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lunes, 17 de agosto de 2020

jueves, 4 de septiembre de 2014

martes, 10 de enero de 2012

Carta a Pinocho

Carta escrita por el papa Juan Pablo I en Junio 1972, cuando era Patriarca de Venecia, donde da consejos a Pinocho en sus primeros pasos en el amor. Una buena lectura espiritual adecuada para adolescentes y preadolescentes... Otras muchas a personajes famosos en el libro "Ilustrísimos señores"

Querido Pinocho:
Tenía siete años cuando leí por primera vez tus Aventuras. No podría decirte cuánto me gustaron ni cuántas veces he vuelto a leerlas desde entonces. La verdad es que en ti, niño, me reconocía a mí mismo; en tu ambiente, mi ambiente.
¡Cuántas veces corrías por el bosque, a través de los campos, por la playa, por las calles! Y contigo corrían la Zorra y el Gato, el perro Medoro, los niños de la batalla de los libros. Parecían mis carreras, mis compañeros, las calles y los campos de mi aldea.
Corrías a ver los carromatos que llegaban a la plaza; también yo. Te quejabas, retorcías la boca, metías la cabeza bajo las sábanas antes de beber la amarga medicina; también yo. La rebanada de pan con mantequilla por los dos lados, el pastel de canela, el terrón de azúcar y, en algunos casos, hasta un huevo, una pera, o incluso sus mondaduras, representaban un manjar delicioso para ti, glotón y hambriento como estabas; lo mismo me pasaba a mí.
También yo, al ir y venir de la escuela, me veía enzarzado en "batallas": con bolas de nieve en invierno; a puñetazos y patadas en todas las estaciones del año; unas veces "encajaba"; otras, daba, tratando siempre de equilibrar el "haber" con el "debe" y de no lloriquear en casa, donde, si me hubiera quejado, me habrían quizá dado "el resto".
Y ahora has vuelto. Ya no hablas desde las páginas del libro, sino desde la pantalla de TV. Pero sigues siendo el mismo niño de otro tiempo.
Yo, en cambio, he envejecido. Me encuentro ya, si se puede hablar así, al otro lado de la barricada. Ya no me reconozco en ti, sino en tus consejeros: el maestro Gepeto, Pepe Grillo, el Mirlo, el Papagayo, la Luciérnaga, el Cangrejo, la Marmota.
Ellos intentaron - ¡ay!, sin éxito, excepto en el caso del Atún - darte consejos para tu vida de niño.
Yo intento dártelos para tu futuro de muchacho y de joven. ¡Mucho cuidado! ¡Ni se te ocurra tirarme a mí también el martillo, porque no estoy dispuesto a acabar como el pobre Pepe Grillo!

***

¿Te has dado cuenta de que no he nombrado al Hada entre tus "consejeros"? No me gusta su sistema. Cuando te persiguen los asesinos, llamas desesperado a su puerta; ella se asoma a la ventana con su rostro blanco, como una figura de cera, se niega a abrirte y deja que te cuelguen de un árbol.
Te libra, sí, más tarde, de la encina, pero luego te gasta la pesada broma de meter en tu cuarto de enfermo a aquellos cuatro conejos, negros como el betún, con un pequeño ataúd a sus espaldas. Aún más. Escapado por milagro de la sartén del Pescador verde, vuelves a casa aterido de frío cuando la noche está ya entrada y el agua cae a cántaros sobre tus espaldas. El Hada hace que te encuentres con la puerta cerrada y, tras muchas llamadas desesperadas, te envía al Caracol, que tarda nueve horas en bajar desde el cuarto piso y en llevarte - medio muerto como estás de hambre - un pan de yeso, un pollo de cartón y cuatro melocotones de alabastro pintados al natural.
Bueno, no se trata así a los niños que se equivocan, sobre todo si están entrando, o han entrado ya, en la edad llamada preciosa o, también, difícil, que va de los 13 a los 16 años, y que de ahora en adelante será la tuya, Pinocho.
La probarás: edad difícil, tanto para ti como para tus educadores. Ya no eres un niño, y rechazarás la compañía, las lecturas, los juegos de los pequeños; pero tampoco eres un hombre, y te sentirás incomprendido y casi rechazado por los adultos.
Y mientras pasas por la extraña experiencia de un rápido crecimiento físico, tendrás la impresión de encontrarte de improviso con unas piernas kilométricas, unos brazos de Briareo y una voz extrañamente cambiada, insólita, irreconocible.
Sentirás una fuerte necesidad de afirmar tu yo: por una parte, entrarás en conflicto con el ambiente de la familia y del colegio; por otra, entrarás a velas desplegadas en la solidaridad de las "pandillas". Por un lado, exiges independencia de la familia; por otro, tienes hambre y sed de ser aceptado por tus compañeros y de depender de ellos.
¡Cuánto miedo a ser distinto de los demás! Adonde va la pandilla, allí quieres ir también tú. Los chistes, el lenguaje y los pasatiempos de los demás los haces tuyos. Vistes como ellos visten: un mes, todos en sweater y vaqueros; al siguiente, todos con cazadoras de cuero, pantalones de color, cordones blancos sobre botas negras. En unas cosas, anticonformistas; en otras, sin daros siquiera cuenta, conformistas al cien por ciento.
¡Y de humor mudable! Hoy, tranquilo y dócil, como cuando tenías 10 años; mañana, arisco como un ulceroso de 70. Hoy quieres ser aviador, mañana estás decidido a ser actor de teatro. Hoy, audaz y despreocupado; mañana, tímido y casi ansioso. ¡Cuánta paciencia, cuánta indulgencia, cuánto amor y comprensión deberá tener contigo el maestro Gepeto!
Hay más: te volverás introspectivo, es decir, comenzarás a mirar dentro de ti y descubrirás cosas nuevas. Aflorará en ti la melancolía, la necesidad de soñar con los ojos abiertos, el sentimiento e incluso el sentimentalismo. Y hasta podrá ocurrir que, en séptimo u octavo de EGB, te "enamores", como el joven David Copperfield, que decía: "Adoro a miss Shepherd.
Es una chica de chaquetilla corta, cara redonda y cabellos rizados. Cuando estoy en la iglesia, no puedo leer el misal porque tengo que mirar a miss Shepherd. Pongo a miss Shepherd entre los miembros de la familia real..., en mi cuarto a veces me siento impulsado a exclamar: '¡Oh, miss Shepherd!'...
Me gustaría saber por qué he regalado secretamente a miss Shepherd doce nueces. No son un símbolo de afecto... y, sin embargo, siento que es un regalo que le va bien. También doy a miss Shepherd insípidas galletas e innumerables naranjas... Miss Shepherd es la única visión que invade mi alma".
"¿Cómo es posible que, en el espacio de unas pocas semanas, rompa con ella? Se dice por ahí que prefiere al señorito Jones... Un día miss Shepherd hace un gesto al pasar a mi lado y se ríe con su amiga. Todo ha terminado. La devoción de toda una vida ha desaparecido. Miss Shepherd sale de la función religiosa de la mañana dominical, y la familia real ya no la reconoce".
Le pasó a Copperfield. Les pasa a todos. ¡Te pasará también a ti, Pinocho!

