viernes, 5 de noviembre de 2010

DISCURSO DE LA VERDAD, Miguel Mañara-2

16. Muchos hay que no ven estas verdades, porque viven en tinieblas y las padecen mucho mayores que las padecían los gitanos (Ex 10) que les duraron 3 días, y hay muchos a quienes les duran 50 años. ¿Qué locura puede haber mayor que querer irse al cielo por otro camino que fueron los santos? Los descubridores de las indias nos enseñaron el camino de las Indias y de esas misma suerte los descubridores del camino del cielo nos enseñaron el camino del cielo ¿Cómo llegaran al lugar donde llegaron San Ambrosio, San Gregorio, San Agustín y Santo Tomas de Villanueva padres de la doctrina, de la penitencia y de los pobres, los obispos que gastaron el patrimonio de estos en las grandezas y profanidades, en que lo gastan los hombres mas relajados del siglo? Delante de las lagrimas del santo rey David, y de la penitencia de San Luis, rey de Francia y de la caridad de San Estuardo rey de Inglaterra ¿Qué parecerá un Rey que toda su vida la ha gastado en comedia, caza y juegos de cañas? Delante de todos los santos, ¿qué parecerán los que tuvieron los mismos estados y no sus virtudes? No hay que culpar el estado, que el estado no condena al hombre sino el hombre al estado. Josue 10 ¿Quién viendo a Josue con un arnés de acero en un caballo furioso y la espada sangrienta en la mano dijera era santo? Y vimos que a la voz de este siervo de Dios se paro el sol en el cielo, y toda la maquina celeste detuvo su curso. Imitemos las virtudes que los santos han ejercitado en todos los estados, pues en todos tenemos gloriosos ejemplos, y no nos divierta el estado ajeno, y con ese tendremos virtudes en cualquier estado que nos hallaremos; pero querer sin sus virtudes ir al cielo es disparate.
17. Tened vergüenza, los que llamáis a Dios nuestro Señor, Padre, de verlo tan solo. Y así su divina majestad se queja por su profeta Malaquías (cap1): Si soy vuestro padre, ¿Dónde esta el amor que me tenéis? Y si soy vuestro señor, ¿Dónde esta el respeto? Considera en dos campos de batalla como San Cipriano consideraba dos ejércitos, el de Dios nuestro Señor en un monte, cuyo capitán es Cristo, que ocupa la cumbre, sangriento, lleno de dolores, afrentas y desnudez, con el invencible estandarte de la cruz, bandera de nuestro caudillo, debajo de cuya enseña militamos; mira mas abajo sus apóstoles llenos de angustias, de prisiones y tormentos; vuelve los ojos a la falda del monte y mira sus mártires, admira su fe y fortaleza, tintos en sangre están, escucha sus lamentos, y como su inocencia pide a Dios justicia diciendo. (Ap 2) Vindica, Domine sanguinem santorum tuorum, qui effusus est. Otros repiten el Santo Sacrificio de sus cuerpos cantando (Is 65)Transivimus per ignem, et aquam, et eduxisti nos in refrigerium… mira a los santos confesores con la fatiga que suben al monte, llenos de penitencias por el amor a su Criador, y con la esperanza de llegara la cumbre publican diciendo: (Sal 19) Hi in curribus, et hi in equis; nos autem in nomini Domini Dei nostrio invocabimus . mira a las antas Vírgenes cantando alabanzas al Omnipotente por el triunfo de sus victorias (Ex15) Cantemus Domino, gloriose enim magnificatus est. Mira a los santos anacoretas llenos de amor, subir las peñas del monte arriba, con cuanta ligereza las trepan diciendo (Sal 41) Como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti Dios mío. Repara, que en todo este santo ejercicio no hay ninguno sin trabajo y sin consuelo, todos miran a lo alto a donde esta su Capitán; y con ser el monte tan elevado y la subida tan áspera, no desmayen antes sus tropiezos aceleran el paso a su camino. Mira su santo y valeroso Capitán como los alienta diciendo: Venid a mi los que trabajáis que en mi hallareis descanso, los que tenéis sed venid porque soy fuente de aguas vivas, venid que soy vuestro padre, vuestro pastor, vuestro rey y vuestro hermano.
18. Repara la diversidad de Santos que ocupan las faldas de este santo monte y por subir a su cumbre con más ligereza como se van desnudando de todo lo que les hace estorbo para subir as lo alto. Mira aquel Rey arrojando la corona; al poderoso el dinero; el letrado los libros; el soldado las armas; y todo lo que les embaraza el camino es despreciado de su denuedo. Repara, que conforme van subiendo, al paso del camino es la fatiga, y el ardor con que al principio podía sufrir la toga y la dignidad a los primeros pasos la deja , a los segundos la capa, a los postreros hasta la camisa les hace peso. Mira que aunque padecen fatigas ninguno se para, porque en este camino el pararse es volverse atrás. Mira, que aunque todos suben todos van por diferentes caminos, y aunque los del monte opuesto les dan gritos no vuelven el rostro a su estruendo y vocería, y sui alguno lo vuelve es despeñado. Mira como los santos ángeles van delante animándoles y allanándoles el camino y diciéndoles (Sal 90) A su ángeles ha dado ordenes para que te guarden en sus caminos. Mira los santos profetas y patriarcas postrados delante de la alta nube, que tiene a Cristo a su diestra, donde asiste el Altísimo Dios de los Ejércitos, que corona el pináculo de este monte diciéndole (sal 130) Vos, Señor, fundasteis la tierra sobre su misma firmeza, y Vos Señor, tenéis señorío sobre la mar, y Vos podéis amansar el furor de sus ondas (Sal 75) Vuestros son los cielos y vuestra la tierra y Vos creasteis la redondez de ella con todo lo que de dentro de si abraza, y la mar y el viento cierzo que la levanta, Vos lo fabricasteis. Y pidiéndole los Santos eche su paternal bendición sobre los caminantes de este santo monte le dicen (Sal 144) Los ojos de todas las criaturas esperan en Vos Señor y Vos le dais su manjar en tiempo conveniente. Abrir Vos vuestra mano, y henchís todo animal de bendición.
19. Mira como el amable Padre desde lo alto los mira y con amorosos ojos los bendice y con el báculo pastoral de su providencia los anima diciendo por Ezequiel (cap34) Yo buscare mis ovejas, y las visitare de la manera que visita el pastor su ganado, cuando lo halla descarriado, y así Yo visitaré mis ovejas y las sacaré de todos ,los lugares por donde andan descarriadas, y en el día de la nube y la oscuridad, he de sacarlas de entre los pueblos y juntarlas en diversas tierras y traerlas a las suyas y apacentarlas en los montes de Israel donde descansarán sobre las hierbas verdes, y serán apacentadas en pastos muy abundosos, y las que moran en el desierto estarán seguras de los bosques, y puestas alrededor de mi cayado; derramaré sobre ellas mi bendición, y enviaré las aguas lluvias a su tiempo las cuales serán benditas, esto es, saludables y provechosas y no dañosas, a los pastos del ganado. ¿Es buen pastor el que con este amor cuida y trata a los suyos? ¿Quieres más bendiciones que estas que echa el Señor a sus siervos, que suben este santo monte del desengaño? Este es el camino, este es el Capitán, estas son promesas cuyo fin es el reino eterno.
20. Considera tu ahora hermano mío el estado en que vives y que llegas a este santo monte; registra con la vista todos sus caminantes que suben sus veredas; pon los ojos en sus costumbres, ejercicios y vida, y mírate a ti, y si te hallas lleno de majestad y grandeza, cercado de coches, estufas, pajes y lacayos, ¿qué parecerás junto a quien va solo y a pie? ¿al lado de quién su corazón sólo lo tiene en Dios, como estará el tuyo que solo lo tienes en el dinero? Con los que caminan en ayuno ¿Cómo puedes caminar tan harto y lleno de delicias? Si quieres caminar con los limosneros, estos van muy ligeros, porque caminan en los hombros de los pobres ¿cómo puedes tu seguirlos con tan tos talegos? Si te arrimas a los despreciadores del mundo es gente muy desocupada y todo el día caminan: ¿y tú cómo los has de seguir si todas las noches y días las tienes ocupadas en tus pretensiones, bautizándolas por licitas tu codicia? Si buscas los castos, tu lascivia los aparta de ti, si los humildes tu soberbia no puede caminar por los pobres valles que ellos caminan porque tus caminos son de cerro en cerro y de monte en monte, como halcón altanero. Si tienes juicio, hermano mío, echarás de ver que no llevas tú el camino que llevan aquellos santos caminantes y no llevándolo, yo te digo de parte de Dios, que no llegarás a donde ellos llegaron.
