sábado, 30 de junio de 2018

Un hombre llamado Ove

Ove (Rolf Lassgård), de 59 años, es un hombre gruñón que ha perdido la fe en todo el mundo, incluido en él mismo; Su vida se convierte en una rutina porque se ha atado al carácter de un ser legalista, que quiere cobrar revancha y espera que cada uno le pague por la vida que le aflige. En su afán de hacer responsables a los demás de sus frustraciones, termina totalmente desapegado del deseo más mínimo de seguir viviendo. Para él, la vida es un fastidio insufrible y los demás, las gotas que desbordan su poca paciencia. Pero ocurre que un día llega a su barrio una familia peculiar, que justamente se muda para instalarse al frente de su casa. Poco a poco, su visión negativa y pesimista hasta el extremo del universo y de los demás comienza a cambiar, y así puede, poco a poco, a través de los molestos vecinos, hacer una nueva lectura de lo que ha sido su triste vida. Hermosa película que nos invita a encontrarnos a nosotros mismos en un personaje extremo hasta la caricatura, para descubrir cómo lo cotidiano y sobre todo las decepciones respecto a los demás nos pueden empujar a deformar la propia visión y creencia de lo que en verdad somos, seres humanos imperfectos, con heridas y dolientes pero con la extraordinaria capacidad de ponernos de pie animados por el amor que nos habita.

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