domingo, 24 de mayo de 2020

Nightingale: salvando vidas con la estadística

Nightingale encarna mejor que nadie valores necesarios para revertir los problemas sanitarios derivados de la actual pandemia del coronavirus: una entrega total en la atención a los pacientes, el estudio y la aplicación de los métodos profilácticos y el rigor del análisis estadístico como instrumento de la adopción de medidas estratégicas.
Nightingale: salvando vidas con la estadística
Pocas personas han tenido un impacto tan fuerte en el ámbito de la enfermería y la sanidad como Florence Nightingale (1820-1910), cuyo bicentenario se conmemora en estos días. Pero el titular que encabeza el artículo, “salvando vidas con la estadística”, tomado de la BBC, refleja certeramente su dimensión más determinante. Nadie podría encarnar mejor unos valores tan necesarios para revertir los problemas sanitarios derivados de la actual pandemia del coronavirus: una entrega total en la atención a los pacientes, el estudio y la aplicación de los métodos profilácticos y el rigor del análisis estadístico como instrumento de la adopción de medidas estratégicas.
Florence Nightingale nos ha legado un ejemplo vital que merece nuestro recuerdo y agradecimiento. Nacida en el seno de una acomodada familia inglesa, su vida habría transcurrido apaciblemente dedicada a las relaciones sociales si hubiera seguido las pautas propias de la Gran Bretaña victoriana, en una sociedad conducida por varones. Su vida siguió sin embargo otros derroteros, que la llevaron a contribuir de forma importante en la mejora del sistema sanitario. No hay efecto sin causa y en el caso de Nightingale podemos destacar dos factores que determinaron su trayectoria vital.
Su padre, en oposición a las costumbres predominantes, decidió dar a sus dos hijas una adecuada formación que él mismo ayudó a impartir. Aprendieron italiano, latín, griego, filosofía, historia y una excelente preparación en matemáticas. Y así Florence desarrolló desde pequeña una gran afición por la estadística, en aquellos momentos en incipiente desarrollo.
Por aquella época se estaban dando los primeros pasos en la aplicación de la estadística a las ciencias del comportamiento, en estudios de población, economía y medicina. Florence se fijó desde el primer momento en el campo de la sanidad y se imbuyó de una obsesión reverencial por la recopilación de información sistematizada para la obtención de resultados.
El otro factor determinante fue su profunda fe cristiana, presente en todas sus decisiones vitales, que la impulsó a entregar su vida al servicio de la sociedad. Consideró un imperativo moral dedicarse a la enfermería como medio de contribuir al bienestar de la sociedad. Y eligió seguir su vocación como enfermera, contraviniendo todas las presiones familiares. Para ello, se preparó en Alemania y aprovechó los viajes familiares por Italia y Francia para recopilar información relativa a la sanidad de las poblaciones que visitaba.

Una frenética actividad

Ya en el ejercicio de su profesión fue enviada con un equipo de 38 enfermeras a la guerra de Crimea (1854-56), donde tuvo la oportunidad de poner en valor su preparación y entrega. Desarrolló una frenética actividad multifacética que se tradujo en la mejora de las condiciones sanitarias de loshospitales, cortando de raíz las tasas de mortalidad. Su entrega en la atención de los soldados heridos fue reconocida por la prensa y el público en Gran Bretaña. Su imagen pasando revista nocturna a los heridos en un hospital, publicada en el “Illustrated London News”, desencadenó una ola de popularidad; en adelante sería conocida como “Lady of the Lamp”, como se la definió en esa icónica imagen. La difusión de su trabajo produjo gran influencia en la sociedad. Henry Dunant reconoció este influjo que le llevó a la fundación de la Cruz Roja.
La entrega incondicional en sus funciones profesionales le cobró un alto precio: una infección la dejó inválida para el resto de su vida.
Pero los resultados de mayor alcance vinieron de su preparación en estadística y su tesón en la recopilación de información sistematizada, que la llevó a demostrar cuáles eran las verdaderas causas de mortandad en los hospitales y proponer modificaciones para evitarlas.
El resto de su dilatada vida lo dedicó a demostrar que la estadística proporciona una forma organizada de aprender de la experiencia y que las estadísticas médicas pueden arrojar luz más allá del simple hecho de que las condiciones insalubres matan. Mucho más de un siglo antes de que se acuñara el término “medicina basada en la evidencia”, Nightingale estaba usando evidencia estadística para lograr mejoras en la atención y en los resultados del paciente.
Como ella misma escribió, las estadísticas uniformes y precisas del hospital conducirían a una mejora en la práctica médica y quirúrgica.
Su exuberante dinamismo le permitió completar importantes logros: reformar los servicios médicos del ejército, cambiar el diseño de los hospitales, desarrollar la medicina preventiva y mejorar la condición y la capacitación de las enfermeras.
Florence Nightingale permanece felizmente en el recuerdo colectivo, ya que numerosos hospitales en todo el mundo están bautizados con su nombre, pero adquiere un significado especial el que en estos momentos de pandemia se haya pensado en ella para denominar al mayor hospital de campaña de Londres.
Cuando estamos sufriendo los efectos de un virus que lleva el sello de la muerte y que se expande de forma exponencial, es oportuno recordar a Nightingale y valorar su aportación contestándonos a la pregunta que ella misma se habría planteado: ¿cuántas muertes se habrían evitado si en todos los países se hubiera recopilado información sistematizada, se hubiera procedido al adecuado tratamiento estadístico y se hubiese actuado en consecuencia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario