lunes, 25 de septiembre de 2017

domingo, 24 de septiembre de 2017

PARA RESTABLECER LA CONCORDIA

“Lo mismo que la sociedad tiene derecho
de darse un jefe que la conduzca
al bien común, el mismo derecho
tiene a deshacerse de él cuando es
un obstáculo para dicho bien común (…)
El Régimen tiránico no es justo,
por no ordenarse al bien común.
Por tanto, la perturbación de ese Régimen
no tiene razón de sedición.
Más sedicioso es el tirano que fomenta
discordias y sediciones en el pueblo
esclavizado para poder dominar
con más seguridad: eso es tiránico,
por encaminarse al bien personal
del que manda con daño de la sociedad”
   
Santo Tomás de Aquino,
El Régimen Político, VII, 34

sábado, 23 de septiembre de 2017

moral de situación

LLAMADA TAMBIÉN ÉTICA SITUACIONAL




SOYEZ LES BIENVENUES*
DISCURSO SOBRE LOS ERRORES DE LA MORAL DE SITUACIÓN PRONUNCIADO POR S.S. PÍO XII

Viernes 18 de abril de 1952

1. Bien venidas seáis, amadas hijas de la Federación Mundial de las Juventudes Femeninas Católicas. Os saludamos con el mismo placer, con la misma alegría y con el mismo afecto con que hace cinco años os recibimos en Castelgandolfo con ocasión de la gran Asamblea Internacional de las Mujeres Católicas.

Los estímulos y sabias directivas que os proporcionó aquel Congreso, lo mismo que las palabras que Nos os dirigimos entonces (Discorsi e Radiomessaggi 9, 221-223), no han quedado, en verdad, sin fruto. Conocemos los esfuerzos que en este intervalo habéis desarrollado para realizar los objetivos precisos de los cuales teníais clara visión. Esto también nos lo prueba la Memoria impresa que, con motivo de preparar este Congreso, nos habéis hecho llegar: La foi des jeunes. Problème de notre temps. Sus 32 páginas tienen el peso de un grueso volumen, y Nos las hemos examinado con gran atención, porque resume y sintetiza las enseñanzas de numerosas y variadas encuestas sobre el estado de la fe en la juventud católica de Europa, siendo altamente instructivas sus conclusiones.

2. De muchas de las cuestiones tocadas en ella, Nos mismo hemos tratado en nuestra alocución del 11 de septiembre de 1947, a la que asistíais vosotras, y en muchas otras alocuciones de antes y después. Hoy querríamos aprovechar la oportunidad que nos ofrece esta reunión con vosotras para decir lo que pensarnos acerca de cierto fenómeno que se manifiesta algo por todas partes en la vida de la fe de los católicos y que afecta un poco a todos, pero particularmente a la juventud y a sus educadores, del que se encuentran huellas en diversos lugares de vuestra Memoria, como cuando decís: «Confundiendo el cristianismo con un código de preceptos y prohibiciones, los jóvenes tienen la impresión de ahogarse en ese clima de moral imperativa, y no es una ínfima minoría la que echa por la borda el embarazoso fardo» (p. 10).

Una nueva concepción de la ley moral

3. Fenómeno este al que podríamos llamar una nueva concepción de la vida moral, pues se trata de una tendencia que se manifiesta en el campo de la moralidad. Ahora bien: en las verdades de la fe se fundan los principios de la moralidad, y vosotras sabéis bien cuán capital importancia tiene para la conservación y el desarrollo de la fe el que la conciencia de la joven se forme cuanto antes y se desarrolle según las justas y sanas normas morales. Por ello, la nueva concepción de la moralidad cristiana toca muy directamente al problema de la fe de los jóvenes.

Nos hemos hablado ya de la nueva moral en nuestro radiomensaje del 23 de marzo último a los educadores cristianos. Y lo que hoy vamos a tratar no es sólo una continuación de lo que entonces dijimos: Nos queremos descubrir los profundos orígenes de esta concepción. Se la podría calificar de existencialismo ético, de actualismo ético, de individualismo ético, entendidos en el sentido restrictivo que vamos a explicar y tal como se les encuentra en lo que con otro nombre se ha llamado Situationsethik (moral de situación).

La «moral de situación». Su signo distintivo

4. El signo distintivo de esta moral es que no se basa en manera alguna sobre las leyes morales universales, como —por ejemplo— los diez mandamientos, sino sobre las condiciones o circunstancias reales y concretas en las que ha de obrar y según las cuales la conciencia individual tiene que juzgar y elegir. Tal estado de cosas es único y vale una vez para cada acción humana. Luego la decisión de la conciencia —afirman los defensores de esta ética— no puede ser imperada por las ideas, principios y leyes universales.

