jueves, 30 de enero de 2014

miércoles, 29 de enero de 2014

martes, 28 de enero de 2014

murió el P.Loring

aquí una entrevista y nuestro reconocimiento

lunes, 27 de enero de 2014

domingo, 26 de enero de 2014

la mies es mucha

El misionero español Santiago Hernández llega a Kattinga, en la India, para suceder al padre Daniel, gravemente enfermo y que fallece pocos días después. Sandem, traficante y usurero, presta dinero a los indígenas, que son obligados a trabajar como esclavos en una mina cuando no pueden pagar sus deudas. Para acabar con esta situación, el padre Santiago se responsabiliza de las deudas de toda la tribu. Pero cuando vence el pagaré que ha firmado, Sandem le exige el dinero. En estas circunstancias, empiezan a llegar al poblado indígenas enfermos de peste...

sábado, 25 de enero de 2014

los niños invisibles

En el más remoto confín de la china vive un Mandarín inmensamente rico, al que nunca hemos visto y del cual ni siquiera hemos oído hablar. Si pudiéramos heredar su fortuna, y para hacerle morir bastara con apretar un botón sin que nadie lo supiese…, ¿quién de nosotros no apretaría ese botón?”J. J. Rousseau
 
 
Me ha venido este texto a la memoria, porque necesito escribir sobre el aborto. Me cuesta hablar, y hasta pensar, sobre tan triste asunto; pero me avergüenza reconocer que aún no he escrito una palabra sobre el tema.
No soy tan presuntuoso como para suponer que tengo algo nuevo que decir. Pero no debería haber un sólo cristiano, ni un sólo hombre o mujer de buena voluntad (escritor, periodista, maestro o pregonero de cualquier especie) que no gritara al menos una vez en la vida contra la salvajada vergonzosa del aborto provocado, que es la mayor amenaza que sufre nuestra civilización.
Mi problema es que no entiendo lo que está pasando. Como sacerdote debo escuchar, comprender y perdonar todas las atrocidades y miserias de los demás con la esperanza de que Dios perdone las mías: también los crímenes y asesinatos más viles… Pero me desconcierta que nuestra bienoliente sociedad siga legitimando tanta barbarie. ¿Son humanos los cerebros de esos matarifes que van de médicos para triturar niños antes de que nazcan? ¿Qué hay en las seseras de los políticos y de los sedicentes intelectuales que aprueban estas conductas?
Ya nadie en su sano juicio y con un mínimo conocimiento de la biología, se atreve a negar que en el seno de una mujer embarazada hay un ser humano vivo. De ahí que los abortistas necesiten emboscarse en una selva grotesca de eufemismos y de amaneramientos sintácticos para defender sus prácticas asesinas. Es una cursilería macabra eso de “la interrupción voluntaria del embarazo” o, como oí por la radio hace un mes, “la suspensión quirúrgica de la gestación en fase embrionaria”. Ni así cuela.
Pero el monstruo sigue alimentándose de millones de víctimas inocentes.
¿Será que vivimos rodeados de mentes criminales? ¿O son sólo estúpidos, incapaces de entender algo tan simple? Probablemente ni lo uno ni lo otro.
Quizá la respuesta sea la que da el Dr. Nathanson:
“En realidad —escribe en un libro estremecedor— los médicos sabíamos muy poco sobre el feto y nunca lo habíamos visto excepto como carne picada y desmembrada”…
Y, al narrar el aborto de su propio hijo, que él practicó con sus manos, expresa la misma idea: todo fue frío y aséptico. El niño nunca fue visto como niño, sino como tejido fetal triturado por la más gélida tecnología.
Sí, es eso. Se trata de niños nunca vistos, de “Mandarines lejanos” como los de Rousseau, de seres invisibles a los que nadie, ni sus propios padres ni los que les dan muerte, han mirado a los ojos. Si lo hicieran, no podrían continuar la matanza.
Provocar un aborto es matar apretando un botón, a ciegas; ejecutar a un intruso con una firma. No hay olor a sangre, ni ataúdes, ni cementerios. Degollar en un acto quirúrgico, con música de Mozart, anestesiados el cuerpo y la conciencia, entre vuelos silenciosos de batas verdes.
Las víctimas son etéreas, niños virtuales exterminados sin saña, igual que se elimina un archivo de ordenador. No hay verdugos. ¿Cómo llamar asesino a ese doctor de mejillas sonrosadas y ademanes bondadosos?
Los niños invisibles, en realidad, no existen. Son seres sin rostro, sin gestos, sin parecido con nadie. Don Quijote, Hamlet o Mafalda poseen mucha más realidad. El niño invisible no tiene nombre de niño: lo llaman feto, que es nombre de cosa, de apenas nada.
Hay asesinos que nunca olvidan la última mirada aterrorizada de sus víctimas. Esas miradas permanecen fijas en el cerebro del criminal como un cuchillo, que, en ocasiones, les lleva a la desesperación, al arrepentimiento o al suicidio. Pero los niños invisibles no lloran, ni suplican, ni han aprendido a mirar. Son sólo carne de carnicería, deshecho de quirófano, tejido reciclable. Sus honorables homicidas pueden acallar la conciencia con un güisqui a media tarde.
Los niños invisibles, algunas veces tienen los ojos negros como el azabache, azules como el mar, o verdes como la esperanza. Pero hay que evitar que lo sepan sus madres. ¡Ah, si lo supieran!: aún sería posible la salvación.
Sólo Dios los mira. Cuando los niños invisibles abren los ojos ven los ojos de Dios empañados de lágrimas.

