martes, 31 de diciembre de 2013

lunes, 30 de diciembre de 2013

domingo, 29 de diciembre de 2013

sábado, 28 de diciembre de 2013

viernes, 27 de diciembre de 2013

La adoración de la riqueza

por Gilbert Keith Chesterton Traducción de Juan Manuel Salmerón, tomado de su blog. Título original: «The worship of the wealthy», en All Things Considered bservo que se ha introducido en nuestra literatura y periodismo una nueva forma de lisonjear al rico y al grande. En tiempos más sencillos y honestos, la lisonja era también más sencilla y honesta; la falsedad, más verdadera. El pobre que quería agradar al rico le decía que era el más sabio, valiente, alto, fuerte, benévolo y apuesto del mundo, y aunque el rico seguramente sabía que nada de eso era verdad, ningún daño había. Cuando los cortesanos hacían el elogio de un rey, le atribuían cosas de todo punto improbables, diciendo que se parecía al sol del cenit, que cuando entraba en la estancia debían cubrirse los ojos, que sus súbditos no podían vivir sin él o que había conquistado Europa, Asia, África y América con su sola espada. Lo que salvaba esta especie de alabanza era lo artificioso de ella; entre el rey y su imagen pública no había relación alguna. En cambio, los modernos han inventado un tipo de elogio mucho más sutil y ponzoñoso, que consiste en hacer un retrato creíble de la personalidad del príncipe o del rico, reputándolo verbigracia por persona seria, campechana o reservada, o amante del deporte o del arte, para entonces poner por los cuernos de la luna el valor e importancia de estas cualidades naturales. Los que alaban al señor Carnegie no dicen que es sabio como Salomón y valiente como Marte; ojalá lo hicieran. La segunda cosa honesta que a continuación harían sería confesar la verdadera razón de sus elogios, que no es otra que la de que tiene dinero. Los periodistas que escriben sobre el señor Pierpont Morgan no dicen que es tan bello como Apolo; ojalá lo hicieran. Lo que hacen es tomar la vida superficial del hombre rico, sus costumbres, ropa, aficiones, amor a los gatos, desprecio de los médicos y demás, y, fundados en este realismo, convertirlo en un profeta y un mesías de su clase, cuando no es sino un tonto común y corriente al que gustan los gatos o disgustan los médicos. El cumplimentador de antes daba por sentado que el rey era un hombre como cualquier otro y se esforzaba por hacerlo extraordinario; el cumplimentador de hoy, más listo, da por sentado que es extraordinario, y que, en consecuencia, aun lo más ordinario de él reviste interés. Tengo observada una manera curiosísima de hacer esto. Es la manera que se aplica a seis de los hombres más ricos de Inglaterra en un libro de entrevistas publicado por un conocido y competente periodista. El adulador sabe envolver con ingenio la estricta verdad en una atmósfera de deferencia y misterio, gracias al sencillo método de presentarla en negativo. Supóngase que escribimos un estudio benigno sobre el señor Pierpont Morgan. Quizá no haya mucho que decir acerca de lo que piensa, gusta o admira; pero podemos insinuar todo un mundo de gustos y pensamientos ponderando por extenso aquello que no piensa, gusta ni admira. Por ejemplo: «Poco atraído por las más modernas escuelas de la filosofía alemana, se mantiene alejado de las tendencias del panteísmo trascendental con no menor determinación que de los estrechos éxtasis del neocatolicismo». O supóngase que hemos de hacer el elogio de una asistenta que acaba de entrar en casa, y que sin duda lo merece con creces. Digamos: «Sería un error reputar a la señora Higgs por seguidora de Loisy, ya que su posición es en muchos aspectos diferente. Pero no menos erróneo sería identificarla con el hebraísmo de Harnack». Es un método excelente, pues da ocasión al cumplimentador de hablar de algo que no es propiamente el cumplimentado, y confiere a este un chocante, pero luminoso, halo intelectual, como de persona que ha atravesado crisis filosóficas de las que antes no tenía conciencia. Método excelente, digo, que, empero, me gustaría ver aplicado más veces a las asistentas que a los millonarios. Hay otra manera de adular a las personas eminentes que, observo, es muy común entre quienes escriben