jueves, 31 de mayo de 2012

jesuscristo sumo y eterno sacerdote

felicidades a los curas todos

miércoles, 30 de mayo de 2012

martes, 29 de mayo de 2012

EL NIÑO Y EL MURO

En Alemania Occidental, al pequeño Dieter, accidentalmente, se le cuelga su pelota al otro lado del muro que divide Berlin. Este feliz accidente pone en su vida a Marta, quien toma la pelota y se niega a devolverla. Para que ella lo haga Dieter le regala su ratón.

lunes, 28 de mayo de 2012

domingo, 27 de mayo de 2012

cancion forum...piensa, siente, comprométete


y despues de la broma... los hijos del hambre no tienen mañAN . Canteca Macao

todo se transforma. Jorge Drexler

el emigrante. Celtas Cortos

debajo del puente. Pedro Guerra

gente. Presuntos implicados

no me llames extranjero. Rafael Amor

prende la luz. Ismael Serrano

sábado, 26 de mayo de 2012

un ratón

,,, y el nuevo mundo

viernes, 25 de mayo de 2012

El Rito

Inspirada en una novela de Matt Baglio. Un decepcionado seminarista norteamericano decide asistir a un curso de exorcismos en el Vaticano, lo que hará que su fe se tambalee y tenga que enfrentarse a terribles fuerzas demoniacas. Basada en hechos reales.

jueves, 24 de mayo de 2012

miércoles, 23 de mayo de 2012

compañerismo

el oso Mika

martes, 22 de mayo de 2012

IQBAL

Coproducción italo-sueca, estrenada comercialmente sólo en Italia y Alemania. Cinzia Torrini dirige esta película en 1998, apenas tres años después del asesinato de Iqbal Masih. Narra su historia, reflejando las condiciones de vida de los niños esclavizados por la industria de las alfombras siguiendo la mirada y la vida de este niño paquistaní, desde los cuatro años en que comienza a trabajar en la fábrica, con una deuda que no deja de ascender y que concede a los propietarios derechos de explotación sobre todos los niños que trabajan hasta quince horas diarias sin ningún tipo de derecho: los niños son más disciplinados y ofrecen menos resistencia que los adultos. A los diez años Iqbal Masih conocerá el Frente de Liberación del Trabajo Forzado, gracias al cual llegará a ser liberado. Desde entonces dedicará su vida a la lucha contra las causas de la esclavitud infantil, denunciando su existencia y trabajando por la liberación de otros niños que estaban viviendo en estas condiciones, en todos los campos de la producción, exigiendo que no se compre la sangre de los niños. Construcción, industria textil, perfumes, agricultura, manufacturas, canteras, electrónica, basureros... están presentes en todos los ámbitos de la vida. Frente a esto, la propuesta no son meros comedores o centros asistenciales sino escuelas donde los niños puedan llegar a formarse y fue precisamente aquí donde Iqbal empeñó su vida, algo que le valió reconocimientos a nivel internacional, pero que también fue su sentencia de muerte: fue asesinado por la mafia tapicera el domingo de Pascua de 1995, un 16 de abril, día que desde entonces viene siendo solicitado como día contra las causas de la esclavitud infantil.

lunes, 21 de mayo de 2012

SER IMBÉCIL ES PECADO

El jesuita Alfredo Sáenz es Dr en Sgada Escritura por la Universidad Pontificia San Anselmo. Ha escrito más de un centenar de artículos y cerca de 60 libros y habla del orden mundial según Fukuyama. A propósito de esto, bien lo dijo Henry de Lubac: "No es verdad que el hombre no pueda organizar la tierra sin Dios. Lo que es verdad es que, sin Dios, a fin de cuentas no puede organizarla sino contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo antihumano"


EL FABRIL DE FRASES HECHAS

Apenas hubo el rubicundo Febo asomado la rútila y aberenjenada faz por entre las randas y encajes de oro de las nubes orientales, cuando dejó el nuevo Gobernador muy descansado y bien dispuesto las bienhechoras chalas y se dirigió a la Sala de las Medidas Momentáneas para resolver los asuntos del día. No bien se hubo sentado cuando se abrieron las anchurosas puertas y entró por ellas el Doctor Pedro Recio trayendo del brazo a un señor desvaído, descolorido y sin señas particulares que traía colgado al cuello una especie de organillo titirimundi o máquina de calcular. Mirólo Sancho atentamente, sin poder hallar en él cosa de provecho, y después dijo al hombruco con reposada voz y continente:
- ¿A quién tengo el honor de estar medio viendo?
Estremecióse el aludido y dando sin decir palabra una vuelta a la manija del organillo, salió por el lado dél una tira de papel a modo de telégrafo automático, donde decía: “Los males de la libertad se curan con más libertad”.
- Eso lo he oído varias veces -dijo Sancho-, y tanto lo voy oyendo que me persuado que es mentira. Alemnos no es respuesta de lo que yo pregunto.
- Señor -dijo el Doctor Recio interviniendo-, éste es un pobre ciegosordomudo que se gana la vida con esa maquinita de hacer frases hechas, que le legó su padre, que fue un gran orador llamado Almafuerte Ingenieros. En un tiempo este hombre ha ganado plata a ponchadas, proveyendo de frases al Parlamento, a los Candidatos y a los Diarios; pero ahora resulta que lo están estafando de un modo asqueroso, que pronto lo dejarán en la miseria. Y no hay derecho.
- ¿Y quién lo estafa? -dijo Sancho.
- Señor, primero los diarios ya no le pagan derechos de autor, y dicen que las frases ya son dellos. Después, los Candidatos han abandonado la frase hecha por el floripondio; finalmente, en el Parlamento, tomando el ejemplo del Concejo Deliberante, no se dicen más que zafadurías. Este buen hombre se ha dirigido por medio mío, que soy su empresario, a los pedagogos insulanos. Pero resulta que los pedagogos de la Ínsula exigen unas mercaderías tan entonadas y tan fusquilocuentes y sesquipedales que se descompone la máquina. Y no hay derecho a hundir de esa manera una industria nacional.
- ¿Y qué es lo que se pide ahora?
- Se pide la creación de un cuerpo de inspectores y archivistas israelitas para registrar las frases hechas que publiquen los Diarios y cobrar los derechos; una ley ue imponga al profesorado la renovación de sus frases hechas cada cinco años; y un decreto prohibiendo al Diario La Prensa aumentar su stock existente y cambiar en él una sola palabra, puesto que ella da el tono al frasihechismo de la Ínsula, y las que usa son más de la limpia tradición y cepa ingenieresca.
- Me parece justo -dijo Sancho-; pero realmente quisiera antes tomarle el pulso a esa maquinita y ver cómo funciona, porque realmente es para mí una cosa nunca vista ni sospechada.
- ¿De qué género las quiere? ¿Políticas, culturales, morales o religiosas? ¿Y de qué tono las quiere? ¿Tono A, tono B, o tono C?
- De cualquiera, con tal que sea linda y verdadera.
Pinchó Pedro Recio al Fabril y éste rodó por dos veces la manivela, apareciendo incontinenti una cinta o banda que decía:
“La victoria no da derechos”.
- ¿Qué victoria? -dijo Sancho vivamente.
- La victoria que usté gana en una guerra contra otra ínsula no lo autoriza a hacer nada después de ganar la guerra.
- ¿Y entonces para qué hice la guerra? -dijo Sancho-. ¿Para matar gente por gusto? ¿O es que se trata de una guerra injusta, de las que están prohibidas por el Santo Padre?
Pinchó de nuevo Pedro Recio muy perplejo al sordomudo y salió la siguiente respuesta: “Todo nos une, nada nos separa”.
- ¿A quiénes? -dijo Sancho.
- A todas las ínsulas de este continente.
- Está lindo -meditó Sancho-. Pero entonces, ¿cómo es que hay límites y cuetiones de límites? ¿Y cómo es que hay que guerras y hay victorias y no hay derechos?
Chirrió otra vez la máquina maravillosa y salió el siguiente oráculo: “Yo respeto todas las opiniones”.
- Yo también, con tal que sean buenas -dijo Sancho. Pero ¿qué me dice usté de las opiniones dañinas?
“El dogma progresista de la fraternidad universal por encima de todas las razas y religiones”.
- Algo va de Pedro a Pedro -repuso Sancho- y el único que está por encima de todos es San Pedro, que es el portero del cielo y el timonel del mundo. ¿Se refiere a eso?
“La defensa de la civilación cristiana a cargo de las grandes democracias contra todos los sanguinarios totalitarismos agresivos”.
- ¿Cómo es eso? -dijo Sancho-. ¿Tota-Lita-Ritmo? ¿Son bailarinas húngaras o qué cosa?
- Es una palabra nueva, señor. Nadie sabe a punto fijo lo que significa. Pero tiene una caidita macanuda para terminar discursos.
- ¿No le parece entonces que sería mejor prohibirla? En mi tiempo era feo decirle a un hombre que hablaba lo que no sabía.
- ¿Prohibirla, señor? Imposible. Mire lo que dice la otra frase ritmal y decadente:
“La libertad de prensa es el sostén de la Democracia”.
- Con tal que los dueños de las prensas no nos prensen en celebro demasiado -reflexionó Sancho-. Me está pareciendo que en mi Ínsula hay que libertar a la gente de la prensa, y no a la prensa de la gente.
“Ciegas opiniones reaccionarias que quisieran retrotraer el mundo al Medio Evo”.
- Adiós mi plata. Cada vez más peor está hablando en difícil. Lo unico que entendí fue Evo. ¿Es el marido de Evita?
“La libertad es el don más grande que Dios ha hecho al hombre”.
- Al hombre preso -dijo Sancho-. Al hombre varón el don que le hizo Dios es la mujer, como dice la Escritura, anoser que salga mala, porque entonces el diablo se los lleva a los dos.
“La democracia orgánica, con tal que no se abuse de ella, lleva en sí el índice de una superación indefinida par las naciones”.
- No entiendo -dijo Sancho.
- Es que viendo que Su Esplendencia no se convence, estoy dándole al registro de los pedagogos.
- Cambie registro -dijo Sancho- y vuelva a la pata la llana hablando en cristiano como la gente fina.
- Ese es justamente el gran progreso de esta máquina -dijo Pedro Recio-, que tiene tres registros, tono A, tono B y tono C; y el mismo concepto o sea filosofícula lo puede formular para uso del pueblo, para uso de los burgueses y para uso de la gente fina. Fíjese Su Esplendencia en estas tres teclitas. Aquí dice LA PRENSA, aquí dice LA RAZÓN y aquí dice CRÍTICA. Apretando cada una Suecencia traslada el concepto a una octava mayor o menor sin variar en lo más mínimo la melodía.
- Es como los pianos automáticos -dijo Sancho-, vamos a ver, hágame ver un poco esos pedales.
- Aquí tiene -dijo Pedro Recio clicando una tecla- las tres frases hechas fundamentales de la prensa, que se las hemos arrendado en monopolio exclusivo por espacio de 99 años.
1. “Las enseñanzas dogmáticas y teológicas no son lo mismo que el espíritu científico del empirismo moderno”.
2. “Los colegios privados, que son empresas de lucro, anquilosan y estertoran la marcha de la función educativa”.
3. “El espíritu de violencia totalitaria agota el libre juego de las instituciones democráticas”.
- ¿Qué le parece, Gobernador?
- Magnífico -dijo Sancho-. No las entiendo muy bien, pero me suena magnífico por el sonido y por el conceuto. A ver si las anota, Secretario, para mi próximo Mensaje.
- Ahora verá Su Esplendencia cómo se trasponen al plano de la razón… Atención al clique.
Crujió la máquina de arriba abajo, se engulló los tres letreros grises y los devolvió incontinenti en lindas letras rosadas de esta forma:
1. “La enseñanza del Catecismo es opuesta a la soberanía democrática y por lo tanto a la Tradición Liberal de la República”.
2. “La actividad docente privada debe coordinarse a la actividad docente oficial de forma que si ésta es mala aquélla tiene que ser peor y pagar encima”.
3. “El ideal republicano, que es propio de los pueblos libres, repele los medios de coacción y virulencia, casi tanto o poco menos que los medios de corrupción, mentira y soborno, debiendo todos los hombres marchar derecho por pura buena voluntad y conciencia autónoma, cumpliendo con su deber solamente porque es su deber, como dijo el filósofo de Konisber”.
- ¿Qué me dice, Esplendencia?
- Estos ya son más claros -dijo Sancho-, pero por lo mismo más discutibles. Saque los otros, Doctor, los que no se prestan a crítica.
- Al revés, Esplendencia. Se le prestan a la CRÍTICA, que es justamente la que no quiere pagar derechos.
- Sáquelos de todos modos. ¡Hola! Ahora salen letras rojas. ¡Qué fantático!
1. “El fanatismo inquisitorial de la reacción cavernícola intenta coventrizar con una inundación de dogmas la tierna mente del infante argentino”.
2. “La infiltración jesuítica amenaza la libre y democrática docencia que nos legaron nuestros gloriosos patricios, los primates antropomorfos de Mayo”.
3. “La neurosis nazifascista ensangrienta con sus manos de hiena las gloriosas conquistas del pensamiento humano”.
- ¡Fantástico! -dijo Sancho-. Esos sí que son bravos, y así, puestos en grandes letras con dibujos y fotografías, van derecho de los ojos al corazón y al alma. Pero a mí me parecen ahora, ¿no es verdad, Doctor Recio? por lo que yo calo, que esos títulos van contra el Decreto Fundamental número 7 de mi glorioso reinado.
- ¿Qué decreto, Esplendencia?
- Que todos los niños de esta Ínsula, pobres o ricos, sepan su catecismo entero a la edad de 12 años; y que ninguno sea ciudadano si no conoce su religión a fondo. Y esas frases me suenan algo así como que van en contra la Religión Católica.
- Perdón, Esplendencia. Ese decreto debe derogarse porque contra él existe otra frase de las más fundamentales. Hela aquí: “A los niños no se les debe enseñar la religión, para que puedan elegir después la que les guste”.
Miró Sancho la rotunda y profunda frase, y después de reflexionar un momento, y de mirar al sordomudo que estaba allí, firme como un virote, dijo despacito:
- ¿Y cómo van a elegir lo que no conocen?
- Pueden conocerla más tarde, por su cuenta.
- No me parece -dijo Sancho.
“Una religión enseñada atropella la autonomía de la conciencia individual” -dijo la máquina con un imponente traqueteo.
- Toda religión es enseñada -dijo Sancho, animándose rápidamente a chispeándole los ojuelos-, porque si no fuera enseñada sería inventada, y entonces no sería religión.
“La religión es invención de los curas” -retrucó la máquina como un rayo.
- Y ¿quién inventó los curas? -dijo Sancho, que le tomaba gusto al contrapunto.
“El escurantismo medioeval y las tenebrosas supersticiones de las épocas es-curas”.
- Eso ya no lo entiendo, o mejor dicho, te estoy entendiendo demasiado, ché cara de pastel insípido -musitó Sancho; y bruscamente sobrecogido, bajó los ojos de la cara cretina y barrida del sordomudo y empezó a recorrerle con la punta de los ojos toda la pinta, las patas sobre todo. De repente se quedó tieso como un muerto; y se hizo un gran silencio porque vieron los Cortesanos que empezaba a tremar de manos como niño con alferecía.
- Este no es tan mudo como parece -dijo entonces Sancho, sordamente-; y no estando ahora el Capellán, debo proceder como Dios me inspire -y volviéndose al Alférez le comunicó una orden en voz baja. El Alférez lo miró como a ver si estaba loco. Sancho confirmó enérgicamente con la cabeza (¡tráigame lo que le digo!) y el Alférez salió moviendo la suya. Entonces dijo Sancho a Pedro Recio dulcemente:
- Todo esto va magnífico; pero ¿qué provecho real para el ínsulo, dejando el provecho pecuniario del tipo, representa el aparato éste, que no puedo negar que es ingenioso?
- ¿Y no lo ve Su Esplendencia? -dijo Pedro Recio-. Este aparato ahorra al pueblo el trabajo de pensar. Pensar, Esplendencia, es la cosa más trabajosa del mundo y también la más peligrosa. En otro tiempo a los pueblos les daba por pensar; y ¿quién podía gobernarlos en paz? Nosotros hemos arreglado el asunto. Con este aparato la plebe ignorante y baja está dispensada de tener luz abajo el pelo, está libre de la tortura de la inteligencia. Mire las bestias, Esplendencia, qué plácida y envidiable vida transcurren, libres de los tres gusanos del Por Qué, el Para Qué y el Hacia Adónde. Con este Fabril de Frases Hechas y la grande inhuible red de la propaganda, nosotros damos a los grandes rebaños humanos su pasto mental diario ya cocinado y hasta mascado. Ellos lo engullen en grandes cantidades, unos con pimienta y otros con patchulí, según los gustos, y plácidamente se adormecen en sus almas las interrogadoras voces que en otro tiempo llamaban del MásAllá o DeloAlto. ¿Se da cuenta Su Esplendor de la ventaja que significa; en un caso que Él quisiera hacer la guerra a la Ínsula Oriental o vender por tres millones la mitad del territorio nuestro a la Gran Ínsula Drakolandia, se da cuenta que en un mes y medio de propaganda por prensa y radio todo el pueblo insuleño pensará que está muy bien hecho, y que ellos mismos lo han pensado solos, los cuitados?
- ¿Y para qué quiero yo hacer la guerra ni vender mi patria? -dijo Sancho; y en ese mismo instante entró el Alférez con una gran caldera de agua bendita con hisopo. Entrar el Alférez y empezar el Fabril de Frasese Hechas a olfatear como perro pachón, fue todo uno; de lo cual se reía Sancho al tomar el calderete, diciendo:
- Olfato no le falta al tipo. Miren cómo huele el baño.
Miraron los Cortesanos y vieron que el sordomudo estaba girando desesperadamente la manija, y que salía como una gran banderola con letras de oro y sangre, diciendo:
“¡Alto todos o los mato! ¡Yo soy el Gran Arquitecto del Universo, el Espíritu luminoso del Liberalismo Moderno!”
Bajóse, no obstante, del trono con verdadera temeridad el rechoncho Gobernador hacia el sordomudo; y de un solo golpe le zampó toda el agua bendita por la cabeza, como si quisiera bautizarlo. Dio un gran alarido el Fabril al sentir el agua y partiendo como un chivo y peor que bala perdida fue a topar contra un pilar del cuarto como un colectivo, desgajando al choque un gran reguero de chispas; y a los gritos de los Cortesanos que le indicaban con terror la puerta, pegó tres o cuatro partidas más, tropezando como murciélago contra las paredes que humeaban, se retorció todo adentro la ropa como perro escaldado, y al fin se hizo humo de un salto con máquina y todo por una ventana que estaba a más de dos metros del suelo. “¡Nómbrese a Dios”, gritaba el doctor Pedro Recio, que era el más asustao de todos.
De lo cual reía Sancho a carcajadas, abrazándose con ambos brazos la barriga, cosa en que no podían imitarlo los Cortesanos, no por falta de barriga, sino por sobra de miedo, al ver la disparada del sordomudo y cómo el Doctor Recio había quedado de corrido. Mas cuando acabó de reír, Sancho, dando una poderosa voz para reanimar a su gente y volver a su puesto al Escribano, dictó incontinenti el siguiente

