martes, 27 de octubre de 2020

Una llamada de atención para los Comités de Ética Clínica

La consideración de que las vidas de algunos enfermos pierden de alguna forma y por su dependencia absoluta su dignidad de personas, mueve a algunos clínicos, hospitales y comités de bioética clínica, a retirar tratamientos terapéuticos y de soporte, aun cuando los pacientes o sus familias desean mantenerlos. Un juez del Tribunal Superior Inglés ha criticado al Comité de Ética Clínica (CEC) del Great Ormond Street Hospital de Londres por no involucrar a los padres de un niño de nueve años en el proceso de toma de decisiones (ver AQUÍ). El niño sufría problemas renales, pulmonares, cerebrales e intestinales graves que le habían obligado a ingresos hospitalarios continuados, habiendo pasado solo 16 días en su casa en los últimos siete años. Como resultado del deterioro de su estado, desde el Servicio Nacional de Salud británico (NHS Trust) se presentó una solicitud urgente al Tribunal Superior para limitar los tratamientos, aunque los padres eran partidarios de mantenerlos, manifestado su desacuerdo con el equipo médico. El Comité de Ética Clínica del hospital concluyó que los tratamientos invasivos adicionales no favorecían el interés superior del niño, prescindiendo de la opinión de los padres. En su sentencia, el juez manifestó lo siguiente: “Considero que la falta de participación de los pacientes y/o sus familias es en sí misma una cuestión de ética médica y lo que más me sorprende es que no exista una guía para asegurar su implicación y participación”. La Corte puntualizó que “la ausencia de cualquier consulta previa o participación de la familia, no puede ser una buena práctica y, en general, debería ser inaceptable. Incluso en las decisiones tomadas apresuradamente, deben tenerse en cuenta las opiniones del paciente y/o familiares cercanos, que podrían expresarse a través de algunas notas escritas o cartas enviadas en su nombre. Debe haber una guía sobre la participación del paciente/familia y un protocolo claro de cómo y cuándo se les informa sobre las decisiones que se están implementando, para que un Comité de Ética se reúna y se les informe sobre el resultado”. Los planteamientos utilitaristas, desgraciadamente muy extendidos en los países desarrollados, ponen de manifiesto con este tipo de actuaciones, una tendencia a devaluar la vida de aquellos enfermos crónicos o terminales, que, sin posibilidad de recuperación, causan enormes gastos a los sistemas públicos de salud. La consideración de que las vidas de estos enfermos pierden, de alguna forma y por su dependencia absoluta, su dignidad de personas, mueve a algunos clínicos, hospitales y comités de bioética clínica, a retirar tratamientos terapéuticos y de soporte, aun cuando los pacientes o sus familias desean mantenerlos. La calidad de vida debe medirse por el nivel de logro existencial más que por el nivel de dependencia o vulnerabilidad. La dignidad humana no mengua ante la enfermedad ni es devaluada por la vulnerabilidad o dependencia personales, debiendo evitarse criterios utilitaristas a la hora de suministrar cuidados a las personas sufrientes. Un tema diferente es la obstinación terapéutica, en la que la aplicación de ciertos tratamientos no contribuye más que a incrementar el sufrimiento del paciente, sin ofrecerles ningún beneficio. Pero no parece que sea este el caso expuesto en esta ocasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario