martes, 28 de febrero de 2017

meditación breve: qué suerte que tú lo tienes todo claro...

meditación breve: qué es libertad?

meditacion breve. tentaciones

meditacion breve. Conocete, supérate

CUARESMA Y CENIZA

Ahora recordamos algunas cosas esenciales que todo católico debe saber para poder vivir intensamente este tiempo litúrgico. 1.- ¿Qué es el Miércoles de Ceniza? Es el primer día de la Cuaresma, es decir, de los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa. El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. En este se explica que en la Misa, se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior. 2.- ¿Cómo nace la tradición de imponer las cenizas? La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo. La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo. 3.- ¿Por qué se impone la ceniza? La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en un importante documento de la Iglesia, más precisamente en el artículo 125 del Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: “El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”. 4. ¿Qué simbolizan y qué recuerdan las cenizas? La palabra ceniza, que proviene del latín "cinis", representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia. La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19). 5.- ¿Dónde se puede conseguir la ceniza? Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso. 6.- ¿Cómo se impone la ceniza? Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía y está permitido que los laicos ayuden al sacerdote. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio». 7.- ¿Qué hacer cuando no hay sacerdote? Cuando no hay sacerdote la imposición de cenizas puede realizarse sin Misa, de forma extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda con una liturgia de la palabra. Es importante recordar que la bendición de las cenizas, como todo sacramental, solo puede realizarla un sacerdote o diácono. 8.- ¿A quién se puede imponer la ceniza? Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. Como especifica el Catecismo (1670 y siguientes) los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia estos «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella». 9.- ¿Es obligatoria la imposición de las cenizas? El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y por lo tanto la imposición de ceniza no es obligatoria. No obstante, ese día concurre una gran cantidad de personas a la Santa Misa, algo que siempre es recomendable. 10.- ¿Cuánto tiempo hay que tener la ceniza en la frente? Cuanto uno desee. No existe un tiempo determinado. 11.- ¿Es obligatorio el ayuno y la abstinencia? El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia, como en el Viernes Santo, para los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los fieles pueden tener una comida “fuerte” una sola vez al día. La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de mortificación u ofrecimiento como el rezo del rosario.

TESTIMONIO JOVEN

MADRID, 27 Feb. 17 / 08:27 pm (ACI).- El sábado 25 de febrero falleció en España el joven católico Pablo Ráez, que con solo 21 años de edad logró convertir su dura lucha contra la leucemia en un camino para multiplicar por mil las donaciones de médula ósea que permiten hacerle frente a esta grave enfermedad. Ráez era natural de Marbella, en Málaga, y desde que enfermó de leucemia se dedicó a compartir su lucha cotidiana y su actitud positiva con sus más de 300 mil seguidores en Facebook. Estas ganas de vivir, acompañado siempre por la fe, la resumía en la frase “mucha fuerza”, que usaba en las redes sociales y los medios para ayudar a que las donaciones de médula ósea aumentaran en el país. Una petición en Internet para nombrar una calle en su honor, que ya lleva más de 100 mil firmas, señala que “Pablo aumentó las donaciones de médula ósea en Málaga un 1.300% en el año 2016, con un total de 11.201 donantes nuevos”. El funeral del joven se celebró en la parroquia de la Encarnación de Marbella a donde acudieron unas mil personas para darle el último adiós. La Misa fue presidida por el sacerdote P. José López Solórzano, párroco de la iglesia, padrino de Pablo y amigo personal del joven. Según seña Diario Sur, el presbítero dijo visiblemente emocionado: “yo no sé enterrar a Pablo, lo que quiero es llorar con vosotros”. En la homilía, el sacerdote recordó que el joven “creció en un clima de sencillez; de esa sencillez brotan las grandezas”. Al recordar la campaña que alentó durante los dos años que sufrió la leucemia, el P. López dijo que Pablo “hizo lo que tenía que hacer, ha dejado su huella en este mundo”. El joven solía afirmar que “la leucemia me está enseñando más de lo que me ha quitado”, “la muerte forma parte de la vida, por lo que no hay que temerla sino amarla”. En un reportaje filmado hace un tiempo, el sacerdote refería que “cuando oigo que Pablo le da gracias a la leucemia, me estremezco porque dice que gracias a ella ha descubierto muchas cosas y las ha integrado en su vida. Muchas veces nos suceden cosas que pasan en nuestra vida y ya está, pero Pablo aprende cada día de lo que le va ocurre”. El P. López contaba además que conoció a Pablo cuando llegó a los 14 años a la iglesia de la Encarnación, pidiendo recibir los sacramentos del Bautismo y la Primera Comunión. “Le dije que era una decisión suya personal. Así comenzó un proceso de formación que culminó con un Bautismo, Confirmación y la Primera Comunión”, recuerda el sacerdote. En el mismo reportaje Pablo comenta su amistad con el párroco. “Es mi padrino pero sobre todo es mi amigo. Es un gran amigo para mí y ha estado muy presente en mi enfermedad, realmente es de las personas que más cercanas ha estado y siempre, siempre, siempre que ha podido ha estado ahí para verme”. Uno de los días más difíciles de su vida, narraba Pablo Ráez, fue aquel en que “me estaban trasplantando tenía muchísimo miedo y él (el P. José López) apareció por el hospital. Cuando lo vi lloré muchísimo y después supe que me iba a recuperar y que me iba a ir bien. Además de toda la gente que estuvo rezando por mí, eso me llegó e hizo que me recuperara”. El joven que se convirtió en un icono de la lucha contra la leucemia iba a ser condecorado con la Medalla de la ciudad el martes 28 de febrero, día de Andalucía, donde se encuentra la ciudad de Marbella. El alcalde de la localidad, José Bernal, había dicho que ese día “la ciudad se volcará para recordar la figura de un luchador que ha sido un ejemplo de fortaleza y de superación y que es un orgullo para todos los vecinos de Marbella”. Pablo Ráez participaba como monaguillo en la iglesia de la Encarnación. El día del funeral fueron sus amigos de la parroquia quienes sacaron el féretro de la iglesia en hombros y visiblemente emocionados La petición en Internet que pide nombrar una calle en honor del joven, lo recuerda como un “valiente luchador que ha salvado muchas vidas. Recordarle para la posteridad es un acto de justicia, como el suyo fue un inmenso acto de coraje, de solidaridad y de amor”.

lunes, 27 de febrero de 2017

domingo, 26 de febrero de 2017

Planned Parenthood y sus satélites del mal...

La actriz estadounidense Emma Stone, ganadora del Oscar a Mejor Actriz, desató polémica en la ceremonia cinematográfica del 26 de febrero al usar un pequeño pin sobre su vestido dorado, con el emblema de la multinacional del aborto Planned Parenthood. La 89 ceremonia de los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas -conocidos como Premios Oscar- se realizó el domingo 26 de febrero de 2017 en el Teatro Dolby, de Los Ángeles (Estados Unidos). Emma Stone ganó el Oscar a Mejor Actriz por su participación en la película La La Land, que se llevó otros cinco trofeos. Planned Parenthood, acusada de traficar órganos de bebés abortados en sus instalaciones y encubrir violaciones sexuales a menores de edad, celebró el activismo de Stone a través de sus redes sociales. Otra persona lamentó que Stone "apoya el asesinato de bebés. Vil, no glamoroso". Mollie Ziegler Hemingway, editora senior del sitio web The Federalist, ironizó escribiendo que "¡la violencia en el vientre es tan glamorosa!". A inicios de enero de 2017, tras meses de trabajo, el panel de investigación del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de Estados Unidos remitió a la justicia una serie de acusaciones contra Planned Parenthood, vinculadas al tráfico de órganos de bebés abortados. Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales y la juramentación de mayoría del Partido Republicano en ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, Planned Parenthood aseguró a sus simpatizantes que afrontaba el “momento más peligroso” en sus 100 años de historia. Durante la campaña electoral, Trump ofreció cortar los más de 500 millones de dólares en fondos públicos que recibe Planned Parenthood al año. A mediados de 2015, la plataforma provida estadounidense Live Action denunció que la multinacional del aborto encubría sistemáticamente casos de violaciones a menores de edad. En su informe, titulado “Mentiras, corrupción y escándalo”, Live Action señaló que “en 16 separadas visitas a clínicas durante apenas tres años, las instalaciones de Planned Parenthood encubrieron consistentemente la violación de menores, e instigaron la explotación sexual comercial de niños”. La actriz Dakota Johnson, de 50 Sombras de Grey, también usó el emblema de Planned Parenthood en su cartera, durante la ceremonia de los Premios Oscar.

sábado, 25 de febrero de 2017

meditación breve: ¿orgullo o prejuicio?

ENSEÑANDO A COPIAR/ENSEÑANDO A PECAR

a cuatro días de la cueresma, cuidadin cuidadín... el demonio se hace "amigo"

viernes, 24 de febrero de 2017

Papa Francisco y anglicanos

En su visita a la parroquia anglicana Todos los Santos este domingo en Roma, el Papa Francisco respondió a tres preguntas que le hicieron sobre las relaciones entre esa confesión cristiana y los católicos. La primera pregunta fue sobre las relaciones actuales entre ambas confesiones, considerando que “muchos católicos han escuchado hablar del rey Enrique VIII, pero no conocen las tradiciones anglicanas y el progreso ecuménico de este medio siglo”. El rey Enrique VIII se separó de la Iglesia Católica al no permitírsele el divorcio de su esposa, Catalina de Aragón. En el proceso mandó a ejecutar a su canciller Santo Tomás Moro y al obispo San Juan Fisher, quienes murieron mártires por negarse a prestarle obediencia al soberano. Sobre la pregunta que le formularon este domingo en la parroquia anglicana, el Santo Padre dijo que “las relaciones entre católicos y anglicanos hoy son buenas. Nos queremos como hermanos”. “Es verdad –continuó el Pontífice– que en la historia hay cosas feas por todos lados. Sacar un pedazo de la historia y portarlo como si fuera un icono de la relación no es justo. Un hecho histórico debe ser leído en la hermenéutica de este momento, no con otra. Las relaciones de hoy son buenas, como he dicho”. El Papa también explicó que algo que “ha mantenido fuerte nuestra relación entre las tradiciones religiosas son los monjes, los monasterios. Los monjes tanto católicos como anglicanos son una gran fuerza espiritual de nuestras tradiciones”. “Las relaciones se van mejorando cada vez más y esto es bueno. No hacemos todas las cosas iguales, pero caminamos juntos”, precisó. La segunda pregunta que le formularon fue la siguiente: “su predecesor, el Papa Benedicto XVI alertó sobre el riesgo, en el diálogo ecuménico, de dar prioridad a la colaboración de la acción social antes que seguir el camino más exigente del acuerdo teológico. Parece que usted parece preferir lo contrario, es decir, ‘caminar y trabajar’ juntos para alcanzar la meta de la unidad de los cristianos. ¿Es cierto?”. Al respecto, Francisco dijo no conocer el contexto en el que Benedicto XVI dijo eso, pero precisó que “las dos cosas son importantes, ciertamente”. “Pero esto no se puede hacer en un laboratorio, se debe hacer en camino”, refirió y resaltó que “no se puede hacer el diálogo ecuménico cerrados, el diálogo ecuménico se hace en camino”. “Con esto no me opongo a la mente del Papa Benedicto”, indicó. La tercera pregunta, formulada por un nigeriano, se refería a las relaciones ecuménicas entre las Iglesias en África, Asia o en el Pacifico, en contraste con las de Europa, concretamente sobre aquello que las del viejo continente pueden “aprender del ejemplo de las Iglesias en el sur del mundo”. Al respecto, el Santo Padre dijo que “las Iglesias jóvenes tienen una vitalidad distinta, porque son jóvenes. Buscan un modo distinto de expresarse, por ejemplo, una liturgia aquí en Roma o Londres o París, no es lo mismo que en tu país, donde la ceremonia católica se expresa con una alegría distinta, diversa, propia de las Iglesias jóvenes”. El Papa luego contó que está estudiando junto a sus colaboradores la posibilidad de viajar a Sudán del Sur, acompañado de Justin Welby, el líder de la comunión anglicana, ya que los obispos católicos, anglicanos y presbiterianos le han solicitado hacer la visita para lograr la paz. Francisco describió luego a una experiencia de ecumenismo en el que un obispo anglicano y otro católico trabajan juntos con aborígenes del norte de Argentina. Allí, relató el Pontífice, “es más fácil el ecumenismo pero no es superficial. No negocian la fe, la identidad. Cada uno de los aborígenes dice ‘yo soy anglicano’... pero si no está el obispo, el pastor, el reverendo, voy a la catedral católica y viceversa. Son riquezas”.