Decreto

Considerando:
1. Que las frases hechas actualmente en uso tienden a imbecilizar al pueblo y querer imbecilizar al pueblo es una cosa casi diabólica.
2. Que ser imbécil es pecado, según la doctrina de la Santa Madre Iglesia, puesto que no hay vicio más incorregible que hacer mal por tontería, pecado y vicio de que por cierto muy pocos se confiesan, habiendo él invadido a su vez a una parte de los confesores, empezando por el Capellán de esta Ínsula, que está durmiendo justamente ahora que lo necesito.
3. Que por otra parte, no se puede impedir que haya frases hechas, las cuales hasta un cierto punto son necesarias.

Dispongo, ordeno y determino:
1. Quedan puestas en comisión todas las frases hechas actualmente en uso.
2. Ordénase la fabricación de nuevas frases hechas indiscutibles, a cargo de una comisión de sabios de la Ínsula, presididos por el Obispo de cada diócesis.
3. Se castigará en los diarios el abuso en cantidad de frases hechas, y se les impondrá la renovación del surtido al menos cada cuatro años, proveyéndose en forma exclusiva de la Manufactura Nacional arriba indicada.
Séllese, publíquese y cúmplase, etcétera.

Hecho lo cual sentóse el orondo Gobernador todo sudoroso y con una festiva palmada dio la señal de la inaguración de los festejos, los cuales consistieron aquel día principalmente en el Pacto Tripartito desde el punto de vista epistemológico, con acompañamiento de bombones especializados y vitaminas G y P en cantidad suficiente a la nutrición biológica.

R.P. Leonardo Castellani, S.J. “El nuevo gobierno de Sancho”

un cartel

domingo, 20 de mayo de 2012

Silencio y Palabra

... camino de evangelización” es el tema elegido por Benedicto XVI para la 46 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El papa públicó este precioso mensaje en el día de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas.

Queridos hermanos y hermanas
Al acercarse la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales de 2012, deseo compartir con vosotros algunas reflexiones sobre un aspecto del proceso humano de la comunicación que, siendo muy importante, a veces se olvida y hoy es particularmente necesario recordar. Se trata de la relación entre el silencio y la palabra: dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse, alternarse e integrarse para obtener un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas. Cuando palabra y silencio se excluyen mutuamente, la comunicación se deteriora, ya sea porque provoca un cierto aturdimiento o porque, por el contrario, crea un clima de frialdad; sin embargo, cuando se integran recíprocamente, la comunicación adquiere valor y significado.
El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de "ecosistema" que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos.
Gran parte de la dinámica actual de la comunicación está orientada por preguntas en busca de respuestas. Los motores de búsqueda y las redes sociales son el punto de partida en la comunicación para muchas personas que buscan consejos, sugerencias, informaciones y respuestas. En nuestros días, la Red se está transformando cada vez más en el lugar de las preguntas y de las respuestas; más aún, a menudo el hombre contemporáneo es bombardeado por respuestas a interrogantes que nunca se ha planteado, y a necesidades que no siente. El silencio es precioso para favorecer el necesario discernimiento entre los numerosos estímulos y respuestas que recibimos, para reconocer e identificar asimismo las preguntas verdaderamente importantes. Sin embargo, en el complejo y variado mundo de la comunicación emerge la preocupación de muchos hacia las preguntas últimas de la existencia humana: ¿quién soy yo?, ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué puedo esperar? Es importante acoger a las personas que se formulan estas preguntas, abriendo la posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio, pero también de una invitación a la reflexión y al silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano.
En realidad, este incesante flujo de preguntas manifiesta la inquietud del ser humano siempre en búsqueda de verdades, pequeñas o grandes, que den sentido y esperanza a la existencia. El hombre no puede quedar satisfecho con un sencillo y tolerante intercambio de opiniones escépticas y de experiencias de vida: todos buscamos la verdad y compartimos este profundo anhelo, sobre todo en nuestro tiempo en el que "cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales" (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2011).
Hay que considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios. En la esencialidad de breves mensajes, a menudo no más extensos que un versículo bíblico, se pueden formular pensamientos profundos, si cada uno no descuida el cultivo de su propia interioridad. No sorprende que en las distintas tradiciones religiosas, la soledad y el silencio sean espacios privilegiados para ayudar a las personas a reencontrarse consigo mismas y con la Verdad que da sentido a todas las cosas. El Dios de la revelación bíblica habla también sin palabras: "Como pone de manifiesto la cruz de Cristo, Dios habla por medio de su silencio. El silencio de Dios, la experiencia de la lejanía del Omnipotente y Padre, es una etapa decisiva en el camino terreno del Hijo de Dios, Palabra encarnada… El silencio de Dios prolonga sus palabras precedentes. En esos momentos de oscuridad, habla en el misterio de su silencio" (Exhort. ap. Verbum Domini, 21). En el silencio de la cruz habla la elocuencia del amor de Dios vivido hasta el don supremo. Después de la muerte de Cristo, la tierra permanece en silencio y en el Sábado Santo, cuando "el Rey está durmiendo y el Dios hecho hombre despierta a los que dormían desde hace siglos" (cf. Oficio de Lecturas del Sábado Santo), resuena la voz de Dios colmada de amor por la humanidad.
Si Dios habla al hombre también en el silencio, el hombre igualmente descubre en el silencio la posibilidad de hablar con Dios y de Dios. "Necesitamos el silencio que se transforma en contemplación, que nos hace entrar en el silencio de Dios y así nos permite llegar al punto donde nace la Palabra, la Palabra redentora" (Homilía durante la misa con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, 6 de octubre 2006). Al hablar de la grandeza de Dios, nuestro lenguaje resulta siempre inadecuado y así se abre el espacio para la contemplación silenciosa. De esta contemplación nace con toda su fuerza interior la urgencia de la misión, la necesidad imperiosa de "comunicar aquello que hemos visto y oído", para que todos estemos en comunión con Dios (cf. 1 Jn 1,3). La contemplación silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que salva.
En la contemplación silenciosa emerge asimismo, todavía más fuerte, aquella Palabra eterna por medio de la cual se hizo el mundo, y se percibe aquel designio de salvación que Dios realiza a través de palabras y gestos en toda la historia de la humanidad. Como recuerda el Concilio Vaticano II, la Revelación divina se lleva a cabo con "hechos y palabras intrínsecamente conectados entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas" (Dei Verbum, 2). Y este plan de salvación culmina en la persona de Jesús de Nazaret, mediador y plenitud de toda la Revelación. Él nos hizo conocer el verdadero Rostro de Dios Padre y con su Cruz y Resurrección nos hizo pasar de la esclavitud del pecado y de la muerte a la libertad de los hijos de Dios. La pregunta fundamental sobre el sentido del hombre encuentra en el Misterio de Cristo la respuesta capaz de dar paz a la inquietud del corazón humano. Es de este Misterio de donde nace la misión de la Iglesia, y es este Misterio el que impulsa a los cristianos a ser mensajeros de esperanza y de salvación, testigos de aquel amor que promueve la dignidad del hombre y que construye la justicia y la paz.
Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo. A María, cuyo silencio "escucha y hace florecer la Palabra" (Oración para el ágora de los jóvenes italianos en Loreto, 1-2 de septiembre 2007), confío toda la obra de evangelización que la Iglesia realiza a través de los medios de comunicación social.
Vaticano, 24 de enero 2012, Fiesta de San Francisco de Sales

sábado, 19 de mayo de 2012

Granada

El santo loco

viernes, 18 de mayo de 2012

novena

Hoy empieza...

