domingo, 31 de julio de 2011

JMJ ya falta menos


a propósito del logotipo... una pista: si España es tierra de María, entonces...

y seguimos oyendo la voz de los jovenes

sábado, 30 de julio de 2011

Una verdad incómoda

A punto de entrar en el mes de hierro (de la parrilla de San lorenzo), la controvertida pelicula de Al Gore. Y es que lo del calor es algo muy-muy subjetivo... jajajaja

viernes, 29 de julio de 2011

el rito

pelicula sobre el tema -recurrente en el cine- sobre los exorcistas

jueves, 28 de julio de 2011

JMJ ya falta menos


y así piensan y razonan nuestros jovenes cristianois


miércoles, 27 de julio de 2011

las bondades del buen Dios

Si Dios no fuera bueno las golondrinas en verano no cruzarían las fronteras sin necesidad de pasar las aduanas.
Si Dios no fuera bueno las aguas amargas de los mares no se evaporarían para bajar después del cielo dulces, regando las tierras y los campos.
Si Dios no fuera bueno no habría creado las estrellas con dibujos en lo alto para que los niños jugaran removiendo con arte la imaginación y viendo las mil posibilidades que tienen todas las cosas; los niños no soñarían con ser astronautas ni las niñas reirían pensando que hay un columpio para ellas bajo la blancura de la luna.
Si Dios no fuera bueno se habría conformado con luces del firmamento. Pero quiso ir más allá, e inventó las medusas y otras estrellas bajo el mar.

Sin Dios no fuera bueno las piedras serian piedras. Pero las creó brillantes y llenas de propiedades; y así se llamaron cuarzo, crisólito, topacio, mármol, esmeralda, lapislázuli… E hizo con igual primor bellezas en el ámbar, y en las aguas la perla y el coral…
Si Dios no fuera bueno habría hecho al fuego quemante y nada más, pero lo hizo ardoroso y hogareño para juntar en tertulia a los amigos caminantes; bailarín e inquieto, y también nostálgico e inspirador de confianzas, de confidencias… y de cuentos.
Si Dios no fuera bueno, no habría buscado la amistad de los hombres. Pues ninguna falta le hacía. El hombre sería un mono solitario, incapaz de alzar sus manos al Cielo.
Si Dios no fuera bueno no habría inventado la familia, el amor de los cónyuges, la leche materna, el bizcocho de la abuela, las bicicletas para el verano, la mesa camilla, el abrazo fraterno; pero le gustó tanto la idea –porque es muy bueno- que quiso probarla en persona, y tener una casa, un papá, y una mamá con unas manos siempre dispuestas a acogerle, y a darle el beso que le deja marchar.

Amo al Señor porque es Bueno.
Bendigo al Señor en sus obras.
Bendito el Señor en sus Santos.
Alabado por siempre quien tanto me amó. Amén.

martes, 26 de julio de 2011

las historias de Juan el molinero – 5

Ayudar a los demás.Generosidad.Compañerismo...
Seguro que tenéis muchos amigos y los cuidáis



Y un libro especial: el Principito

JESUS DE NAZARET - II de Benedicto XVI

http://www.padredemetrio.com.br/wp-content/uploads/2011/03/Jesus-de-Nazaret-II-Benedicto-XVI.pdf
esta es la dirección dondce encontrarás la 2 parte de la obra del Papa...
disfruta de una buena lectura ahora que el tiempo libre está m´ças a mano

lunes, 25 de julio de 2011

Santiago y María

HIMNO AL APÓSTOL SANTIAGO

Oh defensor de España y enemigo
De los pueblos hostiles a su pueblo,
Oh Santiago el Mayor, a quien el Hijo
De Dios vivo llamaba Hijo del Trueno.

Desde el cielo en que estás, vuelve tus ojos
Propicios a la tierra de los hombres,
Y escucha el jubiloso regocijo
Con que te dan las gracias nuestras voces.

Reconocida a tu celeste amparo
Y venturosa con tu nombre excelso,
España se gloría noche y día
Por haber sido honrada con tus huesos.

Cuando la ciega noche y la perversa
Vanidad nos tenían en sus garras,
Fuiste tú quien primero que ninguno
Trajiste luz a las iberas playas.

Cuando la dura guerra nos ceñía,
Fuiste tú quien en medio de la lucha
Te mostraste a caballo y con tu espada
Para vencer a la morisca furia.

Protegidos del mal por tus reliquias
Y socorridos por tus muchos dones,
Te suplicamos que con la esperanza
De tu santa presencia nos apoyes.

Glorificado sea el Padre altísimo
Con tanta gloria como su Unigénito,
Junto con el Espíritu Paráclito
Ahora y por los siglos sempiternos.
Francisco Luis Bernárdez, de su libro Himnos del Breviario Romano.

LA INFLUENCIA DE MARÍA MEDIADORA
Hay muchos ilusos que pretenden alcanzar la unión con Dios sin recurrir constantemente a Nuestro Señor que es el camino, la verdad y la vida. Otro error sería querer llegar a Nuestro Señor sin pasar por María, a quien la Iglesia llama, en una fiesta especial, Mediadora de Todas las Gracias. Los protestantes cayeron en este error. Sin llegar a esta desviación, hay católicos que no comprenden la necesidad de recurrir a María para conseguir la intimidad con el Salvador. San Luis María Grignon de Montfort habla también de “Doctores que no conocen a la Madre de Dios, sino de una manera especulativa, árida, estéril e indiferente; que temen abusar de la devoción a la Santísima Virgen, hacer injuria a Nuestro Señor honrando demasiado a su Santísima Madre. Si hablan de la devoción a María, no es tanto para recomendarla como para reprobar las exageraciones”; dan la impresión de creer que María es un impedimento para conseguir la unión con Dios.
Hay, dice el Santo, una gran falta de humildad, en menospreciar a los mediadores que Dios nos brinda, teniendo en cuenta nuestra debilidad. La intimidad con Nuestro Señor nos es grandemente facilitada mediante una verdadera y profunda devoción a María.
Para formarnos idea exacta de esta devoción, veremos qué se entiende por mediación universal y cómo María es la medianera de todas las gracias; según lo afirma con la Tradición, el Oficio y Misa de María Mediadora que se reza el 31 de mayo. Mucho se ha escrito sobre el asunto en estos últimos tiempos; consideraremos esta doctrina en sus relaciones con la vida interior.