21. Trae San Pedro Damian un símil muy evidente para crédito de esta verdad. Dice el santo: si un hombre quisiera hacer una jornada que nunca hubiese hecho y para acertarla mejor se informase de un práctico del camino preguntándole las señas y los pasos que tenia, y el práctico le dijese que en saliendo de la ciudad, a media legua encontraría una cruz que dividía dos caminos, que en llegando a ella tomase el camino de mano derecha y a breve rato encontraría una laguna muy grande que en llegando tomase el camino de la otra mano y que llegaría luego un castillo puesto en un alto monte; que caminase derecho a el y que en llegando lo fuese rodeando y a sus espaldas hallaría el lugar… si el caminante saliese confiado con estas señas y caminase todo el día sin ver la cruz, sin encontrar la laguna ni descubrir el castillo, y que cerraba ya la noche ¿Qué diría de su jornada? Pues abre tu ahora los ojos, antes de que llegue la hora de tu muerte y mira si en camino de este mundo, donde todos somos viadores, encuentras las señas que te da la vida y camino de los santos para el reino de Dios; y si no encuentras con ellas, erraste el camino, morador eres de Babilonia y esclavo del demonio, para cuyo desdichado fin mejor fuera que nunca hubieras nacido ni que tu madre te hubiera arrojado al mundo.
22. Vuelve ahora los ojos de la consideración al monte, opuesto monte de vanidad, teatro de la soberbia y corte de la gran Babilonia, enemiga de Dios y compañera del demonio: mira la multitud de gentes que lo ocupan, mira como esta asentada en la alta cumbre aquella vestía de 7 cabezas que refiere San Juan (Ap17) vestida de púrpura , guarnecida de oro y de piedras preciosas y en su mano el cáliz dorado de sus deleites, lleno de todas las inmundicias y abominaciones y en su frente escrito “Blasfemia”. La Gran Babilonia, madre de la fornicación y de la abominación de la tierra, embriagada de la sangre de los mártires de Jesucristo. Mira a Luzbel, su príncipe con las tartáreas legiones que le acompañan, todos enemigos con odio irremediable de tu Padre, de tu Dios, de tu Criador. Mira la innumerable gente que los adora, el pecho por tierra. Mira a los moros con sus torpezas, los judíos con sus codicias, los bárbaros con su idolatría, los herejes con sus malicias,. Mira a los cristianos (aquí revienta el corazón de pena, y la sangre de él debía de salir por nuestros ojos de dolor) Que siga a esta ramera quien no conoce a Jesucristo vaya; pero que su hijos, que profesan su purísima ley evangélica se hayan apartado, y sirvan a esta infame! Y yo, que escribo esto (con dolor de mi corazón y las lagrimas en mis ojos lo confieso, mas de 30 años deje el monte santo de Jesucristo y serví loco y ciego a Babilonia y sus vicios, bebí el sucio cáliz de su deleites e ingrato a mi Señor serví a su enemiga, no hartándome de beber en los sucios charcos de sus abominaciones: de lo cual me pesa y pido a aquella Altísima e Imperial Bondad perdón de mis pecados.
23. Cuenta San Juan Clímaco que yendo por el desierto encontró una calavera de un hombre y le pregunto el santo de quien era. Fui donde habitó el anima de un condenado Seria de algún idolatra, dijo el santo. Respondió: Mas bajo es mi tormento que el de los idolatras. Serias de algún moro. Más bajo (respondió) es mi infierno que el de los moros. Serias dijo el santo de algún judío o hereje. Respondió: mas bajo y profundo es mi infierno. Pregunto el santo: ¿Pues fuisteis cristiano? Respondió: Sí, pero mis tormentos son mayores que los de los cristianos; porque fui sacerdote cristiano: esta es la mayor desgracia! Que el ciego no vea vaya, pero que el que ve sea ciego… que el que tiene por bienaventuranza las riquezas la s ame, no es mucho; pero que el que profesa la bienaventuranza es no tenerlas por el amor de Dios, las estime es cosa de locas. O mude lo cree o crea que ha perdido el juicio.