jueves, 23 de febrero de 2017

FRANCISCO PAPA Y LA FAMILIA

Pâra el dia 25 de febrero hará casi un año que el Papa publicó esta carta... Queridas familias: Me presento a la puerta de su casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el próximo mes de octubre en el Vaticano. Se trata de la asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema ‘Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización’. Pues la Iglesia hoy está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia. Este señalado encuentro es importante para todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos de las Iglesias particulares del mundo entero, que participan activamente en su preparación con propuestas concretas y con la ayuda indispensable de la oración. El apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias. Esta Asamblea sinodal está dedicada de modo especial a ustedes, a su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de las familias en la misión de la Iglesia. Por tanto, les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad. Como saben, a esta Asamblea sinodal extraordinaria seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que tratará el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Así pues, oremos todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza que vienen del Evangelio. Les escribo esta carta el día en que se celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. En el Evangelio de Lucas vemos que la Virgen y San José, según la Ley de Moisés, llevaron al Niño al templo para ofrecérselo al Señor, y dos ancianos, Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, fueron a su encuentro y reconocieron en Jesús al Mesías. Simeón lo tomó en brazos y dio gracias a Dios porque finalmente había ‘visto’ la salvación; Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza. En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas de cada día. Queridas familias, su oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la Iglesia. Se lo agradezco, y les pido que recen también por mí, para que pueda servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad. Que la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José les acompañe siempre y les ayude a caminar unidos en el amor y en el servicio mutuo. Invoco de corazón sobre cada familia la bendición del Señor”. Etiquetas: Encuentro Mundial de Familias, Sínodo de la Familia 43 De acue

miércoles, 22 de febrero de 2017

ESTO PASA CON LOS CRISTIANOS DE FRANCIA

¿Y si anulamos las festividades cristianas del calendario? Esta ha sido la idea que ha tenido una nueva formación francesa denominada Terra Nova, cercana al Partido Socialista, que ha elaborado un informe donde propone sustituir dos fiestas cristianas y cedérselas a una fiesta musulmana y otra judía. Según informa el medio Franceinfo, Terra Nova propone suprimir el lunes de Pascua y Pentecostés, dos días claves para los cristianos y sustituirlos por la fiesta judía Yom Kipur, que se celebra diez días después del año Nuevo judío (mes de marzo-abril) y la fiesta musulmana Eid al-Adha, traducida como la fiesta del sacrificio del cordero, que se celebra entre septiembre y noviembre. Los autores del informe titulado “La emancipación del Islam de Francia”, el abogado y miembro fundador de Terra Nova Alain Christnacht y el director de estudios Marc-Olivier Padis han asegurado que el objetivo del partido es “tratar por igual a todas las creencias”. “Creemos que es apropiado incluir al menos dos nuevos festivos de fiestas religiosas importantes en lugar de dos lunes que no se ajustan a ninguna solemnidad particular”, afirman en el texto. No es la primera vez que en Francia proponen eliminar las fiestas cristianas para sustituirlas por fiestas importantes de las otras dos religiones monoteístas. Ya en 2012, Eva Joly, del partido verde, propuso en su campaña electoral otorgarles un día festivo a los judíos y musulmanes para la celebración de sus fiestas más importantes. En 2015, Ericka Bareigts, diputada del partido socialista de la isla de Reunión propuso que todos los departamentos de ultramar franceses respetaran las fiestas judías y musulmanas “para tener en cuenta la diversidad cultural, religiosa e histórica”. Sin embargo, esta propuesta no ha sido aceptada por todos los políticos franceses. Es el caso del republicano Eric Ciotti, miembro de la Asamblea Nacional, quien aseguraba que “la identidad y la historia de Francia proviene de una tradición judeocristiana”. De la misma forma opina Florian Phillippot, vicepresidente del partido de Marine Le Pen, Frente Nacional, quien denunció que cambiar las fiestas cristianas supone “una violación al principio de unidad de nuestra República”. Francia ya es permisiva con otras fiestas Eid al-Adha para los musulmanes, Yom Kippur para los judíos o el Vaisakhi para los hindúes no están señaladas en el calendario festivo francés por ahora. Sin embargo, la administración pública francesa incide en que se debe permitir a un empleado que se ausente un día por motivos religiosos. Según esta ley se explica que “hay un permiso especial de ausencia por motivos religiosos que no cuenta dentro de los días de vacaciones anuales que se otorga a los funcionarios”. En el sector privado, la legislación laboral también incurre en la libertad religiosa para los empleados. Aun así, el empresario tiene la autoridad para establecer restricciones, por ejemplo si la ausencia del empleado retrasa el servicio puede negarse a conceder este día libre; o si hay varios trabajadores que desean tener libre el mismo día, se puede limitar el número de faltas. El cristianismo en Francia en el punto de mira Actuall ya apuntaba a la progresiva descristianización que está sufriendo Francia, considerada como el país europeo con el mayor número de musulmanes practicantes (más de 5 millones). De estos cinco millones, el 75% se considera creyente y el 41% asegura practicar el islam. Según un informe del Observatorio de patrimonio religioso francés (OPR), en Francia hay 45.000 iglesias, de las cuales 10.000 están en peligro de ser destruidas. De hecho, ya se construyen más mezquitas que iglesias. La iglesia en Francia no solo sufre decadencia, sino que además está perseguida. Según un informe del observatorio francés de ‘Cristianofobia’, los actos cometidos contra iglesias, lugares de culto, colegios y sitios de Internet cristianos en Francia han aumentado en 2016 en un 38% respecto al año anterior. Solo en 2016 se produjeron 376 ataques.

martes, 21 de febrero de 2017

la tumba de Cristo

Hacia el 326 la emperatriz Helena, madre de Constantino, realizó una peregrinación a Tierra Santa. Fue por entonces que identificó la tumba de Jesucristo. Y desde entonces aquel lugar se convirtió en uno de los santuarios más visitados a nivel mundial. El sepulcro original quedó debajo de los revestimientos que a lo largo de los siglos fueron cubriendo la loza inicial en virtud del deseo de conservarlo (piénsese que hoy en día toda la tumba está debajo de una basílica resguardada por varias denominaciones cristianas). Por razón de algunas actividades de restauración emprendidas en la basílica del santo sepulcro (como es mundialmente conocido el lugar) los revestimientos han sido retirados permitiendo que arqueólogos y científicos accedan por primera vez a la superficie exacta donde fue colocado el cuerpo de Jesús antes de la resurrección. National Geographic se ha ocupado de documentar visualmente estos trabajos históricos:

lunes, 20 de febrero de 2017

abandono

UENOS AIRES, 28 Feb. 17 / 02:19 am (ACI).- El Arzobispo de La Plata en Argentina, Mons. Héctor Aguer, reflexionó sobre la importancia de vivir “la espiritualidad del abandono” en un mundo lleno de inquietudes, donde “vivimos con los pelos de punta” y es difícil encontrar la calma incluso en los momentos de oración. La gente moderna “nos creemos muy protagonistas de todo y a Dios lo invocamos cada tanto para que nos ayude en nuestras empresas. Pero no sé si la cosa va por ahí”, advirtió el Prelado en su programa semanal “Claves para un Mundo Mejor” emitido por Canal 9. “¿Cómo se puede hacer para tranquilizarse un poco especialmente en aquellos momentos en los cuales nos dedicamos a la oración o estamos a solas?”, cuestionó el Arzobispo, quien propuso acudir al Salmo 130 (131) para encontrar una respuesta. “Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre”, canta el salmista. Mons. Aguer explicó que en la cultura bíblica “el niño mamaba hasta los tres o cuatro años de su mamá y la idea que el salmo quiere expresar es que cuando el niño está prendido al pecho de la madre y necesita su leche está ansioso, está como angustiado”. Por el contrario, cuando el niño está saciado “entonces reposa tranquilamente en su regazo”. El Arzobispo de La Plata subrayó que el salmo “nos habla de un Dios que es padre y madre. El amor de Dios tiene un carácter maternal y por eso uno puede descansar en su regazo sin inquietud alguna, sin necesidad de prenderse demasiado a Él y esto implica la confianza”. Por lo tanto, para obtener la tranquilidad en Dios es necesario la “espiritualidad del abandono en saber que Dios es nuestro Padre. Es nuestro Padre que tiene un amor maternal por nosotros”. La actitud del niño en los brazos de su madre, de la que habla el salmista, es el “espíritu que hay que tratar de ir consiguiendo. Espero que esto nos sirva para algo en nuestra vida”, concluyó Mons. Aguer.

domingo, 19 de febrero de 2017

The war on children: ideología de género

Es un documental que muestra cómo a través de la educación se está manipulando a los niños (¡sin el consentimiento de sus padres!). Detrás de todo este movimiento de cambio cultural están organizaciones como la ONU, la UNESCO, el Fondo de Población de las Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud. El video pone de manifiesto cómo el Estado, por medio de los colegios, especialmente los públicos, están suplantando el derecho que tienen los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones. Ese derecho está quedando en peligro real de extinción. nota: subtítulado

sábado, 18 de febrero de 2017

viernes, 17 de febrero de 2017

Producción de gametos a partir de células somáticas adultas, ¿plantea algún problema ético?

Producción de gametos a partir de células somáticas adultas. ¿Plantea algún problema ético? Las tecnologías reproductivas emergentes están planteando objetivos problemas éticos y entre ellos uno importante es la posibilidad de crear gametos in vitro a partir de células somáticas adultas, que pueden ser fecundadas y generar un individuo vivo de la especie de los gametos usados. Esto ya se ha conseguido en animales, aunque no en humanos. En relación con ello, se publica en Diario Médico un interesante artículo abordando este tema, tanto desde un punto de vista técnico como ético. Termina el artículo manifestando que “Considerar debatir y planificar futuros plausibles puede que no conduzca a un futuro perfecto, pero al menos evitará algunas catástrofes”.

miércoles, 15 de febrero de 2017

San Claudio de La Colombière

En Paray-le-Monial, de Borgoña, en Francia, san Claudio La Colombière, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que, siendo hombre entregado a la oración, con sus consejos dirigió a muchos en su esfuerzo para amar a Dios. San Claudio de la Colombiere, sacerdote jesuita, fue el primero en creer en las revelaciones místicas del Sagrado Corazón recibidas por Sta. Margarita en el convento de Paray le Monial, Francia. Gracias a su apoyo la superiora de Margarita llegó también a creer y la devoción al Sagrado Corazón comenzó a propagarse. San Claudio no solo creyó sino que en adelante dedicó su vida a propagar la devoción siempre unido espiritualmente a Sta. Margarita en cuyo discernimiento confiaba plenamente. Sacerdote santo y sabio que supo discernir muy bien la auténtica intervención divina en el alma de Sta. Margarita a pesar que hasta entonces todos los teólogos y las religiosas la despreciaban y hasta algunos la tenían por posesa. El santo Claudio nació en Saint-Symphorien d'Ozon, cerca de Lyón, en 1641. Su familia estaba bien relacionada, era piadosa y gozaba de buena posición. No poseemos ningún dato especial sobre su vida antes de ingresar en el colegio de la Compañía de Jesús de Lyón. Aunque sentía gran repugnancia por la vida religiosa, logró vencerla y fue inmediatamente admitido en la Compañía. Hizo su noviciado en Aviñón y, a los dos años, pasó al colegio de dicha ciudad a completar sus estudios de filosofía. Al terminarlos fue destinado a enseñar la gramática y las humanidades, de 1661 a 1666. Desde 1659, la ciudad de Aviñón había presenciado choques constantes entre los nobles y el pueblo En 1662, ocurrió en Roma el famoso encuentro entre la guardia pontificia y el séquito del embajador francés. A raíz de ese incidente, las tropas de Luis XIV ocuparon Aviñón, que se hallaba en el territorio de los Papas. Sin embargo, esto no interrumpió las tareas del colegio, y el aumento del calvinismo no hizo más que redoblar el celo de los jesuitas, quienes se consagraron con mayor ahínco a los ministerios apostólicos en la ciudad y en los distritos circundantes. En 1673, el joven sacerdote fue nombrado predicador del colegio de Aviñón. Sus sermones, en los que trabajaba intensamente, son verdaderos modelos del género, tanto por la solidez de la doctrina como por la belleza del lenguaje. El santo parece haber predicado más tarde los mismos sermones en Inglaterra, y el nombre de la duquesa de York (María de Módena, que fue después reina, cuando Jacobo II heredó el trono), en cuya capilla predicó Claudio, está ligado a las ediciones de dichos sermones. El santo, durante su estancia en París, había estudiado el Jansenismo con sus verdades a medias y sus calumnias, a fin de combatir, desde el púlpito sus errores, animado como estaba por el amor al Sagrado Corazón, cuya devoción sería el mejor antídoto contra el Jansenismo. A fines de 1674, el P. La Chaize, rector del santo, recibió del general de la Compañía la orden de admitirle a la profesión solemne, después de un mes de ejercicios espirituales en la llamada "tercera probación". Ese retiro fue de gran provecho espiritual para Claudio que se sintió, según confesaba, llamado a consagrarse al Sagrado Corazón. El santo añadió a los votos solemnes de la profesión un voto de fidelidad absoluta a las reglas de la Compañía, hasta en sus menores detalles. Según anota en su diario, había ya vivido durante algún tiempo en esa fidelidad perfecta, y quería consagrar con un voto su conducta para hacerla más duradera. Tenía entonces treinta y tres años, la edad en la que Cristo murió, y eso le inspiró un gran deseo de morir completamente para el mundo y para sí mismo. Como escribió en su diario: "Me parece, Señor, que ya es tiempo de que empiece a vivir en Tí y sólo para Tí, pues a mi edad, Tú quisiste morir por mí en particular". El P. La Colombiére fue beatificado en 1929 y su Santidad Juan Pablo II lo declaró santo en 1992. La Iglesia Universal celebra su fiesta el día 15 de febrero. Oración de San Claudio de la Colombiere S.J. JESÚS, AMIGO ÚNICO Esta oración está sacada de la 39ª de las "Reflexiones cristianas" (O.C. V, pág. 39); a propósito de S. Juan Evangelista, nos propone que recemos a Jesús, único. y verdadero. Amigo. Jesús, Tú eres el Amigo único y verdadero; no sólo compartes cada uno de mis padecimientos, sino que lo tomas sobre Ti y conoces el secreto de transformármelo en gozo. Me escuchas con bondad y, cuando te cuento mis amarguras, me las suavizas. Te encuentro en todo lugar, jamás te alejas y, si me veo obligado a cambiar de residencia, te encuentro allí donde voy. Nunca te hartas de escucharme;, jamás te cansas de hacerme bien. Si te amo, estoy seguro de ser correspondido; no tienes necesidad de lo mío ni te empobreces al otorgarme tus dones. No obstante que soy un hombre pobre, nadie (sea noble, inteligente o santo) podrá robarme tu amistad. La misma muerte que separa a los amigos todos, me reunirá contigo. Ninguna de las adversidades de la edad o del azar lograrán jamás alejarme de ti; más bien, por el contrario, nunca gozaré con tanta plenitud de tu presencia ni jamás me estarás tan cercano, cuanto en el momento en que todo parecerá conspirar contra mi. Sólo Tú aciertas a soportar mis defectos con extremada paciencia. Incluso mis infidelidades e ingratitudes, aunque te ofenden, no te impiden estar siempre dispuesto a concederme tu gracia y tu amor, si yo las deseo.

lunes, 13 de febrero de 2017

hay abortos hoy?

El pasado día 21 de diciembre de 2016, difundimos en la página Web de nuestro Observatorio de Bioética de la UCV, un informe que valoraba la eticidad de los últimos trabajos de Juan Carlos Izpisúa y su grupo, haciendo especial referencia a dos publicados en Nature, en mayo de 2015 y noviembre de 2016 (Ver AQUÍ) respectivamente y a otro en Cell, en diciembre de 2016. El primero describía la posibilidad de producir órganos cuasi-humanos en animales, en este caso en ratones; el segundo a una mejora de la técnica CRIPSR, para hacerla más eficiente y el tercero a unas muy interesantes experiencias dirigidas a tratar de rejuvenecer animales. Desde un punto de vista ético el primero presenta objetivas dificultades por utilizar células madre embrionarias humanas y además por la posibilidad de que las células humanas trasplantadas pudieran colonizar el cerebro o las células germinales de los animales quiméricos producidos. En ese mismo Informe se apuntaba la posibilidad, que sería magnífico, que esos mismos tipos de experiencias se pudieran realizar salvando los escollos éticos que se han comentado. Ahora Izpisúa publica un amplio trabajo en Investigación y Ciencia en el que propone prometedoras posibilidades para salvar las dificultades éticas comentadas. Dicho trabajo se centra especialmente en la producción de órganos casi humanos en animales. De entrada el autor hace referencia a los pacientes que mueren esperando un trasplante por carencia de órganos. En Europa son 16 los que fallecen cada día y en Estados Unidos 22. Por lo que la producción de órganos para trasplantes constituye un objetivo médico y humano prioritario. Después Izpisúa se refiere a la técnica que, con su grupo, utiliza para producir los órganos en animales. Esencialmente consiste en introducir en un embrión animal en fase de blastocisto las células madre humanas. Este embrión se implanta en una hembra de cerdo y se deja que se desarrolle para que se puedan generar los deseados órganos. Naturalmente el animal resultante será una quimera animal-humana. Según cometa el autor “nuestro sueño consiste en crear una quimera inyectando células organos-cuerpo-humano2_colormadre humanas en embriones animales escrupulosamente preparados, de modo que cuando se conviertan en adultos contengan algunos órganos formados por completo por células humanas. Tras sacrificar al animal estaríamos en condiciones de poder aprovechar el corazón, el hígado o los riñones formados por células humanas y ofrecérselos a una persona que necesitara un trasplante”. Y sigue afirmando: “Este tipo de experiencias ya se han realizado por investigadores de Estados Unidos y Japón inyectando células madre de rata en embriones de ratones especialmente diseñados, dejando después que las quimeras resultantes se desarrollasen tras trasplantarlas a una madre sustituta de ratón. A las pocas semanas de gestación, las hembras gestantes dieron a luz animales que parecían ratones y se comportaban como tales, salvo por el hecho de que tenían el páncreas de una rata”. El grupo de Izpisúa, y también otros grupos, han llevado a cabo experiencias similares en cerdos produciendo embriones quiméricos que después se trasfirieron a madres sustitutas de cerdo, dejando que se desarrollaran durante tres o cuatro semanas. Sin embargo, estas experiencias están aún muy lejos de poder utilizarse en la clínica humana, pues como comenta Izpisúa, “no estamos ni siquiera cerca de dar ese paso final que consiste en obtener cochinillos quiméricos”. Como ya se ha comentado, estas experiencias pueden presentar dos dificultades éticas: la primera que se utilicen células madre humanas obtenidas de embriones, que hay que destruir y la segunda que se pudieran formar en el animal quimérico órganos cuasi humanos, que si colonizaran el cerebro o las células germinales supondría una dificultad ética indudable. Pero parece que estas dificultades están en camino de ser solventadas. La primera, porque las células madre humanas usadas por Izpisúa y su grupo parecen ser células madre obtenidas por reprogramación celular a partir de células somáticas adultas. Para ello, utilizan la técnica propuesta por Yamanaka, pero modificada, y así obtienen células CMPI (células madre pluripotenciales inducidas), por lo que al ser células madre obtenidas de células adultas, no habría ninguna dificultad ética para producirlas y utilizarlas. Sin embargo, esta técnica tiene aún dificultades metodológicas importantes. Según comenta el propio Izpisúa “estudios más detallados sobre las células CMPI humanas creadas hasta la fecha demuestran que no se hallan tan indiferenciadas como deberían para poder sobrevivir en el interior de un embrión quimérico y puesto que estas células CMPI no reaccionan correctamente, el embrión en desarrollo las considera ajenas y las expulsa”. Sin embargo, Izpisúa y su grupo han perfeccionado el método demostrando que algunas de las células obtenidas puedan integrarse en los blastocistos que las reciben. De todas formas, como también comenta el autor del trabajo “aunque lográsemos generar CMPI humanas que se integraran por completo en embriones porcinos, no estaríamos exentos de peligros, por lo que si no conseguimos desarrollar una estrategia bioquímica para salvar estos obstáculos tendríamos que empezar a ensayar nuestras ideas en otras especies, como las vacas”. Pero esto son solamente dificultades metodológicas que, sin duda, se podrán resolver, sin influir en la eticidad de estas técnicas. La segunda dificultad ética comentada es que las células madre trasplantadas al embrión, al poder generar cualquier tipo de tejido, puedan también producir tejido nervioso, espermatozoides y óvulos, lo que podría dar lugar a criaturas que nadie quiere crear. Imaginemos por ejemplo, la pesadilla ética que supondría que el cerebro de un cerdo albergase suficientes células humanas como para que fuera capaz de llevar a cabo razonamientos de alto nivel. Para tratar de obviar esta dificultad ética, Izpisúa y su grupo proponen una solución, que a mi juicio resulta muy atractiva, al comprobar, que en el desarrollo embrionario, algunos órganos como páncreas y riñones, se desarrollan por la acción de un solo gen, el Pdx1 para el caso del páncreas y Six2 para el caso del riñón. Utilizando este hecho bilógico sugieren que si se silencia el primero de estos genes se podrían producir cerdos (2)cerdos sin páncreas y si el segundo, cerdos sin riñones, lo cual podría tener una enorme importancia para sus investigaciones. Utilizando estas posibilidades, y “la eliminación del único gen que se necesita para el desarrollo de un páncreas, nuestro laboratorio ha creado embriones de cerdos que no generan el órgano productor de insulina, a menos que inyectemos suficientes células madre portadoras del gen que falta. Si las células añadidas se dividen de modo apropiado, darán lugar a un órgano maduro formado en su totalidad por células humanas. El resto del animal estará constituido, si todo va bien, por células porcinas”. Además, se podría eludir “este problema, la creación de órganos cuasi humanos, eliminando el programa genético que dirige el desarrollo neuronal de todas las células CMPI humanas antes de inyectarlas. Entonces, aunque dichas células lograsen migrar al nicho embrionario responsable del crecimiento del cerebro, no podrían seguir desarrollándose. Las únicas neuronas que lograrían hacerlo serían cien por cien porcinas”. Si esta solución técnica se consolidase, posiblemente se podría solucionar la segunda dificultad ética comentada, que se pudiesen formar cerebros o células germinales en los animales quiméricos productores de los órganos. Como corolario a todo lo anterior, termina Izpisúa afirmando que “ los resultados preliminares que he presentado en este artículo me hacen ser moderadamente optimista sobre la posibilidad de producir órganos humanos a partir de embriones quiméricos en las dos próximas décadas”, a lo que nosotros añadimos que si ello se pudiera lograr por procedimientos técnicos que no presenten dificultades éticas, el procedimiento utilizado sería doblemente positivo.

domingo, 12 de febrero de 2017

viernes, 10 de febrero de 2017

La ideología de género contestada científicamente por Paul McHugh, el psiquiatra más importante de los último 50 años

Dos reconocidos científicos (Paul McHugh, el psiquiatra vivo más reconocido a nivel mundial, y el epidemiólogo y miembro del departamento de psiquiatría de la Universidad de Medicina John Hopkins, Lawrence Mayer) han publicado en la revista The New Atlantis el estudio "Sexualidad y Género: Descubrimientos desde las ciencias biológicas, psicológicas y sociales" (en su original en inglés "Sexuality and Gender Findings from the Biological, Psychological, and Social Sciences"). El estudio tiene el valor de analizar 200 investigaciones académico-científico sobre ideología de género y orientación sexual. Bioética web resume así el contenido: El examen de la investigación en las ciencias biológicas, psicológicas y sociales, muestra que algunas de las reivindicaciones más frecuentes acerca de la sexualidad y el género no son sustentadas por la evidencia científica. El informe pone un foco especial en las tasas más altas de problemas de salud mental entre las poblaciones LGBT, y pone en duda la base científica de las tendencias del tratamiento de los niños que no se identifican con su sexo biológico. Es necesaria más evidencia científica para proporcionar a estas personas la comprensión, la atención y el apoyo que necesitan para llevar una vida lo más completa posible. Otros de los sorprendentes resultados arrojados por el estudio son: No puede establecerse científicamente que la orientación sexual divergente con el sexo biológico (disforia de género) sea una propiedad innata e inmutable en el ser humano. No existen evidencias, por tanto, de que exista una determinación de origen genético hacia este tipo de conductas. La orientación sexual no es inamovible, sino que puede cambiar a lo largo de la vida. Esto resulta de especial importancia en la adopción de medidas “irreversibles” de asignación de sexo, que pueden llegar a agravar los cuadros de disforia hasta niveles dramáticos. En concreto, el 80 % de los adolescentes masculinos que manifiestan una atracción hacia el mismo sexo, dejan de sentirla al alcanzar la edad adulta. Aunque algunos investigadores cuestionan estos datos y refieren errores metodológicos en la encuesta, no dejan de ser muy significativos. El riesgo de padecer problemas de salud, es superior en los no heterosexuales, tanto a nivel de salud general como mental. Así, presentan 1,5 veces más riesgo de padecer ansiedad, el doble de sufrir depresión, 1,5 veces más de adicción a sustancias y 2,5 veces más riesgo de suicidio. En cuanto a la población transgénero, resulta alarmante la cifra de intentos de suicidio, que alcanza, según un estudio, un 41 %, frente al 5 % que registra la población no transgénero en Estados Unidos. Otro estudio encontró cinco veces más riesgo de intento de suicidio en la población que se había sometido a cirugía de reasignación de sexo, en comparación con los grupos de control. El riesgo de morir a consecuencia de un suicidio era 19 veces más que la población control. Respecto a este dato, se ha esgrimido con frecuencia que el estigma y rechazo social que padece el colectivo transgénero estaría detrás de este incremento. Pero no parece ser este un argumento sostenible según el estudio que nos ocupa, que afirma que estos altos índices de intento de suicidio se registran también en personas transexuales en cuyos entornos sociales no se les da trato discriminatorio. El porcentaje de población estadounidense que no se identifica con su sexo biológico es del 0.6 %. Existen débiles correlaciones entre estructura cerebral y conducta transgénero en los estudios analizados, insuficientes para atribuir esas conductas a una base neurobiológica. Solo una reducida minoría de los niños que manifiestan una “identificación de género cruzada”, la mantienen en la adolescencia y la edad adulta. Este dato resulta especialmente relevante ante los intentos de promover reasignaciones de sexo en niños antes de la pubertad, que puede ocasionar graves trastornos futuros cuando la tendencia revierta espontáneamente. Los datos sobre eficacia de los tratamientos de reasignación de sexo en adolescentes, hormonales o quirúrgicos, son escasos y su generalización no está avalada por las evidencias científicas disponibles.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Cinco dudas cardinales y el brindis de Newman por la conciencia 2

