de Cristo» del Cartujano y el «Flos Santorum», o Vidas de los Santos. Leyéndolas, su ánimo ardiente y ambicioso decía: «¿Esto hizo San Francisco? Pues yo también lo puedo hacer. ¿Esto hizo Santo Domingo? Pues yo también lo tengo de hacer» Y notó que cuando se pasaba horas soñando con «la dama de sus pensamientos» (que era nada menos según parece que la princesa Juana de Aragón, casada más tarde con el Rey de Nápoles; «pues no era condesa ni duquesa sino más arriba que eso» -dice él en su Autobiografía) mas cuando pensaba en las grandes hazañas y hechurías que iba a hacer por ella, el final de los pensamientos le dejaba un extraño amargor; mas cuando pensaba en los Santos, el final era tranquilo y gozoso. Después de una larga lucha de sentimientos («discernimiento de espíritus» lo llamará más tarde) se decidió a dejar la caballería terrena y seguir a Jesucristo, visto por él como un Jefe temporal (mucho mejor que el Duque de Najera, su señor) que hace reclutamiento en todo el orbe de la tierra para su sempiterna campaña contra Satanás. «Si San Bernardo hizo esto (la primera Cruzada) yo también lo haré». Se arrancó de su casa no sin resistencia de los suyos y fue, cojeando, mendigando y desconocido al monasterio de Montserrat, donde veló una noche entera en oración, conforme a la costumbre de los caballeros antes que un Rey o una Reina (o «su señor natural») les diesen el espaldarazo con la espada y les calzasen las espuelas de oro, consagrándolos para siempre al servicio de la Justicia –y de la patria. Pero él dejó su espada al pie del altar de Nuestra Señora; y se fue, hecho un mendigo rengo y penitente a la vecina ciudad de Manresa. Allí buscó una cueva a la orilla del Río Cardoner y comenzó la más extraordinaria tanda penitencias, privaciones y oraciones. «Si San Antonio Abad hizo esto, yo también lo haré». El demonio lo tentó como a San Antonio, también extraordinariamente, con tristezas, escrúpulos, desesperación, hasta el punto de incitarlo a suicidarse. Pero él venció las tentaciones con decisiones heroicas, y tuvo grandes visiones de Dios. Esta fue la conversión de Iñigo, que tiene destellos épicos, novelescos, dramáticos y estremecedores; los cuales son conocidos. Un año estuvo en Montserrat y Manresa; y de ahí se trasladó a Barcelona, después a Venecia, después a Jerusalén. Fue a Barcelona como etapa para Jerusalén. Una noble dama catalana que tenía un marido ciego y vivía dedicada a su cuidado y a la piedad, Isabel Rosell, estando en la iglesia sintió como una voz interior que le decía «Ese mendigo que está en la puerta». Enseguida que habló con él quedó prendida o prendada: le oyó el lenguaje de los caballeros; y lo protegió todo el tiempo de Barcelona y todo el tiempo de su vida, como otra dama, Inés Pascual en Manresa; y con esta y otra monja, Teresa Rejadella, Ignacio se escribió toda la vida. Blunck dice que San Ignacio fue un misógeno, es decir, enemigo de las mujeres; y en realidad fue lo contrario, demasiado atraído por las mujeres, digamos enamoradizo. En Roma fundó una casa para mujeres arrepentidas; y se iba él mismo a las casas malas, peleaba con los rufianes o «cafishios» y siendo ya General de la Compañía, consejero del Papa y conocido en todo el mundo, las acompañaba a pie por las estrechas y lodosas calles de Roma. Un enemigo de los Jesuitas, Miguel Mir, ex-jesuita, escribió: «Ignacio de Loyola prohibió a sus secuaces la dirección espiritual de mujeres; y él dirigió hasta su muerte un montón de mujeres. Impuso a sus secuaces una obediencia férrea; y él no obedeció una sola vez en su vida...» Lo primero es verdad, lo segundo falso. En Barcelona tuvo su primer topetazo con la Inquisición; no el último ni mucho menos. Ignacio no podía quitarse de enseñar, exhortar y predicar, incluso en las calles; ni podía andar sin una cola, es decir, compañeros que se le pegaban infaltablemente, como a un imán. Tenía ese magnetismo, el poder de influenciar, tenía «el genio de la amistad» dijo un contemporáneo. No era ni brillo intelectual ni prepotencia de la voluntad; simplemente su libertad obraba sobre las libertades ajenas, y su dignidad era atrayente, radiante, arrastrante. El que se haga Emperador de sí mismo, ese podrá imperar a los otros. Más de una vez le bastó ir a visitar a un enemigo, conversar una hora y dejarlo convertido en adicto; como cuentan de Irigoyen; pero más que don Hipólito por cierto, como fue también el caso de San Francisco y Santo Domingo. La Inquisición andaba con ojo inquieto y barbas al hombro en ese tiempo; y con razón. Sus cinco primeros compañeros lo dejaron al partir él para Venecia y para Jerusalén. Sus cinco primeros compañeros lo dejaron al partir él para Venecia y para Jerusalén. El viaje a Jerusalén, hecho sin dinero y descalzo, tuvo las más increíbles peripecias, que no contaré: los desprecios, los peligros y las palizas fueron sin cuento. Cuando la nave de los peregrinos en que viajó gratis llegó a Jerusalén, el Provincial de los franciscanos, que era prácticamente el Arzobispo de Tierra Santa, les dijo visitaran el Santo Sepulcro y se mandaran mudar, porque el Turco andaba bravo -los turcos desplumaban y maltrataban a los peregrinos- Ignacio se quedó. El franciscano lo llamó y le dijo si no se marchaba lo iba a excomulgar. Obedeció, pero antes fue a despedirse del Monte Oliveto, de la piedra donde según decían, estampó sus pies Jesucristo al subir al cielo. Sobornó al centinela turco con un cortaplumas, adoró la piedra, y se volvía cuando le vino una idea repentina: mirar si Cristo al subir al cielo estaba mirando hacia España, o al revés, de espaldas. Sobornó otra vez al centinela con una tijeras y entrando vio con gran ufanía que las puntas de los pies miraban a España. Se le acabó la ufanía enseguida porque un sirviente armenio del convento franciscano lo topó; y a empellones puñadas y patadas lo llevó ante el Provincial, que lo reprendió ásperamente. Este era el mismo Iñigo que a los 18 años: porque un grupo de hombres armados que venían por su acera no le cedían la derecha, desenvainó, hirió a uno y los hizo huir a todos. Pero él contó que mientras el armenio lo arreaba como a un animal, el veía delante de sí a Cristo. Vuelto a España (en las mismas condiciones hazañosas de siempre, de Venecia a Barcelona a pie y mendigando, pasando por Francia, que estaba en guerra con España) Ignacio se puso a estudiar o quiso ponerse a estudiar: la Inquisición le había mostrado que lo que importa no es el saber, lo que importa es el título; que no basta tener talento, hay que tener permiso de tener talento. Se fue a Alcalá y después a Salamanca algo más de dos años: en Alcalá a la escuela del maestro Arévalo, donde iban niños de 10 años, sentado en el último banco; y de hecho era el último de la clase. Se ponía a decorar la primera conjugación, Amo amas amare amavi amatum y se acordaba del amor de Dios, se abstraía y no aprendía; ni a palos, pues le pidió al maestro Arévalo que le pegase como a los chicos si no sabía la lección. A los dos años Arévalo cansado lo mandó a Salamanca. Como siempre, se le apegaron tres compañeros; y como siempre, andaba predicando y visitando enfermos y encarcelados; y como siempre, alarmó a la Inquisición y los metieron presos tres veces por lo menos. La primera vez los interrogaron interminablemente y los largaron mandándoles se comprasen zapatos y no anduvieran descalzos. Ignacio le dijo al Inquisidor Figueroa que le regalase él los zapatos; y añadió: «Con tanta y tanta pregunta, ¿qué ha sacado Ud.? ¿Ha encontrado algo malo en lo que enseño?» «No,» -dijo Figueroa- «porque si hubiese encontrado algo malo, os mandaba a la hoguera.» «Y yo también a vos, en el mismo caso» dijo el peregrino. Este