24. Mira en este desdichado monte a quien el mundo llama felicidad la multitud de gente que habita: mira la confusión y Babel y vocerío, con que unos a otros no se entienden. Mira los ambiciosos, que tristes y que hambrientos de fortuna. Hasta los montes de oro y plata tienen a sus espaldas, no porque los desprecian sino porque estas gentes nunca miran lo que tienen sino lo que les falta. Mira a los deshonestos encenagados en los pantanos de la lascivia, sin tener ni habilidad para dar voces porque su torpeza es tanta que ni aun hablar los deja.. Mira a los ambiciosos comiéndose a bocados, siendo alimentos de si mismos. Mira a los murmuradores de todo descontentos y nada les parece bien sino el decir mail. Mura cuanto ladrón, cuanto homicida, cuanto embustero, cuanta soberbia, cuanta vanidad ocupa la corte de esta ramera. También tiene este maldito pueblo sus ermitaños y penitentes, unos que profesan virtud por sus comodidades; otros que viven solitarios por no hacer el bien a nadie; otros que no comen de miserables, otros hacen penitencia porque los alaben; y ha llegado la locura a tal extremo, que hay quien derrame su sangre por parecer bien, Mira a los poderosos con la profanidad que sirven a su loca señora. ¿Qué coches, que literas, que estufas no ha inventado su comodidad? ¿Qué comidas, bebidas y olores su gula? Los tabiques de su casa son cristales, sus templos un aposento de sus casas donde desde sus camas profanan (no adoran) el estupendo el santo sacrificio de la Misa haciendo el sacerdote (como yo he visto) primero a ellos la reverencia para empezar, que a Dios Nuestro Señor, en cuya presencia tiemblan los angeles y el firmamento se humilla. Si cuando Dios Nuestro Señor se apareció en la zarza en el monte Horeb a Moisés porque este quería ver aquel misterio le dice Dios que aquella es tierra santa que se descalce: ¿Qué debe hacer el que ve y oye el santo sacrificio de la Misa, donde esta Dios humanado, como estaba en el fuego de la zarza? Y ha llegado el tiempo que delante de estos Epulones (por nuestros graves pecados) no solo los Sacerdotes de Dios les hacen reverencia sino que acompañan las visitas hasta los estrados. ¡Oh desdichado siglo! ¡Oh tiempo lamentable! ¡Oh locos engañados! ¿Dónde esta el culto y veneración que tenéis a Dios pues a si tratáis a su criados? Si en su tiempo decía San Gregorio el Magno ( no viendo estas bajezas sino alguitas tibiezas en los sacerdotes de Dios) que en aquel siglo había sacerdotes de palo que celebraban en cálices de oro y que en el tiempo antiguo había sacerdotes de oro que celebraban en cálices de palo ¿Qué diría si viese estas ignominias?
25. Pues no es esta la peor gente que tiene Babilonia: otra más pésima la acompaña. Estos son unos filósofos mesurados, llenos de ciencia vana, de quienes Cristo Nuestro Señor nos aconseja que huyamos porque son falsos profetas, que tienen pieles de oveja y por dentro son lobos carniceros que despedazan nuestras almas con sus doctrinas falsas y engañosas; estos son los peores porque los que hasta aquí hemos referido con el letargo de los vicios no hablan de la virtud sino vicio y mas vicio y no buscan otra razón que dar pasto a sus apetitos. Pero estos que están llenos del cáliz de Babilonia hasta la boca por donde lo derraman, llegando a ejecutar la mayor maldad que en la corte de la ramera se hace, que es hacer de los vicios virtudes, de las ofensas servicios, y de la malicia bondad, diciendo es agradable a Dios lo que Su Divina majestad Aborrece diciendo es licito y loable lo que por su naturaleza es malo y pecaminoso, dice el Padre Maestro Ávila Apóstol de la Andalucía que esta gente es peor que Lutero y da la razón: como dañosa y herética cerramos los oídos a sus razones, conociendo es veneno de nuestras almas, pero la doctrina de estos júzganla como medicamento saludable y como a tal abrimos la boca de nuestro corazón a donde recibimos en lugar de salud peste y en lugar de vida, muerte. Dicen, si ven la soberbia en las alhajas y en la grandeza y ostentación, que el estado lo pide. Si no dan limosna, que primero es pagar las deudas. Si no las pagan, que el sustento de la cas por ley natural lo prohíbe. Si están en la iglesia irreverentes, que no se ha de mostrar la virtud en cosas exteriores. Si no frecuentan los sacramentos, que es reverencia a tan Alta Majestad. Si es glotón y regalado, que no hace daño lo que entra por la boca sino lo que sale por ella. Si come carne y no ayuna, es por una enfermedad que tuvo ahora 40 años y para no tener ninguna hasta que se muera, que la prudencia es madre de las virtudes. Si va a la comedia, que es acto indiferente. Si es usurero, que el uso de las tierras hace leyes. Si es simoníaco, que no toma dinero si no lo recibe. Si vende la justicia, que hay leyes para todo. Si esta amancebado, es pecado de flaqueza. Si homicida, que en el primer ímpetu no hay pecado. Si ladrón, la extrema necesidad carece de ley. Si es desbaratado y loco, que la virtud de la tropelía lo permite. ¡Oh malditos hijos de Baal! No sois vosotros israelitas de corazón simple y recto sino hijos del demonio, ministros de Babilonia, doctrineros de Belcebú y pervertidores de la doctrina de Jesucristo!
