domingo, 30 de junio de 2013

Rafa, te echamos de menos

pero entendemos que te tomes vacaciones de nosotros. DEe to0dos modos seguro que no descansdas en la tarea de pillar nuevas canciones para la Schola Cantorum

sábado, 29 de junio de 2013

viernes, 28 de junio de 2013

jueves, 27 de junio de 2013

martes, 25 de junio de 2013

HOMILIA DE MONS. ALFONSO MILIÁN - OBISPO BARBASTRO MONZÓN

75º ANIVERSARIO DE LOS 490 MÁRTIRES CLARETIANOS

domingo, 23 de junio de 2013

Testigos en la Nueva Evangelización

Pedro Escartín, Vicario Gral Barbastro-Huesca
Xª Semana de Formación Diocesana. Diócesis de Santander.

sábado, 22 de junio de 2013

¿Quién ganará?

Dedicado a los juniors que ya tienen perfilado el campamento y están en la carrera final

viernes, 21 de junio de 2013

jueves, 20 de junio de 2013

martires de Barbastro: un Dios prohibido

Las voces del director y de la Iglesia

El trailer

La cancion

La historia

miércoles, 19 de junio de 2013

martes, 18 de junio de 2013

EL MONASTERIO: EL SEÑOR VIG Y LA MONJA

Hace 50 años Jørgen Lauersen Vig compró el Castillo Hesbjerg, localizado en Dinamarca, con el objetivo de convertirlo en un monasterio. Ahora, muchos años después, Vig está a punto de cumplir su sueño. Pero un grupo de monjas rusas ortodoxas tienen objetivos totalmente distintos a los del anciano. De este modo, Vig deberá emprender un camino muy diferente al que imaginó en un principio

lunes, 17 de junio de 2013

LA CRUZ Y LA ESTRELLA

1960: Globos de Oro: Mejor película para promover el entendimiento internacional Dos niños de 7 años, Michael O'Malley y Rachel Mathias, son los mejores amigos. El hecho de que él sea Católico y ella sea Judía parece ser más importante para sus amigos y familiares que para los dos niños. Rachel descubre que un día pronto deberá alejarse, por lo que se convierten en "hermanos de sangre", y de este modo no pueden ser separados jamas.

domingo, 16 de junio de 2013

Punto y aparte

Lo ves y opinas... dicen que los seres vivos además de nutrirse y reproducirse interactúan o reaccionan con el medio ¿no? Pues eso, si te late el pulso... dime que te provocan estas imágenes.

sábado, 15 de junio de 2013

San Miguel, la cerveza

dicen que paraq el verano es una bebida ideal. Para refrescante, la música y las sonrisas de la gente guapa...

viernes, 14 de junio de 2013

jueves, 13 de junio de 2013

miércoles, 12 de junio de 2013

martes, 11 de junio de 2013

graduación

WASHINGTON D.C., 07 Jun. 13 / 06:10 am (ACI/EWTN Noticias).- Roy Costner debía dar el discurso central en la ceremonia de graduación de la escuela secundaria Liberty en Carolina del Sur. El estudiante fue aclamado por los presentes cuando decidió reemplazar el mensaje que había preparado por el Padrenuestro, en respuesta a la decisión de las autoridades educativas de su ciudad que prohibieron las oraciones en las ceremonias de graduación. Los asistentes a la ceremonia se conmovieron cuando el joven tras romper el discurso que había preparado y fue aprobado oficialmente por los directivos de su escuela, afirmó desde el estrado que agradecía a sus padres por haberlo educado en la fe desde niño. “Pienso que la mayoría de ustedes me entenderá cuando digo [hizo una pausa] Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”, dijo Costner y en ese momento el auditorio estalló en aplausos. Costner terminó de recitar la oración. "No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén". Según informó la agencia Christian News, el estudiante reaccionó así en protesta por la decisión del Distrito Escolar del Condado de Pickens de no permitir oraciones en las ceremonias de graduación. Las autoridades educativas ordenaron la prohibición en respuesta al pedido de grupos de ateos locales. El vocero de esta entidad, John Eby, dijo a Christian News que no adoptarán medidas disciplinarias contra Costner. “No vamos a castigar a los estudiantes por expresar su fe religiosa. Ahora es un graduado, no hay nada que podamos hacer aunque queramos hacer algo", indicó. Uno de los videos de la ceremonia ya superó las 260 mil reproducciones en YouTube.com y ha sido recogido por distintos medios de prensa nacionales. Para sus amigos y familiares, Costner es un chico muy valiente que hizo lo que debía en el momento indicado.

lunes, 10 de junio de 2013

domingo, 9 de junio de 2013

EL CREDO DEL INCRÉDULO

Evolución: una de las creencias populares de los incrédulos.
CREO en la Nada Todoproductora d'onde salió el Cielo y la Tierra.
Y en el Homo Sápiens su único Hijo Rey y Señor,
Que fue concebido por Evolución de la Mónera y el Mono.
Nació de Santa Materia Bregó bajo el negror de la Edad Media.
Fue inquisionado, muerto achicharrado
Cayó en la Miseria, Inventó la Ciencia
Ha llegado a la era de la Democracia y la Inteligencia.
Y desde allí va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre.
Creo en el libre pensante La Civilización de la Máquina
La Confraternidad Humana La Inexistencia del pecado,
El Progreso inevitable La Rehabilitación de la Carne
Y la Vida Confortable. Amén.
                  Extraído de “Las ideas de mi tío el cura" Leonardo Castellani.
PARA QUE EN ESTE MES OREMOS POR ELLOS

viernes, 7 de junio de 2013

jueves, 6 de junio de 2013

ilusiones de un mentiroso

primerouna ilusión optica... LUEGO LA PELICULA
Jesús se encarnó en este pueblo y asumió sus cruces

miércoles, 5 de junio de 2013

El Niño y El Papa

Un niño solo y desamparado, después de un gran terremoto en México no sabe a quién acudir. Su madre en medio de la confusión y el llanto piensa que ha muerto. En medio de las calles sólo la desesperación y la angustia reinan en su paraje de desconsuelo y temor. Pero, el hombre que lleva la fe a través del mundo cambiará su destino.
 

martes, 4 de junio de 2013

Romero


Este santo canonizado por el Papa Francisco nos inspire en este mes a entregarnos al prójimo. Amen

lunes, 3 de junio de 2013

El sueño de una tarde de verano

Por S.E.R. Giacomo Cardenal Biffi * Tomado de Fe y Razón
No nos inquieten las vanas pesadillas ni nos engañen las visiones fatuas. (Liturgia ambrosiana)

Explicación del título "La Bestia, la Bella y el Caballero": me parece obligado explicar al que leyere este título tan desacostumbrado y, a primera vista, tan sin consonancia con la naturaleza del tema que tengo la intención de proponer. No para encontrar a toda costa una justificación: en rigor y con objetividad, incluso a mí me parece poco justificable. Quisiera más bien contar cómo me vino a la mente y se me impuso casi sin poder evitarlo. Todo comenzó con una pesadilla durante una siesta en verano. Normalmente mis sueños son serenos, por lo que esta experiencia se me quedó más grabada en el alma, hasta el punto de que me es imposible olvidarla.
 
Un problema de conciencia Era un viernes del verano pasado, y, para contar las cosas tal como son, había comido con apetito un buen plato de ñoquis con ragú. Pero, apenas desaparecido el último ñoqui, mi vieja conciencia de cristiano preconciliar me advirtió enseguida con tono severo que aquel poco de carne bastaba para hacerme violar la ley de la abstinencia. Pero mi conciencia joven, de católico bien informado sobre los cambios eclesiales de nuestra época, se apresuró a recordarme caritativamente la posibilidad de sustituir la observancia tradicional con cualquier acto piadoso o cualquier obra de penitencia. A decir verdad, no sé cuál de las dos conciencias estaba en aquel momento más inquieta; porque, si es cierto que la primera había logrado aguarme el placer de la comida, para la segunda la cuestión consistía sólo en que era una cuestión todavía abierta, por lo que no podía tranquilizarme con el pensamiento de la buena fe ni de la inadvertencia inculpable. Si para la norma antigua todo se podía concluir con el arrepentimiento y el propósito de estar otra vez más alerta, para la más reciente me quedaba todavía la obligación de hacer algo. Es más, con la intransigencia y el maximalismo de los jóvenes, la conciencia "postconciliar" me dio una sugerencia por la que se me reveló culturalmente comprometida, es cierto, pero también lacerante e incluso con alguna propensión al masoquismo: un ejercicio excelente de mortificación compensatoria - me dijo - y a la vez un acto de gran mérito intelectual sería la lectura de cualquier teólogo contemporáneo de renombre. Asustado, tras haber regateado un poco el precio de la penitencia que debía imponerme, me resigné a leer un capitulo del tratado sobre la Iglesia de uno de los autores más famosos. Y como ciertos trabajos conviene liquidarlos cuanto antes si no quiere uno eternizarse y exasperarse en su tormento, me sumergí inmediatamente en la lectura y, después de algunas páginas, me quedé traspuesto. Si no cabe duda de que el mérito hay que atribuirlo a esta misericordiosa somnolencia, queda el problema de a quién corresponde, si a los ñoquis o a la teología moderna, la responsabilidad primera de la pesadilla que siguió. Una pesadilla de estilo clásico Creía tener ante mí, espectador fuera de escena pero partícipe a la vez y casi actor, un páramo desolado, donde sólo había dos criaturas vivas, muy distintas entre sí. De un lado había una muchacha bellísima, atada de modo cruel, que lloraba, gemía y pedía ayuda destrozándome el corazón. Del otro, una bestia enorme, horripilante que, todavía quieta, la miraba golosa con la complacencia de quien, hambriento, se encuentra al fin ante un banquete abundante y apetitoso y no trata de esconder sus firmes intenciones. El asco y terror del monstruo me inducían a la fuga, mientras que la voluntad de correr a salvar a la bella muchacha me empujaba a arriesgarme. Y así no conseguía dar un solo paso. Y cuando un golpe de coraje y una llamada irresistible hacia el heroísmo - que a veces experimento en los sueños - me llevaron a la decisión más valiente y más noble, resultó que un extraño entumecimiento retenía mis miembros y me impedía moverme. Cuanto más hacía por abalanzarme, más me atenazaba la maldita parálisis. Entre tanto, la fiera se acercaba imperceptible pero implacablemente a su codiciado manjar, y crecía el lamento desesperado de la muchacha. Era como si por encantamiento hubiera entrado con toda mi persona en un canto de Orlando Furioso o en un antiguo icono de la leyenda de san Jorge, pero sin que ningún paladín ni ningún santo guerrero apareciera por el horizonte. Inerme, atónito, desalentado, me revolvía de piedad, de rabia, de horror, mientras un sudor frío me helaba. No era capaz de liberarme de ninguna manera aquella angustia, ni huyendo, ni abalanzándome, ni siquiera saliéndome del sueño, que a modo de relámpagos se me manifestaba como tal sueño. De pronto, llamado por los alaridos de la doncella o quizá también por las súplicas mudas de mi corazón, confiado a pesar de todo en la bondad intrínseca del orden del cosmos, apareció el perfil de un caballero, refulgente en su panoplia a los rayos oblicuos del sol poniente, montado en un gallardo palafrén, con un escudo dorado y bermejo y "un blanco penacho por casco": era la imagen misma del gran vencedor y la viva figura de la salvación. Vi extenderse el alivio por el bello rostro femenino con lágrimas, como la nueva luz de un cielo que se serena hace brillar las últimas gotas de lluvia. Vi a la fiera revolverse con rabia e hincharse de cólera ante el obstáculo imprevisto. Y me preparé para asistir con íntima satisfacción al combate, el triunfo seguro del libertador, a la gratitud de la doncella arrancada a su cruel destino. Pero todavía no había terminado la pesadilla: a causa quizá de la trabajosa digestión o quizá por el peso de la lectura que acababa de hacer, la agitación onírica estaba lejos todavía de calmarse en un sueño tranquilo y reparador o desaparecer en la claridad del despertar. Por el contrario, iba a comenzar de nuevo de forma más angustiosa, aunque con escenografía más original. La pesadilla se moderniza El caballero, llegado tan apunto, no se aprestó enseguida a la batalla, sino que parecía querer primero analizar la situación, parándose, mirando ahora a una ahora a otra de las dos alegorías contrapuestas, reflexionando intensamente para sí. Y, por un prodigio solo posible en los sueños, yo, siempre extraño al suceso y siempre dentro de él, seguía el surgir y el concatenarse de sus pensamientos como si fueran los míos. "Lo primero - decía para sí el joven héroe- no es precipitarse: mala cosa es tomar partido antes de haber observado a los dos contendientes. Hay que huir de la intolerancia de quien divide sin matices el bien del mal y encuentra todas las razones y todos los entuertos, toda la verdad y todo el error, toda la belleza y toda la fealdad a esta parte sola o a aquella. Quizá si se hubiera encontrado en esta situación uno de los muchos caballeros antiguos, famosos por su gran bondad y por su ingenuidad todavía más grande, ciertamente habría tomado partido de inmediato por la muchacha que llora y habría atacado con todas sus fuerzas a la bestia. Y así habría repetido una vez más la hazaña obvia, consabida, ya mil veces contada; lo que representa la culpa más grande que puede cometer un espíritu avanzado. Pero no la cometeré yo, que he hecho de la falta de prejuicios y del anticonformismo mi divisa.

Examinemos de cerca de esta mujer que se queja y llora. Llora, sí; pero también mi mujer llora muchas veces, y precisamente durante sus caprichos más tercos. Parece aterrada y sin defensa, pero hay algo en su rostro - los pómulos, los rasgos de los ojos, la boca- que me recuerda a mi suegra. Es una semejanza inquietante: también mi suegra asume con gusto el papel de víctima desvalida de injusticias imaginarias. Como bella es bella; pero su belleza no pasa el examen de una mirada experta y desencantada: es convencional, previsible, sin gancho. En cuanto a su virtud, mejor no investigar; ¿quién lo juraría, visto que ha venido a meterse ella sola en este lío? Parece no saber luchar; pero ¿quién me asegura que no haya asistido a algún curso de karate? Si yo fuera el dragón no me fiaría. Pobre animal, el dragón: en todas las historias de caballería y en todas las pinturas sacras es la víctima predestinada de los campeones del fanatismo. Todos le aborrecen, y sin embargo también él tendrá una madre que le quiere y una dragona que le encuentra simpático. Por lo demás, en sus ojos de fuego, en sus escamas de esmeralda y en sus colmillos brillantes y afilados, es posible ver una especie de terrible y fascinante belleza. Y esto sin hablar de que ese monstruo, tan malvado en apariencia, no trata en el fondo más que de procurarse con qué vivir y quizá lo ha movido la preocupación paternal de saciar el hambre de sus monstruitos. Impedírselo podría juzgarse como una acción ecológicamente incorrecta y como una intromisión indebida en el equilibrio biológico de la especie". Así reflexionaba sin descanso el caballero. Y a medida que estas extraordinarias consideraciones le brotaban en su interior, también se le pintaban en su rostro pensativo. Poco a poco fui viendo como volvía el terror a la muchacha y cómo comenzaban otra vez a brillar de esperanza los ojos astutos y hambrientos del dragón. Por mi parte, había pasado del primer respiro de alivio al estupor, del estupor al miedo, del miedo a la angustia y de la angustia a la más negra desesperación. "¿Será posible -me decía- que ahora tenga que asistir a un pacto de alianza entre el guerrero y la bestia y luego a un asalto concertado en detrimento de la bella desventurada?".

De la pesadilla nace un libro Era excesivo soportar este final grotesco, ni dormido: el hilo de mi sueño se rompió piadosamente. Desde entonces vengo rumiando esta pesadilla de una tarde de verano, debida quizá a los ñoquis o quizá a la literatura teológica contemporánea. El título de este libro responde a mi propósito de decir que estas páginas sólo quieren vencer la maldad de un mal sueño y tratar de devolverme, más allá de las alucinaciones, las apariencias, las modas culturales, a la comunión plena con la verdad de las cosas, como la cultivaron y cantaron las leyendas antiguas, donde los monstruos son monstruos, las doncellas doncellas, y los caballeros saben distinguir todavía entre dragones y muchachas bellas. * El Card. Giacomo Biffi no necesita presentación, hemos querido tenerlo presente en la sección de "pensadores cristianos", y agradecer públicamente su defensa de la fe católica. Este trabajo es la introducción de su libro "La Bella, la bestia e il cavalieri", Editoriale Jaca Book SpA, Milán. En español: "La Bella, la bestia y el caballero", Ediciones Encuentro, Madrid. En Uruguay, se lo puede adquirir en la Editorial Biblos, tel. 408.70.34. -

