viernes, 3 de enero de 2014

mujer, mujer

Ducadelia apartó sus legajos y leyó detenidamente el poema. Que decía así: Para despreocuparse de mujer, dice el célebre histólogo Cajal, precisa hartarse de mujer. Hay que agotar el mágico animal sed entrañable que entra por los ojos prurito inmenso y atracción vital. Usarlo mucho hasta que engendre enojos y comer hasta el asco y el exceso vivientes frutas y claveles rojos. Común remedio conocido es eso alguna vez terriblemente tienta perder el alma por un solo beso. . . Mas yo elegí tener alma sedienta. Yo no acepté el científico aparato yo renuncié en los lechos sudorosos a ese vaso vulgar de alcohol barato. Di de la posesión las breves rosas por las rosas eternas de la espera y el manantial de las celestes cosas. Y una mujer que para Dios me quiera que de mí necesite todo entero y de mi alma sea la enfermera. Despreocuparme de mujer no quiero. . . De la vida esencial sentir vacío quiero, y hasta alcanzar la luz que espero. Sufrir ausencias del Tesoro mío. Sólo Dios puede ser el cientotanto de lo que yo dejé por su promesa que es la mujer con su nupcial encanto. Será manjar común caduca mesa pero era de mi mente el lenitivo y el equilibrio para mi cabeza. Al dejarla dejé el remedio vivo cegué la humana fuente necesaria y de imposible sed quedé cautivo. . . Y mi aire mismo se volvió malaria. Pero Dios es el vino de la vida y es la resurrección extraordinaria. Puede romper mi tumba sin salida y a través de las puertas de la muerte de una tristeza enferma y desmedida. Pagar puede a lo Rey la deuda fuerte abrir tálamo eterno al alma mía trocar mi carne y reparar mi suerte En el beso de la Sabiduría. Pensé de ti un millón de cosas lindas que un día, oh Reina, te diré en el cielo en paisaje de lirios y de guindas. No es buen tiempo este tiempo de recelo para mí por lo menos, para amores. No habita niño Amor inmisión de duelo. Campa el feroz pirata en los alcores esta ocupando mi nación natía humo de incendio y ruido de atambores. Sucio y en fiebre y en guerrero avío en este campamento de barracas es furor de luchar el amor mío. En este otrora vil puerto de vacas aunque semilla hidalga de donaires que es hoy feria de vanas alharacas. No es este vano y vacuo Buenos Aires para nosotros dos criar un hijo. Exige un lujo tal mejores aires. Yo no puedo ofertarte este yacijo ruidera horrenda bajo cielos grises... para tu amor tálamo regio exijo. Y en busca de Venecias y Parises o Mallorcas o Ñapóles suntuosos, sueña mi corazón otros países. Aprontando los remos fatigosos aparejar las velas soñadoras hacia cármenes vagos y suntuosos Oh Capri, isla del sol, doradas proras en el fresco zafiro derretido oro solar de las ociosas horas, Aromas de laurel, vientos de olvido do bajo el duomo del sedoso azur valga la pena fabricar el nido. Islas remotas del caliente Sur Boguemos juntos, oh alma marinera Dejemos este horrendo Singapur. Volemos juntos, oh alma compañera, que el espíritu tiene más regiones que las cinco comarcas de la esfera. Yo te ofrezco infinitas excursiones si hallas la soledad, si hallas la vía del vuelo de los místicos halcones. Por eso callo y lo que te diría mañana, oh musa, lo diré en el cielo porque hoy habita la milicia mía ¡tiempos de batallar, nación en duelo! Dios te dé, mi enfermera, tanto bien como por medio tuyo me hizo a mi casi infinito bien. Más del que yo, soñando, le pedí. Mucho más y lo mismo que esperé más infinitamente que le di. Más salud y la misma que soñé en noche horrenda a la lejana luz de la estrella lejana de la fe. No es que yo quiera desertar la Cruz pero se está volviendo cruz de amor ¿y quién ha sido el mágico arcaduz? En el árbol de infamia y de dolor ásperas truncas ramas sin perfil por milagro de Dios brotó una flor. Desde el fango brotó una flor sutil y en el barro del pobre corazón ¿quién sembró el tenue lirio de marfil? Tan tenue, que durar es ilusión pero que mientras dure es pino aroma de mirra contra la putrefacción. Mortal es: morirá. He aquí el axioma; mas cuando muera, el Ángel me decía, será en la luz de la eternal Paloma Será en la nueva esfera de María un tercer cielo de mayores vistas revelación de la última armonía. Definitivas místicas conquistas quizá cortadas, sí. por noches tristes. . . Oh Dios, soy tan feliz de que Tú existas. . . ¿Y por quién puedo yo ver hoy que existes? Castellani. Puntada 11: Poesías

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