viernes, 5 de noviembre de 2010

DISCURSO DE LA VERDAD, Miguel Mañara-1

1. Memento homo... Recuerda hombre que polvo eres y en polvo te convertiráS. Es la primera verdad que ha de reinar en vuestros corazones: polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba: hoy somos, y mañana no parecemos; hoy faltamos a los ojos de las gentes; mañana somos s borrados de los corazones de los hombres. Breves son los días del hombre dice el santo Job (cap14) pasan como flores y sus años son semejantes a los rocíos de los prados: son nuestros días como las aguas de los ríos, que nunca vuelven atrás, y así son irrecuperables; pasaron, y con ellos nuestras obras. El hombre nace para trabajos; llorando entra en el mundo, en trabajos vive, y con dolor muere: sus días florecerán como la flor del campo, dice el profeta (Sal 120). A grandes peligros esta puesta esta flor: el sol la quema, el cierzo la seca, un hombre la pisa, un animal la pace, el agua la ahoga, y el calor la marchita. Pues a tantos riesgos esta sujeta ti miserable vida, hombre vano, razón es que la cuides.
2. Allí hay Vda., donde bien se vive: algunos comienzan a vivir cuando vana morir. ¡Miren que vida alcanzaran los que al entrar en el otro siglo quieren empezar su buna vida! Ofrecen a Dios sacrificios de muertos, que son los de su vejez, débiles y miserables. Si acá viéramos, que un hombre de 80 años pretendía entrar por paje del rey ¿no haríamos burla de su imprudencia, pues empezaba a servir cuando ya era razón estuviese cargado de méritos, como de años? Pues lo mismo le sucede a estos mentecatos. No es bueno ni malo el vivir, pues es común a los hombres y a las bestias; sólo el vivir bien es loable.
3. Es nuestra vida como el navío que corre con presteza sin dejar rastro ni señal por donde paso; pasa con la misma prisa nuestra vida, sin dejar de nosotros memoria. ¿Qué se hicieron tantos reyes y príncipes de la tierra, que dominaba el mundo? ¿Dónde esta su majestad? Buscad a Alejandro, llamad a Escipión, y quizá estarán en alguna tapia sus cenizas, o en la barda de alguna huerta. Pregúntales como les va y mudamente responderán: vanidad e vanidades, todo es vanidad. Pies como dice el bienaventurado San Agustín, en la Ciudad de dios, los cuerpos de los muertos no se acaban sino se deshacen, llevando cada elemento la porción que le toca, de que están compuestos. El calor natural sale del cadáver, y busca lugar en el elemento del fuego: y la parte del aire también deshaciéndose la carne, queda su porción en el aire: la humedad busca por la tierra su elemento que es el agua o con la fuerza de los rayos del sol es levantada a vapor, y convertida en agua. Y en fin, el curso de los días la pone en su natural sosiego, con que queda la tierra del cuerpo muerto, sin los otros mixtos purificada y descansando en la otra tierra, de que tuvo su principio. Y así dijo San Pablo el primer ermitaño a San Antonio Abad cuando le visito, que era ya tiempo de que la tierra volviese a la tierra, pidiéndole le diese sepultura a su flaco y penitente cuerpo. Pues si hay esta división para la grandeza humana, ¿Por qué te ensoberbeces, ceniza? Polvo, ¿Por qué presumes? ¿Qué locura es esta que os tiene ciegos a mitad del día? Si el cuerpo de Julio Cesar de quien temblaba el mundo, estuviera ahora criando berzas en alguna huerta ¿Quién lo creyera? Y puede ser que sus cenizas hagan hoy estas operaciones.
