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lunes, 28 de abril de 2025

lunes, 10 de febrero de 2025

Investigar en cuidados paliativos para cuidar mejor

 La atención paliativa consiste en procurar unos cuidados holísticos a quien sufre a causa de una enfermedad avanzada y que se aplican con una metodología que promueve concebir cada realidad como un todo, distinto de la suma de las partes que lo componen. Por ello, estos cuidados se centran en la atención integral a la persona enferma, teniendo en cuenta no solo su estado físico, sino también su bienestar emocional, social y espiritual.

Estos cuidados paliativos también están basados en la evidencia científica. Lo hemos comprobado hace unos días en la primera Jornada de Investigación en la Universidad Francisco de Vitoria donde tuvimos la ocasión de reunirnos 6 Cátedras de Cuidados Paliativos y 3 Institutos de Investigación en Cuidados Paliativos. En dicha jornada se compartieron experiencias y resultados de investigaciones en este tipo de cuidados, así como los distintos retos que nos planteamos para el futuro.

De esta forma, hemos visto como desde las universidades españolas se lideran trabajos sobre el desarrollo de los cuidados paliativos, la identificación del estado paliativo, la complejidad clínica, la sedación, o la integración de los cuidados paliativos en un ecosistema sanitario, entre otros muchos temas relevantes.

Investigar en Medicina es buscar respuestas a las preguntas que plantean los problemas de salud del ser humano, y por ello la investigación debe estar siempre presente como una actitud en la práctica clínica, cualquiera que sea la especialidad o el nivel asistencial, puesto que la Medicina se cuestiona permanentemente nuevos interrogantes en su misión al servicio de la Humanidad. Podríamos decir que la investigación es un imperativo moral para la comunidad que forman los profesionales de la salud y especialmente para los médicos.

Si pretendemos que la investigación en el siglo XXI responda a las necesidades de una medicina más humanizada, es preciso trasladar al campo de la investigación el modelo biopsicosocial. Este enfoque centrado en la dimensión más genuinamente humana es imprescindible para comprender al paciente y su modo de reaccionar ante la enfermedad y el sufrimiento. Es por ello por lo que se debiera potenciar la investigación cualitativa.

Establecer las prioridades de la investigación médica es una cuestión de ética social a la que no siempre se ha prestado la debida atención. Un ejemplo de ello, son las cifras que nos indica la Organización Mundial de la Salud: sólo el 5% del gasto mundial en investigación sanitaria está relacionado con las necesidades de los países en vías de desarrollo, que son los que sufren el 93% de la mortalidad prematura.

La investigación sobre cuidados paliativos y tratamiento del dolor está todavía infradotada y se debe seguir impulsando. La calidad de vida de quienes sufren enfermedades crónicas, degenerativas o en situación terminal, plantea ya un desafío que será creciente en el futuro. La investigación deberá ayudar a encontrar mejores formas de tratar la morbilidad, la discapacidad y la dependencia que la prolongación de la vida conlleva.

Los médicos deben siempre tener al paciente como su primer interés y la investigación debe ir en su beneficio; ante un conflicto de intereses siempre debe prevalecer el interés del paciente.

 

 

Dr. Jacinto Bátiz Cantera

Dr. Javier Rocafort Gil

Codirectores de la Cátedra de Cuidados Paliativos Fundación Pía Aguirreche-Universidad Francisco Vitoria

viernes, 7 de junio de 2024

domingo, 3 de marzo de 2024

sábado, 2 de marzo de 2024

Una terapia génica permite oír a niños que nacieron sordos

 La revista “The Lancet” ha publicado en su último número, los resultados de un ensayo clínico realizado en Fudan (China), en colaboración con investigadores del hospital estadounidense Mass General Brigham, que demuestra la eficacia de un tratamiento de terapia génica para un tipo de sordera congénita causada por la alteración del gen  OTOF, que se encuentra situado en el brazo corto del cromosoma 2 (2p23.1) y codifica una proteína compuesta por 1.230 aminoácidos denominada otoferlina .

Los seis niños participantes en el estudio padecían una sordera total. Tras 26 semanas desde la aplicación del tratamiento, cinco de ellos demostraron una recuperación de la audición y mejoras espectaculares en la percepción del habla y la capacidad para mantener una conversación normal. De no oír nada, pasaron a responder al ruido ambiental, atendían a su nombre o eran capaces de decir mamá, papá o abuela.

“Los resultados son realmente notables. Vimos cómo la capacidad auditiva de los niños mejoraba espectacularmente semana tras semana, así como la recuperación de su habla”, explica Zheng-Yi Chen, uno de los científicos implicados en el ensayo clínico.

Según el estudio, bastó una única inyección de AAV1-hOTOF en la cóclea, situada en el oído interno de los pacientes participantes en el estudio, para que estos hayan recuperado su audición. Asimismo, las mejoras en la percepción del habla y la capacidad para mantener una conversación normal han sido otros logros derivados del tratamiento.

Este es el mayor ensayo clínico de este tipo conocido hasta el momento, tanto por el número de pacientes tratados como por el seguimiento más prolongado hasta la fecha, de unas 26 semanas.