Las dudas, sin embargo, fueron simplificadas o descalificadas no obstante que la materia que trataban iba mucho más allá de si dar o no dar el cuerpo de Jesucristo a personas divorciadas y vueltas a unir en un matrimonio civil. La primera duda versaba sobre la posibilidad o no de dar la absolución sacramental a una persona que continúa viviendo en pecado mortal; la segunda cuestiona acerca de si siguen existiendo verdades morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas o no; la tercera toca la afirmación o no de la existencia de situaciones objetivas de pecado grave habitual; la cuarta gira en torno al hecho de que las circunstancias o intenciones no pueden cambiar un acto intrínsecamente deshonesto en honesto por su objeto o si es ya posible; y la quinta, finalmente, interroga sobre si debe seguirse considerando que una conciencia creativa nunca estará legitimada para dar excepciones a las normas morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas por su objeto. Pero la voz de los cuatro cardenales no fue la única que se hizo escuchar en el intervalo entre la publicación de sus dudas y el mes de febrero de 2017. De hecho, no fueron sólo eclesiásticos los que manifestaron adhesión a la iniciativa de los cardenales o afinidad en las cuestiones planteadas. El filósofo católico en vida más importante del mundo, Robert Spaemann, concedió una entrevista al diario digital La Bussola Quotidiana en la que, entre otras cosas, refiere en relación a la tercera duda de los cardenales: “Es un grave error pensar que la subjetividad es el último criterio para la administración de los sacramentos. También es cierto que toda acción que va contra la conciencia es mala, pero también se puede actuar de acuerdo con una conciencia errónea. Esta es la clara enseñanza de Santo Tomás de Aquino” (cf. “El Magisterio se ha «degradado» por la negativa de respuesta del Papa a los cuatros cardenales”, InfoCatólica, 06.12.2016). En todo este contexto otros influyentes filósofos publicaron una carta abierta al Papa Francisco en la que le piden la condenación de ocho tesis (sin referir si están o no implícitas en Amoris Laetitia. Véase el original: “An open letter to Pope Francis”, First Things, 09.12.2016). Los nombres de esos dos filósofos son sobradamente conocidos dentro y fuera del mundo académico católico pues son los dos autores de filosofía moral más importantes del mundo, autores de manuales y libros de texto base en seminarios y universidades católicas y no sólo: John Finnis y Germain Grizes. Grizes y Finnis redactaron las tesis formulándolas en sentido erróneo para facilitar al Papa la condenación: A: Un sacerdote que administra el Sacramento de la Reconciliación puede a veces absolver a un penitente que carece de propósito de enmienda respecto de un pecado en materia grave que pertenece a su forma de vivir continua o que es habitualmente repetitivo. B: Algunos de los fieles son demasiado débiles para cumplir los mandamientos de Dios; aunque estén resignados a cometer pecados en materia grave continuos y habituales, pueden vivir en gracia. C: No existe ninguna regla moral general que no admita excepciones. Incluso los mandamientos divinos que prohíben clases específicas de actos están sometidos a excepciones en algunas situaciones. D: Aun cuando algunos de los preceptos o mandamientos de Dios parecen exigir que uno nunca elija un acto de una de las clases a los que ellos se refieren, en realidad esos preceptos y mandamientos son reglas que expresan ideales y que identifican bienes que uno siempre debiera servir y esforzarse por realizar lo mejor que pueda, atendidas las propias debilidades y la situación concreta, compleja, de cada uno, que puede exigirle a uno elegir un acto en contraste con la letra de la ley. E: Si uno tiene en cuenta su situación concreta y sus limitaciones personales, su conciencia puede a veces discernir que realizar un acto de cierta clase incluso contraria al mandamiento divino será hacer lo mejor de que uno es capaz para responder a Dios, que es todo lo que Él reclama, y entonces uno debe elegir realizar ese acto, pero también estar dispuesto a conformarse plenamente al mandamiento divino, si y cuando uno sea capaz de hacerlo. F: Elegir provocar la excitación o la satisfacción sexual de uno o de otro u otros es moralmente aceptable a condición solamente de que (1) ningún adulto tenga contacto corporal con un niño; (2) no sea tocado el cuerpo de ningún participante sin su consentimiento claro y libre tanto respecto del modo como de la extensión del contacto; (3) no se haga conscientemente nada que provoque o cree un riesgo excesivo de daño físico significativo, transmisión de alguna enfermedad o embarazo no deseado; y (4) no se transgreda ninguna norma que rija la conducta en general. G: Un matrimonio sacramental consumado es indisoluble en el sentido de que los esposos deben siempre fomentar el amor matrimonial y no deben nunca elegir disolver su matrimonio. Pero por causas fuera del control de los esposos y/o por faltas graves de al menos uno de ellos, su relación humana como pareja casada a veces se deteriora hasta que deja de existir. Cuando la relación matrimonial de una pareja ya no existe, su matrimonio se ha disuelto, y al menos una de las partes puede legítimamente obtener un divorcio y casarse de nuevo. H: Un católico no necesita creer que muchos seres humanos terminarán en el Infierno. Nadie esperaba que David Berger, un célebre teólogo alemán, saliera en defensa de la legitimidad de las dudas planteadas. No se esperaba porque uno de los cardenales firmantes, el cardenal Meisner, le quitó las licencias para enseñar cuando en 2010 David se declaró homosexual: “No puedo tener una opinión en la discusión el día de hoy basada en mi mala experiencia con él (Meisner). Eso sería puro subjetivismo. La pregunta es si Meisner y Burke (y los otros cardenales) tienen razón o no”. Y añadió: “Ahora hay un deseo de suprimir elementos básicos centrales de la enseñanza moral de la Iglesia –que son irritantes para el espíritu de la época– y Amoris Laetitia da pie para eso. La intención [de quienes sostienen esta opinión] es que la enseñanza de la Iglesia debe actualizarse. Que algunos cardenales luchen contra esto firmando las dubia no es sólo su derecho, sino su deber. Su oficio les insta a luchar por la integridad de la enseñanza de la Iglesia sobre la fe y la moral llegando a derramar su sangre si es necesario” (cf. “Openly gay theologian defends four Cardinals: ‘I want a Church that speaks plainly’”, LifeSiteNews, 05.12.2016). El 1 de febrero de 2017 una asociación de sacerdotes católicos (Cofraternidades del Clero Católico, con más de mil sacerdotes británicos, irlandeses, australianos y estadounidenses entre sus filas) respaldaron también con una declaración las dubia de los cardenales. Ciertamente no era la primera ni la única manifestación de adhesión y apoyo a las dubia. El 8 de diciembre de 2016, 23 académicos y pastores daban a conocer una primera declaración de apoyo por parte del mundo intelectual. De forma personal un significativo número de obispos y cardenales han salido en apoyo sea de la legitimidad de las dubia, sea de su contenido u oportunidad. Por su naturaleza espiritual una de las iniciativas más bellas ha sido la de los obispos de Kazajistán y su “Llamada a la oración: para que el Papa Francisco confirme la práctica invariable de la Iglesia sobre la verdad de la indisolubilidad del Matrimonio”. Un tanto menos formal y con un tinte de ironía fue lo que hizo el cardenal Napier por medio de su cuenta de Twitter: “Si los occidentales en situaciones irregulares pueden recibir la comunión, ¿le vamos a decir a nuestros polígamos africanos que a ellos también les está permitido?” (05.02.2017). El presidente de la comisión para la familia de la Conferencia Episcopal Polaca, Jan Watroba, refirió al diario Die Tagespost que la iniciativa de las dubia son “la expresión de un compromiso y de una preocupación por la recta interpretación de la enseñanza de Pedro", lo cual exige "una respuesta clarificadora", tanto más ahora que cada obispo y pastor se encuentra "abrumado por preguntas similares". Por su parte el presidente emérito del Pontificio Consejo Justicia y Paz, cardenal Renato Martino, declaró al diario La Fede Quotidiana (16.12.2016) que “es lícito en temas de doctrina dirigir al Papa una opinión y también es justo responder, sobre todo porque ese caso por caso del cual habla Amoris Laetitia efectivamente puede prestarse a interpretaciones dudosas”. Y en la misma dirección va el pensamiento del cardenal Pell (véase The Catholic Herald, 29.11.2016) y del cardenal Cordes: “Con un tono objetivo, los cuatro cardenales han pedido la eliminación de las dudas sobre el texto. Se encontraron con una protesta desproporcionada. No pude entender esta indignación” (véase Kath.net, 12.06.2016). Posiciones contrarias sobre un mismo texto Y a todo esto, ¿pero es que realmente el panorama eclesial manifiesta lo que el cardenal Cafarra comentó en sus entrevista (“La división, ya existente en la Iglesia, es la causa de la carta, no su efecto”)? Esa parece ser también la impresión del obispo de Portsmouth, Inglaterra, Mons. Philip Egan, quien mediante un tuit desde su cuenta personal, pedía oraciones por la Iglesia a causa de la problemática surgida a raíz de Amoris Laetitia. En la misma línea se ha pronunciado Mons. Athanasius Schneider en entrevista con TV libertes el 4 de diciembre de 2017. El actual prefecto del dicasterio para el desarrollo humano del Vaticano, cardenal Turkson, incluso sugirió un debate “Para todas estas personas que han dicho cosas, cosas escritas, cada una en sus propios diferentes contextos, una gran cosa que podría pasar es tenerlos todos en el escenario” (véase entrevista con el National Catholic Register, 01.12.2016). La realidad es que hay obispos y conferencia episcopales que han interpretado y comenzado a aplicar de un modo rupturista con el Magisterio precedente la exhortación apostólica de Francisco. Es el caso de los obispos argentinos de la región de Buenos Aires (véase “Obispos de la región Buenos Aires dan criterios pastorales sobre divorciados en nueva unión”, AICA, 13.09.2016) o los obispos malteses mediante la “Guía para la interpretación del capítulo VIII de Amoris Laetitia”, concretamente en el punto 10 del documento (luego republicado nada menos que en las páginas de L´Osservatore Romano). A inicios de febrero de 2017 los obispos alemanes abrieron también la puerta a la comunión de personas divorciadas vueltas a casar civilmente (el documento puede verse en la web de la conferencia episcopal alemana, si bien una vez más L´Osservatore Romano se hizo eco de esta línea aperturista y lo publicó en sus páginas). En torno a la supuesta unanimidad de voto aprobatorio para el documento por parte de los obispos alemanes y referido inicialmente por el cardenal Marx hubo quien hizo sus puntualizaciones (es el caso de Edward Pentin en su blog en el Register). En la diócesis de Palermo, Italia, la línea maltesa y alemana también es la nueva realidad pastoral: primacía de la conciencia y acceso indiferenciado a la Eucaristía (véase “Divorzio: documento diocesi Palermo, Lorefice “Nessuno è escluso”, AGI, 27.01.2017. Pero también hay quienes han interpretado la misma exhortación pontificia en continuidad con las enseñanzas que la Iglesia siempre ha proclamado. Es el caso del obispo de Chur, Suiza, Mons. Vitus Huonder quien publicó también las normas aplicativas de la Amoris Laetitia en su diócesis (véase en este enlace). En Brasil Mons. Antonio Rossi Keller difundió en su diócesis una nota pastoral que interpreta en la misma línea Amoris Laetitia e incluso llegó a declarar que modificar la doctrina en nombre de la pastoral es «una verdadera ofensa para el ejército de los santos de la Iglesia que derramaron su sangre en defensa de la doctrina del matrimonio tradicional». En Filadelfia el arzobispo Charles Chaput y en Los Ángeles el arzobispo José Gómez, publicaron directrices pastorales para la aplicación de Amoris Laetitia en sus circunscripciones eclesiásticas y en continuidad con el Magisterio de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. En el caso de Filadelfia, el hecho mereció la crítica del cardenal Kevin Farrell, a quien el mismo Chaput respondió públicamente por medio de la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal Americana recordándole que en cada diócesis es el obispo titular el responsable de la unidad en la fe. *** En la entrevista de Il Foglio al cardenal Cafarra que hemos citado más arriba, el purpurado relata uno de los conflictos a los que el día de hoy se enfrentan muchos sacerdotes: los de conciencia ante todo este panorama. “He recibido la carta de un párroco que es una fotografía perfecta de lo que está sucediendo. Me escribía: “En la dirección espiritual y en la confesión no sé qué más decir. Al penitente que me dice: “Yo vivo para todos los efectos como marido con una mujer que es divorciada y ahora la Eucaristía se me cierra”, le sugiero un camino, con el fin de corregir esta situación. Pero el penitente me detiene e inmediatamente responde: “-Espere, padre, el Papa ha dicho que puedo recibir la Eucaristía, sin tener el propósito de vivir en continencia”. Ya no puedo soportar más esta situación. La Iglesia me puede pedir cualquier cosa, pero no traicionar mi conciencia. Y mi conciencia hace objeción a una supuesta enseñanza pontificia de admitir a la Eucaristía, dadas ciertas circunstancias, a los que viven more uxorios sin estar casados. Así escribía el párroco. La situación de muchos pastores de almas, me refiero sobre todo a los párrocos es esta: se encuentran en los hombros con una carga que no son capaces de llevar. Es esto en lo que pienso cuando hablo de gran confusión. Y hablo de los párrocos, pero muchos fieles permanecen aún más confundidos. Estamos hablando de cuestiones que no son secundarias. No se está discutiendo si el pescado rompe o no rompe la abstinencia. Se trata de cuestiones gravísimas para la vida de la Iglesia y para la salvación eterna de los fieles. No olvidemos nunca: esta es la ley suprema de la Iglesia, la salvación eterna de los fieles. No hay otras preocupaciones. Jesús fundó su Iglesia para que los fieles que tenga la vida eterna, y la tengan en abundancia”. ¿Qué opción ante este panorama? De no llegar una respuesta del Papa en cuanto Papa (la respuesta que dio a los obispos argentinos fue de carácter privado, no un acto de magisterio), no sólo un sacerdote sino cualquier católico podría decir aquello que el beato Newman escribía al duque de Norfolk y que aquí aplicamos a interpretaciones rupturistas de Amoris Laetitia: “Ciertamente si yo pudiese brindar por la religión después de una comida, lo que no es muy indicado hacer, brindaría por el Papa. Pero antes por la conciencia y luego por el papa”. Acerca de cómo debe interpretarse esta afirmación podría leerse la explicación del mismo Newman a la luz del contexto inglés de la época. Pero también es válida la que hizo Joseph Ratzinger en aquella célebre relación donde trata el binomio verdad-conciencia y que es el punto de llegada de este artículo: “Para Newman, el término medio que asegura la conexión entre los dos elementos de la conciencia y la autoridad es la verdad. No vacilo en afirmar que esa es en realidad la idea central de la concepción intelectual de Newman; la conciencia ocupa un puesto central en su pensamiento precisamente porque en el centro está la verdad. En otras palabras, el carácter central del concepto de conciencia está ligado en Newman al carácter precedentemente central del concepto de verdad y sólo a partir de esta puede expresarse”. Quizás también le interese:

martes, 7 de febrero de 2017

Cinco dudas cardinales y el brindis de Newman por la conciencia 1

Muchos cardenales escriben con regularidad al Papa pero la carta que éste recibió de manos del cardenal Carlo Cafarra el lunes 19 de septiembre de 2016 era del todo particular. Cuatro cardenales de renombre firmaban la epístola en la que formulaban cinco dudas a Francisco. Dos meses más tarde, ante la falta de respuesta, los cardenales decidieron compartir el contenido de la carta. Bien pronto se presentó la iniciativa de esas cuatro personas como la oposición de unos cardenales contrarios a una supuesta línea aperturista del actual Pontífice, especialmente a raíz de la exhortación Amoris Laetitia y muy concretamente del capítulo VIII de ese documento. Quien leyó con detenimiento el contenido íntegro de la carta de los cuatro cardenales pudo advertir por cuenta propia no sólo el respeto y la devoción con que se dirigen al Papa sino también la motivación de su iniciativa: una profunda preocupación pastoral por los católicos, el deseo de preservar y proteger la unidad de la fe y ayudar precisamente en cuanto cardenales (como les faculta el canon 349 del Código de Derecho Canónico) al cuidado universal de la Iglesia. No era la primera vez que el tema general de la exhortación Amoris Laetitia se convertía en materia de una carta por parte de purpurados. En octubre de 2015, en pleno sínodo cuyo resultado sería un año después la Amoris Laetitia, 13 cardenales escribieron al Papa para manifestar cierta perplejidad por el rumbo que estaba tomando el sínodo. Entre los cardenales se contaban apellidos de renombre dentro y fuera de la curia romana: el miso Carlo Caffarra, entonces todavía arzobispo de Bolonia, Italia, teólogo, y anteriormente presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia; Thomas C. Collins, arzobispo de Toronto, Canadá; Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York, Estados Unidos; Willem J. Eijk, arzobispo de Utrecht, Holanda; Gerhard L. Müller, anteriormente obispo de Ratisbona, Alemania, y desde 2012 prefecto de la congregación para la doctrina de la fe; Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban, Sudáfrica, presidente delegado del sínodo en curso, como lo fue también de la precedente sesión de octubre de 2014; George Pell, arzobispo emérito de Sydney, Australia, y desde 2014 prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede; Robert Sarah, anteriormente arzobispo de Conakry, Guinea, y desde 2014 prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos; y Jorge L. Urosa Savino, arzobispo de Caracas, Venezuela. Salvo el cardenal Cafarra, ninguno de los otros tres cardenales que firmaron la segunda carta lo hicieron con la primera. No obstante, los cuatro signatarios son grandes conocidos en el ámbito eclesial: Card. Walter Brandmüller, presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas; Card. Raymond L. Burke, patrono de la Orden de Malta y presidente emérito del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica; y Card. Joachim Meisner, arzobispo emérito de Colonia. Gracias a una entrevista concedida al diario Il Foglio por el cardenal Cafarra, conocemos a detalle más particulares de las motivaciones de fondo que llevaron a esos cuatro eclesiásticos a plantear sus cinco dudas al obispo de Roma, por qué eligieron la manera como lo hicieron y otros puntos que ofrecen una mejor visión de conjunto (cf. “Non si può tradire la coscienza”, 14-15 de enero de 2017, p. 4). “Creo que debe aclararse varias cosas. La carta –y las dudas anexas– fue largamente reflexionada por meses y largamente discutida entre nosotros. Por cuanto a mí respecta se rezó también largamente frente al Santísimo. Éramos conscientes de que el gesto que estábamos cumpliendo era muy serio. Nuestras preocupaciones eran dos: la primera era no escandalizar a los pequeños en la fe. La segunda preocupación era que ninguna persona, creyente o no creyente, pudiera encontrar en la carta expresiones que ni de lejos parecieran siquiera como una mínima falta de respeto hacia el Papa. El texto final, por lo tanto, es el fruto de varias revisiones: textos revisados, rechazados, corregidos. ¿Qué nos llevó a este gesto? Una consideración de carácter general-estructural y una de carácter contingente-coyuntural. Empecemos por la primera. Existe para nosotros cardenales el grave debe r de aconsejar al Papa en el gobierno de la Iglesia. Es un deber y los deberes obligan. De carácter más contingente, sin embargo, es el hecho –que solo un ciego puede negar– que en la Iglesia existe una gran confusión, incertidumbre, inseguridad causada por algunos párrafos de Amoris Laetitia. Durante estos meses está ocurriendo que sobre las mismas cuestiones fundamentales referidas a economía sacramental (el matrimonio, la confesión y la Eucaristía) y a la vida cristiana, algunos obispos han dicho “A” y otros lo contrario de “A”. Ambos con la intención de interpretar bien los mismos textos. Esto es un hecho innegable porque los hechos son tozudos, como decía David Hume. La vía de salida de este conflicto de interpretaciones era el recurso a criterios interpretativos teológicos fundamentales, usando los cuales pienso que se pueda razonablemente mostrar que Amoris Laetitia no contradice Familiaris Consortio. Personalmente, en encuentros públicos con laicos y sacerdotes he seguido siempre esta vía. Nos dimos cuenta que este modelo epistemológico no era suficiente. El contraste entre estas dos interpretaciones continuaba. Sólo había un modo de tratar con ello: preguntar al autor del texto interpretado de dos maneras contradictorias cuál es la interpretación correcta. No hay otra vía. Se puso a continuación el problema del modo en el cual dirigirse al Pontífice. Hemos elegido una vía muy tradicional en la Iglesia, las así llamadas dubia. Porque se trataba de un instrumento que, en el caso de que según su soberano juicio, el Santo Padre hubiera querido responder, no lo comprometía en respuestas elaboradas y largas. Debía sólo responder “sí” o “no”. Y remitir, como a menudo los papas han hecho a autores probados o pedir a la congregación para la doctrina de la fe emitir una declaración conjunta con la cual explicar el “sí” o el “no”. Parecía la forma más simple. La otra cuestión que se planteó es si hacerlo en privado o en público. Razonamos y convinimos en que sería una falta de respeto hacerlo público todo de inmediato. Así se hizo en modo privado y sólo cuando tuvimos certeza de que el Santo Padre no respondería, hemos decidido publicar. Hemos interpretado el silencio como una autorización para proseguir la confrontación teológica. Y, por otra parte, el problema involucra profundamente tanto el magisterio de los obispos (que, no lo olvidemos, lo ejercitan no por delegación del Papa, sino en virtud del sacramento que han recibido), como la vida de los fieles. Los unos y los otros tienen el derecho de saber. Muchos fieles y sacerdotes estaban diciendo “pero ustedes cardenales, en una situación como esta tienen la obligación de intervenir con el Santo Padre. ¿Para qué otra cosa diferente existen si no es para ayudar al Papa en cuestiones así de graves?”. Comenzaba a abrirse camino al escándalo de muchos fieles, como si nos comportáramos como los perros que no ladran de los que habla el Profeta. Es lo que está detrás de esas dos páginas. Algunas personas siguen diciendo que no somos obedientes al Magisterio del Papa. Es falso y calumnioso. Justo porque no queremos ser indóciles hemos escrito al Papa. Yo puedo ser dócil al Magisterio del Papa si sé lo que el Papa enseña en materia de fe y vida cristiana. Pero el problema es exactamente esto: sobre los puntos fundamentales no se entiende bien lo que el Papa enseña, como lo demuestra el conflicto de interpretación entre los obispos. Queremos ser dóciles al magisterio del Papa pero el magisterio del Papa debe ser claro. Ninguno de nosotros ha querido obligar al Santo Padre a responder: en la carta hemos hablado del juicio soberano. Simplemente y respetuosamente hemos hecho preguntas. Finalmente, no merecen atención las acusaciones de que queremos dividir a la Iglesia. La división, ya existente en la Iglesia, es la causa de la carta, no su efecto. Cosas en lugar indignas dentro de la Iglesia son, en un contexto como este sobre todo, los insultos y amenazas de sanciones canónicas”. Otro cardenal firmante, el alemán Walter Brandmüller, también concedió una entrevista al periódico italiano La Stampa. Tratando el tema de las dubia dijo: “Las dubia intentan promover en la Iglesia el debate, como está ocurriendo”. Y añade: “Nosotros los cardenales esperamos la respuesta a las dubia, en cuanto una falta de respuesta podría ser vista por amplios sectores de la Iglesia como un rechazo de la adhesión clara y articulada a la doctrina definitiva” (Cf. La Stampa, 26.12.2017). Este cardenal fue citado en público por el mismo Papa unos días antes de la publicación de esta entrevista; fue citado en relación a una experiencia del mismo Papa Bergoglio con él al final del encuentro con los cardenales en ocasión de las felicitaciones navideñas de 2016 el 22 de diciembre (puede leerse la referencia en la web del Vaticano)

lunes, 6 de febrero de 2017

El debate sobre los divorciados vueltos a casar y la doctrina de la Iglesia católica

Reproduzco aqui un articulo del Cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre el tema del divorcio y la doctrina de la Iglesia. Lo traigo aquí no sólo por la actualidad del tema sino también porque de modo sencillo, aunque amplio, toca diversos aspectos que hoy se quieren poner en tela de juicio sobre el matrimonio. Una lectura serena aporta luz para la reflexión. En las últimas semanas he estado repasando este tema, releyendo un texto del Cardenal Ratzinger que también sintetiza el Magisterio de la Iglesia sobre este campo (y que de hecho está citado dentro de este artículo reproducido en el blog), y dando una mirada a documentos que también profundizan al respecto. Sé que este artículo del Card. Müller es largo y puede desanimar la lectura en alguno... Espero poder lograr una síntesis todavía más pequeña, fruto de las lecturas personales, y ofrecerla dentro de algunas semanas. El artículo del Cardenal Müller fue originalmente publicado en L´Osservatore Romano el pasado 23 de octubre de 2013. En este post he tratado de enriquecer la entrada con enlaces a las fuentes citadas y disponibles en la web del Vaticano. *** La fuerza de la gracia Tras el anuncio de un sínodo extraordinario que se celebrará en octubre de 2014 sobre la pastoral de la familia, se han sucedido intervenciones diversas, en particular acerca de la cuestión de los fieles divorciados vueltos a casar. Para profundizar con serenidad en el tema, que es cada vez más urgente, del acompañamiento pastoral de estos fieles en coherencia con la doctrina católica, publicamos una amplia contribución del arzobispo prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe. La discusión sobre la problemática de los fieles que tras un divorcio han contraído una nueva unión civil no es nueva. Siempre ha sido tratada por la Iglesia con gran seriedad, con la intención de ayudar a las personas afectadas, puesto que el matrimonio es un sacramento que alcanza en modo particularmente profundo la realidad personal, social, e histórica del hombre. A causa del creciente número de afectados en países de antigua tradición cristiana, se trata de un problema pastoral de gran trascendencia. Hoy los creyentes se interrogan muy seriamente: ¿No puede la Iglesia autorizar a los cristianos divorciados y vueltos a casar, bajo determinadas condiciones, a recibir los sacramentos? ¿Les están definitivamente atadas las manos en estas cuestiones? Los teólogos, ¿realmente han considerado todas las implicaciones y consecuencias al respecto? Estas preguntas deben ser discutidas en conformidad con la enseñanza católica sobre el matrimonio. Una pastoral enteramente responsable presupone una teología que se abandone a Dios que se revela, prestándole el pleno obsequio del entendimiento y de la voluntad”, y asintiendo “voluntariamente a la revelación hecha por El” (Constitución apostólica Dei Verbum, n. 5). Para hacer comprensible la auténtica doctrina de la Iglesia, debemos comenzar por la Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura, explicada por la tradición eclesial e interpretada de modo vinculante por el Magisterio. El testimonio de la Sagrada Escritura No deja de ser problemático situar inmediatamente nuestra cuestión en el ámbito del Antiguo Testamento, puesto que entonces el matrimonio no era considerado como un sacramento. No obstante, la Palabra de Dios en la Antigua Alianza es significativa para nosotros, ya que Jesús se coloca en esta tradición y argumenta a partir de ella. En el decálogo se encuentra el mandamiento: “No cometerás adulterio” (Ex 20,14), sin embargo, en otro lugar el divorcio es visto como algo posible. Según Dt 24,1-4, Moisés estableció que el hombre pueda expedir un libelo de repudio y despedir a la mujer de su casa, si no lo complace. En consecuencia de esto, el hombre y la mujer pueden volverse a casar. Sin embargo, junto a la concesión del divorcio, en el Antiguo Testamento es posible identificar una cierta resistencia hacia esta práctica. Al igual que el ideal de la monogamia, también la indisolubilidad está contenida en la comparación profética entre la alianza de Yavè con Israel y la alianza matrimonial. El profeta Malaquías lo expresa claramente: “No traicionarás a la esposa de tu juventud... siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza” (cfr Mal 2,14-15). En particular, las controversias con los fariseos fueron para el Señor una ocasión para ocuparse del tema. Jesús se distancia expresamente de la práctica veterotestamentaria del divorcio, que Moisés había permitido a causa de la “dureza de corazón” de los hombres y se remite a la voluntad originaria de Dios: “Desde el comienzo de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre” (Mc 10,5-9, cfr Mt 19; Lc 16,18). La Iglesia católica siempre se ha remitido, en la enseñanza y en la praxis, a estas palabras del Señor sobre la indisolubilidad del matrimonio. El pacto que une íntima y recíprocamente a los cónyugues entre sí, ha sido establecido por Dios. Designa una realidad que proviene de Dios y que, por tanto, ya no está a disposición de los hombres. Algunos exégetas sostienen hoy que estas palabras de Jesús habrían sido aplicadas, ya en tiempos apostólicos, con una cierta flexibilidad, concretamente con respecto a la porneia/fornicación (cfr Mt 5,32; 19,9) y a la separación entre un cristiano y su cónyuge no cristiano (cfr 1Cor 7,12-15). En el campo exegético, las cláusulas sobre la fornicación fueron objeto de discusión controvertida, desde el comienzo. Muchos están convencidos que no se trataría de excepciones a la indisolubilidad, sino de vínculos matrimoniales inválidos. De todos modos, la Iglesia no puede fundar su doctrina y praxis sobre hipótesis exegéticas debatidas. Ella debe atenerse a la clara enseñanza de Cristo. Pablo establece la prohibición del divorcio como un deseo expreso de Cristo: “A los casados, en cambio, les ordeno –y esto no es mandamiento mío, sino del Señor– que la esposa no se separe de su marido. Si se separa, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su esposo. Y que tampoco el marido abandone a su mujer” (1Cor 7,10-11). Al mismo tiempo, permite en razón de su propia autoridad, que un no cristiano pueda separarse de su cónyuge, si se ha convertido al cristianismo. En este caso, el cristiano “no queda obligado” a permanecer soltero (1Cor 7, 12-16). A partir de esta posición, la Iglesia reconoce que sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer bautizados es un sacramento en sentido real, y que sólo a éstos se aplica la indisolubilidad en modo incondicional. El matrimonio de no bautizados, si bien está orientado a la indisolubilidad, bajo ciertas circunstancias –a causa de bienes más altos– puede ser disuelto (Privilegium Paulinum). No se trata aquí, por tanto, de una excepción a las palabras del Señor. La indisolubilidad del matrimonio sacramental, es decir de éste en el ámbito del misterio cristiano, permanece intacta. La Carta a los Efesios es de grande significado para el fundamento bíblico de la comprensión sacramental del matrimonio. En ella se señala: “Maridos, amad a vuestras esposas, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella” (Ef 5,25). Y más adelante, escribe el Apóstol: “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne. Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia” (Ef 5,31-32). El matrimonio cristiano es un signo eficaz de la alianza entre Cristo y la Iglesia. El matrimonio entre bautizados es un sacramento porque significa y confiere la gracia de este pacto. El testimonio de la Tradición de la Iglesia Los Padre de la Iglesia y los Concilios constituyen un importante testimonio para el desarrollo de la posición eclesiástica. Según los Padres, las instrucciones bíblicas son vinculantes. Éstos rechazan las leyes estatales sobre el divorcio por ser incompatibles con las exigencias de Jesús. La Iglesia de los Padres, en obediencia al Evangelio, rechazó el divorcio y un segundo matrimonio. En este punto, el testimonio de los Padres es inequivocable. En la época patrística, los creyentes separados que se habían vuelto a casar civilmente no eran readmitidos oficialmente a los sacramentos, aún cuando hubiesen pasado por un periodo de penitencia. Algunos textos patrísticos, es cierto, permiten reconocer abusos, que no siempre fueron rechazados con rigor y que, en ocasiones, se buscaron soluciones pastorales para rarísimo casos-límites. Más tarde, en algunas regiones, sobre todo a causa de la creciente interdependencia entre el Estado y la Iglesia, se llegó a compromisos mayores. En Oriente este desarrollo prosiguió su curso y condujo, especialmente después de la separación de la Cathedra Petri (Cátedra de Pedro, n.d.e.), a una praxis cada vez más liberal. Hoy existe en las iglesias ortodoxas una multitud de causas para el divorcio, que en su mayoría son justificados mediante la referencia a la Oikonomia, la indulgencia pastoral en casos particularmente difíciles, y abren el camino a un segundo o tercer matrimonio con carácter penitencial. Esta práctica no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y representa una dificultad significativa para el ecumenismo. En Occidente, la Reforma Gregoriana se opuso a la tendencia liberalizadora y retornó a la interpretación originaria de la Escritura y de los Padres. La Iglesia Católica ha defendido la absoluta indisolubilidad del matrimonio también al precio de grandes sacrificios y sufrimientos. El cisma de la “Iglesia de Inglaterra” separada del sucesor de Pedro, tuvo lugar no con motivo de diferencias doctrinales, sino porque el Papa, en obediencia a las palabras de Jesús, no podía ceder a la presión del rey Enrique VIII para disolver su matrimonio. El Concilio de Trento confirmó la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio sacramental y explicó que ésta corresponde a la enseñanza del Evangelio (cfr DH 1807). En ocasiones, se sostiene que la Iglesia toleró de hecho la praxis oriental. Esto no corresponde a la verdad. Los canonistas hablaron reiteradamente de una práctica abusiva, y existen testimonios de grupos de cristianos ortodoxos, que, convertidos al catolicismo, tuvieron que firmar una confesión de fe con una expresa referencia a la imposibilidad de un segundo o un tercer matrimonio. El Concilio Vaticano II, en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre “la Iglesia en el mundo de hoy”, ha enseñado una doctrina teológica y espiritualmente profunda sobre el matrimonio. Ella sostiene de forma clara su indisolubilidad. El matrimonio se entiende como una comunidad integral, corpóreo-espiritual, de vida y amor entre un hombre y una mujer, que recíprocamente se entregan y reciben como personas. Mediante el acto personal y libre del consentimiento recíproco, se funda por derecho divino una institución estable ordenada al bien de los cónyuges y de la prole, e independiente del arbitrio del hombre: “Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad” (n. 48). A través del sacramento, Dios concede a los cónyuges una gracia especial: “Porque así como Dios antiguamente se adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como El mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella” (idem). Mediante el sacramento, la indisolubilidad del matrimonio contiene un significado nuevo y más profundo: Llega a ser una imagen del amor de Dios hacia su pueblo y de la irrevocable fidelidad de Cristo a su Iglesia. El matrimonio como sacramento se puede entender y vivir sólo en el contexto del misterio de Cristo. Cuando el matrimonio se seculariza o se contempla como una realidad meramente natural, queda impedido el acceso a su sacramentalidad. El matrimonio sacramental pertenece al orden de la gracia y, en definitiva, está integrado en la comunidad de amor de Cristo con su Iglesia. Los cristianos están llamados a vivir su matrimonio en el horizonte escatológico de la llegada del Reino de Dios en Jesucristo, Verbo de Dios encarnado. El testimonio del Magisterio en épocas recientes Con el texto, aún hoy fundamental, de la Exhortación Apostólica Familiaris consortio, publicado por Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1981, después del Sínodo de Obispos sobre la familia cristiana en el mundo de hoy, se confirma expresamente la enseñanza dogmática de la Iglesia sobre el matrimonio. Desde el punto de vista pastoral, la Exhortación postsinodal se ocupa también de la atención de los fieles vueltos a casar con rito civil, pero que están aún vinculados entre sí por un matrimonio eclesiástico válido. El Papa manifiesta por tales fieles un alto grado de preocupación y de afecto. El n. 84 (“Divorciados vueltos a casar”) contiene las siguientes afirmaciones fundamentales: 1. Los pastores que tienen cura de ánimas, están obligados por amor a la verdad “a discernir bien las situaciones”. No es posible evaluar todo y a todos de la misma manera. 2. Los pastores y las comunidades están obligados a ayudar con solicita caridad a los fieles interesados. También ellos pertenecen a la Iglesia, tienen derecho a la atención pastoral y deben tomar parte en la vida de la Iglesia. 3. Sin embargo, no se les puede conceder el acceso a la Eucaristía. Al respecto se adopta un doble motivo: a) “Su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía”; b) “Si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio”. Una reconciliación a través del sacramento de la penitencia, que abre el camino hacia la comunión eucarística, únicamente es posible mediante el arrepentimiento acerca de lo acontecido y “la disposición a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio”. Esto significa, concretamente, que cuando por motivos serios la nueva unión no puede interrumpirse, por ejemplo a causa de la educación de los hijos, el hombre y la mujer deben “obligarse a vivir una continencia plena”. 