sábado, 8 de mayo de 2010

Madre de los Desamparados


María, Madre de Dios, Madre de Cristo, Madre nuestra,
enséñanos a creer como has creído tú.
Haz que nuestra fe sea siempre serena, valiente, fuerte, generosa.
Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como los amaste tú.
Haz que nuestro amor a los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso.
Haz que nuestra alegría sea siempre auténtica y plena para podérsela comunicar a todos.
Juan Pablo II

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