miércoles, 24 de octubre de 2012

La Virgen del Rosario

Sí hay alguien entre los oyentes que haya enviado rosas a una amiga en señal de aprecio, con las haya recibido como recuerdo, se percatara del significado la historia de una oración que os voy a referir.
La humanidad ha relacionado en todo tiempo las rosas con alegría.
Los paganos coronaban de rosas las estatuas de sus dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones.
Los fieles seguidores de los primeros tiempos de la iglesia sustituyeron las coronas de rosas por oraciones.
En tiempo de los primeros mártires –y digo “primeros” porque la iglesia tiene actualmente más mártires que tuvo en los 400 primeros años-, cuando marchaba las delicadas vírgenes por la arena del coliseo derechas a la muerte, se vestían con sus más vistosas prendas y adornaba sus cabezas con coronas de rosas para ir al encuentro del Rey de reyes por el que morían. Los cristianos, por la noche, recogían sus coronas y ante cada rosa recitaban una oración.
En el apartado desierto de la Tebaida, los egipcios, los anacoretas y los ermitaños contaban sus oraciones toque de citas y granitos que reunían a manera de corona.
Mahoma adoptó esta práctica para sus secuaces.
De la costumbre de ofrecer ramos espirituales nació una serie de oraciones conocida con el nombre de rosario, pues sabido es que rosario significa” corona de rosas”.
Desde los primeros tiempos recomendó la iglesia los creyentes que reza sean los ciento cincuenta salmos de David. Esta costumbres tan vigor todavía entre los sacerdotes, pues están obligados a recitar diariamente eso salmos en el rezo del breviario.
Pero no todos pueden saber con facilidad los ciento cincuenta salmos y además era difícil obtener un libro antes de la invención de la imprenta, siendo esa la causa de que libros importantes, como la Biblia, estaban sujetos con cadenas, como las guías telefónicas de las estaciones ferroviarias, pues de otra forma los habían robado.
Incidentalmente quiero aclarar un extremo. El hecho de que la Biblia estuviese sujeta con cadenas ha dado lugar a la estúpida mentira de que la iglesia no quería permitir a nadie en su lectura. En realidad, tenía las cadenas para que la gente la tuviese leer y consultar. También está sujeta con cadenas la guía telefónica y, sin embargo, es uno de los libros más consultados por la moderna civilización.
Las personas que no podían aprender lo siento en cuenta salmos, desean hacer algo que sustituyese dicha práctica y la sustituirán con cientos sin cuenta avemarías, suprimidas en quince decenas.
Cada decena había de rezar se meditando en los diversos misterios de la vida de nuestro Señor. Para separar las decenas, alguien debió comenzar con un padrenuestro y terminar con un gloria, en alabanza de la Trinidad.
Santo Domingo de Guzmán, que murió en 1221, recibió de la virgen la orden de predicar y hacer populares a devoción de un sufragio de las almas del purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre iglesia, y de esta manera fundó el Santo rosario en la forma que tiene en la actualidad.
Se ha objetado que el rosario y tiene demasiadas repeticiones, ya que se dicen tantas veces el pan nuestro y que el ave Maria, que resulta monótonos.
Esto me recuerda la visita que me hizo una joven cierta noche después de la instrucción.
Me dijo: “yo nunca me de católica. Ustedes dicen y repiten siempre las mismas palabras en el rosario, y quien repite las mismas palabras no es sincero. Yo, por mi parte, no creería a semejante persona, y me parece que Dios tampoco las creerá”.
Le pregunté quién era el joven que la acompañaba, y me respondió que era su novio.
Entonces, le pregunté: “¿le quiere mucho?”
- Ciertamente que me quiere mucho.
-¿Y cómo lo sabe usted?
- Porque me lo tiene dicho
- ¿Qué es lo que le ha dicho?
- Me tiene dicho: “¡te quiero!”
- ¿cuándo se lo dicho?
- Hace sobre una hora
- ¿y se lo había dicho antes?
- Sí, la otra noche
- ¿y qué le dijo?
- ¡qué quiero!
- ¿y no se lo tenía dicho con anterioridad?
- Me lo dice todas las noches
Repuse:” pues no lo creerá usted, porque quien repite las mismas palabras me sincero”.
