¿Qué debo hacer para Entronizar el Sagrado Corazón en
mi hogar?
1. Conocer qué
es la Entronización y su importancia.
2. También
es importante contar con un sacerdote que presida la ceremonia.
El padre de familia o alguien más debe dirigir las oraciones.
3. Si no fuera
posible celebrar la Misa en la propia ceremonia, haber ofrecido esa mañana el
Santo Sacrificio de la Misa por el reinado del Sagrado Corazón en vuestro
hogar, y como acto de amor y reparación al Sagrado Corazón. Toda la familia
debe tratar de recibir la Comunión en esa o en otra Misa próxima.
4. Obtener
un cuadro o estatua del Sagrado Corazón tan bello como fuera posible.
5. Preparar
en un sitio principal de la casa un “trono” de honor reservado para la estatua
o el cuadro. (Una repisa o tal vez una mesa) cubierta con un mantel blanco,
bellamente decorado con velas y flores.
6. Antes de
la ceremonia, disponga un “altar” colocando en una mesa pequeña cercana al
“trono” el cuadro o la estatua y el agua bendita.
7. Invitar
a familiares y amigos a estar presentes, así usted ya comenzará a ser un
“apóstol del Sagrado Corazón.” Haga una reunión familiar después de la
ceremonia, con algo especial para los niños, quienes por supuesto, deberán
estar presentes en la ceremonia, aún los más pequeños.
8. Haga de
este día uno de los eventos más sobresalientes de la vida familiar; cuanto más
solemne, mejor, para ser recordado largamente.
9. Nota: No
hay forma más apropiada para comenzar la vida matrimonial de una joven pareja,
que entronizar el Sagrado Corazón en su nuevo hogar.
La consagración
no es otra cosa que entregarse y obligarse con Jesucristo; es la dedicación de
nuestras personas y de todas nuestras cosas; con ella reconocemos y aceptamos
abierta y gustosamente su imperio, de verdad, justicia y caridad; es la
reacción diametralmente opuesta al grito de “No queremos que Éste reine sobre
nosotros”.
Se recomienda, la asistencia a Misa, celebrada por las intenciones de
la familia en el día de la Entronización, o al menos participar en
Misa en familia y recibir la Santa Comunión si no se puede ese día el
anterior o el domingo precedente.
El lugar reservado
para la imagen se dispone como un pequeño altar. La imagen del Sagrado Corazón
se prepara en otra mesa cubierta de blanco, con velas y flores. Se coloca
también una pequeña botella con agua bendita.
Bendición de la
casa (ad libitum)
A la hora prevista, los padres, hijos y amigos se
reúnen en el sitio principal de la casa para la ceremonia. Si la casa
aún no está bendecida, el sacerdote, la bendice.
V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor
R. Que hizo el cielo y la tierra.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos.
Oh Señor, Dios Altísimo, bendice + esta casa. Reine en ella la salud, castidad, victoria
sobre el pecado, fortaleza, humildad, mansedumbre y bondad de corazón,
observancia plena de tu ley y gratitud por todos tus beneficios. Y
permanezca siempre esta bendición sobre esta casa y sobre quienes la habitan,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén
Bendición de la
Imagen (estatua)
del Sagrado
Corazón de Jesús
(Cuando resulte imposible la presencia del sacerdote,
la imagen es bendecida de antemano. La familia se arrodilla ante la
imagen. Elsacerdote, con sobrepelliz y estola blanca o con alba y estola
blanca, comienza la bendición.)
V. Nuestro auxilio está en el
Nombre del Señor.
R. Que hizo el cielo y la
tierra.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos.
Omnipotente y
sempiterno Dios, Tú que no nos prohibiste representar a Tus santos en la piedra
o la pintura, te rogamos que en tu bondad bendigas y santifiques esto(s)
cuadro(s) (estatuas) en honor y memoria del Sacratísimo Corazón de Tu Hijo
Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para que, siempre que miremos sus
apariencias con los ojos del cuerpo, podamos con los ojos de la mente meditar
Su santidad y ser llevados a imitar Sus obras. Todos quienes en su presencia
procuren honrar y servir humildemente a Tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor
Jesucristo, por Sus méritos e intercesión, puedan alcanzar de Ti la
gracia en la vida presente y la gloria eterna en la vida por venir. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén
Luego el sacerdote rocía la(s) imagen(es) con agua bendita.
Entronización de
la Imagen
Luego, el padre de familia coloca la imagen del
Sagrado Corazón de Jesús en el lugar de honor, para rendir homenaje al Reinado
de Amor de Jesucristo.
Recitación del
‘Credo’
Después de la bendición, como expresión explícita de
la fe de la familia, todos rezan el Credo de los Apóstoles, de pie y en voz
alta.
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del Cielo y
de la tierra; creo en Jesucristo, Su único Hijo Nuestro Señor que
fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto, y
sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los
muertos, subió a los Cielos está sentado a la derecha de Dios Padre
Todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los
Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén
Palabras del
sacerdote
Todos toman asiento, mientras el sacerdote dirige unas
pocas palabras a los presentes. Les recuerda:
· El significado de la Entronización,
· La vida Cristiana de obediencia, confianza y amor que el Sagrado
Corazón espera de las familias que le han dado este honor;
· Las bendiciones especiales y abundantes que se dan a aquellas familias
fieles a las promesas al Sagrado Corazón de Jesús;
· La promesa de la familia de renovar frecuentemente su consagración.
Fórmula de
Consagración de la Familia
al Sagrado Corazón de Jesús
al Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Corazón de Jesús!,
Tú manifestaste el deseo de reinar en las familias cristianas;
Hoy venimos a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra.
Queremos vivir, de hoy en adelante, de tu misma vida,
y desterrar lejos de nosotros
el espíritu mundano que Tú condenaste.
Queremos que reines en nuestros entendimientos
por la sencillez de nuestra fe,
y en nuestros corazones por tu amor,
los cuales arderán para Ti procurando mantener vivo este amor
con la frecuente comunión de tu Cuerpo y Sangre.
Dígnate ¡oh Corazón de Cristo! Presidir nuestras reuniones,
bendecir nuestras empresas espirituales y temporales,
santificar nuestras alegrías y consolar nuestras penas.
Danos un corazón manso y humilde como el tuyo,
para que reine la paz en nuestro hogar.
Si alguna vez alguno de nosotros
tiene la triste desgracia de ofenderte,
recuérdale ¡oh Corazón de Jesús!,
que eres bueno y misericordioso con los corazones arrepentidos.
Y cuando llegue la hora de la separación,
cuando venga la muerte a sembrar el luto en medio de nosotros,
que todos, tanto los que se vayan como los que se queden,
estemos conformes confiando en tus bondadosos designios.
Nos consolará saber que llegará un día
en que toda la familia, reunida en el cielo,
podrá cantar eternamente tu bondad y misericordia con nosotros.
Te ofrecemos esta consagración por medio del Corazón Inmaculado de María.
Que el Glorioso Patriarca San José se encargue de recordárnosla todos los días
de nuestras vidas. Amén.
D- Sagrado Corazón de Jesús.
R- En Vos confío
D- Dulce Corazón de María.
R- Sed la salvación del alma mía.
D- San José.
R- Ruega por nosotros.
Oración por los
ausentes y por los
miembros de la
familia fallecidos
Nadie deberá estar ausente en esta ocasión solemne,
por lo tanto se debe recordar a los que han fallecido. Y así, rezar un
Padrenuestro, un Avemaría, y el Gloria por ellos y por los que están ausentes
Padrenuestro... Avemaría... Gloria
V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios,
descansen en paz.
