Los
planes de Dios. Yo seré un hombrecito, no una mujercita.
Medio muerto de miedo, yo le he preguntado qué quiere
decir que ese hombre hace vanos los planes de Dios.
Absalón me ha respondido que todavía no tengo edad de
comprender lo que se llama el misterio de la gracia ni el del libre albedrío de
los seres humanos, que dios les ha dado para que libremente lo adoren y lo
sirvan y que ellos emplean, muchas veces, para cargarse de pecados y no
solamente irse ellos al infierno, sino impedir que millones y millones de
niñitos alcancen por el bautismo la gloria para que Dios los ha creado.
Casi no comprendo nada de lo que se me acaba de
enseñar, pero no pido más explicaciones, porque antes de dormirme quiero que
Absalón me diga de qué han hablado entre ellos los ángeles de mi familia.
- Hemos hablado de ti- me contesta- y de que el hombre
negro ha conversado con tu padre para “hacer vanos los planes de Dios” con
respecto a ti.
- ¿Y cuáles son los planes de Dios con respecto a mí?
- Ese es el provenir que solo Dios ve. Pero te prometo
que voy a preguntárselo al arcángel Gabriel, quien lo sabrá por su
Señora la Virgen, a quien Dios se lo revela todo.
- Pero a lo menos tú, ¿has podido saber si yo seré un
hombrecito o una mujercita?
- Sí, serás un hombrecito. Tu hermanita tendrá dos
hermanitos…
Desplegó las alas, como hace cuando va a volar, unas
alas inmensas que sin embargo caben en el corazón de mi mamá y lo iluminan
maravillosamente.
- ¡Oh, si el corazón de mi mamá estuviera siempre
así!- exclamo yo, y él me responde:
- Creo que mañana estará así, pero no puedo decirte
por qué…
- Si tú no puedes decirme estas cosas, ¿por qué me las
anuncias, me dejas inquieto?
- Para que aprendas a tener paciencia.
Con esto se voló y yo me dormí tan profundamente que
tardé, por lo menos, ocho días en despertar.
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