en periódicos o en otras partes. Consiste en calificarlas de «sencillas», «tranquilas» o «modestas» sin razón ni justificación alguna. Ser sencillo es lo mejor del mundo; ser modesto, lo segundo mejor del mundo. No estoy tan seguro de que ser tranquilo vaya aparejado. Más bien me inclino a pensar que las personas modestas alborotan mucho. Que también lo hacen las personas sencillas es algo que salta a la vista. Pero sencillez y modestia son, al menos, virtudes muy raras, que no deben atribuirse a la ligera. Pocos hombres, y esos solo ocasionalmente, se han elevado a la categoría de modestos; a nadie con diez o veinte años han vuelto sencillo largas guerras, como pueden haber vuelto sencillo a un soldado veterano. Estas virtudes no pueden prodigarse por simple adulación; muchos profetas y hombres rectos han deseado verlas y no las han visto. En cambio, se las usa, con mucha frecuencia y sin ningún juicio, para referir el nacimiento, vida y muerte de muchos hombres ricos. Cuando un periodista quiere describir cómo un político eminente o un hombre de negocios (que vienen a ser la misma cosa) entran en una habitación o andan por la calle, dice siempre: «El señor Midas iba modestamente vestido con un abrigo negro, un chaleco blanco, unos pantalones gris perla, una corbata verde y una sencilla flor en el ojal». Como si alguien hubiera esperado verlo vestido con un traje rojo o unos pantalones de lentejuelas, y con una girándula ardiendo en el ojal. Pero este método, si ya es bastante absurdo aplicado a la vida cotidiana de la gente de mundo, resulta intolerable cuando se lo aplica, como siempre se hace, a una circunstancia que es seria incluso en la vida de los políticos: la muerte. Cuando nos han dado bastante la lata describiéndonos el sencillo vestuario del millonario, que es tan complicado como cualquier vestido que pudiera ponerse sin parecer loco; cuando nos han hablado de la modesta casa del millonario, que suele ser demasiado inmodesta para llamarse casa; cuando nos lo han dado a conocer por medio de todas estas alabanzas huecas, al final se nos pide que admiremos también su tranquilo funeral. No sé qué otra cosa piensa la gente que puede ser un funeral sino tranquilo. Sin embargo, una y otra vez, esta irritante cantinela de la modestia y la sencillez se entona sobre la tumba de todos esos pobres hombres ricos –sobre la tumba de Beit, sobre la tumba de Whiteley–, por los cuales deberíamos sentir más que nada una inefable piedad. Recuerdo que cuando Beit murió, la prensa dijo que toda la gente importante iba en los coches fúnebres, que los tributos florales fueron suntuosos y espléndidos, pero que, con todo, fue un entierro tranquilo y sencillo. ¿Cómo se pensaban que podía ser, en el nombre de Aqueronte? ¿Creían que habría sacrificios humanos, inmolación en la lápida de esclavas orientales? ¿Que desfilarían bailarinas orientales contoneándose en un paroxismo de lamentación? ¿Que se celebrarían los juegos fúnebres de Patroclo? Temo que esos periodistas carecen de tan magnífico sentido pagano. Temo que solo usaban las palabras «tranquilo» y «modesto» para llenar una página, porque son un recurso de esa hipocresía automática demasiado común entre quienes han de escribir mucho y rápido. La palabra «modesto» será pronto como la palabra «honorable» para los japoneses, que la usan al parecer precediendo toda palabra en frases de cortesía: «Deje el honorable paraguas en el honorable paragüero». En el futuro leeremos que el modesto rey déjase ver con su modesta corona, cubierto de arriba abajo de modesto oro y acompañado por sus diez mil modestos condes, con las espadas modestamente desenvainadas. ¡No! Si tenemos que pagar por el esplendor, permítasenos que lo elogiemos por esplendoroso, no por modesto. La próxima vez que vea a un hombre rico por la calle, pienso abordarlo con exageración oriental. Seguro que echa a correr.

jueves, 26 de diciembre de 2013

femen lo tiene claro

y el demonio también: el enemigo del aborto es la Iglesia que apuesta a muerte por la vida y del hombre cuya expresión emejor y mas palmaria es la natividadc del Señor

miércoles, 25 de diciembre de 2013

martes, 24 de diciembre de 2013

Oración por nosotros los vencidos.

