. En la religión de Jesucristo hay hombres
y mujeres que se consagran a Dios temporal o perpetuamente por medio de los
votos que afectan al ejercicio de algunos derechos naturales, como el de la
procreación, la libertad y la propiedad. La religión de moisés, preludio de la
cristiana, tenía también sus consagrados, que recibían el nombre de nazareos.
Las obligaciones del nazareo están descritas en el capítulo 6 del libro de
los números, y fundamentalmente son dos: abstenerse de toda bebida fermentada y
no cortarse el cabello. Es decir que una persona que asumía una de estas
obligaciones a la equivalía a decir que
se hacían nazareo.
La prohibición de tomar bebidas fermentadas
era tan absoluta que llevaba consigo la abstención de comer uvas y pasas y de
beber vinagre. Tal prohibición no exclusión de los nazareos israelitas. Jeremías
tabla de un pueblo extranjero que vivían medio de Israel y practicaba en masa
esta misma abstención. Se llamaban recabitas y vivían en tiendas de campaña, haciendo
vida nómada (35,5-10). Su ejemplo, sin embargo, no da ninguna luz para
interpretar el sentido que tal abstinencia podía tener en los nazareos. Para los recabitas, eran la oposición
declarada por sus antepasados y mantenida por ellos, a una forma cultural que
un día apareció como nueva. En los nazareos más bien la hemos de relacionar con
la prohibición que, en forma parecida, se formula respecto a los sacerdotes
para los días en que han de penetrar en el tabernáculo. Aquí se le señala como
finalidad el que sepan distinguir entre lo Santo y lo profano, lo puro hilo
impuro. Es evidente que tales de medidas se prohíben por lo que tienen de
perturbadoras del juicio.
Tenía, por lo tanto, tal prohibición un
carácter meramente negativo, qué tiende a remover inconvenientes. La otra
prohibición, en cambio, es más positiva. El cabello ha sido considerado como
una manifestación especial de la vida o como una parte del hombre especialmente
viva, ya que sigue creciendo aun en el cadáver. Esto ha hecho que el hombre
haya pensado en ofrecer a Dios el sacrificio del cabello como ha ofrecido el
sacrificio de la sangre, y para ello haya necesitado primeramente dejar crecer
el pelo durante un tiempo determinado, en el cual, como portador de un objeto
consagrado a Dios, era persona sagrada.
En Siria, los niños de uno y otro sexo
dejaban crecer sus cabellos hasta llegar a la pubertad, y en la ceremonia de la
iniciación seamos cortaban y los depositaban en ricos estuches en el santuario
la diosa. Cuando Asurbanipal subió al trono, consagró al culto a dos hermanos
suyos mediante la consola del cabello. Y quizá haya de relacionarse con estas
mismas ideas el voto que hacen algunos árabes de no cortarse el pelo hasta que
derrotasen completamente a sus enemigos.
El nazareo, entre los hebreos, dejaba
crecer su cabello durante todo el tiempo que duras el botón y, al expirar el
plazo, se presentaba en el templo y ofrecían de sacrificios: un cordero de un
año en holocausto, una oveja de un año en sacrificio expiatorio y un carnero sacrificio
pacífico. Inmediatamente se cortaba el cabello y lo echaban fuego en que ardía
el sacrificio pacífico. Era un momento solemne en que el nazareo parecía
asimilado los sacerdotes. Tomaba en sus propias manos las partes de la víctima
que habían de ser presentadas a Dios y por el sacerdote, y las entregaba a
este. Después celebraba el banquete sagrado y quedado exento de todas las
predicciones anteriores. Su voto o de nazareo había terminado.
Los nazareos son una institución israelita,
cuyo origen se pierden la antigüedad. Moisés la recogió la ley, pero debía
existir antes de el. Algunos, siguiendo a San Cirilo de Alejandría, han querido
asignarle un origen egipcio; pero todo lo que se puede demostrar es que también
en Egipto, como en siria, se ofrecía a veces a los dioses el sacrificio del
cabello, especialmente a llegar a la edad de la pubertad.
El nazareo se consideraba tan consagrado a
Dios que le exigía una pureza legal semejante a la del sumo sacerdote. Al igual
que éste no solamente no podía tocar un cadáver sin contraer una impureza, sino
que le impureza la contraía aunque el cadáver fuese el de su padre o el de su madre.
La ley no prevé en el caso de que un nazareo no observe las predicciones
inherentes a su voto. Solamente se considera posible el contacto inopinado y
fortuito o con un cadáver, y para este caso impone una sede purificaciones y el
comenzar de nuevo el tiempo de su nazareato. Lo demás se considera tan horrible
y tan antinatural como el que un profeta deje de profetizar (Am 2,11s).
La Biblia nos habla de algunos nazareos
célebres. Sansón fue Nazareo, ofrecido a Dios desde su nacimiento con voto
perpetuo, y Dios le asistió siempre dándole una fuerza hercúlea mientras
cumplió su voto; pero en el momento en que perdió sus cabellos de nazareo,
perdió también la protección de Dios y la fuerza (Jue 13-16).
A Samuel lo ofreció su Madre aun antes de
concebirlo cuando lo estaba pidiendo a Dios, y la Sagrada Escritura nos dice
que “el Señor estaba con el” (1 S am
3,19).
El
tercer nazareo perpetuo del que nos habla la Biblia de San Juan Bautista. Como
sansón y como Samuel, fue hijo de una mujer estéril, concedido por Dios como un
don extraordinario de él anunció el ángel que desde el seno de su Madre
estaría lleno del espíritu Santo (Lc 1,15), y Jesucristo o hizo el mayor
panegírico que se puede hacer. Tiene sobre Sansón la ventaja ante una villa
intachable, y sobrepasa al profeta Samuel por su misión de precursor, que
accede el “más que un profeta” (Mt 11,9).
Ayer a Jesucristo al mundo, toda la santidad
el ateo testamento se dio cita para recibirle. En toda su plenitud se manifestó
o amarilla. En las demás personas que rodearon a Cristo fue tomando matices
distintos. El Juan fue la santidad del nazareo.
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