viernes, 26 de noviembre de 2010

CARACOLES

Subía el pequeño caracol por la rama del cerezo y los pajaros desde la rama se reían:
-¿Donde vas con tanta prisa si aún no es la época del fruto? ¿No te habrás adelantado? ¿Por qué sigues si las cerezas aún no están?
-Cuando llegue a la rama estarán...

A la puerta del cielo llegó: kilómetros y kilómetros arrastrándosae desde la tierra, dejando en el camino su sudor y trozos del alma... Y San Pedro, que lo vió tan destrozado, le miró compasivo, le acarició la concha con la punta de su bastón y preguntó:
- ¿Por qué un viaje tan largo? ¿Qué vienes a buscar tú en el cielo, pequeño caracol?
El animalito, levantando la cabeza, y con un orgullo que jamás se hubiera imaginado, respondió:
- Vengo a buscar la vida perdurable, la inmortalidad dichosa.
San Pedro se echó a reír y luego con ternura volvió a preguntar:
-¿El cielo? ¿y qué harás tú con los bienaventurados?
- Yo también criaturita del Señor, y además muy especiial. ¡Soy un arcángel caracol!
Ahora la risa de San Pedro se hizo campechana. Luego el Portero del cielo le lanzó una nueva pregunta un poco más malintencionada e irónica:
-¿Un arcángel, de verdad? Pero los arcángeles llevan alas de oro, escudo de plata, sandalias rojas y espada flamígera... ¿Dónde están tus alas, tu escudo, tus sandalias y tu espada?
El caracol volvió a levantar con orgullo su cabeza y respondió seguro:
-Están dentro de mi caparazón y duermen, esperan…
-¿Y qué esperan?
-Esperan el gran momento...
San Pedro a estas alturas pensaba para sus adentros que aquel molusco se había vuelto loco. Insistió:
-¿Qué gran momentoes es ese?”.
-¡¡¡Este!!!
Y por sorpresa, dando un gran salto, el pequeño caracol se coló en el Paraíso. Una vez dentro, conseguido el premio -está claro- se quedó a disfrutarlo para siempre, para siempre.


¿Sabes ya cuál es la moraleja de ambas hisitorias?
Quiza palabras como perseverancia o perseverancia final te den la pista para aplicarte el cuento

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