R. Amén.
Consagración de
los niños al Sagrado Corazón de Jesús
Si parece oportuno, los niños rezan la siguiente
oración:
Oh Corazón de
Jesús, Corazón de nuestro Mejor Amigo y nuestro Rey. Tú que has sido colocado
en Tu trono en esta casa, para que siempre vivas con nosotros, dinos aquellas
mismas palabras: “Dejad que los niños vengan a Mí.”
¡Míranos,
Oh Corazón de Jesús, arrodillados a tus pies, te prometemos
ser obedientes y respetuosos, como tú lo fuiste con la Virgen
María y San José en la pequeña casa de Nazaret, para que podamos crecer en
virtud y en sabiduría según nuestra edad.
Corazón de Jesús,
tú quieres también poseer nuestros corazones, pues dijiste: “Hijo mío, dame tu
corazón.” Nosotros queremos consolarte con nuestro amor, por todos los que no
te conocen o no quieren amarte. Jesús, amigo de los niños, recibe nuestros
corazones, hazlos puros, santos y felices. Recibe también nuestros cuerpos,
nuestras almas, y toda nuestra voluntad.
¡Nos consagramos
a Ti ahora y por siempre!
Sé Tú sólo
nuestro Rey. Todos nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones
y nuestras oraciones, los consagramos a Ti, nuestro Amigo y nuestro Rey.
Todo es tuyo, Oh
Sagrado Corazón de Jesús.
Los niños pueden cantar una canción en honor del Sagrado Corazón
Bendición del
Sacerdote
El sacerdote bendice a los presentes con la fórmula
usual.
El sacerdote y la familia firman el Certificado de
Entronización. Este gran documento es para ser guardado con los otros recuerdos
de la familia, o encuadrado y colgado cerca del Sagrado Corazón.
Renovación de la
Consagración al Sagrado Corazón
Para la renovación puede usarse la propia fórmula hecha el día de la
Consagración de la familia, u otra como la siguiente:
Dulce Salvador,
postrados humildemente a Tus pies, renovamos la Consagración de nuestra familia
a Tu Divino Corazón. Sé por siempre nuestro Rey; tenemos plena y total
confianza en Ti. Llene Tu espíritu nuestros pensamientos, nuestros
deseos, nuestras palabras, y nuestras obras. Bendice nuestras empresas. Sé
parte de nuestras alegrías, de nuestras pruebas, y de nuestros esfuerzos.
Haznos conocerte mejor, amarte más, y servirte sin falta. De un extremo al otro
de la tierra resuene el grito: “¡Sea amado, bendito y glorificado por siempre y
en todo lugar el Corazón Triunfante de Jesús!” Amén.
Preparación para
la Entronización
Elijase para la ceremonia de Entronización un día que tenga una
significación especial para la familia (el aniversario de bodas, por ejemplo),
o el día de una fiesta litúrgica apropiada, en la que en lo posible pueda estar
presente un sacerdote.
A mayor y más seria preparación para la Entronización, mayores serán las
bendiciones que seguirán a este evento. La preparación puede extenderse a tres
días (un triduo), como se propone más abajo, o a nueve días (una novena),
rezando los demás días las letanías del Corazón de Jesús en lugar de la
lectura.
Saludo inicial
Por la señal…
Señor mio,
Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas,
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón
haberos ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados,
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados,
y, así como lo suplico,
así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,
que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte,
que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte,
y me daréis gracia para
enmendarme,
y perseverar en vuestro
santo amor y servicio,
hasta el fin de mi vida.
Amén.
hasta el fin de mi vida.
Amén.
Oh Divino Corazón de Jesús,/ ven a morar entre nosotros,/ pues
te amamos./ Visita nuestro hogar/ como una vez Tú visitaste/ a tus amigos en
Caná,/ Betania,/ y el hogar de Zaqueo, el publicano. Nosotros queremos poner
nuestra familia/ bajo tu protección,/ y tenerla en íntima unión/ contigo/ Oh
Sagrado Corazón de Jesús, Tú eres nuestro más fiel Amigo. Nunca nadie nos ha
amado/ como Tú lo has hecho. Y nosotros queremos amarte/ por aquellos que no te
aman,/ ya que Tú eres nuestro Dios y Salvador. Tú eres también nuestro Rey y
Señor. Ya que tantos desprecian tu Realeza,/ queremos la manifiestes en nuestra
familia. Toma Tú posesión de este hogar,/ donde reservamos/ un trono como lugar
de honor para Ti.