¿Qué se entiende por mediación Universal?
“Al oficio de mediador”, dice Santo Tomás (“Suma Teológica”, III-26-1), “corresponde el acercar y unir a aquéllos entre quienes ejerce tal oficio; porque los extremos se unen por un intermediario. Ahora bien, unir los hombres a Dios es propio de Jesucristo que los ha reconciliado con el Padre, según las palabras de San Pablo (II Corintios, 5, 19): Dios reconcilió al mundo consigo mismo en Jesucristo. Por eso sólo Jesucristo es el perfecto mediador entre Dios y los hombres, cuanto por su muerte reconcilió con Dios al género humano. Igualmente, después de decir San Pablo: Uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hecho hombre, continúa: «que se ha entregado en rehén por todos». Nada impide, sin embargo, que, en cierto modo, otros sean llamados mediadores entre Dios y los hombres, en tanto cooperan a la unión de los hombres con Dios, como encargados o ministros”.
En este sentido, añade Santo Tomás, los profetas y sacerdotes del Antiguo Testamento pueden llamarse mediadores; y lo mismo los sacerdotes de la nueva Alianza, como ministros del verdadero mediador.
“Jesucristo”, continúa el Santo (“Suma Teológica”, III-26-2), “es mediador en cuanto hombre; porque en cuanto hombre es como se encuentra entre los dos extremos: inferior a Dios por naturaleza, superior a los hombres por la dignidad de su gracia y de su gloria. Además, como hombre unió a los hombres a Dios enseñándoles sus preceptos y dones, y satisfaciendo por ellos”. Jesús satisfizo como hombre, mediante una satisfacción y un mérito que de su personalidad divina recibió infinito valor. Estamos pues ante una doble mediación, descendente y ascendente, que consistió en traer a los hombres la luz y la gracia de Dios, y en ofrecerle, en favor de los hombres, el culto y reparación que le eran debidos.
Nada impide pues, que, como acabamos de decir, haya otros mediadores secundarios, como lo fueron los profetas y los sacerdotes de la antigua Ley para el pueblo escogido. Por eso podemos preguntarnos si no será María la mediadora Universal para todos los hombres y para la distribución de todas y cada una de las gracias. San Alberto Magno habla de la mediación de María como superior a la de los profetas, cuando dice: “María fue elegida por el Señor, no como ministra, sino para ser asociada de un modo especialísimo y muy íntimo a la obra de la redención del género humano”.
¿No es María, en su cualidad de Madre de Dios, naturalmente designada para ser mediadora universal? ¿No es realmente intermediaria entre Dios y los hombres? Sin duda, por ser una criatura, es inferior a Dios y a Jesucristo; pero está a la vez muy por encima de todos los hombres en razón de su maternidad divina, “que la coloca en las fronteras de la divinidad” (Cayetano), y por la plenitud de la gracia recibida en el instante de su concepción inmaculada, plenitud que no cesó de aumentar hasta su muerte.
Y no solamente por su maternidad divina era María la designada para esta función de mediadora, sino que la recibió y ejercitó de hecho.
Esto es lo que nos demuestra la Tradición, que le ha otorgado el título de mediadora universal, aunque subordinada a Cristo; título por lo demás consagrado por la fiesta especial que se celebra en la Iglesia universal.
Para bien comprender el sentido y el alcance de este título, consideremos que le conviene a María por dos razones principales: 1º, por haber ella cooperado por la satisfacción y los méritos al sacrificio de la Cruz; 2º, porque no cesa de interceder en favor nuestro y de obtenernos y distribuirnos todas las gracias que recibimos del cielo.
Tal es la doble mediación, ascendente y descendente, que debemos considerar, para aprovecharnos de ella sin cesar.
María nos obtiene y nos distribuye todas las gracias
Es ésta una doctrina cierta de la Madre de todos los hombres; como Madre, se interesa por su salvación, ruega por ellos y les consigue las gracias que reciben.
En el Ave, Maris Stella se canta:

Solve vincla reis,
Profer lumen cœcis,
mala nostra pelle,
bona cuncta posce.

Rompe al reo sus cadenas,
Concede a los ciegos ver;
Aleja el mal de nosotros,
Alcánzanos todo bien.

León XIII, en una Encíclica sobre el Rosario, dice: “Por expresa voluntad de Dios, ningún bien nos es concedido si no es por María; y como nadie puede llegar al Padre sino por el Hijo, así generalmente nadie puede llegar a Jesús sino por María”.
La Iglesia, de hecho, se dirige a María para conseguir gracias de toda suerte, tanto temporales como espirituales, y, entre estas últimas, desde la gracia de la conversión hasta la de la perseverancia final, sin exceptuar las necesarias a las vírgenes para guardar su virginidad, a los apóstoles para ejercer su apostolado, a los mártires para permanecer invictos en la fe. Por eso, en las Letanías lauretanas, universalmente rezadas en la Iglesia desde hace mucho tiempo, María es llamada: “salud de los enfermos, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, auxilio de los cristianos, reina de los apóstoles, de los mártires, de los confesores y de las vírgenes”. Su mano es la dispensadora de toda suerte de gracias, y aun, en cierto sentido, de la gracia de los sacramentos; porque ella nos los ha merecido en unión con Nuestro Señor en el Calvario, y nos dispone además con su oración a acercarnos a esos sacramentos y a recibirlos convenientemente; a veces hasta nos envía el sacerdote sin el cual esa ayuda sacramental no nos sería otorgada.
En fin, no sólo cada especie de gracia nos es distribuida por mano de María, sino cada gracia en particular. No es otra cosa lo que la fe de la Iglesia declara en estas palabras del Ave María: “Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; amén”. Ese “ahora” es repetido, cada minuto, en la iglesia, por millares de fieles que piden de esta manera la gracia del momento presente; y ésta es la más particular de todas las gracias, varía con cada uno de nosotros y para cada uno en cada minuto. Aunque estemos distraídos al pronunciar esas palabras, María, que no lo está, y conoce nuestras necesidades espirituales de cada momento, ruega por nosotros y nos consigue las gracias que recibimos.
Tal enseñanza, contenida en la fe de la Iglesia, y expresada por la oración colectiva (lex orandi, lex credendi), está fundada en la Escritura y en la Tradición. En efecto, ya en su vida sobre la tierra, aparece María en la Escritura como distribuidora de gracias. Por ella santifica Jesús al Precursor, cuando visita a su prima Santa Isabel y entona el Magnificat. Por ella confirma Jesús la fe de los discípulos de Caná, concediendo el milagro que pedía. Por ella fortaleció la fe de Juan en el Calvario, diciéndole: “Hijo, ésa es tu madre”. Por ella, en fin, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, ya que María oraba con ellos en el Cenáculo el día de Pentecostés, cuando el Divino Espíritu descendió en forma de lenguas de fuego.
Con mayor razón, después de la Asunción, desde su entrada en la gloria, la Santísima Virgen María es distribuidora de todas las gracias. Como una madre bienaventurada conoce en el cielo las necesidades espirituales de los hombres todos. Y como es muy tierna madre, ruega por sus hijos; y como ejerce poder omnímodo sobre el corazón de su Hijo, nos obtiene todas las gracias que a nuestras almas llegan y las que se dan a los que no se obstinan en el mal. Es María como el acueducto de las gracias y, en el cuerpo místico, a modo de cuello que junta la cabeza con los miembros.
Ya desde este momento se comprende cuán necesario es hacer con frecuencia la oración de los mediadores, es decir, comenzar esta conversación filial y confiada con María, para que nos conduzca a la intimidad de su Hijo, y a fin de elevarnos luego, mediante la santísima alma del Salvador, a la unión con Dios, ya que Jesús es el camino, la verdad y la vida.
R. P. Garrigou-Lagrange, O. P.

NOOMA 1

la música de Dios...

el camino se complica...

domingo, 24 de julio de 2011

sábado, 23 de julio de 2011

JMJ ya falta menos


y asi piensan los jóvenes cristianos, claro
sobre el sacerdocio, la homosexualidad, etc




nota: los juniors ya están de campamento.

PAGOLA

Charla encuentro con José Antonio Pagola en abril de 2011. Charla encuentro con José Antonio Pagola, bjo el título: "La alternativa de Jesús", realizado en el convento de las Carmelitas Descalzas de Puçol el 1 abril de 2011.

viernes, 22 de julio de 2011

no te olvides

del amigo Lope de Vega que dice:

¿Yo para qué nací? Para salvarme.
Que tengo que morir es infalible;
Dejar de ver a Dios y condenarme
Triste cosa será, pero posible.
¡Posible...! ¿y río y duermo
y quiero holgarme?
¡Posible...! ¿y tengo amor a lo visible?
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo?
¿En qué me encanto?
¡Loco debo yo ser, pues no soy santo!

jueves, 21 de julio de 2011

INJURIAS A DIOS

Estamos en el libro del Exodo y el pueblo murmura sin parar contra Dios y contra Moises. Hoy también sigue la cantinela. Oremos por la conversión de los que injurian a Dios de palabra, escrito o acción.

Los que injurian a Dios con sus acciones son los pecadores. Todo pecado es una injuria a Dios, en la terminología legalista de la teología latina. Pero no es la intención de esta intención hacer rogar este mes por los pecadores: por ellos debemos rogar todos los días cuando tocan las campanadas de las ánimas, a eso de las 9 ó 10 de la noche, o a las 11, si el Gobierno adelantó la hora; si es que se conserva todavía en este país aquella vieja cristiana costumbre de los pueblos españoles e italianos, de doblar a muerto de noche para mandar a la gente a rezar y acostarse. Creo que eso en Buenos Aires ha sido archivado en el Reglamento de Ruidos Inútiles y Molestos y ha sido sustituido por el gracioso y nasal "Buenas noches" que nos da a las 11 el judío de Radio Belgrano. Ese judío sí que se podía decir que injuria a Dios de palabra y de acción, tan feo como habla el castellano el pobre: es un verdadero pecado.

Los argentinos en su gran mayoría no injurian a Dios de palabra o por escrito, en el sentido de la intención, la cual se refiere evidentemente a los escritos, gestos o dichos impíos, blasfemos y sacrílegos, o sea los actos que directamente envuelven contumelia contra la Divinidad o las cosas a ella relacionadas. Un tiempo hubo la costumbre en Buenos Aires de gritar frases injuriosas a los sacerdotes, hoy bastante remitida, y en muchos barrios enteramente desaparecida. Es cierto que persiste sin embargo, aunque en forma vergonzante e invisible, una superstición con respecto al sacerdote, que manda, so pena de una desgracia innombrable, hacer un gesto bastante obsceno al toparse; superstición procedente del sur de Italia, que es tan maligna e ingeniosa que parece haber sido discurrida por Asmodeo en persona. Es una combinación de pecado contra cl 1°, el 4° y el 6° mandamiento. Si la conocen, ustedes me entienden.

Los argentinos en general creen que hay Dios y no se meten mucho con Él. Hay pocos argentinos que crean que Dios no existe, que el alma muere con el cuerpo y que Jesucristo fue solamente un hombre muy bien inspirado, gran pacta, que murió allá en los tiempos de los caldeos, como pasa con la mayoría del pueblo en los países protestantes. Hay menos argentinos todavía que se pongan a escribir estas cosas o predicarlas apasionadamente y todavía menos los que las salpimenten con blasfemias o irreverencias. Don Lisandro de la Torre salió al fin de su náufraga vida con una cantidad de vociferios contra Dios y contra monseñor Franceschi, que tuvieron un momento al país suspenso como en un partido de fútbol; pero ése ya ha muerto. El único que conozco hoy día que se las da de Voltaire, y se relame haciendo ironías a lo Anatole France pero en el fondo es un pobre hombre—, es el director de la revista ATLANTIDA; pero ése no es argentino tampoco. LA VANGUARDIA DIA Y CRITICA hacen eso porque es un negocio; los pobres que allí "trabajan" son esclavos; y aunque no podemos negar que son argentinos, no son todos argentinos, y los que lo son, no lo parecen.

Pero hay sin embargo, tanto en la Argentina como afuera, gente que diabólicamente injuria a Dios, maldice a Dios, insulta o ensucia a Dios, y, lo que es peor todavía, lucha contra la fe y el amor de Dios, milita, trabaja, suda, escribe, habla en contra de la gloria y del renombre de Dios: querría tapar con su harnero ese Nombre Omnipresente que cantan las estrellas del cielo. A éstos el pueblo argentino los bautiza vagamente con el nombre de "masones", variándolo a veces con los sinónimos de "herejes" o "judiazos" o "protestantes"; y confiando en que la constitución nacional manda que el presidente sea católico, se duerme tan quieto pensando que esos hombres tienen poder solamente en los "Uropas". En lo cual hace mal y se equivoca bastante.

Esos enemigos personales de Dios mandan mucho hoy día y en todas partes; muchos de ellos tienen mucha plata; y cuando uno de ellos tiene poder sobre sus semejantes, es más peligroso que la tuberculosis, la sífilis la lepra, y los otros morbos a los cuales tenemos tanto miedo en Buenos Aires, no sin razón por cierto.

Dicen los teólogos que el odio formal a Dios es el pecado más grande que puede hacer un hombre, pecado que deshace directamente la relación esencial de Creador y Criatura, anula el Último Fin, y vulnera la virtud de la Caridad, que es la mayor y la más primera. Es el pecado del demonio y será el pecado del Anticristo. Pero lo mismo que lo muy santo, lo muy perverso no se encuentra en este inundo en mayoría y por eso creemos que este pecado es raro, aunque siempre ha existido, si hemos de creer a San Pablo que dice: "Y desde ahora ya trabaja el Misterio de Iniquidad". Porque realmente cl odio formal a Dios es un misterio de perversión, no es algo humano y se pierde en lo oscuro de lo supernatural del alma. Y ha tocado a nuestros tiempos ver este fenómeno histórico enteramente inédito, el odio a Dios aflorando en manifestaciones sociológicas y hasta políticas, el pecado de Satán aclimatado en la tierra como en un invernáculo maldito. Nunca hasta hoy en el mundo había existido una nación atea, una nación oficial y constitucionalmente antitea, como la Rusia de los Soviets. Nunca en el mundo se habían hecho campañas contra Dios, museos contra Dios, escuelas, universidades, bellas artes, literatura y ciencia especializada en destruir a Dios. ¿No será que están ya cerca los últimos tiempos, los tiempos de la plena manifestación del Misterio de Iniquidad? Sea lo que fuere, es cierto que este pecado clama al cielo; y la sangre que en este momento riega la tierra le hace contrapeso horroroso. El primero que derramó sangre fraterna fue Caín, el cual empezó por disgustar a Dios en el sacrificio, es decir, en el acto latréutico, que es el acto propio de la virtud de Religión. No dice la BIBLIA por qué ofendía a Dios Caín en su sacrificio, pero expresa claramente que Dios no le aceptaba sus actos religiosos. De ahí vino en Caín la envidia y más tarde el homicidio. Así pasa también en la historia profana; cuando los pueblos eliminan en su alma a Dios Padre, comienzan a odiarse a muerte entre sí los hermanos.
Es, pues, cierto que hay hoy día un número creciente de hombres decididos a enseñar a sus hermanos que no hay Dios, que no hay otra vida, y que lo único por lo que se debe bregar, es para conseguir una sociedad próspera y feliz en este mundo. "El cielo se lo dejamos a los ángeles y a los gorriones" —blasfemaba Heine . Todo lo que impida fabricar un Edén en la tierra y un Rascacielos que efectivamente llegue hasta el cielo, debe ser combatido con la máxima fuerza y por todos los medios según estos hombres. Los que desde cualquier modo atajen o estorben la creación de esa Sociedad Terrena Perfecta y Feliz deben ser eliminados a cualquier costo. Todas las inmensas fuerzas del Dinero, la Política y la Técnica Moderna deben ser puestas al servicio de esta gran empresa de la Humanidad, que un gran político francés, Viviani, definió con el tropo bien apropiado de "apagar las estrellas". Estos hombres no son solamente los herejes; ni tampoco son ellos todos los judíos y todos los herejes; aunque es cierto que a esa trenza de tres se pueden reducir aducir como a su origen todos los que hoy día están ocupados—ocupados ¡y con qué febril eficiencia a veces!— en ese trabajito de pura cepa demoníaca.