*** Pero ¿cómo te ayudarán tus "consejeros"?

Durante el "fenómeno de crecimiento", tu nuevo Pepe Grillo debería ser el viejo Vittorino de Feltre, un pedagogo que quiso mucho a los niños de tu edad y que dio una gran importancia en la educación a los ejercicios al aire libre.
La equitación, el salto, la natación, la esgrima, la caza, la pesca, el tiro al arco, el canto. Pretendía, con estos medios, crear un ambiente sereno en su "Casa alegre" y dar una salida útil a la exuberancia física de sus jóvenes alumnos. De muy buen grado habría hecho suyo lo que más tarde diría Parini:
"¿Qué no podrá hacer un alma audaz si tiene vida en miembros fuertes?"
Luego, tu amigo Atún, que te llevó sano y salvo a la orilla cuando saliste del vientre del tiburón podrá ayudarte, con su calma y fuerza persuasiva, en la próxima crisis de la autoafirmación de que te he hablado.
Hoy, el sueño de vosotros jóvenes no es sólo el automóvil. Vosotros soñáis con todo un garaje de autos morales: autoelección, autodecisión, autogobierno, autonomía. Hace muy poco, unos muchachos de Bolzano comenzaron una autoescuela dirigida por ellos mismos.
"Justo, diría con su típica calma el sabio Atún, llegar a la autodecisión. Pero poco a poco, paso a paso. No se puede pasar de repente de la total obediencia de niño a la plena autonomía de adulto". Ni se puede usar hoy, para todo, el método duro de un tiempo. A medida que vayas creciendo en edad, Pinocho, crecerá en ti el deseo de autonomía. Pues, bien, haz que crezca también - con la ayuda externa de buenos educadores - la recta conciencia de tus derechos y deberes; haz que crezca el sentido de la responsabilidad, para usar bien de la tan deseada autonomía.
Escucha cómo eran educados, hace más de un siglo, los hermanos Visconti - Venosta. Uno de ellos, Giovanni, era escritor; el otro, Emilio, un político de nuestro Risorgimento: "Uno de los métodos de educación de mi padre consistía en estar con sus hijos el mayor tiempo posible, en exigirnos una confianza ilimitada, devolviéndonos mucha por su parte, y en considerarnos como personas un poco superiores a nuestra edad. Así inculcaba en nosotros el sentido de la responsabilidad y del deber. Nos trataba como a hombres pequeños, cosa que nos halagaba bastante. Por ello nos esforzábamos también por estar a la altura".