El Sufrimiento de los Inocentes

El prestigioso auditorio Avery Fisher Hall de Nueva York recibió el pasado 8 de mayo a la Orquesta y Coro del Camino Neocatecumenal para rendir un sentido homenaje a las víctimas de la Shoah, el Holocausto judío. A Symphonic Homage and Prayer fue una celebración en la que se entrelazó la Palabra de Dios y la música, a través de la Lectura del Profeta Ezequiel, el Evangelio de San Lucas y la Sinfonía de “El Sufrimiento de los Inocentes”. La obra fue interpretada ante 3.000 personas, en su mayoría hebreos, entre los que estuvieron presentes más de 30 rabinos y una docena de obispos y autoridades civiles. También asistieron numerosos supervivientes del Holocausto y sus familiares.

“El Sufrimiento de los Inocentes” ha sido compuesta por Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, y fue interpretada por un coro y una orquesta de 180 profesionales de esta realidad eclesial. La composición musical nació ante “la realidad del escándalo de tantos inocentes de hoy que cargan con el pecado de otros”, y tomando como referencia la profecía de Simeón a la Virgen de que “una espada atravesaría su alma al ver morir a su Hijo en la cruz”, explica Argüello. Después de que esta celebración Sinfónico-Catequética haya tenido lugar en diferentes ciudades del mundo, Madrid, París, Galilea, Belén o Jerusalén, ha llegado con éxito hasta algunas ciudades de EE.UU. Se trata de una de las nuevas iniciativas del Camino Neocatecumenal para tender puentes con el pueblo judío, después de que muchos hebreos se hayan sentido identificados con la música y el mensaje que transmite.

La celebración del Avery Fisher Hall dio comienzo con dos de los rabinos más importantes de la ciudad de Nueva York, el rabino Greenberg y el rabino Rosenbaum, quienes ofrecieron un saludo y dirigieron una oración. A continuación, Kiko Argüello fue presentado a todos por David Rosen, rabino y director del Comité Judío Americano, asesor de Asuntos Interreligiosos para el Gran Rabinato de Jerusalén y responsable de las relaciones con la Santa Sede. Antes de que la Orquesta interpretase la sinfonía, Argüello explicó su origen así como la importancia del sufrimiento de los inocentes en su propia vida espiritual. Por ello, recordó cómo de joven fue a vivir entre los más pobres de las barracas de Palomeras Altas en Madrid, donde surgió esta realidad eclesial en tiempos del Concilio Vaticano II.

El acto continuó con las palabras de David Rosen, quien confirmó una vez más el reconocimiento de que el pueblo hebreo está encontrando en el Camino Neocatecumenal para la reconciliación y la amistad con la Iglesia. Uno de los momentos más emocionantes de la noche se dio cuando la Orquesta y el Coro interpretaron la oración del Shemá Israel y todos los asistentes les acompañaron cantando en pie, muchos de ellos entre lágrimas.

La celebración finalizó con el canto y una oración a la memoria de las víctimas del Holocausto por un prestigioso coro de judíos.

Cada día, son numerosas las muestras de afecto y apoyo que el Camino Neocatecumenal recibe por esta iniciativa en Nueva York y otras ciudades de USA en las que se viene celebrando, como Boston o Chicago. Muchas de ellas provienen de rabinos y judíos que ven cómo ha dado comienzo un apoyo importante y un paso más en las relaciones entre el pueblo judío y la Iglesia Católica.
Aquí el concierto emitido en Jerusalen y que pudimos ver en 13tv el día 6 de enero de 2012

jueves, 17 de mayo de 2012

miércoles, 16 de mayo de 2012

LA CABAÑA DE TIO TOM

La familia Shelby, poseedora de numerosas plantaciones en Kentucky, se ve endeudada cuando el señor Shelby pierde gran cantidad de dinero en sus inversiones. Uno de los afectados por los impagos de la familia Mr. Haley va a reclamar su dinero pero, al ver que no podrán pagarle, les ofrece llevarse diez esclavos negros de sus plantaciones a cambio de la anulación de la deuda. Los Shelby deciden aceptar con resignación. Entre los esclavos elegidos se encuentra el Tío Tom (John Kitzmiller), el patriarca de los esclavos y muy apreciado por la familia Shelby,sobre todo por el hijo, que promete trabajar duro para recuperarle. A partir de ese momento Tío Tom y los demás esclavos lucharan incansablemente por su libertad y la de los suyos.

martes, 15 de mayo de 2012

milagros

Dos pelis de educación. Primero la clasica: El milagro de Ana Sullivan

Y ahora la nbeva versión: Un Milagro Para Helen

Los datos históricos: Anne Sullivan nació el 14 de abril de 1866 en una familia pobre en Feeding Hillsy en el estado de (Massachusetts). Era una mujer extraordinaria. Fue la maestra de Helen Keller. Sus padres fueron Thomas Sullivan y Alice Cloesy, que llegaron a Estados Unidos desde Irlanda, como consecuencia de la Gran hambruna irlandesa. Su madre padecía de tuberculosis y murió cuando Ana tenía ocho años.1 Sullivan tuvo dos hermanos: María y Jimmie. Cuando su madre murió sus dos hermanos fueron enviados a vivir con otros parientes y Anne permaneció en el hogar para cuidar a su padre. Después de un tiempo los parientes no podían seguir con el cuidado de los niños, y Anne no podía seguir más a su padre. Enviaron a los dos niños a la casa de niños pobres del condado en Tewksbury, Massachusetts. Allí murió Jimmie afectado por una tuberculosis de cadera... Anne Sullivan había contraído una enfermedad llamada tracoma que le deterioró su vista. Estuvo en la Escuela de Perkins para los Ciegos en Boston,3 en donde se le hicieron muchas operaciones para tratar su enfermedad. Su vista mejoró y llegó a ser una estudiante ejemplar, graduándose con honores. Para ayudar a otros niños ciegos, Anne aprendió el alfabeto manual y trabajó con una chica ciega y sorda llamada Helen Keller. vivía en Tuscumbia, Alabama. Empezó inmediatamente... Sullivan hacía que Helen tocara las cosas y entonces deletreaba lo que el objeto era, en la mano de Helen. Así, Helen aprendió a leer. Para que aprendiera a escribir, Sullivan le consiguió un tablero especialmente diseñado, acanalado de modo que un lápiz podía formar letras. Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones creadas al pasar los sonidos por la garganta. Sullivan hacia que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones. Su discurso, sin embargo, seguía siendo confuso. No fue hasta años después que, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Annie, Helen pudo finalmente hablar claramente.
Helen Keller fue a la Universidad de Radcliffe y se graduó con honores. Publicó su primer libro en 1902, La historia de mi vida, que fue redactado por John Albert Macy. Macy se casó con Annie Sullivan. Sin embargo, la unión no duró... Sullivan y Keller viajaron a Hollywood para filmar una película basada en sus vidas, básicamente por interés económico.
La película, llamada La Liberación, fue un fracaso. Pero esto no las desalentó para tratar de ganarse la vida en espectáculos públicos de vodevil. El 20 de octubre de 1936, a la edad de setenta, Sullivan murió en Forest Hills, Nueva York, con Helen a su lado. Cuando ya había tomado medidas para que otra mujer ayudara y acompañara a Helen, quien vivió muchos años más, hasta 1968, sus cenizas fueron colocadas en la Catedral Nacional de Washington junto a las de Anne Sullivan.
En 1962 se estrenó la película El milagro de Ana Sullivan, basada en la historia de Helen Keller y ganadora de dos óscar.Sullivan posteriormente recibió el reconocimiento por sus habilidades como profesora, y en 1993 una escritora llamada Nella Braddy publicó una biografía llamada Anne Sullivan Macy: La Historia Detrás de Helen Keller.

lunes, 14 de mayo de 2012

modicum... preparando la Ascension

La Iglesia dirige nuestra mirada a los misterios de la Ascensión de Cristo y de Pentecostés. Con el dramatismo que le es tan propio, presenta en este tiempo pascual disfrutando a los Apóstoles en compañía de Jesús; pero previendo la separación impuesta por la Providencia, procura prepararnos poco a poco a ese penoso trance, a fin de que, al quedar solos y sin la asistencia del Maestro, no echemos de menos su consejo y aliento. Así, nos da a rumiar la Iglesia, en las semanas que preceden a la Ascensión, el sentidísimo discurso de despedida del Salvador. Discurso pronunciado con miras a la separación del Calvario; pero, puesto en boca del Divino Maestro en estos Domingos, mira a la despedida que realizará místicamente el día de su subida a los cielos. Oigámosle atentos. Jesús mira el futuro envuelto en negros nubarrones para los suyos. No quisiera amargarnos la dulzura del momento presente; pero cree necesario prevenirnos, y lo hace, aunque a su pesar. Sin embargo, al entreabrirnos el cuadro de tristezas que nos esperan, deja también caer una gota de bálsamo en nuestro pecho asustadizo, gota que suavizará las asperezas de nuestra triste situación. En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y plañiréis; os contristaréis, pero... no temáis, vuestra tristeza se convertirá en alegría. Padeceréis tristeza; pero... Yo volveré a visitaros, y vuestro corazón se bañará en gozo. Modicum; Un poquito nada más...; luego me volveréis a ver...¡Gloria sea dada a Cristo, que así cuida de los suyos!

Modicum. Un poquito. He aquí el consuelo que nos brinda el Señor este Domingo. Fuertes serán las luchas de la vida del cristiano; duras las pruebas; amargo el vivir... Pero no importa; no se trata más que de un corto intervalo de separación. Modicum... Luego vendrá a visitarnos Jesús, para triunfar, instalar su Reino y llevarnos a gozar eternamente consigo. Pero..., seamos sinceros...; ¿no nos avergonzamos al escuchar la palabra de consuelo que hoy nos dirige el Señor? ¿No es verdad que preferiríamos que Jesús hubiese substituido ese modicum por un larguísimo plazo...? ¿Que en vez del poquito de tiempo en el destierro nos hubiese prometido un largo período en este mundo, aunque fuese de llanto, y tanto mejor si fuese de gozo? Sabemos y confesamos que este mundo es un valle de lágrimas; y, no obstante, cometemos la locura de aclimatarnos a él; y tanto, que nos resultan dulces y agradables esas lágrimas. No se nos oculta que la vida mortal es un destierro, que nuestra Patria está más arriba de este velo inmenso que cubre la tierra; y sin embargo, amamos tanto el destierro, que nos asustamos de pensar en el momento de trasladarnos a la Patria. Estamos convencidos de que el alma se halla aquí como encerrada en una cárcel; y, a pesar de ello, pretendemos que se retarde la hora en que se rompan las prisiones y las ligaduras que la esclavizan, y pueda volar libre a las alturas... ¡Pobres de nosotros! ¡Qué inconsecuentes somos!
De otra manera pensaban los primitivos cristianos. La vida de persecución continua les obligaba a mirar con ansias al Cielo, les hacía repetir continuamente el Maranatha, Veni, Domine Jesu, ¡Ven, Señor Jesús! Lo peor es que ni siquiera basta la crisis más espantosa de toda la historia de la sociedad y de la Iglesia...; no son suficientes las persecuciones morales más crueles...; no alcanza el estado servil al que nos ha reducido la revolución para desapegarnos del amor de la tierra e inspirarnos ansias del Cielo. Por ventura, ¿no vivimos el preludio de lo que será el dominio de las dos bestias del Apocalipsis? ¿Era acaso más tranquila la vida de los primitivos cristianos de lo que es la nuestra? ¿Y qué? ¿Produce la tribulación en nosotros lo que obraba en los fieles de las catacumbas? ¿Nos hallamos ahora más desasidos de las cosas de este mundo, de esta inconstante vida, que los mártires que iban cantando al circo romano para ser destrozados por las fieras? Lo que sucedía es que aquellos católicos practicaban la virtud de Esperanza.
La Esperanza es la virtud que encuadra al cristiano en su verdadero marco, que le da el sentido propio de su profesión de Fe. Esa virtud es la que nos presenta hoy la Liturgia. La Iglesia quiere que nos sintamos en la tierra como extranjeros y peregrinos, fijando nuestras ansias en la otra vida, y no en deseos mundanos y carnales. Recordemos aquellas frases tan consoladoras como apremiantes del Apocalipsis y que se refieren a las grandes promesas hechas a los que guardan la Palabra de Dios en medio del olvido general de ella: El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Ángeles... Pronto vengo; guarda firmemente lo que tienes para que nadie te arrebate la corona... Vengo pronto, la palabra que abre y cierra el Apocalipsis. Guarda firmemente lo que tienes, otra vez la consigna del Tradicionalismo. No es tiempo ya de progreso, cambio o evolución. Y cuando el mundo pretenda oprimir nuestro corazón, el Ángel del consuelo, enviado del Cielo, nos recordará la palabra del Señor: Modicum... ¡Sólo un poquito de tiempo! Así vive el verdadero cristiano. Por eso los santos podían decir: ¡Oh, qué larga es esta vida! ¡Qué duro este destierro! (Santa Teresa).Trabajemos para que sean tales nuestros sentimientos, y conformes a ellos nuestras obras.

La Santa Liturgia nos recuerda en el Aleluya que Convenía que Cristo padeciese y resucitase de entre los muertos, y así entrase en su gloria. La Iglesia nos presenta el ejemplo de Jesucristo. También Él lloró y gimió, mientras el mundo gozaba; sufrió hambre y sed, mientras el mundo se hartaba; murió pobre y desnudo, mientras los grandes de este mundo se mofaban de Él. Pero a las lágrimas siguió el gozo inefable. Al levantarse victorioso del sepulcro, hiriendo de terror a los guardias, los días de luto se convirtieron en una eternidad de dicha. A sus enemigos, en cambio, quedaba el eco de aquellos anatemas: Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo en el mundo. Ay de vosotros, los que andáis hartos, porque sufriréis hambre. Ay de vosotros los que reís, día vendrá en que os lamentaréis y plañiréis. Líbrenos Dios de pertenecer al número de estos desgraciados. Queremos correr la suerte de Cristo..., que su ejemplo sea luz que nos guíe por las sendas de esta vida.
Con una frase gráfica descubre el porvenir amargo que se reserva para el que le sigue, al mismo tiempo que no oculta el camino de rosas que espera a los mundanos: Vosotros lloraréis y plañiréis, mientras el mundo se regocijará. Pero añade: Yo volveré a visitaros, y vuestro corazón se llenará de gozo. Quedan bien descriptas dos concepciones muy distintas de la vida: la del cristiano, para quien la existencia terrena es lucha severa; y la del mundano, que concibe los cortos años de su paso por este mundo como una orgía continua. Así se han formado esas dos entidades morales que llamamos: Cristianismo y mundo. El mundo goza; el hijo de Dios lucha con valor y gime. Esa lucha se aumenta, además, por la guerra que el mundo, animado por el averno, ha declarado a los portavoces del nombre de Cristo, como queriendo contribuir por su parte a dar realidad al anuncio del Salvador: Vosotros lloraréis y plañiréis. Sin embargo, las lágrimas de los cristianos encubren el gozo verdadero, y las destempladas risas de los mundanos abrigan la tristeza más profunda. Acerquémonos, si no, al interior de los mundanos, y examinemos lo que les queda de positivo de todas sus festicholas, y no hallaremos otra cosa que tristeza y aflicción de espíritu. Es condición del apetito el no saciarse, el desear siempre más. Por eso sucede al mundano que aunque se zambulla en un mar de goces, sale cada vez más sediento.
El avaro, no llega nunca a adquirir su última moneda. El que busca honores, ansía siempre subir más alto. El lujurioso, ni siquiera en lo más abyecto de su postración dice basta. La mujer que alimenta pensamientos de vanidad, no descansa en su afán de pasar por ídolo y dejarse adorar. Todos se mueven en el torbellino del desasosiego, al propio tiempo que oyen allá en lo íntimo de su corazón la voz fatídica que les avisa de cuan efímero es aquello que ambicionan; voz que les sumerge en la desazón más inquietante. Eso son los goces del mundo. Cambiemos la hoja; dirijamos nuestra mirada a los que viven en medio de cruces, y la estampa se transformará por completo. Los encontramos rebosando de paz y tranquilidad; participando ya del gozo indecible del Espíritu Santo. Preguntémosles, no si quieren cambiar su vida por la del mundano que prospera, ya que tal pensamiento les horrorizará, sino simplemente si desean mitigar sus penas, y oiremos cómo contestan a coro: ¡Lejos de mí gloriarme en otra cosa que en la Cruz de Cristo! Y es que en la Cruz del cristiano hay infinitamente más goce que en el febril regocijo del mundano, aunque parezca paradoja. El justo posee la paz que engendra la virtud; el malvado se deshace en la inquietud que traen consigo su agitada vida, sus locas pretensiones, sus ansias nunca cumplidas.
Por último, reflexionemos en una verdad contenida en las palabras de Nuestro Señor. Las alegrías de los mundanos incuban una tristeza mortal, que saldrá a luz el día de su muerte, para durar por toda una eternidad. Las lágrimas de los justos, en cambio, encierran en germen un goce sempiterno, que amanecerá, asimismo, el día en que termine la farsa de este mundo. Muy plásticamente nos lo ha enseñado el Salvador al comparar a los suyos con la mujer que da a luz en medio de dolores de parto; dolores que olvida con la vista del infante recién nacido. Si pensáramos de este modo, no se escaparía de nuestros labios aquella queja que repiten con tanta frecuencia los cristianos tibios, cuando envidian la prosperidad de los mundanos, parangonándola con los sucesos adversos que suelen ser el pan cotidiano de los justos. Desengañémonos. Hasta el fin de los tiempos ha de ser una realidad aquel anuncio del Salvador: Vosotros lloraréis... el mundo reirá. Tratemos de robustecer nuestra fe y nuestra esperanza; de convencernos de que en este mundo no nos esperan dichas, sino penas; pero que en esas cruces se halla la verdadera alegría; y que ellas engendrarán un goce sempiterno. Mientras nos acercamos hoy a comulgar, volvamos a recrear nuestros oídos con el armonioso son del Modicum. Un poquito y me veréis. La visita que nos hace hoy el Señor es como un anticipo de la que nos hará después del poquito de tiempo de nuestra vida; y el gozo que con la presente visita percibimos, es como un preludio del gozo eterno que recibiremos en la gloria. Pidamos a Jesús Sacramentado que nos aficione a aquellos goces y nos infunda la dulce nostalgia de la Patria. Haz, Señor, que estos misterios mitiguen en nosotros los deseos terrenos, y nos enseñen a amar los celestiales (Secreta).

domingo, 13 de mayo de 2012

Fatima

dedicado a los 4 de Comunion

sábado, 12 de mayo de 2012

viernes, 11 de mayo de 2012

musical

... sobre Juan Pablo II

pero si hablamos de espectáculos... los orientales son increíbles.
sugiero que clickes para verlo en grande y que lo disfrutes a tope.

jueves, 10 de mayo de 2012

Via Crucis con Maria y otros

VIACRUCIS CON MARIA
Ven alma mía, ven a mi lado sé mi consuelo en esta hora de prueba. Sígueme y te llevaré por la senda de la perfección, que es la del Calvario. Atiende a mis palabras y aprenderás a amar y a su sufrir a ejemplo de mi Divino Hijo, que tanto sufrió por tu amor, y sufriendo, quiso redimirte, para que aprendas tú a santificarte padeciendo por su amor.

Estación I. Jesús condenado a muerte
Si quieres consolarme no lograrás disminuir mi dolor, si no veo en ti un eficaz ánimo para seguirme en el doloroso camino que voy a comenzar siguiendo los pasos de mi amado Hijo y Señor, Jesús; para esto necesitas en primer lugar, renunciar a todo cuanto pueda impedir en ti el cumplimiento de los designios de la Divina Providencia. Mira cómo Jesús y yo, hemos renunciado ya a todo, ni Él usa de su Poder contra el malvado e injusto juez, o hacer inútil su injusta sentencia, pues no hay nada imposible para El que es Dios; ni yo empleo mi eficaz intercesión para impedir esta injusticia, porque vemos en ella la Voluntad del Padre Celestial, por eso Jesús renuncia todo lo terreno, incluyendo su propia vida, y yo uno mi sacrificio al suyo, y me resigno también a la privación de mi Hijo, mediante una muerte deshonrosa... Si quieres consolarme, tienes primero que seguir nuestro ejemplo, y desligar tu alma de todo lo que te impida cumplir fielmente la Divina Voluntad. Por la sentencia de muerte, que para redimirte escuchó y aceptó mi Divino Hijo, yo te pido que dictes tu propia sentencia de muerte contra todo lo que a ti te aparte del amor de Jesús. ¿Darás este consuelo a mi doloroso Corazón?

Estación II. Jesús cargado con la Cruz
Contempla ahora cómo cargan sobre los lastimadísimos hombres de Jesús, la misma Cruz en que va a ser atormentado. Si pudieras conocer los sentimientos íntimos de su Alma, verías con qué ansias la esperaba y con qué alegría la recibe; pero mira al manos, ¡con cuánto amor la abraza!, antes de cargarla sobre sus destrozados hombros... ¿No te conmueve este ejemplo de Jesús, que sin merecerlo, sin necesidad de padecer, abraza con verdadera alegría al madero en el que iba a morir para salvarte? Alma querida, no te contentes con vaciarte de ti misma; es preciso que te asemejes en todo a Jesús, El sea tu Modelo, ahora que lo ves abrazando la Cruz; pero para que te sea más fácil conseguirlo, acércate más a mí, y te enseñaré a abrazarla, como yo también lo hago, porque tengo mi ser y mi querer totalmente identificados y fundidos con los de mi Divino Hijo.

Estación III. Jesús cae por primera vez
No te desanime el temor de que caerás; ¿No vez el ejemplo de mi Divino Hijo? Él también cayó, no porque le faltara Poder para evitar el golpe, sin porque preveía que tú habías de caer; y como en todo quiere servirte de modelo, necesitaba enseñarte a caer y a levantarte. Las piedras del suelo y lo accidentado del camino, junto con los empujones de la gente, le hicieron perder el equilibrio, y cayó..., pero se levanta tan pronto su llagado cuerpo se lo permite, y cargando de nuevo su amada cruz, prosigue su doloroso camino... regándolo con la Sangre de sus múltiples heridas, que se renovaron en su caída... También en tu camino encontrarás dificultades, pruebas y contradicciones, pero no sueltes por eso la Cruz, y si caes, acude enseguida a mí, que te ayudaré a levantarte con más ternura que la que tuvieron los soldados que, a golpes, levantaron a mi Hijo, y pondré de nuevo la cruz sobre tus hombros, para que en nada te diferencies del único Modelo, que sabe señalar con su Divina Sangre el camino estrecho que conduce al Cielo.

Estación IV. Jesús se encuentra con María
No puedes conocer el afecto que iba envuelto en mi mirada, hacia Aquél que es mi Hijo, mi Dios, mi vida, mi respiración, nadie más que El mismo , pudo explorar el amarguísimo mar de mi Corazón. Mi vista se encontró con la de mi Hijo, y en aquella mirada que compartimos, nos compartimos todos nuestros dolores, pues los límites del dolor, por el amor se igualan... A la vista de nuestros dolores, nuestro sufrir se incrementó, y nos dimos un martirio mutuo, a pesar de la ternura con la que nos amábamos; ahí tienes una nueva lección, para que aprendas a sufrir las cruces que te ocasionan los que te aman. ¡Cuántas cruces te esperan por todas partes!... Pero tú, ten la vista siempre fija en Jesús. También Jesús y yo sabíamos que íbamos a sufrir y nos miramos para unir nuestro dolor... ¡en sufrir por amor, gozan los que se aman!

Estación V. Jesús es ayudado a llevar la Cruz
Ten ánimo, alma muy amada, y agranda tu corazón, viendo el ejemplo de mi Divino Hijo, que también sintió el peso de su Cruz, y también se vio abrumado por su desproporcionada carga y necesitó ser ayudado a llevarla para poder llegar al monte del sacrificio. ¡Cuánto sufrió entonces mi Corazón de Madre al no poder ayudar con mis propios brazos al Hijo de mis entrañas! Pero ahora contigo es muy distinta mi situación; cuando sufras y te sientas agobiada por el peso de tu cruz, cuando te parezca que no puedes continuar, acude a mí, llámame, y yo acudiré inmediatamente, te ayudaré a llevarla: ¡haré contigo el oficio que Simón de Cirene realizó con mi querido Hijo! ¡Teniendo mi ayuda, aceptarás soportar la cruz, que el Señor, por tu bien, te envía! ¿Por qué no acudes a mi con mayor frecuencia y confianza, cuando te sientas agobiada por su peso? ¿Olvidas que más que tu Reina, soy tu Madre?

Estación VI. Jesús y la Verónica
Mira, ahí tienes a Verónica, ve cómo se abre paso entre los soldados y limpia con su velo el sudor, la Sangre, el polvo y demás suciedades que afeaban aquel Rostro sin par, en que los Ángeles se miraban con respeto y admiración... De modo semejante haré que se compadezca de ti algún alma sencilla y buena, procurando mediante ella, limpiarte de esas imperfecciones y pecados que afean más a tu alma, por esos pecados estaba desfigurado el bellísimo Rostro de mi Ho, tu Salvador... Ocasionaré a tu lado un director espiritual, que con el lienzo tosco de la mortificación te limpie de todos esos defectos, que le ennegrecen y desfiguran... ¿te dejarás limpiar? ¿Impedirás que la dolorida Faz
de mi amado Jesús quede impresa en tu alma?

Estación VII. Jesús cae por segunda vez
Contempla cómo se portan con mi Divino Hijo y Redentor del mundo... le llevan atado cruelmente, a empujones le impiden avanzar y entre todos le hacen caer por segunda vez... Pero no se detiene ahí su crueldad inhumana, fíjate bien cómo le obligan sin compasión alguna a levantarse, renovando con nuevos golpes todas sus heridas... ¡heridas que se abrieron para lavar sus culpas! Así son los hombres mundanos, malos y perversos, ¡ayudan a caer! Y ni siquiera tienen compasión de los caídos... Huye del mundo, y no consientas nunca que tu corazón esté atado a lo mundano. Pero si, a pesar de tus preocupaciones y esfuerzos, caes, acude a Mí, que yo te levantaré con tiernos y maternales cuidados, como las madres levantan a sus pequeños.

Estación VIII. Jesús encuentra a las mujeres
Tal vez encuentres en tu camino, algún alma, que sinceramente llore tus contrariedades, pero ¡cuán pocas serán estas! En tal caso agradece sus consuelos, procurando no dejarte vencer en generosidad, pero no pongas en ello tu felicidad, pues es cosa pequeña el humano consuelo. Ya vez lo que hizo el Dulcísimo Jesús con aquellas hijas de Jerusalén, a quienes vio derramar lágrimas de compasión; les dijo que no lloraran por El, sino por ellas mismas y por sus hijos, por las desgracias que les iba a suceder; porque si veían tratar de aquel modo al Árbol lleno de frutos, ¿cómo sería con l árbol seco y sin frutos? Los consuelos exteriores, a veces impiden el propósito final de nuestro fin sobrenatural. El alma que quiere ir adelante por el camino que marca la Preciosísima Sangre de mi Jesús, solamente debe desear junto conmigo, lo que desea Jesús...

Estación IX. Jesús cae por tercera vez
Es verdad, hija mía, que el sufrimiento obstruye nuestros gustos, y aún entonces el dolor fatiga y debilita nuestro cuerpo... pero mira, para servirte de consuelo y ejemplo ahí tienes a mi amadísimo Hijo, caído por tercera vez en tierra a causa de su debilidad. Pero como en el alma no le faltaban fuerzas para amar la Cruz, observa cómo suplen las fuerzas espirituales a las que naturalmente debían faltar a su Cuerpo herido y desangrado, y se levanta para proseguir con buen ánimo hasta la cina del Calvario... Aprovéchate de esta preciosísima lección y sustituye con los grandes anhelos de tu corazón las fuerzas corporales, cuando veas que te faltan para continuar el camino de la virtud. Dios no quiere almas caídas y que quieran permanecer así; ¡ánimo! Yo te daré mi mano para que te levantes y continúes por el camino que te diseñará mi bendito Hijo, marcándolo con sus ensangrentadas huellas.

Estación X. Jesús es despojado de sus vestiduras
¡Ah! Si tú pudieras conocer los misterios, que se desarrollaron en estos momentos sobre el Calvario, que se convirtió en el altar del sacrificio sangriento del mismo Dios. Ya que el entendimiento nunca logrará comprender los íntimos sentimientos del alma de mi Hijo, mira, al menos sus acciones exteriores que bastante podrás aprender considerándolas... ¿Ves cómo le quitan sus vestiduras? ¿Cómo se reparten su ropa y sortean su túnica que con tanto amor yo le tejiera? Una lección de esto es que, para disponerte al sacrificio, necesitas primero despojarte de todo, al menos con el afecto... Quien se haya apegado a las cosas de la tierra, no puede estar dispuesto a entregarse totalmente a Dios, si no tiene voluntad para desligarse de ellas, aunque esto le cueste mucho y deba derramar sangre, como la vertió mi amadísimo Hijo por las heridas que le renovaron al quitarle su ropa.

Estación XI. Jesús es clavado en la Cruz
Contempla cómo clavan en el santo madero de la Cruz a un Cuerpo delicadísimo, fruto de mis virginales entrañas, que si no fuera por la certeza de que es mi Hijo, apenas podría reconocerlo por causa de las heridas que le han convertido en una dolorosísima Llaga... Míralo bien levantado sobre la tierra, regándola con su Preciosísima Sangre que brota de los hoyos que le han hecho los duros clavos... Ahí tienes cómo trata el Cordero Inocente a su propio Cuerpo, tan sólo por haber cargado con los pecados ajenos. ¿y tú, estás esclavizada a tu cuerpo, a tus gustos de comida, bebida, vestido, o tienes crucificado tus sentidos, para dar con ellos solamente Gloria a Dios y servicio útil a los demás para su salvación? Dios se deja crucificar por redimirte... ¿y tú me preguntas qué debes hacer viendo tal ejemplo?...

Estación XII. Jesús muere en la Cruz
Aún te falta, alma mía, el último sacrificio, que es el resumen de todos; es preciso, que a ejemplo de mi Jesús, mueras simbólicamente y entregues tu espíritu en manos de tu Creador, para que renazcas a nueva vida. Debes de morir y sacrificarlo todo, para poder decir después que ya no eres tú quien vive, sino mi Jesús el que vive en ti, porque tu voluntad, es una sola cosa con el Querer Divino... Para este cambio de vida, yo puedo encargarme de ayudarte a ejecutarlo, si te pones totalmente en mis maternales manos, siguiendo el encargo que me hizo mi Divino Hijo desde este mismo árbol de la Cruz antes de expirar, cuando me constituyó como Madre tuya. Por los dolores que yo sufrí entonces al pie de la Santa Cruz, te pido, que escuches a mi moribundo Hijo, y sacrificándolo todo, muriendo a todo, te entregues a mí, para que yo te enseñe a vivir en, con, para y por Cristo.

Estación XIII. Jesús es bajado de la Cruz y puesto en los brazos de la María
Ahora que has muerto a todo lo mundano, y voluntariamente sacrificada en la Cruz por amor, ven, ven hija a mis brazos, en estos brazos en los que también descansó el Cuerpo sin vida de mi Jesús... Los dolores que sufrí al estrechar contra mi pecho aquellos miembros Divinos cubiertos de heridas y helados por el frío de la muerte, los veo ahora consolados, al poder recibir entre mis brazos a tu ser muerto para todo lo que es el mundo, pero viviendo la verdadera Vida, que sabe comunicar la Gracia a las almas crucificadas con Cristo...

Estación XIV. Jesús es sepultado
Ven conmigo al Sagrado entierro del venerado cadáver de mi divino Hijo... Acompáñame en este último paso de mi vía dolorosa, y aprenderás a sufrir hasta el fin. Pero lo que más quiero que medites es sobre el misterio que encierra el hecho de haber sido sepultado Aquél que siendo Resurrección y Vida había de salir triunfante en breve tiempo, de entre los muertos. Entre otros fines, Dios lo dispuso así, para que tú aprendieras también a sepultarte en vida, y ya que estás muerta a los sentidos y sólo para El vives, te contentes con la vida interior de Fe y Amor, que reflejarás en tu diario vivir, contagiando a los demás de la alegría del Resucitado, mientras que todo tu consuelo y tu corazón, estén encerradas con El, en la espera de reunirte a Jesús, en la Verdadera Vida, donde la felicidad no tiene fin, y se incrementa momento a momento. Sigue, con el ejemplo de mi Santísimo Hijo, el camino de la humildad, y comparte con El la soledad del sepulcro, manteniendo siempre viva la esperanza en sus Palabras, que prometen al que le es fiel, la recompensa eterna.




Via Crucis Jasna Gora
Jerzy Duda Graz ( 1941 -2004 ) pintor polaco sibtio nen su alma el desgarro, Pintor polaco. Sintió en su alma el desgarro, las desavenencias, las masacres... y el perdón, la resistencia, la lucha por un mundo mejor. Se pregunta continuamente por la influencia de Jesús en la Historia de la Humanidad, en los acontecimientos de la vida de cada uno. En medio de una enfermedad encontró el camino, descubrió a Jesús como Salvador suyo y del mundo. Durante dos años plasmó su encuentro con Cristo en este Vía Crucis para ayudarnos a recorrer el nuestro, junto con tantos que buscan. Son unas imágenes llenas de fuerza y de fe.

1ª ESTACIÓN: CRISTO CONDENADO A MUERTE.
¿Quién condena a Cristo en nuestros días?
*Jueces ciegos que se lavan las manos, que condenan al pobre...
*Micrófonos (prensa, radio, TV...) que difunden falsas ideologías manipulando a la gente, engañándolos:"Dios no existe", "Los niños no nacidos, los ancianos, no tienen valor", "tanto tienes, tanto vales" "vótennos"... Y tanta mentira... La verborrea vacía ocupa el lugar de la voz de Dios. Se condena la verdad y la justicia. ¡Cuanta gente injustamente condenada!
MIRAMOS, ORAMOS.

2ª ESTACIÓN: CRISTO ABRAZA LA CRUZ
+Creados a imagen de Dios, hechos hijos de Dios por el bautismo, el mal que hago destruye mi persona, me debilita, me conduce al error sobre la vida. Hay tanto enfermo del cuerpo y del alma...
+Cristo nos cura, toma en su cruz el mal del mundo, el mío y me devuelve la vida de hijos de Dios. ¿A quién estoy yo pidiendo luz y fuerza?

3ª Estación: Cristo cae por primera vez, bajo el peso de la Cruz.
No es fácil entender a Dios, ni aceptar sus caminos. ¿Cómo comprenderlos?
Si es Todopoderoso ¿Cómo es que cae en tierra? ¿Cómo sufre tanta humillación?
¿Por qué no acaba con tanta perversidad, corrupción, mentira...? ¿Cómo no destruye a esa gentuza?
Cristo no aniquila, ama.
Ama a cada uno, lleva nuestras maldades en la Cruz para darnos vida. Sufre mi maldad. ¿Comprendo su dolor y su amor?
OREMOS.

4º Estación: Cristo se encuentra con su Madre
¿Dónde se encuentra a su Madre?
*En cada santuario mariano donde Ella atrae a sus hijos para conducirlos a El.
*En las madres con sus hijos recién nacidos, en las que sufren por ellos, en las que lo serán en el futuro...
*En cada mujer que ha dado y sigue dando vida.
*En la mujer que ora a Dios con confianza.
OREMOS A MARÍA PARA QUE NOS AYUDE A
ENCONTRAR A SU HIJO.