¿Cómo pueden prédicas de tal sulfurosa olfación obtener audiencia? Muy fácilmente. Primero, porque debido al género de educación que recibe la mayoría de la gente de este santo país, las nuevas generaciones crecen en una increíble ignorancia y más todavía en una terrible confusión religiosa, que les convierte a Dios y a su Hijo Divino en unas cosas más bien lejanas y extranjeras, a las cuales ciertamente no hay por qué irritar por las dudas —no sea el diablo que deveras sean así como los curas dicen— pero que en definitiva no sabemos, y si las supiéramos, no te sacan de ningún apuro. Por otro lado las cosas de esta vida apuran, y el mundo aparece bien real, bien existente, y bien sólido y magnífico para el que tiene plata, y el que no la tiene se muere de hambre como dos y dos son cuatro, como he visto días pasados en el cine. Y la prueba es que los frailes mismos que son los que dicen que se puede vivir sin plata tienen unos conventos regios, como he visto también en el cine. Esto no todos lo dicen así, pero está implicado en esta común conducta de carrera furiosa a la plata de que todo el ambiente nuestro nos brinda tantos ejemplos; ¡y qué altos ejemplos de tanto en tanto! Esta conducta general y por lo mismo contagiosa, a menos no estar contrarrestada por los más sólidos principios, implica con respecto al prójimo el siguiente apotegma: Cada cual mire por sigo y al más débil, contra un poste. Y como los débiles son los más en la humanidad, he aquí que una minoría más astuta, activa y enérgica, usando tal filosofía llega a apoderarse de los medios de producción y de los resortes del poder de una manera enorme, y llega a tener en sus manos, como ha dicho el papa Pío Xl, junto con enormes caudales, un poder ingente de explotación de las masas humanas, poder tanto más terrible cuanto más incontrolado, oculto, invisible: un poder tentacular invisible, que de hecho es mayor a vences dice el papa que el poder político de los gobernantes visibles, como nuestro presidente, poder con el que pueden, por ejemplo, enviar a una nación medio a ciegas a una guerra. Esa minoría no puede desear la gloria del nombre de Dios; Dios es la única arma que tiene contra ella el inmenso ejército del Desheredado. Esa minoría no puede ser muy amiga de Dios; y de hecho, en forma más o menos explícita y formal, es enemiga de Dios.

No es extraño que al otro extremo de este fenómeno del dominio del demonio Plutón en el mundo moderno, exista otra pequeña banda de hombres muy listos, cabezas claras, violentos, entusiastas, luchadores, enérgicos, que tienen como ideal supremo y fortísimo, que vibra en ellos con una vibración casi religiosa, la destrucción de tan horrible estado de cosas, la liberación de las masas humanas de esta fuerza inhumana e implacable que es la Moneda, la destrucción del actual orden social, que les aparece como algo infernal, odioso, insoportable. Estos hombres saben lo que es el Odio y saben de su embriagadora sed de destruir. Quieren hacer una nueva sociedad, un nuevo mundo, un Nuevo Hombre y, para eso, destruir hasta las raíces el actual, que les parece —en una especie de visión maniquea— radicalmente inficionado por las esencias del Mal, infinitamente odiable. Y entre esas raíces y esos sostenes del orden actual topan la religión, la Iglesia, el Cristianismo, Jesús de Nazareth que dijo que Él era Dios... El paso es perfectamente lógico. "La Religión es el Opio del Pueblo", dice Marx. "Dios es la Humanidad hacia una Super Humanidad", dice Bernard Shaw. "Dios ha muerto", dice Nietzsche. "¡Muera Dios!", dice Lenin.

Más hondo que estas dos bandas de capitalistas y comunistas, existe UD,, más horrible y secreta; pero esa yo ya no la conozco, por suerte. Ha hablado de ella misteriosamente monseñor D'Herbigny en un trabajo filosófico sobre la persecución a la Iglesia en el mundo moderno. En un informe presentado al Vaticano sobre la persecución religiosa de los Sin Dios en Rusia y Méjico, este ilustre prelado y sabio francés decía: "Imaginemos un hombre de empresa y de presa, como ese mistar Heythorp, tan maravillosamente pintado por Galworsthy en su novela A STOIC, dotado de las viejas cualidades de audacia, decisión, tenacidad y brío del pirata anglosajón trasladadas al mundo de las finanzas, con la aventurería del explorador aliada a la precisión del matemático, como hay tantos en el mundo moderno; imaginemos a uno o muchos de estos hombres fríos y poderosos, posesionados por una violenta pasión contra el catolicismo, por una razón o por otra; o por haber sido educados así, o por haber topado contra la religión en algunas de sus magnas empresas de lucro y logrería. Hombres as' aislados o unidos, dentro de la Masonería o fuera de ella, constituyen un poder persecutorio, tanto más temible cuanto menos visible, y explican muchos fenómenos sociológicos contemporáneos, porque se convierten como en el alma y en los jefes de los movimientos anticristianos más o menos informes o instintivos. Un hombre así fue el barón de Rotschild, el que pagó la VIDA DE JESUS del apóstata Renan. Otro fue Calmann Lévy el que financió toda la obra venenosa de Anatole France. Otros fueron los banqueros Morgan, que suministraron a Lenin los fondos necesarios para la revolución de Octubre". Hasta aquí monseñor D'Herbigny.

Contra estas demoníacas fuerzas ocultas, la Iglesia tiene primero de todo dos armas, que son los brazos levantados al cielo de la oración, y los brazos en cruz de los mártires, los brazos del padre Pío que cae acribillado de balas con la sonrisa en los labios; y después, todo el arsenal de las virtudes cristianas, de la palabra de Dios que es espada bífida, y también de la inteligencia y el pensamiento, sobre todo en los que gobiernan, porque Cristo Nuestro Señor nos ha mandado ser simples, pero nos ha prohibido ser sonsos, al menos los que gobiernan. Y en su vida nos dejó grande e inestimable ejemplo, que no debe ser suprimido del EVANGELIO, del uso que se ha de hacer de la ira y la indignación que son pasiones humanas ciertamente refrenables, pero no suprimibles , cuando se levantó como un león y como un nuevo Moisés contra los que deshonraban e injuriaban directamente a Dios con sus palabras y acciones, haciendo una demostración violenta contra ellos que le puso en peligro, y más tarde de hecho le costó la vida. Porque A Dios rogando y con el mazo dando es también un refrán cristiano.

Nuestra intención dice: "Rogar por la conversión de los que injurian a Dios", y reflexionando sobre ella hemos llegado a un punto que parece más cerca de la inquisición que de la conversión. No es así sin embargo. ES que los que han llegado a cierta clase de pecados no se convierten con cualquier clase de sermones, ni siquiera con cualquier clase de oraciones. Por eso arriba hemos nombrado el martirio. No obra en ellos el sermón de palabra sino solamente el sermón de obra. Cristo sabía perfectamente, cuando arrojó a los mercaderes del templo, que con su látigo Él no iba a derrotar a los soldados de Caifás ni a la legión de Pilatos; pero sabía también que era parte de su misión hacer aquel gesto de indignación en defensa de la honra de su Padre, y después sostener con su vida la autoridad de aquel gesto. Y eso es lo que hacían los mártires cuando volteaban un ídolo y después se dejaban atar para las fieras. No hay Cruzada verdadera sin la opción del Martirio; y éste es un pensamiento absolutamente necesario para hoy, en que varios movimientos de espada se adjudican el nombre de Cruzada. San Pedro tenía espada y le cortó la oreja a Malco; pero después fue y negó a Cristo, a pesar de sus buenas intenciones, solamente porque, teniendo en efecto alma de Cruzado, no había en su alma preparación de mártir. Se había dormido durante la Oración.

Roguemos, pues, porque Dios vuelva a unir en un haz esas dos grandes creaciones de la Iglesia, hoy desunidas por el liberalismo: el espíritu de Caballería y el espíritu de Apostolado. Los católicos liberales dicen: Transijan, transijan, transijan; al fin y al cabo estos masones que gobiernan nos dejan predicar, y eso es lo principal, porque predicando nosotros se convertirán todos, incluso esos mismos masones. Creen que es posible el Apostolado sin la Caballería, que es como decir la Gracia sin la Natura. En cambio, el católico totalitario cree todo lo contrario: Usted dice que no hay Dios y yo digo que hay Dios. ¿Cómo lo prueba? Lo pruebo estando dispuesto a morir por esta creencia. Pero le prevengo que si usted, confiado en eso, vino a matarme, yo le voy a pegar un tiro primero, porque una cosa es ser santo y otra cosa es ser sonso, y morir por morir, es mejor vivir.
Cada uno tiene una parte de la verdad cristiana. Roguemos porque se encuentren esas dos hermanas, y veremos entonces maravillas en la tierra.

