jueves, 20 de mayo de 2010

Con flores a María

Revivimos contigo la alegría de la Pascua
del que habló palabras de amor y nos dio
sin medida el pan multiplicado… Flor esta
- para pregonar que Cristo sigue vivo
- para no quedamos en el agujero que dejó
la cruz el Viernes Santo… Flor esta
para Ti, Madre, que nos animas a vivir
con alegría brillante y desbordada en medio del mundo.






La camelia simboliza la amistad
que nunca nadie podrá romper.
“¡Bienaventurada me dirán
todas las generaciones!”
Aunque pasa el tiempo, sigue vivo y agradecido
nuestro afecto y cariño hacia Ti.




La adelfa simboliza la decisión y el coraje.
No hay nada que nos pida Dios
que nos sea imposible realizar.
Cuando uno se pone en sus manos
Sabe que todo lo que venga del cielo
esta llamado a su plena realización.
“¡Hágase en mi según tu Palabra!” Con María tenemos un seguro
por el cual Ella nos empuja y nos dinamiza en nuestra vida espiritual y material.
Con María aprendemos a querer y a disfrutar las indicaciones de Dios
que no pretenden otra cosa sino el que llevemos una vida digna y sin sobresaltos,
feliz y sin estridencias.





Con el crisantemo va la bondad y la indulgencia.
¡Ojalá sepamos mantenernos en pie como esta flor!
Acostumbrados a vivir envueltos en celofán nos cuesta
sonreír y volcarnos con los contrarios a nuestros criterios o ideas.
Es difícil comprender y entender aquella justicia de Dios
que nos habla de la lluvia sobre justos e injustos, buenos o malos.
Conscientes de que nuestro amor y nuestro servicio lo dirigimos
a según quiénes y cómo… te ofrecemos la flor del crisantemo
que, prescindiendo de si es mucho o poco cuidada, sabe florecer al 100x1.




La flor capuchina nunca se cansa de florecer y en abundancia. Ayúdanos
- a no cansarnos de dar lo mejor de nosotros mismos.
- a convertir en auténtico vergel los lugares y situaciones que nos toca vivir y actuar.
Te pedimos que, nuestra existencia se alimente de la misma fortaleza
que caracteriza a esta flor: a pesar del pleno sol nunca muere.
Que no puedan más los inconvenientes que salen a nuestro paso
que la vida del Espíritu que llevamos dentro.
Que no nos cansemos de hacer siempre el bien.






A Ti Madre, que eres ensalzada y venerada por los siglos de los siglos,
presentamos la flor preferida de la literatura y las artes: la cala. Simboliza
- la pureza y la dulzura que todo el que te contempla y te reza.
- la quietud y la firmeza.
Ofrecemos nuestro deseo de permanecer sólidos en nuestros criterios cristianos.
Que nada ni nadie perturbe la paz que encontramos al sentir muy cerca la presencia de Dios en los acontecimientos de nuestra vida.






El gladiolo y resituarlo a los pies de Santa María Virgen es no permitir que lo intelectual pueda con la semilla de lo sobrenatural que todos llevamos dentro.
Los entendidos, cuando hablan del gladiolo, comentan que refleja a la cabeza dominando el corazón y los sentidos.
Ciertamente que en la época que nos toca vivir decimos que no hay que ser sentimentalistas; que hay que huir de todo aquello que denote debilidad en el carácter o en el corazón.
Ojalá nosotros, por el contrario, seamos de aquellos que piensan que el corazón tiene razones poderosas que jamás la mente podrá doblegar ni entender.
María, al recibir este obsequio en forma de flor, nos recuerda que Ella también meditó, guardó y saboreó todo aquello que el Espíritu le inspiraba en lo más hondo de su corazón.
Qué razón tenía aquel sabio cuando sentenció: “dejar al hombre sin sentimientos es convertirlo en fría piedra”.




A la flor margarita se le conoce como oráculo de los enamorados.
A Santa María le sobraron todos pétalos menos uno. Solamente quiso deshojar
aquel con el que dijo “SI” desde el principio, para siempre y sin pensárselo dos veces.
Un día más, Dios, nos entrega una margarita para que digamos si nuestra Fe es
un “sí” sin condiciones o si es un “sí” con muchas reservas (un “no” disfrazado).
Que con María ofrezcamos nuestro firme convencimiento de que un “SI” a Dios,
-a pesar de los muchos riesgos- mueve ríos de felicidad, de paz y de realización personal.

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