rasgo de humor de Ignacio es uno entre muchísimos: tenía el sentido del humor, que según Aristóteles es propio del hombre magnánimo; y en él era cosa habitual; en este vasco que suelen pintar como seco, seriote, ceñudo, adusto, frío y aun lúgubre. Por ejemplo, cuando por tercera vez lo metieron preso, en Salamanca, con grillos y cadenas, fue a verlo el Inquisidor Frías con el Obispo Mendoza -el que después se haría famoso en el Concilio de Trento, hecho Cardenal de Burgos, confesor y amigo íntimo de Carlos V-; y Frías le preguntó irónicamente: «¿Me tiene odio por estos grillos y cadenas?» «Dr. Frías» contestó el reo «sepa que no hay en toda Salamanca tantos grillos y tantas cadenas cuantos yo desearía sufrir por Cristo. Lo que me impacienta son unos animalejos que hay por aquí, muy chiquitos, pero muy bravos.» La respuesta le ganó la voluntad del Cardenal de Burgos, que lo había ido a ver por curiosidad como a un chiflado cualquiera. Podría multiplicar los ejemplos del humor un poco tosco y aun salvaje pero siempre amable del peregrino. (Una vez en Roma dijo que a él le gustaría ser judío para tener en las venas sangre de la raza de Jesucristo y un tal Mateo López le dijo, «¿Judío, señor?» y escupió. «Sí señor, judío... como Vuestra Merced» dijo Ignacio, y escupió también). Una vez, ya General, encontró a un lego que estaba barriendo un corredor y le dijo: «Hermanos, este trabajo ¿lo haces por Dios o por los hombres?» «Por Dios» dijo el lego. «¡Qué lástima! Porque si lo hicieras por los hombres no me importaba; pero haciéndolo por Dios y barriendo tan mal como barres te tengo de dar una buena penitencia». Las penitencias que solía dar era mandar al culpable a rezar a la Capilla hasta que él avisase. Y cuando le preguntaban «¿Por quién debo rezar?» respondía: «Por mí, para que no me olvide». Dando Ejercicios al Dr. Ortiz, un célebre profesor de Teología y encontrándolo deprimido se puso a bailar delante con su pata renga para hacerlo reír; y cuando, salido de Ejercicios, Ortiz le pidió entrar en Compañía, le dijo «No, porque sois muy gordo». Prohibió admitir en la Compañía hombres de cara fea; sin embargo Diego Laínez, el segundo General, era feísimo. «Me admitieron de noche» decía él. Se puede contar también como rasgo de humor las catorce horas que esperó sentado a la puerta del Papa Paulo IV, su enemigo, sin comer, sin beber y sin dormir. Lo que quería el Papa era que se fuese; pero tuvo que recibirlo. El P. Nadal en su «Memorial» dice que el buen humor era continuo en él: «En la recreación y en su aposento estaba siempre alegre y risueño, pero guay cuando fruncía el ceño; ninguno podía sostener su mirada de enojo» esa misma mirada que dirigió en Pamplona a sus compañeros de armas y al Capitán Herrera cuando querían rendirse a los franceses. Lo hemos dejado en Salamanca, preso. Lo soltaron, con el mandato de no predicar más sobre la diferencia del pecado venial y el pecado mortal. El no se avino a ese mandato: «Me voy a estudiar a París». Al Prior de San Esteban que, habiéndolo invitado a almorzar, le preguntó de sobremesa, después de haberlo interrogado sobre su vida y haber respondido él ingenuamente: «Bueno, si Ud. no tiene estudios, y predica cosas teológicas, entonces a Ud. ¿le ha enseñado el Espíritu Santo?» Ignacio respondió: «Si lo que yo predico está bien ¿qué le importa a Ud. quién me lo ha enseñado?» «Pues ahora veréis», dijo el Prior y salió furioso y lo denunció, y esta fue su tercera prisión. Cuando salió, dejó a sus primeros compañeros, se fue a París y fundó la Compañía de Jesús. II San Ignacio entró en la Sorbona, donde permaneció 7 años (1528-1535) al mismo tiempo que salía della el heresiarca Juan Calvino: otra coincidencia. ¿Para qué voy a contar las peripecias novelescas y las obras hazañosas que hizo en todo este tiempo, como de costumbre? Para él lo más hazañoso fue sacar los títulos de bachiller, maestro de Artes y licenciado y teología; porque el estudio le costaba la mar. Seguía predicando, exhortando, dando Ejercicios y eso casi le costó una «sala» que era un tremendo e infamante castigo; del cual se libró con uno de sus rasgos geniales: fue a verlo a Govea, el Rector, le habló media hora y terminó diciendo: «Cosa donosa es, Sr. Rector, que en un país cristiano sea novedad hablar de Cristo». El Rector lo abrazó y le perdonó la «sala». Apenas dio el tremendo examen de la Piedra seleccionó seis de sus muchos seguidores, los llevó a la Capilla de Montmartre (Monte de los Mártires) donde hoy está la suntuosa basílica del Sacré Coeur; y allí hicieron votos de pobreza, celibato, obedecer al Papa e ir a Jerusalén. Esta fue la primera fundación de la Compañía. Los siete nuevos monjes eran Francisco Javier, navarro, que de joven casquivano y divertido se había de convertir en el misionero más grande que ha habido después de San Pablo; Pedro Fabbro, francés, beatificado por Paulo V, Simón Rodríguez, portugués, Alfonso Salmerón, castellano; Nicolás Bobadilla, granadino, y Diego Laínez, judío, hijo de judíos conversos. Constituidos en «Societas Iesus», nueva sociedad religiosa, partieron hacia Roma, caminando, mendigando y predicando, estilo Loyola, en medio de la tercera guerra entre Francisco I Carlos V. En Roma se pusieron a predicar en todos los barrios y después en varias ciudades de Italia con gran expectación: la gente comenzaba por reírse del cocoliche que hablaban, mezcla de español, francés e italiano, pero luego quedaban prendidos por el fuego y verdad de sus palabras: surgieron los eternos impugnadores, que metieron presos a dos de ellos en Ravenna, y también los amigos que los apelaban «los Santos». Se enteró Paulo III, que les había negado una audiencia, y los invitó a almorzar; y esos harapientos le cayeron en gracia y les dijo: «¿Para qué quieren ir a Jerusalén? Italia es su Jerusalén». Gracias a esta caída en gracia existe hoy la Compañía de Jesús. Dos años más tarde aprobó el esquema de sus Constituciones. «El dedo de Dios está aquí» dijo al leerlas. Paulo III subió al Papado a los 60 años y vivió hasta los 85. No hubiese subido al Papado de no ser el hermano de Julia Farnesio, la concubina de su antecesor, Alejandro VI. Era propenso a la ira y estaba siempre rabioso contra la Iglesia, contra Francia, contra España, contra Inglaterra, contra el Turco y contra sí mismo; los Romanos decían «la iracundia deste viejo no parece cosa deste mundo». Antes de morir le asesinaron un hijo suyo, Pier Luigi; y entre los asesinos estaba un Cardenal, el Cardenal Gambara. Murió lleno de ira como había vivido, pero su ira no hizo daño a la Iglesia; pues cuando estaba enojado, acertaba. Cristopher Hollis ha escrito: «Es curioso que Paulo III, si no hubiese tenido una hermana manceba de un Papa no hubiese llegado a Papa; y que si no llegaba a Papa, la Iglesia perdía a toda Europa». En efecto, Paulo III estableció a los jesuitas, convocó el Concilio de Trento y fundó el Colegio Romano, mi Universidad, la Universidad Gregoriana hoy día. Fue el primer Papa de la Contrarreforma y el más eficaz de todo. Como Uds. Ven, tenía motivos para andar enojado. Después de Paulo III vinieron dos Papas contrarios a los jesuitas, uno los molestó poco, Julio III, pero el otro quiso suprimirlos, Paulo IV; y otro favorable, pero que reinó sólo 21 días, Marcelo I. La Compañía de Jesús empezó a crecer con rapidez tal que tan sólo el Imperio de Alejandro y el Imperio de Napoleón pueden comparársele. Entonces fue elegido el Cardenal Juan Pedro Caraffa, Paulo IV. Cuando le anunciaron a Ignacio la elección, le temblaron los huesos; el P. Nadal dice que se puso pálido y se le estremeció la osamenta. Caraffa era enemigo personal de San Ignacio porque, en primer