"¿Qué he hecho yo por Cristo?" San Ignacio Dios, que recibes hasta la derrota cuando ha luchado tanto el derrotado que de su sangra la postrera gota quedó sobre su costado taspasado. Dios, que no despreciaste ni el desastre cuando ha luchado un poco el desastrado pero la ola, el viento, el rumbo, el lastre y los astros no estaban de su lado. Dios, a quien no lo aterra ni el derrumbe cuando el escombro de lo derrumbado dejó un pabilo, un hálito, una lumbre con que encender incendio iluminado. Dios, que eres capaz de alzar la ruina cuando no amo su ruina el arruinado cuando gime sobre ella y adivina la huella en ella del primer pecado. Que con dejar caer lo caedizo no quedarías bien acreditado harías como todos, como hizo y el vulgo siempre desaconsejado. Señor, que siempre amaste lo vencido más que el triunfante desapoderado porque incluso de lo ya fenecido surge, si quieres, lo resucitado. Rey cuyo corazón se va al herido mas bien que al corazón acorazado que más por el enfermo habrás venido a nuestra tierra, que por el sanado. Rey a quien no interesa la victoria sino que sea el juego bien jugado y más que los laureles de la historia que salga alguno y sea buen soldado. Que sobre la política contienda no estas con uno ni con otro lado y estás encima dando siempre rienda al que se mata por un sueño honrado. Mírame, oh Rey, mi vida dimediada la flor de mi vivir ya dimediado con este gran dolor en el costado de no haber hecho nada, nada, nada. De no haber hecho nada consecuente a todo lo soñado y deseado de no haber hecho nada equivalente al gran honor del estandarte alzado. Mírame, oh Rey, el hontanar vacío el gran terreno yermo abandonado y ven Tú mismo un día como un río en mi vacío nunca resignado. Ven Tú mismo, Señor, a mi hondo abismo y no lo cures por apoderado como creaste el mundo por Ti mismo y portimismamente lo has salvado. Porque si llego al ataúd sombrío sin una flor en el peñon pelado no eres injusto, porque nada es mio pero no fueras tan santificado. Pues fuera tato desaprovechado y un lance y un albur tan mal perdido de hacer un gran milagro insospechado diferente de todos los que han sido. El más milagro y milagrez mas pura el mas sencillo y simplemente dado inmerecidamente regalado a su creatura de la nuca dura. Por el creador de todo lo creado P. Leonardo Castellani. Extraído de: Leonardo Castellani, "El Libro De Las Oraciones",

lunes, 23 de diciembre de 2013

ya falta menos... apretamos el paso

Para Steve Finch (Matthew Broderick), un optometrista de Massachussetts, la mejor época del año es la Navidad. Durante muchos años, ha conservado tradiciones que su mujer y sus hijos ya no pueden soportar. A pesar de ello, sigue teniendo un calendario del mes de diciembre repleto de actividades: la foto para la felicitación navideña, el ritual del árbol, los villancicos... Pero la felicidad de Steve se ve, de repente, perturbada por Buddy Hall (Danny DeVito), un astuto vendedor de coches que se instala en la casa de al lado.

Hace años, en el huerto de una pequeña iglesia había tres árboles, un gran roble, un frondoso manzano y un hermoso abeto. Al pie de los árboles vivían tres animalitos. Tamia, Mamá Gorrión y Lotor. Aunque los tres árboles tendían a discutir entre ellos, las visitas de su mejor amigo, un niño de siete años llamado Guillermo, siempre les alegraba. Pero un triste día el sacerdote de la iglesia tomó una decisión que iba a resulta catastrófica para nuestros amigos. La iglesia tenía que agrandarse y para ello necesitaba ganar espacio, por lo que uno de los tres árboles tenía que ser talado.
LA GRAN FAMILIA
Historia de una familia numerosa compuesta por un matrimonio, quince hijos y el abuelo. El aparejador Carlos Alonso tiene, además de paciencia y sufrida esposa, quince retoños y un abuelo de los que cuidar. Carlos practica, lógicamente y de manera desaforada, el pluriempleo. No le queda otro remedio si quiere sacar adelante a la familia, aunque todavía le quede la remota esperanza del Premio Nacional de Natalidad.

LA GRAN FAMILIA+ UNO
La vida de la desmesurada familia del aparejador Carlos Alonso ha sufrido varios cambios con el correr de los años: el nacimiento del hijo numero 16, la pequeña María, coincidió con la muerte de la madre, que dejó tras de sí un hueco irrellenable. El abuelo también ha fallecido. El padrino pastelero se ha casado, y los chicos han ido creciendo rápidamente...

domingo, 22 de diciembre de 2013

Catequesis 32. Antes de la natividad de Cristo

Teodoro Estudita Sobre el nacimiento del Salvador y sobre el deber de perseverar con tenacidad en nuestra vida monástica Hermanos y padres, ya se acerca la fiesta de la Teofanía [1], y ¡el día de la alegría está a la puerta! Es en efecto una gran alegría (cf. Lc 2,10), como nunca nos fue dada desde el inicio de los tiempos, que el Hijo de Dios haya venido a nosotros, no a través de figuras y símbolos, como cuando en un tiempo apareció a nuestros padres [2], sino visitándonos a través del nacimiento de una virgen y manifestándose a nosotros en persona. ¡En todas las generaciones no hubo evento más feliz que este, ni más admirable, entre todas las maravillas realizadas por Dios desde el inicio de los tiempos! Por esto los ángeles anuncian el misterio (cf. Lc 2, 13-14) y una estrella revela que el Celestial ha nacido en la tierra (cf. Mt 2, 2); por esto los pastores van a ver la salvación que les ha sido anunciada (cf. Lc 2, 15-17), y los magos llevan regalos (cf. Mt 2, 11); por esto es cantado un cántico nuevo, por la novedad de los eventos, puesto que el Dios glorificado en lo más alto de los cielos se ha manifestado en la tierra como paz (cf. Lc 2,14). De esto da testimonio el Apóstol diciendo: Porque Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. (Ef 2, 14-16). Los profetas y los justos, desde el inicio de los tiempos, han deseado ver estas cosas (cf. Mt 13, 17), pero no las vieron sino a través de la fe. Nosotros, en cambio, como está escrito, hemos visto y nuestras manos han tocado al Verbo de vida: porque la vida se ha hecho visible (1 Jn 1, 1-2) y nosotros hemos obtenido la adopción filial (cf. Gal 4, 5). Pero ¿qué daremos al Señor por todo lo que nos ha dado? (Sal 115,3) Anticipándonos, el santo David lo ha ya proclamado: Alzaré el cáliz de la salvación e invocaré el nombre del Señor (Sal 115, 4). ¡Por esto alegrémonos, hermanos, ya que también nosotros hemos sido considerados dignos de dar un don al Señor, en cambio de todo lo que él nos ha dado! Y ¿cuál es ese don? La vida “que lleva la cruz” [3] que nosotros hemos elegido, y la confesión de fe en la cual permanecemos firmes y nos gloriamos, en la esperanza de la gloria de Dios (Rm 5, 2): lo que a juicio de todos es un martirio. De este modo, nosotros podemos celebrar la fiesta no en un solo día, sino por toda la vida, mientras que los que son gobernados por la carne y prisioneros de sus pasiones, no pueden celebrar esta fiesta, incluso si dan la apariencia de hacerlo, ni obran como hombres libres, siendo esclavos de sus pasiones y vendidos al pecado (cf. Rm 7, 14). Y en efecto está escrito: Quien comete un pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no permanece para siempre en la casa, sino el hijo es quien permanece para siempre (Jn 8, 34-35). Por esto, entonces, también nosotros, por gracia hemos sido juzgados dignos del nombre de hijos, permaneciendo para siempre en la casa, si mantenemos hasta el fin nuestra firmeza inicial (Heb 3, 14). Por esto, fortificados en el Espíritu Santo, perseveramos en nuestra vida monástica, y buscamos estimularnos unos a otros en la caridad y en las buenas obras (Heb 10, 24), en la obediencia, en la humildad, en la mansedumbre, y en toda otra tarea noble, sin desviar nuestro propósito, sino siempre más fortalecidos, y tanto más cuanto vemos que el día se acerca (Heb 10, 25). Se acerca, en efecto, el día del Señor, día grande y espléndido (Hechos 2, 20), en el cual el juez de todos se revelará y se mostrará en la gloria con la cual se mostró a los apóstoles en la divina transfiguración (cf. Lc 9, 28-36), poniendo delante de sí y juzgando a toda creatura, para dar a cada uno según sus acciones (Ap 22, 12). Y esperamos poderlo ver también nosotros, junto a todos los santos, mientras nos mira con rostro benigno y nos acoge en el reino de los cielos, por la gracia, la misericordia y la bondad de nuestro Señor Jesucristo, al cual se dan la gloria, el honor y la adoración, con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Teodoro Estudita Nelle Prove, la fiducia. Piccole catechesi Ed. Qiqajon. Comunità di Bose. 2006 Págs. 169-171 [1] El nombre de “Teofanía” (tà theophánia) en oriente puede indicar tanto la fiesta de Navidad celebrada el 25 de diciembre, como la fiesta de la Epifanía, celebrada el 6 de enero. Sobre los dos nombres de la fiesta de Navidad, cf. Gregorio de Nacianzo, Orariones 38, 2: “Ahora, ¿es la fiesta de la Teofanía o de la Navidad? En efecto, se dice de un modo o de otro, ya que los dos modos hacen referencia a un único acontecimiento… El nombre de Teofanía se usa porque Él se ha mostrado, el de Navidad porque Él ha nacido”. [2] Las teofanías del Antiguo Testamento son releídas por los padres como epifanías del Verbo. Cf. Ireneo de Lión, Contra las herejías IV, 20, 10-11; Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia I, 2, 6-10. [3] Es decir, la vida monástica.