La muy hermosa verdad es que no hay repetición en el” ¡te quiero!”, porque se produce un nuevo momento o en el tiempo, existe otro. En el espacio y las palabras no tienen el mismo significado anterior.
El amor nunca es monótono, a pesar de la uniformidad de sus expresiones.
La mente es infinitamente variable en su lenguaje, pero el corazón no lo es.
El corazón del hombre en presencia de la mujer amada es demasiado pobre para traducir en diversas palabras la inmensidad de su cariño y de sus afectos.
Por eso corazón adoptar una sola expresión:” ¡te quiero!”, y diciéndolo muchas veces, no se repite jamás.
Es la única novedad verdadera del mundo.
Eso es lo que hacemos al rezar el rosario y todos los días.
Repetimos a la santísima Trinidad, al verbo encarnado, a la santísima virgen: “¡te quiero!”
Hay belleza en el rosario.
No es solamente una ración vocal; es también una oración mental.
Habréis asistido tal vez a una representación dramática en la que mientras habla la voz humana se escucha en sordina una música muy agradable que tonifica y da realce a las palabras.
Así es el rosario.
Mientras se reza, no se oye la música, pero se me y de la vida de Jesucristo o aplicada a nuestra vida y a nuestras necesidades.
Así como el alambre tiene sujetas las redes de las camas, así nos tiene sujetas a la oración la meditación.
Muchas veces ocurre que estamos hablando a una persona y nuestro pensamiento o está en otra cosa. En el rosario, no “recitamos” las oraciones simplemente, sino que además “pensamos”.
Belén, Galilea, Nazaret, Jerusalén, el Gólgota, el Calvario, el Monte de los Olivos, el Paraíso, todo eso pasa por delante de los ojos de nuestra mente mientras “rezan nuestros labios”.
El rosario requiere “nuestros dedos, no es tus labios, nuestro corazón” en una vasta sinfonía de oraciones, y por eso es la más grande plegaria que ella compuesto al hombre.
Deja que os añadan cómo puede servir de ayuda a los inquietos, a los enfermos, al mundo.
A los inquietos.
La inquietud es la falta de armonía entre la mente y el cuerpo.
Los inquietos tienen invariablemente demasiado ocupadas sus mentes y ociosas sus manos.
En la angustia mental, los mi pensamientos no logran ordenarse ni dentro ni fuera de nosotros.
La concentración resulta imposible cuando la mente está inquieta; los pensamientos se amontonan desordenadamente y miles de imágenes pasan por la mente; parece un sueño la paz del alma.
El rosario es la mejor terapéutica para las almas distraídas, apesadumbradas, tímidas y desilusionadas, precisamente porque requiere el empleo simultáneo de las tres potencias: física, vocal y espiritual, por este mismo orden.
Los granos o cuentas recuerdan a los dedos que los tocan que deben usarse para rezar. Este es el consejo físico para la oración.
Los labios, al moverse al unísono con los dedos, constituyen la sugestión vocal para la oración; la iglesia es curas había psicóloga al insistir en que se vuelvan los labios penal rezo del rosario porque sabe que el ritmo externó producido por el cuerpo, puede producir el ritmo del alma.
Sí los dedos y los labios se paralizan, el espíritu les imitar a enseguida y podrá desaparecer del corazón la plegaria.
Los granos o cuentas favorecen la concentración de la mente. Son como la preparación para el motor que se pone en marcha después de unas sacudidas.
El ritmo y la dulce monotonía inducen a la paz, y crean una fijeza afectiva en Dios.
Lo físico y lo espiritual, sí les damos la oportunidad para ello, trabajan a una.
Las mentes firmes y seguras pueden trabajar desde dentro para fuera, pero las mentes preocupadas ante actuar desde el mundo exterior que les rodea hacia el interior.
En las personas adiestradas espiritualmente, el alma guía al cuerpo, pero en la mayoría de las personas que es el cuerpo él quería al alma.
Los preocupados, conforme van rezando el rosario, de poco a poco que sus preocupaciones nacían de su amor propio.
Ninguna persona normal constante en el rezo del Santo rosario se ha visto asaltada por las preocupaciones.
Os respondería ver la facilidad con que saldríais de vuestras preocupaciones subiendo cuenta a cuenta hasta el trono del Corazón del Amor.
El rosario es una devoción muy apropiada para los enfermos.

