miércoles, 23 de noviembre de 2016

Il Venerdi di Repubblica responde a Natalia Aspesi

Aprovecho la ocasión para dar mi opinión sobre el matrimonio, esta institución que parece haber llegado a su fin… Comienzo por decir que el matrimonio no es en sí mismo el problema, pienso en los que conviven, y el problema son ellos mismos. El hecho es que debería ser un contrato renovable, por ejemplo, cada 5 años. Nos casamos jóvenes; en ese momento estamos enamorados y parece que es lo que hay que hacer, pero después de diez, quince o veinte años, ¿estamos seguros de ser la misma persona? Muchas veces se cambia o simplemente se descubre aquello que nos gusta, o lo que somos en verdad, o que el que está a nuestro lado no corresponde a lo que se creía. Pero en medio, hay hijos, hipotecas y distintos problemas de índole práctica, además del afecto por la persona que forma parte de tu vida desde hace tanto tiempo. Si tuviéramos más vidas sería más fácil. La verdad es que estamos todos en un equilibrio entre la realidad y lo que nos gustaría… Cuando solo está en juego el sexo, la cosa es mucho más fácil, o por lo menos, menos dolorosa… Creo que hay algo que no nos debería estar permitido después de haber contraído matrimonio: la facultad de enamorarnos de otro, y todo sería más simple…

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