lugar, Ignacio era español y él era napolitano y odiaba a los españoles; en segundo lugar porque lo había invitado a entrar en la Orden de los Teatinos que él había fundado junto con San Cayetano en Thiena; y tercero, después de hecha la Compañía los había instado a fundirse con su Orden que tenía porvenir mientras ellos no tenían ninguno –creía él; e Ignacio se había negado. Era para temblar porque Paulo IV era intemperante y arbitrario; y por cierto gobernó desastrosamente. Pero San Ignacio, una vez que el médico le había dicho que evitara todo disgusto, y los presentes le preguntaron qué cosa le podría dar a él el mayor disgusto, se recogió un momento y respondió: «Si mi Compañía se deshiciese como la sal en el agua; pero si mi Compañía, que me ha costado tantos esfuerzos, luchas y sufrimientos se deshiciese como la sal en el agua, me bastaría hacer un cuarto de hora de oración para quedar de nuevo tranquilo y en paz». Y, en efecto, después de haberle temblado los huesos, al día siguiente se fue a verlo al Papa; el Papa lo hizo esperar 14 horas y después no pudo menos que recibirle media hora y, al salir el Santo, Paulo IV no estaba amigado pero sí estaba advertido: había visto ante sí un hombre de poderoso carácter cuya mirada le hacía bajar los ojos. Siguió un tira y afloje hasta la muerte de San Ignacio; una serie de desafueros que no puedo detallar, para obligar a los jesuitas a disgregarse y entrar en los Teatinos; los cuales jesuitas vivían en el más extremo apuro; pues tenían voto especial de obediencia al Papa y el Papa no podía verlos ni en pintura. Mas Ignacio aguantó: cuando en la recreación alguno comenzaba a hablar de Paulo IV (todos en Roma hablaban mal del Papa), Ignacio lo cortaba diciendo: «Hablemos del Papa Marcelo», frase que se usa aún como proverbio entre los jesuitas. El gobierno de Paulo IV fue desastroso. Al morir, él le dijo al Padre Diego Laínez que estaba a su cabecera: «Mi Pontificado ha sido el más desastroso que ha habido». No era verdad del todo, pero era verdad en parte.(Es curioso que este Papa de vida intachable y gran letrado, pero sonso para gobernar, hiciese más daño a la Iglesia que otros Papas disolutos -pero mejores estadistas- como Julio II y Alejandro Borgia. Es que, como dijo Macaulay, un Rey sonso hace más daño que un Rey malvado; y Santo Tomás dice que los sonsos pueden ir al cielo, con tal que no sean gobernantes. Así que el que saca a un sonso del gobierno, aunque sea por medio de un golpe, se hace un bien a su alma). La Compañía creció y se plantificó en todas las partes del mundo: los Teatinos se extinguieron. El Rey Juan III mandó a su Embajador en Roma pidiese a Ignacio seis jesuitas para Portugal; y el reciente General dijo: «Embajador, somos diez actualmente: si mando seis a Portugal ¿qué me queda para todos el mundo?». Pareció una humorada y era una verdad. «Los jesuitas conquistaron a Sud América para la Iglesia de Roma» dijo Lord Macaulay, que es muy adverso a ellos. Es exageración grande pues cooperaron muchísimo franciscanos, dominicos y clero secular; pero la verdad es que los jesuitas llevaron la batuta, por decirlo así, en la evangelización del Nuevo Mundo; no olvidemos las Misiones del Paraguay, o sea de la Argentina (pues la mayoría dellas estuvieron en territorio actualmente argentino donde tuvieron tres mártires, un paraguayo, Roque González de Santa Cruz, pariente de Hernandarias; y dos españoles) y no olvidemos que un hermano carnal de San Ignacio fue uno de los fundadores de Santiago del Estero. Así quedó establecida en el mundo la Primera gloriosa Compañía de Jesús. Después, Ignacio la gobernó 15 años y murió apaciblemente y silenciosamente, con sólo un compañero a su lado y dos médicos. Sus últimas palabras fueron iguales a las de Juan Manuel de Rosas: «¿Cómo se siente Padre?» «No sé» dijo. «Cómo se encuentra, tatita?» preguntó Manuelita a su padre. «No sé, niña». A lo mejor lo hizo adrede el “astuto tirano” –porque tenía gran admiración por San Ignacio de Loyola. III La Segunda Compañía de Jesús ¿es la misma que la primera? Hoy día lo niegan; diciendo por ejemplo que el Papa Clemente XIV suprimió la Compañía de Jesús y por algo lo habrá hecho. Hay que decir brevemente una verdad enorme; la Compañía de Jesús fue suprimida en 1773 por obra de los masones, los enciclopedistas y un Rey cristiano tonto y disoluto -tres personas distintas y una sola calamidad verdadera. Verdad histórica demostrada diez veces. ¿No dieron motivo los jesuitas para su eliminación? Dieron asa para ello los jesuitas franceses, como he explicado en algún libro mío; sin algunos abusos ocurridos en Francia, jamás Luis XV, el Duque de Choiseul y Madama Pompadour hubieran podido eliminarlos; pero esos abusos fueron el asa, la ocasión, el pretexto, no la causa. La causa fue que ellos defendían la religión y el Papa en Europa y todo el mundo. Pero la nueva Compañía, restaurada por Pío VII en 1814, ya no es la antigua: se ha sentado, se ha conventualizado, se ha cuartelizado, ha perdido sus filos. Fue fundada para la Contrarreforma, ya no tiene nada que hacer. Ya no tiene el espíritu de San Ignacio, ha cambiado muchas cosas de San Ignacio. Ellos que fueron el martillo de los herejes y siempre de ortodoxia impecable, han dado nacimiento en su seno a herejes o sospechosos de herejía, como el P. Telar Chardon, el P. De Lubac, el P. Rahner... Etcétera. Estas cosas se oyen y se escriben, aquí también en la Argentina: al primero a quién se las oí fue al filósofo Maritain, cuando vino a dar conferencias a Buenos Aires. Son sofismas, según creo. Yo no puedo dar respuesta a esos brulotes y a otra media docena que podría añadir, porque acabaría a las 12 de la noche. Daré la respuesta breve de Diego Laínez a Melchor Cano en el Concilio de Trento. Melchor Cano fue un gran teólogo español dominico que les agarró una tirria implacable a los jesuitas, a los que llamaba precursores del Anticristo. Les achacaba que no tenían coro, y por tanto no eran una verdadera Orden Religiosa; que ayunaban y se azotaban demasiado poco; y que eran demasiado indulgentes con los pecados carnales –en el confesionario, por supuesto. En el Concilio de Trento acusó a los jesuitas y pidió su abolición. Se levantó Diego Laínez –que era un judiíto muy feo de cara, endeble y enfermo, pero el hombre más docto del Concilio y quizá de toda Europa, una inteligencia vivaz y una memoria prodigiosa- y dijo: - Reverendo Padre, ¿cuántos Papas hay? - Uno solo, por supuesto. - Y entonces ¿por qué recusa Ud. una orden religiosa aprobada por Paulo III, haciéndose Ud. otro Papa? ¿Quién es Ud. para eso? - Ah querido colega, querido colega –dijo Melchor Cano -¿Qué quiere Ud.? Cuando los pastores del aprisco duermen, por lo menos que los perros ladren. - Que ladren -dijo Laínez- pero que ladren contra los lobos, no contra los perros. Así también, si los Papas todos han mantenido su confianza en la nueva Compañía y la han colmado de aprobaciones y elogios ¿quiénes somos nosotros para improperiarlos y corregirlos? ¡Adelante los que quedan! ¡Oh mínima Compañía de Iñigo de Loyola –y de Jesús! Yo quisiera que repitieses los hechos hazañosos y gloriosos de tu primer siglo –y eso pido de todo corazón a tu Jefe Jesús y a tu fundador el rengo. Pero si por una desgracia enorme llegases a caer de tu espíritu y a inutilizarte para las grandes batallas actuales, si dejases de ser la caballería ligera de la Iglesia para convertirte en burocracia o rutina, si te contaminases de mundanidad, de vanidad o de progresismo, si cedieses a la pereza o a la mentira, vicios que tanto aborreció San Ignacio, entonces... ¡que Dios tenga misericordia de los cristianos que hayan de vivir en el mundo que se viene!