5. La fe cristiana basa sus exigencias morales en el conocimiento de las verdades esenciales y de sus relaciones; así lo hace San Pablo en la carta a los Romanos (Rom 1, 19-21) para la religión en cuanto tal, ya sea ésta la cristiana, ya la anterior al cristianismo: a partir de la creación, dice el Apóstol, el hombre entrevé y palpa de algún modo al Creador, su poder eterno y su divinidad, y esto con una evidencia tal que él se sabe y se siente obligado a reconocer a Dios y a darle algún culto, de manera que desdeñar este cultivo o pervertirlo en la idolatría es gravemente culpable, para todos y en todos los tiempos.

6. Esto no es, de ningún modo, lo que afirma la ética de que Nos hablamos. Ella no niega, sin más, los conceptos y los principios morales generales (aunque a veces se acerque mucho a semejante negación), sino que los desplaza del centro al último confín. Puede suceder que la decisión de la conciencia muchas veces esté de acuerdo con ellos. Pero no son, por decirlo así, una colección de premisas, de las que la conciencia saca las consecuencias lógicas en el caso particular, el caso de una vez. ¡De ningún modo! En el centro se encuentra el bien, que es preciso cumplir o conservar en su valor real y concreto; por ejemplo, en el campo de la fe, la relación personal que nos liga a Dios. Si la conciencia seriamente formada estableciera que el abandono de la fe católica y la adhesión a otra «confesión» lleva más cerca de Dios, este paso se encontraría justificado, aun cuando generalmente se le califica de defección en la fe. O también, en el campo de la moralidad, la donación de sí —corporal o espiritual— entre jóvenes. Aquí la conciencia seriamente formada establecería que por razón de la sincera inclinación mutua están permitidas las intimidades de cuerpo y de sentidos, y éstas, aunque admisibles solamente entre esposos, resultarían permitidas. La conciencia abierta de hoy decidiría así, porque ella deduce de la jerarquía de los valores el principio de que los valores de la personalidad, por ser los más altos, podrían servirse de los valores inferiores del cuerpo y de los sentidos o bien descartarlos, según lo sugiera cada situación. Se ha pretendido con insistencia que, precisamente según ese principio, en materia de derechos de los esposos sería necesario, en caso de conflicto, dejar a la conciencia seria y recta de los cónyuges, según las exigencias de las situaciones concretas, la facultad de impedir directamente la realización de los valores biológicos, en favor de los valores de la personalidad.

Los juicios de una conciencia de esta naturaleza, por muy contrarios que a primera vista parezcan a los preceptos divinos, valdrían, sin embargo, delante de Dios; porque, se dice, la conciencia sincera, seriamente formada, es más importante delante de Dios mismo que el precepto y que la ley.

Y por ello, tal decisión es activa y productiva, no pasiva y receptiva de la decisión de la ley, escrita por Dios en el corazón de cada uno, y menos todavía de la del Decálogo, que el dedo de Dios ha escrito en tablas de piedra, dejando a la autoridad humana el promulgarlo y el conservarlo.

La «moral nueva» eminentemente «individual»

7. La ética nueva (adaptada a las circunstancias), dicen sus autores, es eminentemente individual. En la determinación de la conciencia, cada hombre en particular se encuentra directamente con Dios y ante El se decide, sin intervención de ninguna ley, de ninguna autoridad, de ninguna comunidad, de ningún culto o confesión, en nada y de ninguna manera. Aquí sólo existe el yo del hombre y el Yo del Dios personal; no del Dios de la ley, sino del Dios Padre, con quien el hombre debe unirse con amor filial. Vista así, la decisión de la conciencia es, por lo tanto, un riesgo personal, según el conocimiento y la valoración propios, con plena sinceridad ante Dios. Estas dos cosas, la intención recta y la respuesta sincera, son lo que Dios considera; la acción no le importa. Por ello, la respuesta puede ser la de cambiar la fe católica por otros principios, la de divorciarse, la de interrumpir la gestación, la de rehusar la obediencia a la autoridad competente en la familia, en la Iglesia, en el Estado; y así, en otras cosas.

Todo esto correspondería perfectamente a la condición de mayoría de edad del hombre y, en el orden cristiano, a la relación defiliación, que, según la enseñanza de Cristo, nos hace rezar Padre nuestro...

Esta visión personal ahorra al hombre tener que medir en cada momento si la decisión que se ha de tomar corresponde a los artículos de la ley o a los cánones de normas y reglas abstractas; ella le preserva de la hipocresía de una fidelidad farisaica a las leyes; ella le preserva tanto del escrúpulo patológico como de la ligereza o de la falta de conciencia, porque hace recaer personalmente sobre el cristiano la responsabilidad total ante Dios. Así hablan los que predican la moral nueva.