Cuando sube la fiebre y padecen cuerpo, no se puede leer; apenas se puede hablar y oír hablar a pesar de las muchas cosas que el corazón quisiera decir.
Los ojos de una persona con salud se fijan en la tierra; cuando está enferma, yace boca arriba y los ojos miran al cielo. Tal vez fuese más exacto decir que el cielo mira hacia abajo.
En los momentos en los que la fiebre, el sufrimiento, la agonía, hacen dificultoso la oración, nos sentimos inclinados a estrechar un rosario entre nuestras manos, como símbolo de oración, y a acariciar el crucifijo que pende de él.
Como las oraciones de que consta el rosario se saben de memoria, el corazón puede dejarlas salir y ser el tema de meditación, cumpliéndose de esta manera la orden expresa de la sagrada escritura: “rezad siempre”.
En esos momentos, los misterios preferidos eran los dolorosos, porque meditando en los sufrimientos de nuestro Sr., los enfermos unen sus sufrimientos con los del Sr. Para que, participando en su cruz, puedan participar también en su resurrección.
¡El mundo!
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Hay una cruzada mundial del rosario para este pobre mundo tan lacerado.
Han fallado los hombres-¡nunca hubo hombres tan pequeños para cargos tan importantes!
Han fallado las instituciones públicas –pues ninguna reconoce a las leyes una fuente extrínseca de autoridad.
Pero siempre permanece Dios.
La paz vendrá solamente cuando hayan cambiado los corazones de los hombres.
Para obtener esto, debemos rezar, y no para nosotros, sino para el mundo.
El mundo comprende a todos sus habitantes: a los rusos, a nuestros enemigos, a los vecinos de casa. Por eso tengo proyectado un rosario del mundo misionero.
Cada una de las cinco decenas es de un color diferente. Representan las cinco partes del mundo desde el punto de vista misionero. Una decena es verde, y representa al África, por recordarnos sus selvas vírgenes y porque el verde es el color de los musulmanes, por quienes hemos de pedir.
La segunda decena es de color rojizo, por ser representación de América, poblada primitiva mente por los “pieles rojas”.
La decena cuarta es azul, en recuerdo de Australia y de las islas de Oceanía diseminadas que en las azules aguas del pacífico.
La decena tercera es Lanka, por simbolizada Europa, cuyo Padre espiritual es el Blanco Pastor de la Iglesia.
La quinta es amarilla, por el Asia, la tierra del sol levante, la cuna de la civilización.
Al terminar de rezar con ese rosario, se habrá dado la vuelta al mundo, abrazando todos los continentes, a todos los pueblos, con la oración.
Naturalmente que no se precisa que tenga es uno de estos rosarios para rezar por el mundo.
Podéis rezar por esa intención subiéndose vuestro acostumbrado rosario. Sin embargo, nuestro rosario tiene esta triple ventaja: cada color recuerda la parte del mundo por la que se ofrece la decena. En segundo lugar, en responder al requerimiento de la virgen de Fátima de rezar por la paz del mundo. Y en tercer lugar, ayudará al Padre Santo y a la Congregación de la propagación de la Fe, materialmente, y espiritualmente, a los pobrecitos 600 territorios misioneros del mundo.
El mundo cambiará cuando cambiemos nosotros.
Pero nosotros no podemos cambiar sin oración, y, a este efecto, el rosario es incomparable.
Insisto tanto en sus efectos espirituales porque me son bien conocidos.
He visto salvarse milagrosamente jóvenes gravemente heridos en accidentes; librarse de la muerte propia y salvar a su hijo, una Madre en peligro durante el parto; alcoholizados que se han vuelto sobrios; vidas licenciosas que sean espiritual izado; descarriados que han vuelto a la fe; familia sin hijos que han sido bendecidas con la deseada prole; soldados que han salido ilesos del combate; angustias espirituales superadas: paganos que se han convertido.
Conozco un judío que durante la guerra mundial se escondió con otros cuatro soldados austríacos en el hoyo producido por una bomba.
Pedazos de metralla saltaban por todas partes.
De repente, una bomba mató a los cuatro compañeros.
El judío tomó el rosario de uno de estos y empezó a rezar. Lo sabía de memoria, por haber oído rezar muchas veces. Al terminar la primera decena, le pareció que debía salir de aquel embudo. Se arrastró por el barro y suciedad y se metió en otro agujero. En aquel momento está de otra bomba en el embudo que había dejado el israelita.
Al final de cada decena fue trasladándose de refugio, y cuatro explosiones se sucedieron en los embudos abandonados por él.
Salvó la vida, y en agradecimiento se propuso dedicar a nuestro Señor ya su Santísima Madre.
Terminada la guerra, hubo de pasar por nuevo sufrimientos: su familia había perecido quemada por Hitler. El hebreo mantuvo su promesa. Lo bautice el año pasado y ahora está estudiando para sacerdote.
Aprender y a santificar a todos los instantes de vuestra vida.
Lo podéis hacer mediante el rosario. Mientras lo es por la calle, rezad el rosario escondido en vuestra mano un vuestro bolsillo; conduciendo vuestro tomo vi, pueden ayudarnos las divisiones del volante para contar las decenas. Mientras esperáis que nos hacen la comida o la llegada de un tren; con esta es quietos detrás del mostrador o cuándo os toca estar sin jugar en el bridge, podéis también pasar las cuentas conforme vaya es rezando vuestro rosario. Sí una conversación, una lectura una audición radiada o resultan pesadas, podéis aprovechar muy bien el tiempo sacando vuestro rosario.
Todos los momentos pueden servir para vuestra santificación y ayudarlos a tener la paz interior.
Sí que es convertir alguien, enseñarle a rezar el Santo rosario. Acaecerá una de estas dos cosas: o dejara de rezar lo, u obtendrá el Don De la fe de.
Hay millones de personas escuchaban mis palabras. Quiera Dios que prende muchos de ellos y recen usando nuestro rosa de misionero. Estoy seguro que sí lo haréis, y como quiera que sois unos buenos amigos míos, haber enviarnos un ramo de rosas.
Pues mira, hoy tengo una cadena de rosas que en el rosario. Y estas rosas, como capullos no abiertos a un, conservan en su interior el perfume de Dios. Reza con ellos y vuestro corazón estará en el Paraíso.

¡Por el amor de Jesús!
Radio mensaje del 11 de febrero de 1951. Fulton Sheen

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