lunes, 26 de junio de 2023

Más evidencias sobre los riesgos de la contracepción hormonal oral

 Un reciente estudio ofrece preocupantes evidencias sobre la relación entre la utilización de determinados tratamientos contraceptivos y la prevalencia de casos de depresión en las mujeres usuarias. Los autores del trabajo afirman que “nuestros hallazgos respaldan que el uso de anticonceptivos orales está causalmente asociado con un mayor riesgo de depresión tanto en adolescentes como en adultos, especialmente poco después de la iniciación del tratamiento. Es importante enfatizar que la mayoría de las mujeres toleran bien los anticonceptivos orales sin experimentar efectos adversos”.



La investigación se desarrolló con una muestra de 264.557 mujeres, de las que el 80,6% fueron usuarias alguna vez de contraceptivos hormonales orales combinados. El tiempo medio de uso  fue de 10 años, y la mediana la edad de inicio y descontinuación del uso fue de 21 y 32 años, respectivamente.

Las mujeres que habían consumido contracepción hormonal oral eran más jóvenes, tenían un nivel socioeconómico más alto, menos frecuencia de antecedentes familiares de depresión y un comienzo en sus relaciones sexuales más temprano, en comparación con las mujeres que nunca habían consumido los contraceptivos.

De la población analizada, un total de 24.750 mujeres recibió un diagnóstico de depresión.

Por otra parte, deben destacarse algunos hallazgos del estudio:

-Durante los primeros 2 años de uso de anticonceptivos orales, las tasas de depresión fueron significativamente mayores (HR = 1,79, IC 95%: 1,63-1,96), en comparación con las mujeres que nunca los habían utilizado.

-En los análisis estratificados por edad, las adolescentes tenían una mayor tasa de depresión (HR = 1,95, 95% IC: 1.64–2.32) 2 años después del inicio.

-Las mujeres adultas también experimentaron un incremento en la tasa de depresión (HR = 1.74, 1.54–1.95).

-Este incremento en el riesgo de sufrir depresión no se produjo solo al comienzo del tratamiento, sino que se prolongó a lo largo de su vida (HR = 1,05, IC 95 %: 1,01–1,09) entre las que alguna vez tomaron contraceptivos en comparación con las que no.

-De las 82.232 mujeres que completaron el seguimiento, más de la mitad, 44,605, informaron haber experimentado al menos uno de los síntomas depresivos centrales.

-Aquellas que comenzaron a usar contracepción hormonal oral a los 20 años o antes mostraron  una tasa un 130 % más alta de síntomas depresivos (HR = 2,30, IC del 95%: 2,11–2,51), en comparación con las no usuarias, mientras que en el grupo de las mujeres adultas esta tasa fue del 92% (HR = 1,92,1.81–2.04).

-El acceso esporádico a estos tratamientos también se asoció con una mayor tasa de síntomas depresivos (HR = 1,27, 95% IC: 1.23–1.30) en comparación con el grupo que nunca los había tomado.

-Por otra parte, en cuanto a la duración de los tratamientos, el uso continuado de los mencionados contraceptivos no fue asociado con una mayor tasa de depresión (HR = 0,94, 95% IC: 0,89–0,99:), aunque tanto las usuarias recientes (2 años desde el cese) como aquellas que cesaron el tratamiento más de dos años atrás tenían un mayor riesgo de depresión (HR = 1.17, IC del 95 %: 1,08–1,27 y 1,07, 1,03–1,11), en comparación con las mujeres no usuarias.

Discusión

El estudio, que incluyó a 264.557 mujeres, muestra con claridad que el uso de anticonceptivos orales está asociado a un mayor riesgo de depresión poco después del inicio.

El aumento del riesgo disminuyó con el uso continuado de anticonceptivos orales, aunque

 el riesgo a lo largo de la vida de las usuarias aumentó significativamente.

Previamente, un estudio danés, ya estableció que existía un incremento en el riesgo de sufrir depresión tras el inicio de los tratamientos contraceptivos orales, que alcanzaba su punto máximo medio año después del inicio y disminuía con el uso continuo.

La relación entre estos tratamientos hormonales y los cuadros depresivos se basa en los cambios hormonales asociados a los tratamientos, que, como hoy sabemos, son fundamentales en la configuración de determinada conectividad cerebral, relacionada, entre otros aspectos, con el estado de ánimo.

En mujeres particularmente sensibles a los cambios en los niveles de hormonas y sus metabolitos, como la alopregnanolona, estas fluctuaciones podrían alterar la regulación GABAérgica del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales.

Otro estudio previo, que analizó la tendencia suicida, ya mostró un incremento relacionado con la etapa inicial del tratamiento con contraceptivos hormonales orales.

A diferencia de la mayoría de los estudios previos, este nuevo ensayo encontró tasas más altas de depresión en los primeros años después descontinuar los tratamiento, probablemente debido a que los cuadros depresivos asociados no son correctamente diagnosticados hasta después del cese del tratamiento.

La contracepción hormonal iniciada en la etapa adolescente se relaciona con un mayor riesgo de depresión aún tras descontinuar el tratamiento, cosa que no se observó en la población adulta.

Se ha planteado la hipótesis de que el aumento del riesgo de depresión durante la vida de las mujeres que iniciaron el tratamiento en su etapa adolescente, puede deberse a la ya mencionada influencia hormonal sobre la configuración de las estructuras cerebrales, que resulta especialmente trascendente en la etapa adolescente donde la progresión de la maduración cortical -hormono dependiente- es especialmente significativa. (Anderl et al 2022., Ander et al.,2020Cahill, 2018; de Witet al., 2020).

En cuanto a las posibles limitaciones de este estudio debe señalarse que los datos autoinformados de las pacientes pueden presentar sesgos interpretativos. También, la selección de la muestra, una población más saludable en comparación con la población general del Reino Unido, dificulta la generalización de los hallazgos del estudio. Se da también una sobrerrepresentación de las europeas blancas con respecto a otros grupos étnicos. Finalmente, los resultados de este ensayo se basan principalmente en los contraceptivos hormonales orales de segunda generación, que contienen una combinación de estrógeno y progesterona, que todavía utilizan muchas mujeres hoy.

Valoración bioética

En informes previos hemos analizado los efectos secundarios asociados a la contracepción hormonal oral, que son tanto psicológicos como orgánicos, desatancándose, además de la depresión y la tendencia suicida también constatada en el estudio que nos ocupa, otros problemas metabólicos y coagulopatías, como el incremento del riesgo trombótico, bien establecido en el caso de los anovulatorios combinados utilizados en este estudio.

El respeto a la buena praxis médica y a la autonomía de las mujeres que acceden a estos tratamientos exige que se les suministre una información completa y actualizada de los riesgos que contraen con su utilización, en previsión de complicaciones que pueden resultar graves.

Dada la significativa prevalencia de efectos secundarios indeseables asociados al uso de contraceptivos hormonales orales, debe reevaluarse la conveniencia de extremar la vigilancia en su uso, con estricto seguimiento de la prescripción y dispensación, así como la exhaustiva valoración de la predisposición individual de las candidatas padecer determinadas complicaciones.

El inicio temprano de la contracepción hormonal oral, en la etapa adolescente, está asociada con un mayor riesgo de complicaciones futuras, por lo que se muestra imprescindible promover campañas de educación sexual que traten de contrarrestar la actual presión social y desde muchas instituciones para promover las relaciones sexuales precoces y promiscuas.

La generalización de algunas tendencias que promueven la liberalización en el suministro de fármacos contraceptivos hormonales, eliminando la necesidad de prescripción y posterior control farmacoterapéutico, se muestra, a la luz de estos resultados, como una propuesta inadmisible, que pone en riesgo la salud de las usuarias y atenta contra su legítimo derecho tanto de atención sanitaria como de acceso a la información veraz, completa y actualizada relacionada con los tratamientos que se les ofrecen. Constituye un atentado contra su libertad, su salud y su integridad personal.

 Julio Tudela

Observatorio de Bioética, Instituto Ciencias de la Vida, Universidad Católica de Valencia

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