martes, 25 de mayo de 2010

El Espíritu de Dios sopló...

y se abrieron nuestros ojos
y descubrimos a Jesús Resucitado
latiendo en nuestras cosas cotidianas...

y se abrieron nuestros labios
y gritamos a todos
que el Señor es Bueno y cariñoso,
que tiene fe y esperanza aún en nosotros...

y se abrieron nuestros oídos
y escuchamos -no palabras-
la Palbra que nos pide
"partíos por los demás
y hacedlo en memoría mía"...

y se abrieron nuestras manos,
y estrechamos otras manos fuertemente,
y rezamos "que venga tu Reino,
que el mundo quede inundado de tu aroma,
de tu buen olor, Dios nuestro"...

y se abrieron los corazones;
se abrieron de par en par;
se hicieron acogida a la verdad
y a la alegría, y al amor...

Sopló el Espíritu de Dios
y llegó a nosotros la Vida
y queremos compartirla con nosotros.

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