domingo, 14 de mayo de 2017

un estudio: Jn 10, 11-15

Yo soy el buen pastor que da la vida por las ovejas "Yo soy el buen pastor" (ho poimên ho kalós). en realidad, engriego se traduce: "Yo soy el pastor, el bueno". Donde el adjetivo kalós, no expresa mansedumbre o afabilidad, sino que indica la calidad de una cosa o de una persona que responde plenamente a su función. Asi tenemos también la "buena tierra" (Mc 4,20); un "árbol bueno" que da "frutos buenos" (Mt 7,17s); el "vino bueno" (Jn 2,10); las "obras buenas" de Jesús (Jn 10,32), un "buen administrador" (1Pe 4,10); "el buen soldado de Cristo" (2Tim 2,3); etc. En el evangelio de Juan, "el adjetivo kalós se refiere siempre a Jesús (o a su misión): es un adjetivo que califica desde el punto de vista de lo que Jesús y su obra representa objetivamente para los hombres; desde el punto de vista de los bienes que les aporta" (I. de la Potterie). Y Jesús es BUENO porque su vida y su obra salvífica son las del Pastor mesiánico. Si Jn 10,11b normalmente se traduce: "El buen pastor da la vida por las ovejas", swería más aproximado al original traducirlo así: "el Buen Pastor ‘dispone’ de su vida en favor de sus ovejas" (11b). Porque el verbo griego títhêmi (lit. "poner", "colocar", "disponer de algo") que aparece en el capítulo 10 en los vv. 11.15.17.18. subraya la idea de que Jesús "disponía" de su vida con absoluta libertad, hasta el punto de que llegado el momento, deja su vida para tomarla de nuevo según el poder y el mandato recibido del Padre (cf. Jn 10,17-18). En Juan, la muerte de Jesús no es únicamente el término de su existencia, sino una realidad que está en el corazón de la vida misma. Jesús no se aferra a su existencia, a su propia vida, no se agarra a ella como cosa poseída, sino que se desprende de ella sin cesar. Dispone de ella con libertad para donarla. El buen pastor "dispone de la vida por las ovejas" (en griego: tên psichén autou títhêmi hypér tôn probátôn (v. 11b), o sea, "en favor de las ovejas". Donde la preposición griega hypér seguida de genitivo significa "para provecho de", "en favor de". Ojo: nunca en el sentido de "en lugar de", como sustitución, como si el pastor muriera en vez de las ovejas. Aquí Juan no habla del perdón de los pecados y su culpa, sino que habla del "conocimiento" entre las ovejas y el Pastor. El pastor salva a las ovejas de una situación global de oscuridad y de distanciamiento. Porque hay que deecir que el cuarto evangelio sólo habla del pecado de incredulidad, como raíz de todos los pecados. Por eso las ovejas/creyentes han sido llamados/librados de las tinieblas. Y por eso el versículo 11b no hay que entenderlo (como p.ej. Flm 13; 1Cor 15,29; 2Cor 5,14-15) en el sentido de que Jesús ofrece su vida en lugar de los pecadores, ni tampoco en clave de perdón misericordioso como en la conocida parábola de la oveja perdida de Lucas 15. La idea de Jn 10 es una adjetivación teologal de la fe y del seguimiento de Cristo: Jesús es el auténtico pastor porque vive y muere al servicio de las ovejas, da la vida por ellas y las conoce individualmente con un conocimiento amoroso. "El buen pastor no es como el asalariado/jornalero (misthôtos) que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas" (v. 12a). El jornalero/mercenario es el contraste de la figura del pastor. "El jornalero cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo las arrebata y dispersa" (Jn 12b). Donde el lobo describe el peligro al que están expuestas las ovejas y donde el "dispersar" (v.12), fue utilizado a menudo por los profetas del exilio en la Biblia, evocando así el pasado doloroso de Israel. Aunque para Juan, el efecto primero de la muerte de Cristo será precisamente de signo contraria, pues Él reunirá en la unidad a los hijos de Dios dispersos (11,52: "Jesús iba a morir por toda la nación y no sólo por la nación judía sino para conseguir la unión de todos los hijos de Dios dispersos"; cf. 12,32; 16,31). Los vv. 14-15 retoman los dos temas anteriores -el del BUEN pastor y el de DISPONER la vida-, sólo que ahora aparecen separados por el tema del conocimiento recíproco entre el Pastor y sus ovejas. Lo vemos claro en la estructura de los vv. 14-15: v. 14a: Yo soy el Buen Pastor —conozco a las ovejas (cf. vv. 4-5.11a) — Conocimiento recíproco Pastor—ovejas y Padre—Hijo v. 15c: Doy mi vida por mis ovejas (cf. v.11b) El verbo "conocer" (ginôskein) no es puramente intelectual sino que tiene el sentido bíblico del verbo hebreo yada‘ que un conocer existencial, es decir, a través de la comunión y la relación afectiva con el otro. En la Biblia conocer es tener una experiencia concreta de algo o de alguien. El conocimiento que une a Jesús con las ovejas es un conocimiento de amor, significa una relación personal. Jesús conoce a los suyos dándoles la vida eterna (10,27-28) y los suyos lo conocen a través de un saber que brota de la fe en él (14,7.9; 17,3) y que es verdadera comunión con él. Y lo definitivo será que este vínculo se basa en el conocimiento mutuo del Padre y del Hijo. Donde Juan lo explica diciéndo: "como (kathôs) me conoce el Padre y yo conozco al Padre" (v. 15a). Así que las relaciones entre el Pastor y las ovejas asumen, por tanto, una dimensión teologal profunda: el conocimiento recíproco entre Jesús y los suyos no es única ni principalmente una experiencia psicológica o un conocimiento intelectual entre un maestro y sus discípulos. El modelo y la fuente de ese conocimiento mutuo se halla en el conocimiento recíproco de Cristo y el Padre. La comunión entre los discípulos y Jesús es una participación en la comunión entre Jesús y el Padre.

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