***

En tu viaje hacia la autonomía, chocarás quizá, querido Pinocho, como casi todos los jóvenes entre los 17 y los 20 años, con un difícil escollo: el problema de la fe.
Respirarás, en efecto, objeciones antirreligiosas como se respira el aire, en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc. Si tu fe es un montón de buen trigo, vendrá todo un ejército de ratones a tomarlo por asalto. Si es un traje, cien manos tratarán de desgarrártelo. Si es una casa, el pico querrá derribarla piedra a piedra. Tendrás que defenderte: hoy, de la fe sólo se conserva lo que se defiende.
Y ten presente dos cosas:
- Primera: toda certeza merece estima, aunque no comparta la evidencia de la matemática. La existencia de Napoleón, César o Carlomagno no goza de la certeza del 2 + 2 = 4, pero no por ello deja de ser cierta con una certeza humana, histórica. Del mismo modo es también cierto que existió Cristo, que los apóstoles lo vieron muerto y luego resucitado.
- Segunda cosa: al hombre le es necesario el sentido del misterio. De nada sabemos todo, decía Pascal. Sé muchas cosas de mí mismo, pero no todo. No sé exactamente qué es mi vida, mi inteligencia, el grado de mi salud, etc. ¿Cómo puedo entonces pretender comprender y saber todo de Dios?
Las objeciones más frecuentes que oirás irán dirigidas contra la Iglesia. Podrá quizá ayudarte una anécdota contada por Pitigrilli. En Londres, en Hyde Park, un predicador está hablando al aire libre. De cuando en cuando lo interrumpe un individuo despeinado y sucio. "La Iglesia existe desde hace ya dos mil años - salta de repente el individuo - y el mundo está todavía lleno de ladrones, de adúlteros, de asesinos". "Tiene usted razón - responde el predicador -. Pero hace también dos millones de siglos que existe el agua en el mundo y mire cómo tiene usted el cuello".
En otras palabras: ha habido malos Papas, malos sacerdotes, malos católicos. Pero ¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo lo contrario. En esos casos no se ha aplicado el Evangelio.
Pinocho mío, sobre los jóvenes hay dos frases famosas. Te recomiendo la primera, de Lacordaire: "Ten una opinión y hazla valer". La segunda es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: "No tiene ideas, pero las defiende con ardor".

***

¿Puedo volver a David Copperfield? El recuerdo de miss Shepherd se ha alejado de él, desde hace algún tiempo, y David, ahora con 17 años, se vuelve a enamorar. Esta vez adora a la señorita Larkins. Se siente feliz con tal de poder hacerle una reverencia cada día. Sólo encuentra alivio si se pone los mejores trajes y se limpia continuamente los zapatos. Sueña: «¡Ay!, si mañana viniera Larkins padre y me dijera: 'Mi hija me ha contado todo. Toma 20 mil libras esterlinas. Sed felices'». Sueña con su tía, que se emociona y bendice su matrimonio. Pero, mientras él sueña, la chica se casa con un cultivador de lúpulo.
David pasa dos semanas hundido: se quita el anillo, se pone los peores trajes, deja de darse brillantina, no se limpia ya los zapatos.
Más tarde llegó el flechazo de Dora: "Era un ser sobrehumano para mí. Era un hada, una sílfide... no sé qué era... todo lo que nadie ha visto jamás... Quedé engullido por un abismo de amor en un instante... precipitado, de cabeza, antes de haberle dicho una sola palabra".
Son citas transparentes: a través de ellas se vislumbran los problemas del amor y del noviazgo, para el que deberás también prepararte, querido Pinocho.
Sobre este punto, algunos defienden hoy una moral muy permisiva. Pero, aún admitiendo que en el pasado se ha sido un poco demasiado rígidos en este tema, los jóvenes no deben aceptar esa permisividad. Su amor debe ser con A mayúscula, hermoso como una flor, precioso como una joya, y no vulgar como un fondo de vaso.
Conviene que acepten imponerse algún sacrificio y mantenerse alejados de personas, lugares y diversiones que les sirvan de ocasión de mal. "No tenéis confianza en mí", dices, "Sí, la tenemos, pero no es desconfianza recordar que todos estamos expuestos a tentaciones. Y sí es, en cambio, amor quitar del camino, al menos, las tentaciones innecesarias".
Mira a los automovilistas: encuentran policías de tránsito, semáforos, pasos peatonales, sentidos únicos, prohibiciones de estacionamiento, cosas todas que, a primera vista, parecen fastidios y límites contra el conductor, cuando en realidad están ahí en su favor, porque lo ayudan a conducir con mayor seguridad.
Y si un día tienes novia - Shepherd o Larkins o Dora -, respétala. Defiéndela de ti mismo. ¿Quieres que se conserve intacta para ti? Muy bien, pero tú consérvate del mismo modo para ella y no hagas caso de ciertos amigos que cuentan sus "hazañas", alardeando y creyéndose "unos machotes" por sus aventuras con mujeres. El verdadero "machote", el hombre fuerte, es el que sabe conquistarse a sí mismo y toma su puesto en las filas de los jóvenes, que son la aristocracia de las almas. Mientras se es novio, el amor debe procurar no tanto el placer sensual cuanto la alegría espiritual y sensible; ha de manifestarse de manera afectuosa, sí, pero correcta y digna.
Consejos parecidos han de impartirse también a la otra parte, con tal que sepa aguantar los "sermones".
"Querida Dora (o señorita Larkins o Shepherd) - le dice su madre -, déjame que te recuerde una ley biológica. La chica, por lo general, tiene mayor dominio de sí que el chico en el aspecto sexual. Si el hombre es más fuerte físicamente, la mujer lo es espiritualmente. Podría casi decirse que Dios decidió hacer depender la bondad de los hombres de la de la mujer.
Mañana dependerán un poco de ti el alma de tu marido y las de tus hijos. Hoy, la de tus amigos y la de tu novio. Debes, pues, tener sentido común por dos y saber decir que no en ciertas cosas, incluso cuando todo parecería invitar a decir que sí.
El novio mismo, si es bueno, te lo agradecerá en sus mejores momentos y se dirá: 'Mi Dora tiene razón. Tiene una conciencia y la obedece. Mañana me será fiel'. La novia demasiado fácil, en cambio, no ofrece las mismas garantías y corre el riesgo de sembrar desde ahora, con su condescendencia demasiado despreocupada, semillas peligrosas, de las que brotarán en un futuro. celos y sospechas por parte del marido".
Aquí paro, Pinocho, pero no me salgas ahora con que no venía a cuento hablar de Dora. Cuando eras niño, tenías al Hada, primero como hermana y luego como madre. Ahora eres adolescente y joven; la única hada que puede hacerte compañía es una novia o una esposa. ¡A no ser que quieras meterte a cura!
¡Pero no te veo la vocación!

domingo, 9 de enero de 2011

el mundo de Sofía

Hay un libro con el mismo titulo...

viernes, 5 de noviembre de 2010

DISCURSO DE LA VERDAD, Miguel Mañara-1

1. Memento homo... Recuerda hombre que polvo eres y en polvo te convertiráS. Es la primera verdad que ha de reinar en vuestros corazones: polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba: hoy somos, y mañana no parecemos; hoy faltamos a los ojos de las gentes; mañana somos s borrados de los corazones de los hombres. Breves son los días del hombre dice el santo Job (cap14) pasan como flores y sus años son semejantes a los rocíos de los prados: son nuestros días como las aguas de los ríos, que nunca vuelven atrás, y así son irrecuperables; pasaron, y con ellos nuestras obras. El hombre nace para trabajos; llorando entra en el mundo, en trabajos vive, y con dolor muere: sus días florecerán como la flor del campo, dice el profeta (Sal 120). A grandes peligros esta puesta esta flor: el sol la quema, el cierzo la seca, un hombre la pisa, un animal la pace, el agua la ahoga, y el calor la marchita. Pues a tantos riesgos esta sujeta ti miserable vida, hombre vano, razón es que la cuides.
2. Allí hay Vda., donde bien se vive: algunos comienzan a vivir cuando vana morir. ¡Miren que vida alcanzaran los que al entrar en el otro siglo quieren empezar su buna vida! Ofrecen a Dios sacrificios de muertos, que son los de su vejez, débiles y miserables. Si acá viéramos, que un hombre de 80 años pretendía entrar por paje del rey ¿no haríamos burla de su imprudencia, pues empezaba a servir cuando ya era razón estuviese cargado de méritos, como de años? Pues lo mismo le sucede a estos mentecatos. No es bueno ni malo el vivir, pues es común a los hombres y a las bestias; sólo el vivir bien es loable.
3. Es nuestra vida como el navío que corre con presteza sin dejar rastro ni señal por donde paso; pasa con la misma prisa nuestra vida, sin dejar de nosotros memoria. ¿Qué se hicieron tantos reyes y príncipes de la tierra, que dominaba el mundo? ¿Dónde esta su majestad? Buscad a Alejandro, llamad a Escipión, y quizá estarán en alguna tapia sus cenizas, o en la barda de alguna huerta. Pregúntales como les va y mudamente responderán: vanidad e vanidades, todo es vanidad. Pies como dice el bienaventurado San Agustín, en la Ciudad de dios, los cuerpos de los muertos no se acaban sino se deshacen, llevando cada elemento la porción que le toca, de que están compuestos. El calor natural sale del cadáver, y busca lugar en el elemento del fuego: y la parte del aire también deshaciéndose la carne, queda su porción en el aire: la humedad busca por la tierra su elemento que es el agua o con la fuerza de los rayos del sol es levantada a vapor, y convertida en agua. Y en fin, el curso de los días la pone en su natural sosiego, con que queda la tierra del cuerpo muerto, sin los otros mixtos purificada y descansando en la otra tierra, de que tuvo su principio. Y así dijo San Pablo el primer ermitaño a San Antonio Abad cuando le visito, que era ya tiempo de que la tierra volviese a la tierra, pidiéndole le diese sepultura a su flaco y penitente cuerpo. Pues si hay esta división para la grandeza humana, ¿Por qué te ensoberbeces, ceniza? Polvo, ¿Por qué presumes? ¿Qué locura es esta que os tiene ciegos a mitad del día? Si el cuerpo de Julio Cesar de quien temblaba el mundo, estuviera ahora criando berzas en alguna huerta ¿Quién lo creyera? Y puede ser que sus cenizas hagan hoy estas operaciones.
4. Si tuviéramos delante la verdad, esta es, no hay otra, la mortaja que hemos de llevar, viéndola todos los días, por lo menos con la consideración, de que has de ser cubierto de tierra y pisado de todos, con facilidad olvidarías las honras y estados de este siglo, y sui consideras los viles gusanos que han de comer ese cuerpo, y cuan feo y abominable ha de estar en la sepultura y como esos ojos, que están leyendo estas letras, han de ser comidos de la tierra, y esas manos han de ser comidas y secas, y las sedas y galas que hoy tuviste, se convertirán en una mortaja podrida, los ámbares en hedor, tu hermosura y gentileza en gusanos, tu familia y grandeza en la mayor soledad que es imaginable. Mira una bóveda: entra en ella con la consideración, y ponte a mirara a tus padre o tu mujer (si la has perdido) o los amigos que conocías: mira que silencio. No se oye ruido; solo el roer de las carcomas y gusanos tan solamente se percibe. Y el estruendo de pajes y lacayos ¿Dónde están? Acá se queda todo: repara las alhajas del palacio de los muertos, algunas telarañas so. ¿Y la mitra y la corona? También acá la dejarán. Repara hermano mío, que estos sin duda has de pasar, y toda tu compostura ha de ser deshecha en huesos áridos, horribles y espantosos, tanto que la persona que hoy juzgas mas te quiere, sea tu mujer, tu hijo o tu marido, al instante que espires, se ha de asombrar de verte; y a quien hacías compañía, has de servir de asombro.