martes, 30 de julio de 2013

GRANDES ESPERANZAS, El hijo de un humilde herrero sueña con convertirse en caballero. Cuando es enviado a Londres a estudiar gracias al dinero de un benefactor anónimo, ve la oportunidad de conquistar a la joven de la que está enamorado desde niño, la sobrina de una vieja aristócrata perturbada que ha educado a la chica para hacer sufrir a los hombres. Nueva adaptación de la novela homónima de Dickens. ¿Y TU QUIEN ERES? Los Rivero se van de vacaciones, dejando en Madrid a su hija Ana (Brondo), que está preparando oposiciones, y al abuelo Ricardo (Manuel Alexandre), al que llevan a una residencia. Allí, Ricardo, se hará muy pronto amigo de Andrés (López Vázquez), su compañero de habitación. Juntos evocarán tiernos y divertidos episodios de su juventud. Pero, a medida que pasa el verano, el mal de Alzheimer acechará cada vez más a Ricardo.

lunes, 29 de julio de 2013

Vàmonos a PortaCoeli!!

Para conocer a los monjes un poco màs...

Y para novela interesante sobre el tema,,,


El tercero de la serie, del mismo autor es la familia que encontro a Dios y va de San Bernardo y todo lo que este removio...

domingo, 28 de julio de 2013

sábado, 27 de julio de 2013

lio en Río...

TODOS LOS DISCURSOS

viernes, 26 de julio de 2013

Baby Boom

Baby, tú vales mucho (Charles Shyer, 1987) La vida de J.C.Wiatt, una competente y agresiva ejecutiva del mundo de la publicidad en Nueva York, va a dar un vuelco cuando reciba la inesperada visita de un pequeño familiar del cual tendrá que hacerse cargo: una niña muy pequeña que le dará una gran lección sobre la vida, y las prioridades que debemos tener todos. La interpretación de la gran actriz Diane Keaton es antológica. Hace de esta película una de mis comedias favoritas. Si no la has visto, y quieres pasar un rato agradable, te la recomiendo...

temor de Dios

“Cuidado con Dios no se juega, a Dios no lo vas a engañar”. en este viernes, el entonces Cardenal Bergoglio, habla del "temor de Dios". Imágenes del programa "Biblia, diálogo vigente" del Canal21 (Buenos Aires)

RIO todo lo demas de la JMJ

esta es la pagina del Vaticano. CLICKA y tienes todo en plan oficial.
aquí en directo total SUPERCHULO.
Aciprensa con todo. videos, fotos y demás.
@Pontifex_es es el twitter del papa y aquí los dos hastaks propios del evento: #Rio2013 y #JMJ

y de postre... (por qué será?) MILAGRO EN SANTA ANA aunque no tiene nada que ver porque está ambientada en Italia durante la Segunda Guerra Mundial, narra la historia de 4 soldados negros norteamericanos que se ven atrapados en un villa de la Toscana durante el conflicto.

jueves, 25 de julio de 2013

...en Brasil y en Galicia

Humilde y conmovedor

Comprometido y valiente

Una oración por los difuntos (80... noventaitantos hospitalizados... de momento) y sus familiares

miércoles, 24 de julio de 2013

martes, 23 de julio de 2013

lunes, 22 de julio de 2013

La vida de ...

3,1416... Vale, me pusieron gfacil el chiste. ahora si, en serio: belleza y ahora salio en 3D

domingo, 21 de julio de 2013

cine de verano

... a la fresca y con la familia, siempre entrañable
aqui traigo una doble sesión maratoniana y monotematica.

EL LIBRO DE LA SELVA (Rudyard Kipling's Jungle Book, 1942
En esta ocasión, Sabú interpreta al joven Mowgli, un adolescente educado por lobos, según los términos de la ley de la jungla. Tras descubrir un poblado y ser adoptado por una mujer, se verá forzado a aprender el lenguaje, costumbres y hábitos de los hombres, mientras se resiste a abandonar algunos de los principios adquiridos en la selva. Mowgli vivirá increíbles aventuras y pondrá su vida en peligro en innumerables ocasiones, al tener que enfrentarse a los principales depredadores de la selva, encabezados por el sanguinario tigre Shere Kann.
Nominada a 4 Oscars: Mejor Dirección Artística -- Decoración Interior (Color), Mejor Fotografía (Color), Mejores Efectos, Efectos Especiales, Mejor Música Composición Musical de Comedia / Drama. Ganadora del Golden Screen 1 Star en 1980 y Golden screen en 1969 en los premios Golden Screen, Alemania.

Mowgli (en ingles para practicar)

sábado, 20 de julio de 2013

los niños del cielo

Ali (Amir Farrokh Hashemian) y Zahra (Bahare Seddiqi) son dos hermanos de una pobre familia iraní, sin apenas recursos para sobrevivir. De hecho, cuando Zahra pierde sus zapatos, debe compartir los de Ali. Pero el chico se entera de que en una próxima competición el premio son un par de zapatos, así que empieza a entrenar duro para ganarlos.