Aunque se trata solo de resultados preliminares, la respuesta positiva de todos los individuos incluidos en el estudio tras administrarles una única dosis, hace presuponer que finalmente esta terapia génica pueda convertirse en una útil herramienta terapéutica para el tratamiento de este tipo de enfermedad genética.

El tratamiento se hace en el quirófano, con el paciente anestesiado, donde el fármaco es inyectado directamente en la cóclea. El fármaco es dosificado a través de un catéter. En ese líquido viaja un adenovirus que transporta el gen sano productor de la otoferlina. Una vez corregido el gen, el organismo vuelve a producir esta proteína, necesaria para la transmisión de las señales sonoras desde el oído al cerebro.

Como hemos informado recientemente, una técnica de edición genética para curar la anemia falciforme ha sido autorizada en Europa como método terapéutico. En España se va a realizar un ensayo clínico semejante al que ahora comentamos en el que participarán tres hospitales:  la Clínica de la Universidad de Navarra (CUN) en Pamplona, el Hospital Ramón y Cajal de Madrid y el Hospital Infantil de Las Palmas en Gran Canaria en colaboración con el Reino Unido, que en una primera fase incluirá a seis niños.

Valoración bioética

El éxito de distintas terapias genéticas en el tratamiento de patologías generalmente ligadas a anomalías en un solo gen, constituye un prometedor avance para la curación de enfermedades para las que hasta ahora no se disponía de alternativas terapéuticas. El seguimiento de los pacientes sometidos a estas terapias permitirá conocer a lo largo del tiempo su seguridad y eficacia, necesarias para establecerlas como terapias de uso común. Una actitud prudente frente a todas las técnicas que modifican el genoma humano se hace necesaria hasta que las evidencias descarten riesgos que puedan resultar de difícil control.

lunes, 26 de febrero de 2024

viernes, 26 de enero de 2024

martes, 23 de enero de 2024

martes, 19 de diciembre de 2023

Los trans, más expuestos a contraer cáncer

Como consecuencia del tratamiento hormonal, las mujeres transgénero (varones que han realizado una transición feminizante) desarrollan considerablemente el tejido glandular mamario, con proliferación de ductos, lóbulos y acinos que son histológicamente idénticos a la mama femenina. Además, es sabido desde hace décadas que los estrógenos constituyen un importante factor de riesgo del cáncer de mama, por lo que parece lógico pensar que las mujeres transgénero presentarían un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama que sus equivalentes varones sin tratamiento hormonal.

Una reciente publicación aborda la compleja cuestión del diagnóstico y prevención del cáncer de mama, cuello uterino y próstata en el caso de los pacientes transgénero después de que hagan la transición a su nueva identidad.

En una presentación a cargo de Gene De Haan, MD, obstetra y ginecólogo de la Oficina Médica Interestatal Este de Kaiser Permanente en Portland, Oregón, en el Congreso Mundial de Ginecología y Obstetricia FIGO 2023, se analizó la posible asociación de la terapia hormonal utilizada para la transición de género, ya sea feminizante o masculinizante, con un mayor riesgo de cáncer, específicamente el hormono-dependiente.

En este sentido, aunque el mencionado ginecólogo afirmó que «los datos a largo plazo son limitados, pero los datos que tenemos son tranquilizadores», otros autores afirman que como consecuencia del tratamiento hormonal, las mujeres transgénero (varones que han realizado una transición feminizante) desarrollan considerablemente el tejido glandular mamario, con proliferación de ductos, lóbulos y acinos que son histológicamente idénticos a la mama femenina. Además, es sabido desde hace décadas que los estrógenos constituyen un importante factor de riesgo del cáncer de mama, por lo que parece lógico pensar que las mujeres transgénero presentarían un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama que sus equivalentes varones sin tratamiento hormonal.

En este sentido, este estudio concluye que existe poca evidencia científica sobre el riesgo de cáncer de mama en mujeres transexuales que han recibido tratamiento hormonal. Según detallan los investigadores, “solamente dos estudios de cohortes retrospectivos han analizado un número suficientemente elevado de casos, correspondiendo el resto de publicaciones científicas a casos clínicos aislados. En el primer estudio, publicado en 2013, Gooren et al. comunicaron un caso de cáncer de mama en una cohorte de 2.307 mujeres transexuales, con una incidencia estimada de cáncer de mama de 4,1 por 100.000 personas/año, lo cual es muy inferior a la incidencia de cáncer de mama en la mujer cisgénero pero superior al cáncer de mama en el hombre. En el segundo estudio, Brown y Jones comunicaron 2 casos de cáncer en 3.556 mujeres transexuales. Finalmente, Blok et al., en un estudio preliminar, identificaron 18 casos de cáncer de mama en una cohorte de 2.567 mujeres transexuales que habían recibido tratamiento estrogénico y antiandrogénico.”

Según todos estos resultados, la transición de varón a mujer incrementaría la prevalencia de cáncer de mama con respecto a la de la población masculina equivalente, aunque sería considerablemente inferior a la de la población femenina.

Dado la tendencia actual por parte de algunos promotores de estos tratamientos de reasignación de género de adelantar la edad de inicio del tratamiento hormonal, puede preverse un incremento del tiempo de exposición del epitelio mamario a los estrógenos, lo que podría incrementar el riesgo de cáncer en un futuro.

