sábado, 21 de septiembre de 2024

viernes, 20 de septiembre de 2024

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sábado, 14 de septiembre de 2024

viernes, 13 de septiembre de 2024

La Corte Suprema de Argentina rechaza el uso de gametos post mortem

 La Corte Suprema de Justicia de Argentina ha rechazado la petición de una mujer que solicitó el uso de los gametos de su marido fallecido para concebir embriones mediante reproducción asistida. Esta pretendía someterse a un Programa de Inyección Intracitoplasmática de Espermatozoides (ICSI) con material genético de su cónyuge fallecido el 17 de septiembre de 2020.

La mujer alega que el matrimonio tenía el deseo de formar una familia. Por ello, en 2016 ambos suscribieron el consentimiento informado sobre fecundación asistida para el inicio del tratamiento y, en febrero de 2013, su marido le otorgó un poder general amplio de administración y disposición de las muestras de semen del compareciente que contemplaba “utilizarlas la cantidad de veces que se considere necesario”.

Sin embargo, la Corte ha dejado firme la sentencia de la Sala A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil del 7 de septiembre de 2023 que había rechazado la acción presentada por la mujer.

Esta consideró que el recurso extraordinario presentado contra la sentencia de la Cámara había sido mal concedido porque “no cumple con el requisito de fundamentación autónoma”. De esta forma, la sentencia no ingresa en el tema de fondo y se sustenta en temas procesales.

Marco Legal en Argentina

En Argentina, la Ley de Reproducción Médicamente Asistida (Ley 26.862) no aborda explícitamente el uso de gametos de una persona fallecida, lo que deja un vacío legal que debe ser interpretado por los tribunales.

En otros países como el Reino Unido y Estados Unidos, existen precedentes legales y marcos regulatorios más claros sobre el uso de gametos post mortem. Por ejemplo, en el Reino Unido, la Human Fertilisation and Embryology Authority (HFEA) establece que se requiere un consentimiento explícito del donante para el uso de sus gametos después de su muerte.

Entre los países más estrictos están aquellos que la prohíben como los casos de Francia, Alemania, Suiza, Polonia o Eslovenia. En algunos de estos estados, las penas por el incumplimiento de la norma pueden acarrear penas de cárcel.

En el extremo contrario hay países cuyas normas al respecto son más tolerantes, como Países Bajos, Portugal o Bélgica. Entre las condiciones, tiene que haber un consentimiento por escrito y se tiene que hacer en un periodo que no exceda los tres años desde el fallecimiento de la persona.

Es importante también decir que estos países que lo regulan hacen alguna distinción. Por ejemplo, en algunos casos solo se puede hacer si el donante es la pareja y no el hijo.


La Ley en España

En España, la paternidad post mortem es legal desde la Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida, si se cumplen una serie de requisitos.  En concreto el artículo 9 expone:

  1. No podrá determinarse legalmente la filiación ni reconocerse efecto o relación jurídica alguna entre el hijo nacido por la aplicación de las técnicas reguladas en esta Ley y el marido fallecido cuando el material reproductor de este no se halle en el útero de la mujer en la fecha de la muerte del varón.
  2. No obstante, lo dispuesto en el apartado anterior, el marido podrá prestar su consentimiento, en el documento a que se hace referencia en el artículo 6.3, en escritura pública, en testamento o documento de instrucciones previas, para que su material reproductor pueda ser utilizado en los 12 meses siguientes a su fallecimiento para fecundar a su mujer. Tal generación producirá los efectos legales que se derivan de la filiación matrimonial. El consentimiento para la aplicación de las técnicas en dichas circunstancias podrá ser revocado en cualquier momento anterior a la realización de aquellas.
  3. Se presume otorgado el consentimiento a que se refiere el párrafo anterior cuando el cónyuge hubiera estado sometido a un proceso de reproducción asistida ya iniciado para la transferencia de preembriones constituidos con anterioridad al fallecimiento del marido.

La Ley exige el cumplimiento de varios requisitos para la paternidad post mortem:

  • Es necesario que los gametos se obtengan antes del fallecimiento y que se encuentren criopreservados en una clínica especializada. En España, a diferencia de Estados Unidos, no se puede extraer muestra seminal post mortem.
  • Es necesario que se haya otorgado consentimiento previo y explícito sobre la utilización de los gametos en caso de fallecimiento mediante un documento de consentimiento informado o a través del testamento.
  • El uso de los gametos es temporal, desde cualquier momento del fallecimiento hasta el transcurso máximo de 12 meses.
  • Los gametos de la persona fallecida están sujetos a los mismos requisitos y garantías que los aplicables a los procesos de reproducción asistida en general.

Valoración bioética

Los procedimientos asociados a la reproducción asistida han facilitado la aparición de numerosos casos conflictivos derivados de la posibilidad de desligar la paternidad y maternidad tanto respecto a la procedencia de los gametos utilizados en la fecundación, como de la propia relación sexual, separándolas del acto reproductivo y facilitando situaciones anómalas. Algunas de éstas pueden ser la producción de embriones procedentes de donantes desconocidos, o la gestación por parte de mujeres de los embriones obtenidos con ovocitos de sus hijas o esperma de sus hijos, la gestación subrogada donde la madre gestante acepta ceder su hijo tras el nacimiento a los padres comitentes, que pueden ser o no los padres biológicos, o, como en este caso, la utilización de esperma de personas fallecidas para engendrar hijos tras su muerte.

La sexualidad humana, que se proyecta hacia la relación interpersonal complementaria, y conlleva la posibilidad de ser fecunda engendrando a la descendencia, implica la asunción de la paternidad y maternidad de aquellos que acogen responsablemente la vida que engendran. Por lo tanto, el hijo tiene derecho no solo a contar con unos padres que se encarguen de su cuidado y acompañamiento, sino también a conocerlos, a descubrir su origen y a identificar a las personas que le han dado la vida: sus padres biológicos.

Por el contrario, la paternidad y la maternidad no constituyen un derecho para los padres: no existe el derecho al hijo. El hijo no puede ser engendrado con el mero fin de satisfacer un deseo a cualquier precio, sino que debe ser su propio bien, el del hijo, el que justifica su generación, gestación, alumbramiento y crianza.

Y el mejor bien del hijo, el más débil y desprotegido en este proceso, exige atender a sus derechos y respetar su dignidad. El padre y la madre, que han establecido una relación humana singular, capaces de transmitir la vida y responsabilizarse de su cuidado, son un derecho del hijo, que identifica su origen en la comunidad familiar donde fue engendrado. Ignorarlo, privándolo del acceso a la paternidad y maternidad de las que procede, es, de alguna manera, instrumentalizarlo para satisfacer los deseos de quienes promueven estos procesos, mediante la utilización de gametos de embriones anónimos, la gestación subrogada, la promoción de modelos monoparentales donde falta uno de los progenitores, y otros en los que el derecho del hijo a la filiación se ve amenazado.

La orfandad del niño que ha perdido a uno de sus progenitores de la manera que sea, constituye una situación sobrevenida, no diseñada, en la que el hijo deberá sobrellevar esta ausencia que no desearía. Pero proyectar deliberadamente que el hijo no tenga acceso a las figuras paterna y materna, que ha necesitado biológicamente para ser engendrado, produciendo embriones a partir de gametos que no pertenecen a quienes asumirán su cuidado y su crianza, ni incluso su gestación como en el caso de la subrogación, es privarle de un derecho básico: conocer y ser acogido por aquellos que le transmitieron la vida.

La adopción constituye un noble gesto para otorgar a quienes han perdido la posibilidad de ser acogidos por sus padres biológicos, aquello a lo que tienen derecho: cuidados, afecto, acompañamiento, educación. Pero atiende a la necesidad de restaurar al hijo aquello a lo que tiene derecho y que ha perdido, porque constituye su mejor bien.

Distinto es el caso que nos ocupa, donde las carencias de este hijo -no ser acompañado por sus padres biológicos, aquellos que le engendraron- responde a un proyecto prediseñado de reproducción artificial, en el que se separan sexualidad y reproducción, donación y fecundidad, paternidad biológica y crianza, de modo premeditado, privándole del derecho a sus padres, con el fin de satisfacer el interés de los promotores de estos procesos.

Como hemos informado previamente, son cada vez más frecuentes los casos en los que los hijos engendrados con gametos de donantes anónimos, reclaman su derecho a conocer a sus progenitores biológicos, que constituyen su origen, surgiendo  numerosos conflictos legales acerca de la posibilidad de mantener el anonimato de estos donantes, que se les aseguró cuando cedieron sus gametos, o, en función del mejor bien del hijo, revelar su identidad que tiene derecho de conocer.

En este sentido se pronunció el Comité de Bioética de España, órgano consultivo adscrito al Ministerio de Sanidad, que publicó en 2020 un informe reconociendo el «derecho del hijo nacido a través de las técnicas de reproducción humana asistida a conocer su origen biológico por encima del derecho al anonimato del donante”.

