jueves, 4 de abril de 2013

los Papas - 33

Pío IX (16 junio 1846 - 7 febrero 1878)
los siguientes cuatro apartados: la personalidad del pontífice, la pérdida de los Estados Pontificios, las aportaciones doctrinales de Pío IX, y los principales acontecimientos de la vida de la Iglesia durante estos casi 32 años. Personalidad y carrera eclesiástica. Giovanni Maria dei conti Mastai Ferretti nació en Senigallia (13 mayo 1792), ciudad de la costa adriática situada muy cerca de Ancona. Su padre, Girolamo Mastai Ferretti, formaba parte de de Mazzini (1808- 1872) proponía la sustitución de la fe religiosa por su ideología nacionalista y partía del prejuicio de que la Santa Sede había perdido de vista su misión y dificultaba el progreso.
Tales planteamientos, por tanto, excluían a los católicos de esencialmente pastor. Y quizá fue esto lo que suscitó en torno a él la fervorosa adhesión del pueblo cristiano que produjo la superación definitiva de las irritantes tensiones de las iglesias nacionales y permitió a la Iglesia católica adoptar una firme y consciente postura ante las nuevas orientaciones que implicaba el liberalismo.
La pérdida de los Estados Pontificios. mantenido hasta entonces posiciones favorables hacia las reformas, desde entonces girará hacia Austria y dirigirá la política diplomática de la Santa Sede, desde 1849 hasta 1876, buscando el apoyo de las potencias menos liberales. tras el armisticio firmado en soberano formado por la ciudad del Vaticano que garantizaba la independiente actuación de los papas en la dirección de la Iglesia universal. Pero a pesar de las tensiones políticas, Pío IX y Víctor Manuel no interrumpieron sus relaciones personales, que mantuvieron mediantedencia secreta. Murieron con tan sólo veintinueve días de diferencia, y cuando el rey se encontraba gravemente enfermo, el papa le envió un sacerdote para levantarle la excomunión con el fin de que así recibiera los últimos sacramentos, fuera enterrado como cristiano y se pudieran celebrar sus funerales.
El magisterio de Pío IX. La primera de las grandes decisiones doctrinales fue la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854. Pío IX tuvo siempre una arraigada devoción a la Madre de Dios, lo que queda reflejado en las prácticas de piedad de su vida privada, como ya se vio. La iniciativa del papa se apoyaba en sólidos precedentes; en primer lugar, venía a confirmar oficialmente el sensus fidelium, pues desde muy antiguo era un sentir unánime del pueblo cristiano que la Virgen María había sido concebida sin pecado original.


Sixto IV (1471-1484) había establecido la fiesta de la Inmaculada Concepción y Gregorio XVI había incluido este título en el prefacio de la misa. Pío IX, previamente, encargó a una comisión de cardenales y teólogos el estudio sobre la oportunidad de la definición de este dogma; después consultó a los obispos, de cuanto a la oportunidad de publicarlos entonces. Poco después de conocer el contenido del Syllabus los obispos, y debido a una filtración de un clérigo y funcionario del Vaticano, aparecieron en un periódico de Turín en 1863, lo que desató una fuerte campaña anticlerical. A pesar de todo, Pío IX decidió seguir adelante y se publicaron los documentos en el décimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. 1) panteísmo, naturalismo y racionalismo absoluto; 2) racionalismo moderado; 3) indiferentismo y laxismo; 4) socialismo, comunismo, sociedades secretas, sociedades bíblicas y sociedades clericales-liberales; 5) errores sobre la Iglesia y sus derechos; 6) errores sobre la sociedad civil, considerada en sí misma y en sus relaciones con la Iglesia; 7) errores sobre la moral natural y cristiana; 8) errores sobre el matrimonio; 9) errores sobre el poder temporal del romano pontífice; y 10) errores sobre el liberalismo. de Pío IX.