Protocolos de detección precoz

Las recomendaciones de detección precoz indicadas en mujeres para el cáncer de mama y varones para el cáncer de próstata deben adaptarse al género del paciente tras la transición con la terapia hormonal, recomendándose la detección del cáncer de mama para hombres y mujeres transgénero, mientras que las mujeres transgénero, varones que han transicionado hacia una apariencia femenina, siguen necesitando someterse a los protocolos de detección del cáncer de próstata.

Las recomendaciones elaboradas para la población femenina deberían, pues, aplicarse a las mujeres transgénero después de haber recibido terapia hormonal feminizante durante un mínimo de cinco años, según afirmó De Haan. Por contexto, en Francia el cribado se realiza cada 2 años a partir de los 50 años. Consiste en una mamografía, una ecografía si es necesario y un examen físico de las mamas.

Esta detección precoz del cáncer de mama puede verse dificultada en los senos de las mujeres transgénero, que se desarrollan gracias a la terapia hormonal, porque pueden parecer más densos en una mamografía. «Los implantes mamarios o la inyección de rellenos en los senos también pueden dificultar la interpretación de la mamografía», añadió De Haan, especialista en salud transgénero.

También las mujeres que han transicionado hacia un proceso de masculinización, deberían realizarse la mamografía si no se han sometido a una mastectomía. Para aquellos que sí se la hayan practicado, el riesgo de cáncer sigue presente porque el tejido mamario generalmente no se elimina por completo durante el procedimiento.

Según el mencionado autor, «no es lo mismo la mastectomía realizada en varones transgénero que la mastectomía indicada para prevenir el cáncer de mama en mujeres de riesgo», dado que técnicamente ya no es posible realizar una mamografía después del procedimiento, pero se debe continuar con la monitorización, especialmente con un examen regular del tejido mamario residual.

Valoración bioética

Los agresivos procedimientos de abordaje de la transición de género, tanto farmacológicos como quirúrgicos, llevan asociados numerosos efectos secundarios, sobre los que hemos informado previamente. La información genética que determina el sexo biológico, el equilibrio endocrino,  fisiológico y anatómico que de ella depende, no va a revertirse con estos tratamientos de transición, generando desequilibrios y riesgos como el que nos ocupa en este caso, que suponen riesgos para la salud del paciente en muchos casos irreversibles.

La ponderada evaluación de estos riesgos debe tenerse en cuenta a la hora de plantear los mencionados tratamientos, evaluando la salud del paciente de forma integral y proponiendo alternativas no agresivas que puedan dar respuesta a los casos de disforia de género, como se ha propuesto por parte algunos profesionales.

Julio Tudela. Observatorio de Bioética. Instituto Ciencias de la Vida. Universidad Católica de Valencia

domingo, 17 de diciembre de 2023

riesgos de deshumanizar los cuidados oncológicos por el uso excesivo de Inteligencia Artificial

 Investigadores del Instituto Dana- Farber han alertado en un artículo sobre la necesidad de revisar la asistencia sanitaria mediada por la Inteligencia Artificial (IA) en pacientes oncológicos. «Hasta la fecha, ha habido poca consideración formal del impacto de las interacciones de los pacientes con los programas de IA que no han sido examinados por los médicos u organizaciones reguladoras», explica Amar Kelkar, uno de los principales autores.

El informe ha sido publicado en la revista JCO Oncology Practice, y se dirige a las sociedades médicas, dirigentes gubernamentales y personal sanitario, siendo estos los primeros en tratar los dilemas que puede presentar la incorporación de IA en la práctica clínica e investigación oncológica.

Cierto es que la IA ha supuesto un gran avance en el ámbito oncológico, ya sea en la búsqueda de patrones, diagnóstico y evolución de la enfermedad, monitorización y predicción del tratamiento oncológico, así como en el logro de una atención medica más eficiente, disminuyéndose costes y tiempo.

No obstante, uno de los principales autores y especialista en trasplante de células troncales en oncología, Amar Kelkar, explica que es necesario » explorar los desafíos éticos de la Inteligencia Artificial de cara al paciente oncológico, con una preocupación particular por sus posibles implicaciones relacionadas con el respeto a la dignidad humana».

El informe destaca alguno de los ámbitos donde puede verse afectada la interacción entre los pacientes y la IA. La teleasistencia sanitaria, como método de relación virtual que recopila datos del paciente y permite su seguimiento clínico, podría verse afectadas comprometiendo la confidencialidad médico-paciente, o la disminución de revisiones presenciales por parte del médico, que serían sustituidas por programas autónomos.

Todas estas situaciones pueden derivar en una despersonalización de la atención sanitaria. Los autores destacan algunos principios que no deberían verse afectados por la introducción de la IA en la atención médica tales como “la dignidad humana, la autonomía del paciente, la equidad y la justicia, la supervisión deontológica y la colaboración, para garantizar que la atención sanitaria impulsada por la IA sea ética y equitativa.”

“Por muy sofisticada que sea, la IA no puede alcanzar la empatía, la compasión y la comprensión, sólo posibles en los cuidadores humanos. La dependencia excesiva de la IA podría conducir a una atención impersonal y a una disminución del factor humano, erosionando potencialmente la dignidad del paciente y las relaciones terapéuticas”, señalan los autores.

jueves, 26 de octubre de 2023

¿Qué forma tiene el Universo?

Lo que conocemos y lo que no conocemos

Hace poco más de cien años veíamos el Universo como un lugar estático y eterno, no mayor que nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, en el que el movimiento regular de los diferentes astros marcaba el paso del tiempo de forma fiable y constante. La irrupción de la teoría de la relatividad cambió radicalmente esta imagen y los descubrimientos sobre el origen, composición y evolución del mismo han sido constantes. En octubre de 1994, la revista Scientific American dedica un número especial al Universo, consagrando esta idea: “Nuestro conocimiento de la génesis y evolución del Universo es uno de los grandes logros de la ciencia del siglo XX”.[1]

Pero continuamos preguntándonos por aspectos clave, que han intrigado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, como son su forma, tamaño, límites o el saber “qué hay más allá”.

Todo apunta a un Universo plano, sin curvatura

Las ecuaciones básicas de la relatividad describen el modo en que el contenido material del Universo determina la geometría del espacio-tiempo. Lo que nos dice la relatividad queda resumido en la feliz frase de John Archibald Wheeler: ”El espacio-tiempo le dice a la materia cómo moverse, y la materia le dice al espacio-tiempo cómo curvarse”. De acuerdo con ello, dependiendo de la densidad de energía existente, el Universo puede adoptar uno de estos tres tipos de curvatura:

  • Nula: Permite un Universo plano que cumple con los postulados de Euclides en el que dos líneas que comienzan paralelas permanecen siempre paralelas;
  • Positiva: Lleva a un Universo cerrado, tal como una esfera en la que dos líneas paralelas acaban juntándose [2];
  • Negativa: Lleva a un espacio abierto, como una superficie hiperbólica en el que dos rectas paralelas se separan.

Entre estas tres posibilidades, todas las observaciones apuntan a un Universo plano. Las mejores pistas sobre la forma del Universo se encuentran en el fondo cósmico de microondas (CMB), es decir, la radiación de fotones que se produjo cuando el Universo temprano se enfrió lo suficiente para que se formasen los átomos. Esta radiación, que se emitió apenas 380.000 años después del Big Bang a una temperatura de 2.700 ºC, invade hoy todo el Universo en forma de microondas a una temperatura de 2,7 grados sobre el cero absoluto; unas ondas que nos llegan desde todas las direcciones. Los telescopios espaciales actuales son capaces de detectar minúsculas variaciones en la temperatura de esta radiación de fondo y se verifica una enorme homogeneidad en todo el Universo, lo que prueba su planitud, ya que si este estuviera curvado de alguna manera, el mapa de estas variaciones de temperatura aparecería distorsionado.

Existen además otras líneas de evidencia. El Universo, cuando se observa a escalas del orden de cientos de megapársecs[3], es isotrópico, lo que significa que, sin importar en qué dirección se esté observando, veremos las mismas propiedades en el Universo, lo que es congruente con que este sea plano. Además, las distribuciones actuales de las galaxias tienen su origen en las fluctuaciones de la densidad de materia bariónica[4] en el Universo temprano. A este fenómeno se le denomina BAO (Oscilaciones Acústicas de Bariones por sus siglas en inglés) y ha dejado su impronta en el cosmos de tal forma que, actualmente y para cualquier galaxia, es más probable encontrar una galaxia a una distancia de 500 millones de años luz que a otras distancias. Este fenómeno habría sido distorsionado en caso de que el Universo presentara curvatura.

Posibles formas del Universo

Vemos que, a partir de la relatividad general y de la observación, podemos deducir la curvatura del espacio, pero no su forma. Para responder a esta cuestión los matemáticos recurren a la topología, que es la rama de la geometría que clasifica los espacios según su forma global y rige la forma en que el espacio está conectado.

Los espacios pertenecen a una misma clase topológica si pueden deducirse unos de otros mediante una deformación continua, es decir, sin cortes ni desgarros. Así, por ejemplo, una superficie esférica tiene la misma topología que cualquier superficie ovoide a la que se puede llegar mediante una simple deformación; un plano, sin embargo, nunca puede alcanzar la forma de una esfera mediante una deformación continua.

Los espacios topológicos en los que se han centrado los científicos para determinar la geometría del Universo son los denominados 3-variedad, es decir, espacios topológicos que localmente se parecen a un espacio euclidiano tridimensional. Independientemente del lugar del Universo en el que nos encontremos, entendemos que localmente se cumple que el espacio es euclidiano y, por tanto, esta propiedad lleva a concluir que el Universo es un 3-variedad. Del mismo modo que la superficie de la Tierra se parece a un plano para un observador suficientemente pequeño, todos los 3-variedad se parecen a nuestro Universo para un observador suficientemente pequeño.

Para determinar la forma del Universo se debe verificar experimentalmente si las características que observamos en el mismo concuerdan con alguno de los numerosos tipos de 3-variedad que conocemos. Comprobamos que el Universo no es solamente plano localmente sino en su globalidad y, de acuerdo con ello, se puede demostrar que existen sólo dieciocho 3-variedad posibles y, de ellos, sólo diez son candidatos probables para el Universo, ya que ocho de ellos invertirían la orientación del espacio y se producirían fenómenos de interacción entre materia y antimateria que no se han detectado[5].

