jueves, 21 de junio de 2018

"Autobiografía del hijito que no nació" de Hugo Wast Capítulo XIV


Mi padre sospecha que yo existo. Mamá se va a otra ciudad.

Mi pobrecita mamá le dice a mi papá que está muy cansada de vivir en esta ciudad. Todos los días la visitan sus amigas y ella no tiene ánimos para visitar a nadie. Querría descansar en casa de su mamá que vive en otra ciudad.
Mi papá la interroga como si fuera un juez. Yo he aprendido ya muchas de sus palabras y se que le pregunta por qué se siente tan cansada.
Es el motivo de las reyertas que tienen casi diariamente, en algunas de las cuales he oído la voz del doctor negro.
Mi mamá sale siempre del apuro. Sin embargo yo le noto que va perdiendo fuerzas. Nadie estás más íntimamente unido a ella que yo y por lo tanto nadie adivina mejor que yo lo que le pasa. Y lo que le pasa es que mi padre sospecha de que yo existo y que ella le miente. ¿Por qué le miente? Mi ángel me ha explicado: porque mi padre cree que un nuevo hijito lo empobrecería, con los grandes gastos que traería. Mi padre no tiene confianza en Dios.
- Entonces, ¿qué va a suceder cuando mamá no pueda seguir negando?
Mi ángel me contesta con voz insegura, como si no creyese mucho lo que dice.
- Esperemos que cambie el corazón de tu papá.
- El doctor negro y los malos amigos que tienen lo aconsejarán de otro modo.
- ¿Quién te ha dicho eso?
- Se lo he oído decir a mi mamá que conversaba con un sacerdote, un día que tú habías volado a hablar con el arcángel.
Mi ángel se sonríe y me tranquiliza.
- Esperemos que la Santísima Virgen consiga ablandar el corazón de tu padre o dé fuerzas a tu mamá para hacer frente a tantos enemigos como tiene en e mundo una madre honesta.
¡Qué hermoso es vivir en paz! Estamos, con mamá, a mucha distancia de ese gran Buenos Aires, donde todos los días y todas las noches, según dice mi ángel, millones de hombres y mujeres impiden que lleguen a la existencia sus hijitos.
También sucede algo de eso en las pequeñas ciudades y hasta en los campos, pero no en tan terrible proporción. Mi ángel me ha dicho que por cada niño que nace, cientos son impedidos de existir, y que un día Dios tomará tremenda cuenta de estos crímenes. La Santísima Virgen está deteniendo el brazo de Dios. ¿Hasta cuándo podrá hacerlo?

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