viernes, 19 de julio de 2013

Wodehouse

Wodehouse es el mayor escritor inglés —y eso es muy mucho— de antes la Segunda Guerra Mundial; después no sé los nuevos que habrán surgido. Es un autor de cuentos y novelas humorísticos, aparentemente triviales y aun pueriles; pero es un humorista, y el humor siempre se alimenta de un núcleo serio. Hilaire Belloc afirmó por radio y por escrito que Wodehouse era el mejor escritor viviente en 1938; su amigo Chesterton había muerto. En realidad, Belloc era el mayor escritor entonces: el mayor prosista, y un poeta lleno de ingenio y frescura, además de insuperable historiógrafo; pero eso no podía decirlo él, naturalmente; que Wodehouse era el segundo gran autor inglés. He aquí lo que anoté hace ya 6 años en la contratapa de uno de sus libros A DAMSEL IN DISTRESS: "Un día de humor negro, singularmente negro, tomé este libro al azar, y a poco andar me percaté que no lo había leído todavía. ¡Y creía que estaba abandonado de Dios! Fue un regalo de los dioses ese libro en ese día. "Es una de sus primeras obras. No es todavía el Wodehouse total, un puro humor, amusement y disparate, el creador de JEEVES, de IF I WERE You y de UNCLE DINAMITE: pero es ya el germen viviente de todo eso. Aquí el argumento es la clásica historia de amor de la novelística inglesa, a lo humorista inglés; no sólo tratada sino aun concebida humorísticamente: el plan mismo es una idea humorística. La muchacha ingenua y enérgica que se «infatúa» por azar de un desconocido, encuentra por azar a su verdadera costilla y lo atrapa a último momento por otro azar —o por diez puntos; y no por su voluntad, que es demasiado seria y recta para mariposear. "Hay una inmensa seriedad en el fondo de las flippantes novelas de Wodehouse; un inmenso sentido moral de tipo caballeresco, escondido a veces bajo el manto de Diógenes el Cínico —el cual no tenía manto—. Hay una visión católica de la vida —no sé si es católico—, bondadosa y severa a la par. Wodehouse tiene la idiosincrasia de un hada buena: esas personificaciones populares de lo Providencia. "Por la mitad del libro uno se pregunta ¿cómo diablos va a desenlazar esto? "Desenlaza maravillosamente: los dos últimos capítulos son. una pura melodía. "Y la comparación no es casual, porque todas las novelas de Wodehouse están hechas sobre la pauta de la musical comedy británica y son comedias perfectas —o digamos operetas—. La música la pone el genio regocijado del escritor y su verba humorística inagotable: tan fina como despampanante... 17 de junio de 1956". La literatura ficcional inglesa contiene una galería innumerable de personajes inmortales, no personajes-tipo —como tiende a hacer el francés— sino fuertemente individualizados, desde Tom Jones al estupendo Jeeves de Wodehouse, pasando por la pintoresca tribu de Dickens. Los personajes de Wodehouse pertenecen a la clase alta inglesa con su acompañamiento de sirvientes, proveedores y eventuales encontradizos: toda Inglaterra en cierto modo. En ese medio circulaba con su sempiterna sonrisa amable y su optimismo invencible el más sano de todos los hombres. Dejaba a su mujer el manejo de sus ediciones, solamente pidiéndole de tanto en tanto sumas —para ella, exhorbitantes— para whisky, bombones y pelotas de tennis; y para repentinos viajes sin valija a Francia, cuando se sentía harto de ser un man about town —petimetre— en Londres. Era un hombre sesudo, revestido como de un disfraz de su propia adolescencia; de la chunga del niño inglés con la guasa del viejo inglés. Su creación más genial es Jeeves, el inmortal butler. Es un típico mayordomo inglés, pero que posee un pesquis especial y una adhesión más que feudal a su casquivano amo, Bertram Woorster, llamado Bertie. Las novelas y cuentos seriados sobre Jeeveg —una media docena— forman un gran volumen: THE ÓMNIBUS JEEVES, que han traducido en España. "A SILLY LITTLE SIMPATHETIC IDIOT" Bertram Woorster, de los antiguos Woorsters de Leicestersbire, es un muchachuelo adinerado, ocioso, tarambana e infinitamente simpático —"« silly little ordinary simpathetic idiot"—; con su natural contorno de tías viejas, compañeros de colegio, muchachas festejadas, viejos lores hospitalarios y arrendatarios y aldeanos de sus tierras; naturalmente con el Pastor, el juez de paz, la hibliotecaria; y todo lo típico de un pueblito inglés; y naturalmente pertenece también al refinado Drones Club o Club de los Zánganos con toda su fauna de refinados excéntricos. Jeeves vela sobre él con un talento no ya avuncular sino casi paterno, oculto bajo la más rígida ceremonia; y ambos andan en interminable aunque ceremoniosa pelea, pues Jeeves no le deja usar corbatas chillonas, chaquetas extravagantes o piyamas explosivos; y aunque él se "emperró- con una chispa de acero en los ojos"; al final Jeeves con su "Yes, sir; all right, sir; y that's good sir" siempre sale con la suya de vestirlo con buen gusto. Y no sólo en esto: Bertie se empeña en resolver él por sí mismo los incesantes líos suyos o de sus amigos; que son presentados al don del consejo —y de la intriga— del estupendo Jeeves; y sólo consigue por sí mismo un enredo mayor, que el mayordomo arregla al final con un tajo de la espada de Gordium, con el mismo expediente sutil que propuso al principio y fue rechazado. Bertram, que hace de figura narrante, habla una lengua inimitable, que llamaríamos alto cockney (cockney es el lunfardo del populacho londinense) lleno de imágenes graciosas, palabras —o trozos de ¡palabras— chispeantes, sutiles, disparates e inesperados idiotismos; es la lengua desa gente, pero perfeccionada por Wodehouse al infinito, lo mismo que con el coloquial parisino Lavedán en su espirituoso NOUVEAU JEU no le falla, en punto a gracia, una frase. En suma, Bertram es un inglés de raza con la "adolescencia detenida" que tenía en el Colegio de Eton; y reduce las cosas más serias de la vida al enfoque del adolescente, sobre todo el amor, los "filos", los flirts, los esponsales y el matrimonio —y el Dinero—. No es la adolescencia zafada y guaranga de los micos porteños; él y sus amigos son honestos, románticos, sentimentales y excéntricos. Las muchachas son lo mismo, aunque más gatunas y afiladas. Uno ve claramente en un relámpago que este tarambana del diablo va a ser el día de mañana por ejemplo un buen diplomático que va a servir eficazmente al Imperio Británico —y embromar a la Argentina, por supuesto; sobre todo si tiene todavía a Jeeves. Porque debajo de su chisporreante botaratismo, están los resabios de las viejas virtudes del noble, e incluso del bulldog inglés; enterradas pero no muertas, sin cultivo porque ni les han dado cultivo; y así dan solamente las primerizas y primaverales flores de la adolescencia. Jeeves es un perfecto mayordomo inglés, pero éste tiene adentro un detective, un padre confesor ,y un bromista de todos los diablos. Acompasado y correcto; de hablar parco y atenuado, lleno de eufemismos; de cara y modales de esfinge, impecable en su servicio, Jeeves es un gran psicólogo y un ironista formidable, que se ríe incesantemente por dentro, sin la más leve contracción de sus labios finos; cosa que no siempre puede conseguir el lector. Es simplemente Wodehouse con una librea. Más fiel que un perro y más independiente que un gato, más asceta que un hindú y más risueño por dentro que un clown, más desinteresado que un monje y más aprovechador que un punguista, Jeeves es otro paladión del hombre-de-pueblo inglés: al otro extremo del irrepresible Sam Weller de Dickens, pero que se le parece como un hermano. Parece un tronco o un reloj, pero adentro le bulle toda la picardía de Sancho Panza y de la Madre Celestina junto con la del mismísimo Mefistófeles. Reírse, ese idiotismo argentino —pues el verbo es reír— significa reír para sí. Así ríe esa esfinge de Jeeves. Wodehouse creó a Jeeves, y a Woorster, y a la doctora Sally, a la tía Dahlia y a la tía Agatha, a la prima Honoria, a Lord Dawlish y Lord Emsworth, al tío Fred, al irrepresible Psmith, al tío Dinamita, Lord Ickenham, a los esposos Ukridge, criadores de pollos ¡y a cuántos más en sus sesenta novelas! incluso una capilla entera de muchachas todas diferentes. El idle rich (rico ocioso), tan abominado e insultado por Wells y Bernard Shaw, es titeado amablemente por este optimista incorregible, que en el fondo lo ama; como ama a todos los humanos; y cuando media Inglaterra y un cuarto de Norteamérica se regocijaba y se educaba con estas comedias perfectas en la intriga y tornasoladas y jaspeadas en la lengua, el buen Wodehouse fue condenado a muerte por los representantes desa misma clase social. Actualmente vive viejecito en los EE. UU., si es que no ha fenecido, que no lo sé. Tendría ahora 81 años. WODEHOUSE FUE CONDENADO A LA HORCA El caso fue así: la Segunda Guerra lo agarró en Francia; y la invasión alemana lo encerró en Vichy. Desde allí y por la radio de Petain comenzó a exhortar a los ingleses a llegar a una paz negociada con Alemania, lo mismo para lo cual voló a Inglaterra y se hizo tomar prisionero el alemán Hess; que si les hicieran caso, hubieran ahorrado al mundo muchas lágrimas, mucha sangre, muchos problemas actuales, e incluso mucho dinero.) Cuando la plutocracia inglesa y el gaznápiro de Roosevelt pactaron con Stalin los nefastos tratados de Yalta, Wodehouse fue declarado traidor a la patria y condenado en ausencia a la horca por un Tribunal puritano. Por suerte para la humanidad y para Inglaterra, sus amigos consiguieron no retornase a su patria y viajase a Estados Unidos. Si tuviera su dirección allí, le escribiría y le mandaría este artículo. Parece una enorme ingratitud con este benefactor de la humanidad, incapaz de matar una cucaracha; y un inconmensurable disparate. Sin embargo... Dije arriba que el humorismo siempre se alimenta de un núcleo serio; a veces triste. Es la decadencia de la clase dirigente inglesa en realidad ese núcleo: todo gran artista pinta la realidad, no puede ser grande si no es por medio de la verdad. Sin querer presumir de nada, siempre que uno borra un verso malo y lo sustituye por otro, después encuentra era malo porque no era verdad: manqueaba la veracidad. Un gran escritor de gran éxito tiene siempre envidiosos, odiadores ruines y resentidos ocultos en su contra; de repente éstos se dieron cuenta que tenían a mano el placer de la venganza, si querían; como pasó también con Oscar Wilde. El puritanismo calvinista, que no ríe, se dio cuenta de que este hombre que a todos hacía reír, era su enemigo peor que Bernard Shaw, el cual era también un puritano en el fondo; con mucha más suavidad y con una inagotable benignidad. Wodehouse estaba desnudando su cuerpo sucio y llagado. Para curarlo por cierto; pero hay enfermos que no quieren curas. Puede que esto sea lo que ocurrió. No sé. No pretendo saber tanto como para jurarlo. El hecho queda de que si hubieran hecho caso al alegre, sencillo, salubre y honrado Wodehouse, Inglaterra no hubiese perdido su Imperio.

jueves, 18 de julio de 2013

ese corazon,,,

JOSE M. mucho animo a toda la familia... REZAMOS POR TU PAPI. Confiamos en Dios y la profesionalidad que ha puesto en quienes le operan. Celebraremos que todo vaya bien con senda Misa y comida en PortaCoeli...

miércoles, 17 de julio de 2013

volando voy, volando vengo...

Dedicado a los que llegaron -esper- a la argentina sin contratiempo
espero -clickar aqui- que no ocurra nunca un vuelo asi...

martes, 16 de julio de 2013

el niño de marte

... hoy empieza el campamento. Para los que nos quedamos en el pueblo, ésta. Un niño de otro mundo, en España El Niño de Marte, en México: "Nadie te quiere más que yo") es una películadramática estadounidense estrenada eñ 2007. Basada en la novela ganadora del Premio Hugo al mejor relato en 1995, ''The Martian Child'' del escritor David Gerrold. El film está escrito por Seth Bass y dirigido por Menno Meyjes. El reparto está encabezado por John Cusack, Bobby Coleman y Amanda Peet. La película se estrenó en 2007 en Estados Unidos, mientras que en España y Hispanoamérica se lanzó en 2008. Una película que trata sobre el tema de la adopción, de los sacrificios que uno debe hacer y de la complejidad del tema, dramatizado en un niño que dice ser un marciano. No se habla directamente de ninguna religión por lo que es una película neutra en este aspecto, pero con un gran mensaje sobre la adopción. Con escenas muy divertidas en un drama constante. Elegida entre las 10 mejores películas familiares de 2007 por la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.
 

lunes, 15 de julio de 2013

LUMEN FIDEI


 y de postre, por buen comportamiento, clicka aqui y veras un video chulo de la Catedral de Valencia.

domingo, 14 de julio de 2013

GRU... GRU... siempre favorito

Recomendaros la 2 que es un triunfo. De momento la 1 por si alguien no la vio

sábado, 13 de julio de 2013

padres (madres) e hijos

    Un adolescente es una amalgama de defectos y virtudes contradictorios entre sí que tratan de buscar acomodo en un organismo con acné.  