Estos diez candidatos constituyen un amplio abanico de posibilidades. Unos dan pie a un Universo infinito, mientras que otros son espacios finitos. El 3-variedad más simple es el espacio euclidiano infinito «ordinario», al que nos hemos referido como el modelo más intuitivo. Entre las formas cerradas, el caso más sencillo sería el hipertoro ó 3-toro. El toro ordinario es la figura que tiene forma de donut, que en topología se considera generada mediante el “pegado” de dos lados opuestos de una superficie cuadrada: el “pegado” de los dos primeros lados formaría un cilindro y el “pegado” de las dos bases del cilindro constituiría el toro. El hipertoro es la generalización del toro en una dimensión superior. Se genera mediante el pegado de las caras opuestas de un cubo. De forma similar, los restantes 3-variedad orientables[6] se generan a partir de formas geométricas distintas, creando espacios todavía más complicados. Se crean figuras que, por mucha gimnasia mental que hagamos, somos incapaces de visualizar, y que solo las entendemos a partir de sus propiedades matemáticas.

En el espacio euclidiano ordinario la luz viaja desde la fuente al observador en una única trayectoria. Pero si el Universo está conectado de forma múltiple como ocurre con los espacios 3-variedad, habría muchos caminos posibles y diferentes en cada tipo de espacio, dependiendo de la forma geométrica de la que se ha partido para su generación. Un observador podría ver múltiples imágenes de cada galaxia.

Sin embargo, se desecha la idea de verificar la existencia de galaxias repetidas, ya que en el tiempo transcurrido para que la luz recorra todo el Universo y vuelva al punto de partida el aspecto físico de las galaxias sería completamente diferente. Pero sí que se considera factible localizar imágenes repetidas de algún objeto o fenómeno galáctico. En particular, se estima factible encontrar patrones repetitivos en los mapas del fondo cósmico de microondas (CMB), que representan la imagen más antigua del Universo. Estos mapas reflejan diferencias de temperatura en el Universo temprano, a los 380.000 años después del Big Bang, y, en caso de encontrar estas figuras repetidas, sí que permitirían detectar el espacio topológico al que responde el Universo.

Algunos científicos toman también en consideración el denominado Espacio Dodecaédrico de Poincaré, que es también un 3-variedad que se genera a partir de un dodecaedro, y, aunque tiene una curvatura positiva, estos científicos estiman que el Universo podría también tener una ligerísima curvatura[7].

El tamaño del Universo

Sabemos que el Universo tuvo un comienzo con el Big Bang hace unos 13.800 millones de años y desde entonces se ha expandido en todas direcciones.  Este comienzo no se produjo en un área concreta. No importa en qué parte del mismo se encuentre un observador, el espacio parece expandirse en todas direcciones, siempre con el observador en el centro. El tamaño del Universo observable, la parte que podemos ver y medir, resulta de la suma de los 13.800 millones de años luz que han recorrido los fotones desde el comienzo hasta llegar a nosotros más la expansión sufrida por el Universo en este tiempo. Se calcula que el radio del Universo observable es de 46.000 millones de años luz. El tamaño de la esfera que podemos ver es de 92.000 millones de años luz, sin embargo, no hay ninguna razón para pensar que sea ese el límite del Universo real.

Debemos distinguir entre el “Universo observable”, y el espacio físico. La forma del espacio físico está relacionada con la cuestión de si éste tiene un volumen finito o infinito. Y para ello consideramos tres alternativas lógicas:

  • Espacio físico infinito: Como en el espacio tridimensional, que cumple la geometría euclidiana y en el que el Universo observable es una porción infinitesimal del Universo completo. Esta hipótesis no se puede verificar.
  • Espacio físico finito: Como en el caso del hipertoro o el Espacio Dodecaédrico de Poincaré, pero mayor que el “Universo observable”.
  • Espacio físico finito, pero más pequeño que el “Universo observable”.

Algunos científicos se decantan por esta tercera hipótesis. El Universo temprano fue atravesado por ondas acústicas que habrían provocado pequeñas fluctuaciones de densidad en el plasma primordial. La máxima longitud de onda de estas fluctuaciones que se deduce del análisis de los mapas del fondo cósmico de microondas (CMB) se corresponde con un tamaño del Universo inferior al “Universo visible”. Estamos, pues, ante la idea de un Universo finito y en el que algunos puntos del mapa del fondo cósmico de microondas tendrán varias copias, cuya detección nos puede llevar a conocer la verdadera forma del espacio físico.

Más allá del Universo 

El Universo nos parece un objeto imposible. Tiene un interior e imaginamos que debe haber algo totalmente desconocido en el exterior. Si el Universo es infinito parece que la pregunta se vuelve menos incómoda, aunque el infinito en sí mismo escapa de nuestra comprensión, nos permite pensar que fuera no hay nada, que todo es Universo.

Pero, de acuerdo con los nuevos análisis topológicos, cabe la posibilidad de que la forma real responda a un Universo finito sin bordes. Y la respuesta en este caso sería la misma. Fuera no hay nada ya que, aunque nuestra mente no es capaz de visualizarlo, las matemáticas que describen el Universo indican que no hay nada que exija algo exterior.

Seguimos esperando respuestas

Hace 2.500 años, los filósofos griegos se planteaban estas cuestiones. Platón y Aristóteles afirmaban que el Universo era finito con un límite claro, mientras que Demócrito y Epicuro, en cambio, pensaban que vivíamos en un Universo infinito lleno de átomos y vacío. Y, como pone de relieve Jean-Pierre Luminet[8], los últimos datos astronómicos sugieren que la respuesta correcta podría ser un compromiso entre estos dos antiguos puntos de vista: el Universo es finito y se expande, pero no tiene un borde o límite. Para determinar su forma, habrá que esperar.

 


Manuel Ribes. Instituto Ciencias de la Vida

Observatorio de Bioética. Universidad Católica de Valencia

 

[1] P. James E. Peebles, David N. Schramm, Edwin L. Turner and Richard G. Kron. The Evolution of the UniverseScientific American271(4), 52–57 (1994). http://www.jstor.org/stable/24942869

[2] Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de «líneas» sobre una superficie curva, nos referimos a que sean localmente «rectas», es decir, que la curvatura de la línea sea la misma que la curvatura de la superficie.

Por tanto, si nos referimos al globo terráqueo las líneas «rectas», son lo que llamamos «grandes círculos», círculos como el ecuador o los meridianos.

[3]  El pársec es una unidad de longitud utilizada en astronomía que equivale a 3,26 años luz.

[4] Materia bariónica es es la materia que forma todo lo que nos rodea y podemos ver.

[5] Colin Adams and Joey Shapiro  The Shape of the Universe: Ten Possibilities  American Scientist (Vol. 89, Issue 5) Sept. 2001

[6] La orientabilidad es una propiedad de algunos espacios topológicos que permite una definición coherente de los conceptos sentido horario y sentido antihorario.

[7] Jean-Pierre Luminet, The Shape and Topology of the Universe arXiv:0802.2236 [astro-ph] 15 Feb 2008

[8] Jean-Pierre Luminet,  A cosmic hall of mirrors  Physics World  October 2005    DOI: 10.1088/2058-7058/18/9/28

domingo, 8 de octubre de 2023

La biología de la risa

La risa es una parte importante de nuestras vidas y constituye, quizás, el fundamento de la naturaleza humana. Pero ¿desde cuándo nos reímos? Y, ¿somos los seres humanos la única especie que puede reír? Aparte de la teoría generalmente aceptada de que la risa y el humor son la mejor medicina, poco se sabe de la risa en sí.Personalidades como Aristóteles, Kant, Darwin o Freud han destacado la importancia de la risa. En los EE. UU., Robert Provine, neurólogo y psicólogo de la Universidad de Maryland, ha dedicado su carrera profesional a investigar la risa humana. Estudia los mecanismos que se desencadenan en el cerebro cuando nos reímos. Al igual que otros comportamientos espontáneos, también es difícil estudiar la risa en el laboratorio. La mitad de las personas que participan en estudios no puede reírse cuando les piden que se rían; por otra parte, la risa es tremendamente contagiosa. Según Robert Provine, la risa tiene una transcripción sonora inequívoca: no existe una vocal específica que la defina, pero se expresa a través de vocales idénticas juntas como "ja-ja-ja" o "ji-ji-ji", pero jamás "ja-ji-ja-ji". Los seres humanos no fueron los primeros en reírse. El investigador neerlandés del comportamiento Jan Van Hooff, otro pionero de la "investigación de la risa", analiza este fenómeno en sus experimentos con primates. Bonobos, chimpancés y orangutanes se ríen a carcajadas, sobre todo, cuando se les hace cosquillas. El hecho de que la risa aparezca en diferentes especies indica que este comportamiento tiene una fuerte base genética y neurofisiológica. ¿Por qué no podemos hacernos cosquillas nosotros mismos? ¿Por qué la risa es contagiosa? ¿Qué aspecto de la risa es en realidad saludable? Un reportaje sobre por qué y cómo nos reímos.

martes, 27 de junio de 2023

LAS ADICCIONES TECNOLÓGICAS

Según Mark D. Griffiths, las adicciones tecnológicas son aquellas que involucran la interacción hombre-máquina, ya sea de forma pasiva (TV) o activa (Internet, móvil y videojuegos, redes sociales, etc.). Este tipo de adicciones está creciendo de manera importante en los últimos años manifestándose en comportamientos, en apariencia inofensivos, pero que pueden distorsionar las relaciones familiares y las relaciones sociales, pero también puede afectar al rendimiento académico y laboral de los adictos.

La tecnología aporta un mundo de estímulos visuales y auditivos que resulta muy atractivo para todos, especialmente para nuestros pequeños. Precisamente por la falta de capacidad cognitiva del niño, que aún no se ha desarrollado totalmente, es especialmente preocupante la adicción a la tecnología en pequeños. Incluso se conocen problemas graves en chicos con tan sólo 8 años. De hecho, llega a transformarse en enfermedad
incluso en adultos, a pesar de que ya hemos desarrollado capacidad cognitiva total para saber que esta situación de exceso no es normal.

Esta dependencia puede ser una adicción al propio dispositivo (teléfono móvil u ordenador), o bien a la tecnología que conlleva su uso (internet y sus diferentes modalidades). El diagnóstico de la adicción a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) parte del mismo principio que las adicciones a substancias: incapacidad de control, dependencia psicológica y efectos graves en diferentes ámbitos para la persona y su ámbito familiar y social. En el campo de la medicina el exceso de uso de la tecnología se diagnostica como “Internet Addiction Disorder” (IAD), considerado un trastorno que se caracteriza por el uso abusivo del Internet por medio de los dispositivos electrónicos tales como: el teléfono móvil, laptops, tabletas, televisores y otros. Unos dispositivos que con un “clic” ponen a la persona en contacto con las redes sociales (WhatsApp, Instagram, TikTok, YouTube, etc.), la adicción a los juegos, videojuegos, o la adicción a las series, pornografía, Trading, etc.

Para identificar a un niño que es adicto a la tecnología debemos ser capaces de localizar una serie de síntomas específicos, tales como: visitar las redes sociales de forma continua, que sea el móvil lo primero que miras al despertarte y lo último al acostarte, no poder dejar de consultar el teléfono cuando vas por la calle, estas comiendo o con otras personas.

Si es así deberán acudir a un profesional especialista en desintoxicación digital o “detox digital” para conseguir abstenerse de usar sus dispositivos digitales. Lo más importante para solucionar este problema es reconocer que lo tiene, lo cual no es sencillo sin una ayuda adecuada. La prohibición no es la forma, pues sólo generará distancia, desconexión, incomprensión, rabia y dolor.

El objetivo final es que el chico reconozca su problema, es la única forma de ayudarle. Una buena opción es tratar de ir introduciendo progresivamente actividades entre padres e hijos o con amigos que se alejen de la tecnología pero que le puedan resultar atractivas. De esta forma conseguiremos poco a poco desviar la atención del pequeño.

También hemos de delimitar horarios y reglas que el joven deberá cumplir. No debemos demonizar el uso de la tecnología, pero tampoco permitir el abuso. Si el niño sufre una adicción a la tecnología, debemos implicar a todos los actores que forman parte de su desarrollo y educación. Hablar con profesores, amigos y familiares para que entre todos se aumenten las competencias cognitivas del pequeño y aprenda a conocer su problema
por sí mismo.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)


lunes, 26 de junio de 2023

Más evidencias sobre los riesgos de la contracepción hormonal oral

 Un reciente estudio ofrece preocupantes evidencias sobre la relación entre la utilización de determinados tratamientos contraceptivos y la prevalencia de casos de depresión en las mujeres usuarias. Los autores del trabajo afirman que “nuestros hallazgos respaldan que el uso de anticonceptivos orales está causalmente asociado con un mayor riesgo de depresión tanto en adolescentes como en adultos, especialmente poco después de la iniciación del tratamiento. Es importante enfatizar que la mayoría de las mujeres toleran bien los anticonceptivos orales sin experimentar efectos adversos”.



La investigación se desarrolló con una muestra de 264.557 mujeres, de las que el 80,6% fueron usuarias alguna vez de contraceptivos hormonales orales combinados. El tiempo medio de uso  fue de 10 años, y la mediana la edad de inicio y descontinuación del uso fue de 21 y 32 años, respectivamente.

Las mujeres que habían consumido contracepción hormonal oral eran más jóvenes, tenían un nivel socioeconómico más alto, menos frecuencia de antecedentes familiares de depresión y un comienzo en sus relaciones sexuales más temprano, en comparación con las mujeres que nunca habían consumido los contraceptivos.

De la población analizada, un total de 24.750 mujeres recibió un diagnóstico de depresión.

Por otra parte, deben destacarse algunos hallazgos del estudio:

-Durante los primeros 2 años de uso de anticonceptivos orales, las tasas de depresión fueron significativamente mayores (HR = 1,79, IC 95%: 1,63-1,96), en comparación con las mujeres que nunca los habían utilizado.

-En los análisis estratificados por edad, las adolescentes tenían una mayor tasa de depresión (HR = 1,95, 95% IC: 1.64–2.32) 2 años después del inicio.

-Las mujeres adultas también experimentaron un incremento en la tasa de depresión (HR = 1.74, 1.54–1.95).

-Este incremento en el riesgo de sufrir depresión no se produjo solo al comienzo del tratamiento, sino que se prolongó a lo largo de su vida (HR = 1,05, IC 95 %: 1,01–1,09) entre las que alguna vez tomaron contraceptivos en comparación con las que no.

-De las 82.232 mujeres que completaron el seguimiento, más de la mitad, 44,605, informaron haber experimentado al menos uno de los síntomas depresivos centrales.

-Aquellas que comenzaron a usar contracepción hormonal oral a los 20 años o antes mostraron  una tasa un 130 % más alta de síntomas depresivos (HR = 2,30, IC del 95%: 2,11–2,51), en comparación con las no usuarias, mientras que en el grupo de las mujeres adultas esta tasa fue del 92% (HR = 1,92,1.81–2.04).

-El acceso esporádico a estos tratamientos también se asoció con una mayor tasa de síntomas depresivos (HR = 1,27, 95% IC: 1.23–1.30) en comparación con el grupo que nunca los había tomado.