La vida de la Iglesia. las naciones. A su vez, se acrecentó la autoridad de los obispos sobre los párrocos, consiguiéndose así un clero más disciplinado, más piadoso y más celoso de su feligresía, potenciándose de este modo la vida parroquial. León XIII (20 febrero 1878 - 20 julio 1903) Personalidad y carrera eclesiástica. toda su vida; quince días antes de morir todavía corrigió las pruebas de su poema en latín dedicado a san Anselmo (1033-1109). Su obra poética ha sido traducida a diversas lenguas. En opinión de los especialistas, León XIII es uno de los grandes de la estilística latina más clásica. En 1832 ganó el grado de doctor en teología. Desde 1832 a 1837 cursó los estudios de derecho civil y canónico en la Academia de Nobles, en los que también consiguió doctorarse. Ordenado sacerdote en 1837, ese mismo año fue nombrado prelado doméstico de Gregorio XVI (1831-1846). Comenzó entonces su carrera diplomática: delegado pontificio en Benevento, Spoleto y Perugia (1838-1843) y nuncio de Bélgica (1843-1846), cargo que le permitió conocer directamente la realidad política y social de la Europa de entonces, pues realizó varios viajes por Inglaterra, Alemania y Francia, donde visitó minas de carbón, astilleros y fábricas. En 1846 se le confirió la titularidad de la sede episcopal de Perugia donde, además de restaurar la catedral, el seminario y diversas instituciones, se entregó sin perdonar fatigas a sus trabajos pastorales: reconstruyó la vida eclesial, organizó muchísimas misiones, se preocupó de los más necesitados y fundó varios orfanatos y asilos para niños. En 1853 recibió el capelo cardenalicio (Tserclaes, Le pape Léon XIII, 3 vols., París, 1894-1906).
Relaciones de la Santa Sede con las potencias europeas. acosados por graves dificultades. Tras las elecciones de 1879, los republicanos franceses que llegaron al poder decidieron imponer el laicismo, ideología que por afirmar de un modo radical que todas las normas de conducta --tanto las individuales como las colectivas-- deben emanar únicamente de la voluntad popular, trata de articular la sociedad 20.000 religiosos de ambos sexos. Estas decisiones, y otrano menos graves, fueron adoptadas por Combes en un solo año, entre el verano de 1902 y el de 1903. Al año siguiente, en junio de 1904, ya durante el pontificado de san Pío X (1903-1914), Combes rompió relaciones con el Vaticano y suspendió el concordato vigente desde 1801, alegando que la Santa Sede actuaba con intolerancia. Pocos días después de la ruptura de relaciones prohibió a cualquier orden religiosa enseñar no sólo religión, por supuesto, sino también cualquier otra materia escolar. El magisterio de León XIII. para promover el establecimiento de una justicia distributiva en beneficio de los más necesitados, elementos que deben confluir en el sostenimiento de la paz social. Ya al final del documento, León XIII se refería a un punto de capital importancia como era el de las organizaciones obreras, a las que el Estado debía proteger, pero sin entrometerse ni en su organización ni en su disciplina. historiadores de la Iglesia, de no ser porque con motivo de esta polémica salieron a la luz en Francia las primeras manifestaciones del modernismo.
Las misiones y la vida interna de la Iglesia. Pío X, san (4 agosto 1903 - 20 agosto 1914) Personalidad y carrera eclesiástica. movimiento al que el papa tuvo que hacer frente en los años centrales de su pontificado. El magisterio y el gobierno de la Iglesia de san Pío X. impulsó hacia la vida interior, como medio imprescindible para que cada alma se identifique con Jesucristo y alcance así la santidad; sin duda, sus efectos no fueron visibles de inmediato, pero se dejaron sentir en toda su profundidad en los años posteriores a su pontificado. Fueron muchas las decisiones que tomó en este sentido, por lo que para una mejor comprensión las resumiremos en estos cuatro aspectos: la formación doctrinal de los fieles, la atención a los sacerdotes, la devoción cucarística y la reforma litúrgica. Y, respecto al gobierno de la Iglesia, hay que referirse a las nuevas disposiciones adoptadas por san Pío X para la celebración de los cónclaves, la reforma de la curia romana y la codificación del derecho de la Iglesia. San Pío X designó como secretario de Estado a un joven prelado español de 38 años, que había actuado como secretario del cónclave, Rafael Merry del Val (1865-1930), por su piedad y su espíritu sacerdotal, por su modestia y su santidad --según manifestó a cierto cardenal el propio pontífice--, pero también por ser un políglota, ya que nació en Inglaterra, se educó en Bélgica, era de nacionalidad española, vivió en Italia, además de ser hijo de diplomático y serlo él mismo, por lo que conocía los problemas de los países. Cualidades todas ellas a las que venía a sumarse su condición de no tener ningún compromiso con nadie, debido a su juventud. Merry del Val fue un buen colaborador del papa, y se mantuvo como secretario de Estado hasta la muerte de san Pío X.