4. Si tuviéramos delante la verdad, esta es, no hay otra, la mortaja que hemos de llevar, viéndola todos los días, por lo menos con la consideración, de que has de ser cubierto de tierra y pisado de todos, con facilidad olvidarías las honras y estados de este siglo, y sui consideras los viles gusanos que han de comer ese cuerpo, y cuan feo y abominable ha de estar en la sepultura y como esos ojos, que están leyendo estas letras, han de ser comidos de la tierra, y esas manos han de ser comidas y secas, y las sedas y galas que hoy tuviste, se convertirán en una mortaja podrida, los ámbares en hedor, tu hermosura y gentileza en gusanos, tu familia y grandeza en la mayor soledad que es imaginable. Mira una bóveda: entra en ella con la consideración, y ponte a mirara a tus padre o tu mujer (si la has perdido) o los amigos que conocías: mira que silencio. No se oye ruido; solo el roer de las carcomas y gusanos tan solamente se percibe. Y el estruendo de pajes y lacayos ¿Dónde están? Acá se queda todo: repara las alhajas del palacio de los muertos, algunas telarañas so. ¿Y la mitra y la corona? También acá la dejarán. Repara hermano mío, que estos sin duda has de pasar, y toda tu compostura ha de ser deshecha en huesos áridos, horribles y espantosos, tanto que la persona que hoy juzgas mas te quiere, sea tu mujer, tu hijo o tu marido, al instante que espires, se ha de asombrar de verte; y a quien hacías compañía, has de servir de asombro.
5. Con estas consideraciones, hermano mío, ti olvidaras el mundo y su embeleso. Muy cerca tienes el día, que te llamara la muerte; y entonces ¿de que te aprovecharan estas niñerías, en que ahora te ocupas? ¿Qué te aprovechará en aquella hora ser rico, poderosos, grande o pequeño? Si o lo que decía aquel rey Josafat estando a la muerte: “Se que muero en estos ricos adornados palacios, y no seré a donde seré hospedado esta noche”. Ciego eres, si no ves estas cosas: desventurado de ti, que surcas el mar y la tierra por juntar riquezas para dejarlas a otros, y cuando menos pienses entrarás desnudo en una sepultura llena de huesos y claveras, que será tu oscuro aposento hasta el fin del mundo: ¡mira cuanto ha que poseen este aposento los difuntos! Matusalén vivió 900 años, y ha de cerca de 5 mil que esta en la sepultura. El santo rey David vivió poco mas de 70 y ha 3000 años que esta en la sepultura. Alejandro no llegó a 30, ya más de 1000 años que es tierra. Los pontífices, los reyes, que pasaron, ya son tierra. Tus conocidos (ve acordándote de ellos) vivieron 4 días y serán muertos muchos siglos, y tú serás lo mismo. Pocos días vivirás y muchas edades habitaras con los gusanos y lombrices de la tierra.
6. Y lo peor es la seguridad con que vives muriendo cada día. Si te avisasen con certeza, que uno de los criados de tu casa te había de quitar la vida, ¿no te guardarías de todos? Pues si has de morir infaliblemente en uno de los siete días de la semana, que son criados que te sirven a tus pensamientos, ¿Por qué no te guardas de ellos viviendo bien y no fiándote de ninguno, como de criados traidores, pues uno de ellos te ha de quitar la vida? Y no sabes cual ha de ejecutar la sentencia de Dos y su santo decreto. De aquel gran Soldán de Egipto se cuenta, que estando a la muerte, llamo a su alférez real, el que llevaba en las batallas su estandarte, y le dio la mortaja con que le habían de amortajar, y le mando que fuese por toda la ciudad de Damasco, y a voces dijese: Veis aquí lo que saca el gran Saladino de todo su imperio; solo este trapo le acompaña y en la tierra deja todas sus guardas y señoríos. Ceferino refiere del emperador Severo, que mando hacer un cántaro de bronce para que el día de su muerte fuesen echadas en el sus cenizas, y tomándole en las manos dijo: Tú tendrás dentro de ti en la muerte, a quien en la vida no cabe en el mundo. Y así dijo muy bien Epitecto que este mundo era una comedia que en el todos somos farsantes; unos hacen papel de reyes, otros de esclavos; unos de tullidos y otros de ricos; unos de sabios, y otros de ignorantes; unos apenas representan 4 palabras, otros tienen el papel muy largo, según el autor de esta comedia les dio; y cada uno de lo que debe hacer es el papel que le cupiere con perfección, el tiempo que le durare; que el repartir los dichos y papeles, al autor solo le toca, que por postre estas figuras que representamos, se han de acabar, y en quitándonos del tablado de este mundo, todos quedamos iguales, y en polvo y tierra resueltos: representamos lo que no fuimos, y no somos s lo que representamos.