La fecundación con gametos post mortem, impide definitivamente la relación que el hijo hubiera querido establecer con su padre o madre, de quienes procede y que le transmitieron la vida.


Julio Tudela Cuenca y Cristina Castillo

Observatorio de Bioética-Instituto Ciencias de la Vida-Universidad Católica de Valencia

jueves, 12 de septiembre de 2024

¿Qué es un átomo?

La mejor conjetura de la antigüedad

La idea de Demócrito sobre el átomo, una idea puramente especulativa, era correcta en muchos aspectos y por ello ha merecido el calificativo de “la mejor conjetura de la antigüedad”.[1]

Demócrito, que vivió entre los siglos V y IV a. C., observó que, si se toma una piedra y se parte por la mitad, cada mitad tiene las mismas propiedades que la piedra original. Y razonó que, si se seguía cortando la piedra en trozos cada vez más pequeños, en algún momento se llegaría a un trozo tan diminuto que ya no se podría dividir. Denominó átomos, que significa indivisible, a estos trozos infinitesimales de materia. Y les atribuyó una serie de cualidades:

  • Ser extremadamente pequeños, por lo que no se pueden ver, y de consistencia sólida e indestructible.
  • Toda la materia está formada por átomos, que están separados entre sí por el vacío.
  • Y, además, supuso que los átomos son específicos en cada tipo de material.

En el fondo, construyó una teoría que pretendía explicar todo el mundo físico a partir de unas ideas básicas, introduciendo la idea del átomo como elemento básico de toda la materia.

Pero el planteamiento de Demócrito no repercutió en el pensamiento general. Aristóteles, que vivió cien años después, rechazó esta concepción de la realidad y su enorme influencia hizo que durante los dos siguientes milenios las ideas de Demócrito permanecieran en el olvido.

Efectivamente, así fue hasta que en 1803 el científico John Dalton resucitó la idea del átomo dando a conocer una teoría, esta vez basada en pruebas experimentales. Su primera intuición llegó al experimentar con la absorción de gases: “¿Por qué el agua no admite en su masa toda clase de gases por igual? Esta cuestión la he considerado debidamente y, aunque todavía no puedo satisfacerme completamente, estoy casi persuadido de que la circunstancia depende del peso y del número de las partículas últimas de los diversos gases: aquellos cuyas partículas son más ligeras y simples son menos absorbibles, y los otros más según aumentan en peso y complejidad.”[2] Fruto de sus trabajos experimentales desarrolló su teoría, que plasmó mediante cuatro conceptos fundamentales:

  • Toda la materia está formada por átomos, que son indivisibles.
  • Todos los átomos de un elemento determinado son idénticos en masa y propiedades.
  • Los compuestos son combinaciones de dos o más tipos diferentes de átomos.
  • Una reacción química es una reorganización de átomos.

El átomo resulta ser divisible y extraordinariamente extraño

Los numerosos descubrimientos que se producen nada más comenzar el siglo XX destruyen la aparente simplicidad con la que Demócrito y Dalton habían descrito la constitución de la materia. Pronto veríamos que el átomo, que es efectivamente la unidad fundamental de los elementos químicos, no es indivisible, sino que, a su vez, está compuesto por partículas más pequeñas. Partículas que resultan ser extraordinariamente extrañas, mostrándose a la vez como partículas o como ondas, dependiendo de cómo se observen y midan.

Esta dualidad se describe mediante diversas fórmulas y ecuaciones, cada una de las cuales ofrece una perspectiva única de este fenómeno. La ecuación propuesta por Louis de Broglie relaciona la longitud de onda de una partícula con su momento; la fórmula de Planck-Einstein relaciona la energía de un fotón con su frecuencia; la ecuación de Schrödinger es una ecuación fundamental de la mecánica cuántica que describe la evolución temporal de la función de onda de una partícula. Las partículas se definen mediante funciones matemáticas que indican la probabilidad de que una partícula tenga diversas propiedades. Es decir, las propiedades de las partículas no derivan de sus constituyentes, sino de patrones matemáticos.

Las partículas interactúan mediante las tres fuerzas cuánticas fundamentales de la naturaleza: el electromagnetismo, la fuerza débil y la fuerza fuerte. Sin embargo, esas fuerzas también se describen mediante partículas en la teoría cuántica: el electromagnetismo es transportado por fotones, la fuerza débil se rige por los bosones W y Z, y en la fuerza fuerte intervienen los gluones.


