COTOLAY EL NIÑO Y EL LOBO: A principios del siglo XIII, los caminos que conducen a Santiago se ven poblados de peregrinos de las más heterogéneas condiciones. Príncipes de lejanos países, nobles, humildes campesinos y artesanos deseosos de ganar el Jubileo. Entre ellos, tres frailes oran ante la tumba del Apóstol y reciben de Dios su primera revelación: la Orden Franciscana, pequeña y humilde, ha de fundar el primer convento en estas tierras. Para realizar la difícil tarea contarán con la ayuda de un chico llamado Cotolay
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