5ª Estación: El Cireneo ayuda a Cristo a llevar la Cruz.

6ª Estación: Verónica limpia el rostro de Cristo.
¿QUIÉNES SON LAS VERONICAS DE HOY?
*Tant@s que pasan su vida al lado del enfermo.
*Todo el que pasa su vida ayudando al otro.
*La enfermera. Podemos ser cada uno de nosotr@s.
*Cuando compartimos un plato de comida, cuando nos solidarizamos con el Tercer mundo, cuando Caritas no encuentra generosos...
"Todo lo que hiciste a uno de mis pequeños hermanos, a Mí me lo hiciste", dice Jesús.
CONTEMPLAMOS Y ORAMOS.

7ª Estación: Cristo cae en tierra por segunda vez
En medio de una multitud que camina con prisa y agobio, quizá preparando las fiestas de Semana Santa... Cristo cae, pero lucha todavía, está vivo... Nosotros pensamos en nuestras cosas, en nuestros ritos y costumbres.
Sólo un perrito y una niña le reconocen, se fijan y se solidarizan con El.
¿DÓNDE ME PONGO? ¿A QUÉ O A QUIÉN ATIENDO MÁS?
PENSEMOS, OREMOS.

8ª Estación: Cristo consuela a unas mujeres.
TODOS BUSCAMOS CONSUELO
*La religiosa en su convento, la madre atareada con sus hijos, la prostituta tratada como mercancía, grandes y chicos todos buscamos ser consolados, acogidos...
*Cristo, que va a ser crucificado, sí puede consolarnos.
Al fondo, los confesionarios tienen luz verde como signo de reconciliación y perdón: "Vengan a Mi todos los cansados y agobiados y yo les consolaré". "Y te devolveré la amistad con Dios y con los hermanos".
OREMOS.

9ª Estación: Cristo cae a tierra por tercera vez.
Cristo está agonizando
¿Qué cosas le causan hoy tanto sufrimiento?
El cuadro aporta algunos, sobre todo de los niños:
+El sufrimiento de niños inocentes. +La prostitución infantil.
+La inmensidad de los abortos provocados.
+Los niños forzados a ir a la guerra.
. +Los niños desnudos de cariño, no deseados, los de la calle, los que viven sin
amor...
Pero al fondo está la Escalera de Jacob que sugiere el ascenso a Dios:"De los
que se hacen como niños es el Reino de Dios".
¿MORTIFICO A ALGUIEN? ¿QUÉ HAGO PARA ALIVIAR EL
SUFRIMIENTO A MI ALREDEDOR?

10ª Estación: Cristo despojado de sus vestidos.
Contraste entre Cristo desnudo y la Fiesta de Corpus con sus adornos, flores, vestidos, compras... Preparamos bien la fachada. Olvidamos que El está desnudo de todo. En El sólo queda su Cuerpo que expresa el amor total del Padre por nosotros. Honrar a Cristo en la Eucaristía y en el hermano.
CONTEMPLAMOS Y ORAMOS

11ª Estación: Cristo es crucificado

•12ª Estación: Cristo muere en la Cruz
Elevado en la Cruz, entregada la vida hasta la última gota de sangre, Jesús suscita una multitud de hombres y mujeres que "cargan con su cruz y le siguen". El grano de trigo muerto en la cruz ha dado el fruto más abundante: una multitud de mujeres y hombres que
siguen el camino del Evangelio.
Unos conocidos: los santos canonizados. Al frente.
Otros: una inmensa multitud, anónimos, cercanos, vecinos nuestros, generosos, consuelo de los que sufren, esperanzados, luchadores, testigos de Jesús. Sus cruces y su presencia son incontables.
ADORAR A CRISTO, SEGUIRLE.
¿DÓNDE ME COLOCO YO?

13ª Estación: El Cuerpo de Cristo en brazos de su Madre: La Piedad.
Cristo que muere por el pueblo, en brazos de María. Evoca a Polonia y su martirio... pero están todos pueblos del mundo. Detrás de la Cruz los martirizadores del mundo, los mortificadores de la gente de ahora y de todos los tiempos (se ve a Hitler, entre otros). Pero la muerte del Hijo de Dios servirá para hacer de todos los pueblos una Familia unida por el signo salvador de la Cruz.
PRESENTARÉ EL CRUCIFICADO AL MUNDO, PARA QUE SEA AMADO.

14ª Estación: Cristo depositado en el sepulcro.
¿Dónde lo sepultaron? El cuadro evoca los campos de exterminio nazis: Cristo sepultado junto a cientos de miles allí asesinados y quemados... Los libros, que pretenden cubrir a Cristo, sugieren las ideologías destructoras que intentan ocultar su voz y su presencia: racismos, imperialismos, comunismos, liberalismos depredadores, corruptores de mentes, explotadores de los pobres... Y tantos otros que pretenden avasallar la dignidad humana. Pero nadie podrá acabar con la presencia de Jesús y su amor: es el Camino, la Verdad y la Vida. Tiene la última palabra sobre el hombre y la historia.
"SEÑOR, TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA".

15ª Estación: La Resurrección.

16ª Estación: El Apóstol Tomás
Nos cuesta creen en aquello que está más allá de nuestros ojos y dedos. Pero lo fundamental lo conocemos con el corazón, con el amor y la fe. Tomás pasa de lo primero a lo segundo: Después de dudar, afirma: "Señor mío y Dios mío" y comienza a ver claro quien es Jesús y a cambiar su vida: se hace discípulo y misionero. ¿Y en esta Babel del mundo, yo donde me coloco?
OREMOS

17ª Estación: Galilea y nuestro hoy.
Cristo da disposiciones a Pedro, a los Apóstoles, a sus sucesores y a todos sus discípulos:
+"Apacienta mis ovejas..."
+"Echen las redes..."
+"Serán mis testigos..."
+"Remen mar adentro..."
+"Primero el Reinado de Dios y su justicia..."
+"Sean uno ... para que el mundo crea..."
+"En mi nombre se anunciará la conversión y el perdón de los pecados..."
+Y, en la Eucaristía, nos dice "Este soy Yo"
OREMOS

18ª Estación: La Ascensión.
Cristo concluye su camino, su Vía Crucis y Vía Lucis, ascendiendo hasta el Padre: "sentado a su derecha". El es ahora el Centro del Cielo y de la Humanidad.
Es el imán, la fuerza, que nos atrae hacia lo alto, hasta la plenitud de la Vida eterna, que es la Patria Última de todos los pueblos del mundo. "Ustedes recibirán el Espíritu Santo para que sean mis testigos".
OREMOS Y DEMOS GRACIAS.
CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR.

miércoles, 9 de mayo de 2012

el credo

el gran milagro

peli sobre la Eucaristía...

San Doroteo de Gaza 6

SENTENCIAS DIVERSAS DEL MISMO ABAD DOROTEO
1. Es imposible que, quien mantiene su propio parecer o su pensamiento personal, se someta o se adapte al bien del prójimo.
2. Estando apasionados, no debemos en absoluto fiarnos de nuestro propio corazón: porque una regla torcida hace torcido incluso lo que es recto.
3. Quien no desprecia todo lo material, la gloria, el reposo del cuerpo, e incluso las pretensiones de justicia, no puede abnegar su voluntad, ni liberarse de la cólera y de la tristeza, ni procurar el reposo de los demás.
4. No es una gran cosa no juzgar e incluso tratar con compasión al que está afligido y se arroja a tus pies; pero es una gran cosa no juzgar al que te contradice apasionado, no probar resentimiento contra él, y ni siquiera aprobar al que le juzga, y alegrarte con el que es preferido a ti.
5. No busques el afecto de los demás. Porque quien lo busca es perturbado si no lo obtiene. Más bien testimonia caridad al prójimo y proporciónale reposo y de este modo harás que el prójimo crezca en caridad.
6. Si alguien hace una cosa según Dios, le sobrevendrá ciertamente la tentación; porque toda obra buena es precedida o seguida de la tentación, y lo que es según Dios no está asegurado mientras no sea probado por la tentación.
7. Nada une tanto como alegrarse de las mismas cosas y tener los mismos sentimientos.
8. Es propio de la humildad no despreciar la buena acción del prójimo. Hay que aceptarla con agradecimiento por pequeña e insignificante que sea.
9. En todo lo que me acontece, prefiero se haga según el gusto del prójimo, aunque fracase siguiendo su parecer, más bien que tener éxito siguiendo mi propio parecer.
10. En toda ocasión es bueno concederse algo menos de lo necesario, porque no conviene estar plenamente satisfecho.
11. En todo lo que me sucedió, jamás quise conducirme según la prudencia humana: en cada cosa hago siempre lo poco que puedo, y luego abandono todo a Dios.
12. Quien no tiene voluntad propia, hace siempre lo que quiere. Puesto que no tiene voluntad propia, le satisface cuanto sucede, y resulta que hace constantemente su voluntad, porque no quiere que las cosas sean como quiere él, sino que las quiere como ellas son.
13. No se debe corregir a un hermano en el mismo momento en que peca; ni tampoco en otro momento, si se hace por venganza.
14. El amor según Dios es más poderoso que el amor natural.
15. No se debe hacer el mal ni siquiera de broma. Porque se hace primero de broma y luego, sin querer, uno allí se queda.
16. No hay que querer liberarse de una pasión con la intención de evitar el tormento, sino por- que uno la detesta verdaderamente, como se ha dicho: "Los detesté con un odio perfecto" (Sal 138,22).
17. Es imposible airarse contra el prójimo si uno se yergue primero contra sí en el corazón y si no ha despreciado al prójimo, juzgándose superior a él.
18. Si uno se turba cuando es censurado o corregido a propósito de una pasión, es signo de que obraba voluntariamente. Soportar al contrario sin turbación la censura o la corrección, muestra que uno era arrastrado o que seguía la pasión inconscientemente.

CARTAS DIVERSAS DEL MISMO ABAD DOROTEO
1. A los que habitaban las celdas y que le habían preguntado sobre los encuentros mutuos
180. Los Padres dicen que quedar en la celda es una mitad, e ir a ver a los ancianos la otra mitad. Esta palabra significa que en la celda, como fuera de la celda, hay que observar la misma vigilancia y saber por qué se debe guardar la soledad y por qué se debe también ir a ver a los Padres o a los hermanos. Porque si el monje está atento a ese objetivo, obra conforme a lo que han dicho los Padres. Cuando está en la celda, ora, medita, trabaja manualmente y vigila sus pensamientos en cuanto puede. Cuando va a ver a los otros, reflexiona y se da cuenta de su estado: ve si gana o no al encontrarse con los hermanos y si es capaz de volver a su celda sin haber sufrido daño. Si ve que lo ha sufrido, reconoce su debilidad y constata que no ha adquirido todavía nada en la soledad. Vuelve humillado a su celda, llora, hace penitencia, invoca a Dios por su debilidad y permanece así atento a sí mismo. Luego, va de nuevo hacia los hombres y ve si vuelve a caer en las mismas faltas o en otras; vuelve a su celda, se entrega nuevamente a la penitencia, al llanto, implorando a Dios por su estado. Porque la celda enseña, y los hombres ponen a prueba. Los Padres tienen razón al decir que permanecer en la celda es una mitad, e ir a ver a los ancianos es la otra mitad.
181. Cuando vais los unos a ver a los otros, debéis saber por qué dejáis la celda, y no salir jamás inconsideradamente. Según los Padres "quien circula sin motivo, pierde su trabajo". El que emprende una cosa, debe necesariamente proponerse un fin y saber por qué obra. ¿Qué objetivo debemos proponernos cuando vamos a vernos los unos a los otros? Ante todo la caridad, ya que se ha dicho: "Ves a tu hermano, ves al Señor tu Dios". Además, oír la palabra de Dios. Es cierto que la palabra se anima más en la asamblea: con frecuencia lo que no sabe uno, lo pregunta otro. En fin, el conocimiento del propio estado, como he dicho ya. Supongamos, por ejemplo, que uno va a comer con los otros. Uno se observa y ve, cuando se presenta un manjar excelente y apetitoso, si es capaz de contenerse y no tomar de él, o si trata de tener más que su hermano y tomar una cantidad mayor. Si la comida se sirve en porciones, ¿no se apresura a tomar la mayor para dejar la más pequeña a su hermano? Porque hay quienes no se sonrojan de extender la mano para empujar la porción pequeña delante de su hermano y poner la grande delante de ellos. ¿Qué diferencia hay entre la grande y la pequeña? ¿Qué hay de considerable entre las dos para que se deje resbalar al pecado rivalizando con su hermano por cosas tan fútiles? También se considerará si se puede retener y no comer demasiado. Cuando uno se halla, como suele suceder, ante manjares variados, ¿no se atraca hasta la saciedad? ¿Se guarda de la parrhesia? ¿No se sufre al ver a su hermano más estimado y mejor tratado que uno? Si se ve a un hermano que se disipa con otro, que habla mucho o que se relaja bajo cualquier punto, ¿no se presta atención a él? ¿No se le juzga? O más bien, ¿no se mira a los hermanos fervientes, esforzándose a hacer lo que se dijo del abad Antonio?: el bien que veía en cada uno de los que iba a visitar, lo recogía y lo guardaba: de éste, la mansedumbre; de aquel, la humildad; de otro, el amor de la soledad; y así se hallaban en él las virtudes de todos. Eso es lo que debemos hacer también nosotros, y para ello debemos visitarnos los unos a los otros. De vuelta en nuestras celdas, debemos examinarnos para darnos cuenta de lo que hemos aprovechado y en lo que hemos faltado. En los puntos en que constatamos haber sido preservados, demos gracias a Dios: fue por su protección que hemos salido sin detrimento. Y por nuestras faltas, hagamos penitencia, derramemos lágrimas, deploremos nuestro estado.
182. Cada uno recibe provecho o perjuicio de su propio estado. Nadie puede dañarnos; si sufrimos algún daño, eso proviene de nuestro estado, como dije. Como no ceso de repetíroslo, de todo podemos sacar bien o mal, si queremos. Voy a poneros un ejemplo, para que comprendáis que es así. Un individuo se estaciona en la noche, en algún sitio; no digo un monje, sino cualquier habitante de la ciudad. Tres hombres pasan junto a él. Uno piensa, al verlo: "Éste espera a alguien para ir a fornicar"; otro: "Éste es un ladrón"; y el tercero: "Este hombre llamó a su amigo de la casa vecina y espera a que baje para ir a orar con él a algún lugar". Así los tres vieron al mismo hombre en el mismo sitio, y, sin embargo, no tuvieron el mismo pensamiento a propósito de él. Uno imaginó esto, el otro, aquello, y el tercero todavía otra cosa: cada cual según su propio estado. Sucede como con los cuerpos melancólicos y débiles que convierten en mal humor todos los alimentos que absorben, incluso cuando el alimento es sano. La falta no está en el alimento, sino, como dije, en el mismo cuerpo, que, al ser de mala complexión, actúa necesariamente según su temperamento y altera los alimentos. Igualmente, si el alma es débil, todo le hace mal; incluso le daña lo que es útil. Imaginad que se echa un poco de ajenjo en un recipiente de miel. ¿No se estropea el recipiente entero, haciendo amarga toda la miel? Es lo que hacemos nosotros: derramamos un poco de nuestra amargura y destruimos el bien del prójimo, mirándolo según nuestro estado y cambiándolo según la mala disposición que hay en nosotros. Los que tienen buenas costumbres, semejan a un hombre cuyo cuerpo es sano. Aunque coma una cosa nociva, la trasforma según su temperamento en buenos humores y el mal alimento no le hace daño. Como dije, es que su cuerpo es sano y asimila el alimento según su temperamento. Como decíamos del cuerpo que por su mala complexión trasforma la buena comida en humores malos, éste a su vez, conforme a su buena disposición, convierte la comida mala en buenos humores. He aquí un ejemplo que lo hará comprender. El cerdo posee un cuerpo de muy buena complexión. Su comida se compone de algarrobas, huesos de dátiles y desperdicios. Sin embargo, gracias a su buen complexión transforma esos alimentos en carne suculenta. Así nosotros, si tenemos buenas costumbres y un buen estado de alma, podemos, lo repito, sacar provecho de todo, incluso de aquello que no es provechoso de suyo. El libro de los Proverbios dice muy bien: "El que mira con dulzura, alcanzará misericordia" (Pr 12,13). Y en otro lugar: "Todas las cosas son contrarias para el insensato" (Pr 14,7).
183. Oí decir de un hermano que, al ir a ver a otro, si encontraba su celda descuidada y en desorden, se decía entre sí: "¡Qué dichoso es este hermano al estar completamente desapegado de la cosas de la tierra y elevar su espíritu tan alto, que no tiene ni quisiera tiempo para arreglar su celda!" Si luego iba junto a otro hermano y encontraba su celda arreglada, limpia y perfectamente en orden, se decía: "La celda del hermano está tan limpia como su alma. El estado de su alma es como el estado de su celda". Nunca decía de nadie: "Éste es un desordenado", o "éste es frívolo". Gracias a su estado excelente, sacaba provecho de todo. Que Dios en su bondad nos conceda a nosotros también un buen estado para que podamos aprovecharnos de todo y no pensar jamás mal del prójimo. Si nuestra malicia nos inspira juicios o sospechas, trasformemos pronto eso en un buen pensamiento. Porque no ver el mal del prójimo, engendra, con la ayuda de Dios, la bondad.
2. A los superiores del monasterio y a sus discípulos, acerca de cómo los superiores deben dirigir a los hermanos y cómo éstos deben estarles sumisos.
184. Si eres superior, cuida de los hermanos con un corazón severo y entrañas de misericordia, enseñándoles con obras y palabras lo que hay que practicar, sobre todo con las obras, pues los ejemplos son mucho más eficaces. Sé modelo incluso en los trabajos manuales, si puedes, o si eres débil, por el buen estado del alma y los frutos del espíritu enumerados por el Apóstol: caridad, gozo, paz, longanimidad, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de todas las pasiones. Por razón de las faltas que se produzcan, no te irrites más de la cuenta, pero muestra, sin perturbarte, el mal que resulta de ellas, y, si es necesario reprochar, hazlo con el modo que conviene, esperando el momento oportuno. No mires demasiado las faltas pequeñas, como un juez riguroso; no hagas continuamente reprimendas lo cual es insoportable y la costumbre conduce a la insensibilidad y al desprecio. No mandes imperiosamente, sino propón con humildad la cosa al hermano: esta manera de obrar es estimulante y más persuasiva, y proporciona la paz al prójimo.
185. Si un hermano te resiste y te has turbado en ese momento, guarda la lengua para no decir nada encolerizado y no permitas que tu corazón se excite contra él. Acuérdate más bien de que él es tu hermano, un miembro de Cristo y una imagen de Dios, amenazada por nuestro enemigo común. Ten piedad de ella, por temor de que el diablo no se acapare de ella por razón de la cólera, no la haga morir por el rencor, y que un alma por la que Cristo murió, perezca a causa de tu negligencia. Acuérdate de que tú estás sometido también al mismo juicio de la cólera. Que tu propia debilidad te haga compasivo para con tu hermano. Da gracias por tener una ocasión de perdonar, para obtener también tú el perdón de Dios por tus faltas más grandes y más numerosas. Porque se ha dicho: "Perdonad y seréis perdonados". ¿Temes hacer daño a tu hermano con tu paciencia? El Apóstol ordena vencer el mal con el bien, y no el mal con el mal. Por su parte, los Padres dicen: "Si, al reprochar a otro, te turbaste por la cólera, es tu propia pasión que tú satisfaces", y nadie sensato destruye su casa para construir la del vecino.
186. Si tu perturbación persiste, violenta tu corazón, y ora en estos términos: Oh Dios lleno de bondad, que amas las almas, que, en tu inefable bondad, nos has sacado de la nada al ser para hacernos participar de tus bienes, y que, por la sangre de tu Hijo único, nuestro Salvador, nos has llamado de nuevo, a nosotros que nos habíamos apartado de tus mandamientos; ven ahora en ayuda de nuestra debilidad e impón silencio a la perturbación de nuestro corazón, como en otro tiempo al mar alborotado. No seas en un solo instante privado de tus dos hijos, condenados a muerte por el pecado, y no tengas que decirnos: "¿Para qué sirvió verter mi sangre y descender hasta la muerte?" (Sal 29,10). Y: "En verdad, os lo he dicho, no os conozco", porque nuestras lámparas estuvieran apagadas por falta de aceite. Sosegado el corazón con esta oración, puedes luego con prudencia y humildad, según el precepto del Apóstol, reprender, censurar, exhortar (2 Tm 4,2), y con compasión curar y enderezar a tu hermano, cual a un miembro enfermo. Entonces el hermano por su parte recibirá la corrección con toda confianza, condenando él mismo su dureza. Con tu propia paz, habrás sosegado su corazón. Que nada te aleje de la santa doctrina de Cristo: "Aprended de mí, que os hablo, y soy manso y humilde de corazón". Ante todo hay que esmerarse en guardar un estado sosegado, de manera que el corazón no se turbe, ni siquiera con justo motivo o a propósito de un mandato, convencidos de que cumplimos todos los mandamientos con miras a la caridad y a la pureza del corazón. Si tratas así a tu hermano, oirás la voz divina que te dice: "Si separas lo precioso de lo vil, serás como mi boca" (Jr 15,19).
187. En cuanto a ti, que estás bajo la obediencia, no te fíes jamás de tu corazón, porque las antiguas pasiones lo han cegado. Evita siempre seguir tu propio juicio y no decidas por ti mismo, sin pedir consejo. No te imagines ni juzgues que tus pensamientos son más razonables y más justos que los de tu superior, no te constituyas en censor de sus acciones, un censor que tan frecuentemente se engañó. Eso es una astucia del Maligno para obstaculizar la sumisión confiada en todo y la salvación que ella causa con seguridad. Descansa en esa sumisión, y seguirás sin peligro ni engaño el camino de los Padres. Esfuérzate en todo y vence tu voluntad. Cuando, por la gracia de Cristo, hayas adquirido la costumbre de vencerte, lo harás sin esfuerzo y sin trabajo. Así, todo sucederá según tu deseo, ya que no querrás más que las cosas sean como tú quieres, sino que las querrás como ellas son, y de este modo estarás en paz con todos. Esto al menos en las cosas que no implican la violación de un mandamiento de Dios o de los Padres. Lucha por hallar en todo algo que censurarte a ti mismo y mantén firme la "apsefistón" con ciencia. Cree que todo lo que nos concierne, hasta los más pequeños detalles, depende de la Providencia de Dios, y soportarás sin turbarte lo que te suceda. Cree que el desprecio y los ultrajes son para tu alma remedios a tu orgullo y ora por quienes te maltratan, pues son verdaderos médicos para ti. Persuádete de que quien detesta la humillación, detesta la humildad, y que quien huye de las personas irritantes, huye de la mansedumbre. No trates de conocer el mal de tu prójimo y no aceptes sospechas contra él. Si la malicia humana te incita a ellas, apresúrate a transformarlas en un buen pensamiento. Da gracias por todo, y conserva la bondad y la santa caridad. Ante todo, guardemos todos nuestra conciencia en todos los puntos, respecto a Dios, respecto al prójimo y a las cosas materiales. Antes de decir o hacer algo, examinemos con cuidado si es conforme a la voluntad de Dios. Luego, después de haber orado, hablemos o obremos, y pongamos ante Dios nuestra impotencia. Y que su bondad nos acompañe en todo.
3. Al que tiene el cargo de procurador
188. Si no quieres caer en la ira y el rencor, guárdate de todo apego a las cosas materiales, no revindiques como tuyo el más mínimo objeto, y no lo desprecies tampoco como si fuera insignificante o sin valor. Dalo si te lo piden, y no te perturbes si lo rompen o lo destruyen por negligencia o desprecio. Debes actuar así, no como despreciando los bienes del monasterio, porque tienes el deber de cuidarte de ellos con todas tus fuerzas y con todo el celo, sino para guardar tu paz y tu serenidad, haciendo siempre ante Dios lo que te es posible. Lo alcanzarás si administras esos bienes, no como si fueran tuyos, sino como consagrados a Dios, y sólo confiados a tu cui- dado; esto, en efecto, dispone, por una parte, a no apegarse a ellos, como he dicho, y de otra parte a no despreciarlos. Si no prestas atención a esto, estate seguro de que no cesarás de turbarte y de turbar a los demás.
4. Al mismo
189. Pregunta: Mi espíritu se alegra de tus palabras y quisiera hallarme en esas disposiciones. ¿De dónde proviene que no me encuentro así en el momento de actuar? Respuesta: Es porque tú no las meditas sin cesar. Si quieres tenerlas en el momento oportuno, medítalas constantemente, insiste, y pon tu confianza en Dios de que progresarás. Une la oración a la meditación. Cuida los enfermos, ante todo para adquirir así la compasión, como lo he dicho muchas veces, luego, para que Dios suscite alguien para cuidarte cuando estés tú enfermo, porque "con la medida con que midáis seréis medidos". Cuando te ocupes en hacer algo en conciencia según tus fuerzas, debes saber y persuadirte de que no conoces todavía el camino verdadero, y debes aceptar sin turbarte, sin pena y con gozo de que se te diga que te has equivocado en lo que pensabas hacer en conciencia. Porque el juicio de quienes son ciertamente más sabios que tú, corrige lo que es defectuoso o da seguridad a lo que está bien hecho. Esfuérzate por progresar para que, si te sucede una prueba corporal o espiritual, seas capaz de soportarla con paciencia, sin turbación ni agobio. Si se te acusa de haber hecho una cosa que tú no has hecho, no te urbes ni te irrites en modo alguno. Haz inmediatamente una metania al que te habla, diciéndole humildemente: "Perdóname y ora por mí". Luego guarda silencio, como dicen los Padres. Si se te pregunta: "¿Es eso verdad o no?", haz una metania con humildad y di con toda verdad lo que hay. Después de haber hablado, haz de nuevo una humilde metania y di de nuevo: "Perdóname y ora por mí".
5. Al mismo
190. Pregunta: ¿Qué he de hacer, pues no tengo esa igualdad de ánimo en las relaciones con los hermanos? Respuesta: No puedes tenerla todavía. Esfuérzate al menos por no ofenderte en nada, por no juzgar a nadie, por no hablar mal de nadie, por no ocuparte de ninguna palabra, acción o gesto de un hermano que no te sea útil. Trata más bien de edificarte con todo. No busques aparecer en lo que dices o haces, y no desees la vanagloria. Guarda la libertad en tu conducta y en tus palabras, hasta en el más pequeño detalle. Ten presente que si alguien, combatido o atormentado por un pensamiento apasionado, lo pone en obra, endurece la pasión en sí, porque le da poder para combatirle y atormentarle más. Si al contrario, lucha y se opone a su pensamiento, obrando en contra de lo que él le sugiere, como he dicho con frecuencia, la pasión se debilita y se hace impotente para combatirle y atormentarle. Así, poco a poco, luchando con el auxilio de Dios, domina la pasión misma.
6. Al mismo
191. Pregunta: ¿Por qué el abad Poemen dice que hay tres cosas capitales: temer al Señor, orar al Señor y hacer bien al prójimo? Respuesta: El anciano dijo primero: "Temer al Señor", porque el temor de Dios precede a toda virtud, por ser el temor del Señor el comienzo de la sabiduría (Sal 110,10), y también porque sin temor de Dios nadie logra adquirir una virtud ni hacer le menor bien, ya que "es siempre por el temor del Señor que uno se aparta del mal" (Pr 16,6). Luego dice el anciano, "orar al Señor", porque, sin el auxilio de Dios, el hombre no puede ni adquirir una virtud ni realizar otro bien alguno, aunque, temiendo a Dios, lo quiera y se aplique en ello. Es preciso absolutamente nuestro esfuerzo y la colaboración de Dios. El hombre tiene, pues, siempre necesidad de orar para pedir a Dios que le ayude y que coopere con él en todo lo que hace. En fin, "hacer bien al prójimo" es la caridad. Ahora bien, quien teme al Señor y ora a Dios, es sólo útil para sí mismo. Por otra parte, toda virtud llega a la perfección por la caridad para con el prójimo. Por eso el anciano añade: "Hacer bien al prójimo". Aunque se tema a Dios y se ore, se debe también ser útil al prójimo y hacerle bien. Porque en eso consiste, lo repito, practicar la caridad, que es la perfección de las virtudes, según la palabra del santo Apóstol (Rm 13,10; 1 Co 13,13).
7. A un hermano que le había preguntado sobre la insensibilidad del alma y el enfriamiento de la caridad
192. Hermano, contra la insensibilidad del alma es útil leer continuamente las sagradas Escrituras, como también las sentencias "catanícticas" de los Padres teóforos, y guardar el pensamiento de los temibles juicios de Dios, y acordarse de que el alma saldrá del cuerpo y encontrará las terribles Potencias con las que hubo cometido el mal en esta corta y miserable vida y que tendrá también que comparecer ante el tribunal espantoso e incorruptible de Cristo, para dar cuenta ante Dios, ante todos sus ángeles y todas las criaturas, no sólo de sus acciones, sino incluso de las palabras y los pensamientos. Recuerda también constantemente las palabras que dirá el Juez temible y justo a quienes se encontrarán a su izquierda: "Alejaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles". También es bueno acordarse de las grandes tribulaciones humanas, porque incluso el alma dura e insensible se esforzará por ablandarse y darse cuenta de su propia miseria. En cuanto al debilitamiento de tu caridad fraterna, proviene de que acoges los pensamientos de sospecha, te fías de tu propio corazón y no quieres sufrir nada contra tu voluntad. Debes, pues, en primer lugar, con la ayuda de Dios, no hacer caso alguno de tus sospechas y aplicarte con todas tus fuerzas a humillarte ante los hermanos y vencer tu voluntad propia en favor de ellos. Si uno de ellos te injuria o te aflige de otro modo, ora por él, como han dicho los Padres, con el pensamiento de que eso te proporciona grandes beneficios y es un médico que cura en ti el amor del placer. Así se sosegará tu ira, por ser la caridad, según los santos Padres, "un freno para la ira". Pero ante todo, suplica a Dios que te dé un espíritu despierto y lúcido, para conocer "el bien que él quiere junto con la fuerza para estar preparado para toda obra buena.
8. A un hermano atormentado por una tentación
193. Hijo mío, ante todo ignoramos los designios de Dios y debemos abandonarle el gobierno de nosotros mismos; eso es lo debemos hacer sobre todo ahora. Si quieres juzgar con razonamientos humanos lo que se presenta, en vez de arrojar en Dios tu preocupación, te complicas la vida. Cuando vienen a atormentarte pensamientos contrarios, debes clamar a Dios: "Señor, como quieras y como sabes, arregla tú el asunto". Porque la Providencia de Dios hace muchas cosas contrariamente a nuestros pensamientos y nuestras esperanzas, y lo que se esperaba de una manera, por experiencia se ve presentarse de otro modo. Brevemente, en el momento de la tentación hay que permanecer paciente, orar, no querer o creer que dominaremos, como he dicho, los pensamientos demoníacos con razonamientos humanos. El abad Poemen, que lo sabía, afirmaba que el consejo de "no preocuparse del día de mañana", se dirigía a un hombre tentado. Convencido de que eso es verdad, abandona, hijo mío, todo pensamiento personal, por prudente que sea, y mantén firme la esperanza en Dios "que obra infinitamente más de lo que pedimos o concebimos" (Ef 3,20). Podría responder a todo lo que decías, pero no quiero discutir contigo, ni tampoco conmigo mismo; prefiero que permanezcas en el camino de la esperanza en Dios, porque ese camino está más libre de preocupaciones y es más seguro. Que el Señor esté contigo.
9. Al mismo
194. Hijo mío, acuérdate del que dijo: "Es por muchas tribulaciones como tenemos que entrar en el Reino de los cielos ". No precisó: tales y tales tribulaciones, sino que dijo de una manera indeterminada: "Por muchas tribulaciones". Soporta, pues, las que te sobrevienen, con acción de gracias, con ciencia, para hacerte agradable, si tienes pecados; si no los tienes, para purificarte de las pasiones o procurarte el Reino de los cielos. El Dios bueno y amigo de las almas, que, al mandar al viento y al mar, produjo una gran calma, mandará también a tu tentación, hijo mío. Que él te conceda abertura de espíritu para conocer las perversidades del enemigo. Amén.
10. A un hermano aquejado por una prolongada enfermedad y por diversas desgracias
195. Hijo mío, te lo pido: sé paciente y da gracias por todos los enojos que te sobrevienen en la enfermedad, conforme a esta palabra: Acepta todo lo que te sucede como un bien, para que la intención de la Providencia se realice en ti de acuerdo con su voluntad, hijo mío. Sé animoso, encuentra fuerza en el Señor y en sus designios para contigo. Dios esté contigo.
11. A un hermano en la tentación
196. La paz sea contigo en Jesucristo, hermano. Convéncete bien de que has dado ciertamente motivo para la tentación, aunque por el momento no encuentres la causa de ella. Censúrate, sé paciente y ora. Tengo confianza en que la ternura de Jesucristo, en su bondad, alejará la tentación. El Apóstol dice: "La paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, guardará vuestros corazones" (Flp 4,7).
12. Al mismo
197. No te extrañes, hijo mío, si, en el camino que conduce hacia las cimas, caes en las espinas y a veces en el lodo, para encontrar luego el camino llano. Quienes se encuentran en el combate, caen y hacen caer a su vez. "La vida del hombre en la tierra, ha dicho el gran Job, ¿no es un tiempo de prueba?" (Jb 7,1). Otro santo declara: "El hombre que no fue probado, no está seguro". Somos probados en el ejercicio de la fe, para que se conozca nuestro valor y aprendamos a combatir. "Es por muchas tribulaciones, dijo el Señor, como nos es preciso entrar en el Reino de los cielos" (Hch 14,22). Que la esperanza del término sea nuestro auxilio en medio de todos los acontecimientos. El santo Apóstol dice para purificarnos en la paciencia: "Dios es fiel: no permitirá que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas. Junto con la tentación dará los medios que os permitirán resistir" (1 Co 10,13). Que nuestro Señor, que es la Verdad, te consuele con estas palabras: "Tendréis que sufrir en el mundo, pero ¡ánimo!, yo vencí al mundo" (Jn 16,33). Medita esto constantemente. Acuérdate del Señor, y su bondad, hijo mío, te acompañará en todo, porque él es misericordia y conoce nuestra incapacidad. De nuevo él mandará a las olas y obrará la calma en tu alma, por las oraciones de sus santos.
13. Al mismo
198. Como las sombras siguen a los cuerpos, así las tentaciones siguen a los mandamientos. Como dice el gran Antonio, "nadie entrará en el Reino de los cielos sin haber sido tentado". No te extrañes, pues, hijo mío, si, al ocuparte de tu salvación, encuentras de nuevo tentaciones y tribulaciones. Sé paciente simplemente sin turbarte y ora dando gracias de haber merecido ser probado respecto al mandamiento, para que tu alma sea ejercitada y su valor sea reconocido. Que el buen Dios te conceda la gracia de permanecer vigilante y paciente en el momento de la tentación.
14. Al mismo
199. El abad Poemen pensó justamente que el consejo de "no preocuparse del día de mañana" se dirigía a un hombre en la tentación. La palabra: "Arroja tu preocupación en el Señor", se refiere a la misma situación. Aléjate, pues, hijo mío, de los pensamientos humanos y mantén firme la esperanza en Dios, que realiza mucho más de lo que imaginamos, y la esperanza en Dios te procurará el reposo. Que el Señor te ayude, hijo mío, por la oración de los santos. Tenemos que mantener alejados esos pensamientos, nosotros que no tenemos seguridad en la vida de mañana.
15. Al mismo
200. Somos la obra y la hechura de un Dios bueno y amigo de los hombres, que dijo: "Soy vivo, dice el Señor: no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y que viva". Y también: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" a la penitencia. Si esto es así y lo creemos, arrojemos en el Señor nuestra preocupación y él nos alimentará (Sal 54,23), es decir nos salvará. Porque él tiene cuidado de nosotros. Él consolará tu corazón, hijo mío, por las oraciones de los santos. Amén.
16. A un hermano enfermo que tenía diversos pensamientos respecto a quienes se ocupaban de sus necesidades
201. En nombre de Jesucristo, hermano, no tenemos derecho alguno sobre nuestro prójimo. Por caridad debemos superar y soportar esto. Nadie dice al prójimo: "¿Por qué no me amas?" Pero, haciendo él lo que promueve la caridad, impulsa al prójimo a la caridad. Cuanto a las necesidades corporales, si alguien merece ser aliviado, Dios inspirará incluso en el corazón de los sarracenos para que sean misericordiosos con él según lo necesite. Si no lo merece o si, para su corrección, no le es útil ser consolado, aunque se hiciera un nuevo cielo y una nueva tierra, no encontraría reposo. Por otra parte, decir que tú eres una carga para los hermanos, es reconocer una pretensión de justicia. Porque cuando uno ocasiona al prójimo, que quiere salvarse, el cumplimiento de un mandamiento de Dios, no se dice: "Yo le soy una carga". Quien detesta las personas irritantes, detesta la mansedumbre. Quien huye de los fastidiosos, huye del descanso en Cristo. Que el buen Dios, hijo mío, nos proteja con su gracia por las oraciones de los santos. Amén.