consecuencias para la madre que aborta

viernes, 24 de enero de 2014

the way...

todos vamos de camino... cada uno con su equipaje y su fe. la peli va sobre la amistad, los recuerdos, el paso del tiempo, el aprendizaje, la redención, la asunción de nuestra condición individual, la muerte y todo ello con el telón de fondo del Camino de Santiago.

jueves, 23 de enero de 2014

el crisol

Iglesias Evangélicas Protestantes y la Cacería de Brujas. En 1692, en la puritana ciudad de Salem (Massachussetts), un grupo de chicas es acusado de practicar la brujería. Una de ellas, Abigail Williams, procesada por esta razón, presenta a su vez cargos contra John Proctor y su esposa Elizabeth para vengarse de ellos: cuando fue su sirvienta tuvo una aventura con John, que acabó rechazándola para volver con su mujer.

miércoles, 22 de enero de 2014

quién fundó tu iglesia?

... SEGUIMOS EN LA SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS Si tú eres luterano, tu iglesia la fundó Martín Lutero, un ex-monje católico en el año 1524. Si tú eres anglicano, tu iglesia la fundó Enrique VIII en 1534 porque el Papa no le concedió el divorcio para poder casarse con Ana Bolena. Si tú eres presbiteriano, tu iglesia la fundó Juan Knox en Escocia en el año de 1560. Si tú perteneces a la Iglesia Episcopaliana, esta es una rama de la iglesia de Inglaterra fundada por Samuel Seabury en las colonias de Estados Unidos en 1785. Si tú perteneces al grupo de los Testigos de Jehová, Carlos Taze Russell inició esta iglesia en Pensilvania en 1879. Si tú eres metodista, tu religión fue organizada por J & C Wesley en Inglaterra en 1739, cuando decidió separarse de los anglicanos. Si tu eres mormón (Santos de los Ultimos Días), Jose Smith inició este grupo en Palmyra, N.Y. en 1830. Si tú eres bautista, los orígenes de tu iglesia se remontan al año 1609 cuando a John Smith se le ocurrió fundar esta religión. Si tú eres unitario, TeÓfilo Lindley fundó tu iglesia en Londres en 1774. Si tú eres adventista del Séptimo día, este movimiento lo inició Guillermo Miller, un granjero americano bautista. La iglesia se organizó posteriormente hacia 1860. Si tú perteneces al Ejército de Salvación, tu grupo lo comenzó Guillermo Booth en Londres en 1865. Si tú te afilias con los de Ciencia Cristiana, tu religión se remonta a 1879 cuando María Baker Eddy decidió que necesitábamos una nueva religión. Si tú perteneces a la Iglesia Pentecostal o Asambleas de Dios, estas iglesias cristianas comenzaron alrededor de 1914 en Hot Springs, Arkansas. Si perteneces a cualquier otro grupo religioso del tipo "Evangélicos", "Iglesias de Dios", "Iglesia apostólica" o "Iglesia de Cristo", esos grupos se fundaron no hace más de cincuenta años. Si tú eres católico, tu Iglesia la fundó Jesucristo el día de Pentecostés en el año 33. Lee: Mateo 16,18-19 y Hechos 2. Nosotros nos sentimos unidos a todos los que se honran con el nombre de cristianos. Lee: Catecismo de la Iglesia Católica = CIC 817 ss.

martes, 21 de enero de 2014

lunes, 20 de enero de 2014

un dios prohibido

san Pablo se convirtio por la sangre del primero de ellos... EL PAPA estas Navidades pasadas decia...

domingo, 19 de enero de 2014

sábado, 18 de enero de 2014

en enero... la guerra de los botones

Mientras la tierra se ve sacudida por los terribles sucesos de la Segunda Guerra Mundial, otra guerra se libra en un pequeño rincón del campo francés. Los chicos de los pueblos vecinos de Longeverne y Velran siempre se han odiado. No pelean por ningún motivo especial. Simplemente, no quieren ver a sus vecinos cerca de donde ellos viven. En una de esas batallas, Lebrac, un chico de trece años de Longeverne, conflictivo pero de gran corazón, tiene una idea brillante: arrancar todos los botones de las ropas de los prisioneros que tomen, para que vuelvan a sus casas medio desnudos, vencidos y humillados. Se ha declarado la “guerra de los botones” y el pueblo que reúna el mayor número de botones será declarado vencedor. Dwedicado a los juniors que empiezan de nuevo tras la vacaciones

viernes, 17 de enero de 2014

jueves, 16 de enero de 2014

miércoles, 15 de enero de 2014

mis tardes con...

La película relata la historia de uno de esos encuentros improbables que pueden cambiar una vida. En un parque se encuentran Germain, de algo más de cincuenta años y casi analfabeto, y Margueritte, una frágil anciana apasionada por la lectura. Cuarenta años y cien kilos los separan. Por casualidad, Germain se sienta a su lado. Margueritte empieza a leerle extractos de novelas, haciéndole descubrir la magia de los libros, de la que Germain se creía excluido. De pronto, para la gente que le rodea, para sus amigos del café, que hasta ahora le han tomado por un tonto, la idiotez bascula y cambia de lado. Pero Margueritte se va quedando ciega y, por amor a esta adorable abuela traviesa y atenta, Germain se esforzará y le demostrará que es capaz de leerle cuando ella ya no pueda hacerlo.

martes, 14 de enero de 2014

lunes, 13 de enero de 2014

noche oscura

En diciembre de 1577, Fray Juan de la Cruz (Juan Diego), rebelde del carmelo tradicional, los "calzados", es sometido, durante meses y meses, a la obediencia carcelaria de los que hasta hora han sido hermanos de religión, cuando él aún se llamaba Juan de Santo Matía. Juan ha conocido en Medina del Campo a Teresa de Jesús y se ha unido a su reforma. Durante aquellos meses de encierro, el ahora nombrado Juan de la Cruz escribe "La noche oscura", una de las obras cumbres de la poesía española. "La noche oscura" es una película conmovedora sobre San Juan de la Cruz (Cofundador junto a Teresa de Avila de los Carmelitas Descalzos). En 1577, San Juan de la Cruz es encerrado por los Carmelitas, quienes le castigan por sus ideas. Sufriendo un martirio atroz, pretenden doblegar su fe. Consiguen justamente lo contrario: que San Juan de la Cruz ahonde en su idea de volver a un monacato íntimo con Dios. Durante el cautiverio infame, cree que Dios le dicta unos poemas, que conmueven a su carcelero, la única persona con quien tiene contacto. El carcelero le ayudará a escapar y huir de "La noche oscura" a que ha estado sometido. Va dedicada a Inma...

domingo, 12 de enero de 2014

el angel de los niños

La increíble vida de Carlo Gnocchi, creador de la Fundación Pro Ayuda de Niños Mutilados de Guerra. Carlo Gnocchi, profesor en el Instituto Gonzaga es destinado al frente de la guerra con Albania como capellán militar. Su experiencia en la guerra le empuja a adoctrinar a sus alumnos ya de regreso en Milán, para que no se alisten, pero la mayoría ya lo ha hecho y son enviados al frente ruso en 1942. Esta guerra es más cruel y sangrienta aún y Don Gnocchi, que ha acompañado a sus alumnos para apoyarles y asistirles, es testigo de la muerte de varios de sus amigos.

sábado, 11 de enero de 2014

la fuerza del valor: yo soy David

David, un niño de doce años internado en un campo de concentración comunista en Bulgaria, recibe una interesante propuesta de unos internos. Ellos le ayudarán a escapar, para que entregue una importante carta en Copenhage. Con poco más que un mendrugo de pan, el chico recorrerá toda Europa. De vez en cuando recibe ayudas inesperadas, como la de un extraño individuo que le aconseja que no hable con nadie, o de una cariñosa anciana, en Suiza. Adaptación fíllmica de una exitosa novela de Anne Holm sobre la infancia, la fuerza de voluntad y la iniciación a la vida. El reparto incluye actores de auténtico lujo, como Jim Caviezel (protagonista de La pasión de Cristo) o la veterana Joan Plowright.

viernes, 10 de enero de 2014

jueves, 9 de enero de 2014

En defensa de lo efímero

por Gilbert Keith Chesterton Traducción de Juan Manuel Salmerón, tomado de su blog. Título original: «The case for the ephemeral», en All Things Considered o puedo entender a la gente que se toma en serio la literatura; pero puedo amarla y la amo. Por eso le recomiendo que no coja este libro. Es una colección de papeles rudimentales e informes sobre temas de actualidad, temas corrientes o más bien volantes, que han de ser publicados tal como están. En general, los escribí en el último momento, los entregué justo antes de que fuera demasiado tarde y no creo que los cimientos de nuestro estado de bienestar se hubieran estremecido de haberlo hecho justo después. Ahí van ahora con todas sus imperfecciones, que más bien son las mías; pues sus defectos son tan vitales que no los enmendarían unos tachones, ni nada que yo pueda imaginar, salvo la dinamita. Su principal defecto es que suelen ser muy graves: no tuve tiempo de aligerarlos. ¡Es tan fácil ser solemne! ¡Es tan difícil ser frívolo! Cierre el sincero lector los ojos unos momentos y pregúntese, ante el tribunal de su conciencia, qué preferiría que le pidieran escribir en las siguientes dos horas, si la portada del Times, que está llena de largos artículos serios, o la del Tit-Bits, que está llena de chistes cortos. Si el lector es la persona honrada y cabal que yo creo que es, se apresurará a contestar que, al pronto, antes preferiría escribir diez artículos para el Times que un solo chiste para el Tit-Bits. Hablar con responsabilidad, la responsabilidad profunda y prudente, es lo más fácil del mundo; todo el mundo puede hacerlo. Por eso se meten a políticos tantos hombres cansados, viejos y ricos. Son responsables porque no les queda energía mental para ser irresponsables. Es más digno estarse tranquilamente sentado que ponerse a bailar. También es más fácil. En estas páginas yo me mantengo en general al nivel del Times y solo ocasionalmente me elevo al del Tit-Bits. Retomo la defensa de este libro indefendible. Estos artículos tienen otra pega, fruto de la urgencia con la que fueron escritos: son prolijos y rebuscados. Uno de los inconvenientes de la prisa es que lleva mucho tiempo. Si tengo que estar en High-gate hoy, quizá pueda ir por el camino más corto. Si tengo que estar ahora mismo, mejor será que vaya por el más largo. En estos ensayos (ahora que los releo) noto que me irrito tremendamente a mí mismo por no ir al grano más deprisa; pero es que no tuve tiempo de correr. Hay algunos casos exasperantes en los que empleo dos o tres páginas para describir un concepto cuya esencia podría expresarse con un epigrama; solo que no había tiempo para epigramas. No me arrepiento ni de una coma de lo aquí manifestado; pero sí creo que podría haberlo manifestado de una manera mucho más breve y exacta. Por ejemplo, late en estas páginas una especie de protesta contra los escritores que se jactan de novedosos. Se precian de que su filosofía del universo es la última filosofía, o la nueva filosofía, o la filosofía avanzada y progresista. Digo muchas cosas contra un mero modernismo. Con la palabra «modernismo» no me refiero solamente al conflicto que existe hoy en la Iglesia Católica Romana, aunque no deja de sorprenderme que un grupo de intelectuales acepte un nombre tan vago y tan poco filosófico. Me resulta incomprensible que un pensador pueda tranquilamente llamarse a sí mismo modernista; es como llamarse Juevesista. Pero, dejando aparte esta contrariedad, decía que en estas páginas late una irritación general contra los que presumen de progresismo y modernidad al debatir sobre religión, pero en ningún momento consigo decir de forma clara y directa cuál es el problema del modernismo. La verdadera objeción al modernismo es que es una forma de presunción, ni más ni menos. Es querer aplastar a un adversario racional no con razones, sino con una especie de misteriosa superioridad, dando a entender que uno está particularmente puesto al día o enterado. Presumir de que todos los últimos libros nos han llegado de Alemania es sencillamente vulgar; es como presumir de que todos los últimos sombreros nos han llegado de París. Introducir en los debates filosóficos una mueca de desdén por la antigüedad de un credo es como introducir una mueca de desdén por la edad de una mujer. Es de mal gusto porque es irrelevante. El modernista puro no es más que un esnob; no puede soportar ir un mes por detrás de la última moda. Análogamente, veo que en estas páginas he intentado formular la verdadera objeción al filántropo y no lo he conseguido. No he sabido expresar la simplísima objeción a las causas defendidas por ciertos idealistas ricos; causas de las que la llamada abstinencia del alcohol es la más representativa. He usado contra ella muchos términos críticos, denominándola puritanismo, arrogancia, aristocracia; pero no he sabido ver ni decir la simplísima objeción a la filantropía; que es la de que es persecución religiosa. La persecución religiosa no consiste