Esta fuera de la ley y de los principios católicos

8. Expuesta así la ética nueva, se halla tan fuera de la ley y de los principios católicos, que hasta un niño que sepa su catecismo lo verá y se dará cuenta y lo percibirá. Por lo tanto, no es difícil advertir cómo el nuevo sistema moral se deriva del existencialismo, que, o hace abstracción de Dios, o simplemente lo niega, y en todo caso abandona al hombre a sí mismo. Tal vez sean las condiciones presentes las que hayan inducido a intentar el trasplantar esta moral nueva al terreno católico, para hacer más llevaderas a los fieles las dificultades de la vida cristiana. De hecho, a millones de ellos se les exigen hoy —en un grado extraordinario— firmeza, paciencia, constancia y espíritu de sacrificio si quieren permanecer íntegros en su fe, bien sea bajo los reveses de la fortuna o bien bajo las seducciones de un ambiente que pone a su alcance todo aquello que forma la aspiración y el deseo de su corazón apasionado. Pero semejante tentativa nunca jamás podrá tener éxito.

Las obligaciones fundamentales de la ley moral

9. Se preguntará de qué modo puede la ley moral, que es universal, bastar e incluso ser obligatoria en un caso particular, el cual, en su situación concreta, es siempre único y de una vez. Ella lo puede y ella lo hace, porque, precisamente a causa de su universalidad, la ley moral comprende necesaria e intencionalmente todos los casos particulares, en los que se verifican sus conceptos. Y en estos casos, muy numerosos, ella lo hace con una lógica tan concluyente, que aun la conciencia del simple fiel percibe inmediatamente y con plena certeza la decisión que se debe tornar.

10. Esto vale especialmente para las obligaciones negativas de la ley moral, para las que exigen un no hacer un dejar de lado. Pero no para éstas solas. Las obligaciones fundamentales de la ley moral están basadas en la esencia, en la naturaleza del hombre y en sus relaciones esenciales, y valen, por consiguiente, en todas partes donde se encuentre el hombre; las obligaciones fundamentales de la ley cristiana, por lo mismo que sobrepasan a las de la ley natural, están basadas sobre la esencia del orden sobrenatural constituido por el divino Redentor. De las relaciones esenciales entre el hombre y Dios, entre hombre y hombre, entre los cónyuges, entre padres e hijos; de las relaciones esenciales en la comunidad, en la familia, en la Iglesia, en el Estado, resulta, entre otras cosas, que el odio a Dios, la blasfemia, la idolatría, la defección de la verdadera fe, la negación de la fe, el perjurio, el homicidio, el falso testimonio, la calumnia, el adulterio y la fornicación, el abuso del matrimonio, el pecado solitario, el robo y la rapiña, la sustracción de lo que es necesario a la vida, la defraudación del salario justo (cf. Sant 5,4), el acaparamiento de los víveres de primera necesidad y el aumento injustificado de los precios, la bancarrota fraudulenta, las injustas maniobras de especulación, todo ello está gravemente prohibido por el Legislador divino. No hay motivo para dudar. Cualquiera que sea la situación del individuo, no hay más remedio que obedecer.

11. Por lo demás, a la ética de situación oponemos Nos tres consideraciones o máximas. La primera: Concedemos que Dios quiere ante todo y siempre la intención recta; pero ésta no bastaEl quiere, además, la obra buena. La segunda: No está permitido hacer el mal para que resulte un bien (cf. Rom 3,8). Pero esta ética obra —tal vez sin darse cuenta de ello— según el principio de que «el bien santifica los medios». La tercera: Puede haber situaciones en las cuales el hombre —y en especial el cristiano— no pueda ignorar que debe sacrificarlo todo, aun la misma vida, por salvar su alma. Todos los mártires nos lo recuerdan. Y son muy numerosos, también en nuestro tiempo. Pero la madre de los Macabeos y sus hijos, las santas Perpetua y Felicitas —no obstante sus recién nacidos—, María Goretti y otros miles, hombres y mujeres, que venera la Iglesia, ¿habrían, por consiguiente, contra la situación, incurrido inútilmente —y hasta equivocándose— en la muerte sangrienta? Ciertamente que no; y ellos, con su sangre, son los testigos más elocuentes de la verdad contra la nueva moral.