domingo, 2 de junio de 2013

El humor español

Por el R. P. Leonardo Castellani Tomado de Romanticismo y Tradición n estas Navidades fui a ver el "pesebre" de mi parroquia; y el pesebre me hizo sonreír; y eso que era como para llorar. Reír y llorar junto, eso es humor. Cronin ha dicho en alguna parte que Cristo carecía del sentido del humor. Sería raro, porque, según Aristóteles, el humor es propio del hombre magnánimo ("magnanimus utitur eironeia", dice en la Ética). Monseñor Piccirilli, con otros varios, se ha escandalizado de que Cronin diga que Cristo careció de una cosa que tuvo el Buda. Ello invita pues a la reflexión. El escándalo es la provocación a la fe, por la puerta de la reflexión. Monseñor Piccirilli puede llegar también a la fe. Vamos a tranquilizarlo. Cronin o no conoce el humor o no conoce a Jesucristo. Pero en un sentido pudo bien decir lo que dijo: en el sentido de que el humor de Cristo no es como el humor de Mark Twain, ni como el de Jonathan Swift. El de Twain era poco para él; el de Swift era demasiado. Bajemos la reflexión al planterreno: es un caso análogo al del humor español... César Pico sostuvo en una conferencia en Madrid que el español carecía del sentido del humor; cosa que medio amostazó a algunos madrileños. Otro argentino que andaba por allí los desagravió en otra conferencia, sosteniendo: no se puede decir eso así, no más de una gente que ha dado a Cervantes, Velázquez, Tirso, la novela picaresca, los autos sacramentales... y Unamuno... y Gómez de la Serna... Lo que pasa es que el humor español no es como el humor inglés. ¡Me olvidaba del gran Julio Camba! El humor español (sorna, baya, cazurrería, socarronería, disimulo, retrechería, trastienda, carientismo, tonillo, sonete, retintín, parodia...) es algo así como si dijéramos medular, por no traer el vocablo pretencioso de trascendental: él está más en los caracteres que en los dichos, más en las situaciones que en los caracteres y más en los choques profundos de los principios que en las mismas situaciones. En las entrañas anda más bien que en la epidermis; y gusta de tocar las cosas más importantes y explosivas; como el amor, el hambre, la horca, la prostitución, el diablo y los curas; no menos que al mismo Dios, si a mano viene. Ejemplo sencillo del humor español es esa anécdota legendaria de Santa Teresa que versificó Jacinto Verdaguer. Teresa junta flores en el jardín, tropieza, y se saca un tobillo; aparece Jesucristo y la sana; y... -¿Por qué, pues, dejáis que caiga si para Vos las recojo? -Así pago a mis amigos... -Por eso tenéis tan pocos... Esto se dijo en la contra conferencia antipicuda, entre otras cosas; y ello hubiera quedado allí -sin volverse un artículo- de no habernos recordado ayer Lino Palacio la cuestión del humor español frente al humor yanqui; y monseñor Piccirilli la cuestión de Cronin versus Cristo. También a Segismundo Freud se le escapó esta clase de humor, el humor español: afirma en su obra Der Witz que El Quijote no es una obra humorística, sino meramente jocosa o chistosa. El Quijote es una obra jocosa en la superficie, pero es humor medular en su concepción, en la invención. Cervantes se autoproclamó -con mucha razón- "en la invención el primero de España"; y es la invención justamente -más que la composición y el estilo- el dominio del genio. La invención de El Quijote (esconder detrás de una sátira de los libros de caballería el alma de la historia de Europa, y la escondida alma y motor de Europa y del alma humana) es genial; y hace del libro del manco "la novela más grande del mundo", la obra maestra del arte de la Contrarreforma; y si se quiere, la alegoría cristiana más importante que se conoce después de las parábolas de Cristo, más profundamente religiosa que La vida es sueño. Un místico no tiene más que hacer de Dulcinea figura de la gracia o el amor de Dios, para convertir la novela en un libro teológico, como apuntó Unamuno, y Jerónimo del Rey en su libro inédito -inacabado e inacabable- Su Majestad Dulcinea. Porque el humor medular es una forma natural de expresión de la religiosidad. Aunque parezca mentira, la parábola y la paradoja son más religiosas en cierto modo que el silogismo y el sermón. Si yo dijera que El Quijote es un libro en cierto modo más religioso que Los nombres de Cristo, ¿se reirían de mí? Sí. Pues por eso no lo diré. En la gran parábola de Cervantes, la sabiduría -que es el Ideal, y es nobleza y es vida- ha sido encarnada paradojalmente en un loco; y lo que el mundo llama sabiduría -"la listura de la finitud", que dice Kirkegor- está encarnada humorísticamente en un palurdo. Mas esas dos sabidurías, contrarías según San Pablo, no rompen entre sí ni riñen: vagan por el mundo existencialmente unidas, y el realismo zoquete es forzado a someterse al idealismo destornillado; que loco y todo resulta su amo, e incluso a disciplinarse y darse de azotes por él. Lutero se levantaba en ese tiempo contra las "disciplinas" de los monjes: Cervantes encuentra que las disciplinas están bien, pero en Sancho. Don Quijote lleva en sí una más alta disciplina, la disciplina interior, su fe. Lutero fue un quijote sin sancho, la "fe sin obras"; y eso fue su lástima. El humor medular de El Quijote consiste en que representa plásticamente una de las paradojas del cristianismo, quizá la paradoja fundamental. La fe en efecto no es sino la persecución de un absurdo: quiero decir de una cosa que para la razón pura es sin sentido, aunque no sea contrasentido. La fe sería locura pura si no llevara siempre a las rastras consigo al sentido común. La persecución inalcanzable de Dulcinea, eso es la fe; y Dulcinea existe, aunque no donde El Quijote y nosotros nos imaginamos. Una especie de paradoja de este género existe en el fondo del Evangelio; y considerada literalmente constituye el humor del Cristo. Bastaba haber puesto el Cristo los misterios más tremendos en retruécanos, cuentitos y narraciones, para que pudiéramos ver en él al humorismo medular... Pero hay más que eso. Las parábolas y los aforismos evangélicos están llenos de rasgos desmesurados, paradojal y a veces aparentemente contradictorios. En el Seminario nos decían que los Evangelios eran la obra literaria más perfecta del mundo. Mas juzgado con criterios puramente literarios, el Evangelio no es perfecto, según la retórica grecolatina: no guarda "las reglas" de la Preceptiva. Se dispara en direcciones inesperadas para la Estética. Un padre que premia al hijo atorrante y lastima al "bueno"; un mayordomo coimero y fraudulento puesto como parangón y ejemplo a los santos; un rey que, porque no concurren a una cena de bodas, y eso dando muy razonables excusas, hace pasar a sangre y fuego a los invitados; un condenado al infierno que conversa con Abrahám y le ruega que lo deje volver al mundo para avisar a sus hermanos que realmente hay infierno... Cualquier teólogo del Seminario les dirá que eso absolutamente no lo puede hacer un condenado; y que las conductas del Padre, del Mayordomo y del Rey son enteramente an-éticas... También es an-ético y muy poco práctico que un buen pastor abandone noventa y nueve ovejas para salir en busca de una oveja descarriada. El Cura Brochero predicó una vez esta parábola a su feligresía de pastores, y después les preguntó: "¿Y? ¿Qué les parece?"; y un baisano práctico y ético -turco él- saltó y le dice: "Y... seguro era una cambiona". Mas la paradoja y el humor del Evangelio consiste en que para él todas las ovejas sean campeonas; y la más campeona justamente esa que según el refrán pastoril es la que siempre rompe el corral: la más desgraciada. Hasta las dulces palabras que ponen hoy no conociendo el texto griego en boca del dulce Nazareno peinado al medio y con carita de Rodolfo Valentino -o de Mojica- de las capillas "finas..." como la de mi parroquia... a saber: "Mi carga es suave y mi yugo ligero" parecen un tremendo rasgo de humor medular en boca del que a renglón seguido descubre que esa carga y ese yugo son nada menos que la cruz: el peor suplicio de la antigüedad. "Tome su crin, y sígame". ¡La cruz! ¡Qué negocio suave y ligero! ¿Y el "hacerse como los niños"? ¿Es por ventura algún exhorto a la puerilización? Viendo muchas cosas de los devotos de hoy día, parecería es eso mismo. Pero los Apóstoles no eran niños, ni podían volverse como niños... ni se volvieron: eso es lo único que no se nos puede pedir, habrá dicho entre dientes San Pedro. Pedir a un niño que se haga grande es razonable; pedir a un adulto que vuelva al seno de su madre y nazca de nuevo, es chiste... o misterio. Bastan estos ejemplos. El humor del Cristo traduce la inserción de lo eterno en lo finito, y despatarra lo finito. Podía destruirlo y aniquilarlo, pero no hace más que despatarrarlo; y por eso es humor: es expresión indirecta. La expresión directa de lo eterno es imposible en esta vida, no es humana. La expresión directa de Dios es la invisibilidad y la inefabilidad de Dios. Si Dios se hubiese atenido a la expresión directa, no conoceríamos nada a Dios: hubiera sido el Gran Ironista, pero no el Padre de los hombres. Y si hubiese usado el humor acre de Jonathan Swift, nos hubiese aterrado: hubiese sido el Verdugo y el Monstruo, como la diosa Kali o Baal Moloch. El niñito-dios de los pesebres -que para muchos devotos no es más que eso con minúscula, el muñeco rosado y el recuerdo tiernito de Tito, Totín y Lulú- es una cosa seria: el que quiera hacerse semejante a él, tendrá a Herodes a los garrones; y si escapa a Herodes, no escapará a Pilatos. Si el "niñito" nos hubiese aparecido como lo que él es, entre Mikael y Azrael, no lo resistiéramos. Por eso apareció entre el burro y el buey. ¡Pero no para volvernos burros y bueyes! Eso no. Esto es en resumen lo que se podría decir a Lino Palacio acerca del humor medular del español; y a Archibaldo Cronin acerca del humor del [nazareno] aquel que nunca rió a carcajadas, pero que sonrió innumerables veces, un poco amargamente, podemos suponer.

sábado, 1 de junio de 2013

CORPUS... PARA ORAR

CORPUS CHRISTI
Esta fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el papa Urbano IV en 1264, y tuvo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. Los ocho días que siguen a la fiesta del Corpus Christi, los dedicamos los cristianos a continuar la fiesta. Aquí tienes un texto para cada día de la octava.

CUATRO IDEAS PREVIAS
1. Si puedes, procura hacer este rato de oración delante de un Sagrario estos ocho días.
2. El texto de cada día está fragmentado en tres partes por letras capitulares. Están para que interrumpas la lectura y hables con Dios sobre lo que has leído. Y así cada vez.
3. No olvides que lo importante es que hables con Él. Y que le escuches.
4. Puedes empezar cada día con la oración inicial, y terminar rezando la oración final.

ORACIÓN INICIAL
Seńor, espero en Ti; Te adoro, Te amo, auméntame la fe. Quiero que seas mi apoyo en todo: sin Ti no puedo nada. Tú te has quedado en la Eucaristía, indefenso.
Quiero que te sientas amado por mí: para eso intentaré cuidarte, acompańarte, tener detalles contigo, adorarte, agradecerte, valorar cada vez más esta locura tuya,...
Y quiero sentirme amado por Ti: que me alegre tenerte tan cerca, que me sienta acompańado, seguro, querido, fortalecido, comprendido, escuchado, alimentado, ... ; hazme Tú ese regalo especialmente estos días y siempre que te coma.

OTRAS ORACIÓNES
1. Acuérdate de las palabras que dirigiste a tu siervo: Quien come mi Carne y bebe mi Sangre, en Mí permanece y Yo en él. ˇTú en mí y yo en Ti! ˇcuánto amor!, ˇTú en mí, que soy un pobre pecador, y yo en Ti, que eres mi Dios! Una sola cosa, y sólo esto busco: vivir en Ti, en Ti descansar y no separarme nunca de Ti.
Inspirada en el Cardenal Bona
2. ˇAmor! Tú eres fortísimo pero a la vez yo te veo debilísimo. Fortísimo, pues nadie se te puede oponer; y debilísimo, puesto que una miserable criatura como yo te vence, te supera llamándote Amor.
Sta, M. Magdalena
3. Seńor que nos haces participar del milagro de la Eucaristía: te pedimos que no te escondas, que vivas con nosotros, que te veamos, que te toquemos, que te sintamos, que queramos estar siempre junto a Ti, que seas el Rey de nuestras vidas y de nuestros trabajos.
Seńor mío Jesús: haz que sienta, que secunde de tal modo tu gracia, que vacíe mi corazón.... para que lo llenes Tú, mi Amigo, mi Hermano, mi Rey, mi Dios, mi Amor!
San José María Escrivá
4. Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo , os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el precioso Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Seńor Jesucristo, que se encuentra presente en todos los Sagrarios de la tierra, y os lo ofrezco, Dios mío en reparación por los abusos, sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido. Amén.

DIA 1º LA FIESTA
"Esto es mi Cuerpo" (Mt 26,26)
En las fiestas lo paso bien, estoy contento ¿Qué tiene que ver el Corpus con mi alegría? Hoy es fiesta; sí, una gran fiesta para los cristianos. Hoy fijamos con más atención nuestra mirada en la Sagrada Hostia, donde Jesús está. Y estamos de fiesta porque es una suerte, un regalo de Dios tener a Jesucristo tan cerca realmente, a nuestro lado; y es una suerte, un regalo ver cuánto nos quiere Dios: hasta el punto de quedarse real y físicamente, bajo los accidentes del pan y del vino. ¡Dios que se hace pan!... ˇpara estar cerca de mí! ˇy para alimentarme a mí!
A todos nos gusta, cuando se puede, alargar las fiestas. Por eso desde hace mucho tiempo los cristianos alargamos esta fiesta durante ocho días, de ahí la "Octava" en los que nos esforzamos por agradecerle, adorarle, tratarle mejor en la Eucaristía.
Un día de verano mientras celebraba la Misa un padre agustino, una mosca revolotea alrededor del cáliz, que está sin cubrir. Aunque el sacerdote aleja la mosca con la mano, ésta vuelve una y otra vez hacia el cáliz, posándose en él de vez en cuando. La mosca es tan insistente, que acaba por distraer a todos. Cuando termina la Misa, el sacerdote se dirige a los asistentes: quizás os hayáis distraído, pero yo pensaba que todos nosotros deberíamos ser como esa mosca; buscar la Sangre de Cristo, su cercanía, una y otra vez, con insistencia.
Dile al Seńor que durante estos días quieres ser como esa mosca: revolotear a su alrededor. Y aunque las actividades del día te alejen de Él físicamente, que te ayude a llevar tu cabeza hacia los sagrarios muchas veces cada día. ˇBúscale!, búscale muchas veces en el sagrario durante estos días.
Gracias, Dios mío, por amarme tanto. Lógico que me ames porque soy tu hijo. Pero... ˇque hayas hecho la locura de hacerte Pan! Y żcómo te tratamos los hombres? żcómo te trato yo? Durante estos ocho días voy a procurar tratarte bien; en serio, Seńor, quiero visitarte, adorarte más,... Y perdona si hasta ahora no te he hecho el caso que debería. Gracias.
Si quieres, puedes quedar con Él en comulgar estos ocho días, o asistir a la bendición durante la octava, o hacer un rato de oración junto a un sagrario. Y por supuesto, si te es posible hoy acompańarle en una procesión... le darás una alegría.

DIA 2º LA INSTITUCIÓN.
"Mientras cenaban, Jesús tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomad y comed, esto es mi Cuerpo. Y, tomando el Cáliz y habiendo dado gracias, se lo dio diciendo: Bebed todos de él; porque ésta es mi sangre de la nueva alianza" (Mt 26, 26-28)
San Juan Bosco tenía una especial devoción a María Auxiliadora. El día de su fiesta organizó con ilusión y mucho esfuerzo una Misa con los chavales que conocía. La Iglesia estaba llena de muchachos: seiscientos, que iban a comulgar. Estaba preparado un gran copón lleno de Hostias, que Don Bosco iba a consagrar en la Misa. Pero el sacristán se olvidó de llevarlo al altar. Habiendo pasado ya el momento de la consagración, es cuando se da cuenta de que no lo ha llevado. Ahora, su distracción no tiene remedio. żQué va a ocurrir, Seńor? żqué desilusión tendrán esos centenares de muchachos que se apretaban en el pasillo central dirigiéndose a comulgar? Ellos no saben nada y van llegando al comulgatorio; Don Bosco tampoco lo sabe. Abre el sagrario y sólo encuentra un pequeńo copón con unas pocas Hostias. Mira bien en el Sagrario pero ya ve que no hay nada más. En seguida comprende que su sacristán se ha olvidado de llevarlas. Alza los ojos al cielo, y le dice así a la Virgen:
- Seńora, żvas a dejar a tus hijos que vuelvan sin comulgar?.
Toma el coponcito, y empieza a dar la comunión. Y aquellas pocas Hostias se Multiplican. El sacristán, asombrado, asiste al prodigio: se le salían los ojos de sus órbitas. Cuando termina la Misa muestra a Don Bosco el copón que se había olvidado en la sacristía:
- ¿Cómo ha podido dar la comunión a todos, con tan pocas Hostias? ˇEs un milagro, seńor Don Bosco! ˇUn milagro que ha hecho usted!
-ˇBah! -dice Don Bosco con indiferencia. Junto al milagro de la transustanciación, que obra el sacerdote al consagrar, el de la multiplicación de las Hostias es insignificante... Además, lo ha hecho María Auxiliadora.
Es verdad: el milagro que ocurre cada día en la consagración es más grande que el de la multiplicación de las Hostias de Don Bosco. Jesucristo no dejó lugar a dudas: ESTO ES MI CUERPO; esto, que sigue pareciendo pan, ya no es pan: es mi Cuerpo.
La transustanciación es el milagro que ocurre en la consagración: el pan deja de ser pan aunque siga pareciendo pan; solo cambia la sustancia, lo que es y no se ve.
- ¿Y cómo puede el sacerdote hacer todos los días ese milagro? Porque Jesús mandó a los Apóstoles "Haced esto en memoria mía" mandó que repitieran esa acción sagrada. Y como no manda imposibles, les dio el poder para cambiar el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. Y los Apóstoles confirieron ese poder sacerdotal a otros hombres, y así generación tras generación hasta los sacerdotes de hoy.
Creo, Jesucristo, pero ayúdame a creer más. Quiero asistir a la Misa, a partir de hoy, con una fe mucho más grande. Concédemelo Tú. Y que sepas que me duelen las veces que he asistido con indiferencia, con poca atención o carińo, con rutina. Me duelen todos mis pecados. Te pido perdón ahora. (Puedes hacer el propósito de mirar fijamente el Cuerpo de Cristo en la Misa, cada vez que el sacerdote lo muestra a los asistentes, especialmente cuando lo alza en la Consagración).

DIA 3º MISTERIO DE FE
"El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y yo en él( .. ) Sin embargo hay algunos que no creen( .. ) Por eso os he dicho que ninguno puede venir a Mí si no te fuera dado por el Padre" (Jn 6, 56, 64-65)
"0iga, no tengo fe", me decía preocupado y contrariado un chaval. Al preguntarle por la causa de esa inesperada afirmación, contestó: - Porque cuando estoy delante del sagrario no siento nada y no acabo de ver ahí a Jesucristo.
No. No es eso la fe. La fe no es SENTIR, ˇ es ASENTIRˇ ˇdecir con la cabeza que crees eso! La fe es un regalo de Dios por el que yo afirmo con mi cabeza (aunque no lo vea y no lo entienda) que lo que Dios dice es verdad; żCómo no va a ser verdad si Él ha hecho todo?
"La presencia de Jesús en la Eucaristía, bajo dimensiones tan pequeńas y en tantos lugares a la vez, parece plantear dos aparentes dificultades: żCómo puede un cuerpo humano estar presente en un espacio tan pequeńo?, y żcómo puede un cuerpo humano estar en varios lugares a la vez? Estas dificultades, claro está, son sólo aparentes. Dios lo hace, luego puede hacerse. Hay que recordar que Dios es el autor de la naturaleza, el Amo y Seńor de la creación. Las leyes físicas del universo fueron establecidas por Dios, y Él puede suspender su acción si lo desea, sin que cueste un esfuerzo a su poder infinito" (Jesús Martínez, "Hablemos de la fe).
Si has hecho el Camino de Santiago a pie o en bicicleta, cuando se deja la provincia de León y se sube el puerto del Poio, se pasa por la Capilla de Cebreiro, donde una tradición muy fuerte, corroborada por fuentes históricas y arqueológicas, sostiene lo que sigue. Un monje celebraba Misa un día de gran tempestad: lluvia, viento, frío.
Y un paisano de Baxamaior, pueblecito al pie de esa montańa, sube el puerto para oír la Misa. El monje celebrante, de poca fe, menosprecia el sacrificio del campesino, como pensando: ˇqué exagerado! ˇcon el tiempo que hace... y viene a Misa desde allá abajo! En el momento de la consagración el monje percibe cómo la Hostia se convierte en carne sensible a la vista, y el vino del Cáliz en sangre, que hierve y tińe los corporales con la sangre.
Dame, Dios mío; una fe grande. Yo comeré la Carne de Cristo con carińo y frecuencia para que permanezcas y crezcas en mí. Pero Tú dame una fe más grande: que esté convencido de que vale la pena hacer cualquier esfuerzo por mi parte para poder estar contigo físicamente junto al Sagrario, o recibirte. Quiero visitarte todos los días un momento. Y cuando pase junto a una Iglesia quiero siempre saludarte, al menos con el corazón, desde fuera, diciéndote "Hola".
Ángel de mi guarda, recuérdamelo tú, por favor.