La persecución de la Iglesia en Francia. de perderlo todo, el gobierno francés estaba convencido de que el papa ordenaría de inmediato a los fieles franceses que constituyeran las asociaciones cultuales. Esos eran sus cálculos porque, a pesar de la claridad de san Pío X en su encíclica inaugural, las autoridades francesas no podían comprender cuáles eran de verdad los «planes» de san Pío X: Sé cuántos andan preocupados --dijo el romano pontífice en estas fechas-- por los bienes de la Iglesia. A mí sólo me inquieta el «Bien». Perdamos las iglesias, pero salvemos la Iglesia. Miran demasiado a los «bienes» y poco al «Bien» . igual que sucedió durante la Revolución francesa, la Iglesia era des-pojada de todas sus pertenencias. En las páginas del Journal Officiel de 1908 se pueden consultar las largas listas de tantos lugares de culto y objetos religiosos que fueron a parar a manos particulares. La Primera Guerra Mundial sorprendió al gobierno francés elaborando nuevas leyes anticlericales para tapar cualquier resquicio, por pequeño que fuera, por el que la Iglesia se pudiera hacer presente en la sociedad francesa. La Iglesia en Italia. La Iglesia en Alemania, Portugal y España. supuso una persecución a la francesa, aunque tampoco hubo tiempo para ello. El estallido de la Primera Guerra Mundial dejó ésta y muchas cosas más entre paréntesis, entre otras la futura orientación del Zentrum. económicos entre capitalistas católicos vascos para fundar El Debate en 1911. El Debate, como manifestación de obediencia a la jerarquía, se sujetó por estatutos a la censura del obispo de Madrid y de todos los metropolitanos. El periódico desapareció en 1936, no así sus hombres ni la Asociación a la que pertenecían, a los que volveremos a encontrar en los siguientes pontificados como protagonistas de la vida religiosa y política de España.
El modernismo. Los modernistas no articularon un cuerpo orgánico doctrinal y prefirieron seguir la táctica de exponer sus ideas de un modo difuso, utilizando el recurso de las medias verdades. Todo ello, además de dificultar la actuación de las autoridades eclesiásticas en orden a establecer la divisoria entre las publicaciones de contenido erróneo, ofrecía a los modernistas la posibilidad de no darse por de disciplinas eclesiásticas y a los clérigos. Dicho juramento contenía una declaración de fidelidad al magisterio de la Iglesia y el sometimiento al decreto Lamentabili. La iniciativa de san Pío X fue muy bien recibida; en toda la cristiandad sólo cincuenta personas se negaron a prestar el juramento antimodernista. El final del pontificado en vísperas de la Primera Guerra Mundial. San Pedro del Vaticano. Pero confío que por eso no me faltarán los sufragios de los fieles que pedirán la paz para mi alma.


Benedicto XV (3 septiembre 1914 - 22 enero 1922)
Personalidad y carrera eclesiástica. derecho canónico. Y para que las dos ocupaciones de Gasparri fueran compatibles y no se demorase la publicación del Código canónico, el papa designó coma ayudante de Gasparri en los trabajos de codificación al jesuíta Ojetti, profesor de la Universidad Gregoriana. Benedicto XV y la Primera Guerra Mundial. Hasta los primeros días de septiembre, la Primera Guerra Mundial (P. Renouvin, La crisis europea y la Primera Guerra Mundial 1904 1918, Los Berrocales del Jarama, 1990) discurría de acuerdo con los planteamientos trazados desde 1906 por el plan Schileffen: contrario, sería más preciso decir que fueron muy mal recibidos por los gobiernos implicados en la guerra, predispuestos a rechazar cualquier declaración que no les fuera favorable. De modo que mientras en un periódico alemán se equiparaba la encíclica a las «exclamaciones de una vieja de los tiempos de 1830», en otro rotativo francés se la calificaba como «atmósfera vaticana fabricada en Alemania». desintegración del Imperio austro-húngaro.Y, en efecto, la guerra acabó por derrota dejando tras de sí una sacudida universal de sufrimiento. Y como los arreglos de paz que la sucedieron no se construyeron ni sobre la justicia y la paz, sino sobre la imposición de los vencedores, quedaba así sembrado el germen de peores calamidades para el futuro. Las relaciones de la Santa Sede con las naciones europeas. un golpe de Estado (13 septiembre 1923) el general Miguel Primo de Rivera (1870-1930) impuso una dictadura. Ya fuera de Europa, es preciso mencionar que se encararon muy mal los acontecimientos para los católicos de México, donde al calor de la revolución iniciada en la segunda década del siglo se desató una persecución contra la Iglesia, que se prolongó durante el pontificado de Pío XI (1922-1939).