El problema de la formación de las conciencias

12. Donde no hay normas absolutamente obligatorias, independientes de toda circunstancia o eventualidad, la situación de una vez en su unicidad requiere, es verdad, un atento examen para decidir cuáles son las normas que se han de aplicar y en qué manera. La moral católica ha tratado siempre y ampliamente este problema de la formación de la propia conciencia con el examen previo de las circunstancias del caso que se ha de resolver. Todo lo que ella enseña ofrece una ayuda preciosa para las determinaciones de la conciencia tanto teóricas como prácticas. Baste citar la exposición, no superada, de Santo Tomás sobre la virtud cardinal de la prudencia y las virtudes con ella relacionadas (Sum. Theol. II-II q. 47-57). Su tratado revela un sentido en la actividad personal y de la realización, que contiene todo cuanto hay de justo y de positivo en la ética según la situación, pero evitando todas sus confusiones y desviaciones. Bastará, por lo tanto, al moralista moderno continuar en la misma, línea si quiere profundizar nuevos problemas.

La educación cristiana de la conciencia está muy lejos de despreciar la personalidad, ni aun la de la joven y del niño, y de matar su iniciativa. Porque toda sana educación tiende a hacer al educador más innecesario poco a poco y al educando más independiente dentro de los justos límites. Y esto vale también en la educación de la conciencia por Dios y la Iglesia: su objetivo es, como dice el Apóstol (cf. 2Cor 13,13), el hombre perfecto, según la medida de la plenitud de Cristo; por consiguiente, el hombre «mayor», que tiene también el valor de su responsabilidad.

¡Solamente es necesario que esta madurez se coloque en el plano justo! Jesucristo permanece como Señor, Jefe y Maestro de cada hombre, de toda edad y de todo estado, por medio de su Iglesia, en la cual continúa El obrando. El cristiano, por su parte, debe asumir el grave y grande cometido de hacer valer en su vida personal, en su vida profesional y en la vida social y pública, en cuanto de él dependa, la verdad, el espíritu y la ley de Cristo. Esto es la moral católica; y ella deja un vasto campo libre a la iniciativa y a la responsabilidad personal del cristiano

Los peligros para la fe de la juventud

13. He aquí lo que Nos queríamos deciros. Los peligros para la fe de nuestra juventud son hoy extraordinariamente numerosos. Cada uno lo sabía y lo sabe, pero vuestra Memoria es particularmente instructiva a este respecto. Sin embargo, pensamos Nos que pocos de esos peligros son tan grandes y tan graves en consecuencias como los que la moral nueva hace correr a la fe. Los extravíos a que conducen así tales deformaciones como la debilitación de los deberes morales, que se derivan directamente de la fe, terminarían, con el tiempo, por corromper aun la fuente misma. Así muere la fe.

Dos conclusiones

De todo lo que hemos dicho sobre la fe vamos a sacar dos conclusiones, dos normas que Nos queremos dejaros al terminar, para que orienten y animen toda vuestra acción y toda vuestra vida de cristianas valientes:

Primera: La fe de la juventud debe ser una fe orante. La juventud debe aprender a orar. Que ello sea siempre en la medida y en la forma que corresponden a su edad. Pero siempre teniendo conciencia de que sin la oración no es posible permanecer fiel a la fe.

Segunda: La juventud debe estar orgullosa de su fe y aceptar que le cueste algo. Ha de acostumbrarse desde la primera edad a hacer sacrificios por su fe, a caminar delante de Dios en rectitud de conciencia, a reverenciar lo que El ordena. Entonces crecerá, como de por sí misma, en el amor de Dios.

viernes, 22 de septiembre de 2017

AYAYAY, FRANCISCO!