sábado, 21 de diciembre de 2013

principe y mendigo

... como Cristo, pero sin la tontería del prota

viernes, 20 de diciembre de 2013

jueves, 19 de diciembre de 2013

otro... a ver si lo conseguimos

... podemos versionarlo en español que es el original?


ahora a toda orquesta...

miércoles, 18 de diciembre de 2013

martes, 17 de diciembre de 2013

un villancico para aprender

el cantito de la novena

 y otro de regalo

lunes, 16 de diciembre de 2013

domingo, 15 de diciembre de 2013

Y por qué no soñar?

... como dijo9 Isaias a proposito de lobor corderos, leones y terneros, etc

sábado, 14 de diciembre de 2013

viernes, 13 de diciembre de 2013

El festin de Babette

Siglo XIX. En una remota aldea de Dinamarca, dominada por el puritanismo, dos ancianas hermanas, que han permanecido solteras, recuerdan con nostalgia su lejana juventud y la rígida educación que las obligó a renunciar a la felicidad. La aparición de Babette, que llega desde París, huyendo del Terror, cambiará sus vidas. La recién llegada tendrá pronto ocasión de corresponder a la bondad y al calor con que fue acogida. Un premio de lotería le permite organizar una opulenta cena con los mejores platos y vinos de la gastronomía francesa. Todos los vecinos aceptan la invitación, pero se ponen previamente de acuerdo para no dar muestras de una satisfacción que sería pecaminosa. Pero, poco a poco, en un ceremonial intenso y emotivo, van cediendo a los placeres de la cocina francesa.
y me dicen que es favorita del papa Francisco

jueves, 12 de diciembre de 2013

Morenita es...