Concédenos que el día de la Entronización sea/ para nuestra familia y para ti,/
un día de gran alegría/ y el principio de una nueva vida/ en total sumisión/ e
íntima unión contigo. Queremos abandonar/ nuestro amor propio desordenado/ y
amar a nuestro prójimo/ como Tú nos amas.
Oh Corazón de Jesús,/ te pedimos la caridad de los primeros Cristianos,/ de los
Apóstoles,/ y de los Mártires. Concédenos que otras familias puedan abrazar tu
amor/ y que así, de familia en familia/ quiera todo el mundo someterse a tu
Realeza.
Oh Inmaculado Corazón de María,/ modelo perfecto de fidelidad a Nuestro Señor y
de unión con El,/ extiende y afianza ,/ en nuestros corazones y en nuestras
familias/ el reinado de la caridad, el reinado del Sagrado Corazón de Jesús.
Amen.
Las lecturas se encuentran más adelante. La leerá despacio un
miembro de la familia y después se dejará un momento de silencio para meditar
lo leído. Si se prefiere,
se pueden rezar las letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
Letanías del Sagrado Corazón de Jesús
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
V/ Dios, Padre celestial
R/ Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Corazón de Jesús, Hijo del eterno Padre
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la
Virgen Madre
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios
Corazón de Jesús, de majestad infinita
Corazón de Jesús, templo santo de Dios
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones
Corazón de Jesús, en quien habitan todos los tesoros de la sabiduría y
de la ciencia
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad
Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados
Corazón de Jesús, saciado de oprobios
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte
Corazón de Jesús, perforado por una lanza
Corazón de Jesús, fuente de toda consolación
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores
Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos
V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
R/ Perdónanos, Señor
V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
R/ Escúchanos, Señor
V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
R/ Ten misericordia de nosotros
V/ Jesús, manso y humilde de corazón
R/ Haced nuestro corazón semejante al vuestro
Peticiones
Señor Nuestro Jesucristo, que prometiste: “Pedid y
recibiréis”, acepta las súplicas que ahora te presentan los miembros de esta
familia:
1ª Para que imitemos a la Sagrada familia de Jesús, María y José en el espíritu
de oración, obediencia y trabajo. Roguemos al Señor.
2ª Para que seamos fieles al compromiso que vamos a adquirir con el Corazón de
Jesús consagrándonos a Él y nunca nos volvamos atrás. Roguemos al Señor.
3ª Para que aceptemos con alegría y cumplamos con perseverancia lo que Dios nos
pida a cada uno de nosotros.
Roguemos al Señor.
4ª Para que Jesús nos vaya concediendo un Corazón como el suyo y crezcamos cada
día en el amor entre nosotros y en el amor a Dios. Roguemos al Señor.
5ª Para que frecuentemos con provecho espiritual los sacramentos de la
confesión y comunión, y esto nos dé fuerza para colaborar con la Iglesia para
la redención del mundo.
Cada uno puede añadir
peticiones que necesite, bien diciéndolas en alto o dejando un momento de
silencio.
Conclusión
Oremos. ¡Oh Dios!,
que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado
infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de
nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo Nuestro
Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo. Amén.
Lecturas para cada día del triduo
Día primero:
Jesús invita a nuestra familia:
ENTRÓ A HOSPEDARSE EN CASA DE UN PECADOR [Conversión de Zaqueo. Lc,
19,1-10]
1 Habiendo entrado en Jericó,
atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de
publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la
gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un
sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.
