miércoles, 30 de enero de 2013

fin de fiesta


Así empezábamos el año y el mes primero de enero, haciendo votos para triunfar sobre todos los problemas y desafíos de este año. Y ahí estamos... desde aquí, dedico el siguiente articulo a Jose Antonio y su grupo de IDR y a toda la peña parroquial que se esfuerza por dar contento al Buen Jesús.

EL SENTIDO CRISTIANO DE LA VIDA
Formar a Cristo en nosotros y formarlo en la ciudad; que la ciudad sea una imagen, aunque lejanamente parecida, del cielo de Dios. Tal es la meta y camino del cristiano que camina, que transita con las virtudes sobrenaturales y naturales, a través de los dones del Espíritu Santo, y con ese programa viril que son las bienaventuranzas del Sermón de la Montaña. Con el significado y el sentido de cada una de las virtudes naturales y sobrenaturales vemos que están íntimamente relacionadas con la verdad, o sea con el ser, con lo que es, porque de lo que se trata es de ser fiel a lo que es y al ser por excelencia en el nivel absoluto y trascendente, Dios.

¿Qué es, por ejemplo, la suprema de las virtudes, la virtud de la caridad? Es amar la verdad con el amor de Dios, es amar al otro en ese amor, que es amor de la verdad, porque no hay amor fuera de la verdad. ¿Quién puede amar lo que no conoce? Del conocimiento irradia el amor, y el conocimiento se hace más lúcido y pleno. La caridad es amar a Dios en la verdad de Dios y amar al prójimo en la verdad de Dios, y no como se dice ahora, que se separa del precepto evangélico la parte de amar a Dios sobre todas las cosas y se deja exclusivamente el amor al prójimo, desgajándolo de su raíz, que es el amor y la caridad de Dios. ¿Qué es la esperanza sobrenatural? Es aquella virtud por la cual Dios urge en nosotros la expectación de esa unión definitiva con Dios en la Eternidad. ¿Qué es la Fe sobrenatural? Esa virtud por la cual conocemos la verdad de Dios en su intimidad, la Encarnación del Verbo, la Santísima Trinidad y la Resurrección y el sentido que representa para nosotros la Vida Eterna.

¿Qué es la virtud de la Prudencia? Es todavía relación con la verdad, es obrar en la verdad, según el ser, es obrar la realidad en todo. ¿Qué es la virtud de la Justicia? Vivir en la virtud con el prójimo. ¿Qué es la Fortaleza? Defender la verdad hasta la muerte. ¿Qué es la Templanza? El ordenamiento interior de las pasiones y de los apetitos a fin de que en el hombre queden removidos los obstáculos interiores, para la contemplación de la verdad. Y luego vienen los dones del Espíritu Santo, que perfeccionan esas virtudes y permiten la acción en nosotros del espíritu de Dios, de la fuerza de Dios en nosotros.

Una vez en este camino, se nombran las bienaventuranzas, este programa de Dios a los hombres, por el cual Cristo llama a seguir su camino. “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque a ellos les pertenece (así, en presente) el Reino de Dios”. ¿Quiénes son los pobres de espíritu? Son los que se han hecho pobres de su propio espíritu, de su propio juicio, de su propia voluntad, son los desprendidos de todos los bienes terrenales y de sí mismos. Desprendidos no quiere decir despreciadores, se trata de no ser esclavos de ninguna cosa terrenal, de juzgar las cosas no con nuestro juicio individual sino con el juicio de Dios. Pobre de espíritu es ser humilde, que como decía Teresa, es el único que puede estar en la verdad, el desprendido de sí mismo, el que sabe escuchar, el que tiene memoria fiel y es dócil para acatar lo que son las cosas y llamarlas por su nombre propio. “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra”.

¿Quiénes son los mansos? Son los que no corren desesperados detrás de las cosas, codiciosos, lujuriosos, desaforados por tenerlas. Y no corren no porque no las sepan apreciar, sino porque saben que las cosas no son objeto de la codicia sino de la generosidad y disposición de los hombres. Entonces, a esos hombres, a esos mansos, les pertenecerán justamente las cosas de la tierra. “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”. Son los varones y mujeres de dolor. ¿Quién que ame en esta vida no es fuente de dolor, como lo fue Nuestro Señor Jesucristo? ¿Qué amor se puede vivir realmente si ese amor no significa, por lo mismo que se vive pendiente y en donación y en entrega total del ser amado? ¿Cómo no se va a sufrir de su sufrimiento, de su muerte, de todo lo que lo pueda afectar? Hasta Cristo lloró en la muerte de Lázaro, a quien iba a resucitar al momento. “Bienaventurados los que padecen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Esta sí es un hambre que hay que tener, hambre sin límites de justicia. Y esos serán saciados. Y bienaventurados los misericordiosos, los que han tratado con misericordia, con caridad, con honor a los demás: a ellos los espera la misericordia de Dios. Y bienaventurados los puros de corazón, los limpios, los despreciados, los que han sosegado y moderado sus pasiones, que son cosas buenas, siempre que estén ordenadas como Dios quiere. Ellos verán a Dios, los limpios; para ellos, la contemplación, el ocio contemplativo. Y bienaventurados los pacíficos, no los pacifistas, los pacíficos, es decir, aquellos que son portadores de paz, porque la llevan en sí mismos y la irradian como Cristo. Por eso serán llamados hijos de Dios. Y finalmente, bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, por causa de la verdad, por causa de Cristo.

A ellos les pertenece, en presente, el Reino de Dios, ya están en el Reino. Éste es el programa para el hombre, frente al programa de la felicidad de potrero verde. Éste es el programa de los varones y las mujeres de Cristo, éste es el sentido cristiano de la vida: es la transformación de la vida toda en el ser, en la verdad, de todo eso en Dios en el grado eminente, en el grado absoluto y trascendente.

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