viernes, 10 de febrero de 2017

La ideología de género contestada científicamente por Paul McHugh, el psiquiatra más importante de los último 50 años

Dos reconocidos científicos (Paul McHugh, el psiquiatra vivo más reconocido a nivel mundial, y el epidemiólogo y miembro del departamento de psiquiatría de la Universidad de Medicina John Hopkins, Lawrence Mayer) han publicado en la revista The New Atlantis el estudio "Sexualidad y Género: Descubrimientos desde las ciencias biológicas, psicológicas y sociales" (en su original en inglés "Sexuality and Gender Findings from the Biological, Psychological, and Social Sciences"). El estudio tiene el valor de analizar 200 investigaciones académico-científico sobre ideología de género y orientación sexual. Bioética web resume así el contenido: El examen de la investigación en las ciencias biológicas, psicológicas y sociales, muestra que algunas de las reivindicaciones más frecuentes acerca de la sexualidad y el género no son sustentadas por la evidencia científica. El informe pone un foco especial en las tasas más altas de problemas de salud mental entre las poblaciones LGBT, y pone en duda la base científica de las tendencias del tratamiento de los niños que no se identifican con su sexo biológico. Es necesaria más evidencia científica para proporcionar a estas personas la comprensión, la atención y el apoyo que necesitan para llevar una vida lo más completa posible. Otros de los sorprendentes resultados arrojados por el estudio son: No puede establecerse científicamente que la orientación sexual divergente con el sexo biológico (disforia de género) sea una propiedad innata e inmutable en el ser humano. No existen evidencias, por tanto, de que exista una determinación de origen genético hacia este tipo de conductas. La orientación sexual no es inamovible, sino que puede cambiar a lo largo de la vida. Esto resulta de especial importancia en la adopción de medidas “irreversibles” de asignación de sexo, que pueden llegar a agravar los cuadros de disforia hasta niveles dramáticos. En concreto, el 80 % de los adolescentes masculinos que manifiestan una atracción hacia el mismo sexo, dejan de sentirla al alcanzar la edad adulta. Aunque algunos investigadores cuestionan estos datos y refieren errores metodológicos en la encuesta, no dejan de ser muy significativos. El riesgo de padecer problemas de salud, es superior en los no heterosexuales, tanto a nivel de salud general como mental. Así, presentan 1,5 veces más riesgo de padecer ansiedad, el doble de sufrir depresión, 1,5 veces más de adicción a sustancias y 2,5 veces más riesgo de suicidio. En cuanto a la población transgénero, resulta alarmante la cifra de intentos de suicidio, que alcanza, según un estudio, un 41 %, frente al 5 % que registra la población no transgénero en Estados Unidos. Otro estudio encontró cinco veces más riesgo de intento de suicidio en la población que se había sometido a cirugía de reasignación de sexo, en comparación con los grupos de control. El riesgo de morir a consecuencia de un suicidio era 19 veces más que la población control. Respecto a este dato, se ha esgrimido con frecuencia que el estigma y rechazo social que padece el colectivo transgénero estaría detrás de este incremento. Pero no parece ser este un argumento sostenible según el estudio que nos ocupa, que afirma que estos altos índices de intento de suicidio se registran también en personas transexuales en cuyos entornos sociales no se les da trato discriminatorio. El porcentaje de población estadounidense que no se identifica con su sexo biológico es del 0.6 %. Existen débiles correlaciones entre estructura cerebral y conducta transgénero en los estudios analizados, insuficientes para atribuir esas conductas a una base neurobiológica. Solo una reducida minoría de los niños que manifiestan una “identificación de género cruzada”, la mantienen en la adolescencia y la edad adulta. Este dato resulta especialmente relevante ante los intentos de promover reasignaciones de sexo en niños antes de la pubertad, que puede ocasionar graves trastornos futuros cuando la tendencia revierta espontáneamente. Los datos sobre eficacia de los tratamientos de reasignación de sexo en adolescentes, hormonales o quirúrgicos, son escasos y su generalización no está avalada por las evidencias científicas disponibles.

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