5. Con estas consideraciones, hermano mío, ti olvidaras el mundo y su embeleso. Muy cerca tienes el día, que te llamara la muerte; y entonces ¿de que te aprovecharan estas niñerías, en que ahora te ocupas? ¿Qué te aprovechará en aquella hora ser rico, poderosos, grande o pequeño? Si o lo que decía aquel rey Josafat estando a la muerte: “Se que muero en estos ricos adornados palacios, y no seré a donde seré hospedado esta noche”. Ciego eres, si no ves estas cosas: desventurado de ti, que surcas el mar y la tierra por juntar riquezas para dejarlas a otros, y cuando menos pienses entrarás desnudo en una sepultura llena de huesos y claveras, que será tu oscuro aposento hasta el fin del mundo: ¡mira cuanto ha que poseen este aposento los difuntos! Matusalén vivió 900 años, y ha de cerca de 5 mil que esta en la sepultura. El santo rey David vivió poco mas de 70 y ha 3000 años que esta en la sepultura. Alejandro no llegó a 30, ya más de 1000 años que es tierra. Los pontífices, los reyes, que pasaron, ya son tierra. Tus conocidos (ve acordándote de ellos) vivieron 4 días y serán muertos muchos siglos, y tú serás lo mismo. Pocos días vivirás y muchas edades habitaras con los gusanos y lombrices de la tierra.
6. Y lo peor es la seguridad con que vives muriendo cada día. Si te avisasen con certeza, que uno de los criados de tu casa te había de quitar la vida, ¿no te guardarías de todos? Pues si has de morir infaliblemente en uno de los siete días de la semana, que son criados que te sirven a tus pensamientos, ¿Por qué no te guardas de ellos viviendo bien y no fiándote de ninguno, como de criados traidores, pues uno de ellos te ha de quitar la vida? Y no sabes cual ha de ejecutar la sentencia de Dos y su santo decreto. De aquel gran Soldán de Egipto se cuenta, que estando a la muerte, llamo a su alférez real, el que llevaba en las batallas su estandarte, y le dio la mortaja con que le habían de amortajar, y le mando que fuese por toda la ciudad de Damasco, y a voces dijese: Veis aquí lo que saca el gran Saladino de todo su imperio; solo este trapo le acompaña y en la tierra deja todas sus guardas y señoríos. Ceferino refiere del emperador Severo, que mando hacer un cántaro de bronce para que el día de su muerte fuesen echadas en el sus cenizas, y tomándole en las manos dijo: Tú tendrás dentro de ti en la muerte, a quien en la vida no cabe en el mundo. Y así dijo muy bien Epitecto que este mundo era una comedia que en el todos somos farsantes; unos hacen papel de reyes, otros de esclavos; unos de tullidos y otros de ricos; unos de sabios, y otros de ignorantes; unos apenas representan 4 palabras, otros tienen el papel muy largo, según el autor de esta comedia les dio; y cada uno de lo que debe hacer es el papel que le cupiere con perfección, el tiempo que le durare; que el repartir los dichos y papeles, al autor solo le toca, que por postre estas figuras que representamos, se han de acabar, y en quitándonos del tablado de este mundo, todos quedamos iguales, y en polvo y tierra resueltos: representamos lo que no fuimos, y no somos s lo que representamos.
7. Mandó Dios a Ezequiel, su santo profeta (cap 4) que figurase en un adobe a Jerusalén y sus muros, y el cerco de los caldeos; encima de un poco de barro manda dibujar las fuerzas y los ejércitos de los hombres, y todo lo que al mundo le pare4ce grande, por mostrarnos que todo esto es un poco de lodo mal cocido, de ninguna sustancia y duración. Casados ha habido que han durado 3 días, y re4yes sin estrenar la corona, y pontífices que no se pusieron la tiara. Bocado ha habido que no ha llegado a la boca ¡Oh! Mira el que iba a comer el rey de los asirios, Baltasar (Dn 5) en aquella sacrílega cena donde le asistían la hermosura de las damas, la multitud de los grandes e festejaban, las escuadras de sus soldados aseguraban su persona; sus palacios ¡Que soberbios! ¡Que mesas tan llenas de manjares, olores y riquezas! El oro en las vajillas, los diamantes en las cabezas y manos, los brocados por las paredes, hasta los vasos del templo sagrado, consagrados a Dios servían a sus bebidas. El que se hallaba señor de toda esta grandeza, pregunta ¿Qué deleite y que vanidad no tendría? En medio de esta abundancia, cuando menos lo pensaba, levantó los ojos a la pared, a donde vio una mano que escribía: mañana morirás. A este solo suto dio en el suelo todo lo soñado, pues para el miserable lo había sido todo el tiempo pasado de su imperio. Acabó su papel, y quedó barro como los demás.