en instrumentos de tortura ni en quemas de herejes; la esencia de la persecución religiosa es esta: que el hombre que ostenta poder material en el Estado, porque es rico o porque ocupa un cargo oficial, gobierne a sus compatriotas no según la religión o la filosofía de ellos, sino según las suyas. Es persecución religiosa que, por ejemplo, a una nación vegetariana, si tal cosa existiera; si a una gran masa unida que deseara vivir según los preceptos vegetarianos, yo les dijera, por usar los enfáticos términos de cierto arrogante marqués francés de antes de la Revolución francesa: «Que coman hierba». A lo mejor este oligarca francés era una persona humanitaria –muchos oligarcas lo son–, y cuando les decía a los campesinos que comieran hierba, estaba en realidad recomendándoles la higiénica sencillez de un restaurante vegetariano; pero esta, aunque muy interesante, no es la cuestión. La cuestión es que una nación vegetariana permita a sus gobernantes hacerle sentir todo el horrible peso del vegetarianismo; que les permita ofrecer a los huéspedes de Estado banquetes oficiales vegetarianos; que les permita ofrecerles, en el sentido más literal y atroz de la palabra, judías. Y este tipo de tiranía aún tiene pase; pues es el pueblo el que tiraniza al pueblo. Pero los reformadores por la abstinencia son como grupitos de vegetarianos que silenciosa y sistemáticamente obraran conforme a un supuesto ético del todo ajeno al conjunto del pueblo. Harían pares del reino a los verduleros, nombrarían comisiones parlamentarias para investigar la vida privada de los carniceros, obligarían a todo hombre que vieran a su merced, a los pobres, a los reclusos, a los locos, a rematar su inhumano aislamiento haciéndose vegetarianos; en los comedores de los colegios solo servirían comida vegetariana, las casas públicas serían casas públicas vegetarianas. Comparado con la abstinencia, aún sale ganando con mucho el vegetarianismo. Ninguna filosofía puede considerar embriaguez el beberse un vaso de cerveza; pero esa filosofía sí puede considerar asesinato el matar a un animal. La objeción a ambos credos, el abstemio y el vegetariano, no es que sean inadmisibles; es sencillamente que no son admitidos. Son persecución religiosa porque no se basan en la vigente religión de la democracia. Piden al pobre que acepte en práctica lo que saben perfectamente que no aceptaría en teoría. Esto es la persecución. Yo me opuse a la pretensión de los Tories de imponerles a los ingleses una teología católica en la que no creen. Aún me opongo más a la de imponerles una moral musulmana que activamente rechazan. Digo lo mismo del caso del periodismo anónimo. Tengo la impresión de haber dicho muchas cosas sin haber dicho ninguna clara y terminante. El periodismo anónimo es peligroso; emponzoña nuestra presente vida porque la está volviendo cada vez más anónima. Esto es lo terrible de nuestra sociedad actual: que está convirtiéndose en una sociedad secreta. El tirano moderno es malo porque es escurridizo. Es más anónimo que su esclavo. No es menos cruel que los tiranos del pasado, pero sí más cobarde. El editor rico puede tratar al poeta pobre mejor o peor de lo que antiguamente el maestro trataba al aprendiz. Pero el aprendiz escapaba y el maestro corría tras él. Hoy día es el poeta el que persigue al editor y en vano intenta depurar responsabilidades. Y el editor es el que escapa. Despiden al secretario del señor Solomon; despiden, o mejor dicho despachan, a la bella esclava griega del sultán Sulimán. Pero aunque la esclava desaparece bajo las negras aguas del Bósforo, al menos su verdugo no desaparece. Se lo encuentra a lomos de un elefante blanco precedido por trompetas doradas. En el caso del secretario, por contra, casi tan difícil es saber de dónde viene el despido como adónde va el secretario. Tan pronto puede haberlo despedido el mismo señor Solomon, como el jefe del señor Solomon, como la tía rica del señor Solomon que vive en Cheltenham, como el acreedor rico del señor Solomon que vive en Berlín. La intrincada maquinaria que en otros tiempos se ponía en marcha para hacer responsables a los hombres funciona ahora para rehuir responsabilidades. Se habla de la soberbia de los tiranos, pero hoy nosotros no sufrimos por la soberbia de los tiranos. Sufrimos por la timidez de los tiranos; por la apocada modestia de los tiranos. Por eso no debemos animar la timidez de los editorialistas; no debemos estimular su ya demasiada modestia. Al contrario, debemos incitarlos a ser fatuos y ostentosos; para que su ostentación pueda llevarlos al fin a la honradez. El último defecto de este libro es el peor de todos. Este: que si todo va bien, no será sino una ininteligible bobería. Pues consiste sobre todo en criticar posturas y actitudes que son por naturaleza accidentales y no han de durar. Por corta que sea la vida de un libro así, aún durará veinte minutos más que las filosofías que ataca. Y al final lo importante no será si escribimos bien o mal, ni si luchamos con látigos o palos. Lo importante será de qué parte luchamos.