La vida de la Iglesia. mismo Padre y redimidos sin excepción por Jesucristo en la cruz. las más tristes plagas para el apostolado, la cual paralizaría en el misionero el verdadero celo en las almas al tiempo que entre los indígenas perdería toda autoridad. los turcos erigieron en Estambul una estatua de Benedicto XV con una placa en la que se puede leer: «Al gran papa que vivió la tragedia mundial como benefactor de todos los pueblos, al margen de su nacionalidad o religión.» Pío XI (6 febrero 1922 - 10 febrero 1939) penúltimo en conseguirlo, pues antes que con Alemania Pío XI había firmado ya 21 convenios, tratados o concordatos con otros Estados diferentes. La condena de los totalitarismos. regímenes comunistas en Europa, la historia ha venido a dar la razón al magisterio de los romanos pontífices sobre el comunismo. Por otra parte, el tiempo ha venido a demostrar que esas denuncias, además de evangélicas y pastorales -es decir, no políticas- eran plenamente proféticas. La persecución religiosa en México. su agnosticismo. Billot acabó renunciado al cardenalato en 1927. Años después, en 1939, el comité de Action Francaise envió a Pío XII (1939-1958) una carta de sumisión. A partir de entonces se levantó la prohibición sobre el periódico, pero los números anteriores permanecieron incluidos en el Index. En cuanto a Maurras, tras la Segunda Guerra Mundial sufrió prisión como colaboracionista de Vichy; en sus últimos días se reconcilió con Dios y murió en el seno de la Iglesia.
El magisterio de Pío XI. principios de santo Tomás, a quien proponía Pío XI como guía de los estudios filosóficos y teológicos. Además de la ciencia, recordó el papa en otro documento, la encíclica Ad catholici sacerdotii (20 diciembre 1935), el sacerdote debía esforzarse por vivir santamente, por lo que su acción exterior debía ser el resultado de una intensa vida de piedad personal levantada sobre la oración, los sacramentos y la celebración del santo sacrificio de la misa; sólo de este modo, concluía Pío XI, podrán atender con una solicitud adecuada a todas las necesidades de los fieles. La vida de la Iglesia. Pío XII (2 marzo 1939 - 9 octubre 1958) Personalidad y carrera eclesiástica. colaboración en estos cinco cardenales: Giuseppe Pizzardo (1877- 1970), Alfredo Ottaviani (1890-1979), Nicola Canali (1874-1961), Clemente Micara (1879-1965) y Marcello Mimmi (1882-1961). La Segunda Guerra Mundial. El magisterio de Pío XII. dominicos agrupados en el Centro dominicano de Le Saulchoir, entre los que cabe mencionar a Yves-Marie Congar (1904-1995) y a Marie-Dominique Chenu (1895-1990) y a los jesuítas de Lyon-Fourviere, Henri de Lubac (1896-1991) y Jean Daniélou (1905- 1974). Fue suficiente esta advertencia del romano pontífice para que rectificaran los integrantes de esta corriente de la nueva teología, y a diferencia de lo que sucedió con los menesianos y los modernistas en esta ocasión no se produjeron deserciones. Es más, algunos tuvieron un destacado papel en el Concilio Vaticano II y, concretamente, Congar, De Lubac y Daniélou fueron nombrados cardenales. La vida de la Iglesia. mortales sean colocados sencillamente en lugar sagrado. Pablo VI inició su proceso de beatificación, que actualmente se encuentra abierto.

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