Leonardo Castellani

mucha, mucha agua...

Documental (año 2000), en el cual se muestran pruebas científicas e históricas, que avalan con fuerza el hecho, de que la célebre "Arca de Noé", realmente existió.

miércoles, 20 de julio de 2011

martes, 19 de julio de 2011

las historias de Juan el molinero – 4

La responsabilidad... y de regalo este corto que sigue, que va sobre la codicia... ¿os acordais como se puede reconocer reconoce a un avaro por su forma de caminar?

lunes, 18 de julio de 2011

El COLOR DEL PARAISO

Mohammad es un chico ciego que estudia en un instituto especial en Teherán, donde aprende braille. Cuando llegan las vacaciones de verano, con su padre regresa a su pueblo natal donde se encuentran sus dos hermanas y su abuela. Mohammad es un muchacho muy sensible que se encuentra en el pleno desarrollo de la lectura de los sonidos y del uso del tacto y gran amante de la naturaleza.

domingo, 17 de julio de 2011

Regreso a Bountiful

Para toda la familia... Años cuarenta. Carrie es una persona mayor que vive en un pequeño apartamento con su hijo Ludie y su nuera Jessie Mae. Hastiada de una vida marcada por las penurias y la tristeza, la señora Watts decide volver al pueblecito donde nació, se casó y cuidó a su hijos. Sin previo aviso, Carrie se escapa y emprende el viaje.

sábado, 16 de julio de 2011

JMJ. Himno

en la cuenta atrás...

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viernes, 15 de julio de 2011

jueves, 14 de julio de 2011

en el pozo de Sicar

Sé que este amor es Amor porque me sacia.
Porque me levantaré mañana como hoy,
sin desear encontrar otro mejor.
Porque éste, cada día es nuevo.
Porque en éste, ahora vivo en paz.

Sé que este amor es Amor porque, siendo exclusivo,
no resulta posesivo. Porque me abre a otros amores,
se traduce en ellos, y me llega por ellos.
Todo amor bueno queda asumido en mi Amor.
Y eso me llena, me colma.

Me rebosa este Amor,
regando y fecundando la vida que me rodea.
Mi cotidianidad es color “gris-primavera”.
No me adorna más maquillaje
que la cara lavada y la mirada limpia.

Sé que este amor es Amor porque es como el Agua.
La que apaga mi sed para siempre.
La que sacia mis anhelos, refresca mis descansos,
relaja mis nervios, templa mis sofocos, limpia mis heridas.
La que me mantiene viva.
La que es don de Dios…

Sí. Este Amor es como el Agua.
Como el Agua de las aguas,
así el Amor de los amores.
Y –junto al brocal de un pozo-
esta samaritana hoy le canta.

miércoles, 13 de julio de 2011

los 10 mandamientos

en la liturgia diaria, siguiendo la lectura cointinua del exodo...
la historia de Moisés (hebraización de mashah = sacar... del Nilo)

martes, 12 de julio de 2011

historias de Juan el molinero - 3

sobre la virtud del orden, tan importante... también en vacaciones


lunes, 11 de julio de 2011

Los miserables

Esta superproducción europea de 6 horas de duración es la mejor adaptación hecha de la gran novela de Victor Hugo. Como toda adaptación, y a pesar del magnífico trabajo, no logra abarcar la magnitud de la novela.



domingo, 10 de julio de 2011

Miguel Servet

Una serie MUY INTERESANTE... Siento que falle el sonido en el primer capitulo; el resto está bien. Dedicado a los que han estudiado duro este curso






sábado, 9 de julio de 2011

la ola

...ojo: basada en una historia real
dedicada con cariño a los monitores
que este año van de héroes/villanos
para que sean buenos y mucho más, y
eduquen en valores que falta hacen.


pero cuando el individuo pone lo mejor de si
junto al colectibvo, salen cosas muy hermosas
como la que verás si cliuckas esta direccion...

http://college.chinese.cn/conference09/article/2009-12/12/content_93218.htm

viernes, 8 de julio de 2011

heroes sin patria

Reconstrucción de uno de los episodios bélicos más espectaculares y olvidados de la guerra de México contra los EEUU, durante 1846, protagonizado por el batallón irlandés de San Patricio, compuesto por desertores del ejército americano. Su deserción, como se observa en la película, tuvo su base en los castigos de oficiales del Ejército Norteamericano a consecuencia de ser católicos, tachándolos de "papistas", hasta finalmente defender a México contra la invasión norteamericana y ser colgados como traidores por el General Scott, a pesar de la oposición de los mexicanos.

jueves, 7 de julio de 2011

ENCONTRARAS DRAGONES

De S.JoseMª Escribá poco, para lo santazo que es. por eso noi trascendió
La imagen del hbospital, al taller de Nazaret y lo que sigue... sublime!
Poco más. Mucho rollo. Si es por aventura, el santo. Pero no vende ¿OK?
Increibles decortados como el espectacular de la Catedral de la Almudena.

miércoles, 6 de julio de 2011

injurias y libertades...

He dudado mucho si poner este vídeo, o no… Al final, creo que
es necesario difundirlo lo más posible… Porque en este vídeo
podrás ver claramente hasta dónde puede llegar la intolerancia.
Difícil imaginar un laicismo que llega a extremos tan radicales
pero ahi estan los hechos, incontestables e impresentables...
Este vídeo será un “desfibrilador” porque nos pone en guardia,
nos activará para frenar las imposiciones totalitarias laicistas
y anticristianas, por supuesto. Y por eso, aunque haya escenas
que puedan herir sentimientos,hay que difundirlo por todas partes.

Por la conversión de los que injurian a Dios de palabra, escrito o acción.

Los que injurian a Dios con sus acciones son los pecadores. Todo pecado es una injuria a Dios, en la terminología legalista de la teología latina. Pero no es la intención de esta intención hacer rogar este mes por los pecadores: por ellos debemos rogar todos los días cuando tocan las campanadas de las ánimas, a eso de las 9 ó 10 de la noche, o a las 11, si el Gobierno adelantó la hora; si es que se conserva todavía en este país aquella vieja cristiana costumbre de los pueblos españoles e italianos, de doblar a muerto de noche para mandar a la gente a rezar y acostarse. Creo que eso en Buenos Aires ha sido archivado en el Reglamento de Ruidos Inútiles y Molestos y ha sido sustituido por el gracioso y nasal "Buenas noches" que nos da a las 11 el judío de Radio Belgrano. Ese judío sí que se podía decir que injuria a Dios de palabra y de acción, tan feo como habla el castellano el pobre: es un verdadero pecado.

Los argentinos en su gran mayoría no injurian a Dios de palabra o por escrito, en el sentido de la intención, la cual se refiere evidentemente a los escritos, gestos o dichos impíos, blasfemos y sacrílegos, o sea los actos que directamente envuelven contumelia contra la Divinidad o las cosas a ella relacionadas. Un tiempo hubo la costumbre en Buenos Aires de gritar frases injuriosas a los sacerdotes, hoy bastante remitida, y en muchos barrios enteramente desaparecida. Es cierto que persiste sin embargo, aunque en forma vergonzante e invisible, una superstición con respecto al sacerdote, que manda, so pena de una desgracia innombrable, hacer un gesto bastante obsceno al toparse; superstición procedente del sur de Italia, que es tan maligna e ingeniosa que parece haber sido discurrida por Asmodeo en persona. Es una combinación de pecado contra cl 1°, el 4° y el 6° mandamiento. Si la conocen, ustedes me entienden.

