domingo, 3 de julio de 2011

VENID A MI...

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
de tanto no tener trabajo;
los que contáis y recontáis calderilla a fin de mes;
los que tenéis hipotecados vuestros sueños;
los que no podéis indignaros, porque os faltan fuerzas;
los que veis en las vacaciones no un descanso, sino una huida;
los que acabasteis vuestros estudios y no sabéis para qué;
los pordioseros profesionales y los mendigos vergonzantes;
los del atasco de salida;
los del atasco de la cola del paro;
los de la cola de los comedores de caridad;
los achicharrados en la playa;
los despedidos;
los cargos cesantes;
los morosos;
los insolventes;
los acreedores;
los inquilinos y los caseros;
los emboscados en trabajos vergonzosos;
los jubilados sin júbilo;
los funcionarios congelados y los pensionistas quemados;
los que llegasteis en patera y no tenéis para el billete de vuelta…

Venid a mí también todos los que estáis cansados y agobiados
Por el egoísmo,
por la pereza,
por la lujuria,
por la envidia,
por la soberbia,
por la gula,
por la tibieza,
por la mediocridad,
por el miedo a la entrega,
por el relativismo,
por la frivolidad,
por la tristeza,
por la cobardía…

Venid a mí, que yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. (Mt. 11, 25-30).

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