Edmundo Damicis escribió aquel libro de niños "ejemplares" llenos de valores.
También hoy los sigue habiendo...
El médico dijo que aquella rara enfermedad de Liza era mortalmente grave
y que la unica posibilidad de recuperación de aquella niña era
una transfusión de sangre de su hermanito que, por suerte,
había sobrevivido extrañamente a la misma enfermedad
por haber desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
Así que el médico explicó la situación al pequeñín
y le preguntó si estaría dispuesto
a donar su sangre a su hermana...
Vaciló sólo un momento, inspiró fuerte y respondió: "De acuerdo, lo haré si es para salvarla".
Manos a la obra, ya en la tranfusión, el chaval estaba en una cama junto a la de su hermana.
Sonrió al ver que el color volvía a las mejillas de Liza... Luego,
levantándo los ojos al médico,
le preguntó con voz temblorosa:
-¿Es ahora cuando empezaré a morirme?
En su inocencia, entendió que el médico le había pedido TODA su sangre.
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