Las partículas como ondas

A medida que se fue profundizando en el conocimiento de las partículas, se comprobó que su existencia y comportamiento podía ser explicado por la teoría cuántica de campos. Un campo se define como una magnitud física representada por un número que tiene un valor para cada punto del espacio. Como explica Kevin Hartnett,[3] para entender los campos cuánticos lo más fácil es empezar por un campo ordinario o clásico. Imaginemos, por ejemplo, que se mide la temperatura en cada punto de la superficie terrestre. Combinando los infinitos puntos en los que se pueden realizar estas mediciones se forma un objeto geométrico, llamado campo, que agrupa toda esta información sobre la temperatura. Pero los campos cuánticos son fundamentalmente distintos de los clásicos. Mientras que la temperatura en un punto de la Tierra es la que es, independientemente de que se mida o no, las partículas no tienen una posición definida hasta el momento en que se observan. Antes de eso, sus posiciones sólo pueden describirse de forma probabilística, asignando valores a cada punto de un campo cuántico que refleje la probabilidad de encontrar una partícula allí o en otro lugar.

La teoría cuántica de campos nos dice que existen numerosos campos que invaden todo el Universo y que una partícula resulta ser el resultado de una vibración del correspondiente campo en un punto determinado. Los electrones son ondas en el «campo de electrones» y los quarks ondas en los “campos de los quarks”. La teoría cuántica de campos no solamente nos da cuenta de la existencia de las partículas, sino de todas sus interacciones.

Existen doce campos cuánticos que se corresponden con los doce tipos de partículas fundamentales que componen el Universo y cuatro campos de fuerza, que representan las cuatro fuerzas fundamentales: la gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil. El Universo en su nivel más fundamental está constituido por dieciséis campos cuánticos. El Modelo Estándar, que no incluye la gravedad, combina estos dieciséis campos en una única ecuación que describe cómo interactúan entre sí.

Y, como ya hace años Gordon Kane afirmó: “El Modelo Estandar… [es] la teoría matemática de la naturaleza más sofisticada de la historia… Todo lo que ocurre en nuestro mundo (salvo los efectos de la gravedad) es el resultado de la interacción de las partículas del Modelo Estándar según sus reglas y ecuaciones”.[4]

Todo es información

La consideración de la información como un nuevo enfoque de la física fundamental introduce una mayor complejidad e incertidumbre en nuestra visión de cómo funciona el mundo en sus niveles elementales.[5]

La información sobre las leyes físicas que gobiernan nuestro Universo se puede encontrar en todas partes y en todo. Nuestra comprensión del Universo no es más que un proceso de adquisición y desciframiento de información. ¿Podría ser entonces que los verdaderos elementos fundamentales de este mundo sean pequeños fragmentos de información?

John Wheeler fue un importante físico teórico, extraordinariamente productivo en creación científica. Y fue pionero en considerar la información el elemento básico de la realidad. Él mismo, al repasar su propia evolución científica, que abarca algo más de la segunda mitad del siglo XX, habló de tres etapas. La primera fase la denominó “todo son partículas”; la segunda “todo son campos”; y la tercera “todo es información”, donde se centró en la idea de que la lógica y la información son la base de la teoría física.[6]

Pero, ¿qué vínculo establece la relación entre la naturaleza etérea de la información y su carácter físico? A ello se llega mediante una cadena de descubrimientos que arranca con Leo Szilard. Fue el primer científico en reconocer la conexión entre la termodinámica y la teoría de la información en 1929, al proponer que la entropía física e informacional comparten la misma expresión matemática. Claude Shannon, en un influyente trabajo publicado en 1948, abunda en la idea de Szilard y reduce la noción de información a una entidad pragmática y tangible, proporcionando una definición operativa, tomando el dígito binario {0,1} como unidad fundamental de la teoría de la información.

El carácter físico de la información quedó finalmente establecido con el hallazgo de Rolf Landauer en 1961, que determinó que procesar información invirtiendo bits de cero a uno y viceversa conserva información y entropía y que sólo el borrado de información –una operación irreversible– aumenta la entropía. La información es física: al borrar su manifestación física en forma de cadenas de bits, el Universo reacciona.

Todo ello conduce a una nueva jerarquía conceptual, que el físico Paul Davies resume así: “el Universo trata de información y procesamiento de la información, y es la materia la que surge como concepto secundario”[7]. En lugar de considerar que las matemáticas son lo primario, seguidas de la física y luego de la información, habría que invertir la imagen en nuestro esquema explicativo, de modo que nos encontremos con la jerarquía conceptual: información → leyes de la física → materia.[8]

Estas ideas sobre la información y su papel en la comprensión del Universo son sugerentes e influyentes en los campos de la física y la teoría de la información, pero siguen siendo conceptos teóricos y filosóficos. Son ideas que no han dado lugar a predicciones concretas comprobables ni a pruebas experimentales que las establezcan firmemente como principios fundamentales del mismo modo que las leyes físicas establecidas. Así lo resume el premio Nobel Anton Zeilinger, que ha dedicado su vida a la información cuántica: “A menudo digo que la teoría cuántica es teoría de la información, y que la separación entre realidad e información es artificial. No se puede pensar en la realidad sin admitir que lo que se maneja es información. Así que necesitamos un nuevo concepto que englobe las dos cosas. Aún no lo hemos conseguido.”[9]

Una explicación cada vez más compleja

De la idea clara y rotunda de una materia constituida por pequeñísimas partículas sólidas e indestructibles hemos pasado a explicar todo lo que vemos como algo mucho más abstracto: sustancias parecidas a fluidos llamadas “campos”. Lo que entendemos como partículas son excitaciones puntuales de esos campos. Y como tales partículas muestran una serie de propiedades: masa, carga eléctrica, espín, carga de color… Somos incapaces de imaginar cómo es una partícula. Intuimos su existencia mediante modelos matemáticos, como afirma David Tong, un físico de la Universidad de Cambridge: “Las teorías cuánticas de campos son, con diferencia, los objetos más complicados de las matemáticas, hasta el punto de que los matemáticos no tienen ni idea de cómo darles sentido”[10]; pero, como él mismo reconoce con admiración, nos han permitido verificar experimentalmente los resultados obtenidos: “Podemos hacer experimentos y medir cosas con trece decimales y coinciden los trece decimales. Es lo más asombroso de toda la ciencia”.[11]

Ante este panorama, no tenemos más remedio que sentirnos solidarios con la reflexión de nuestro rey medieval Alfonso X el Sabio, quien, después de atender una explicación de las complicadísimas matemáticas necesarias para demostrar la teoría de la astronomía de Ptolomeo, se expresó así: “Si el Señor Todopoderoso me hubiera consultado antes de embarcarse así en la Creación, le habría recomendado algo más sencillo”.[12]

Manuel Ribes - Instituto Ciencias de la Vida

Observatorio de Bioética - Universidad Católica de Valencia

 

[1] Esta frase, aunque nunca fue pronunciada textualmente por Richard Feynman, ha quedado acuñada a partir de la admiración que manifestó este influyente físico por Demócrito y su teoría atómica, expresada en diferentes obras.

[2] John Dalton (1766-1844) On the Absorption of Gases by Water and Other Liquids – Le Moyne College

[3] Kevin Hartnett The Mystery at the Heart of Physics That Only Math Can Solve  Quanta Magazine  June 10, 2021

[4] Marco Antonio Moreira Modelo Estándar de la Física de Partículas Universidade Federal do Rio Grande do Sul

[5] Manuel Ribes  Información, ¿un nuevo paradigma? Observatorio Bioética UCV Enero 2024

[6] John Archibald Wheeler, 1911-2008 | Department of Physics Princeton University

[7] Robert Lawrence Kuhn Forget Space-Time: Information May Create the Cosmos  Space.com May 23, 2015

[8] Paul Davies and Niels Henrik Gregersen Information and the Nature of Reality  Cambridge University Press 2010  ISBN 978-0-521-76225-0

[9] Eric Powell Discover Interview: Anton Zeilinger Dangled From Windows, Teleported Photons, and Taught the Dalai Lama Aug 29, 2011

[10] Kevin Hartnett The Mystery at the Heart of Physics That Only Math Can Solve  Quanta Magazine  June 10, 2021

[11] Ibid.

[12] Parece ser que Alfonso X efectuó diferentes afirmaciones en este sentido, aunque ninguna figura en sus escritos. Así mismo, la leyenda indica que esto fue aprovechado por sus enemigos, que le tildaron de blasfemo. Ver el artículo La leyenda sobre la blasfemia de Alfonso X:  un episodio de la conflictiva relación entre especulación teórica y razón de estado de Antonio Rivera García en ISSN 1540 5877  eHumanista 31 (2015): 426-451

martes, 10 de septiembre de 2024

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L0S NEGR0S

Desde el siglo XIV, los esclavos negros traídos de África a la fuerza a duras penas sobrevivían en los arrabales de Sevilla. Gonzalo de Mena no sólo crea para ellos un hospital y una capilla, sino también una hermandad para integrarlos en la vida religiosa y social de Sevilla. Se convierten en la primera congregación religiosa

miércoles, 4 de septiembre de 2024

martes, 3 de septiembre de 2024

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