sábado, 26 de noviembre de 2016

Sociologia: valor de la familia

Hemos conocido a Sara, joven madre soltera y sin trabajo; vive en un local que le han encontrado los servicios sociales, cercano a nuestra casa: ¿Cómo podrá mantener a la pequeña Cristina? Vecinos nuestros son también Mohamed y Fátima: ha llegado un nuevo hijo, Karim, pero el padre se quedó sin trabajo y dentro de poco corre el riesgo de quedarse sin casa… Hace meses que no paga el alquiler. La dificultad económica, que golpea la vida concreta de tantas personas y familias, no reconoce nacionalidades. Encima, también Lucas, nuestro amigo de los grupos parroquiales, se quedó sin trabajo, y su esposa Lucía dejó el trabajo en el centro de llamadas durante el embarazo y ahora no sabe si volverá a trabajar, teniendo que dedicarse al pequeño Giorgio. Para estos amigos nuestros, el nacimiento de los hijos, de alegría se transformó en fuente de preocupaciones, y hasta en miedo por el futuro. ¿Una bendición? Decimos que sí, porque la vida, cualquiera que sea la condición en que es acogida, lo es. Nos lo hemos dicho juntos. Juntos, he ahí el secreto: El compartir cuanto hemos recibido. Contarnos y compartir nuestras experiencias de neoprogenitores, que nos aúnan y que, a pesar de la adversidad, nos hacen felices. Y las adversidades son afrontadas juntos… Juntos nos ayudamos, porque vivimos la misma condición, tenemos las mismas necesidades del cuidado de nuestros hijos, pero sobre todo la necesidad de relación y de fraternidad. ¿Nos permiten las normativas regionales crear guarderías infantiles? Bien, pusimos nuestra casa a disposición, y pedimos a Sara, la joven madre soltera, y a Lucía, que tiene el diploma de educadora, que se ocupara, además de sus propios hijos, también de nuestro Marco, y de Karim, y de otros hijos de algunos amigos. Fátima conoció en la guardería a Paola, que se hizo una “madre amiga” que está a su lado y la acompaña ayudándola a integrarse y a orientarse en un mundo para ella aún extraño. El don de ser familia no lo hemos retenido para nosotros, lo hemos compartido y, con nosotros, otros, generando así solidaridad, amistad, fraternidad. (Familia energía por la vida Acción Católica Ambrosiana)

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