Los argentinos en general creen que hay Dios y no se meten mucho con Él. Hay pocos argentinos que crean que Dios no existe, que el alma muere con el cuerpo y que Jesucristo fue solamente un hombre muy bien inspirado, gran pacta, que murió allá en los tiempos de los caldeos, como pasa con la mayoría del pueblo en los países protestantes. Hay menos argentinos todavía que se pongan a escribir estas cosas o predicarlas apasionadamente y todavía menos los que las salpimenten con blasfemias o irreverencias. Don Lisandro de la Torre salió al fin de su náufraga vida con una cantidad de vociferios contra Dios y contra monseñor Franceschi, que tuvieron un momento al país suspenso como en un partido de fútbol; pero ése ya ha muerto. El único que conozco hoy día que se las da de Voltaire, y se relame haciendo ironías a lo Anatole France pero en el fondo es un pobre hombre—, es el director de la revista ATLANTIDA; pero ése no es argentino tampoco. LA VANGUARDIA DIA Y CRITICA hacen eso porque es un negocio; los pobres que allí "trabajan" son esclavos; y aunque no podemos negar que son argentinos, no son todos argentinos, y los que lo son, no lo parecen.

Pero hay sin embargo, tanto en la Argentina como afuera, gente que diabólicamente injuria a Dios, maldice a Dios, insulta o ensucia a Dios, y, lo que es peor todavía, lucha contra la fe y el amor de Dios, milita, trabaja, suda, escribe, habla en contra de la gloria y del renombre de Dios: querría tapar con su harnero ese Nombre Omnipresente que cantan las estrellas del cielo. A éstos el pueblo argentino los bautiza vagamente con el nombre de "masones", variándolo a veces con los sinónimos de "herejes" o "judiazos" o "protestantes"; y confiando en que la constitución nacional manda que el presidente sea católico, se duerme tan quieto pensando que esos hombres tienen poder solamente en los "Uropas". En lo cual hace mal y se equivoca bastante.

Esos enemigos personales de Dios mandan mucho hoy día y en todas partes; muchos de ellos tienen mucha plata; y cuando uno de ellos tiene poder sobre sus semejantes, es más peligroso que la tuberculosis, la sífilis la lepra, y los otros morbos a los cuales tenemos tanto miedo en Buenos Aires, no sin razón por cierto.

Dicen los teólogos que el odio formal a Dios es el pecado más grande que puede hacer un hombre, pecado que deshace directamente la relación esencial de Creador y Criatura, anula el Último Fin, y vulnera la virtud de la Caridad, que es la mayor y la más primera. Es el pecado del demonio y será el pecado del Anticristo. Pero lo mismo que lo muy santo, lo muy perverso no se encuentra en este inundo en mayoría y por eso creemos que este pecado es raro, aunque siempre ha existido, si hemos de creer a San Pablo que dice: "Y desde ahora ya trabaja el Misterio de Iniquidad". Porque realmente cl odio formal a Dios es un misterio de perversión, no es algo humano y se pierde en lo oscuro de lo supernatural del alma. Y ha tocado a nuestros tiempos ver este fenómeno histórico enteramente inédito, el odio a Dios aflorando en manifestaciones sociológicas y hasta políticas, el pecado de Satán aclimatado en la tierra como en un invernáculo maldito. Nunca hasta hoy en el mundo había existido una nación atea, una nación oficial y constitucionalmente antitea, como la Rusia de los Soviets. Nunca en el mundo se habían hecho campañas contra Dios, museos contra Dios, escuelas, universidades, bellas artes, literatura y ciencia especializada en destruir a Dios. ¿No será que están ya cerca los últimos tiempos, los tiempos de la plena manifestación del Misterio de Iniquidad? Sea lo que fuere, es cierto que este pecado clama al cielo; y la sangre que en este momento riega la tierra le hace contrapeso horroroso. El primero que derramó sangre fraterna fue Caín, el cual empezó por disgustar a Dios en el sacrificio, es decir, en el acto latréutico, que es el acto propio de la virtud de Religión. No dice la BIBLIA por qué ofendía a Dios Caín en su sacrificio, pero expresa claramente que Dios no le aceptaba sus actos religiosos. De ahí vino en Caín la envidia y más tarde el homicidio. Así pasa también en la historia profana; cuando los pueblos eliminan en su alma a Dios Padre, comienzan a odiarse a muerte entre sí los hermanos.
Es, pues, cierto que hay hoy día un número creciente de hombres decididos a enseñar a sus hermanos que no hay Dios, que no hay otra vida, y que lo único por lo que se debe bregar, es para conseguir una sociedad próspera y feliz en este mundo. "El cielo se lo dejamos a los ángeles y a los gorriones" —blasfemaba Heine . Todo lo que impida fabricar un Edén en la tierra y un Rascacielos que efectivamente llegue hasta el cielo, debe ser combatido con la máxima fuerza y por todos los medios según estos hombres. Los que desde cualquier modo atajen o estorben la creación de esa Sociedad Terrena Perfecta y Feliz deben ser eliminados a cualquier costo. Todas las inmensas fuerzas del Dinero, la Política y la Técnica Moderna deben ser puestas al servicio de esta gran empresa de la Humanidad, que un gran político francés, Viviani, definió con el tropo bien apropiado de "apagar las estrellas". Estos hombres no son solamente los herejes; ni tampoco son ellos todos los judíos y todos los herejes; aunque es cierto que a esa trenza de tres se pueden reducir aducir como a su origen todos los que hoy día están ocupados—ocupados ¡y con qué febril eficiencia a veces!— en ese trabajito de pura cepa demoníaca.

¿Cómo pueden prédicas de tal sulfurosa olfación obtener audiencia? Muy fácilmente. Primero, porque debido al género de educación que recibe la mayoría de la gente de este santo país, las nuevas generaciones crecen en una increíble ignorancia y más todavía en una terrible confusión religiosa, que les convierte a Dios y a su Hijo Divino en unas cosas más bien lejanas y extranjeras, a las cuales ciertamente no hay por qué irritar por las dudas —no sea el diablo que deveras sean así como los curas dicen— pero que en definitiva no sabemos, y si las supiéramos, no te sacan de ningún apuro. Por otro lado las cosas de esta vida apuran, y el mundo aparece bien real, bien existente, y bien sólido y magnífico para el que tiene plata, y el que no la tiene se muere de hambre como dos y dos son cuatro, como he visto días pasados en el cine. Y la prueba es que los frailes mismos que son los que dicen que se puede vivir sin plata tienen unos conventos regios, como he visto también en el cine. Esto no todos lo dicen así, pero está implicado en esta común conducta de carrera furiosa a la plata de que todo el ambiente nuestro nos brinda tantos ejemplos; ¡y qué altos ejemplos de tanto en tanto! Esta conducta general y por lo mismo contagiosa, a menos no estar contrarrestada por los más sólidos principios, implica con respecto al prójimo el siguiente apotegma: Cada cual mire por sigo y al más débil, contra un poste. Y como los débiles son los más en la humanidad, he aquí que una minoría más astuta, activa y enérgica, usando tal filosofía llega a apoderarse de los medios de producción y de los resortes del poder de una manera enorme, y llega a tener en sus manos, como ha dicho el papa Pío Xl, junto con enormes caudales, un poder ingente de explotación de las masas humanas, poder tanto más terrible cuanto más incontrolado, oculto, invisible: un poder tentacular invisible, que de hecho es mayor a vences dice el papa que el poder político de los gobernantes visibles, como nuestro presidente, poder con el que pueden, por ejemplo, enviar a una nación medio a ciegas a una guerra. Esa minoría no puede desear la gloria del nombre de Dios; Dios es la única arma que tiene contra ella el inmenso ejército del Desheredado. Esa minoría no puede ser muy amiga de Dios; y de hecho, en forma más o menos explícita y formal, es enemiga de Dios.