4. A los pastores se les prohíbe expresamente, por motivos teológico sacramentales y no meramente legales, efectuar “ceremonias de cualquier tipo” para los divorciados vueltos a casar”, mientras subsista la validez del primer matrimonio. La carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar, del 14 de septiembre de 1994, ha confirmado que la praxis de la Iglesia, frente a esta pregunta, “no puede ser modificada basándose en las diferentes situaciones” (n.5). Además, se aclara que los fieles afectados no deben acercarse a recibir la sagrada comunión basándose en sus propias convicciones de conciencia: “En el caso de que él lo juzgara posible, los pastores y los confesores (…), tienen el grave deber de advertirle que dicho juicio de conciencia está reñido abiertamente con la doctrina de la Iglesia” (n. 6). Si existen dudas acerca de la validez de un matrimonio fracasado, éstas deberán ser examinadas por el tribunal matrimonial competente (cfr n. 9). Sigue siendo de fundamental importancia obrar “con solícita caridad [para] hacer todo aquello que pueda fortalecer en el amor de Cristo y de la Iglesia a los fieles que se encuentran en situación matrimonial irregular. Sólo así será posible para ellos acoger plenamente el mensaje del matrimonio cristiano y soportar en la fe los sufrimientos de su situación. En la acción pastoral se deberá cumplir toda clase de esfuerzos para que se comprenda bien que no se trata de discriminación alguna, sino únicamente de fidelidad absoluta a la voluntad de Cristo que restableció y nos confió de nuevo la indisolubilidad del matrimonio como don del Creador” (n. 10). En la Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum caritatis, del 22 de febrero de 2007, Benedicto XVI retoma y da nuevo impulso al trabajo del anterior Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía. El n. 29 del documento trata acerca de la situación de los fieles divorciados y vueltos a casar. También para Benedicto XVI se trata aquí de “un problema pastoral difícil y complejo”. Reitera “la praxis de la Iglesia, fundada en la Sagrada Escritura (cfr Mc 10,2-12), de no admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo”, pero también exhorta a los pastores a dedicar “una especial atención” a los afectados, “con el deseo de que, dentro de lo posible, cultiven un estilo de vida cristiano mediante la participación en la santa Misa, aunque sin comulgar, la escucha de la Palabra de Dios, la Adoración eucarística, la oración, la participación en la vida comunitaria, el diálogo con un sacerdote de confianza o un director espiritual, la entrega a obras de caridad, de penitencia, y la tarea de educar a los hijos”. Cuando existen dudas sobre la validez de un matrimonio anterior fracasado, éstas deberán ser examinadas por los tribunales matrimoniales competentes. La mentalidad actual contradice la comprensión cristiana del matrimonio especialmente en lo relativo a la indisolubilidad y la apertura a la vida. Puesto que muchos cristianos están influido por este contexto cultural, en nuestros días, los matrimonios están más expuestos a la invalidez que en el pasado. En efecto, falta la voluntad de casarse según el sentido de la doctrina matrimonial católica y se ha reducido la pertenencia a un contexto vital de fe. Por esto, la comprobación de la validez del matrimonio es importante y puede conducir a una solución de estos problemas. Cuando la nulidad del matrimonio no puede demostrarse, la absolución y la comunión eucarística presuponen, de acuerdo con la probada praxis eclesial, una vida en común “como amigos, como hermano y hermana”. Las bendiciones de estas uniones irregulares, “para que no surjan confusiones entre los fieles sobre el valor del matrimonio, se deben evitar”. La bendición (bene-dictio: aprobacion por parte de Dios) de una relación que se opone a la voluntad del Señor es una contradicción en sí misma. En su homilía para el VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán, el 3 de junio de 2012, Benedicto XVI habló una vez más de este doloroso problema: “Quisiera dirigir unas palabras también a los fieles que, aun compartiendo las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, están marcados por las experiencias dolorosas del fracaso y la separación. Sabed que el Papa y la Iglesia os sostienen en vuestra dificultad. Os animo a permanecer unidos a vuestras comunidades, al mismo tiempo que espero que las diócesis pongan en marcha adecuadas iniciativas de acogida y cercanía”. El último Sínodo de Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana” (7-28 de octubre de 2012), ha vuelto a ocuparse de la situación de los fieles que tras el fracaso de una comunidad de vida matrimonial (no el fracaso del matrimonio como tal, que permanece en cuanto sacramento), han establecido una nueva unión y conviven sin el vínculo sacramental del matrimonio. En el mensaje conclusivo, los Padres sinodales se dirigieron a ellos con las siguientes palabras: “A todos ellos les queremos decir que el amor de Dios no abandona a nadie, que también la Iglesia los ama y es una casa acogedora con todos, que siguen siendo miembros de la Iglesia, aunque no puedan recibir la absolución sacramental ni la Eucaristía. Que las comunidades católicas estén abiertas a acompañar a cuantos viven estas situaciones y favorezcan caminos de conversión y de reconciliación”. Consideraciones antropológicas y teológico-sacramentales La doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio encuentra con frecuencia incomprensiones en un ambiente secularizado. Allí donde las ideas fundamentales de la fe cristiana se han perdido, la mera pertenencia convencional a la Iglesia no está en condiciones de sostener decisiones de vida relevantes ni de ofrecer un apoyo en las crisis tanto del estado matrimonial como del sacerdotal y la vida consagrada. Muchos se preguntan: ¿Cómo podré comprometerme para toda la vida con una única mujer o un único hombre? ¿Quién me puede decir cómo estará mi matrimonio en diez, veinte, treinta o cuarenta años? Por otra parte, ¿es posible una unión de carácter definitivo a una única persona? La gran cantidad de uniones matrimoniales que hoy se rompen refuerzan el escepticismo de los jóvenes sobre las decisiones que comprometan la propia vida para siempre. Por otra parte, el ideal de la fidelidad entre un hombre y una mujer, fundado en el orden de la creación, no ha perdido nada de su atractivo, como lo revelan recientes encuestas dirigidas a gente joven. La mayoría de los jóvenes anhela una relación estable y duradera, tal como corresponde a la naturaleza espiritual y moral del hombre. Además, se debe recordar el valor antropológico del matrimonio indisoluble, que libera a los cónyuges de la arbitrariedad y de la tiranía de sentimientos y estados de ánimo, y les ayuda a sobrellevar las dificultades personales y a vencer las experiencias dolorosas. En particular, protege a los niños, que, por lo general, son los que más sufren con la ruptura del matrimonio. El amor es más que un sentimiento o instinto. En su esencia, el amor es entrega. En el amor matrimonial, dos personas se dicen consciente y voluntariamente: sólo tú, y para siempre. A las palabras del Señor: “Lo que Dios ha unido” corresponde la promesa de los esposos: “Yo te acepto como mi marido… Yo te acepto como mi mujer… Quiero amarte, cuidarte y honrarte toda mi vida, hasta que la muerte nos separe”. El sacerdote bendice la alianza que los esposos han sellado entre si ante la presencia de Dios. Quien se pregunte si el vínculo matrimonial tiene una naturaleza ontológica, déjese instruir por las palabras del Señor: “Al principio, el Creador los hizo varón y mujer, y que dijo: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Así, pues, ya no son dos, sino una sola carne” (Mt 19, 4-6). Para los cristianos rige el hecho de que el matrimonio entre bautizados –por tanto, incorporados al cuerpo de Cristo–, tiene una dimensión sacramental y representa así una realidad sobrenatural. Uno de los más serios problemas pastorales está constituido por el hecho de que algunos juzgan el matrimonio exclusivamente con criterios mundanos y pragmáticos. Quien piensa según “el espíritu del mundo” (1Cor 2,12) no puede comprender la sacramentalidad del matrimonio. La Iglesia no puede responder a la creciente incomprensión sobre la santidad del matrimonio con una adaptación pragmática ante lo presuntamente inexorable, sino sólo mediante la confianza en “el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido” (1Cor 2,12). El matrimonio sacramental es un testimonio de la potencia de la gracia que transforma al hombre y prepara a toda la Iglesia para la ciudad santa, la nueva Jerusalén, la Iglesia misma, preparada “como una novia que se engalana para su esposo” (Ap 21,2). El evangelio de la santidad del matrimonio se anuncia con audacia profética. Un profeta tibio busca su propia salvación en la adaptación al espíritu de los tiempos, pero no la salvación del mundo en Jesucristo. La fidelidad a las promesas del matrimonio es un signo profético de la salvación que Dios dona al mundo: “Quien sea capaz de entender, que entienda” (Mt 19,12). Mediante la gracia sacramental, el amor conyugal es purificado, fortalecido e incrementado. “Este amor, ratificado por la mutua fidelidad y, sobre todo, por el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel, en cuerpo y mente, en la prosperidad y en la adversidad, y, por tanto, queda excluido de él todo adulterio y divorcio” (Gaudium et spes, n. 49). Los esposos, en virtud del sacramento del matrimonio, participan en el definitivo e irrevocable amor de Dios. Por esto, pueden ser testigos del fiel amor de Dios, nutriendo permanentemente su amor a través de una vida de fe y de caridad. Los pastores saben que existen ciertamente situaciones en que la convivencia matrimonial, por motivos graves, se torna prácticamente imposible, por ejemplo, a causa de violencia sicológica o física. En estas situaciones dolorosas la Iglesia ha siempre permitido que los conyugues se separaran. Sin embargo, se debe precisar que el vínculo conyugal del matrimonio válidamente celebrado se mantiene intacto ante Dios, y sus integrantes no son libres para contraer un nuevo matrimonio mientras el otro cónyuge permanece con vida. Los pastores y las comunidades cristianas se deben por lo tanto comprometer en promover caminos de reconciliación, también en estas situaciones, o bien, cuando no sea posible, ayudar a las personas afectadas a superar en la fe su difícil situación. Comentarios teológico morales Cada vez con más frecuencia se sugiere que la decisión de acercarse o no a la comunión eucarística por parte de los divorciados vueltos a casar debería dejarse a la iniciativa de la conciencia personal. Este argumento, al que subyace un concepto problemático de “conciencia”, ya fue rechazado en la carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1994. Desde luego, los fieles deben examinar su conciencia en cada celebración eucarística para ver si es posible recibir la sagrada comunión, a la que siempre se opone un pecado grave no confesado. Los fieles tienen el deber de formar su conciencia y de orientarla a la verdad. Para esto, deben prestar obediencia a la voz del Magisterio de la Iglesia que ayuda “a no desviarse de la verdad sobre el bien del hombre, sino a alcanzar con seguridad, especialmente en las cuestiones más difíciles, la verdad y a mantenerse en ella” (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, n. 64). Cuando los divorciados vueltos a casar están en conciencia convencidos de que su matrimonio anterior no era válido, tal hecho se deberá comprobarse objetivamente, a través de la autoridad judicial competente en materia matrimonial. El matrimonio no es incumbencia exclusiva de los cónyuges delante de Dios, sino que, siendo una realidad de la Iglesia, es un sacramento, respecto del cual no toca al individuo decidir su validez, sino a la Iglesia, en la que él se encuentra incorporado mediante la fe y el Bautismo. “Si el matrimonio precedente de unos fieles divorciados y vueltos a casar era válido, en ninguna circunstancia su nueva unión puede considerarse conformé al derecho; por tanto, por motivos intrínsecos, es imposible que reciban los Sacramentos. La conciencia de cada uno está vinculada, sin excepción, a esta norma” (Card. Joseph Ratzinger, “A propósito de algunas objeciones contra la doctrina de la Iglesia sobre de la recepción de la Comunión eucarística por parte de los fieles divorciados y vueltos a casar”, 30 de Noviembre de 2011), Igualmente, la doctrina de la epikeia, según la cual, una ley vale en términos generales, pero la acción humana no siempre corresponde totalmente a ella, no puede ser aplicada aquí, puesto que en el caso de la indisolubilidad del matrimonio sacramental se trata de una norma divina que la Iglesia no tiene autoridad para cambiar. Ésta tiene, sin embargo, en la línea del Privilegium Paulinum, la potestad para esclarecer qué condiciones se deben cumplir para que surja el matrimonio indisoluble según las disposiciones de Jesús. Reconociendo esto, ella ha establecido impedimentos matrimoniales, reconocido causas para la nulidad del matrimonio, y ha desarrollado un detallado procedimiento. Otra tendencia a favor de la admisión de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos es la que invoca el argumento de la misericordia. Puesto que Jesús mismo se solidarizó con las personas que sufren, dándoles su amor misericordioso, la misericordia sería por lo tanto un signo especial del auténtico seguimiento de Cristo. Esto es cierto, sin embargo, no es suficiente como argumento teológico-sacramental, puesto que todo el orden sacramental es obra de la misericordia divina y no puede ser revocado invocando el mismo principio que lo sostiene. Además, mediante una invocación objetivamente falsa de la misericordia divina se corre el peligro de banalizar la imagen de Dios, según la cual Dios no podría más que perdonar. Al misterio de Dios pertenece el hecho de que junto a la misericordia están también la santidad y la justicia. Si se esconden estos atributos de Dios y no se toma en serio la realidad del pecado, tampoco se puede hacer plausible a los hombres su misericordia. Jesús recibió a la mujer adúltera con gran compasión, pero también le dijo: “vete y desde ahora no peques más” (Jn 8,11). La misericordia de Dios no es una dispensa de los mandamientos de Dios y de las disposiciones de la Iglesia. Mejor dicho, ella concede la fuerza de la gracia para su cumplimiento, para levantarse después de una caída y para llevar una vida de perfección de acuerdo a la imagen del Padre celestial. La solicitud pastoral Aunque por su propia naturaleza no sea posible admitir a los sacramentos a las personas divorciadas y vueltas a casar, tanto más son necesarios los esfuerzos pastorales hacia estos fieles. Pero se debe tener en cuenta que tales esfuerzos tienen que mantenerse dentro del marco de la Revelación y de los presupuestos de la doctrina de la Iglesia. El camino señalado por la Iglesia para estas personas no es simple. Sin embargo, ellas deben saber y sentir que la Iglesia, como comunidad de salvación, les acompaña en su camino. Cuando los cónyuges se esfuerzan por comprender la praxis de la Iglesia y se abstienen de la comunión, ellos ofrecen a su modo un testimonio a favor de la indisolubilidad del matrimonio. La solicitud por los divorciados vueltos a casar no se debe reducir a la cuestión sobre la posibilidad de recibir la comunión sacramental. Se trata de una pastoral global que procura estar a la altura de las diversas situaciones. Es importante al respecto señalar que además de la comunión sacramental existen otras formas de comunión con Dios. La unión con Dios se alcanza cuando el creyente se dirige a Él con fe, esperanza y amor, en el arrepentimiento y la oración. Dios puede conceder su cercanía y su salvación a los hombres por diversos caminos, aún cuando se encuentran en una situación de vida contradictoria. Como ininterrumpidamente subrayan los recientes documentos del Magisterio, los pastores y las comunidades cristianas están llamados a acoger abierta y cordialmente a los hombres en situaciones irregulares, a permanecer a su lado con empatía, procurando ayudarles, y dejándoles sentir el amor del Buen Pastor. Una pastoral fundada en la verdad y en el amor encontrará siempre y de nuevo los caminos legítimos por recorrer y formas más justa para actuar.