26. Mira con el amor que este infame pueblo da sus bienes a esta ramera. Empeñan sus joyas venden sus alhajas, disipan sus mayorazgos por darle solo gusto, Mira al demonio como blasfema de Jesucristo y le dice: mira, Cristo, la gente me sigue, la majestad que me acompaña. Mira que obedientes me están, como dan sus vidas y sus haciendas por mi, sin haberlas yo criado, ni redimido con tantos dolores y trabajos como tus los redimiste, ni haberles prometido reino eterno ante suplicio eterno. Miera que ni un ochavo te dan de limosna en tus pobres y mira con cuánta liberalidad me dan todos sus bienes. ¡Afréntate cristiano de oír las voces, ten honra verdadera que todo los demás es embuste y mira como tratas a Dios tu Padre y tu Señor. Y si el amor no te obliga, oblíguete el temor: teme su furor y la espada de su justicia, que está sobre ti. Mira lo que dice el profeta Amos (cap 9). Los ojos del Señor están puestos sobre el reino que peca, para destruirlo y echarlo de sobre la faz de la tierra. Mira como obliga el furor de Dios a esta mala gente pues dice estas desconsoladas y tremendas palabras (Zac 2) No quiero yo tener mas cargo de apacentarlos: lo que muere, muera y lo que mataren, mátenlo, y los demás que se coman a bocados unos a otros ¿Puede ser mayor el desamparo que esta gente tiene de ¡Oh desdichado pueblo sobre quien tal furor ha caído! Nunca fueras nacido para ser aborrecido de tu Creador, compañero del Demonio y pasto de los infiernos ¡Oh Babilonia, ramera infame, cómo tienes engañados a los hijos de los hombres! Algún día caerás a los abismos como se los mostraron al Apóstol San Juan en aquella visión, que refiere en su Apocalipsis (cap 18) donde dice, se oyó una voz, de un ángel, que dejando caer desde el Cielo una gran piedra de molino decía: cayó la Babilonia y queda hecha habitación de los demonios y guarda de espíritus inmundos y guarda de las aves inmundas y de todas gentes, que del vino de la ira y de la fornicación bebieron.
27. Ruégote ahora, hermano mío, que con maduro juicio te pongas en medio de estos dos montes tan opuestos. Mira al uno coronado de Dios, tu Padre, y al otro del Demonio, su enemigo; uno lleno de bendiciones de su paternal mano; otro lleno de maldiciones de su furor: uno, monte de verdad, cuyo fin es un reino eterno, una vida eterna, un descanso eterno; otro, monte de vanidad, cuyo fin es infierno eterno, horror eterno, tormento eterno y blasfemia eterna. Y está cierto que tú, que lees estas letras, has de parar dentro de breves días (porque breves son los días del hombre, dice el santo Job) en uno de estos dos lugares. Libre albedrío tienes, elige, que para coronar Dios sus obras y par que le tengan mérito, te pone en libertad: elige, porque has de morir; y al salir tu alma de ese tu cuerpo, en que ahora habita, le tomarán estrecha cuenta de los pasos que ha dado en estos montes, que todos te los tienen contados, y ellos te llevarán al fin donde se encaminaron. Quiera la gran misericordia de Dios y su paternal piedad, vayan a parar a él mismo, adonde descanses. Amén.

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