No es extraño que al otro extremo de este fenómeno del dominio del demonio Plutón en el mundo moderno, exista otra pequeña banda de hombres muy listos, cabezas claras, violentos, entusiastas, luchadores, enérgicos, que tienen como ideal supremo y fortísimo, que vibra en ellos con una vibración casi religiosa, la destrucción de tan horrible estado de cosas, la liberación de las masas humanas de esta fuerza inhumana e implacable que es la Moneda, la destrucción del actual orden social, que les aparece como algo infernal, odioso, insoportable. Estos hombres saben lo que es el Odio y saben de su embriagadora sed de destruir. Quieren hacer una nueva sociedad, un nuevo mundo, un Nuevo Hombre y, para eso, destruir hasta las raíces el actual, que les parece —en una especie de visión maniquea— radicalmente inficionado por las esencias del Mal, infinitamente odiable. Y entre esas raíces y esos sostenes del orden actual topan la religión, la Iglesia, el Cristianismo, Jesús de Nazareth que dijo que Él era Dios... El paso es perfectamente lógico. "La Religión es el Opio del Pueblo", dice Marx. "Dios es la Humanidad hacia una Super Humanidad", dice Bernard Shaw. "Dios ha muerto", dice Nietzsche. "¡Muera Dios!", dice Lenin.

Más hondo que estas dos bandas de capitalistas y comunistas, existe UD,, más horrible y secreta; pero esa yo ya no la conozco, por suerte. Ha hablado de ella misteriosamente monseñor D'Herbigny en un trabajo filosófico sobre la persecución a la Iglesia en el mundo moderno. En un informe presentado al Vaticano sobre la persecución religiosa de los Sin Dios en Rusia y Méjico, este ilustre prelado y sabio francés decía: "Imaginemos un hombre de empresa y de presa, como ese mistar Heythorp, tan maravillosamente pintado por Galworsthy en su novela A STOIC, dotado de las viejas cualidades de audacia, decisión, tenacidad y brío del pirata anglosajón trasladadas al mundo de las finanzas, con la aventurería del explorador aliada a la precisión del matemático, como hay tantos en el mundo moderno; imaginemos a uno o muchos de estos hombres fríos y poderosos, posesionados por una violenta pasión contra el catolicismo, por una razón o por otra; o por haber sido educados así, o por haber topado contra la religión en algunas de sus magnas empresas de lucro y logrería. Hombres as' aislados o unidos, dentro de la Masonería o fuera de ella, constituyen un poder persecutorio, tanto más temible cuanto menos visible, y explican muchos fenómenos sociológicos contemporáneos, porque se convierten como en el alma y en los jefes de los movimientos anticristianos más o menos informes o instintivos. Un hombre así fue el barón de Rotschild, el que pagó la VIDA DE JESUS del apóstata Renan. Otro fue Calmann Lévy el que financió toda la obra venenosa de Anatole France. Otros fueron los banqueros Morgan, que suministraron a Lenin los fondos necesarios para la revolución de Octubre". Hasta aquí monseñor D'Herbigny.

Contra estas demoníacas fuerzas ocultas, la Iglesia tiene primero de todo dos armas, que son los brazos levantados al cielo de la oración, y los brazos en cruz de los mártires, los brazos del padre Pío que cae acribillado de balas con la sonrisa en los labios; y después, todo el arsenal de las virtudes cristianas, de la palabra de Dios que es espada bífida, y también de la inteligencia y el pensamiento, sobre todo en los que gobiernan, porque Cristo Nuestro Señor nos ha mandado ser simples, pero nos ha prohibido ser sonsos, al menos los que gobiernan. Y en su vida nos dejó grande e inestimable ejemplo, que no debe ser suprimido del EVANGELIO, del uso que se ha de hacer de la ira y la indignación que son pasiones humanas ciertamente refrenables, pero no suprimibles , cuando se levantó como un león y como un nuevo Moisés contra los que deshonraban e injuriaban directamente a Dios con sus palabras y acciones, haciendo una demostración violenta contra ellos que le puso en peligro, y más tarde de hecho le costó la vida. Porque A Dios rogando y con el mazo dando es también un refrán cristiano.

Nuestra intención dice: "Rogar por la conversión de los que injurian a Dios", y reflexionando sobre ella hemos llegado a un punto que parece más cerca de la inquisición que de la conversión. No es así sin embargo. ES que los que han llegado a cierta clase de pecados no se convierten con cualquier clase de sermones, ni siquiera con cualquier clase de oraciones. Por eso arriba hemos nombrado el martirio. No obra en ellos el sermón de palabra sino solamente el sermón de obra. Cristo sabía perfectamente, cuando arrojó a los mercaderes del templo, que con su látigo Él no iba a derrotar a los soldados de Caifás ni a la legión de Pilatos; pero sabía también que era parte de su misión hacer aquel gesto de indignación en defensa de la honra de su Padre, y después sostener con su vida la autoridad de aquel gesto. Y eso es lo que hacían los mártires cuando volteaban un ídolo y después se dejaban atar para las fieras. No hay Cruzada verdadera sin la opción del Martirio; y éste es un pensamiento absolutamente necesario para hoy, en que varios movimientos de espada se adjudican el nombre de Cruzada. San Pedro tenía espada y le cortó la oreja a Malco; pero después fue y negó a Cristo, a pesar de sus buenas intenciones, solamente porque, teniendo en efecto alma de Cruzado, no había en su alma preparación de mártir. Se había dormido durante la Oración.

Roguemos, pues, porque Dios vuelva a unir en un haz esas dos grandes creaciones de la Iglesia, hoy desunidas por el liberalismo: el espíritu de Caballería y el espíritu de Apostolado. Los católicos liberales dicen: Transijan, transijan, transijan; al fin y al cabo estos masones que gobiernan nos dejan predicar, y eso es lo principal, porque predicando nosotros se convertirán todos, incluso esos mismos masones. Creen que es posible el Apostolado sin la Caballería, que es como decir la Gracia sin la Natura. En cambio, el católico totalitario cree todo lo contrario: Usted dice que no hay Dios y yo digo que hay Dios. ¿Cómo lo prueba? Lo pruebo estando dispuesto a morir por esta creencia. Pero le prevengo que si usted, confiado en eso, vino a matarme, yo le voy a pegar un tiro primero, porque una cosa es ser santo y otra cosa es ser sonso, y morir por morir, es mejor vivir.
Cada uno tiene una parte de la verdad cristiana. Roguemos porque se encuentren esas dos hermanas, y veremos entonces maravillas en la tierra.

Leonardo Castellani

martes, 5 de julio de 2011

historias de Juan el molinero -2

Sobre la veracidad: el matadragones… y el octavo mandamiento

lunes, 4 de julio de 2011

domingo, 3 de julio de 2011

VENID A MI...

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
de tanto no tener trabajo;
los que contáis y recontáis calderilla a fin de mes;
los que tenéis hipotecados vuestros sueños;
los que no podéis indignaros, porque os faltan fuerzas;
los que veis en las vacaciones no un descanso, sino una huida;
los que acabasteis vuestros estudios y no sabéis para qué;
los pordioseros profesionales y los mendigos vergonzantes;
los del atasco de salida;
los del atasco de la cola del paro;
los de la cola de los comedores de caridad;
los achicharrados en la playa;
los despedidos;
los cargos cesantes;
los morosos;
los insolventes;
los acreedores;
los inquilinos y los caseros;
los emboscados en trabajos vergonzosos;
los jubilados sin júbilo;
los funcionarios congelados y los pensionistas quemados;
los que llegasteis en patera y no tenéis para el billete de vuelta…

Venid a mí también todos los que estáis cansados y agobiados
Por el egoísmo,
por la pereza,
por la lujuria,
por la envidia,
por la soberbia,
por la gula,
por la tibieza,
por la mediocridad,
por el miedo a la entrega,
por el relativismo,
por la frivolidad,
por la tristeza,
por la cobardía…

Venid a mí, que yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. (Mt. 11, 25-30).

sábado, 2 de julio de 2011

YouCat

Ya está en las librerías el catecismo de la Jornada Mundial de la Juventud. Todos los inscritos ―en este momento ya son casi 500.000― recibirán un ejemplar gratuito.
Se llama YouCat ―abreviación de Youth Catechism― y es una explicación sencilla pero completa de la fe católica. Contiene preguntas y respuestas, comentarios, ilustraciones e imágenes, sumarios de términos clave, citas bíblicas y citas de santos y grandes maestros de la fe católica. Vale la pena tener uno en casa.
Éste es el prólogo de Benedicto XVI.


