lunes, 20 de septiembre de 2010

un niño

Un niño fue a la escuela. El niño era muy pequeño. Y la escuela era bien grande.
Pero cuando el niño vio que podía caminar hacia el aula desde la puerta de la calle
se sintió feliz...
y la escuela ya no le pareció tan grande como antes.
Después, una mañana, la maestra dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo.
- Que bien –pensó el niño
porque le gustaba dibujar y podía hacer dibujos de todas clases: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos.
Así que tomó su caja de colorines y se puso a dibujar.
Pero la maestra dijo:
- ¡Esperad! ¡Todavía no es hora de comenzar!
Y el niño esperó hasta que todos estuvieran listos
- Ahora vamos a dibujar flores.
- ¡Qué bien! - pensó el niño, porque a él le gustaba dibujar flores.

Y comenzó a dibujar flores muy bonitas de rosa, naranja, y azul…
Pero la maestra interrumpió y dijo:
- ¡Esperad! Os enseñaré cómo hay que hacerlas..."¡así!" dijo la maestra
Y dibujó una flor roja con el tallo verde
- ¡Ahora ya podéis comenzar.
El niño miró la flor de la maestra y luego miró la suya
y le gustó más su flor que la de la maestra... Pero no dijo nada y,
simplemente, dio la vuelta al papel y dibujó una flor como la de la maestra: Roja, con el tallo verde.

Otro día, la maestra dijo:
- ¡Hoy vamos a trabajar con plastilina!
- ¡Bien! -pensó el niño
que podía hacer todo tipo de cosas con plastilina:
Víboras y muñecos de nieve, elefantes y conejos, autos y camiones.
Y comenzó a apretar y a amasar la bola de plastilina...
Pero la maestra interrumpió y dijo:
- ¡Espera! No empieces todavía
Y el niño esperó hasta que todos estuvieran listos
- Ahora. Vamos a hacer un plato.
- ¡Bien! –pensó el niño, que le gustaba hacer platos
Y comenzó a hacer algunos de diferentes tamaños y formas...
Pero la maestra interrumpió y dijo:
- ¡Espera! Yo os enseño.
Y les enseñó a todos a hacer un plato hondo.
- ¡Ahora podéis comenzar!
El niño miró el plato que había hecho la maestra
y después miró los suyos. Y le gustaban más los suyos que el de su maestra,
pero no dijo nada. Simplemente, amasó la plastilina, como hacía en su casa
e hizo un plato como la de la maestra. Un plato hondo...

De esta manera el niño aprendió a esperar y a observar
y a hacer las cosas siguiendo el método de la maestra.
Y ya no hacía las cosas sus propias cosas, por sí mismo.
Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron
a otra casa, en otra ciudad, y el niño tuvo que ir a otra escuela,
una escuela mucho más grande que la anterior, con una puerta que daba a la calle
y un camino para llegar al aula... Esta vez había que subir algunos escalones
y luego seguir por un pasillo largo para, finalmente, llegar al aula...

Y el primer día de clase la maestra dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo
- Bien, -pensó el niño
Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacerlo.
Pero ella no dijo nada; solamente caminaba por el aula.
Cuando se acercó al niño la maestra dijo:
- ¿Y tú: no quieres dibujar?
- Si -dijo el niño,
Pero ¿qué vamos a hacer?
- No lo puedo saber hasta que no lo hagáis -contestó la maestra
- ¿Pero cómo hay que hacerlo? - volvió a preguntar el niño
- ¿Cómo? -dijo la maestra
Pues como a ti te guste.
- ¿Y de qué color? -preguntó el niño
- Del que tu quieras –dijo la maestra y añadió:
- Si todos hicieráis el mismo dibujo usando los mismos colores
¿cómo sabría qué hizo cada uno?
- No sé… –dijo el niño
Y comenzó a dibujar...


Y -CON PERMISO DE HELEN E.BUCKLEY- FINAL 1: una flor roja con el tallo verde.
FINAL 2: flores de rosa, azul y naranja... Y su nueva escuela le gustó
aunque aún no pudiera encontrar por sí solo el aula desde la puerta de la calle.

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