lunes, 25 de noviembre de 2013

mentiras abortistas

... en estos últimos años, los descubrimientos científicos acerca del comienzo de la vida son de tal precisión y jerarquía que no se puede ignorarlos, o negar esas certezas. A modo de ejemplo —entre muchos— dos o tres hallazgos de la biología y la genética absolutamente concluyentes: En el cigoto, la primerísima forma de vida unicelular, fruto de la unión de óvulo y espermatozoide, ahí, ya están activos siete genes. Pensemos que esa célula es además la más especializada que pueda existir, en el sentido de que ninguna otra célula poseerá jamás las mismas instrucciones a lo largo de la vida del individuo que acaba de ser creado. Debemos decir que a partir de la formación del cigoto y en el proceso que sigue a partir de ahí, la célula primordial tiene autonomía para auto duplicar el material genético, además lo hace siguiendo pasos coordinados de complejidad creciente y mediante una progresiva diferenciación hacia formas cada vez más complejas y siempre con una orientación definida que ni se puede detener ni puede retroceder hacia etapas anteriores. Es decir que a partir del conocimiento de la dinámica del desarrollo embrional se puede ver que desde el inicio se trata de un organismo autónomo poseedor de todas las herramientas para alcanzar su pleno desarrollo. Por si esto no alcanzara, el genetista inglés Jeffrey a fines de los noventa hizo un descubrimiento realmente extraordinario, él probó que a partir del estadio de 3 (TRES) células ese individuo es único, rigurosamente diferente de cualquier otro individuo. Él fue quien descubrió la denominada huella digital de ADN contenida en las partes del ADN que no contiene genes y demostró que la posibilidad que se repita esa huella en otro individuo es un número casi inexpresable, y dificultosamente imaginable, tanto así como uno en 5000 billón de billones. El último argumento que mencionaremos, tiene que ver con la inmunidad celular. Específicamente con las llamadas moléculas HLA (Human Leucocyte Antigen). Carossella, un científico argentino radicado en Francia, descubrió que, pocos días después de que se forma el cigoto y antes de que se implante, en el cuerpo materno se origina la molécula HLA-G que permite la implantación del huevo fecundado en el útero, sin que lo destruyan las células defensivas maternas. Es decir que el cuerpo de la madre reconoce en el feto características inmulógicas claramente distintas a las suyas y sus defensas lo destruirían a no ser por la molécula HLA-G que permite la tolerancia feto maternal. Bastarían estas tres referencias científicas para acabar con tanta mentira repetida hasta el hartazgo. Una de sus ficciones preferidas, es la que dice que la mujer con su cuerpo hace lo que quiere, —la ciencia, recién lo vimos, demuestra todo lo contrario— que no es su sino otro cuerpo y otra persona, nueva y distinta lo que está en su vientre. Si hasta dentro del fatigoso repertorio de payadas y mentiras, se las ingeniaron para incluir al pensamiento mágico. Parece que, según esta gente, llegado a un determinado número de semanas de gestación, acaso por obra y gracia de algún encantamiento, surge un ser humano. Lo que antes era un montón de células, una nada, ahora, de golpe, es un hombre. A nadie puede escapar lo ridículamente absurdo del planteo, que ignorando las certezas o negando las evidencias biológicas, es lo mismo, intentan ponerle distintas fechas al comienzo de la vida, exclusivamente para acomodar el momento del aborto a lo que les convenga, ó les venga en gana. Es evidente que también el odio miente. Pero es que también los datos epidemiológicos dicen otra cosa respecto a proteger la salud de la madre. En Irlanda, por ejemplo, donde el aborto es ilegal casi siempre, la tasa de mortalidad materna es 5 por cada cien mil nacidos vivos, tres veces inferior a la de Reino Unido, 13 por cien mil nacidos vivos, y a la de Estados Unidos, 17 por cada cien mil nacidos vivos, países en los que aborto es ampliamente permitido... Naturalmente esta breve información científica no pretende abarcar en su totalidad un tema de esta magnitud y gravedad. Si dar algunos elementos para tratar de desenmascarar tanta falsedad agresivamente repetida sin otro propósito que justificar un crimen.El registro Eurocat informa que en Francia el 96% de los fetos Down es abortado. Al respecto hace pocos años un diputado parisino declaraba. “La verdadera pregunta que me hago es por qué queda ese 4 por ciento”. Está claro que el hombre sin Dios, parece estar recorriendo todas las profundidades del horror y todo indica que se siente cómodo y hasta satisfecho en ese territorio. Esa progresiva acentuación del espanto que se acercaba, la percibía Salvatore Quasimodo: “Eres aún aquel de la piedra y de la honda, hombre de mi tiempo. Yo te he visto, dentro del carro de fuego. Te he visto, con tu ciencia exacta dispuesta al exterminio. Eras tú, sin amor, sin Cristo”.

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