Queridos jóvenes amigos,
Hoy os recomiendo la lectura de un libro poco común. Es poco común por su contenido y también por el modo como se elaboró. Y quiero hablaros un poco de este origen, porque a la vez quedará claro así qué es lo especial de este libro.
Por así decir surgió a partir de otra obra, cuyo desarrollo se remonta a los años 80. Era un tiempo difícil tanto para la Iglesia como para la sociedad mundial, en el que se necesitaban nuevas orientaciones para encontrar el camino hacia el futuro. Después del Concilio Vaticano II (1962-1965) y en una situación cultural nueva, muchas personas ya no sabían bien qué es lo que creen en realidad los cristianos, qué enseña la Iglesia, si puede siquiera enseñar algo y cómo se puede adaptar todo esto en una cultura transformada desde su base. ¿No está superado el Cristianismo como tal? ¿Se puede ser cristiano hoy de un modo razonable? Estas eran las preguntas que se planteaban también los buenos cristianos.
El Papa Juan Pablo II tomó entonces una decisión arriesgada. Decidió que obispos de todo el mundo tenían que escribir juntos un libro en el que dieran respuesta a estas preguntas. Me confió la tarea de coordinar el trabajo de los obispos y de ocuparme de que de las aportaciones de los obispos resultara un libro – un verdadero libro, no una agrupación de textos diversos. Este libro debía llevar el título anticuado de „Catecismo de la Iglesia Católica“, pero debía ser, sin embargo, algo nuevo y fascinante. Debía mostrar qué es lo que cree hoy la Iglesia Católica y cómo se pude creer de un modo razonable.
Yo estaba asustado ante este encargo. Tengo que confesar que dudaba que se pudiera lograr algo así. Porque ¿cómo era posible que autores dispersos por todo el mundo pudieran realizar juntos un libro legible? ¿Cómo podían personas que viven en diferentes continentes, no sólo geográficos, sino también en el nivel intelectual y espiritual, realizar juntas un texto que debía tener una unidad interna y ser comprensible también en todos los continentes? A ello se añadía que estos obispos no debían escribir sin más como autores individuales, sino en contacto con sus hermanos obispos, con las iglesias locales. Tengo que confesar que aún hoy me sigue pareciendo un milagro que finalmente se pudiera lograr este plan.
Nos encontrábamos tres o cuatro veces al año durante una semana y discutíamos apasionadamente acerca de los fragmentos que habían surgido en los intervalos. Ciertamente lo primero fue establecer la estructura del libro. Tenía que ser sencilla, para que cada uno de los grupos de autores que establecimos pudiera recibir una tarea clara y no tuvieran que meter a presión sus mensajes dentro de un sistema complicado. Es la misma estructura que podéis encontrar en este libro que tenéis ahora en las manos. Está tomada sencillamente de la experiencia catequética de muchos siglos: lo que creemos – cómo celebramos los misterios cristianos – cómo tenemos vida en Jesucristo – cómo debemos orar. No voy a contar ahora cómo nos abrimos paso a través del montón de preguntas hasta que finalmente surgió de ello un libro. Naturalmente se puede criticar esto o aquello en una obra de este tipo: todo lo que hacen los hombres es insuficiente y puede ser mejorado. Sin embargo es un gran libro: un testimonio de la unidad en la diversidad. A partir de muchas voces pudo formarse un coro común, porque teníamos la partitura común de la fe, que, desde los apóstoles, la Iglesia ha transmitido a través de los siglos.
¿Por qué cuento todo esto? Ya en el momento de la composición del libro pudimos constatar que no sólo son diferentes los continentes y las culturas de sus pueblos, sino que dentro de cada sociedad existen a su vez diferentes „continentes“: el trabajador piensa diferente al campesino, un físico diferente a un filólogo, un empresario diferente a un periodista, una persona joven diferente a una mayor. Por eso tuvimos que colocarnos, en cuanto al lenguaje y al pensamiento, un poco por encima de estas diferencias, por así decir, buscar el espacio común entre los diferentes modos de pensar. Y con ello fuimos cada vez más conscientes de que el texto necesita „traducciones“ para los diferentes espacios vitales, para tocar a las personas en sus propios pensamientos y cuestiones.
En las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas desde entonces – Roma, Toronto, Colonia, Sydney – se han encontrado los jóvenes de todo el mundo que quieren creer, que buscan a Dios, que aman a Cristo y que quieren una comunidad para el camino. En este contexto surgió la idea: ¿No deberíamos intentar traducir el Catecismo de la Iglesia Católica al lenguaje de la juventud? ¿Llevar sus grandes mensajes al mundo de los jóvenes de hoy? Por supuesto que entre los jóvenes de hoy también hay, a su vez, muchas diferencias. De este modo, bajo la acreditada dirección del obispo de Viena, Christoph Schönborn, se ha elaborado un YOUCAT para los jóvenes. Espero que muchos jóvenes se dejen fascinar por este libro.
Algunas personas me dicen que a los jóvenes de hoy no les interesa esto. Yo me opongo y estoy seguro de tener razón. Los jóvenes de hoy no son tan superficiales como se dice de ellos. Quieren saber qué es lo verdaderamente importante en la vida. Una novela policíaca es fascinante porque nos mete en el destino de otras personas, que podría ser también el nuestro. Este libro es fascinante porque habla de nuestro propio destino y por ello nos afecta profundamente a cada uno.
Por eso os invito: ¡estudiad el Catecismo! Es mi deseo más ardiente. Este catecismo no os regala los oídos. No os lo pone fácil. Pues os exige una vida nueva. Os presenta el mensaje del Evangelio como la «perla de gran valor» (Mt 13,46), por la que hay que dejarlo todo. Por eso os pido: ¡estudiad el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedicadle tiempo! Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo en pareja, si tenéis novio, formad grupos de trabajo y redes, intercambiad opiniones en Internet. ¡De cualquier forma, mantened conversaciones acerca de la fe!
Tenéis que saber qué es lo que creéis. Tenéis que conocer vuestra fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza musical. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión. Necesitáis la ayuda divina para que vuestra fe no se seque como una gota de rocío bajo el sol, si no queréis sucumbir a las seducciones del consumismo, si vuestro amor no quiere ahogarse en la pornografía, si no queréis traicionar a los débiles ni dejar tiradas a las víctimas.
Y cuando os dediquéis con empeño al estudio del Catecismo, quiero daros aún un último consejo: Sabéis de qué modo la comunión de los creyentes ha sido herida profundamente en los últimos tiempos por ataques del enemigo, por la entrada del pecado incluso en lo más interno, en el mismo corazón de la Iglesia. ¡No lo toméis como pretexto para huir del rostro de Dios! ¡Vosotros mismos sois el Cuerpo de Cristo, la Iglesia! Introducid el fuego nuevo y lleno de energía de vuestro amor en la Iglesia, por más que algunas personas hayan desfigurado su rostro. «En la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor» (Rom 12,11).
Cuando Israel estaba en el momento más bajo de su historia Dios no llamó en su auxilio a los grandes y apreciados, sino a un jovencito llamado Jeremías. Jeremías se vio superado por la tarea: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño.» (Jer 1,6). Pero Dios no cambió de idea: «No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene.» (Jer 1,7)
Os bendigo y rezo cada día por todos vosotros.
Benedictus PP XVI

restaurando la maravilla

hay un Artista tan grande que podemos hacer y rehacer sus maravillas...
en este dia del inmaculado corazón de María, bueno sería, confesarse...
dedicado a monitores que tratrán este campamento de virtudes y taras...
pero en especial a Cris y a Jesus Jimenez (el nuevo) que ya acabaron

viernes, 1 de julio de 2011

esta mano...

el corazon late... la mano dice ese latido...