miércoles, 16 de marzo de 2022

¿órganos «universales» para trasplantes?

 Científicos de Toronto, Canadá, han desarrollado una técnica que podría convertir los órganos para trasplante en aptos para cualquier receptor, lo que evitaría la necesidad de encontrar órganos compatibles, facilitando la equidad en la asignación de este valioso recurso médico.

La investigación, publicada en Science Translational Medicine, ha sido llevada a cabo en pulmones de donante mantenidos ex vivo, es decir, fuera del cuerpo, pero supone una prueba de concepto que presumiblemente podría hacerse extensible a cualquier órgano para trasplante.

Además de la escasez de órganos, un problema para los pacientes que esperan recibir un trasplante es la necesidad de que el órgano disponible sea biológicamente compatible, pues de lo contrario su sistema inmunológico lo rechazaría y esto puede poner en peligro la vida del receptor. Esta compatibilidad depende de tres factores fundamentales: el grupo sanguíneo, al igual que en las transfusiones sanguíneas; el sistema HLA, que comprende un conjunto de proteínas situadas en la superficie de ciertas células de nuestro organismo que deben ser similares en el donante y el receptor para minimizar la respuesta de rechazo inmunológico; y la ausencia de anticuerpos contra el injerto en el receptor del órgano, que se investigan mediante la llamada “prueba cruzada” o Cross-match, para descartar que el receptor posea anticuerpos dirigidos contra las células del donante.

El primero de estos factores, el grupo sanguíneo, es el objeto del actual estudio. El sistema de grupos sanguíneos ABO, establece una clasificación de los distintos tipos de sangre humana, que se diferencian por la presencia o ausencia de determinados marcadores en la superficie de los glóbulos rojos. Los cuatro tipos principales de sangre son A, B, O y AB. Las personas con tipo de sangre 0 pueden donar sangre u órganos a cualquier persona y se llaman donantes universales. Las personas con tipo de sangre AB, en cambio, son receptores universales, pueden recibir de cualquier tipo. Las personas con tipo A o B puede recibir sangre u órganos solo del mismo tipo que ellos o del tipo O.

La necesidad de compatibilidad ABO restringe la oportunidad de que algunos pacientes reciban un trasplante que les salve la vida. Ante este problema, los autores del trabajo que comentamos han estudiado la posibilidad de convertir los órganos para trasplante al tipo O, para hacerlos ‘universales’. En concreto, han probado la estrategia en ocho pulmones humanos ex vivo, logrando con éxito la transformación del grupo A al grupo 0. Para ello han utilizado una combinación de los enzimas FpGalNAc desacetilasa y FpGalactosaminidasa, logrando la eliminación exitosa del antígeno del grupo sanguíneo A, con una eficacia del 97%, y sin cambios apreciados en la salud pulmonar. Además, en una simulación de lo que sería un trasplante de los pulmones tratados, mediante un experimento que imitaba las condiciones de un trasplante incompatible, los investigadores comprobaron que los pulmones no mostraban signos de rechazo inmunológico.

«Todavía es una experiencia preclínica, no sabemos si estos pulmones trasplantados tendrían el mismo comportamiento, pero sí parece que con este abordaje se podrían transformar potencialmente pulmones y entiendo que otro tipo de órganos del grupo a A al grupo 0», expone Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). «Si potencialmente pudiéramos generar pulmones u órganos en los que el grupo sanguíneo ya no tuviera esa relevancia, aumentaríamos las posibilidades de trasplante, particularmente de los pacientes que tienen más dificultades», añade Domínguez-Gil, quien recuerda que debido a que sólo pueden recibir donaciones de personas con su mismo grupo sanguíneo, «habitualmente los receptores grupo 0 son los que tienen una mayor dificultad para trasplantarse o tardan más tiempo en trasplantarse», aunque  en España los criterios de asignación establecen que, salvo excepciones, los órganos de grupo 0 se utilicen en receptores de grupo 0 para compensar esta dificultad (Fuente: El Mundo).

Este avance resulta, por tanto, prometedor. Está por ver la eficacia y seguridad de este abordaje en ensayos clínicos, que se prevé comenzar en un año y medio. De resultar exitosa, esta tecnología permitiría una mayor equidad en la asignación de órganos para trasplantes y potencialmente salvar más vidas. Cabe recalcar que no es una técnica que genere más órganos para trasplante, sino que posibilitaría una asignación directa y eficiente de los órganos disponibles. Estrategias paralelas para aumentar el número de órganos disponibles, como los xenotrasplantes o los medios técnicos para mantener e incluso mejorar el estado de los órganos donados, deben continuar, a la par que la reflexión desde la bioética de los dilemas asociados al trasplante de órganos (ver más AQUÍ).

Lucía Gómez Tatay, Observatorio de Bioética. Instituto Ciencias de la Vida

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