jueves, 17 de febrero de 2011

El dulce aroma del café

Una hija se quejaba a su padre de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daba por vencida. Estaba cansada de luchar...Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre era chef de cocina y la llevó a su lugar de trabajo. Llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto el agua estaba hirviendo... En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Y las dejó hervir sin decir palabra.
La hija, impaciente, esperó preguntándose qué se proponía su padre con todo aquello. Y a cada cosa en su plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente... Mirando a su hija le dijo:
- Querida ¿qué ves?
- Zanahorias, huevos y café.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias; lo hizo y
Notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera; la niña tras quitar la cáscara observó el huevo duro...Por fin su padre le pidió que probara el café; sonriendo disfrutó de su rico aroma...
Humildemente la hija preguntó:
- ¿Me lo vas a contar?
- Pues ahí va: estos tres elementos han pasado la misma adversidad del agua hirviendo. Sin embargo, cada uno ha reaccionado de forma distinta:
* La zanahoria fuerte, dura, soberbia; después quedó débil, fácil de deshacer...
* El huevo llegó frágil, protegiendo con una fina cáscara su interior líquido; luego del agua su interior se ha endurecido...
* Los granos de café, sin embargo, después de estar en agua hirviendo, han cambiado el agua...
* ¿Tú cómo eres? Cuando la adversidad llama a tu puerta ¿cómo respondes? Ahora fíjate como sólo el café cambia al agua hirviendo. Más aún: justo cuando le causa dolor, cuando el agua llega al punto de ebullición, es cuando él alcanza su mejor sabor... Ojalá, cuando las cosas se pongan peor, reacciones en forma positiva, sin dejarte vencer y hagas que las cosas a tu alrededor mejoren. Si así lo haces serás ese buen olor y esa luz de Cristo...
Arturo Vargas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario