domingo, 28 de febrero de 2016

ABANDONO

Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. (Mt 19, 29). Cualquier cosa que te suceda recíbela como un bien, consciente de que nada pasa sin que Dios lo haya dispuesto (Espístola de Bernabé,19) Abandonarse en las manos de Dios significa no tener nada para sí y confiar en la Providencia divina. ¿Cuántas veces nos cuesta renunciar a tantos caprichos por no tener el corazón puesto en Dios?. El santo abandono es tener la certeza de que cualquier contrariedad que podamos sufrir ha sido prevista por nuestro Padre Dios; allí donde podemos ver mal y sufrimiento, el Señor puede sacar abundancia de bien. Se trata de actuar no con la lógica de los hombres, sino desde la mirada de Dios. Él lo puede todo, y espera de que pongamos todo en sus manos: proyectos, deseos, inquietudes, sufrimientos, alegrías, esperanzas... La consecuencia inmediata del abandono es la paz y la alegría en todas las circunstancias, porque, aunque en ocasiones no lo entendamos, Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. Cuando surge en mi vida algo que me contraría, o me hace sufrir ¿procuro ponerlo en la manos de Dios? ¿Soy consciente de que, si yo pongo todo de mi parte, Dios nunca me dejará de lado? .....artículo extraído de la web.....

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