El romano Pontificio Instituto para el Matrimonio y la Familia, fundado por Juan Pablo II para defender la indisolubilidad del matrimonio cristiano y para luchar contra el aborto, ha sido abolido en su forma actual por el papa Francisco a través de un reciente Motu Proprio. Ahora el Instituto será llamado "Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II". Este Instituto había despertado la ira de Francisco a causa de su defensa de la doctrina católica durante el Sínodo de la Familia, aunque Francisco excluyó al Instituto del trabajo del Sínodo. Ahora, Francisco desea que el Instituto divulgue su controvertido documento Amoris Laetitia, el cual relativiza la indisolubilidad del matrimonio cristiano. Esto es considerado ampliamente también una bofetada en el rostro de Juan Pablo II... En una formulación turbia el Motu Proprio descarta de hecho la doctrina y la pastoral católicas como “formas y modelos del pasado”, un truco generalizado para descartar la posición del adversario sin discutir argumentos. El Motu Proprio fue conocido el 19 de setiembre, lleva la fecha del 8 de setiembre. Esto es dos días después del fallecimiento de uno de los cardenales de los Dubia, Carlo Caffara, el presidente fundador del Instituto, quien fue un crítico perspicaz de Amoris Laetitia. Con esta movida Francisco profundiza el cisma de Amoris Laetitia en la Iglesia Católica. ---------- Para ilustfrar en la fe a quien debiera confirmarnos en ella, adjuntamos este articulo... A riesgo de que estas líneas puedan sonar a fraternalismo exagerado o a desubicación doméstica, me siento obligado a agradecer públicamente esta última expresión del magisterio de mi hermano Mario Caponnetto, ofrecida en su nota “A propósito de la traducción del párrafo 303 de Amoris laetitia”, que le publicara “Adelante la Fe” en su edición del 4 de octubre del corriente. (http://adelantelafe.com/proposito-la-traduccion-del-parrafo-303-amoris-laetitia/). No ha sido ni es en absoluto habitual este tipo de adhesiones recíprocas entre nosotros, pero ante algunos comentarios que me llegan sobre lo que sería un exceso de puntillosidad de parte del firmante, o lo que solemos llamar en lenguage llano, el buscarle el quinto pie al gato, se me permitirán algunos brevísimos comentarios: 1) No es la primera vez que Amoris laetitia es el blanco de un análisis pormenorizado, que incluye el detenimiento crítico y objetor ante determinados párrafos, dada la confusión de los mismos, o lisa y llanamente su heterodoxia. Cito a modo de ilustrativo precedente, los dos ensayos del Dr. Michael Pakaluk: The other footnote in Amoris laetitia y Ethicist says ghostwriter´s role in “Amoris” is troubling. El primero es de mediados de 2016 y puede leerse en First Things; el segundo es del 15 de enero de 2017, y fue publicado en Crux. Taking the catholic pulse. Sitios ambos de fácil acceso digital. En el más antiguo de los artículos referidos el legítimo detallismo analítico llega hasta dos notas a pie de página, la 329 y la 351; en el más reciente, la severa discrepancia es con el párrafo 301, de inequívoca factura “fernandiana” (no por los Fernandos santos de la reyecía occidental sino por el Tucho Fernández del plebeyismo nativo). El autor prueba, entre otras cosas, que el plagio pontificio y el desconocimiento de Santo Tomás son moneda corriente en la Roma de hoy. De lo primero, yo mismo he registrado uno: el perpetrado con las obrejas de Carlos Díaz Hernández en la Carta Apostólica Misericordia et Misera. Da vergüenza ajena constatarlo. Sirva acotar que el precitado Michael Pakaluk –el riguroso analista de párrafos y notas a pie de página de Amoris laetitia‒ no se encuadra en ninguna de las opciones eclesiales “conflictivas” con las que se suele descalificar ad hominem. 2) No sólo es meritorio el detenimiento analítico hecho con erudición por Mario Caponnetto, sino que posee un doble valor agregado que me parece justo subrayar. Por un lado tira por tierra la descalificación bergogliana, según la cual, la ya mentada Exhortación Apostólica, debe ser leída íntegra y totalmente, y no de un modo sesgado. Pues eso se ha hecho: estudiarla con lupa. Mas en segundo término, el autor de esta exégesis del párrafo 303, acaba de publicar un voluminoso tratado: Santo Tomás de Aquino. Aproximación a su pensamiento (Paraná, Taurós, 2017), cuya Cuarta Parte está dedicada a la moral tomista, que profundamente conoce, sin confundir con la vulgar casuística, que según Francisco sería el otro yerro de sus correctores filiales. Dígase de una vez y con todas las letras: no queda de este lado de las partes en litigio la falta de estudio de la moral enseñada por el Aquinate, ni la práctica de una ética casuística, más común entre ciertos ámbitos jesuíticos en los que se ha criado Bergoglio que entre los rumiadores consuetudinarios del Doctor Angélico. 3) Siendo entonces enteramente lícito el examen puntilloso de determinados párrafos, sería conveniente –y así lo proponemos‒ llamar la atención sobre los números 158 y 161, que no corresponden a la traída y llevada octava parte de Amoris laetitia. Allí, en esos párrafos, quedan homologados los méritos y las valías del matrimonio y de la virginidad. En abierta contradicción con lo enseñado por Santo Tomás de Aquino, en la Suma Teológica (II-II, 152, 4): Utrum virginitas sit excellentior matrimonio; en la Suma Contra Gentiles (III, 136 y 137): Contra eos qui matrimonium virginitati aequabant; y en el Compendio de Teología (capítulo 221). Siendo lo más triste tal vez que, para la comisión de estos yerros, Francisco se apoya en la catequesis de Juan Pablo II del 14 de abril de 1982 (cfr. notas a pie de página 166 y 169 de Amoris laetitia), desconcertante en su momento precisamente por el tinte joviniano de su postura. Sorprende también que este regusto a herejía joviniana de los precitados párrafos de Amoris laetitia, busquen un sustento en Alejandro de Hales (párrafo 159, nota a pie de página 167), haciéndole decir a este teólogo escolástico que “el matrimonio puede considerarse superior a los demás sacramentos, porque simboliza algo tan grande como «la unión de Cristo con la Iglesia o la unión de la naturaleza divina con la humana»”; cuando en rigor, Alejandro de Hales incurrió en el error de considerar que el matrimonio no confiere la gracia santificante, siendo sólo superior en cuanto signo pero inferior en tanto vehículo de la gracia. Bergoglio, en la nota a pie de página 167, remite a la Glossa in quatuor libros sententiarum Petri Lombardi, 4, 26, 2 (Quaracchi 1957, 446). Pero exactamente una página antes de la invocada obra –la 445‒ Alejandro de Hales dice: “Non confert gratiam gratum facientem, etiam digne suscipienti, et propter hoc ordinatur post alia sacramenta, tamquam illud, quod est minoris efficatiae in disponendo ad gratiam, licet sit maius in significando”. Peor referencia no podía haber hallado para probar la superioridad sacramental del matrimonio. El panorama se complicaría aún más, si de la Glossa del de Hales nos fuéramos a sus Quaestiones disputatae antequam esset frater. Pero nos supera el punto. 4) Por último, para los que se fastidian por este cotejo de citas, párrafos, notas a pie de página o interlineados; o para los que, con todo derecho afirman que no tienen porqué andar rastrillando peritajes de académicas exigencias, queremos preguntarles retóricamente qué tiene que ver –ya no con la moral tomista, sino con el más elemental aprendizaje catequístico‒ la defensa de la familia cristiana con el constante mal ejemplo dado por Francisco, al recibir, sin el más mínimo pedido de enmienda o de reprobación pública, y aún muchas veces festivamente, a la variopinta fauna de concubinos, amancebados, adúlteros, degenerados, invertidos y corruptos morales de la peor especie. Debe ser ésta la gestión pontificia que, en tal sentido, ha batido el escandaloso record de personajes inmundos de todo jaez, recibidos, lo reiteramos, no sólo sin salvedades, restricciones o condenas, sino muchas veces con aire jubiloso, cómplice y contemporizador. Todavía nos dura la indignación – acaso por poner un solo ejemplo rescatado del olvido‒ ante el apoyo público que, en agosto de 2015, Bergoglio le prodigó a Francesca Pardi, autora de literatura infantil explícitamente favorable a la contranatura. Escándalo de la niñez y justificación del homosexualismo; peor síntesis imposible. Más allá de necesarias exégesis, de correcciones filiales siempre bienvenidas, de dudas con fundamento y hasta de desobediencias fundadas en dolorosas causas, urge rescatar a la familia cristiana del magisterio deletéreo de Francisco. Lo que puesto bajo la forma de una didáctica disyuntiva sería equivalente a decir: Familia Cristiana o Amoris Laetitia. Para ayudarnos en tan difícil propósito, imaginemos el instante inicial de la Sagrada Familia, arquetipo de todo hogar católico. María sola frente al Angel. Varona sin dobleces, de una sola pieza, de un perenne fiat. El Niño en ciernes y a la vez eterno. El Paráclito que aletea. Y José, que no necesitó ningún período de discernimiento para que al final, un obispo felón y un párroco manirroto moralmente le dijeran que podía separarse de su prometida y rehacer su vida. Su vida ya estaba rehecha con la paternidad de la Vida. Sólo necesitó soñar, en la doble acepción del vocablo. “Y estando José pensando en abandonar en secreto a María, he aquí que el Ángel del Señor le apareció en sueños, diciendo: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque su concepción es del Espíritu Santo»” (San Mateo, 1, 20): Le pesaban los brazos más que nunca esa noche, de acarrear la madera, de dar forma a aquel leño, fatigado de troncos y virutas filosas el cuerpo le pedía la horizontal del sueño. Sumaba otro cansancio que no da el martilleo ni el buril contra el cedro o el listón de cerezo, limaduras del alma cuando duda y vacila reclamando el sosiego del tálamo o el rezo. A solas con la pena de sospechar amando ‒amando la pureza del ser indubitable‒ lo vio dormir inquieto la luna nazarena propicia para un ángel que en el silencio hable. Lo llamó por su nombre, agregando el linaje por remembrar promesas como el vino a la Vid, por disiparle el miedo, el pálpito escondido: Nada temas José, hijo leal de David. Lo que guarda tu esposa no es obra de la carne, ni de los terrenales y humanos himeneos, es el Verbo anunciado desde todos los siglos, nacerá entre pastores, sonarán jubileos. Alégrate en las nupcias anunciadas al alba, selladas con el “hágase tu palabra en mi vida”. Y al mentar al misterio, calló el ángel doblando en señal de alabanza su ballesta bruñida. Llegada la vigilia y con ella la lumbre al corazón contrito como al del justo Job, se hizo lirio el cayado y una rosa el recelo, su paz era una escala que revivió a Jacob. Danos José la gracia de saber que la Esposa no es la adúltera oscura de quien la quiere infiel, no es la merecedora del epíteto duro sino esa tierra fértil “que mana leche y miel”. Cuida Santo Patriarca al Niño y la Señora, de los lobos bramando en negras ventoleras, cúidanos el pesebre, el sagrario y la misa, quede todo en tus manos augustas, carpinteras. Antonio Caponnetto

jueves, 21 de septiembre de 2017

AYAYAY, IGLESIA!

La validez de los mandamientos y toda la ley moral están en riesgo en la Iglesia, según el obispo Athanasius Schneider. Al ser entrevistado en la página web onepeterfive.com él aseveró que "el Papa mismo está tolerando una amplia propagación de errores obvios de la fe y abusos graves de los sacramentos (como la admisión de los adúlteros no arrepentidos a los sacramentos)". Schneider compara esto con un barco en un mar tempestuoso, en el que el capitán ignora los peligros obvios, mientras la mayoría de sus oficiales se envuelven en silencio, diciendo: "todo está bien en el barco que se hunde”. Los pocos oficiales que levantan su voz son grotesca e injustamente criticados por sus colegas. Schneider nombra a los cuatro cardenales de los Dubia y al filósofo austríaco Josef Seifert, quien fue despedido a causa de su crítica al controvertido documento Amoris Laetitia. Según Schneider, el despido de Seifert por parte del arzobispo de Granada, Javier Martínez Fernández, es “no sólo injusto, sino que representa en última instancia una fuga de la verdad, un rechazo de un debate objetivo y de un diálogo”. Schneider recuerda que la libertad de expresión teológica ha sido proclamada durante décadas en la Iglesia, pero es negada a los que elevan su voz en defensa de la verdad. Esta situación le trae recuerdos de su juventud en la Unión Soviética.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

ORACIÓN POR MÉXICO Y POR TODOS LOS MEXICANOS

¡Oh Virgen Inmaculada Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos por el pueblo de México; que tu manto bendito proteja a los que yacen temerosos bajo los escombros mientras son rescatados; que tus manos bondadosas acojan a tus hijos que han fallecido, que tus palabras llenas de amor y de ternura consuelen a tantos corazones rotos y angustiados por el dolor y que tu mirada de Madre siga velando por el bien de todos nosotros. Ayúdanos a ser las manos de tu Hijo y las tuyas para socorrer a todos los necesitados y a orar unos por otros para que encontremos en la oración la fuerza para mantenernos de pie en esta dura prueba. Amén.

