martes, 7 de marzo de 2017

ESTA CUARESMA: DIOS Y TU

También hoy estamos felices, llevamos alegría en nuestro corazón, pero diría que es una alegría quizá más sobria, una alegría humilde. En estos cincuenta años hemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce, siempre de nuevo, en pecados personales, que pueden convertirse en estructuras de pecado. Hemos visto que en los campos del Señor hay también cizaña. Hemos visto que en la red de Pedro se encuentran también peces malos. Hemos visto que la fragilidad humana está presente también en la Iglesia, que la nave de la Iglesia está navegando también con viento contrario, con tempestades que amenazan la nave y alguna vez hemos pensado: «El Señor duerme y nos ha olvidado». Esta es una parte de la experiencia realizada en estos cincuenta años, pero también hemos tenido una nueva experiencia del Señor, de su bondad, de su fuerza. El fuego del Espíritu Santo, el fuego de Cristo no es un fuego devorador, destructivo; es un fuego silencioso, una pequeña llama de bondad, de bondad y de verdad, que transforma, da luz y calor. Hemos visto que el Señor no nos olvida. También hoy, a su modo, humilde, el Señor está presenta y da calor a los corazones, muestra vida, crea carisma de bondad y de caridad que iluminan el mundo y son para nosotros garantías de la bondad de Dios. Sí, Cristo vive, está con nosotros también hoy, y podemos ser felices hoy porque su bondad no se apaga; ¡es fuerte también hoy!». Benedicto XVI

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