No existe el derecho a la adolescencia como tampoco existe el derecho a las fiebres tifoideas.

La adolescencia es un síndrome contagioso propio de sociedades ricas. En Sierra Leona no hay adolescentes.  

El verdadero retrato de un adolescente no es el que se deduce de sus derrotas, sino el que aparece detrás de sus sueños más ambiciosos.

Se hizo cura para convertir a todos los de su barrio. Ahora ha cumplido 80 y el mundo le ha quedado pequeño.

Cortar las alas; he aquí una cirugía estúpida y criminal.

Precocidad e inmadurez son vocablos sinónimos.Pero todo tiene una explicación. Y te la cuentan ellos...


Mi madre me enseñó a apreciar un trabajo bien hecho.
―“Si os vais a matar, hacedlo fuera, que aquí acabo de limpiar el suelo”.
Mi madre me enseñó Religión
―“Más te vale rezar antes del examen, porque si no…”.
Mi madre me enseñó Lógica.
―“¡¿Que por qué?! Porque lo digo yo, y punto”.
 
Mi madre me enseñó más lógica.
―“Tú verás; si te caes de la verja y te matas no te llevaré de compras conmigo”.
 
Mi madre me enseñó a ser precavido
―“Asegúrate de que llevas la ropa interior limpia, no vayas a tener un accidente”.
Mi madre me enseñó ironía.
―“Continua llorando y yo te daré algo por lo que llorar”.
Mi madre me enseñó contorsionismo.
―“Mira como te has manchado en el cuello por detrás.
Mi madre me enseñó paciencia.
―“No te mueves de la mesa hasta que desaparezcan esas espinacas.
Mi madre me enseñó a cambiar de rol.
―“Deja ya de portarte como tu padre”
Mi madre me enseñó profecía.
―“Ponte ese jersey, que yo sé muy bien cuando tienes frío”.
Mi madre me enseñó humor.
―“Cuando te cortes un dedo con esas tijeras no me vengas corriendo”.
Mi madre me enseñó cómo hacerme adulto.
―“Si no comes esa verdura nunca te harás mayor”.
Mi madre me enseñó genética.
―“Eres igualito que tu padre”.
Mi madre me enseñó Sabiduría.
―“Cuando tengas mi edad lo entenderás”.
Mi madre me enseñó más ironía.
―“Un día tendrás hijos y espero que sean igualitos a ti”.

viernes, 12 de julio de 2013

sin wasap

Para Maite y Goyo, con cariño, hasta que volvamos a vernos tras las vacaciones. Quizá los más jóvenes no conozcan la canción "Libertad sin ira" que popularizó el grupo Jarcha durante los años de la transición a la democracia. Era una letra, peleona y provocadora.
Ahora, treintaitantos años más tarde, otro grupo acaba de lanzar a Internet esta estupenda parodia.

jueves, 11 de julio de 2013

miércoles, 10 de julio de 2013

ahora que estáis bien

Dedicado a mis sufridos padres que, después de sufrirnos ahora tienen el privilegio de dejarse querer por nosotros sus hijos... El marido lleva tres semanas entrando y saliendo del estado de coma, mientras Marta, su esposa, permanece a su lado día tras día. De pronto una tarde el marido abre los ojos, recobra el sentido y comienza a balbucear algunas palabras mientras mira a su mujer. Ésta inclina la cabeza para oírle mejor. ―Querida…tú has estado siempre a mi lado…, en todas mis desventuras… Cuando me despidieron, tú estabas ahí como mi soporte…; cuando mi negoció fracasó, no te moviste de mi lado…; cuando nos desahuciaron, tu presencia fue mi mejor consuelo. El enfermo interrumpe sólo un instante su discurso y añade: ―¿Sabes una cosa, Marta? La mujer, feliz y llorosa, responde: ―¿Qué es lo que quieres que sepa? ―Que empiezo a pensar que me traes mala suerte.

martes, 9 de julio de 2013

Francisco en lampedusa

A partir de las preguntas de la Biblia "Adán, ¿dónde estás?" Y "Caín, ¿dónde está tu hermano", el Papa Francis, con referencia a los naufragios de inmigrantes en Lampedusa, dijo que "estas dos cuestiones de Dios resuenan aún hoy en día, con toda la su fuerza ". "Muchos de nosotros, yo me incluyo, estamos desorientados, estamos más atentos al mundo en el que vivimos", y "ya no somos capaces siquiera de mantenernos entre sí  '

lunes, 8 de julio de 2013

Milagros de lourdes

. Este verano te espera... Para motivar, un libro antiguo con la narración de algunos de los primeros milagros de Nuestra Señora de Lourdes

domingo, 7 de julio de 2013

7 de julio... London River

Poco antes de las 9 de la mañana del 7 de julio de 2005, y de nuevo una hora después, un total de cuatro bombas explotaron en Londres. En hora punta, cuatro asesinos viajando en el transporte público activan los explosivos que llevan en sus mochilas, matando en pocos minutos a 56 personas e hiriendo a más de 700 en tres trenes del metro y un autobús. En una cinta que fue más tarde descubierta, uno de los terroristas islámicos anuncia que su grupo está en guerra con la sociedad británica. La película cuenta la historia de dos personas que se encontraron inmediatamente afectadas por los ataques, a pesar de que ellos no estaban en los lugares de las explosiones: Ousmane, un musulmán residente en Francia; y la señora Sommers, una mujer cristiana que habita en una de las islas del Canal.

sábado, 6 de julio de 2013

con dias de retraso por la pereza...

dedicado a los pibes juniors que ya se hicieron la mochila y sienten palpitar con fuerza el corazón mientras esperan el día 16... 

Ripios del solsticio

La primavera se ha ido
aunque nunca haya venido.
Sin despedirse se marcha
con lluvia, nieve y escarcha.
 
Y uno que empieza a estar harto
está añorando al lagarto,
aquel lagarto del huerto
que a mis pies se hacia el muerto,
boquiabierto.

¿Vendrá mañana el verano
o esperaremos en vano?
A ver dónde está el simpático
que habla del cambio climático.

viernes, 5 de julio de 2013

"La Muerte de Martín Fierro"

Fragmento del Poema introductorio a,,,

"... El verbo que trajeron de Europa los abuelos,
Militantes briosos con chirridos de espadas,
Se asordinó de trémolos y de melancolías
En la llanura verde, sonora de la Pampa.

En ese mar inmóvil, imponente y fecundo,
Que promete y acoge, mas también amenaza,
Se ahogó sin ahogarse porque salvó la ropa
La dureza soberbia y el brío de la raza.

Con arcabuz y espuelas la conquista del indio
Era fácil -y un poco de catecismo;- para,
Conquistar la llanura, la montaña y el río-
No ,entendían latines el río Y: la montaña.

La tierra vengó al indio y humilló al inmigrante,
Impuso condiciones, testaruda y callada,
Para dar de su oscura ubre vital bebida
y frenar los antojos petulantes del tránsfuga.

La tierra dio frenillo balbuceante a la lírica
Volubilidad gárrula de la andaluza parla,
y en Martín Fierro la hizo de nuevo arcaizando
Pesada, sentenciosa, rítmica, castellana.

Y los prosaicos rudos y salvajes paisajes
y elementales como mercurio en. amalgama
Domaron sutilmente las imágenes cultas,
Contrarreformas, Reyes y otras diversas charlas.

"Y la lenta elegía de las tardes de lluvia"
Con los himnos fastuosos de las lunas de plata
Le dieron nuevo cuerpo, sano y bruto a la otra
Supercivilizadamente anémica alma.

Y los viajes inmensos y el vacuno y el trigo
y la lucha del viento, de la tierra y el agua
Limaban como lima sorda la antigua otra
Supercivilizadamente sonora alma.

Y el coraje diario, directo y primitivo,
y el olvidar salubre, que es ciencia y no ignorancia,
Bañaban de un bautismo telúrico la otra
Supercivilizadamente finchada alma.

Y somos españoles porque el alma es la misma,
Según dicen los sabios, pero el alma de España
Fue tragada tres veces por él polvo sin límites
y animó una diversa nueva y bárbara estatua.

Pues la tierra es la tierra, sin el cuerpo no hay hombre,
y asÍ, en una terrena metempsÍcosis bárbara,
Juan Manuel es Fernando, no el"Santo" ni el"Católico",
Si quieren; pero el brote directo desa rama..."

Leonardo Castellani, "La muerte de Martín Fierro",

jueves, 4 de julio de 2013

miércoles, 3 de julio de 2013

juicio temerario

El Evangelio del fariseo y del publicano nos vuelve a recordar lo abominable que es el orgullo y lo hermoso que es la humildad. El fariseo se decía: “Yo no soy como los demás…”; ¡qué orgullo detestable! ¡Cuántos de nosotros si no decimos lo mismo, al menos lo pensamos! Y después el fariseo añadía: “Yo no soy como ese publicano…”;
¡Que juicio temerario tan abominable! Y con este juicio temerario, hundía en su estimación al pobre publicano, lo hacía menos, lo consideraba gran pecador, lo despreciaba; y eso que en la presencia de Dios, el publicano, con sus primeros actos de arrepentimiento y de humildad, ya estaba justificado! ¡Cuántos de nosotros, quizás, nos parecemos a este fariseo! ¡Cuántas veces, por nuestros juicios temerarios, hundimos a nuestro prójimo, lo pisamos, lo despreciamos!
- Vemos a algún varón, hablando con alguna mujer, y ya pensamos que hay algo entre ellos;
- Vemos a alguien, tomándose una cerveza, y ya pensamos que es un borracho!;
- El marido llega algunos días un poco tarde a la casa, y ya pensamos lo peor;
- Una señora da una buena donación a la iglesia, y ya pensamos: “¡lo hizo para presumir, para que la vieran, por vanagloria!, ¡ah, es que ella es rica, no le duele dar!”.
¡Cuántos juicios temerarios cometemos cada día, a cada hora!
El juicio temerario, es la sopa de cada día, más bien, ¡es el veneno de cada día!
- Un compañero llega un poco tarde al trabajo y ya pensamos: “es un incumplido, es un perezoso”;
- Ven que su superior, que su jefe, tiene tal y tal defectos, o hizo una acción que nos les gustó, y ya lo sientan en el banquillo de los acusados, cuando no en la silla eléctrica sus juicios y desprecios. ¡Y cuántos hay que incluso se atreven a juzgar temerariamente al sacerdote!
- Le ven hablando varias veces con la misma mujer y ya piensan lo peor;
- le ven que se reúne o habla muchas veces o más tiempo con algunos y ya piensan: “el padre tiene acepción de personas”;
- le ven que ya no confiesa con tanta frecuencia como antes, y ya comienzan a juzgar al sacerdote: “¿que estará haciendo? ¡el santo Cura de Ars confesaba muchísimas horas…!”. ¡Sí, cuántos de nosotros, quizás, nos parecemos a este fariseo, por nuestros detestables juicios temerarios! Para ir luchando contra este feo y muy común pecado, hablemos sobre los juicios temerarios, que es propiamente el segundo grado de soberbia, pues la murmuración, la envidia y la burla, que ya hemos estudiado, muchas veces son una consecuencia de los juicios temerarios: Primero observamos: y muchas veces por curiosidad; luego juzgamos lo que observamos (y generalmente juzgamos temerariamente); Y por eso terminamos hablando mal, obrando mal o sintiendo mal del prójimo (murmuración, burla, envidia) Para estudiar un poco los juicios temerarios, veamos los siguientes puntos:
1) ¿Qué es el juicio temerario?
2) ¿Cuáles son las causas más comunes del juicio temerario? Es decir, ¿por qué la gente hace juicios temerarios?
3) Veamos cuán errados son los juicios de los hombres
4) ¿Qué tan grave es el pecado del juicio temerario?¿cuándo es pecado mortal y cuándo venial?
5) ¿Cómo lo ha castigado Dios?

¿QUÉ ES EL JUICIO TEMERARIO? “Es un juicio atrevido, precipitado, formado interiormente en perjuicio del prójimo y formado por motivos leves e insuficientes”. Dicho brevemente de otro modo, “es un juicio malo sobre el prójimo, sin motivo suficiente”. El juicio temerario es un pecado contra la justicia, y muchas veces contra la caridad. Es un pecado contra la justicia, porque el hombre tiene el derecho a que no se le juzgue malo sin causa o sin motivo suficiente; Y muchas veces es un pecado contra la caridad, cuando el juicio temerario conlleva cierto desprecio del prójimo.

SE DAN GRADOS en el juicio temerario:
DUDA TEMERARIA
OPINIÓN TEMERARIA
SOSPECHA TEMERARIA
JUICIO TEMERARIO

EJEMPLO: Supongamos que en lugar, hay mujer aparentemente piadosa. Por la manera en que se comporta en la capilla, por el modo de hacer la genuflexión, de rezar, etc., podemos darnos cuenta de su aparente piedad. Por otra parte, supongamos que una persona temeraria ve algunas cosas del comportamiento de esa mujer fuera de la capilla, que no son concordes con su aparente piedad y devoción; y comienza entonces a pensar si ella será hipócrita. Los hechos y motivos que conoce de esa mujer son insuficientes para determinar algo sobre ella, pero si aún así, procede a juzgarla, estos serían los grados por los que podría subir:
DUDA TEMERARIA (el temerario se dice interiormente: “No sé si esa mujer es hipócrita, tengo duda”; es decir, él pone las dos posibilidades, pero no se inclina por ninguna de ellas (pensar así ya es pecado).
OPINIÓN TEMERARIA (el temerario se dice: “quizá esa mujer es hipócrita”; ya se inclinó a pensar así, aunque no descarta que se puede equivocar, el pecado se agrava).
SOSPECHA TEMERARIA (después se dice: “sospecho que esa mujer es hipócrita”, o sea, ya se inclinó más fuertemente por pensarlo; el pecado aumenta)
JUICIO TEMERARIO (finalmente juzga temerariamente: “¡sí esa mujer es hipócrita!”, y así consuma el pecado de juicio temerario). Imagen quitada por el remitente. Muchas veces, nosotros nos saltamos todos los grados y llegamos directamente al juicio temerario. Notemos bien que lo que caracteriza al juicio temerario es la insuficiencia de motivos o razones que tenemos para pensar mal de nuestro prójimo. Por eso, también hay juicio temerario cuando, sin suficiente fundamento, se juzga mal del prójimo, aunque luego resulte verdadero o se confirme plenamente el pecado del prójimo que se juzgó temerariamente.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS MÁS COMUNES DEL JUICIO TEMERARIO? Es decir, ¿por qué la gente hace juicios temerarios? Sto. Tomás de Aquino señala tres causas: 1a causa) La idiotez de la inteligencia y la malicia de la voluntad: Idiotez de la inteligencia: Es cuando uno juzga sin considerar todas las causas, intenciones y circunstancias del que obra. Y por eso, somos muchos los que emitimos cada día gran cantidad de juicios temerarios, pues Dios dijo: “El número de los idiotas es infinito”. Malicia de la voluntad: “...porque uno es malo en sí mismo, y por ello, como conocedor de su malicia, fácilmente piensa mal de otros” (S.T. II-II q. 60, a. 3)
Esto también lo dijo Dios: «El tonto, andando su camino, como él es un insensato, estima que todos los demás son tontos [Eccles.10, 3]» 2a causa) La mala disposición respecto a otro, (es decir, por que el otro nos cae mal): “Pues cuando alguien desprecia u odia a otro o se irrita y le envidia, piensa mal de él por ligeros indicios, porque cada cual cree fácilmente lo que le apetece”. 3 causa) Una larga experiencia: “...el juicio temerario puede provenir de la larga experiencia; por lo que dice Aristóteles que «los ancianos son grandemente suspicaces (sospechan, juzgan), ya que muchas veces han experimentado los defectos de otros»” ¿Y de estas causas del juicio temerario cuáles son las más graves? Pues cuando se emite el juicio temerario porque uno es malo y porque a uno le cae mal alguien, pues en estos casos, el juicio temerario procede de un sentimiento perverso. En cambio, cuando uno emite juicios temerarios por la larga experiencia que tiene, el pecado es menor, pues por la experiencia que tiene, el juicio se acerca a la certeza.

