lunes, 13 de septiembre de 2010

la canción

Un organista estaba practicando una pieza de Felix Mendelssohn y no le acababa de salir. Frustrado, recogió y ya se disponía a salir cuando notó -hasta ahora no lo había percibido- que había alguien sentado en el fondo de la Iglesia. Cuando se dio cuenta , al organista le entró vergüenza. Pero el extraño se le acercó y le preguntó si él podría tocar aquella pieza. A lo que el organista respondió bruscamente:
- Nunca le dejo a nadie que toque el órgano.
Pero dos peticiones amables mas, el extraño consiguió del músico gruñon y renuente su permiso.
Luego aquel extraño se sentó y llenó el santuario de una hermosa e impecable música.
Y cuando terminó, el organista preguntó:
- Pero ¿quién es usted?
- Yo soy el autor de la composición.

A veces, al igual que el obstiando organista, después de tocar fatal los acordes de nuestra vida, impedimos a nuestro Creador que los haga sonar para que veamos lo hermosa que es.

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