Y cuando Jesús llegó a
aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene
que hoy me quede yo en tu casa.»
Se apresuró a bajar y le
recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse
a casa de un hombre pecador.»
Zaqueo, puesto en pie,
dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo
defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»
Jesús le dijo: «Hoy ha
llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham,
pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba
perdido.»
JESÚS NOS HABLA:
“Yo soy vuestro Señor y
vosotros sois mi pueblo” Pero yo ejerzo mi dominio por medio de mi
Corazón, de mi Amor.
Deseo ser
entronizado, no sólo como Dueño de vuestro hogar y de vuestros corazones, sino
también como vuestro hermano, como vuestro amigo.
Participaré en
vuestra vida diaria, y estaré con vosotros, lo mismo durante vuestra alegría
que cuando os llegue algún sufrimiento.
Soy Jesús, vuestro Salvador, y quiero proteger vuestra familia frente a las
fuerzas del maligno que intenta destruirla. Quiero que vosotros, tanto mayores
como niños, no caigáis en la esclavitud del pecado, ni en las angustias del
miedo, de la preocupación o la tristeza.
Por eso, estoy dispuesto a derramar sobre vosotros mi Espíritu, que os
instruirá, para que vuestra alegría sea perfecta y nadie os la pueda arrebatar.
Pero yo no forzaré mi entrada en vuestra casa y menos en vuestros corazones.
Espero ser invitado. Espero que me digáis:
“¡Ven, Señor
Jesús! Quédate con nosotros, que te necesitamos”.
Si queréis que una imagen mía presida vuestro hogar, que sea para juntaros
algunos momentos a rezar ante ella cada día; para mejor hacer de vuestra
familia una iglesia doméstica, que irradie su amor y su colaboración de
apostolado a favor de la Iglesia universal; para participar con más devoción y
más frecuencia en la Misa y en la comunión; para conocer más y cumplir mejor el
Evangelio; para crecer día a día en santidad.
Os ofrezco mi
Corazón herido, rebosante de perdón, amor, de vida que nunca terminará… Espero
vuestra respuesta.
Día segundo:
Nuestra respuesta al Señor:
MIRA, ESTOY LLAMANDO A LA PUERTA (Ap. 3,19-22)
“A los que yo amo los
reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta
llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.
Al que salga vencedor lo
sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el
trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el
Espíritu a las Iglesias”
Ante tanto Amor
como Jesús nos muestra, Jesús pide que le correspondamos, y esto lo hacemos
sobre todo con la consagración.
“Con la consagración ofrecemos al
Corazón de Jesús a nosotros y todas nuestras cosas, reconociéndolas recibidas
de la eterna caridad de Dios” (Pío XI).
Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de
Cristo, es por eso un acto serio y bien meditado. Igual que cuando se consagra
un cáliz o un altar, éste deja de estar al servicio de bebidas y cenas para
pasar al servicio exclusivo de Dios, cuando se consagra una persona y más una
casa, ésta se pone al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su
voluntad. Por eso se llama también entronización, porque pones un trono real en
tu casa, el trono de Cristo, al cual proclamas como tu Rey y le quieres servir
por amor.
Es tratar que todo lo que mi familia hace y vive, sufrimientos, alegrías,
trabajos, inquietudes... sirva al Señor para la redención del mundo.
Conlleva también
que nuestra vida domestica quiera ser reparación para el Corazón herido de
Cristo sabiendo que “Dios nos ha amado y los hombres no le amamos, y
porque el amor no correspondido merece todavía más respeto y exige por relación
de Justicia precisamente una reparación”. (Haurietis Aquas-Pío XII)) y que
“La Reparación es que los pecadores vuelvan al Señor tocados por su amor y
vivan en adelante con más amor en compensación por su pecado” (Juan Pablo II
en Paray Le Monial). Todo esto vivido en absoluta confianza en Jesucristo, como
dice Santa Teresita: “La confianza y nada más que la confianza, es lo que lleva
al Amor”.