LA VIRGEN MORENA
 
El codice Guadalupano
 
Los enigmas de Guadalupe
 
Aquí un gran documental del P. Loring S.J.
 
La Virgen de G. y sus misterios
 
Gimenez del Oso. En busca del misterio
 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

martes, 10 de diciembre de 2013

lunes, 9 de diciembre de 2013

domingo, 8 de diciembre de 2013

sábado, 7 de diciembre de 2013

viernes, 6 de diciembre de 2013

jueves, 5 de diciembre de 2013

miércoles, 4 de diciembre de 2013

poema de Leonardo C.

En mi soledad estoy
y en mi soledad me angustio
y canto solo de miedo
y el eco me sigue a dúo.

 Porque existe un padre corto
-y debe existir mas de uno-
¿deberé morirme yo morirme
o volverme estupido?

 Ningún mortal ha creado
lo que soy, poco o mucho:
hay un solo Padre Eterno
los demás son... latifundios...

 "Desensillar -como dicen- 
hasta que aclare Juan Rubio".
Mejor dormir o cantar
que caminar en lo oscuro.

 No se puede vivir hoy
sin deporte, y sin el gusto
del riesgo y de la aventura
y del humor y del humo.

 Poruqe en el mundo que corre
hay un toro suelto y bruto
que ha saltado la barrera
y hay que torear el absurdo.

Parezco una mujer,
pero una mujer es peor que un mulo
acerca de ciertas cosas
que ella solo ve -o ninguno.

La verdad es pegadora
aunque su conchavo es duro
defender las cosas que hizo Dios,
es su programa único.

 Déme Dios la gracia
de sucumbir bien si sucumbo...
si él quiere librarme,
Él sabe y me librara a lo brujo.

 Cristo cayó bajo el leño
no gallardo pero puro
no se revolcó, no dio coces,
no lanzó rebuznos.

 El mundo es ancho. La vida
es tenaz. Dios es profundo.
La maldad, la tontería
son falsas reinas del mundo.

 Al cabo de siete años
lo que el hombre ha dicho es nulo
y a las siete veces siete
todos quedamos desnudos.

 He escrito en mi testamento
que pongan en mi sepulcro:
"Este ha amado la verdad
 como un niño como un burro.

 Naturalmente no fue César
 ni Creso ni Lúculo...
 y le dieron prestamente
 permiso de ser difunto".

 Pero la verdad un día
pondrá una flor en mi túmulo.
Todo pasa. El alma queda.
Este es el asunto.

                Manresa, 1 de febrero de 1949
Leonardo Castellani de "El libro de las oraciones",

martes, 3 de diciembre de 2013

QUIJOTISMO

Pues todo aquel que vive sin locura es menos cuerdo que lo que él se piensa y pues princesa prometida inmensa- mente es mejor que esclava bien segura. Pues la llaga de amor nunca se cura sino más honda haciendola y extensa con la renuncia de la recompensa y el tomar por presencia la figura. A fuer de don Ignacio y san Quijote dejando el viejo pajaro-en-mano scogí los cien pajaros en vuelo y se me puede ver al estricote pisoteando de la tierra el guano que es mi manera de mirar al cielo. L. Castellani, 8 de mayo de 1943 "El Libro de las Oraciones"

lunes, 2 de diciembre de 2013

ALMA DE DIOS

Eloísa es una huérfana que, cansada de los malos tratos que recibe de la mujer que se ha hecho cargo de su educación, decide huir a Madrid para rehacer su vida. En la carretera es recogida por un joven y entre los dos surge el amor. Una vez en Madrid, Eloísa se aloja con una tía suya y su prima Irene. Pero los problemas comienzan de nuevo cuando Irene, para poder realizar un matrimonio de conveniencia, hace pasar a su hijo biológico como hijo de Eloísa

domingo, 1 de diciembre de 2013