martes, 29 de noviembre de 2016

Henri Caffarel

«Dios dice: esposos cristianos, sois mi orgullo y mi esperanza. Cuando creé el cielo y la tierra y en el cielo grandes luminarias, vi en mis criaturas vestigios de mis perfecciones y vi que ello era bueno. Cuando hube cubierto la tierra con su gran manto de campos y bosques, vi que era bueno. Cuando hube creado los innumerables animales según su especie, contemplé en esos seres vivos y abundantes un reflejo de mi vida desbordante y encontré que era bueno. De toda mi creación subía entonces un gran himno solemne y gozoso celebrando mi gloria y mis perfecciones. REUNIÓN 3 25 Y, no obstante, en ninguna parte veía la imagen de lo que es mi vida más íntima. Entonces se despertó en mí la necesidad de revelar lo mejor de mí mismo: y fue mi más bella creación. De este modo yo te creé, pareja humana «a mi imagen y semejanza», y esta vez vi que era muy bueno. En medio de ese universo del que cada criatura deletrea mi gloria, celebra mis perfecciones, por fin había surgido el amor, para mostrar mi amor. Pareja humana, mi querida criatura, mi testigo privilegiado, ¿comprendes por qué me eres tan querida entre todas las criaturas, comprendes la esperanza inmensa que he puesto en ti?: Eres portadora de mi reputación, de mi gloria, eres para el universo la gran razón para esperar... «porque tú eres el amor.»

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