Y esto vivirlo cada instante de nuestra vida, cada latido de nuestro corazón y
renovarlo con el ofrecimiento de obras cada mañana.
-
Día Tercero:
¿Qué hace el Corazón de Jesús cuando nos consagramos a Él?:
[ Lázaro Jn 11,1-46]
“Había un cierto enfermo,
Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. Cuando llegó Jesús,
se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania
estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían
venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta
supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía
en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto
mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo
concederá.» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta:
«Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le
respondió: «Yo soy la
resurrección El que cree en mí, aunque muera,
vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.
¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo
de Dios, el que iba a venir al mundo.» Cuando María llegó donde estaba Jesús,
al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi
hermano no habría muerto.» Viéndola llorar Jesús y que también lloraban
los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo:
«¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.» Jesús se
echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos
de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho
que éste no muriera?» Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue
al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús:
«Quitad la piedra.» Leresponde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya
huele; es el cuarto día.» Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees,
verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó
los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por
estos que me rodean, para
que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro,
sal fuera!» Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y
envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.»
Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había
hecho, creyeron en él.”
Un propósito concreto de
esta consagración, es tratar, con la ayuda de Dios y de la Virgen María,
de hacer vida estas “Bienaventuranzas de la familia”:
-
Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres comulgan con frecuencia y rezan
juntos (el rosario), porque permanecerán unidos.
-
Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres guardan las fiestas
cristianamente, porque asistirán a las fiestas de la eterna felicidad en el
cielo.
-
Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres no salen a buscar las falsas
alegrías del pecado, porque en su casa encontrarán la incomparable alegría de
la conciencia en paz con Dios.
-
Bienaventurada la familia que recibe a los hijos como dones de Dios y los
bautiza cuanto antes, porque en ella se criarán dichosos para el cielo.
-
Bienaventurada la familia que practica la caridad con los necesitados, porque
Dios mismo queda obligado a recompensarla.
-
Bienaventurada la familia donde los enfermos reciben a tiempo la visita
del sacerdote y los sacramentos, porque la muerte no entrará infundiendo miedo,
sino que dejará gran paz.
Bienaventurada la
familia Consagrada con fidelidad al Corazón de Jesucristo, porque en ella
reinarán la bondad y el amor.
Promesas del
Sagrado Corazón de Jesús a sus devotos
1. Reinaré a
pesar de mis enemigos y de los que a ello se opongan.
2. Daré a mis
devotos todas las gracias necesarias a su estado
3. Pondré paz en
sus familias.
4. Les aliviaré
en sus trabajos.
5. Bendeciré
todas sus empresas.
6. Les consolaré
en sus penas.
7. Seré su
refugio seguro durante la vida y sobre todo en la muerte.
8. Los pecadores
hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de
misericordia.
9. Las almas
tibias se harán fervorosas.
10. Las almas
fervorosas se elevarán a gran perfección.
11. Bendeciré
las casas en que mi imagen sea expuesta y honrada.
12. No dejaré
morir eternamente a ningún devoto que se haya
consagrado a mi Divino Corazón.
13. Derramaré la
unción de mi caridad sobre las comunidades religiosas
que se pongan bajo mi especial protección
y seré su salvaguardia en
sus caídas.
14. Los que
trabajen en la salvación de las almas lo harán con éxito y
sabrán el arte de conmover los corazones
más empedernidos, si
tienen una tierna devoción a mi Corazón
divino y trabajan por
inspirarla y establecerla en todas
partes.
15. Las personas
que propaguen esta devoción recibirán por ello grandes
recompensas y tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás
será borrado de Él.
16. Prometo, en el
exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi
amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve
primeros viernes de mes seguidos. la gracia de la penitencia final; no
morirán en mi desgracia ni sin recibir los
Sacramentos y mi Corazón
será su seguro refugio en aquella hora.
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