-Por otra parte, en cuanto a la duración de los tratamientos, el uso continuado de los mencionados contraceptivos no fue asociado con una mayor tasa de depresión (HR = 0,94, 95% IC: 0,89–0,99:), aunque tanto las usuarias recientes (2 años desde el cese) como aquellas que cesaron el tratamiento más de dos años atrás tenían un mayor riesgo de depresión (HR = 1.17, IC del 95 %: 1,08–1,27 y 1,07, 1,03–1,11), en comparación con las mujeres no usuarias.

Discusión

El estudio, que incluyó a 264.557 mujeres, muestra con claridad que el uso de anticonceptivos orales está asociado a un mayor riesgo de depresión poco después del inicio.

El aumento del riesgo disminuyó con el uso continuado de anticonceptivos orales, aunque

 el riesgo a lo largo de la vida de las usuarias aumentó significativamente.

Previamente, un estudio danés, ya estableció que existía un incremento en el riesgo de sufrir depresión tras el inicio de los tratamientos contraceptivos orales, que alcanzaba su punto máximo medio año después del inicio y disminuía con el uso continuo.

La relación entre estos tratamientos hormonales y los cuadros depresivos se basa en los cambios hormonales asociados a los tratamientos, que, como hoy sabemos, son fundamentales en la configuración de determinada conectividad cerebral, relacionada, entre otros aspectos, con el estado de ánimo.

En mujeres particularmente sensibles a los cambios en los niveles de hormonas y sus metabolitos, como la alopregnanolona, estas fluctuaciones podrían alterar la regulación GABAérgica del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales.

Otro estudio previo, que analizó la tendencia suicida, ya mostró un incremento relacionado con la etapa inicial del tratamiento con contraceptivos hormonales orales.

A diferencia de la mayoría de los estudios previos, este nuevo ensayo encontró tasas más altas de depresión en los primeros años después descontinuar los tratamiento, probablemente debido a que los cuadros depresivos asociados no son correctamente diagnosticados hasta después del cese del tratamiento.

La contracepción hormonal iniciada en la etapa adolescente se relaciona con un mayor riesgo de depresión aún tras descontinuar el tratamiento, cosa que no se observó en la población adulta.

Se ha planteado la hipótesis de que el aumento del riesgo de depresión durante la vida de las mujeres que iniciaron el tratamiento en su etapa adolescente, puede deberse a la ya mencionada influencia hormonal sobre la configuración de las estructuras cerebrales, que resulta especialmente trascendente en la etapa adolescente donde la progresión de la maduración cortical -hormono dependiente- es especialmente significativa. (Anderl et al 2022., Ander et al.,2020Cahill, 2018; de Witet al., 2020).

En cuanto a las posibles limitaciones de este estudio debe señalarse que los datos autoinformados de las pacientes pueden presentar sesgos interpretativos. También, la selección de la muestra, una población más saludable en comparación con la población general del Reino Unido, dificulta la generalización de los hallazgos del estudio. Se da también una sobrerrepresentación de las europeas blancas con respecto a otros grupos étnicos. Finalmente, los resultados de este ensayo se basan principalmente en los contraceptivos hormonales orales de segunda generación, que contienen una combinación de estrógeno y progesterona, que todavía utilizan muchas mujeres hoy.

Valoración bioética

En informes previos hemos analizado los efectos secundarios asociados a la contracepción hormonal oral, que son tanto psicológicos como orgánicos, desatancándose, además de la depresión y la tendencia suicida también constatada en el estudio que nos ocupa, otros problemas metabólicos y coagulopatías, como el incremento del riesgo trombótico, bien establecido en el caso de los anovulatorios combinados utilizados en este estudio.

El respeto a la buena praxis médica y a la autonomía de las mujeres que acceden a estos tratamientos exige que se les suministre una información completa y actualizada de los riesgos que contraen con su utilización, en previsión de complicaciones que pueden resultar graves.

Dada la significativa prevalencia de efectos secundarios indeseables asociados al uso de contraceptivos hormonales orales, debe reevaluarse la conveniencia de extremar la vigilancia en su uso, con estricto seguimiento de la prescripción y dispensación, así como la exhaustiva valoración de la predisposición individual de las candidatas padecer determinadas complicaciones.

El inicio temprano de la contracepción hormonal oral, en la etapa adolescente, está asociada con un mayor riesgo de complicaciones futuras, por lo que se muestra imprescindible promover campañas de educación sexual que traten de contrarrestar la actual presión social y desde muchas instituciones para promover las relaciones sexuales precoces y promiscuas.

La generalización de algunas tendencias que promueven la liberalización en el suministro de fármacos contraceptivos hormonales, eliminando la necesidad de prescripción y posterior control farmacoterapéutico, se muestra, a la luz de estos resultados, como una propuesta inadmisible, que pone en riesgo la salud de las usuarias y atenta contra su legítimo derecho tanto de atención sanitaria como de acceso a la información veraz, completa y actualizada relacionada con los tratamientos que se les ofrecen. Constituye un atentado contra su libertad, su salud y su integridad personal.

 Julio Tudela

Observatorio de Bioética, Instituto Ciencias de la Vida, Universidad Católica de Valencia