domingo, 10 de junio de 2018

"Autobiografía del hijito que no nació" de Hugo Wast Capítulo III


Dudo que mi ángel sea mío.
Ya puedo moverme un poquito.

No he olvidado ninguna de las innumerables lecciones que viene dándome mi ángel, mejor dicho, este ángel.
Él afirma que soy muy inteligente, un poquito orgulloso y reservado, pues no le cuento todas las cosas que pienso.
En verdad, ¿cómo voy a contarle que cada vez me afirmo en la sospecha de que no es mi ángel guardián, sino un intruso, y que debo andar con mucho cuidado para comunicarme con él?
Lo escucho y aprendo. La mejor lección que me ha dado es la de que Dios me ama desde antes de que yo existiera y que la Santísima Virgen es Madre de Dios y también madre mía, otra madre que me quiere más que la que ahora me lleva en su seno.
Y la peor lección, que me ha hecho estremecer de miedo, es que mi papá odia a sus hijitos no nacidos y preferiría que se muriesen o que no nacieran nunca.
- ¿Entonces me odia a mí?- he preguntado.
- Tu papá ignora que tú existes. ¡Eres tan pequeño todavía! ¡Ay de ti si lo supiera!- me contestó el ángel.
- Y cuando sea más grande y sepa que existo, ¿me odiará?
- No sé, los ángeles nos somos profetas. Mucho me temo que cuando sepa que existes, ocurran cosas tremendas.
- ¿Tiene también mi papá un ángel custodio?
- Sí, como todos los seres humanos, como la Santísima Virgen, que tuvo un gran arcángel.
- ¿Cómo se llamaba ese gran arcángel?
- Gabriel, y fue él quien le anunció que ella sería la mamá del Hijo de Dios, que llamamos Jesús y que es tu hermano y también hermano de todos los seres humanos que han nacido y los que han de nacer, como tú.
Al saber que yo soy nada menos que hermano de Jesús y quela Santísima Virgen es también mi Madre, me siento orgulloso y me atrevo a interrogarlo sobre lo que tanta curiosidad me despierta:
- El ángel de mi otra mamá, la mamá de la tierra, se llama Absalón. ¿Y cómo se llama el ángel mío?
Entonces él me responde:
- No quiero decírtelo, pero te empeñas en saberlo todo. Yo soy Absalón, el ángel custodio de tu mamá.
- ¿Y el ángel custodio mío cómo se llama? ¿Dónde está?
- Tú no tienes todavía un ángel para ti solo. El de tu mamá que soy yo la cuida a ella y te cuida a ti. Después, cuando aparezcas a la luz del mundo, Dios mandará un ángel que será tuyo mientras vivas y te llevará al cielo cuando mueras.
- ¡El día que yo parezca a la luz del mundo!- exclamo con desilusión- ¿Y cuándo va a ser eso?
- ¡Eres demasiado preguntón!- me responde el ángel de mi madre.
Estoy seguro de que si fuera mi propio ángel no encontraría mal que yo le preguntara tantas cosas, porque enseñarme es su oficio y no debe cansarse ni negarse a responderme.
Me quedo humillado y triste y me duermo cansadísimo.

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