miércoles, 8 de enero de 2014

martes, 7 de enero de 2014

tras las vacaciones

que los estudios no nos vuelvan locos... Una mente brillante

domingo, 5 de enero de 2014

cineando...

Cazadores de dragones

sábado, 4 de enero de 2014

peli SER O NO SER


Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Varsovia, durante la ocupación alemana. El profesor Siletsky, un espía al servicio de la Gestapo, está a punto de entregar una lista con el nombre de los colaboradores de la Resistencia. Joseph Tura, actor polaco, intérprete de Hamlet y esposo de María Tura, también conocida actriz, intentará evitarlo. Con la ayuda de los actores de su compañía, se hará pasar por el cruel coronel Erhardt y por Siletsky para entrar en el cuartel general de las SS.



viernes, 3 de enero de 2014

mujer, mujer

Ducadelia apartó sus legajos y leyó detenidamente el poema. Que decía así: Para despreocuparse de mujer, dice el célebre histólogo Cajal, precisa hartarse de mujer. Hay que agotar el mágico animal sed entrañable que entra por los ojos prurito inmenso y atracción vital. Usarlo mucho hasta que engendre enojos y comer hasta el asco y el exceso vivientes frutas y claveles rojos. Común remedio conocido es eso alguna vez terriblemente tienta perder el alma por un solo beso. . . Mas yo elegí tener alma sedienta. Yo no acepté el científico aparato yo renuncié en los lechos sudorosos a ese vaso vulgar de alcohol barato. Di de la posesión las breves rosas por las rosas eternas de la espera y el manantial de las celestes cosas. Y una mujer que para Dios me quiera que de mí necesite todo entero y de mi alma sea la enfermera. Despreocuparme de mujer no quiero. . . De la vida esencial sentir vacío quiero, y hasta alcanzar la luz que espero. Sufrir ausencias del Tesoro mío. Sólo Dios puede ser el cientotanto de lo que yo dejé por su promesa que es la mujer con su nupcial encanto. Será manjar común caduca mesa pero era de mi mente el lenitivo y el equilibrio para mi cabeza. Al dejarla dejé el remedio vivo cegué la humana fuente necesaria y de imposible sed quedé cautivo. . . Y mi aire mismo se volvió malaria. Pero Dios es el vino de la vida y es la resurrección extraordinaria. Puede romper mi tumba sin salida y a través de las puertas de la muerte de una tristeza enferma y desmedida. Pagar puede a lo Rey la deuda fuerte abrir tálamo eterno al alma mía trocar mi carne y reparar mi suerte En el beso de la Sabiduría. Pensé de ti un millón de cosas lindas que un día, oh Reina, te diré en el cielo en paisaje de lirios y de guindas. No es buen tiempo este tiempo de recelo para mí por lo menos, para amores. No habita niño Amor inmisión de duelo. Campa el feroz pirata en los alcores esta ocupando mi nación natía humo de incendio y ruido de atambores. Sucio y en fiebre y en guerrero avío en este campamento de barracas es furor de luchar el amor mío. En este otrora vil puerto de vacas aunque semilla hidalga de donaires que es hoy feria de vanas alharacas. No es este vano y vacuo Buenos Aires para nosotros dos criar un hijo. Exige un lujo tal mejores aires. Yo no puedo ofertarte este yacijo ruidera horrenda bajo cielos grises... para tu amor tálamo regio exijo. Y en busca de Venecias y Parises o Mallorcas o Ñapóles suntuosos, sueña mi corazón otros países. Aprontando los remos fatigosos aparejar las velas soñadoras hacia cármenes vagos y suntuosos Oh Capri, isla del sol, doradas proras en el fresco zafiro derretido oro solar de las ociosas horas, Aromas de laurel, vientos de olvido do bajo el duomo del sedoso azur valga la pena fabricar el nido. Islas remotas del caliente Sur Boguemos juntos, oh alma marinera Dejemos este horrendo Singapur. Volemos juntos, oh alma compañera, que el espíritu tiene más regiones que las cinco comarcas de la esfera. Yo te ofrezco infinitas excursiones si hallas la soledad, si hallas la vía del vuelo de los místicos halcones. Por eso callo y lo que te diría mañana, oh musa, lo diré en el cielo porque hoy habita la milicia mía ¡tiempos de batallar, nación en duelo! Dios te dé, mi enfermera, tanto bien como por medio tuyo me hizo a mi casi infinito bien. Más del que yo, soñando, le pedí. Mucho más y lo mismo que esperé más infinitamente que le di. Más salud y la misma que soñé en noche horrenda a la lejana luz de la estrella lejana de la fe. No es que yo quiera desertar la Cruz pero se está volviendo cruz de amor ¿y quién ha sido el mágico arcaduz? En el árbol de infamia y de dolor ásperas truncas ramas sin perfil por milagro de Dios brotó una flor. Desde el fango brotó una flor sutil y en el barro del pobre corazón ¿quién sembró el tenue lirio de marfil? Tan tenue, que durar es ilusión pero que mientras dure es pino aroma de mirra contra la putrefacción. Mortal es: morirá. He aquí el axioma; mas cuando muera, el Ángel me decía, será en la luz de la eternal Paloma Será en la nueva esfera de María un tercer cielo de mayores vistas revelación de la última armonía. Definitivas místicas conquistas quizá cortadas, sí. por noches tristes. . . Oh Dios, soy tan feliz de que Tú existas. . . ¿Y por quién puedo yo ver hoy que existes? Castellani. Puntada 11: Poesías

jueves, 2 de enero de 2014

miércoles, 1 de enero de 2014

JESÚS, LOGOS DEL PADRE

El Prólogo del Evangelio de San Juan, que tanto hemos leído en estos días, contiene la doctrina de Logos, o Verbo de Dios. Es una palabra griega original en el Evangelio que Jesucristo no usó; pero que corresponde a la palabra sophia o sapiencia, que Jesús usó y que entronca en los libros sapienciales del Antiguo Testamento. Cristo, dice San Juan, es el Logos, o la Sabiduría, del Padre; y es Dios y es hombre; y es la vida del hombre.

Logos significaba en ese tiempo para los griegos palabra, razón, conocimiento, comprensión, sentido, ciencia, cordura, sabiduría… Era un concepto sumamente compresivo y sumamente prestigioso —cuasi mágico— en los medios helenísticos, cultivados en la filosofía de Heráclito, de Platón y de Filón de Alejandría.

La escuela de crítica racionalista, que nace en el siglo XIX del protestantismo —con Lessing— y desemboca en el ateísmo —con Wrede, Brandes— pretendió que San Juan se había apoderado del concepto de Logos divino de la filosofía panteísta griega y lo había injertado en la tradición evangélica; haciendo así de Cristo un Dios, cosa que a Cristo y sus primeros discípulos no se les habría ocurrido nunca. Y para eso identifican el Logos de San Juan con el Logos de Philón: filósofo judío del siglo I, que construyó un sistema de filosofía platónica sobre la base de los libros mosaicos, fuertemente teñida de panteísmo. La verdad es que entre el Logos de Juan y el de Philón media un abismo: el Logos de Philón —tomado de la filosofía estoica, que a su vez lo recibiera de Heráclito y Anaxágoras— es la Razón de Dios, la cual es el instrumento de la creación del mundo, a la manera de la razón operativa o la técnica del artista, por intermedio de la cual el artista crea la obra de arte.  Mas el Logos de San Juan es una persona divina que se encarna en un hombre; y que no solamente está en —el seno de— Dios sino que está con o cabe Dios; puesto que el verbo era (eén) significa identidad en griego y la preposición  cabe (pará) significa una distinción.  La inteligencia de Dios tiene en Dios una vida personal, tanto que pudo bajar a la tierra y hacerse hombre: “y el Verbo se hizo carne y habitó entre [y en] nosotros”.

Juan tomó el término del vocabulario filosófico de su tiempo; y también su sentido principal, concretándolo y aplicándolo al “Hijo del Hombre” e “Hijo de Dios” de los Sinópticos; entre otros motivos, para significar un modo de generación enteramente espiritual, no asimilable a la generación carnal que conocemos: “Los que no de las sangres, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del varón; sino que de Dios son nacidos”. Los musulmanes actuales, lo mismo que los gnósticos antiguos, no opueden acordar —y con razón— que Dios haya tenido un Hijo-carnal.  Mas la generación del Verbo no es carnal.

La generación eterna del Verbo no puede compararse —y aún así permanece arcana— sino con la formación misteriosa del conocer en el alma del Hombre. Dios se conoce a sí mismo, y en sí a todas las cosas; y ese conocimiento es su “Hijo”. Esta es la última palabra que el intelecto humano, bajo el influjo de la Revelación, puede pronunciar sobre el misterio de la vida divina, inaccesible naturalmente a sus alcances.

¿Qué era el Logos para la cultura helénica? Era, para algunos, un ser intermediario entre Dios y el mundo (Plotino); para otros (Philón) era la razón divina esparcida por la creación, distinguiendo a los seres y organizándolos; pero era también otra cosa, pues el término no había llegado a esos soportes técnicos sino acompañado por una nube de asociaciones que la matizaban. Todo lo que hay de serio, de razonable, de ordenado (lo bello, lo regulado, lo conveniente, lo legítimo), todo lo que era universal, armonioso y musical se agrupaba para el espíritu griego en torno del Logos, que era como la medida y el ideal de las cosas. Para formarse una idea, piénsese en lo que significaba para los hombres del siglo XVIII el nombre mágico de Razón: liberamiento, sapiencia, virtud, progreso, luces; todo lo que inspira, desde hace cien años, la palabra Ciencia; lo que sugiere a nuestros contemporáneos el término Vida; palabras-símbolo de significado indeterminado y fuerte carga afectiva: los talismanes o banderines de la época. Son como resúmenes del ideal de una época, llenos de sugestión por su misma vaguedad; indicadores de una solución que todo el mundo busca, pero no es la solución misma, a no ser como silueta y como germen… La solución que tendrá más chances de triunfar será aquella que hará tomar cuerpo de la manera más clara a un mayor número de nociones apuntadas y de aspiraciones inquietas, que vivían como en difusión en la Gran Palabra. Ahora bien, San Juan respondió maravillosamente a ese movimiento de gestación aplicando la palabra Magnética en forma precisa a Jesús de Nazareth, el Hijo de Dios —fiel a la tradición bíblica del Libro de la Sabiduría—; y así respondió a los deseos de las almas griegas, a las cuales la teoría de un Logos nebuloso, difundido impersonalmente en las cosas, intermedio más bien que mediador, sombra de Dios más bien que Dios, no podía llenar perfectamente.  Juan “evangeliza” a la vez para los judíos y para los gentiles.

Después de haber señalado a Cristo como el Verbo del Padre, Juan lo hace sucesivamente la Vida, la Luz, la Gloria, la Gracia y la Verdad de Dios; Engendrador a su vez de una nueva vida en “todos cuantos lo recibieren”. Él comienza por ser la luz de todos los nacidos, porque imprime en toda alma mortal la imagen de Dios en forma de razón y de conciencia; y es después el principio de la luz sobrenatural de la fe, por la cual el hombre es levantado a una nueva filiación, la adopción divina. La gracia y la verdad son sus dones, de cuya plenitud todos recibimos; una verdad trascendente que sólo se da por la gracia, gratuitamente.

La doctrina del Logos en Juan se resume por tanto así: el Cristo, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios son uno, y ese uno es uno con su Padre, y se ha unido a la naturaleza humana tomando su carne y alma; él llama a todos los hombres a la verdad, y por ella a la unidad. Pero la unidad del Verbo con el Hombre siendo en la carne, y permaneciendo los discípulos en el mundo, ha designado un Sub-Pastor en la persona de Pedro. Cuando Juan escribía, Pedro había seguido ya a su Maestro; pero esto no turba a Juan: sabe que la Providencia ha proveído a la necesidad de la clave de estructura de la sociedad cristiana en la persona de los sucesores de Pedro. Como está repetido tantas veces en el largo Sermón-Despedida de Cristo antes de su Pasión, esta unidad de la sociedad cristiana está asegurada; y ella se verifica en la fe y en la caridad.

Los que sienten tan fuertemente hoy en día la necesidad de la unión de los discípulos de Cristo, deben advertir que esa unión sólo es posible en la fe y en la caridad. Hoy día hay algunos que, dejando de lado la fe, insisten en efectuar la unión en la caridad: es imposible. El protestantismo hoy día —no así en sus comienzos— agotado en la discusión interminable de las variaciones dogmáticas producidas por el “libre examen”, ha acabado por arrojar “los dogmas” por la borda y forcejea por unificar a los cristianos en una vaga adhesión personal a Cristo, que se vuelve un puro sentimentalismo. Pero el primer lazo de unión es la verdad; y la verdad no puede ser diferente y contradictoria dentro de sí misma. Otros en cambio pretenden mantener la unión sobre la fe sola.

Éste es el estado de las iglesias católicas cuando decaen: sus fieles creen todos lo mismo así medio a bulto (recitan el mismo Credo de memoria) pero no están unidos entre sí en hermandad real: ni se conocen entre ellos a veces; oyen misa codo con codo en un gran edificio —que fácilmente puede ser quemado—, reciben la “comunión” cada uno por su lado, y después se van a sus negocios; y quiera Dios que no a tirarse, unos a otros, flechazos o coces. No es ésta una “iglesia” propiamente hablando; no hay Iglesia de Cristo sin caridad. La fe sin obras es muerta; y la obra por excelencia de la fe es la caridad; la comunión de las almas.  “¡Obras, obras!” decía Santa Teresa; en el mismo tiempo en que Lutero clamaba “¡Fe, fe!” y declaraba a las obras (a las obras exteriores al principio, después a todas en general) como inútiles para la salvación. Y realmente, si hubiesen estado vigentes las “obras” de Santa Teresa (obras de verdadera caridad, externas e internas a la vez) en la Alemania de Lutero, el renegado sajón no se hubiese levantado, o hubiese caído de inmediato, sin separar de la Iglesia un medio mundo.

El sifilítico Enrique VIII escribió una obra en defensa de la fe en el Santísimo Sacramento contra Lutero, que le mereció de la Santa Sede el título honorífico de “Defensor fidei”, que aún llevan los Reyes de Inglaterra; pero eso no le impidió quebrar el vínculo de la Iglesia inglesa con la Iglesia Universal, y precipitar a Inglaterra y con ella a media Europa en el cisma primero y luego en la herejía. Nunca renegó de la fe; pero se divorció de la caridad. (Y, entre paréntesis, inventó el divorcio).

Porque la fe debe engendrar caridad, y la caridad debe vivir de la fe; y sin eso, no hay unidad. Roguemos por la Iglesia Argentina.

R.P. Leonardo Castellani
(Tomado de su libro “El Evangelio de Jesucristo”)