VEAMOS CUAN ERRADOS SON LOS JUICIOS DE LOS HOMBRES Dios se reservó para sí todo juicio, por lo mismo que Él es el único que ve todas nuestras intenciones. ¡Cuántos ejemplos tenemos en la Sagrada Escritura de lo errado que son los juicios de los hombres! - Ana, mujer piadosa y buena, que no había podido tener hijos, muy atribulada entró al templo a rezar con mucho fervor. El pontífice del templo, llamado Helí, la observó, y juzgó temerariamente que esa manera de rezar se debía a que estaba pasada de tragos; Sin embargo, la misma Escritura nos dice cuales eran los sentimientos de aquella mujer suplicante, y cuán equivocado el juicio que de ella se formó el sacerdote. Ella rezaba con ese fervor porque le suplicaba a Dios que le concediera tener un hijo y que ella se lo ofrecería si Dios se lo daba. (I Rey. I) - También fue igual de equivocado el juicio temerario que hicieron los amigos de Job. Ellos juzgaron que las desgracias que sufría Job se debían a pecados suyos, gravísimos y ocultos. Pero Dios vino en defensa de su siervo Job, reprendió duramente a sus amigos temerarios, y declaró que sólo por intermediario de su siervo Job les perdonaría sus pecados, que con sus falsos juicios habían cometido. (Job.42) - En la historia de José (hijo de Jacob) se lee que una vez, estando él solo con la esposa del faraón, se escapó rápido, dejando su manto en poder de la señora; ¿quién, al saber sólo esto, no hubiera pensado qué él realmente había intentado deshonrar a la esposa del faraón?. Así lo creyó Putifar, el faraón, y lo metió a la cárcel. Pero Dios y José mismo sabían que él era inocente, pues era ella, esa impúdica mujer, quien había querido seducirlo, y por escapar rápido de ella y del pecado, dejó su manto con ella. (Gén.39)

¿TAN GRAVE ES EL PECADO DEL JUICIO TEMERARIO? Dios ya lo ha condenado: “¡Ay de vosotros los que llamáis mal al bien y bien al mal, y tomáis las tinieblas por la luz, y la luz por las tinieblas!” (Is.5,20) “No juzguéis á los demás, si queréis no ser juzgados; Porque con el mismo juicio que juzgareis, habéis de ser juzgados”(Mt.7,1-2) “¡Oh hombre, quien quiera que seas, que te pones a condenar á los demás! Pues en lo que condenas á otro, te condenas a ti mismo”(Rom.2,1) San Buenaventura dijo: “El juicio temerario es una peste oculta, pero gravísima, que nos aleja de Dios, y es altamente opuesta a la caridad” ¿Cuándo es pecado mortal y cuándo venial? Las Condiciones requeridas para que sea pecado mortal son las siguientes: 1) Que sea con perfecta deliberación: (que realmente hayamos hecho un juicio), por lo que no hay pecado grave en quien ignora, o no advierte plenamente... (ejem.: se le escapó un juicio temerario…). 2) Que exista plena temeridad: es decir, la plena advertencia sobre la ligereza de los motivos sobre los cuales se apoya el juicio. 3) Que se trate de materia grave: por tanto, todo juicio que aún siendo deliberado y temerario, si recae sobre un vicio no ignominioso, no es un pecado grave. (ejem.: Juzgar temerariamente que alguien sea un poco perezoso, glotón, un poquito mentiroso, etc., esto no será pecado grave.)

SI NO SE DA LA CONJUNCIÓN DE LAS TRES CONDICIONES, el pecado será sólo venial. La materia grave, en el juicio temerario, es solamente la que atenta contra las personas y de hecho tiene la cualidad de ser muy vergonzoso y gravemente perjudicial del honor: (juzgar temerariamente que alguien es un ladrón, fornicador, adúltero, homosexual, incestuoso, etc.) También hay que tomar en cuenta sobre qué persona se está formando el juicio temerarrio, por ejemplo: - Si se juzga temerariamente que una criada es mentirosa, esto es sólo pecado venial. - Si se juzga con temeridad que un sacerdote es mentiroso, esto será pecado mortal.

Notas:
a) La mayor o menor gravedad del juicio temerario depende no sólo de la calidad del pecado o crimen que se juzga temerariamente, sino también de la mayor o menor proporción entre el juicio y los motivos insuficientes en que se apoya para emitirlo.
b) No está prohibido adoptar ciertas medidas de precaución para precaverse de posibles daños, por ejemplo: guardando el dinero o cosas de valor bajo llave, sin que esto signifique sospecha o juicio temerario contra persona determinada.

¿CÓMO HA CASTIGADO DIOS ESTE PECADO? Dios lo ha castigado muy severamente, para advertencia nuestra. Bueno, recordemos sólo el siguiente hecho que narra la Sagrada Escritura: Moisés era un hombre muy manso, más que hombre alguno sobre la tierra. Él se había casado con una mujer extranjera (no israelita) llamada Séfora, ella era del país de Cus, situado en los límites de Arabia y el Sinaí; María era la hermana de Moisés, e hizo un juicio temerario contra Moisés, por haberse casado con esta mujer extranjera; Y Dios se inflamó de ira y le mandó una terrible lepra que le cubrió su cuerpo. Para que se le perdonase el pecado, Moisés tuvo que interceder por ella y le pidió a Dios diciendo: “Ruégote, ¡oh Dios!, que la sanes”. Y Yavhé le respondió a Moisés: “Si su padre le hubiera escupido a ella en la cara, ¿acaso no se avergonzaría ella por siete días? Sea, por lo tanto, excluída del campamento por siete días, y después será recibida de nuevo”. Así lo hizo ella y después volvió sana. Valoremos como esta ofensa por un juicio temerario (y también por murmuración) fue tan desagradable a Dios, que Él dio a entender que por este pecado, bien merecería el pecador ser escupido por Dios. ¡Y sobre todo cuando alguien emite juicios temerarios contra los elegidos de Dios, como lo son sus sacerdotes!; sí, ese tal, o esa tal, merecería ser escupido(a) por Dios. Otro asunto distinto es saber distinguir y reconocer -con datos ciertos y objetivos- a un falso pastor, a un mal sacerdote, que se aleja de la doctrina o de la moral enseñada por Dios y su verdadera Iglesia (la Católica), pues Cristo nos advirtió que vendrían falsos profetas con piel de oveja que en realidad serían lobos de los que habría que huir. Ese discernimiento es necesario y si se realiza correctamente no cae en el rubro de los juicios temerarios.

CONCLUSIÓN ¡Desechemos ya los juicios temerarios, veneno de todo los días! ¡No juzguemos al prójimo, no lo pisemos, no lo hundamos con nuestros pensamientos y desprecios! ¡Y menos al sacerdote!, pues dijo Dios: “No toquéis a mis Ungidos” (Salm.104,15). Nunca olvidemos las palabras de Nuestro Señor: “No juzguéis y no seréis juzgados” (Mt. 7,1). Y por último, no confundamos el buen discernimiento que se basa en datos reales y objetivos para realizar un concienzudo y equilibrado ejercicio que nos permita analizar la realidad con lo que sí es un juicio temerario, que se hace sin los suficientes elementos y con ligereza. No se trata de renunciar al ejercicio de la inteligencia sino de emplear ésta con objetividad, justicia y caridad.

ANÉCDOTA: Se cuenta de un hombre bueno y muy simple que se hallaba en el lecho de su muerte. Estaba envuelto en medio de grandes dolores, pero aún así permanecía en paz y con gran alegría. Alguno de los que estaban presentes le preguntaba: “¿Pero cómo puede estar usted con esa alegría en estos momentos? No sabe usted que ya se está acercando al terrible juicio de Dios...al terrible juicio de Dios que hace incluso temblar a los santos?” El buen hombre respondió: “¿Y por qué habría yo de tener miedo de ese juicio? ¿Acaso no dijo Nuestro Señor: “No juzguéis y no seréis juzgados”? Yo, en mi vida, nunca he juzgado a nadie, por eso yo no tengo miedo. Yo no seré juzgado. Y así murió en paz y con gran alegría. Por supuesto que esto no significa que ese hombre no haya tenido juicio particular, sino que simplemente, su juicio fue muy sencillo y alegre; pues si él tuvo gran misericordia del prójimo para no juzgarlo en sus acciones, en sus pecados, también Dios tuvo gran misericordia de él, y ya antes de la hora de su juicio, Dios ya le había perdonado sus pecados. ¡Qué hermoso ejemplo para nosotros!, Por eso, imitémoslo también nosotros: “¡no juzguemos y no seremos juzgados!”

martes, 2 de julio de 2013

el problema del dolor. Lewis


para quiutar hierro al tema, una de Cantinflas
El Señor Doctor

lunes, 1 de julio de 2013

Vª Conferencia del Episcopado LatinoAMericano, CELAM