jueves, 27 de mayo de 2010

Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote

A Ti, sumo y eterno Sacerdote de la nueva alianza,
se ofrecen nuestros votos y se elevan los corazones en acción de gracias.
Desde el seno del Padre, descendiste al de la Virgen Madre;
te haces pobre y así nos enriqueces;
tu obediencia, de esclavos libres hace.
Tú eres el Ungido, Jesucristo, el Sacerdote único;
tiene su finen Ti la ley antigua,
por Ti la ley de la gracia viene al mundo.
Al derramar tu sangre por nosotros,
tu amor complace al Padre;
siendo la hostia de tu sacrificio,
hijos de Dios y hermanos tú nos haces.
Para alcanzar la salvación eterna,
día a día se ofrece tu sacrificio,
mientras, junto al Padre, sin cesar por nosotros intercedes.
A Ti, Cristo pontífice, la gloria por los siglos;
Tú que vives y reinas y te ofreces al Padre
en el amor del Santo Espíritu. Amén.

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