DIA 4º PRESENCIA REAL
"Discutían entre los judíos diciendo: żcómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: en verdad, en verdad os digo, que si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y Yo lo resucitaré el último día." (Jn 6, 52-53)
S. Lewis, es un escritor británico al que se le muere su mujer, Hellen, de la que estaba profundamente enamorado. Sus primeros días y semanas como viudo son tremendamente duros para él: vacío, soledad, impotencia, recuerdos, amor y fe. ˇCuánto echa de menos a su mujer! Y se da cuenta de que ahora a su mujer sólo la tiene en imágenes: en imágenes de fotografías que conserva en casa, o en imágenes que guarda en el pensamiento. Y que esas imágenes no son Hellen. Esas imágenes le consuelan poco, porque lo que él necesita es a Hellen, y no imágenes de ella; esas imágenes no tienen importancia en sí mismas. Y escribe que al día siguiente por la mańana, un cura le hará comulgar una Hostia fría, pequeńa, redonda e insípida. Y se pregunta si es una desventaja, o acaso en cierto modo una ventaja, que esa Hostia no se parezca nada a lo que realmente es esa Hostia. Y expresa con fuerza: "necesito a Jesucristo y no a nada que se te parezca. Quiero a Hellen y no a nada que se le asemeje a ella".
Tenemos a Jesucristo en el Sagrario; aunque la Hostia no se parece a Él, es Él. Lo que tiene importancia es que la Hostia es Cristo, y lo de menos es que la Hostia se parezca a Cristo.
Santa Teresa afirma sin dudar, que es una gran ventaja que en la Hostia no aparezca Jesucristo en toda su grandeza: "Además, si viéramos tan gran majestad, żcómo se atrevería una pecadorcilla como yo, que tanto le he ofendido, a estar tan cerca de Él?" De hecho cuenta que cuando se acercaba a comulgar, a veces "se me erizaban los pelos y todo parecía que me aniquilaba". "ˇQuién se atrevería, si le viéramos con tan gran majestad, a acercarse a Él con tanta tibieza, tan indignamente, con tantas imperfecciones!" Y reza: "ˇOh, Seńor mío! Si no encubriérais vuestra grandeza żquién se atrevería a ir tantas veces, cosa tan sucia y miserable con tan gran majestad?".
Jesús, es a Ti a quien necesito, y eres Tú quien está en el sagrario. No me importa que no se parezca la Hostia a tu persona: es más, mejor que no se parezca. Creo, pero quiero creer más: que me dé cuenta, que sea consciente de que estás vivo, esperándome, escuchándome, apoyándome, animándome, orientándome... en el sagrario. Y gracias.

DIA 5º CUIDARLE COMO MERECE
"Sin mí no podéis nada" (Jn 15, 5)
Un famoso arquitecto protestante fue a ver una iglesia católica nueva, interesado por el valor artístico. Dado que el párroco no estaba en casa se sirvió del monaguillo para que le enseńara el templo. Al pasar por delante del altar en que se guarda el Santísimo, el chico hizo una genuflexión:
Oye, żpor qué haces eso?
Y el chico expuso como pudo la doctrina católica sobre la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.
- Entonces, ¿tú crees que Dios está real y verdaderamente presente en el tabernáculo?
La respuesta fue afirmativa:
- ˇCaramba! Si yo supiera que esto es cierto, andaría de rodillas por toda la Iglesia."
- Por supuesto que no vamos a andar arrodillados por las iglesias u oratorios, pero sí podemos darnos más cuenta de quién vive allí, de quién es ese lugar: porque allí vive Dios, ˇ nada más y nada menos!
Que cuando entremos en la Iglesia nuestra primera mirada vaya al sagrario. Que las primeras palabras se las digamos a Él. Que cada vez que pasemos ante el Sagrario hagamos una genuflexión bien hecha: la rodilla derecha en el suelo, mientras con los ojos se le mira y con el corazón se le dice algo. Que nos movamos por allí con respeto.
Porque allí vive Dios, en la iglesia no hablamos en voz alta, ni comemos, ni fumamos, ni nos sentamos directamente en el banco al llegar, sino que le saludamos antes poniéndonos un momento de rodillas, ...
Porque allí vive Dios, cuidamos el modo de vestir, ponemos flores, colaboramos todos para que el edificio se mantenga lo mejor posible, procuramos que haya arte, ... Y cuando nos acercamos al altar hacemos una buena genuflexión, porque adoramos a Jesucristo que está realmente en el Sagrario.
¿Cómo estás en la Iglesia? ¿Tratas a Dios con reverencia? żTienes un santo temor de Dios, por tratar a Dios como se merece? żo a veces se podría decir que estás en la Iglesia como en un salón de actos, como en el cine?
Sin Ti, Seńor, no puedo nada, Pero te tenemos tan cerca, con nosotros, ˇtan a nuestro alcance! Siempre que algo me preocupe, o me alegre, quiero sentir la necesidad de acudir a Ti, de acercarme a un sagrario, en cuanto me sea posible, y hablar de eso contigo. Y allí los dos a solas, Tú y yo, preguntarte, contarte, pedirte, reír, llorar, agradecerte, ... María y San José, que le tratásteis, con tanto carińo a Jesús: ayudadme a cuidarle yo en el sagrario; a veces me despistaré y me puedo olvidar de que le tengo ahí cerca: llevadme vosotros a Él. Gracias.