7. Mandó Dios a Ezequiel, su santo profeta (cap 4) que figurase en un adobe a Jerusalén y sus muros, y el cerco de los caldeos; encima de un poco de barro manda dibujar las fuerzas y los ejércitos de los hombres, y todo lo que al mundo le pare4ce grande, por mostrarnos que todo esto es un poco de lodo mal cocido, de ninguna sustancia y duración. Casados ha habido que han durado 3 días, y re4yes sin estrenar la corona, y pontífices que no se pusieron la tiara. Bocado ha habido que no ha llegado a la boca ¡Oh! Mira el que iba a comer el rey de los asirios, Baltasar (Dn 5) en aquella sacrílega cena donde le asistían la hermosura de las damas, la multitud de los grandes e festejaban, las escuadras de sus soldados aseguraban su persona; sus palacios ¡Que soberbios! ¡Que mesas tan llenas de manjares, olores y riquezas! El oro en las vajillas, los diamantes en las cabezas y manos, los brocados por las paredes, hasta los vasos del templo sagrado, consagrados a Dios servían a sus bebidas. El que se hallaba señor de toda esta grandeza, pregunta ¿Qué deleite y que vanidad no tendría? En medio de esta abundancia, cuando menos lo pensaba, levantó los ojos a la pared, a donde vio una mano que escribía: mañana morirás. A este solo suto dio en el suelo todo lo soñado, pues para el miserable lo había sido todo el tiempo pasado de su imperio. Acabó su papel, y quedó barro como los demás.
8. Si eres cuerdo, no fíes del estado que no es tuyo, que cuando menos pienses te lo quitaran. Hay muchos que hacen con la vida lo que con una pieza de paño; este pedazo para capa, el otro para mangas, y este para la caperuza, como si el paño fuera suyo. Ahora soy mozo, mañana hombre, el otro día viejo, entonces me daré a Dios, y de este modo tratan su vida, como si fueran señores de ella. Así la trataba aquel rico del evangelio (Lc 12) prometiéndose muchos años, tanto, que querría hacer nuevos graneros para recoger sus frutos; y estando enamorando a su alma con las felicidades que poseía, oyó una voz que le dijo: loco, esta noche quitarán tu alma de ti. En esto pasaron sus locuras, pues disponía del tiempo que no era suyo. Dice el profeta (Mal 1) maldito sea el hombre falso, que tiene en su ganado buen sacrificio y ofrece a Dios lo mas vil y despreciado. Das al mundo lo mejor de tu vida, a Dios la vejez flaca y enferma quizás porque el mundo ya no la quiere. ¿Y lo despreciable al mundo quieres que sea victima agradable a Dios? ¿No fuera loco el que guardara a trasplantar los árboles después de viejos y secos para mejorar sus frutos? Sustancia y vigor ha de tener la planta de que otra suerte, aunque se mude, no dará frutos. El elefante dobla las juntas de los brazos con gran facilidad cuando es nuevo, después, en entrando en edad, se le endurecen los nervio y tiene las piernas como columnas sin poderlas doblar. Con gran dificultad podrás en la vejez volverte a Dios, por estar duro tu corazón y obstinado en pecados. A muchos sucede lo que al caminante, que en tiempo de lluvias se encuentra con un arroyo que pudiera pasar de un salto, y diciendo, pasare adelante pasare, mientras baja mas abajo, lo halla mayor y con mas agua y no lo puede pasar. Así al que al principio con un salto de dolor pudiera pasar a la otra parte de la buena vida, no lo hace, dilatando la penitencia para adelante, y crecen con los días las dificultades, con que se va haciendo más inhábil cada vez.
9. Vio en el desierto un santo solitario a un hombre, que había hecho un haz de leña para llevarle a cuestas y vio, que probó a subirlo sobre los hombros, y no odia; y el remedio que busco, fue hacer mas leña con que acrecentó la carga, y menos podía subirla. Rióse el santo ermitaño de la locura de este hombre, hasta que le dijo un ángel: más locos son los hombres que dejan para mañana su conversión; no pueden hoy levantar su corazón a Dios con la grave carga de sus pecados y esperan mañana, con muchos más levantarse más ligeros. Los más de los hombres de este miserable siglo no se acuerdan de volverse a Dios, sino es cuando el mundo los deja, y entonces, a más no poder, lo hacen, porque con la muerte los deja el tiempo. Tarde acordó Faraón (Ex 14) rey de los gitanos a conocer a Dios en el mar bermejo: arrepentido, quiso volver a tras; pero las aguas le embarazaron el camino,. Y quedó muerto en ellas. Las Vírgenes locas (Mt 25) tarde aparejaron sus lámparas, con lo cual se quedaron fuera. En la apretura y riguroso trance de la muerte, de maravillas se halla buena disposición; cosa es muy rara que tenga contrición verdadera el que antes no la tuvo. El santo rey David (Sal 6) dice no hay quien se acuerde en la muerte de Voz. ¿Pues quien se acordara? El que vive, Señor, el que vive, responde Ezequías (cap 28) en su cántico, no el que esta agonizando con dolores, ansias y desventuras. Acuérdate de tu Criador en el tiempo de la juventud (dice el sabio) antes que se oscurezca el sol de tu entendimiento y las estrellas de tus sentidos; no seas como el otro ignorante, que cuenta el Cardenal Belarmino que a la hora de la muerte pedía con grandes voces tiempo para hacer penitencia, y oyeron, los que le ayudaban a bien morir, una tenebrosa y espantosa voz que le decía: necio, ¿ahora que el sol se pone, pides tiempo de penitencia? ¿Qué hacías, cuando te alumbraba todo el día? Y en estas miserables congojas dio su alma a los demonios. Bien parece ser falsa la penitencia de los tales, pues en sanando vuelven a su vicios; la necesidad les fuerza a que digan verdades, no la buena voluntad; son como los ladrones, que no confiesan sus delitos sino a puros tormentos, cuya confesión no los libra de la pena antes les da la muerte.
10. Arroja el mercader sus riquezas al mar; y si después le viene tranquilidad, con mayor ansia busca los fardos que nadan sobre las aguas; con que se conoce, que si no fuera por el peligro (según su voluntad lo demuestra) no las echara de si. Así hacen con los pecados los que aquella hora aguardan: échenlos por el peligro; pero el amor que toda la vida les tuvieron, va asido a ellos, como el mercader a sus riquezas: vemos con los ojos, que confiesan con la boca muchos pecados, pero no les vemos el corazón, de donde han de ser borrados; y así nos parece que todos se van al cielo, y están muchísimos en el infierno con todos los sacramentos porque no se dispusieron, y nosotros quedamos muy contentos porque murieron como unos pajaritos, como si estuviera en el morir deprisa o despacio la buena muerte. Despacio murió el mercader, que gano su haciendo engañando a sus hermanos, y mas despacio esta su alma en los infiernos. Deprisa murió el siervo fiel a su señor, que repartió sus bienes con los pobres y vivió muriendo cada día, y esta en la alegre casa de Dios. Blanca se quedo cono una paloma la mujer ramera, y negra vive su alma entre los demonios, mientras Dos fuere Dios Negros y con grandes ansias murieron los santos que sirvieron a Dios y ahora son estrellas en la región de la luz. Todo esto nace de ser hombres carnales quienes lo juzgan, y así han dejado esos abusos y mentiras en el mundo. Si vieran a los santos mártires ahogados, despedazados y quemados, ¿Qué dijeran de ver sus cadáveres tan monstruosos? Se han criado en el cieno de este mundo y no han salido de las tinieblas de Egipto; y así tienen estos ojos y no ven; que si vieran, verían que este genero de muertes y diversidad de accidentes, toca a la complexión del cuerpo mortal o a la naturaleza del achaque de que mueren, de la cual no es participe el alma, porque sus enfermedades son invisibles, que si las viésemos, conoceríamos lo horrible de los vicios; por eso no hay que fiar en la muerte de estas postreras obras, porque el alma con la gravedad de los dolores del cuerpo, a que esta unida, no puede levantarse a Dios, porque toda ella esta en la parte que padece. Esto sucede muchas veces con los siervos de Dios en aquella tremenda hora, y así se les oye quejar de su desamparo. Pues si esto sucede a los que en esta vida están habituados a sufrir, ¿Qué le sucederá a quien no lo está? Si esto sucede a los varones fuertes, que han peleado contra sus pasiones, ¿Qué le sucederá a los flacos, que siempre han sido vencidos de ellas? Y así las más veces lo yerran aunque nos parezca a nosotros lo aciertan, porque todas sus obras son carnales y brutales, sin llevar otra luz que carne y sangre: y aunque nos parezca que con la boca se disponen, su corazón esta rebelde y lleno de malicia y así nada les aprovecha.
11. Quien vio lo que Judas hizo después que vendió a Jesucristo, ¿no dijera que era un verdadero penitente? Porque el confeso su pecado a voces, restituyo la honra en publico a quien se la había quitado, volvió a su dueño el dinero mal ganado. ¿Quién, viendo estas demostraciones, no dijera había enteramente satisfecho su pecado? Y con todas estas circunstancias se condeno, porque el corazón estaba de diferente color que las oras exteriores. ¿Qué importa que la boca diga peque, si el corazón no dice nada? ¿Qué desprecie las riquezas con la lengua, cuando las guarda el corazón, que importa? Llega a las playas de Nínive el profeta Jonás (cap5) empieza a sonar su voz por las calles y plazas de aquella opulentísima ciudad, presiona la justicia de Dios, que vendrá sobre sus habitadores dentro de 40 días, y al instante empiezan todos a llorar y hacer penitencia de sus pecados; bien pudieran aguardar algunos días, pues tenían 40 de término. No sino luego hicieron penitencia desde el rey hasta el más vil esclavo. Viene el auxilio de Dios, suena la voz del Señor, de Jonás en nuestros corazones, no hay que aguardar segunda voz no sea que sea la postrera que dios tenga determinada para castigar nuestros pecados. Estos varones ninivitas tiene Dios guardados para el día del juicio y con ellos juzgará a estos embelesados del mundo. La penitencia del santo Juan Bautista y del santo profeta Jeremías ambos santificados antes de nacer, se levantaran contra esta mala gente el día de la venganza; pues teniendo vidas inculpables, hacían rigurosa penitencia, sólo por asegurar la gracia de Dios: ¡mira tú que debes hacer, cuando tienes que pagarle tanta multitud de culpas!
12. Ahora te ven mis ojos, que hago penitencia en ceniza y llanto, decía a Dios el santo Job (cap 24) Pue4s fuiste criado para gozar, abre tus ojos y conoce quien es cuando te hable en el corazón con santas inspiraciones. Habla el villano con el rey en el campo, y no le venera por no conocerle: así dijo el soberbio rey faraón (ex 5) a Moisés, ¿Quién es Dios? No sea que tú digas lo mismo. Todos meditamos en este mundo: unos traen delante de si a Dios, y otros a su interés. Este es el Dios de cada uno. Si deseas hartar tus deseos y la insaciable sed de tus apetitos con los bienes y riquezas de este mundo, vas engañado, como lo estuvieras si quisieras hartar un caballo con carne y un león con hierba. Ordenó Dios su mandamiento a todas las cosas: a tu alma le cupo el cielo por centro; mira como segará con 4 piedras amarillas que el mundo llama oro! Y si con este quieres sosegarte, lo conseguirás como si para matar una hoguera le echases leña seca. Estos son desatinos: pues de la misma suerte lo es saciar nuestra alma, que es espíritu con bienes materiales, que son tierra. Cuando salgas de ese cuerpo, en que habitas, veras estas verdades y llegara el día que no tendrá noche para ti, o la noche que no tendrá día y salgas de este mundo para el otro siglo.
13. Hermano mío, si quieres tener buena muerte en tu mano esta, ten buena vida, que con buena vida no hay mala muerte, ni buena muerte con mala vida: todo se acaba: si no ha de durar, ¿de que se te da de conseguir lo que deseas? Si sirves a los príncipes, ellos te dejaran mañana, o tú los dejarás con tu muerte. Mira San Francisco de Borja lo que le sucedió: sirvió muchos días a los emperadores, y muriendo la emperatriz, se la dieron en deposito para que la llevase a Granada a enterrar y abriendo la caja a donde iba aquella señora a quien el y un mundo servían de rodillas, vio un saco de gusanos y que la corona estaba sentada sobre un poco de podré y dijo: ¿en esto paran las grandezas humanas, a quien los hombres se desvelan en servir? Yo prometo de aquí en adelante no servir a señor que muera. Como lo prometió así lo hizo; sirviendo a Dios tan de veras, como nos lo dice su santa vida.
