miércoles, 12 de enero de 2022

Francia financiará la congelación de ovocitos para posponer la maternidad por motivos sociales

Una nueva reforma en Francia, que apoya la congelación de ovocitos por razones sociales, es presentada como una opción favorable a las mujeres, pero está enmascarada de falsa esperanza y oportunidad, acompañada de riesgos médicos que muchas mujeres desconocen.

El gobierno francés de Macron, después de dos años de discusión parlamentaria, ha promulgado una nueva ley  que ofrece un reembolso parcial del procedimiento, no-médico, de congelación de ovocitos para posponer la maternidad por motivos sociales, convirtiéndose, así, en el primer país del mundo en hacerlo.

Por otro lado, cabe destacar, que prohíbe subvencionar la congelación de ovocitos de sus empleadas a empresas con sede en Francia, iniciativa popularizada por grandes empresas como Apple y Facebook, con “la finalidad de atraer y promocionar el talento femenino”, favoreciendo lo que se denomina “social freezing”.

Este tipo de ofertas y esta reforma de la ley francesa podrían parecer oportunidades que favorecen a las mujeres trabajadoras. Sin embargo, presentan numerosas dificultades médicas y bioéticas, relacionadas con las complicaciones asociadas a una maternidad tardía (que no se habría dado de haber tenido el embarazo con anterioridad), la derivación hacia técnicas de reproducción asistida de mujeres sin problemas de fertilidad, el posible síndrome de hiperestimulación ovárica (que en caso moderado conlleva fatiga, náuseas, dolor de cabeza o abdominal, sensación dolorosa de las mamas…), prematuridad y bajo peso al nacimiento y otras complicaciones asociadas a las técnicas de reproducción asistida.

Toda esta información no siempre está en manos de las implicadas. Toda mujer debería saber que al someterse al “social freezing” podrían verse reducidas sus posibilidades de embarazo, pues la técnica no garantiza la obtención de un hijo y, además, conlleva objetivos riesgos para la mujer. Una demostración de mercantilización del cuerpo de las mujeres a las que se les propone renunciar a la maternidad en la mejor edad para ello con el fin de priorizar su desarrollo profesional.

Otra de las cuestiones morales que abarca este tema, es quién debería pagar este procedimiento no médico. Además de la injusticia que supone  dedicar fondos públicos para que las mujeres que, sin problemas de fertilidad, desean congelar sus ovocitos, detrayéndolos de otras necesidades más urgentes que afectan a toda la población. La multiplicidad de riesgos médicos asociados al proceso que se asumen por motivaciones no clínicas sino laborales, cuestiona poderosamente que el estado destine recursos a este tipo de prácticas.

Asimismo, según los últimos datos, muchas mujeres terminan no reclamando sus ovocitos criopreservados, lo que cuestiona aún más la licitud de esta inversión por parte del estado.

En diversos países está legalizada la congelación de ovocitos por razones clínicas, es decir, cuando se justifica por la necesidad de superar una situación de infertilidad o riesgo derivado de tratamientos agresivos. Sin embargo, hay una heterogeneidad entre ellos, ya que es muy difícil conocer el límite entre un motivo clínico y no-clínico, como, por ejemplo, la manera en la que se categoriza la amenaza de la edad sobre la fertilidad o la salud del bebé.

El ASRM (American Society for Reproductive Medicine) aprobó la congelación de ovocitos por razones médicas. Sin embargo, declaró que no había suficientes evidencias sobre la “seguridad, eficacia, ética, riesgos emocionales y relación costo-eficacia” para aprobar la congelación no-médica o social.

Sin embargo, seis años después, en 2018, adoptó una nueva posición, afirmando que todas las mujeres tienen derecho a la congelación de ovocitos, afirmando que no importan los riesgos que ello conlleve, ni las causas que lo justifique, sea por motivo médico o no-médico. No obstante, sigue recalcando que esta técnica no garantiza el embarazo, que no todas las mujeres son candidatas para este proceso y advierte de los riesgos psicológicos que puede envolver este acto.

Por todo lo expuesto anteriormente, además de las numerosas dificultades éticas ya mencionadas en otros artículos, como la eliminación de embriones tras la fecundación in vitro, esta nueva reforma que es presentada como una opción favorable a las mujeres, está enmascarada de falsa esperanza y oportunidad, acompañada de riesgos médicos que muchas mujeres desconocen, reduciendo, además, la posibilidad real de un embarazo.

 

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