viernes, 5 de mayo de 2023

Un novedoso experimento

 

Un estudio proporciona información que podría utilizarse para tratar la infertilidad causada por trastornos cromosómicos o autosómicos sexuales, pero también abre la posibilidad en humanos de la reproducción bipaterna, entre dos varones.

Un equipo de investigación japonés ha producido ovocitos a partir de células de ratones macho y los ha fecundado obteniendo descendencia, según se publica en la revista científica Nature.

En este estudio, se ha convertido eficientemente el conjunto de cromosomas XY a XX en células madre pluripotentes (PS) de ratón. Para ello, los investigadores eliminaron el cromosoma Y y posteriormente duplicaron el cromosoma X. Esto se ha realizado tanto en células madre embrionarias como en células pluripotentes inducidas (iPS) obtenidas de la cola de un ratón macho sexualmente maduro. Posteriormente, las células PS feminizadas artificialmente se han derivado a ovocitos, los gametos femeninos, que dieron lugar a descendencia viable y fértil tras ser fecundados. Esta descendencia es bipaterna, es decir, son hijos de dos padres macho, sin madre, aunque sí fue necesaria una hembra para llevar a cabo la gestación.

Esta no es la primera vez que se consigue la herencia bipaterna en ratones, pues ya se había conseguido en sendos estudios de 2011  y 2018 (ver AQUÍ). La novedad de la investigación actual es que consigue la conversión sexual de las células madre masculinas (XY) en femeninas (XX) para derivar gametos, mientras que los estudios anteriores usaron células madre con un solo cromosoma X (células iPS X0 y células madre embrionarias haploides respectivamente). Esto presenta dos importantes ventajas. En primer lugar, se han evitado las anormalidades en los individuos nacidos por los métodos anteriores, así como la muerte prematura. En segundo lugar, la presencia de los dos cromosomas X se espera que pudiera evitar problemas de infertilidad asociados a los métodos anteriores.

Este estudio proporciona información que podría utilizarse para tratar la infertilidad causada por trastornos cromosómicos o autosómicos sexuales, pero también abre la posibilidad en humanos de la reproducción bipaterna, entre dos varones.

Katsuhiko Hayashi, autor principal de la investigación, afirmó en la última Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano, celebrada entre el 6 y el 8 de marzo de 2023 en el Instituto Francis Crick de Londres, que sería técnicamente posible generar ovocitos humanos a partir de células de piel masculinas dentro de una década. No obstante, se trata de una aproximación, pues está por ver que las dificultades que entraña la técnica puedan llegar a superarse y se consigan unos niveles de seguridad suficientes para pensar en poder llevarla al uso en humanos. Antonio Requena, director médico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) ha señalado a ABC Salud que el uso de células pluripotentes para su transformación en ovocitos «es difícil por la propia complejidad del ovocito (no solo por la transmisión de los cromosomas, sino por la complejidad del citoplasma que será el soporte del futuro embrión en los primeros días de desarrollo). De hecho, hay ya publicaciones de producción de espermatozoides de ratón a partir de células adultas desdiferenciadas, pero esta técnica es más fácil (dentro de su complejidad) debido a que el espermatozoide tiene como función principal sólo aportar la carga genética del varón. […] Queda aún mucho camino que recorrer».

Valoración bioética

Desde el punto de vista bioético, este experimento puede entrañar unos riesgos de seguridad para los niños concebidos aún mayores que la fecundación in vitro actual, difícilmente justificables. Así mismo, consideramos que la autonomía reproductiva no debe verse como un absoluto moral ante el cual la ciencia debe responder. Como expresó la Academia Pontificia para la Vida en su Comunicado Final de la X Asamblea General, «conviene que el comprensible y lícito «deseo de un hijo» no se transforme en un pretendido «derecho al hijo», incluso «a toda costa». Nadie puede pretender un derecho a la existencia de otro hombre, pues de ser así, este último quedaría situado en un plano de inferioridad axiológica con respecto al que invoca ese derecho».

Previamente, hemos publicado información sobre los riesgos difícilmente controlables asociados a las técnicas de reprogramación genética, que suponen una grave dificultad para su aplicación en clínica. La complejidad del genoma humano, el desconocimiento que aún prevalece sobre la interacción genética y la imposibilidad de predecir los efectos asociados a las profundas modificaciones que implica la reprogramación celular, prometedora técnica propuesta por S. Yamanaka y que le hizo merecedor del Nobel de Medicina, hacen que resulte difícil aún controlar los efectos indeseables asociados a ella, máxime cuando, como en este caso, se trata de modificar genéticamente la línea germinal, los gametos, lo que implica posibles consecuencias sobre todas las células del organismo futuro.

Ciertamente, la reprogramación celular, que permite la obtención de células pluripotentes a partir de células adultas, evita la utilización de embriones humanos y su destrucción, lo cual representa una significativa ventaja en cuanto a su valoración bioética, pero los problemas de seguridad aún no bien resueltos asociados a estas técnicas obligan a adoptar posturas prudentes en evitación de consecuencias futuras graves e impredecibles.

¿El fin de la reproducción sexual?

La posibilidad de obtener descendencia a partir de células de un mismo individuo o de dos individuos del mismo sexo, como el caso que nos ocupa, supondría el fin de la reproducción sexual tal como ha evolucionado en la naturaleza, y ha permitido el perfeccionamiento de las especies. Dos son las dificultades insalvables que se abren al respecto: por un lado, haría innecesaria la complementariedad sexual en la reproducción, y, por tanto, la contribución de los aportes masculino y femenino a la necesaria diversidad y equilibrio genéticos; por otro, se cuestiona también esta diversidad sexual en el acompañamiento futuro de la crianza de los hijos, profundizando en los modelos que prescinden de la madre o del padre, cuando los gametos masculino y femenino sean obtenidos por los procedimientos ahora propuestos. Aunque esta realidad ya se produce como resultado de la aplicación de las técnicas de reproducción asistida, actualmente se recurre a los gametos masculino y femenino obtenidos naturalmente, con los que se producen embriones cuya gestación y crianza ofrece múltiples posibilidades diferentes del entorno natural constituido por los progenitores.

A este respecto, cabe por tanto concluir con las palabras de San Juan Pablo II en su discurso a los participantes de aquella Asamblea:  «Emerge cada vez más el vínculo imprescindible de la procreación de una nueva criatura con la unión esponsal, por la cual el esposo se convierte en padre a través de la unión conyugal con la esposa y la esposa se convierte en madre a través de la unión conyugal con el esposo. Este plan del Creador está inscrito en la misma naturaleza física y espiritual del hombre y de la mujer y, como tal, tiene valor universal».

Lucía Gómez Tata y Julio Tudela

Observatorio de Bioética. Instituto Ciencias de la Vida. Universidad Católica de Valencia

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