14. ¿Qué importa, hermano, que seas grande en el mundo, si la muerte te ha de hacer igual con los pequeños? Llega un osario, que esta lleno de huesos de difuntos, distingue entre ellos el rico del pobre, el sabio del necio, el chico del grande; todos son huesos, todos calaveras, todos guardan una igual figura. La señora que ocupaba las telas brocados en sus estrados, cuya cabeza era adornada en diamantes, a compaña las calaveras de los mendigos. Las cabezas que vestían penachos de plumas en las fiestas y saraos de las cortes, acompañan las calaveras que traían caperuzas en los campos ¡Oh justicia de Dios, como igualas con la muerte a la desigualdad de la vida! ¿Qué cosa hay tan horrible como el hombre muerto? Fantasma a la ilusión de quien lo conocía, horror a los ojos de quien lo amaba ¡Oh instante que mudas las cosas! ¡Oh instante del ser al no ser! ¡Oh instante puerta de los siglos! ¡Oh instante en que todo se acierta o todo se yerra! ¡Oh instante en que ninguno dirá, yo te pasare seguro! Porque ninguno sabe si es hijo de tu ira o de tu amor. ¡Oh instante, el que te perdió una vez, no te hallara mas mientras Dios fuere Dios! Para siempre, para siempre, sin termino ni fin.
15. ¡Oh locos, que no veis estas verdades! ¡Oh hijos de Babilonia, los que habitáis en sus delicias y bebéis las inmundicias de su cáliz, por fuera oro y por dentro veneno! ¡Oh ramera, prevaricadora de la verdad pues llama males a los bienes y bienes a los males! Todo tu cuidado es borrar la razón del hombre imagen de Dios y el que nació para compañero de los ángeles, hacerlo compañero de las bestias, dando fuerza con la abundancia de tus vicios a nuestros apetitos, para que reine sobre la razón, y que la cautive, y todo el edificio humano venga al suelo. Estas trasmutaciones hace con los hijos del siglo esta ramera, a quienes tiene ciegos con las riquezas y delicias del mundo y así decía el santo apóstol San Pedro, que no era otra cosa este mundo sino una casa llena de humo a donde ciegos los ojos de la razón no ven la verdad de las cosas: es un Babel de confusión donde unos a otros no se entienden, todos desunidos para el bien y unidos para el mal: es un engaño con apariencia de verdad. Quien ve al poderoso, le llama rico y es mentira, porque le falta a su codicia todos los bienes ajenos: le dicen que es señor, y no lo es, porque no tiene los bienes, antes los bienes lo tienen a el; y así no se ha de decir: Pedro tiene 100.000 ducados, sino 100.000 ducados tienen a Pedro, no se ha de decir: Pedro puede mucho, sino Pedro puede nada. Al fuerte y tenebroso le llaman valiente, y es todos los días vencido de sus pasiones. Llaman belleza a la compuesta de carne podrida que mañana será gusanos: al virtuoso lo llaman hipócrita y al hipócrita hombre ajustado: al liberal, prodigo, y pródigo hombre bizarro, al verdadero, buen hombre (que ya el serlo es oprobio) y al embustero cortesano; al bufón hombre ligero y al que es modesto, pesado. Este es el vocabulario de la casa de ,los locos y del palacio del humo, donde reina Babilonia y a donde habitan las bienaventuranzas temporales que hoy son, y mañana no parecen, opuestas a las bienaventuranzas de Dios nuestro Señor, que habitan en la casa de la luz. Dice el mundo: bienaventurados los ricos. Dice Dios: bienaventurados los pobres. Dice el mundo: Bienaventurados los que se huelgan y ríen; Dice Dios: bienaventurados los que lloran. Dice el mundo: bienaventurados los que son estimados. Dice Dios: bienaventurados los que padecen persecuciones. Tan opuestos como son los autores, son opuestas las doctrinas. Cristo nos dice (MT6) quienes s de este mundo, no es de Dios: servir a Dios y a las riquezas no puede ser, agradar a dos señores tan opuestos es imposible. Estos son dos caminos muy distintos. Uno va al occidente del infierno y el otro al oriente del cielo. Cualquier paso que damos en ellos nos parta del camino opuesto; y así cada uno mire como anda, que sus pasos le dirán el fin que llevan.

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