DIA 6º SENTIRSE AMADO
Viene a mi memoria -escribía San Jose María Escrivá de Balaguer- una encantadora poesía gallega, una de esas Cántigas de Alfonso X el Sabio. La leyenda de un monje que, en su simplicidad, suplicó a Santa María poder contemplar el Cielo, aunque fuera por un instante. La Virgen acogió su deseo, y el buen monje fue trasladado al paraíso. Cuando regresó, no reconocía a ninguno de los moradores de su monasterio: su oración, que a él le había parecido brevísima, había durado tres siglos. Tres siglos no son nada, para un corazón amante. Así me explico yo esos dos mil ańos de espera del Seńor en la Eucaristía. Es la espera de Dios, que ama a los hombres, que nos busca, que nos quiere tal como somos limitados, egoístas, inconstantes, pero con la capacidad de descubrir su infinito carińo y de entregarnos a Él enteramente."
ˇVeinte siglos esperando! Se dice pronto, pero... eso no lo hace cualquiera. Es importante sentirse amado por Dios cuando estamos delante de Jesús Sacramentado.
ˇQué bien se está junto al Sagrario cuando se ve su amor, cuando uno sabe que Él le estaba esperando. "Os diré -continúa el autor- que para mí el sagrario ha sido siempre Betania, el lugar tranquilo y apacible donde está Cristo, donde podemos contarle nuestras preocupaciones, nuestros sufrimientos, nuestras ilusiones, nuestras alegrías, con la misma sencillez y naturalidad con que le hablaban aquellos amigos suyos, Marta, María y Lázaro."
Y por otro lado, que Él se sienta amado por ti, especialmente cuando comulgas. Mira lo que dice el evangelio: "No deis las cosas Santas a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas y revolviéndose os despedacen " (Mt 7, 6).
La Iglesia ha aplicado estas palabras de Jesús a la administración de los sacramentos, y de modo singular a la Eucaristía: debemos recibirle bien preparados, dignamente.
Para comulgar es preciso estar bautizado, darse cuenta de lo que se hace y estar en gracia de Dios. Y la Iglesia nos pide que guardemos una hora de ayuno. Si cumplimos estas condiciones podemos recibir dignamente y con fruto la Eucaristía.
Y si no estamos en gracia de Dios, no debemos comulgar. Escribe un poeta: "Soy el pan de los ángeles. Y pobre del que me reciba en pecado como Judas. Soy la muerte en la boca, soy el infierno en el vientre de aquel despavorido" (Ibáńez Langlois).
Pero ese es el mínimo. Es bueno que nos preparemos lo mejor posible para un encuentro tan íntimo con Dios dentro de mí.
"Por eso, escribe Santa Teresa; pienso que si nos acercamos al Santísimo Sacramento con gran fe y amor, que una vez bastaría para hacernos ricas, ˇcuánto más recibiéndole tantas veces!, pero parece que nos acercamos a Él por cumplido y así nos luce tan poco".
Quiero, Jesucristo, acudir perseverantemente ante el sagrario, físicamente o con el corazón, para sentirme seguro, para sentirme sereno: pero también para sentirme amado.., ˇy para amar!
Yo quisiera Seńor recibiros con aquella pureza, humildad y devoción, con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos.

DIA 7º ALIMENTO
"Sin mí no podéis nada " (Jn 15, 5)
"Danos hoy nuestro pan de cada día" (Mt 6, 11)
Imagínate un viaje en el que tienes que recorrer, como en todos los viajes, un camino. Pero resulta que ese camino no es de tierra, ni de carretera asfaltada, ni de piedras: es un camino de tiempo. No andas metros, sino que andas tiempo. Al cabo de un rato de empezar ese viaje, en vez de encontrar seńales indicando los kilómetros que has andado, te indican que has andado horas, días, ańos,... Pues eso es la vida: un viaje que no para. Todos, por eso, estamos de viaje.
La vida es un viaje, sí; pero ża dónde se viaja? A la otra vida, donde ya no hay tiempo y que ya es una vida para siempre. Los cristianos sabemos que estamos de viaje hacia el Cielo.
Pues bien: La Iglesia nos dice que la Eucaristía es panis viatorum, el pan de los que están de viaje. En este viaje largo hacia el Cielo el alimento que tenemos es la Eucaristía.
Los ciclistas, en ciertos puntos de las etapas largas, tienen un AVITUALLAMIENTO, donde les dan alimento, comida, para poder continuar. Si no lo hacen así pueden tener una "pájara". Así los cristianos en este largo viaje de tiempo, para poder vivir como cristianos, para poder amar, perdonar, vencer en las luchas, etc... necesitamos comer a Cristo.
Teresa de Calcuta decía que el trabajo que hacen las misioneras de la Caridad es muy duro: todo el día entre los más pobres de entre los pobres. Cuando le preguntan que cómo pueden aguantar dice que la fuerza la toman cada mańana adorando a Jesús en la Eucaristía, la Misa y la Comunión. "Si no fuese por eso, dice, no podríamos aguantar".
Jesús, estoy de viaje hacia el Cielo: llevo ya ańos, no sé cuántos me quedarán. Pero sí sé que Tú eres mi alimento. Procuraré comulgar con frecuencia para tener vida eterna, más gracia, más fuerza y así llevar un paso fuerte y seguro. Y si alguna vez me da la pájara... ya sé por qué es y qué tengo que hacer. Gracias, Seńor, porque eres mi Dios y te has hecho mi Pan, el Pan de mi alma. Gracias.

DIA 8º LO TENEMOS AHÍ AL LADO
Cuenta el evangelio que un día de los que salió Jesús con algunos de sus discípulos en barca por el gran lago de Genesaret, Jesús se quedó dormido a bordo. Cambió el viento, y se levantó una violenta tempestad, tan grande que los discípulos se pusieron bastante nerviosos: aquellas olas amenazaban con volcar la pequeńa embarcación. Tan cansado estaba Jesús que sigue dormido. Los discípulos hacen lo que pueden, pero al final, ya casi paralizados por el miedo, parece que se dan cuenta de que allí al lado tienen a Jesucristo, y le despiertan: ˇJesús, despierta, que morimos! Se levanta, ordena la calma, y les dice: ˇhombres de poca fe!
Todos los pasajes del evangelio se repiten hoy día. Cuántas veces nos ponemos nerviosos ante situaciones concretas, y nos cuesta darnos cuenta de que tenemos a Jesucristo a nuestro lado, realmente presente en los Sagrarios. Y nos cuesta acudir a Él llenos de fe. Aceptamos y creemos que está en la Eucaristía, pero a veces queda como una verdad teórica, y no influye en nuestras vidas: no sentimos su seguridad, su compańía, su presencia.
Auméntanos, Seńor, la fe. Que te sepamos siempre a nuestro lado. Que recurramos a Ti espontáneamente. Sé siempre Tú nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestro apoyo, nuestro "pańo de lágrimas", nuestro Dios cercano, nuestro Amigo, nuestro Médico, nuestro Maestro, nuestra seguridad. Gracias.

Texto extraído del libro "Corpus Christi", de José Pedro Manglano