8. Si eres cuerdo, no fíes del estado que no es tuyo, que cuando menos pienses te lo quitaran. Hay muchos que hacen con la vida lo que con una pieza de paño; este pedazo para capa, el otro para mangas, y este para la caperuza, como si el paño fuera suyo. Ahora soy mozo, mañana hombre, el otro día viejo, entonces me daré a Dios, y de este modo tratan su vida, como si fueran señores de ella. Así la trataba aquel rico del evangelio (Lc 12) prometiéndose muchos años, tanto, que querría hacer nuevos graneros para recoger sus frutos; y estando enamorando a su alma con las felicidades que poseía, oyó una voz que le dijo: loco, esta noche quitarán tu alma de ti. En esto pasaron sus locuras, pues disponía del tiempo que no era suyo. Dice el profeta (Mal 1) maldito sea el hombre falso, que tiene en su ganado buen sacrificio y ofrece a Dios lo mas vil y despreciado. Das al mundo lo mejor de tu vida, a Dios la vejez flaca y enferma quizás porque el mundo ya no la quiere. ¿Y lo despreciable al mundo quieres que sea victima agradable a Dios? ¿No fuera loco el que guardara a trasplantar los árboles después de viejos y secos para mejorar sus frutos? Sustancia y vigor ha de tener la planta de que otra suerte, aunque se mude, no dará frutos. El elefante dobla las juntas de los brazos con gran facilidad cuando es nuevo, después, en entrando en edad, se le endurecen los nervio y tiene las piernas como columnas sin poderlas doblar. Con gran dificultad podrás en la vejez volverte a Dios, por estar duro tu corazón y obstinado en pecados. A muchos sucede lo que al caminante, que en tiempo de lluvias se encuentra con un arroyo que pudiera pasar de un salto, y diciendo, pasare adelante pasare, mientras baja mas abajo, lo halla mayor y con mas agua y no lo puede pasar. Así al que al principio con un salto de dolor pudiera pasar a la otra parte de la buena vida, no lo hace, dilatando la penitencia para adelante, y crecen con los días las dificultades, con que se va haciendo más inhábil cada vez.
9. Vio en el desierto un santo solitario a un hombre, que había hecho un haz de leña para llevarle a cuestas y vio, que probó a subirlo sobre los hombros, y no odia; y el remedio que busco, fue hacer mas leña con que acrecentó la carga, y menos podía subirla. Rióse el santo ermitaño de la locura de este hombre, hasta que le dijo un ángel: más locos son los hombres que dejan para mañana su conversión; no pueden hoy levantar su corazón a Dios con la grave carga de sus pecados y esperan mañana, con muchos más levantarse más ligeros. Los más de los hombres de este miserable siglo no se acuerdan de volverse a Dios, sino es cuando el mundo los deja, y entonces, a más no poder, lo hacen, porque con la muerte los deja el tiempo. Tarde acordó Faraón (Ex 14) rey de los gitanos a conocer a Dios en el mar bermejo: arrepentido, quiso volver a tras; pero las aguas le embarazaron el camino,. Y quedó muerto en ellas. Las Vírgenes locas (Mt 25) tarde aparejaron sus lámparas, con lo cual se quedaron fuera. En la apretura y riguroso trance de la muerte, de maravillas se halla buena disposición; cosa es muy rara que tenga contrición verdadera el que antes no la tuvo. El santo rey David (Sal 6) dice no hay quien se acuerde en la muerte de Voz. ¿Pues quien se acordara? El que vive, Señor, el que vive, responde Ezequías (cap 28) en su cántico, no el que esta agonizando con dolores, ansias y desventuras. Acuérdate de tu Criador en el tiempo de la juventud (dice el sabio) antes que se oscurezca el sol de tu entendimiento y las estrellas de tus sentidos; no seas como el otro ignorante, que cuenta el Cardenal Belarmino que a la hora de la muerte pedía con grandes voces tiempo para hacer penitencia, y oyeron, los que le ayudaban a bien morir, una tenebrosa y espantosa voz que le decía: necio, ¿ahora que el sol se pone, pides tiempo de penitencia? ¿Qué hacías, cuando te alumbraba todo el día? Y en estas miserables congojas dio su alma a los demonios. Bien parece ser falsa la penitencia de los tales, pues en sanando vuelven a su vicios; la necesidad les fuerza a que digan verdades, no la buena voluntad; son como los ladrones, que no confiesan sus delitos sino a puros tormentos, cuya confesión no los libra de la pena antes les da la muerte.
10. Arroja el mercader sus riquezas al mar; y si después le viene tranquilidad, con mayor ansia busca los fardos que nadan sobre las aguas; con que se conoce, que si no fuera por el peligro (según su voluntad lo demuestra) no las echara de si. Así hacen con los pecados los que aquella hora aguardan: échenlos por el peligro; pero el amor que toda la vida les tuvieron, va asido a ellos, como el mercader a sus riquezas: vemos con los ojos, que confiesan con la boca muchos pecados, pero no les vemos el corazón, de donde han de ser borrados; y así nos parece que todos se van al cielo, y están muchísimos en el infierno con todos los sacramentos porque no se dispusieron, y nosotros quedamos muy contentos porque murieron como unos pajaritos, como si estuviera en el morir deprisa o despacio la buena muerte. Despacio murió el mercader, que gano su haciendo engañando a sus hermanos, y mas despacio esta su alma en los infiernos. Deprisa murió el siervo fiel a su señor, que repartió sus bienes con los pobres y vivió muriendo cada día, y esta en la alegre casa de Dios. Blanca se quedo cono una paloma la mujer ramera, y negra vive su alma entre los demonios, mientras Dos fuere Dios Negros y con grandes ansias murieron los santos que sirvieron a Dios y ahora son estrellas en la región de la luz. Todo esto nace de ser hombres carnales quienes lo juzgan, y así han dejado esos abusos y mentiras en el mundo. Si vieran a los santos mártires ahogados, despedazados y quemados, ¿Qué dijeran de ver sus cadáveres tan monstruosos? Se han criado en el cieno de este mundo y no han salido de las tinieblas de Egipto; y así tienen estos ojos y no ven; que si vieran, verían que este genero de muertes y diversidad de accidentes, toca a la complexión del cuerpo mortal o a la naturaleza del achaque de que mueren, de la cual no es participe el alma, porque sus enfermedades son invisibles, que si las viésemos, conoceríamos lo horrible de los vicios; por eso no hay que fiar en la muerte de estas postreras obras, porque el alma con la gravedad de los dolores del cuerpo, a que esta unida, no puede levantarse a Dios, porque toda ella esta en la parte que padece. Esto sucede muchas veces con los siervos de Dios en aquella tremenda hora, y así se les oye quejar de su desamparo. Pues si esto sucede a los que en esta vida están habituados a sufrir, ¿Qué le sucederá a quien no lo está? Si esto sucede a los varones fuertes, que han peleado contra sus pasiones, ¿Qué le sucederá a los flacos, que siempre han sido vencidos de ellas? Y así las más veces lo yerran aunque nos parezca a nosotros lo aciertan, porque todas sus obras son carnales y brutales, sin llevar otra luz que carne y sangre: y aunque nos parezca que con la boca se disponen, su corazón esta rebelde y lleno de malicia y así nada les aprovecha.
11. Quien vio lo que Judas hizo después que vendió a Jesucristo, ¿no dijera que era un verdadero penitente? Porque el confeso su pecado a voces, restituyo la honra en publico a quien se la había quitado, volvió a su dueño el dinero mal ganado. ¿Quién, viendo estas demostraciones, no dijera había enteramente satisfecho su pecado? Y con todas estas circunstancias se condeno, porque el corazón estaba de diferente color que las oras exteriores. ¿Qué importa que la boca diga peque, si el corazón no dice nada? ¿Qué desprecie las riquezas con la lengua, cuando las guarda el corazón, que importa? Llega a las playas de Nínive el profeta Jonás (cap5) empieza a sonar su voz por las calles y plazas de aquella opulentísima ciudad, presiona la justicia de Dios, que vendrá sobre sus habitadores dentro de 40 días, y al instante empiezan todos a llorar y hacer penitencia de sus pecados; bien pudieran aguardar algunos días, pues tenían 40 de término. No sino luego hicieron penitencia desde el rey hasta el más vil esclavo. Viene el auxilio de Dios, suena la voz del Señor, de Jonás en nuestros corazones, no hay que aguardar segunda voz no sea que sea la postrera que dios tenga determinada para castigar nuestros pecados. Estos varones ninivitas tiene Dios guardados para el día del juicio y con ellos juzgará a estos embelesados del mundo. La penitencia del santo Juan Bautista y del santo profeta Jeremías ambos santificados antes de nacer, se levantaran contra esta mala gente el día de la venganza; pues teniendo vidas inculpables, hacían rigurosa penitencia, sólo por asegurar la gracia de Dios: ¡mira tú que debes hacer, cuando tienes que pagarle tanta multitud de culpas!
12. Ahora te ven mis ojos, que hago penitencia en ceniza y llanto, decía a Dios el santo Job (cap 24) Pue4s fuiste criado para gozar, abre tus ojos y conoce quien es cuando te hable en el corazón con santas inspiraciones. Habla el villano con el rey en el campo, y no le venera por no conocerle: así dijo el soberbio rey faraón (ex 5) a Moisés, ¿Quién es Dios? No sea que tú digas lo mismo. Todos meditamos en este mundo: unos traen delante de si a Dios, y otros a su interés. Este es el Dios de cada uno. Si deseas hartar tus deseos y la insaciable sed de tus apetitos con los bienes y riquezas de este mundo, vas engañado, como lo estuvieras si quisieras hartar un caballo con carne y un león con hierba. Ordenó Dios su mandamiento a todas las cosas: a tu alma le cupo el cielo por centro; mira como segará con 4 piedras amarillas que el mundo llama oro! Y si con este quieres sosegarte, lo conseguirás como si para matar una hoguera le echases leña seca. Estos son desatinos: pues de la misma suerte lo es saciar nuestra alma, que es espíritu con bienes materiales, que son tierra. Cuando salgas de ese cuerpo, en que habitas, veras estas verdades y llegara el día que no tendrá noche para ti, o la noche que no tendrá día y salgas de este mundo para el otro siglo.
13. Hermano mío, si quieres tener buena muerte en tu mano esta, ten buena vida, que con buena vida no hay mala muerte, ni buena muerte con mala vida: todo se acaba: si no ha de durar, ¿de que se te da de conseguir lo que deseas? Si sirves a los príncipes, ellos te dejaran mañana, o tú los dejarás con tu muerte. Mira San Francisco de Borja lo que le sucedió: sirvió muchos días a los emperadores, y muriendo la emperatriz, se la dieron en deposito para que la llevase a Granada a enterrar y abriendo la caja a donde iba aquella señora a quien el y un mundo servían de rodillas, vio un saco de gusanos y que la corona estaba sentada sobre un poco de podré y dijo: ¿en esto paran las grandezas humanas, a quien los hombres se desvelan en servir? Yo prometo de aquí en adelante no servir a señor que muera. Como lo prometió así lo hizo; sirviendo a Dios tan de veras, como nos lo dice su santa vida.
14. ¿Qué importa, hermano, que seas grande en el mundo, si la muerte te ha de hacer igual con los pequeños? Llega un osario, que esta lleno de huesos de difuntos, distingue entre ellos el rico del pobre, el sabio del necio, el chico del grande; todos son huesos, todos calaveras, todos guardan una igual figura. La señora que ocupaba las telas brocados en sus estrados, cuya cabeza era adornada en diamantes, a compaña las calaveras de los mendigos. Las cabezas que vestían penachos de plumas en las fiestas y saraos de las cortes, acompañan las calaveras que traían caperuzas en los campos ¡Oh justicia de Dios, como igualas con la muerte a la desigualdad de la vida! ¿Qué cosa hay tan horrible como el hombre muerto? Fantasma a la ilusión de quien lo conocía, horror a los ojos de quien lo amaba ¡Oh instante que mudas las cosas! ¡Oh instante del ser al no ser! ¡Oh instante puerta de los siglos! ¡Oh instante en que todo se acierta o todo se yerra! ¡Oh instante en que ninguno dirá, yo te pasare seguro! Porque ninguno sabe si es hijo de tu ira o de tu amor. ¡Oh instante, el que te perdió una vez, no te hallara mas mientras Dios fuere Dios! Para siempre, para siempre, sin termino ni fin.
15. ¡Oh locos, que no veis estas verdades! ¡Oh hijos de Babilonia, los que habitáis en sus delicias y bebéis las inmundicias de su cáliz, por fuera oro y por dentro veneno! ¡Oh ramera, prevaricadora de la verdad pues llama males a los bienes y bienes a los males! Todo tu cuidado es borrar la razón del hombre imagen de Dios y el que nació para compañero de los ángeles, hacerlo compañero de las bestias, dando fuerza con la abundancia de tus vicios a nuestros apetitos, para que reine sobre la razón, y que la cautive, y todo el edificio humano venga al suelo. Estas trasmutaciones hace con los hijos del siglo esta ramera, a quienes tiene ciegos con las riquezas y delicias del mundo y así decía el santo apóstol San Pedro, que no era otra cosa este mundo sino una casa llena de humo a donde ciegos los ojos de la razón no ven la verdad de las cosas: es un Babel de confusión donde unos a otros no se entienden, todos desunidos para el bien y unidos para el mal: es un engaño con apariencia de verdad. Quien ve al poderoso, le llama rico y es mentira, porque le falta a su codicia todos los bienes ajenos: le dicen que es señor, y no lo es, porque no tiene los bienes, antes los bienes lo tienen a el; y así no se ha de decir: Pedro tiene 100.000 ducados, sino 100.000 ducados tienen a Pedro, no se ha de decir: Pedro puede mucho, sino Pedro puede nada. Al fuerte y tenebroso le llaman valiente, y es todos los días vencido de sus pasiones. Llaman belleza a la compuesta de carne podrida que mañana será gusanos: al virtuoso lo llaman hipócrita y al hipócrita hombre ajustado: al liberal, prodigo, y pródigo hombre bizarro, al verdadero, buen hombre (que ya el serlo es oprobio) y al embustero cortesano; al bufón hombre ligero y al que es modesto, pesado. Este es el vocabulario de la casa de ,los locos y del palacio del humo, donde reina Babilonia y a donde habitan las bienaventuranzas temporales que hoy son, y mañana no parecen, opuestas a las bienaventuranzas de Dios nuestro Señor, que habitan en la casa de la luz. Dice el mundo: bienaventurados los ricos. Dice Dios: bienaventurados los pobres. Dice el mundo: Bienaventurados los que se huelgan y ríen; Dice Dios: bienaventurados los que lloran. Dice el mundo: bienaventurados los que son estimados. Dice Dios: bienaventurados los que padecen persecuciones. Tan opuestos como son los autores, son opuestas las doctrinas. Cristo nos dice (MT6) quienes s de este mundo, no es de Dios: servir a Dios y a las riquezas no puede ser, agradar a dos señores tan opuestos es imposible. Estos son dos caminos muy distintos. Uno va al occidente del infierno y el otro al oriente del cielo. Cualquier paso que damos en ellos nos parta del camino opuesto; y así cada uno mire como anda, que sus pasos le dirán el fin que llevan.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

sábado, 26 de junio de 2010

la ultima cima... ejercicios

... a las monjas de Tulebras.

Pablo reflexiona sobre:
- la Palabra
- la vida
- la muerte, etc.

También aborda las dificultades concretas
que surgen a la hora de vivir la fe.

Por supuesto los textos llevan
ese toque de ironía y buen humor
que tanto le caracterizaban...

Buena lectura para el verano
y buen regalo para los amigos.

Nota: Y si quieres mas vida...
visitalas!
Nadie quedará defraudao