martes, 19 de septiembre de 2017

lunes, 18 de septiembre de 2017

domingo, 17 de septiembre de 2017

Angelus y perdón

https://www.youtube.com/watch?v=akC__4vICeE

sábado, 16 de septiembre de 2017

viernes, 15 de septiembre de 2017

jueves, 14 de septiembre de 2017

efecto Forer

El psicólogo Bertram R. Forer realizó en 1948 un experimento que cambiaría sustancialmente nuestra comprensión del funcionamiento de la mente humana, y explicaría de forma muy simple cómo funcionan algunas disciplinas adivinatorias como la astrología, el tarot, los oráculos y hasta los tests de personalidad. El Efecto Forer es bastante conocido (sobre todo por quienes solemos cuestionar las pseudociencias) como así también algunos prejuicios cognitivos. Pero es muy importante, no sólo conocerlo y entenderlo, sino interiorizarlo, para poder reconocer cómo influye constantemente en muchos actos cotidianos. Bertram Forer se doctoró en Psicología Clínica en la Universidad de California en los años ’30, y desempeñó funciones de psicólogo y administrador en un hospital militar francés durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, nunca perdió su interés por la investigación. En 1948 realizó el famoso experimento que lleva su nombre y publicó un año después como “The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of gullibility” en el Journal of Abnormal and Social Psychology: basándose en las descripciones de varios horóscopos, armó una descripción un tanto genérica y se la mostró a varios estudiantes por separado. La consigna era poner una puntuación, del 1 al 5, según la exactitud de esa descripción respecto de cada sujeto. Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Disciplinado y controlado hacia afuera, tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irrealistas. En los primeros intentos, se obtuvo un promedio de 4,26. Eso significaba que las personas creían realmente que el texto estaba dirigido a ellos. Desde entonces, el experimento se ha repetido miles de veces, con los mismos resultados. Cualquiera puede imitar el experimento de forma muy simple, tanto con el texto de Forer, o leyendo en una reunión de amigos, algún signo zodiacal erróneo (de forma voluntaria): la mayoría de las veces nuestros colegas confirmarán que la descripción es muy acertada. En el siguiente video veremos a James Randi poniendo a prueba a un grupo de alumnos. Una de las aplicaciones más directas del Efecto Forer, es el de la Lectura en Frío (Cold Reading). Lo utilizan tanto ilusionistas como charlatanes para hacer creer a las personas que están leyendo su mente. Los más experimentados en Lectura en Frío comienzan realizando afirmaciones genéricas que los interlocutores interpretarían como propias, y al observar las reacciones de la personas, se van arriesgando a “leer” cosas más exactas. En el siguiente, el ilusionista Darren Brown muestra cómo un payaso tenebroso realiza lectura fría sobre algunos transeúntes, y luego realiza un experimento sobre el Efecto Forer con estudiantes de diferentes lugares del mundo. Diversos estudios posteriores han confirmado que la eficacia del Efecto Forer se ve acentuada si se dan las siguientes situaciones: Si el sujeto cree que el análisis se aplica sólo a él. El texto debe estar redactado en segunda persona, y dejarlo bien claro en repetidas ocasiones. Si el sujeto cree en la autoridad del evaluador. La sugestión juega un papel muy importante: si el sujeto cree en la magia y el ocultismo, un entorno ambientado como tal, aumentará la efectividad. Si el sujeto es más escéptico, suele tener más efectividad que el ambiente sea más científico. Si el análisis enumera mayormente atributos positivos. Se cree que esto sucede porque las personas tienden a reconocerse más con lo que desean ser que con lo que verdaderamente son. El Efecto Forer no es la única falacia o prejuicio cognitivo que nos conviene entender. Pero si todos estuvieran al tanto de que nuestra mente muchas veces funciona así, una gran cantidad de charlatanes se quedarían sin clientes.

lunes, 11 de septiembre de 2017

PÍO XII (Y VIZCAÍNO CASAS)

Antes he hablado de Pío XII. A Pío XII le conocí también en audiencia privada, en 1957. Fue en ocasión de una Semana de Cine Español que se celebró en Roma; los buenos oficios de Julián Cortés Cavanillas consiguieron que el Pontífice recibiera a los componentes de la delegación española, en la que, junto a los representantes de la Administración y de la industria, estaban un grupo de artistas: Carmen Sevilla, Paco Rabal, Luz Márquez, José Suárez, Amparo Rivelles, Fernando Sancho, Maite Pardo, María Martín, Germán Cobos, Fernando Rey. Ni que decir tiene que no se daba en nosotros esa beatería un tanto histérica que suele caracterizar a los participantes en estas audiencias. Yo diría, incluso, que había en algunos cierta morbosa e irónica curiosidad por ver de cerca al Papa, pero muy escasa veneración. Y, sin embargo, cuando apareció el Santo Padre —enfáticamente anunciado por un cardenal de empalagoso acento— caímos todos de hinojos, como empujados por un resorte invisible, y hasta tuvimos la sensación de hallarnos frente a un ser que no era de este mundo. A nadie se le ocurrió vitorear ni aplaudir —como suelen hacer ciertos frenéticos visitantes— pero la impresión de respeto, de confusión, de devoción, fue asombrosa. Y es que el Papa Pacelli —permítaseme la frase— vestía el cargo de una manera asombrosa. Le ayudaban a ello su figura vertical, solemne, llena de dignidad, y la mirada profundísima de aquellos ojos menudos y penetrantes, que parecían asomados a las almas de sus interlocutores. Por eso encontramos todos normal que, a la salida de la audiencia, mientras paseábamos por los hermosos pórticos de la plaza de San Pedro, comentando la sensación de santidad que trascendía de Pío XII, una de las actrices que nos acompañaba resumiera la impresión general con tanta gracia como realidad: — ¡Anda! ¡Como que cuando se me quedó mirando y me clavó los ojos de aquella manera, yo me dije: “Éste sabe lo de Pepe…”! Pepe era, naturalmente, su amante de entonces… Nota: Fernando Vizcaíno Casasmurió el 2 de noviembre de 2003, a las tres de la tarde del día de los Fieles Difuntos. Sigan yendo nuestras oraciones por su alma de este amigo.

domingo, 10 de septiembre de 2017

sábado, 9 de septiembre de 2017

viernes, 8 de septiembre de 2017

jueves, 7 de septiembre de 2017

miércoles, 6 de septiembre de 2017

martes, 5 de septiembre de 2017

lunes, 4 de septiembre de 2017

domingo, 3 de septiembre de 2017

sábado, 2 de septiembre de 2017

viernes, 1 de septiembre de 2017